Dossier de prensa Icnelia 2007

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Santapoleros en Nicaragua (II)

reportaje

Escenas nº 245 - Enero 2007

La ciudad de Bluefields y su entorno centran el segundo capítulo de esta crónica de la aventura vivida en Nicaragua por tres santapoleros miembros de la ONG Icnelia, que desarrolla proyectos de ayuda humanitaria en este país centroamericano. En la región del Atlántico Sur pudimos ser testigos de la encomiable labor misionera del padre Miguel Ángel García, que fue sacerdote en Santa Pola durante seis años y encontró en estas tierras una motivadora nueva forma de vida. JOSÉ JUAN LÓPEZ -

FOTOS: J.J. LOPEZ-AUGUSTO SOLER

El mes pasado acabábamos nuestro relato a bordo de una avioneta para recorrer en poco más de una hora los 360 kilómetros que separan Managua de Bluefields, la capital de la Región Autónoma del Atlántico Sur, al sureste del país, una gran extensión de alrededor de cinco veces la superficie de la provincia de Alicante, con una temperatura media anual de 27ºC, atravesada por tres grandes

ríos: Grande de Matagalpa, Kurinwás y Río Escondido, tierra de auténtica selva tropical. A bordo de la minúscula avioneta de doce plazas y con la compañía del padre Miguel Ángel y de mi compañero Augusto Soler, aterrizamos sobre las siete y media de la mañana en el aeropuerto de Bluefields. Borren de su mente el concepto de aeropuerto que se les viene a la imaginación, es más una parada de aviones con una diminuta pero coqueta terminal rodeada de vegetación. Era el recibimiento perfecto para empezar a asumir lo que nos esperaba. La zona caribeña de Nicaragua no tiene nada que ver con el resto del país. Es otro mundo. Estamos en la

Vista parcial de la ciudad de Bluefields y su bahía, que la separa del Mar Caribe

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única región que consiguió resistirse a los conquistadores españoles, refugio de piratas enemigos del imperio y de pueblos indígenas. En Bluefields se concentra una extraña mezcla de razas: negros descendientes de esclavos africanos, criollos, mestizos, tribus nativas (miskitos, ramas y sumos), de la misma forma que se mezclan los idiomas inglés y español. Es un ambiente más jamaicano, un auténtico “me estás estresando”. La separación con el resto de Nicaragua no sólo se nota en la gente y en las costumbres, sino también de forma física. Aunque parezca increíble, Bluefields se comunica por carretera con ningún sitio. Para llegar hasta aquí hay que tomar el avión


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Escenas nº 245 - Enero 2007

desde Managua o atravesar en canoa sobre sus cenizas, dejando para el (“panga” se llama aquí) los 91 presente un panorama de casas y kilómetros por el Río Escondido que cabañas con vivo colorido caribeño, la separan de Rama. Este aislamiento pero en general sin las endémico le hace mucho daño más elementapor las grandes les comodidadificultades de des. No existe comunicación agua corriente que genera. ni alcantarillado La ciudad (salvo las zanjas besa el mar en por la vía pública la laguna de por donde disBluefields, una curre de todo), especie de “Mar unas pocas caMenor” en el lles principales Caribe, un enestán asfaltadas torno natural y el resto son esmagnífico si trechos andenes no fuera por con viales de lo poco salubarro impractidable de las cables. aguas en ese tramo Sigue creciende costa. Si algún n B l u e f i e l d s do hacia las lomas día se pudiera la circundan, no existe agua que construir un paseo donde las familias c o r r i e n t e n i que llegan buscanmarítimo por su litoral y abrirlo al a l c a n t a r i l l a d o , do una mejor vida turismo, sería sin unas pocas calles construyen como duda un paraíso. pueden su hogar, principales están Pero la realidad como quien acames otra muy dis- a s f a l t a d a s y e l pa en medio de la tinta. En 1.988 resto son estrechos selva. Aquí existe el huracán Juana a n d e n e s c o n una gran insegudevastó la ciudad ridad jurídica con con vientos de 321 v i a l e s d e b a r r o la propiedad del impracticables kph, destruyendo suelo, el registro completamente de la propiedad es casas, infraestrucun caos inservible y turas y economía, dejando a miles de cada uno pone el huevo donde buepersonas sin hogar ni trabajo. namente puede, así que la ciudad se Lejos de construir una nueva ciu- expande sin el más mínimo control. dad, Bluefields se volvió a improvisar Sin embargo, su centro neurálgico

Construcción indiscriminada de casas de madera en uno de los barrios de expansión

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Las casas de Bluefields están pintadas con colores vivos que se mezclan con el verde

Al aprobar la primaria es costumbre firmar en las blusas de las estudiantes

es un hervidero de gente y actividad comercial. Encontramos algunas tiendas con un aspecto magnífico, un oscuro mercado variopinto, con puestos al exterior de pescado, frutas tropicales, comidas preparadas… El pescado y el marisco es aquí fuente de alimentación y trabajo, su economía depende de la pesca y la madera, así como el comercio interno con las comunidades de los ríos, que venden aquí sus productos. Nuestra llegada coincidió con el

fin del curso escolar. Por las calles del centro abundaban los grupos de niños y niñas con sus uniformes blanco y azul. Quienes aprobaron la primaria llevaban la camisa o blusa atiborrada con las firmas de sus compañeros y maestros, como un recuerdo que supliera nuestra consabida orla. Aquí no se ven hordas de chavales en los semáforos como en Managua (entre otras cosas porque no existe ni un semáforo), aunque muchos no están escolarizados y trabajan ayudando a sus familias.

Las vendedoras espantan las moscas del pescado en el exterior del mercado


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Escenas nº 245 - Enero 2007

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El “padrecito” Miguel Ángel García Martínez, riojano de nacimiento, se formó como cura en Santa Pola y compartió vivencias con nosotros durante seis años, hasta que llegó el momento de cumplir con su verdadera vocación misionera. En 1999 se marchó a Thailandia, y confiesa que aquella fue una experiencia muy gratificante que disfrutó a pesar de las diferencias de cultura e idioma. No obstante, a los seis meses fue destinado a Nicaragua, donde comenzaría una nueva vida no exenta de dificultades.

Así llego a la ciudad de Bluefields, donde se encontró solo y con una situación en la que estaba todo por hacer. Se hizo cargo de la parroquia de San Mateo, uno de los barrios desfavorecidos de Bluefields, con elevados índices de pobreza y un importante

desarraigo familiar. Su misión abarca no solo este barrio, sino alrededor de treinta comunidades en plena selva, que visita varias veces a lo largo del año a pesar de lo complicado del desplazamiento, en canoa por los ríos y en mula por el interior.

Compartiendo asamblea con campesinos de la comunidad de Santa Fe. Arriba, confirmación de varios jóvenes de Santa Fe.

José Juan López, el padre Israel, Óscar, el padre Miguel Ángel, José Miguel Zaragoza y Augusto Soler con parte del material entregado en Bluefields

Aquello no fue fácil, reconoce que necesitó un gran esfuerzo de fe para no tirar la toalla. Las condiciones de vida aquí son a veces insoportables para los que venimos del primer mundo. La lista de carencias se hace interminable: alimentación demasiado básica –arroz, frijoles y poco más-, sanidad casi inexistente –los pocos medicamentos que hay son carísimos-, altos índices de violación infantil, familias rotas, desesperanza y conformismo en la gente, una clase política y funcionarial corrupta… No obstante, el “padrecito” –como allí le llaman- fue ganándose el favor de sus gentes y hoy por hoy podemos atestiguar que es muy querido. Se trata de un verdadero misionero de vocación, de los de pisar barro, no de los de despacho. Y eso la gente lo agradece. Junto a la pequeña iglesia del barrio de San Mateo se encuentra la casa, hecha

totalmente de obra, todo un lujo aquí. Allí conviven con él el padre Israel y Óscar, un joven seminarista con una infancia poco dulce, pero con un futuro esperanzador, de ese tipo de personas que está siempre presto a echar una mano en lo que haga falta. Nuestro viaje por las comunidades reafirmó la convicción de que Miguel Ángel es feliz aquí, que disfruta con su misión, que tiene la capacidad para ser líder espiritual e inculcar a los nicaragüenses valores que muchos creían haber perdido. Pocos días después de que regresáramos a España, el obispo de Bluefields encargó al padre Miguel Ángel que se hiciera cargo de la catedral de la ciudad, en la que ya vive desde principios de año con su equipo. Una nueva responsabilidad que, sin embargo, no le desvía de su verdadero objetivo con los más necesitados.


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Los andenes de Bluefields

Justo es reconocer que Bluefields tiene un encanto especial, conserva ese color y alegría caribeños, y su entorno natural es espectacular. Es una ciudad bulliciosa y activa, pero a la vez encierra enormes bolsas de pobreza. Augusto y yo empezamos a vivir el verdadero Bluefields cuando Óscar nos acompañó desde la casa parroquial a la vivienda que iba a ser nuestra morada durante los días que permaneceríamos allí.

Ese corto trayecto no lo hicimos recorriendo la calle asfaltada, sino que, a propósito, nos condujo a través de los andenes, esas calles secundarias formadas por un estrecho andén de cemento bordeado a ambos lados por modestas casas que han ido ganando terreno a la selva. El entorno es un auténtico vergel, pero la mano del hombre ha ido moldeándolo según sus necesidades. Lo surcan mugrientos arroyos que suplen al inexistente alcantarillado. Aguas fecales y basura se acumulan por doquier generando toda clase de potenciales enfermedades. Mejor no tocarla. En la casa nos recibe Francisco, el único hijo de los dueños que sigue en el hogar familiar. Sus padres están en el hospital y su habitación está libre para que la invadamos. Es una vivienda ciertamente digna, bien cuidada. En ella se hospedan dos personas más, alquilar habitaciones es una forma de poder sobrevivir. Tenemos luz eléctrica, teléfono, dos cómodas camas y la suerte de que no hace el calor habitual. Lógicamente, no hay agua corriente, pero en el coqueto jardín disponemos de un pozo

de agua fresca. Si lo pensamos fríamente, no hace tantas décadas que en Santa Pola dejamos de utilizar los pozos que había en cada planta baja. Incluso en algunas casas de campo todavía echan mano de ellos. Así que no nos fue demasiado complicado asearnos a base de cubos de agua. Hasta tenía su encanto. El despertar a eso de las cinco de la mañana –a esas horas empieza a salir el sol- es idílico. Miles de aves tropicales y unos cuantos gallos que no descansan te sirven de despertador. Aquí vale la pena madrugar y echar unas fotos de cómo despierta la ciudad. En un momento determinado, la gente empieza a sacar desechos de sus casas. La basura orgánica se suele quemar en la calle, mientras que el resto va destinado al servicio de recogida municipal. Un camión de caja abierta donado por el Ayuntamiento de Girona –hermanado con Bluefields- va recorriendo las calles. Dos empleados van lanzando basura desde el suelo y otros dos, encima del montón, lo van depositando y devolviendo los cubos vacíos.

Varias imágenes de los andenes en el barrio de San Mateo


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Escenas nº 245 - Enero 2007

Los niños son un encanto. Mezclan la timidez normal de su edad con una inusitada madurez. ¡Qué remedio les queda! Son modelos perfectos para fotos de exposición. Eso sí, siempre que no se den cuenta de que tu objetivo les enfoca. Se muestran serios cuando posan y ríen justo cuando has acabado de disparar. Así que el truco es repetirla un segundo después para pillarlos desprevenidos. Aquí las niñas alcanzan muy pronto su edad de madurez. A los trece o catorce años ya son carne de cañón. En el mejor de los casos desposan con un chico y en poco tiempo se convierten en mujeres abandonadas a su suerte, con dos o tres hijos que cuidar y con un marido que ha volado en busca de carne más fresca. Es habitual encontrar casas con diez o doce chavales de cuatro padres distintos, todos

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desaparecidos en combate. Da la impresión de que se pierde una generación de mujeres: no es normal ver –como aquí- a las jóvenes de 18 o 20 años en pleno esplendor femenino. Pasamos sin término medio de la niña presumida a la mujer adulta y abandonada, sin más ambición que sacar a sus hijos adelante. Y es cierto que en Nicaragua la economía familiar se basa en la mujer. El exceso de ociosidad por la escasez del trabajo provoca en los hombres la tragedia del alcoholismo. Como dice la canción, “tomar y tomar” (aquí al beber se le dice “tomar”) es el deporte nacional, y no se concibe tomar sin emborracharse. De esta forma, las violaciones de niñas e incluso niños son el pan nuestro de cada día. No solo por los padrastros, también por los padres naturales.


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Escenas nº 245 - Enero 2007

Entregamos la pieza del emisor a Arturo Valdez, director de Radio Zinica

Alexis, Óscar y el padre Miguel Ángel en directo con su programa de radio

Zinica: la radio en estado puro En la Región del Atlántico Sur la radio es un verdadero servicio público indispensable para la comunicación entre las comunidades de los ríos, y muchas veces la única forma de contacto entre familias. Radio Zinica es la emisora más veterana de la región y en sus 27 años de existencia se ha convertido en una verdadera escuela de periodistas bajo la dirección del Profesor Arturo Valdez, toda una institución en Bluefields.

Radio Zinica fue fundada en 1979 y desde 1980 está dirigida por Arturo Valdez Robleto. Maestro de educación primaria, fue corresponsal del diario La Prensa en Bluefields antes de hacerse cargo de Zinica: “Trabajar aquí es como seguir de maestro enseñándoles a los jóvenes y al pueblo. En estos 27 años hemos formado una buena parte de los periodistas y técnicos que trabajan en otras radios, ha sido una radio-escuela en la región y es una satisfacción para nosotros”. El día a día en la emisora es complicado por la precariedad de medios con la que se trabaja, según reconoce Valdez: “cuando la radio se funda en el 79 y hasta el 90 tenía un presupuesto asignado del Gobierno, pero desde entonces nos tenemos que financiar sólo con la propaganda. Se trabaja mejor porque no hay compromiso político con nadie, pero es difícil porque aquí en la región no hay una cultura en

los dueños de negocios de que si se anuncian pueden vender más, lo ven como darnos una ayuda”. Zinica la forman ahora “15 personas que cobran un pequeño salario y 7 voluntarios, emitimos 18 horas y media al día, desde las cuatro de la mañana hasta las diez y media de la noche”, y ofrecen una programación multiétnica para poder llegar a todas las etnias que habitan la región: “emitimos programa infantil, juvenil, en inglés, en miskito, programas dirigidos al campesino, al ama de casa… Es una aventura, a diario hay algo nuevo en la radio, es lo que lo hace más excitante”, reconoce el Profesor Valdez. Para Icnelia ha supuesto una gran satisfacción poder mejorar las condiciones técnicas de Radio Zinica para que pueda llegar a un mayor número de oyentes. Antes de nuestro viaje, recibimos la petición de conseguir una pieza para el emisor que permitiría duplicar

Freddy en la cabina de control de la emisora de Bluefields

su potencia y llegar a comunidades más alejadas de Bluefields. Gracias a la colaboración de Rafael Cascales y Francisco Cremades, hicimos entrega a Arturo Valdez de la codiciada pieza, casi en desuso en nuestro país, pero que teniendo en cuenta los medios técnicos con que se trabaja en Nicaragua, resultó perfecta para duplicar la potencia de Radio Zinica. “Se lo agradecemos de todo corazón –es el mensaje de Arturo Valdez-, esto viene a ayudarnos mucho porque aquí es difícil conseguir repuestos de esta naturaleza, eso es lo que hacemos, agradecerles y vivir de los hermanos que nos visitan para poder seguir sonando y que la radio pueda seguir brindando toda la información a sus oyentes”. Navegando con Cristo

Uno de esos voluntarios que nombrábamos es el padre Miguel Ángel, que cada sábado por la noche se sienta

frente a los micrófonos de Radio Zinica para transmitir a los ciudadanos de Bluefields y las comunidades de los ríos el mensaje del evangelio a través de su programa “Navegando con Cristo”. Aquel día, junto a sus colaboradores Óscar y Alexis, y con Freddy en el control, pudimos dirigirnos a la audiencia de Radio Zinica para dar a conocer el trabajo de Icnelia en Nicaragua. Son muchas las cartas de oyentes que reciben y son leídas en directo, mensajes entrañables de amistad e incluso recados entre familiares o amigos que no tienen otra forma de comunicarse. Incluso Miguel Ángel anunciaba el viaje que iniciaríamos al día siguiente: “con nuestros amigos de España partiremos hacia la comunidad de La Aurora para compartir unas horas con los maestros allí reunidos. Necesitaremos cuatro bestias para, al día siguiente, visitar la comunidad de Santa Fe para las confirmas de nuestros jóvenes”.

Los estudios de la radio entán en la calle más comercial de la ciudad





Santapoleros en Nicaragua (III)

Reportaje

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Escenas nº 246 - Febrero 2007

La huella santapolera en Kukra Hill JOSÉ JUAN LÓPEZ

FOTOS: J.J. LÓPEZ-AUGUSTO SOLER

Uno de los municipios con mayor índice de pobreza de la costa atlántica sur de Nicaragua es Kukra Hill. Sin embargo, algo está cambiando. A diferencia de lo que sucede en Bluefields, hasta allí sí llega el camino que lo comunica con la zona oeste del país. En agosto de 2006 se acabó de construir un camino rural de 75 kilómetros que une Kukra Hill con El Rama, una ciudad a orillas del río Escondido que tiene una relativamente buena comunicación con el departamento de Chontales, junto al lago Nicaragua. Y ya se sabe que donde llega la carretera, es más fácil que llegue la riqueza.

Los bluefileños piensan que en pocos años Kukra Hill (se pronuncia “kukara”) les superará como cabecera de la provincia si siguen en esta situación de incomunicación por tierra con el resto del país. Y quizá no les falte razón. A eso de las ocho de la mañana esperábamos Augusto y yo en el puerto de Bluefields la llegada de la panga que nos trasladaría a Kukra a través de la bahía por la que desemboca el río Escondido. Nos acompañaba Argelio, un amable nativo de la comunidad que el día anterior nos había presentado el padre Miguel Ángel. Argelio es delegado de la palabra en Kukra Hill, es la mano derecha del sacerdote y sustituto en su ausencia. Nadie mejor que él para conocer bien el pueblo. A las ocho de la mañana ya hace un calor pegajoso en el embarcadero. En una sala de espera con bancos de madera y una televisión esperan unas veinte personas, que se avituallan con bebidas frescas y algo de comer en la pequeña tienda que atiende una señora de mediana edad con cara y aspecto de felicidad. Llega la panga, una lancha de fibra de vidrio de unos

seis metros de eslora con un poderoso motor fuera borda de doscientos caballos. Aunque vamos apretujados en los asientos de madera, nos hacen colocarnos un chaleco salvavidas. No sabemos si entenderlo como una señal de desarrollo o como un “más vale prevenir”. Comenzamos nuestro recorrido por la bahía de Bluefields en dirección norte y el fuera borda muestra su fuerza, la proa casi ni toca el agua y el viento sobre nuestras caras llega a proporcionar una agradable sensación de frescura. Conforme avanzamos y se cierra la bahía adentrándonos en el río Escondido, las orillas se vuelven más frondosas de salvaje vegetación. Después de más de media hora de camino, la panga atraca en un embarcadero de madera techado y pisamos por fin Kukra Hill. El nombre tiene su origen en los pobladores de esta zona, los indios Kukras, un pueblo pacífico que se vio asediado por los miskitos, aliados de los piratas y bucaneros europeos, la mayoría terminaron como esclavos y prácticamente se extinguió su raza hacia el siglo XVIII, siendo repoblada la zona por mestizos y criollos. Ahora viven allí alrededor de once mil personas tanto en el área urbana como en la zona rural.


Reportaje

El viaje desde Bluefields hasta Kukra Hill se realiza atravesando la bahía y la Laguna Grande

Las calles en algunos barrios de Kukra son impracticables si no se camina por los andenes

Le duele, pero nos brinda su mejor sonrisa que destaca en un frondoso prado es la El bullicio dominical casa que acaba de construirse Argelio. Desde el puerto hasta el centro del para la foto. Faltaría más. Al llegar al pueblo se nota bullicio: A cincuenta metros vemos un coqueto pueblo hay un buen trecho a pie con un camino de cemento en construcción. Lo es domingo pero hay mucha actividad. edificio: es la iglesia católica de San recorremos con tranquilidad atendiendo Llegan camiones transportando mate- Juan Bautista de La Salle, donde el padre a las indicaciones de Argelio, que nos riales desde El Rama y algún vendedor Miguel Ángel oficia misa en sus visitas. Al muestra un antiguo ingenio de azúcar ambulante que ofrece un auténtico lado, una pequeña casa de obra recién que daba trabajo a los lugareños en supermercado con ruedas. Las calles son restaurada con dinero recaudado en Santa Pola a través de tiempos pasados. Nos llama l llegar al pueblo se nota bullicio: es los festivales de la Junta Mayor de Cofradías. la atención una domingo pero hay mucha actividad. Llegan Dispone de una sala choza de madera camiones transportando materiales desde cuadrada de unos doce con vivos colores y un cartel El Rama y algún vendedor ambulante que ofrece metros que sirve como oficina y confesionario, que reza: “Bienun auténtico supermercado con ruedas una pequeña habitación venidos al bar para el cura y un cuarto Aquí Me Quedo, de aseo, se han puesto ofreciéndole code tierra y a veces es difícil transitar por el ventanas y rejas, y se ha cerrado con un mida costeña (rondón)”. A medio camino barro. Un grupo de niños y niñas juegan techo de chapa de cinc. entramos a ver el centro de salud, una lanzándose al río desde un puente. Uno Al otro lado de la iglesia, Argelio nos modesta instalación en la que no abundan de ellos limpia una flamante moto, no le muestra un pozo que también es fruto de ni los medicamentos, ni los médicos. Una debe ir mal a su familia. la solidaridad de los santapoleros. No me niña de siete años espera con su padre puedo resistir a darme un improvisado que la atiendan. Tiene un brazo roto a Iglesia de San Juan Bautista consecuencia de una caída de su caballo. Al otro lado del puente, lo primero remojón con “agua de Santa Pola”. ¡Qué

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Un vendedor ambulante trae en su camioneta toda clase de productos

Escenas nº 246 - Febrero 2007


Reportaje

Escenas nº 246 - Febrero 2007

Iglesia de San Juan Bautista de La Salle en Kukra Hill. A la izquierda vemos la casa que ha sido reconstruida con dinero enviado por los santapoleros

bien sienta con ese calor! Al lado hay un espacio importante que ya tiene un uso futuro. Uno de los proyectos que maneja nuestra ONG Icnelia es la construcción de un centro de formación para los maestros que ejercen en las comunidades de la zona, y ése es el lugar ideal para levantarlo. Continuamos andando por el modesto barrio, los niños nos salen al paso esperando una foto para la posteridad. Visitamos a un anciano enfermo para trasladarle saludos del padre Miguel Ángel, y nos sentimos como en casa cuando nos encontramos con un joven

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l lado de la iglesia, donde el padre Miguel Ángel oficia misa en sus visitas, hay una pequeña casa de obra recién restaurada con dinero recaudado en Santa Pola a través de los festivales de la Junta Mayor de Cofradías seminarista que conocimos en Managua y nos presentó a su familia. La gente aquí se queja especialmente de la falta de trabajo, de las desatenciones médicas que sufren por la escasez de medicamentos y su precio imposible, por las pocas oportunidades de futuro que tienen sus

hijos. Y estamos en una comunidad relativamente próspera. Las plantaciones de palma africana de una compañía norteamericana dan empleo a muchos habitantes de por aquí, es una vasta extensión que ha sido totalmente talada de árboles, pero hay

que comer. Junto a los campos se ha formado un barrio de trabajadores con casas de cemento de buen aspecto. En la cruz de la moneda se encuentra don Belisario, un anciano de más de noventa años al que le han tenido que cortar una pierna y anda como puede con muletas, pero ni él ni su mujer pueden ya siquiera cultivar su sustento, no reciben ninguna ayuda y se encuentran desamparados en su oscura barraca de madera. El patio del recreo Volviendo hacia el centro encontramos una pista de baloncesto donde los

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La casa parroquial alberga en su interior esta sala, una pequeña habitación y un aseo

Este pozo de agua refrescante también fue construido con dinero de Santa Pola


Reportaje

El colegio de Kukra Hill, del que vemos una vista parcial, tiene varias unidades de primaria y secundaria, además de un espectacular “patio de recreo”

Centro de salud de Kukra Hill

Interior de una de las aulas

niños juegan, un improvisado estadio de béisbol –el deporte nacional- y, a continuación, el colegio. Aquí encontramos varias unidades de primaria y secundaria en aulas de obra, si las comparamos con los colegios de la selva podríamos decir que da gusto estudiar aquí, pero si nos imaginamos nuestros medios, volvemos a la cruda realidad. Lo que sí es envidiable es el patio del recreo: un inmenso jardín verde que ya lo quisieron nuestras escuelas. El pueblo tiene su Casa de Cultura, su emisora de radio y hasta encontramos una oficina de la ONG Ayuda en Acción.

Nuestro periplo por Kukra Hill terminó a mediodía en una casa de comidas. Miguel Ángel ya se había encargado de avisar a la dueña para que nos atendiera bien, y a ciencia cierta que lo hizo sirviéndonos un guiso de pollo al vino que fue de lo mejorcito que comimos en Nicaragua. ¿Y se imaginan que veíamos por televisión mientras comíamos? ¡El Valencia-Real Madrid en directo! El segundo canal de la televisión nacional retransmite todas las semanas los mejores partidos de fútbol de la liga española. ¡Era absolutamente surrealista estar viendo a Raúl y Cañizares en medio de la selva!

Los mayores se encuentran totalmente desprotegidos ante las enfermedades

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Los niños de Kukra Hill se divierten con cualquier cosa

Escenas nº 246 - Febrero 2007


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Escenas nยบ 246 - Febrero 2007

Postales desde Kukra Hill

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Reportaje

Varios colegios entregan Icnelia muestra la realidad a la ONG Icnelia el dinero de Nicaragua a través de de los concursos navideños charlas en los colegios

Los cuatro colegios donaron unos ochocientos euros a la ONG

Los colegios Cervantes, Azorín, Joanot Martorell y José Garnero hicieron entrega a la ONG santapolera Icnelia de los premios económicos que recibieron por su participación en los concursos de navidad que organiza el Ayuntamiento de la villa. La donación de estos cuatro centros escolares ronda los ochocientos euros, y es la primera vez que se destina a una organización no gubernamental de Santa Pola. El acto se realizó el pasado 7 de febrero en el salón de plenos del Ayuntamiento, donde los escolares estuvieron acompañados por la alcaldesa en funciones, Cándida Agulló, el concejal de Educación, Tomás Martínez, y representantes de la ONG Icnelia, a quienes los alumnos de cada centro fueron entregando las aportaciones económicas. Candi Agulló resaltó la importancia de este acto altruista: “es necesario

que los profesores, directores y padres vayamos formando a los más pequeños en aspectos humanitarios, solidarios y de ayuda a los necesitados”, manifestó que con actos como éste “Santa Pola vuelve a demostrar que es un pueblo que se caracteriza por tener un espíritu abierto y solidario” y ha animado a los directores y profesores de los colegios a que sigan manteniendo actuaciones “tan ejemplarizantes” como esta. Por su parte, José Miguel Zaragoza, como presidente de Icnelia, agradeció este detalle a los colegios y anunció que ese dinero, así como otras aportaciones que pueda recibir la ONG, irá destinado a proyectos que se están desarrollando en Nicaragua, entre los cuales destaca la construcción de varias escuelas, la creación de dispensarios médicos en las comunidades de la selva y la mejora de un asilo de ancianos.

Un momento de la charla realizada en el colegio Cervantes

La ONG santapolera ha realizado ya varias charlas en los colegios Cervantes y Alonai, en las que miembros activos de la organización que estuvieron en Nicaragua el pasado mes de noviembre, intentan transmitir a los escolares la situación que pudieron conocer en el país más pobre de Centroamérica. Con el apoyo de un audiovisual basado en las fotografías realizadas allí, muestran a los alumnos las condiciones de vida de los niños nicaragüenses, los grandes problemas de escolarización y de salud pública, las costumbres del país, los alimentos habituales, las condiciones de las viviendas tanto en las ciudades como en la selva… Posteriormente se abre un turno de preguntas en el que los niños y niñas intentan conocer más detalles sobre lo que han visto, demostrando un espíritu solidario que es el principal objetivo de

estas actividades, en las que se pretende que tomen conciencia de los problemas que sufren los niños de otros lugares del mundo y aprendan a valorar lo que nosotros disfrutamos en nuestra sociedad. En próximas fechas, Icnelia iniciará una campaña de concienciación que llevará por colegios e institutos de la localidad, así como a otros colectivos y centros públicos, que constará de charlas, exposición fotográfica, la proyección de un documental grabado en Nicaragua y una serie de actividades y talleres para diversas edades.

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Escenas nº 246 - Febrero 2007


Santapoleros en Nicaragua (IV)

Reportaje

Escenas nº 247 - Marzo 2007

Viaje al corazón de la selva JOSÉ JUAN LÓPEZ

FOTOS: J.J. LÓPEZ + AUGUSTO SOLER

L o que hasta el momento habíamos vivido en Nicaragua podíamos considerarlo ya como el viaje de nuestras vidas. La amalgama de sensaciones experimentadas en seis intensos días rebasaba con creces nuestras expectativas, era difícil pedirle más. Sin embargo, lo mejor estaba todavía por llegar. Adentrarse en la selva Caribe iba a suponer un viaje a otro mundo dentro del otro mundo que estábamos conociendo y del que ya nos habíamos enamorado hasta las trancas.

Dejábamos a nuestros lectores objetos que se iban a quedar para los de en el capítulo anterior regresando allí. La ONG santapolera ya empezaba desde la comunidad de Kukra a sentar sus bases en Centroamérica. Hill, donde tuvimos nuestro primer Desde entonces, en tono jocoso, en contacto auténtico con los magnos Nicaragua nos llaman los icnelianos. Minutos después desembarcábamos ríos nicas y con la húmeda selva tropical. De vuelta a Bluefields, el en la casa parroquial de San Mateo con padre Miguel Ángel nos esperaba los maletones, después de un día intenso para trasladarnos a la terminal para Augusto y para mí en Kukra Hill, y aérea, a la que de un momento a otro no menos para José Miguel tras unas llegaría nuestro compañero José Miguel cuantas horitas de vuelo. Fue esa la Zaragoza, que se unía a Augusto y a mí tarde que aprovechamos para entregar al en esta primera incursión de Icnelia en el padre Miguel Ángel nuestro modesto carcorazón de Nicaragua. gamento solidario, que comenzaba con Imagíun maletón nense si de medicau e s t r o c a r g a m e n t o mentos báda alegría recibir allí, solidario comenzaba sicos, algo en el otro c o n u n m a l e t ó n d e tan impresextremo del cindible y, a mundo, a medicamentos básicos, algo tan la vez, tan otro santa- imprescindible y, a la vez, tan inalcanzapolero bable en aquel inalcanzable en aquel país jándose de país. la avioneta Gracias de La Costeña. José Miguel aterrizaba a la colaboración desinteresada de la con un verdadero cargamento de maletas, farmacia Francisco Canales Mira y de no porque sea un tipo coqueto y portase Construcciones El Pinche, conseguimos un traje para cada ocasión, sino porque reunir una buena cantidad de cajas de traía consigo un sinfín de productos y aspirina, gelocatil, antibióticos y otros pro-

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Comunidad de La Aurora, poblado a orillas del río Kukra River perteneciente al municipio de Bluefields


Reportaje

Entrega al padre Miguel Ángel del dinero recaudado por la Junta Mayor de Cofradías

ductos más específicos, en total seis mil unidades de medicamentos destinados a un dispensario médico social gestionado por el padre Miguel Ángel y la doctora Manuela Rodríguez. Llevar medicamentos a Nicaragua es una de las apuestas más seguras de que la ayuda humanitaria se va a utilizar con buen fin, aunque no resulta sencillo atravesar los controles aduaneros de los aeropuertos, especialmente el de la escala en Miami, excesivamente farragoso con los trámites y minado de problemas. Sin embargo, allí tuvimos la gran suerte de contar con la inestimable colaboración del sargento Jorge López, policía de origen cubano y máximo responsable del Distrito del Aeropuerto de la MDPD (Miami Dade Police Department). Jorge, amigo personal y profesional de nuestro Jefe de la Policía Local y a la vez presidente de Icnelia, fue nuestro anfitrión durante la corta escala en Miami y artífice de las facilidades con las que nos encontramos. El deporte une los mundos El siguiente paquete en deshacer te-

nía un carácter más lúdico e iba destinado a los chavalos de Bluefields. Gracias a la colaboración de la Peña Madridista y del Santa Pola Club de Fútbol, trajimos varios balones de reglamento y equipaciones para vestir a varios equipos del deporte

En Miami junto al sargento Jorge López, jefe de la Policía del Aeropuerto

cuyas simuladas porterías los chavalos habían pintado los nombres de sus dos equipos sobre un intenso fondo amarillo: Brasil y Real Madrid. La tercera fase del complicado desembalaje de las maletas de José Miguel

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cnelia entregó al padre Miguel Ángel García dos cheques que plasmaban en dólares la solidaridad de todos los santapoleros, canalizada por la Junta Mayor de Cofradías a través de su ya tradicional festival “Proyecto Humano Nicaragua” que se celebra cada agosto rey, que en este país no lo es tanto, siempre a la sombra del béisbol por el obligado influjo norteamericano en la primera mitad del siglo XX. Aún así, como pasa en el lugar más remoto del mundo, los niños corren descalzos por el monte dándole patadas a una pelota hecha de trapos y atada con bolsas de plástico. También quedó en nuestra retina la decoración de una pista deportiva de cemento en uno de los barrios más modestos de Bluefields en

Icnelia entregó seis mil unidades de medicamentos para un dispensario médico social

traía elementos para facilitar la labor a los baquianos, los verdaderos conocedores de cada palmo de los caminos que cruzan la selva, acompañantes y guías en las expediciones entre comunidades, y que son como nuestros ángeles de la guarda. Para facilitar su tarea les hicimos entrega de unos prácticos chubasqueros, modernas mochilas y linternas de cabeza. A buen seguro que nos pagaron con creces nuestro detalle, como más adelante

explicaremos. Por último, y gracias al fluido contacto de José Miguel Zaragoza con la Asociación de Policías Hispanos de USA, con sede en Miami –algunos de ellos de origen nicaragüense-, recibió una importante colaboración de este colectivo con la donación de un lote de material escolar compuesto por libros de texto en castellano, libretas, lápices, colores, etc. Festival solidario Como colofón, y muy por encima de la modesta ayuda que Icnelia llevó pocos meses después de su puesta en marcha, José Miguel era portador de dos cheques que plasmaban la solidaridad de todos los santapoleros, canalizada por la Junta Mayor de Cofradías a través de su festival “Proyecto Humano Nicaragua” que se celebra cada mes de agosto y otras aportaciones de empresas y particulares. La cantidad recaudada se entregó al padre Miguel Ángel para su administración y reparto. Era el colofón de un largo día que pedía cama y descanso antes de emprender nuestra siguiente aventura.

Con el material de expedición junto al padre Israel, Óscar y el padre Miguel Ángel

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Escenas nº 247 - Marzo 2007


Reportaje

Escenas nº 247 - Marzo 2007

La travesía de los piratas

Modestas casas y embarcaderos de madera sobre la bahía de Bluefields

Con las primeras luces del alba, y tras un reparador desayuno, emprendimos la marcha hasta uno de los embarcaderos de Bluefields, donde entre la algarabía propia de un lunes de mañanita nos esperaba Francisco para patronear una pequeña panga (es como se denomina allí a estas pequeñas lanchas de fibra de vidrio con un motor fueraborda) que nos llevaría a nuestro siguiente destino: la comunidad de La Aurora, también conocida como San Pancho, a orillas del río Kukra River. Un viaje de esas características requería el mínimo equipaje, apenas una mochila con una muda, las imprescindibles botas de agua y chubasquero, alguna bolsita de avellanas que viajaron con nosotros desde Santa Pola y, por supuesto, un nada desdeñable acopio de cámaras, objetivos, baterías, tarjetas de memoria y cintas de video. A eso de las siete de la mañana, hora a la que ya no es temprano por esos

lares, la inmensa bahía de Bluefields parecía una balsa de aceite surcada por la proa de la panga. Conforme nos alejábamos de la costa, aparecía ante nosotros otra imagen de la ciudad, lo que se ve desde el mar. Las modestas

N

avegando en dirección sur paralelos a la costa, empezamos a divisar un paisaje que no distaría mucho del que los piratas de hace cuatro siglos se encontraron en estas mismas aguas casetas de madera sustentadas sobre pantalanes que ganan espacio al mar se reflejaban como en un espejo, un humilde primer plano sobre un fondo paradisíaco formado por palmeras y enormes árboles tropicales. Te imaginas entonces cómo sería un Bluefields limpio y organizado bajo ese maravilloso entorno. Navegando en dirección sur para-

La expedición de Icnelia bordea la costa Caribe a bordo de la panga

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lelos a la costa, la torre de control del aeropuerto marca el confín de la ciudad y empezamos a divisar un paisaje que no distaría mucho del que los piratas de hace cuatro siglos se encontraron en estas mismas aguas. Desde principios

del siglo XVII, Bluefields se convirtió en un puerto amigo para los piratas ingleses, franceses y holandeses que solían frecuentar esta zona en busca de botín. Precisamente el nombre de la ciudad se dice que proviene del pirata holandés Blauveldt, que llegó para quedarse en 1602. La línea de costa es purita selva. En

este tramo no hay playas de arena. La frondosa vegetación salta incluso por encima de la tierra para besar el mar. De vez en cuando, algún pequeño cabo se adentra mostrando un acantilado de tierra rojiza totalmente cubierto de masa arbórea. En nuestro trayecto nos vamos cruzando con modestas embarcaciones de madera con una sola vela, tripuladas por hombres de aspecto indígena. Y no están ahí por casualidad. No muy lejos de la ciudad, y frente a la desembocadura del río Kukra, existe una pequeña isla de 4 ha. de superficie conocida como Rama Cay. En ella pervive uno de los escasos asentamientos de la etnia rama, una de las que sobreviven de la época precolombina junto con los mayangnas o sumus y los miskitos, éstos en mayor número. En el cayo conviven en sus casas de madera cubiertas con hoja de palma alrededor de 800 ramas, cuya economía se basa casi exclusivamente en la pesca.

El transporte fluvial es la única comunicación posible con las comunidades del interior


Reportaje

Descubridores río adentro

Dos vistas del río Kukra River: a la izquierda, su desembocadura a la bahía de Bluefields; a la derecha, los árboles van cubriendo el río en zonas más estrechas de su cauce

Antes de llegar a la isla, divisamos a nuestra derecha cómo la espectacular masa vegetal se abre por momentos y deja pasar una amplia lámina de agua por la que juguetean cientos de aves, como dándonos la bienvenida. Se trata de la desembocadura del río Kukra River, nuestra vía de paso para llegar a las comunidades de destino. Aunque para nosotros asemeja de una amplitud impresionante, no es ni por asomo de los ríos más grandes del Caribe nica, pero acostumbrados a los que conocemos en España… Conforme la panga se adentra río arriba, uno comienza a imaginarse cómo se sentirían Cristóbal Colón y sus hombres cuando en 1502 pisaron por primera vez las costas de Nicaragua, justamente en el Cabo Gracias a Dios, actual frontera con Honduras. Ciertamente, si no fuese por el ruido del fueraborda no habría mucha diferencia entre este paisaje y el de hace exactamente 504 años. A ambas riberas

del Kukra se alza una densa explosión de vegetación tropical, interrumpida únicamente por deforestaciones puntuales causadas por algún asentamiento o plantación, como la comunidad de San Sebastián, el área protegida Cerro Silva o proyectos agrícolas de desarrollo autosostenible llevados a cabo entre la ONG local Raíces Solidarias y la catalana Desos Opción Solidaria. Es habitual cruzarse con otras pequeñas embarcaciones abarrotadas y con la línea de flotación por debajo del agua, que transportan no sólo personas, sino también todo tipo de material. El río es la única vía de comunicación entre Bluefields y las comunidades, de forma que para aprovisionarse de víveres o materiales las familias se tienen que desplazar en pangas, lo mismo para vender en el mercado de la ciudad los productos que cultivan en sus huertos o los animales que con esmero y paciencia alimentan para autoconsumo y para

ganarse unos pesos. En la pequeña comunidad de Santa Eliza, donde el río ya comienza a estrecharse, hacemos un alto en el camino para estirar las piernas. A escasos metros del improvisado embarcadero encontramos la escuela tipo de estos asentamientos: una pequeña construcción pintada en azul y blanco de unos 60 m2 de tipo minifalda, es decir, con base de cemento, zócalo de bloques de hormigón culminado por una pared de madera y techo de chapa de zinc. Por suerte, nos encontramos con la señora que vive en la casa cercana y se hace cargo del mantenimiento de la escuelita, y que por supuesto conoce al padre. El curso escolar acaba de finalizar hace una semana escasa, pero podemos ver el aula por dentro. Dos puertas y cuatro ventanas la iluminan y ventilan, pero dentro llama la atención su miserable equipamiento. Una veintena de pupitres amontonados en un extremo aportan mayor sensación de vacío en un aula en la que únicamente encontramos una pequeña mesa para el maestro, una minúscula pizarra y una estantería casi vacía con apenas una decena de libros y cuadernos. En el exterior, se añade a las instalaciones una modesta letrina de cemento y cinc. No es la peor

escuela que vamos a encontrar por la zona. Una inscripción de letra infantil en la pared nos despide con un mensaje de esperanza: “de los niños del mundo siempre amigo”. Seguimos nuestro trayecto hacia San Pancho y el cauce del Kukra River se va cubriendo por momentos de una espesa cubierta vegetal que, al estrecharse, forman los manglares que nos encierran a un lado y a otro, mientras nos reciben las primeras lluvias de la jornada. Aunque viajamos en la estación seca, en estas zonas de la selva suele llover abundantemente, aunque a rachas. En condiciones normales, la cantidad de agua que cae aquí reventaría nuestros pluviómetros. Si en la provincia de Alicante se recogen anualmente una media de 336 litros, por aquí la cifra está en torno a los ¡¡cinco mil litros!! Ahora vemos con mayor detalle la cantidad de aves acuáticas, anfibios y otros animales que pueblan las aguas. En algunos remansos nos cruzamos con mujeres lavando la ropa sobre las piedras del río –por cierto consiguen un blanco inmaculado- a la antigua usanza, o con niños cuidando del chancho –se llama así al cerdo-, un verdadero seguro de vida para la alimentación y las finanzas de las familias modestas.

A lo largo del curso del río encontramos casas aisladas en sus orillas

Vistas interior y exterior de una de las escuelas tipo en las comunidades 25

Escenas nº 247 - Marzo 2007


Reportaje

Escenas nº 247 - Marzo 2007

Bienvenidos a San Pancho Después de más de cuatro horas sentados a bordo de la panga, a lo lejos divisamos ya el puente colgante que nos anuncia que llegamos a la comunidad de La Aurora o San Pancho, nuestra primera parada y fonda en la selva nicaragüense. La Aurora pertenece a la comarca de San Francisco, en el municipio de Bluefields. Es el poblado más grande de la zona sur con una población de unos 2.500 habitantes, creado a principios de los años noventa una vez concluida la guerra en Nicaragua. En un pequeño embarcadero de cemento, un grupo de niños y niñas juegan bajo la fina lluvia y se mojan más todavía saltando a las cálidas aguas del Kukra. Al desembarcar comenzó a correr

por nuestras venas una sensación no experimentada hasta ese momento. Nos encontrábamos en una comunidad relativamente grande, ideal para comprender el estilo de vida de sus habitantes. Casas

L

a comunidad de La Aurora o San Pancho es el poblado más grande de la zona sur con una población de 2.500 habitantes, creado a principios de los años noventa una vez concluida la guerra en Nicaragua de madera en su gran mayoría, calles bordeadas por un andén de cemento pero impracticables en toda su extensión por el efecto de las lluvias y el surco que va horadando en el centro.

Niñas de educación primaria tras recoger sus notas de fin de curso

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Aquí la gente se desplaza andando o a lomos de caballos o mulas. No existen los vehículos a motor. ¿Se imaginan un pueblo sin coches ni motos, en el que se escuchan con nitidez las conversaciones

de la gente, el canto de los pájaros, el pisar de los caballos, el sonido al fondo del río? Verdaderamente idílico. En ese momento te planteas seriamente si vale la pena traer hasta aquí el progreso y

romper este encanto natural. Pero cuando enumeras las grandes carencias en salud, alimentación, educación, comunicaciones, etc., comprendes que es necesario. Aquí es donde entra en escena la palabra de moda en nuestros tiempos: sostenibilidad. El complicado equilibrio entre la ciencia y la humanidad, entre lo artificial y lo natural. Con sus pros y con sus contras. La escuela de maestros Después de caminar un largo trecho por el andén llegamos a una construcción de obra que destaca sobre el resto por su solidez. Es el Centro de Capacitación para maestros rurales recientemente levantado con ayuda de Manos Unidas

El caballo es el medio de transporte por tierra. No existen los vehículos a motor.


Reportaje

Centro de Capacitación para maestros rurales en La Aurora

y la Diputación de Sevilla, y en el que también se ha invertido dinero procedente de la ayuda humanitaria de Santa Pola, concretamente en la instalación eléctrica y en una tarima de madera para el salón de actos. Pastoralmente esta zona pertenece a la Parroquia de Los Ríos, que depende de la Iglesia Católica de Bluefields y coordina el padre Miguel Ángel. En estas comunidades donde no llega el Ministerio de Educación, es la Iglesia quien lleva adelante el proyecto educativo de los niños y niñas, construye las escuelas y contrata a los maestros llamados “empíricos”, gente de las comunidades sin estudios superiores, incluso algunos

de ellos todavía terminando primaria y a la vez transmitiendo sus conocimientos. Son un verdadero ejemplo de voluntad de ayuda a los suyos. Para la formación continua de estos

Mujeres lavando la ropa en el río

donde se imparten las clases, las oficinas y habitaciones de los dos técnicos de educación, un comedor y, junto a él, una cocina de leña. El segundo está ocupado por los dos grandes dormitorios comunes

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l Centro de Capacitación para maestros rurales se construyó recientemente con ayuda de Manos Unidas y la Diputación de Sevilla, y en el que también se ha invertido dinero procedente de Santa Pola maestros rurales se creó el Centro de Capacitación, que consta de dos pabellones. El primero alberga un gran salón

con literas, uno para hombres y otro para mujeres. En el exterior se construyeron letrinas y un pozo de donde se extrae

el agua tanto para cocinar como para el aseo personal. Tuvimos la suerte de que coincidiera nuestra estancia en San Pancho con una reunión de todos los maestros de las comunidades de la Parroquia de Los Ríos, que cerraban el curso escolar y compartían sus experiencias con el resto de compañeros, a la vez que aprovechaban para recibir formación técnica de cara al próximo curso. Fue muy interesante lo que estos hombres y mujeres nos transmitieron sobre las dificultades de su trabajo. Tanto que, por su interés como reflejo de la vida en las comunidades, lo dejaremos para el capítulo siguiente.

Los atardeceres son un verdadero espectáculo natural en la selva tropical de Nicaragua

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Escenas nº 247 - Marzo 2007





Santapoleros en Nicaragua (V)

Reportaje

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Un día en comunidad JOSÉ JUAN LÓPEZ

FOTOS: J.J. LÓPEZ + AUGUSTO SOLER

Nuestra p r i m e r a jornada en la selva nos permitió convivir con los colonos de la comunidad de San Pancho, conocer su forma de vida, su trabajo, su cultura, las condiciones en que sobreviven, sus expectativas, sus necesidades... Pero también nos regaló la posibilidad de disfrutar en primera persona de la naturaleza más explosiva que hemos conocido. Ese verde intenso y frondoso, esa tierra roja y húmeda, esa lluvia que te despierta de noche y deseas que no cese nunca.

Después de casi cuatro horas y asustados. de idílica navegación en panga por El padre, rompiendo el hielo con su la Bahía de Bluefields y remontando habitual actitud campechana, les saludó el curso del Kukra River, dimos con y nos presentó formalmente como miemnuestros huesos en el Centro de bros de la ONG Icnelia. Les habíamos Capacitación para maestros rurales interrumpido en el momento en que se en la comunidad de La Aurora o San disponían a comer, hecho que aprovechó Pancho, donde casualmente se nuestro anfitrión para bendecir la mesa encontraban los maestros de todas y los alimentos, como es preceptivo. las escuelas del entorno en su reunión de Tiempo habría después para conversar final de curso. con todos ellos. Después de descargar nuestros A nuestra entrada en aquel amplio salón de paredes de celosía y rejas sin bártulos, pudimos por fin sentarnos en el cristales –para favorecer la ventilación ne- comedor del centro a recuperar fuerzas. Nos acomcesaria en pañaba tierras tan nuestra entrada en aquel Absalón, el calurosasamplio salón de paredes líder y resvolvimos a constatar de celosía y rejas sin p o n s a b l e espiritual de el carácter cristales, volvimos a constatar la comunitímido por naturaleza el carácter tímido por naturaleza dad de San Pancho, de los nide los nicas mano derecas. No sé cha aquí del si por respeto al padre Miguel Ángel o por el padre Miguel Ángel y verdadero prototipo susto que les provocamos los tres icne- del colono de las comunidades selváticas: lianos mojados, cansados, despeinados fuerte, fibroso, hacendoso, responsable y cargados mochila al hombro, aquellos y, lo más importante, buen conocedor hombres y mujeres, jóvenes en su ma- de las gentes y los caminos de estas yoría, nos recibieron entre sorprendidos complicadas tierras.

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Reportaje

Un grupo de maestros rurales reunidos en el Centro de Capacitación de La Aurora se disponen a comer tras nuestra llegada a la comunidad

Guiso de pollo y yuca Absalón es el responsable del centro de capacitación, junto a su mujer y sus dos hijas. Ella es la que se encarga de la cocina, de alimentar a los huéspedes cuando hay aquí reuniones. Y como era de esperar viendo los antecedentes, nos tenía preparado un almuerzo especial, de los que no se comen aquí todos los días. Ese sabroso guiso de pollo y yuca sabía a gloria, ¡qué reparador después de una intensa jornada de viaje! En nuestro grupo había tres niveles de estómago. Por un lado estaban el padre y Augusto, que son de los que se lo acaban todo como buenos chicos, y si aquí existiera el pan de trigo lo rebañarían con las últimas gotas de caldo ¡Menudo saque tienen! Luego está el de José Miguel, que no es que coma poco, pero es más de pizza y bocata, no le gusta mucho experimentar. Y por último está el mío, que sí me gusta experimentar y probarlo todo, pero que tiene una capacidad limitada. No se imaginan lo mal que me sabía dejarme comida en el plato, sabiendo que estaba recibiendo una verdadera ofrenda gastronómica de nuestros anfitriones. Tanta agua y tan poco aprovechada Con los estómagos llenos y agrade-

cidos, nos sorprendió gratamente una impresionante tromba de agua que, por primera vez en nuestra expedición, nos demostró cómo llueve en Nicaragua. Estamos en la estación seca, pero no importa, en la selva sigue lloviendo. En esta época la lluvia no es continua, cae en chaparrones aislados, pero verdaderamente intensos. ¡Qué ruido tan ensordecedor provoca el agua al caer sobre la tierra! Y entonces piensas: ¡qué mal aprovechada está! Es surrealista el hecho de que, en una zona donde llueve quince veces lo que se recoge en la provincia de Alicante, la gente dependa de los pozos para beber. Aquí no existen canalizaciones de agua potable, y mucho menos alcantarillado. Pero no sólo hablo de las comunidades, es que en la ciudad de Bluefields, con más habitantes que Santa Pola, tampoco han sido capaces de crear una red de tuberías para abastecer a las viviendas. Ni a las más modestas, ni a las más lujosas. El que puede se instala en el tejado un depósito para recoger el agua de lluvia, pero la mayoría de los habitantes tienen que echar mano de los pozos públicos. Es uno de los grandes desatinos de este país.

Absalón, líder de la comunidad de La Aurora, junto a su familia

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Un reconfortante guiso de pollo y yuca

Escenas nº 247 - Marzo 2007


Reportaje

Escenas nº 247 - Marzo 2007

Atardecer en San Pancho

En Nicaragua los días son tan largos que te da tiempo a todo. Después de un corto pero reconfortante descanso, a media tarde iniciamos junto a Absalón y al padre Miguel Ángel un paseo por las ¿calles? de San Pancho. Suerte que los andenes ayudan a caminar sobre suelo

firme, porque hay lugares por los que se hace bastante difícil transitar si no es a lomos de una bestia, es puritito monte. Y si, encima, uno no es precisamente lo que se dice un portento físico, la verdad es que acaba el día no sabiendo muy bien si lo que le sostiene son las piernas

o el corazón. La luz a estas horas es increíblemente intensa, el verde resplandece por doquier sobre el azul ahora limpio del cielo. Los niños juegan aquí con cualquier cosa y no paran de reír. Se les ve saludables, es lo que tiene la vida al aire libre. Sin embargo,

Con los cooperantes de la ONG catalana Desos Opció Solidaria

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cualquier accidente o enfermedad puede ser su sentencia. Es el tributo a pagar por la lejanía de los centros médicos, escasos y poco dotados de medicamentos. Catalanes en la selva Llegamos a una casa de madera pintada de blanco y verde. Allí nos reciben un grupo de cooperantes de la ONG catalana Desos Opció Solidaria, que lleva quince años trabajando en esta zona junto a la asociación local Raíces Solidarias, y a cuyos responsables conocimos en una reunión previa en Bluefields. Son todos estudiantes de la Universidad Politécnica de Barcelona y durante tres meses vienen como voluntarios para desarrollar proyectos agrícolas con los colonos. Seguimos cuesta abajo hacia el río y nos detenemos en una casa del grupo de cuarenta hogares de madera que se construyeron hace unos años gracias a la cooperación española. Allí conversamos con su propietario, un carpintero que nos confiesa que cada vez es más difícil conseguir madera. La tala indiscriminada de bosques para convertir sus tierras en pastos o en plantaciones de caña es uno de los grandes problemas medioambientales de Nicaragua, y parece que el Estado está endureciendo las condiciones. Ya es hora.


Reportaje

Fútbol en estado natural

El deporte nacional de Nicaragua es el béisbol, pero los niños juegan mucho al fútbol. Es más fácil, no hacen falta bates, ni bases, ni pelotas. Para el balompié basta simplemente eso: un balón (hecho con lo que sea) y un pie. Aunque sea descalzo. La escuela Kukra River consta de cinco pabellones de obra y alguna pequeña construcción auxiliar. Una placa a su entrada nos dice que fue financiado en 1999 por el Banco Interamericano de Desarrollo durante el mandato del presidente Arnoldo Alemán. En el centro de

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n una jugada de filigrana se le quedó el dedo gordo del pie derecho metido en una de las juntas de la pista de cemento, abriéndose una brecha de la que sangraba. No se crean que salió el masajista. Siguieron jugando como si nada. un gran patio natural hay una explanada de cemento que se utiliza como pista deportiva. Con unos troncos finos se han improvisado sendas porterías y un grupo de chavales está jugando al fútbol.

Aquí no usan botas de tacos, ni deportivos Nike, ni siquiera zapatillas de La Tórtola… Ni falta que les hace. A pelo. Con los pies desnudos sobre el cemento. Los que somos viciosos del

fútbol no podemos evitar quedarnos mirando cuando los chavales juegan. Y mucho menos cuando lo hacen en estas condiciones. Uno de ellos, al que llamábamos “el Ronaldinho Nica”, parecía el más habilidoso con el esférico. En una jugada de filigrana se le quedó el dedo gordo del pie derecho metido en una de las juntas de la pista de cemento, abriéndose una brecha de la que sangraba. No se crean que salió el masajista. Siguieron jugando como si nada. Lo celebramos haciéndonos una foto de equipo.

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Reportaje

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Reportaje

Anochece sobre el puente

Acabamos nuestro paseo por la comunidad de La Aurora bajando hasta el mismo cauce del río Kukra River, donde destaca la silueta pintada de verde de una bonita iglesia, una de las más antiguas de la zona. Junto a ella, un puente de madera a unos quince metros de altura conecta las dos riberas. Ver esconderse el sol desde allí fue uno de los momentos más inolvidables del viaje. Todo el verde selvático se tiñó de un rojizo intenso que quitaba la respiración. Era una buena forma de acabar el día. De vuelta a nuestros aposentos, cena ligera y tertulia bajo el porche tomando

el fresco hasta las nueve de la noche, momento en que se desconecta el fluido eléctrico del generador. Había que descansar, pues la jornada siguiente iba

En ese momento, Augusto y yo tomamos una de esas decisiones de las que nunca nos arrepentiremos. Desafiando a los zancudos (mosquitos)

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l silencio de la selva por la noche es impresionante, sólo roto por los sonidos de los animales. Las estrellas brillan como en ningún otro sitio, eso de la contaminación lumínica es aquí un imposible a ser dura. Nos esperaba un trayecto de más de cuatro horas por la selva a lomos de las bestias.

y a la oscuridad, optamos por dormir a la intemperie en hamacas, dejando al padrecito y a José Miguel los dos catres

de la habitación. Dicho y hecho. El silencio de la selva por la noche es impresionante, sólo roto por los sonidos de los animales. Las estrellas brillan como en ningún otro sitio, eso de la contaminación lumínica es aquí un imposible. A eso de la medianoche, una impresionante tromba de agua nos sorprendió durante el sueño. Imagínense, estimados lectores, en medio de la selva, colgado en una hamaca y cubierto por un techo de cinc, solo con la naturaleza, bajo un manto de lluvia estruendoso… Les aseguro que no me importó no volver a conciliar el sueño.

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Escenas nº 247 - Marzo 2007


Molinillo Solidario El Campeonato Europeo de Fórmula Windsurfing no sólo será el mayor evento deportivo internacional celebrado en Santa Pola, sino que mostrará la cara más solidaria de nuestra villa a través de la campaña del ““Molinillo Solidario”. ”. El objetivo de esta iniciativa del Club Windsurf Santa Pola y la ONGD Icnelia es recaudar fondos para financiar la construcción de una escuela rural en la selva de Nicaragua que llevará el nombre de “Colegio Virgen de Loreto Santa Pola”. El molinillo simboliza el esperado viento que garantizará el éxito del campeonato y la fuerza para llevar a buen fin este ambicioso proyecto. Las cinco mil unidades que se pondrán a la venta han sido elaboradas artesanalmente por alumnos de diversos centros dependientes de la concejalía de Servicios Sociales y la Agencia de Desarrollo Local, así como asociaciones sin ánimo de lucro y colectivos sociales de la localidad. La aportación simbólica por el molinillo de viento será de 1€, y se podrá adquirir durante la semana del campeonato, del 23 al 28 de abril, en el stand que la ONGD Icnelia tendrá en el recinto del evento en Gran Playa, y en el que, además, ofrecerá información sobre la organización y sus actividades de desarrollo en Nicaragua, entre ellas el proyecto “Padrino de mi Colegio”, con el que pretenden construir seis escuelas de primaria en comunidades de la selva de este país centroamericano. Icnelia y el Club Windsurf Santa Pola quieren mostrar su agradecimiento a todas las personas y entidades que colaboran en este ambicioso proyecto solidario, a través del cual se va a mejorar en gran medida las condiciones educativas y sociales de varias comunidades de la Región Autónoma del Atlántico Sur de Nicaragua, país centroamericano donde la ONG santapolera desarrolla sus proyectos de cooperación internacional.

Molinillo Cero

Para captar aportaciones de personas o entidades que no puedan desplazarse hasta el campeonato, o deseen realizar una donación más importante mediante ingreso o transferencia, se ha establecido el llamado “Molinillo Molinillo Cero” con la apertura de una cuenta en la oficina de La Caixa en la calle del Muelle de Santa Pola. La cuenta habilitada para tal fin es la siguiente:

2 1 0 0 1539 2100 1 5 3 9 94 9 4 0200125961 0 2 0 0 1 2 5 961

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Santapoleros en Nicaragua (VI)

Reportaje

Escenas nº 249 - Mayo 2007

Cruzando la selva hasta Santa Fe JOSÉ JUAN LÓPEZ

FOTOS: J.J. LÓPEZ + AUGUSTO SOLER

Nos levantamos con las primeras luces del alba después de haber pasado nuestra primera noche salvaje, colgados en hamacas y disfrutando del impactante sonido de la naturaleza. Cierto es que poco pude dormir, quizá por la excitación lógica del momento, quizá por el zumbido de los zancudos (mosquitos) revoloteando alrededor, quizá por esa lluvia estruendosa, quizá por la falta de costumbre de dormir envuelto en lona… Pero de verdad que no me importó en absoluto. Después de un desayuno a base de tortas de maíz, crema de leche, queso y ese café tan distinto al de cada día en Capricho o en Piraña -sigo sin asumir por qué cultivando tan buen café lo tienen que

aguar tanto, será cuestión de costumbres, afuera nos esperaba Absalón con las bestias preparadas para iniciar nuestro viaje a través de la selva en dirección a la pequeña comunidad de Santa Fe. La expedición la formábamos el padre Miguel Ángel, los tres icnelianos y Absalón, acompañados a pie por dos jóvenes baquianos –se llama así a los guías que nos conducen por los caminos a través de la selva tropical-. Henry es un chavalo de Santa Fe que no sumará más de quince años, pero su físico parece estar hecho a prueba de bombas, desde luego no se pasa sentado ocho horas en una oficina. Aquí los niños se hacen pronto hombres. Le acompaña otro amigo todavía más joven, y serán nuestra brújula a través de los montes.

Nuestro último destino en la visita a Nicaragua nos llevaría a la comunidad de Santa Fe, un pequeño rincón en la selva Caribe a cuatro horas y media en mula desde San Pancho. Un recorrido duro pero extremadamente placentero, o que con una carretera hubiera supuesto una experiencia única en el un viaje de apenas veinte minutos se iba a corazón de la selva que nos convertir en una ruta de cuatro horas y media llevaría hasta los más profundos a lomos de verdaderas máquinas de subir y bajar sentimientos humanos, los que pendientes embarradas nos regalaron las gentes de Santa Fe.

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Augusto, el padre Miguel Ángel y Absalón durante un pequeño descanso en el recorrido por la selva tropical nicaragüense


Reportaje

A lomos de las bestias Mi única experiencia montado en un cuadrúpedo se reduce a una tarde hace casi veinte años en la que un amigo me invitó a sentarme a la grupa de una yegua. Apenas media hora de vuelo. Con esos precedentes y con la escasa movilidad de mis caderas, reconozco que para mí fue un suplicio desde el mismo instante en que tuve que montar esa terca mula y conseguir ajustar la silla y los estribos a una posición lo menos incómoda posible. Pero estaba dispuesto a cualquier cosa por vivir esa aventura. Así que comenzamos a cabalgar un recorrido que todavía los novatos no imaginábamos. Lo que con una carretera hubiera supuesto un viaje de apenas veinte minutos se iba a convertir en una ruta de cuatro horas y media a lomos de verdaderas máquinas de subir y bajar pendientes embarradas. Salimos de San Pancho con paso animoso, el día estaba cubierto pero no amenazaba lluvia, y a esas horas

tempranas el calor no hacía mella. Aquí los caminos eran amplios y relativamente llanos, mas pronto empezaría mi cursillo acelerado de doma de mula. Había un detalle que te hacía olvidar cualquier dolor: estábamos cruzando la selva por su corazón, contemplando paisajes en los que la mano del hombre todavía no ha hecho mella, de una belleza inusitada. El verde era tan intenso que se clavaba en la retina, escuchando tan solo el golpe de las herraduras sobre la tierra y el cantar de las aves. Sólo por eso valía la pena. A la vez sufríamos una sensación preocupante. Grandes áreas aparecían totalmente deforestadas por efecto de la explotación de los bosques para la industria maderera, que en las últimas décadas ha causado un gran expolio en toda la zona Caribe de Nicaragua. Algunas de esas zonas se reconvierten en pastos para el ganado o campos de maíz.

Los tres cooperantes de la ONG santapolera Icnelia

La subida y bajada de pendientes era constante durante la expedición

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Los senderos se hacían impracticables en algunos tramos por la acumulación de barro en las vaguadas

Escenas nº 249 - Mayo 2007


Reportaje

Escenas nº 249 - Mayo 2007

Más terca que una mula

Los baquianos hacen una labor de guía y acompañamiento impagable, sin ellos sería imposible poder orientarse por los caminos de la selva

En esa expedición nos convencimos de que el turismo de aventura era realmente lo que estábamos haciendo. Parecía increíble cómo las bestias eran capaces de llevarnos a través de senderos impracticables con unas pendientes dignas de la montaña rusa más inclinada, atravesar vaguadas en las que el barro les llegaba hasta la panza. En algunos puntos tuvimos que bajarnos porque no podían salir del lodo con nuestro peso. Y si ellas no podían salir… ¡Imagínense nosotros! Había momentos en los que las botas de hule que calzábamos eran engullidas por el barro y no había forma humana de sacar los pies de allí. También me sirvió para comprobar que el dicho “eres más terca que una

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mula” tenía todo el sentido del mundo. Entre mi inexperiencia como jinete y el espíritu independiente de mi bestia, por momentos me llevaba por donde ella quería, como si se hubiese transformado de mula a mujer. Transitando por estrechos senderos en los que los baquianos abrían el paso a machetazos, mi mula se acercaba tanto a la maleza que las ramas altas comenzaron a estrellarse contra mi cara. Las primeras pegaban y pasaban. Las siguientes me iban arrastrando contra el sentido de la marcha. Primero voló la gorra, a renglón seguido mis gafas, luego era mi cuerpo el que tomaba una inclinación de noventa grados hacia atrás, a punto de dar con mis huesos en el suelo y con los pies enganchados en los

estribos sin poder ni siquiera caer libre… Hasta que la mano salvadora de Absalón sujetó la mula y devolvió mi maltrecho cuerpo a su posición natural. No sé qué hubiera pasado sin su ayuda. Posiblemente el animal me hubiera arrastrado por media selva sin hacerme ni puñetero caso. Debe ser que mis gritos coléricos hacia la mula despertaron la atención de nuestro guía y pudo actual raudo y veloz. Por suerte sólo fueron mis maltrechas gafas las que sufrieron heridas de guerra, curadas en Óptica Prisma ya de vuelta a casa. La serpiente sale a recibirnos La segunda anécdota de la expedición no es menos peligrosa. Cruzábamos un pequeño río por un paso de

apenas un metro de anchura, rodeados a derecha, izquierda y por arriba de densa vegetación tropical. Aprovechábamos el momento mágico para dejar constancia de él, yo castigando la tarjeta de memoria de mi Canon y Augusto fulminando cintas mini DV con la cámara de video. De repente, un grito nos alerta a todos. El padre Miguel Ángel acababa de pasar junto a una serpiente y Absalón dio la voz de atención. Henry nos hizo parar mientras su compañero, con todo el sigilo del mundo, se liaba a machetazos contra el suelo. Instantes después alzaba su trofeo de guerra de más de metro y medio de longitud: era una barbamarilla, según ellos una de las serpientes más peligrosas que se pueden encontrar por allí.


Reportaje

Con la piel de gallina

Después de más de cuatro horas de camino, con la lluvia arreciando por momentos, los cuerpos empezaban a notar el esfuerzo. De repente, Miguel Ángel nos hace fijarnos en unas construcciones de madera colina abajo. Era la comunidad de Santa Fe. Estábamos a apenas quinientos metros de nuestra meta. Ahora entiendo el porqué de la alfombra roja que el Club de Atletismo coloca en el tramo final de la media maratón. El ver tu objetivo tan cerca te regala fuerzas de flaqueza que no sabes de dónde sacas. A lo lejos divisamos un grupo de personas que parecen esperarnos. Conforme nos acercamos, con la

ropa de agua empapada y las gafas empañadas, creemos escuchar música,

me pone la piel de gallina con solo recordarlo.

N

o nos daban las gracias por ayudarles, por hacerles un colegio o por llevarles medicamentos, no. Nos las daban por el simple hecho de haber hecho el esfuerzo de llegar hasta allí para conocerles. Humanidad en estado puro pero no acertamos a comprender hasta que llegamos más cerca. Entonces nos reciben una veintena de adultos y niños cantando una melodía de bienvenida bajo los sones de una guitarra. Se

Cuando conseguimos descabalgar, unos en mejores condiciones que otros, recibimos el agasajo sincero de las gentes de Santa Fe. Tuvimos la impresión de que nos daban la bienvenida como

si fuésemos los descubridores de hace cinco siglos. A los tres visitantes, José Miguel, Augusto y yo, nos obsequiaron con tres maravillosas coronas de hojas verdes y flores rojas. No les puedo negar que alguna lagrimilla se deslizó por mi mejilla, pero las gotas de lluvia la disimulaban. Como moraleja me quedo con la frase de uno de los hombres de la comunidad: “gracias por venir a vernos”. No nos daban las gracias por ayudarles, por hacerles un colegio o por llevarles medicamentos, no. Nos las daban por el simple hecho de haber hecho el esfuerzo de llegar hasta allí para conocerles. Humanidad en estado puro.

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El centro de reunión de los colonos de la comunidad de Santa Fe. De izquierda a derecha se observan la cocina y comedor, la caseta dormitorio y la modesta capilla

Escenas nº 249 - Mayo 2007


Santapoleros en Nicaragua (VII)

Reportaje

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Escenas nº 249 - Mayo 2007

La cruda realidad de las comunidades JOSÉ JUAN LÓPEZ

FOTOS: J.J. LÓPEZ + AUGUSTO SOLER

Mientras el padre Miguel Ángel hacía los preparativos para la confirmación de los jóvenes de la comunidad, Augusto, José Miguel y yo departíamos con Absalón, nuestro acompañante desde San Pancho, y algunos campesinos de Santa Fe, sobre cómo se podría mejorar el nivel de vida de las familias. -Aquí en Nicaragua, y especialmente en las comunidades, las familias carecemos de un apoyo económico, y una manera primordial es conseguir la leche y la cuajada, que es lo que siempre se compra, y la única manera es que a las familias más pobres se les pudiera financiar una vaca parida, que son las que ya tienen un ternero, para ordeñarla y cuajar la leche. Posteriormente podría ser como

un fondo revolvente: cuando desteta el ternero, se vende el chiquito y la vaca vieja le queda a la familia siempre, por eso se llama un fondo revolvente. Podría ser una manera de organizarse y poder trabajar con los más pobres. -¿Y cuánto costaría una vaca? -Ahorita anda en siete u ocho mil pesos, dependiendo el lugar donde se compre, incluso hay lugares donde se puede comprar por seis mil (al cambio, unos 250 euros), como en la zona de El Rama. Para traerlas es más fácil desde El Rama o desde la Guinea, por tierra tardaríamos en traerlas hasta San Pancho un día o día y medio. -La leche cuajada, ¿sería para consumo familiar o también para su venta? -Si hablamos de una vaca, para

Conocer de primera mano la problemática de las comunidades de la selva de Nicaragua era uno de nuestros objetivos, saber cómo en un futuro podemos ayudarles a desarrollarse social y económicamente. Nuestra visita a la comunidad de Santa Fe nos permitió compartir unas horas ara los campesinos de la selva de con sus habitantes, gente modesta, Nicaragua, tener una vaca supone normalmente campesinos que tras disponer de leche y queso para el la guerra de los ochenta vinieron consumo familiar. Si además puede parir algún a repoblar estas inmensas áreas ternero, es poco menos que un seguro de vida de selva tropical con una bajísima que pueden aprovechar en caso de necesidad densidad de población.

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Reportaje

Conociendo su situación de primera mano Los miembros de la junta directiva de la comunidad de Santa Fe nos hicieron partícipes de los problemas más acuciantes que sufren

consumo de la familia, porque para poder vender queso ya tiene que partir de diez, y se podría comerciar en San Pancho o en Nación, que está a unas siete horas de acá. Todo lo que se produce, aquí se vende en las comunidades. -¿Qué productos suelen producir ustedes aquí en Santa Fe? -Trigo, maiz, yuca, y el que tenga vacas, también queso. -¿Sería una buena opción comerciar con terneros? -Claro que sí, a eso lo llamamos “hacer repasto”, porque cuando desteta se tiene un tiempo de unos dos años para que se desarrolle y luego se vende. Si uno tiene el pasto, no cuesta mucho mantenerlo y se saca un buen dinero. -¿En cuánto se puede vender ese

ternero? -Esto depende del cuido, si el cuido es bueno, se está vendiendo ahorita en seis mil pesos. -¿Qué otros animales se podrían criar? -Por ejemplo cerdo y gallina, pero da menos ingresos, la res es con la que el campesino puede tener mayor beneficio. Con la junta directiva A última hora de la tarde, tuvimos la oportunidad de reunirnos con los miembros de la junta directiva de Santa Fe, los hombres que de alguna forma organizan la vida en comunidad. El padre Miguel Ángel nos refrendaba la conversación anterior con sus palabras:

“aquí tener ganado es un signo de que la familia tiene al menos unos mínimos, ya no sólo para que puedan ordeñar, que para la lecha, la cuajada, el queso, es bueno para la familia y los niños, sino que a veces también el ganado, ante una enfermedad, sabemos que uno puede echar mano de un ternerito y comprar los medicamentos o salir a La Guinea o a Managua. Entonces es como una prenda, como su banco”. Uno de los colonos de Santa Fe nos decía que “viendo el proyecto de ganado, aquí hay posibilidades de que aumente, como dice el padre es un banquito que tenemos y que puede ir creciendo. Preguntaban cuántas familias hay en la comunidad que no tienen ni una sola res, y son cinco. El resto tendremos una, dos o tres, pero eso no quiere decir que seamos ricos…” Las palabras de uno de ellos comenzaron a situarnos en la problemática que estas gentes tienen con una escuela que resulta un lugar poco idóneo para la educación de sus hijos: “una cosa es que le cuenten allá en su país, y otra es ver la realidad aquí en la comunidad. Tenemos una escuela que hace tiempo se construyó con el esfuerzo de los padres de familia, pero hemos estado

abandonados por el Gobierno y el resto de organismos. Ahora que vienen ustedes, nosotros les exponemos que, viendo la situación, pudieran darnos para esa escuela el material o la construcción de minifalda, algo más amplio que tenga talle de escuela, porque ni para gallinero sirve tal y como está, mucho calor, se te ahogan los pollos. La otra situación es el agua que necesitamos para la escuela, habría que hacer un pozo y una bomba para poder sacar el agua”. El maestro Faustino Gómez Gómez es un joven que trabaja como maestro en la escuela de Santa Fe, contratado por el Ministerio de Educación: “este año tenía veinticinco niños, ya que por las condiciones de los papás, no les prestan las facilidades para comprar el uniforme y a veces la distancia influye también, están muy largos y no permite que los niños pequeños vengan a la escuela”. El maestro reconoce que “hace falta mucho material, no está completo, nos hace falta pizarra, borrador, material didáctico, textos, láminas, cosas que facilitan al niño su aprendizaje. Como decían, la escuela no está en buen estado y no es el mejor ambiente para los niños”.

Escenas nº 249 - Mayo 2007

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Reportaje

Escenas nº 249 - Mayo 2007

Las gentes de la comunidad abarrotan la capilla para asistir a la confirmación de siete de sus jóvenes

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Reportaje

Fotógrafos sin fronteras Hacinados en la pequeña capilla de madera, la comunidad de Santa Fe se reúne para celebrar la confirmación de siete jóvenes, cuatro chicos y tres chicas. Lógicamente, los miembros de Icnelia despertamos curiosidad en todos ellos y nos es imposible pasar desapercibidos, y mucho más esgrimiendo nuestras cámaras de foto y video que plasmaron aquel momento. Finalizada la ceremonia, hicimos algo así como de “fotógrafos sin fronteras”. No es nada habitual por estos lares la tecnología, aunque algunas familias portaban pequeñas cámaras de fotos analógicas. El mundo digital

era una novedad para todos ellos y la sorpresa era mayúscula cuando, instantes después de disparar, podían verse reflejados en el visor de la

una foto, pero poco a poco se fueron soltando y, tengo que reconocerlo, disfruté casi más que ellos convirtiéndome en el notario visual de aquella celebra-

E

l mundo de la fotografía digital era una novedad para todos ellos y la sorpresa era mayúscula cuando, instantes después de disparar, podían verse reflejados en el visor de la cámara cámara. Al principio la timidez les frenaba a la hora de pedirnos que les hiciéramos

ción. Más de un centenar de fotografías que no hace mucho les hemos hecho llegar positivadas en papel a través de

Miguel Ángel, que nos confesaba que estaban locos por recibirlas. Poco hay más gratificante para un reportero gráfico que plasmar la sonrisa de los niños. Y pueden estar seguros de que aquella tarde inmortalizamos a la práctica totalidad de los que en no mucho tiempo serán los hombres y mujeres de Santa Fe, espero que con una vida mejor que la que sus padres han tenido que lidiar. Vestidos con sus mejores galas, sus caras ya son una parte inseparable de la joven historia de Icnelia. Y qué mejor homenaje que publicarlas en estas páginas.

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Escenas nº 249 - Mayo 2007


Santapoleros en Nicaragua (VIII)

Reportaje

Escenas nº 251 - Julio 2007

Granada: la Gran Sultana de Nicaragua JOSÉ JUAN LÓPEZ FOTOS: J.J. LÓPEZ AUGUSTO SOLER INTUR (INSTITUTO TURÍSTICO DE NICARAGUA)

Francisco Hernández de Córdoba la fundó en el año 1524 asentándola junto a un poblado indígena, en plena conquista española de las tierras de Centroamérica, y desde entonces destacó por su intensa actividad comercial, económica y política. La historia de Granada está salpicada de vicisitudes que, por suerte para los contemporáneos, no lograron nunca acabar con ella a pesar de los intentos. Su situación estratégica la convirtió en objetivo habitual de los piratas y filibusteros ingleses en el s. XVII, que la asaltaron y quemaron en varias ocasiones, y de politiqueos en centurias posteriores

que no la dejaron mejor parada. Durante un largo período rivalizó por la capitalidad del país con León, dependiendo del color del gobierno que mandara, hasta que en 1852 se tomó la decisión salomónica de declarar capital a Managua, equidistante de ambas ciudades coloniales. La Granada del siglo XXI cuenta más de cien mil habitantes y es, sin duda, uno de los grandes atractivos turísticos de Nicaragua, la población más cosmopolita de la nación y la mejor preparada para recibir al visitante. Como dicen los granadinos, “Nicaragua es Granada, lo demás es monte…”

Aprovechando las fechas estivales por las que cruzamos irremisiblemente –unos para disfrutar de sus vacaciones, otros para trabajar aún más si cabe-, pensamos que sería interesante continuar esta serie sobre Nicaragua en julio y agosto invitándoles a conocer este país desde otro punto de vista, con los ojos del viajero, que no del turista. Y nuestra primera parada pisa Granada, orgullosa de ser la ciudad ranada, ciudad nicaragüense de gran fundada por españoles más antigua de actividad comercial, económica y América que se mantiene en la misma política desde su fundación en 1524, fue ubicación, a orillas del inmenso lago objetivo habitual de los piratas y filibusteros Cocibolca. Basta un recorrido por sus calles para imaginar cómo eran las ciudades ingleses en el siglo XVII, que la asaltaron y quemaron en varias ocasiones. coloniales de ultramar hace cuatro siglos.

G

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Impresionante vista de la ciudad de Granada desde el mirador de Catarina. En primer término, la Laguna de Apoyo, cráter inundado de un volcán extinguido. Más atrás se divisa la silueta de la catedral granadina por encima del resto de edificios. Al fondo, las aguas del Cocibolca, el segundo lago más grande de América.


Reportaje

Una ciudad con intenso sabor español Está bien eso de ser aventurero, pero en las películas de Indiana Jones. Cuando uno tiene el placer de visitar un país extranjero, nada mejor que ir de la mano de personas nativas, conocedoras del terreno que pisan, de las costumbres, de qué se puede hacer y qué no se debe decir, de dónde comer bueno y barato, de ver lo máximo en el mínimo espacio de tiempo. Y nosotros tuvimos suerte por partida doble. Por un lado nos acompañaba nuestro anfitrión, el padre Miguel Ángel García, que ya es nica y español a partes iguales. Y por otro, un guía perfecto conocedor de la región: Guillermo Murguía, director de la residencia de ancianos de Jinotepe, que se brindó tras la visita al centro a acompañarnos hasta la maravillosa ciudad de Granada y su entorno. Así que

no podíamos ir mejor acompañados. La primera sensación que siente el viajero al llegar es algo parecido a encontrarse en casa. Las viviendas tradicionales con soportales y patios interiores a modo de pequeños claustros nos traen a la memoria cómo vivíamos en España antes de que en las urbes se decidiera construir tan hacia arriba. Las pesadas puertas de madera tallada de filigrana, los techos de teja a dos aguas, los gruesos muros de adobe, los colores vivos de las fachadas, las balaustradas, las ventanas enrejadas, las macetas… Todo nos recuerda a un pueblo español. El Parque Colón es el centro neurálgico de Granada, alrededor del que gira la vida social, religiosa y económica del municipio. Vivamente ajardinado, es ideal para buscar la sombra de sus árboles y

palmeras, sentarse en uno de sus bancos y dejar la vida pasar… Aquí no existen las prisas, el tiempo corre más lento. En la plaza encontramos varios puestos de comidas, refrescos, artesanía y… ¡sorpre-

sa! ¡Una fila de calesas tiradas por dos caballos al más puro estilo sevillano! No lo hicimos por la premura de tiempo, pero debe ser una gozada que nos paseen por Granada a ritmo de trote.

Una de las casonas típicas con sus soportales y techos de teja

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Las casas de Granada albergan frondosos patios interiores ajardinados

Las originales calesas que nos ofrecen un interesante paseo por la ciudad

Escenas nº 251 - Julio 2007


Reportaje

Escenas nº 251 - Julio 2007

En el sentido de las agujas del reloj: el colorido Convento de San Francisco; en el mismo edificio, lo que queda del muro original franciscano del siglo XVI; fachada del Hotel Alhambra, en el Parque Colón; granadinos paseando en la Plazuela de los Leones y la Plaza de la Indepdencia, junto a la Catedral; Iglesia de Guadalupe durante un sepelio con la carroza fúnebre a la derecha.

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Ambiente colonial El entorno del Parque Colón, puritito centro histórico, nos brinda el mejor conjunto arquitectónico de toda Nicaragua: edificios y monumentos de estilos colonial barroco y neoclásico, entre los que destaca su bella catedral. Tuvimos suerte de visitarla recién restaurada su fachada, antaño color blanco cal desgastado por los años, ahora con un impactante contraste de tonos amarillo yema, blanco inmaculado y rojo vino en sus cúpulas. Inicialmente construida en 1752, la destruyó un incendio en 1856 y se reconstruyó en 1910 con diferente fisonomía. Su interior es bastante sencillo y no tiene gran interés, destacando una imagen de la Purísima del s. XVIII que se pudo salvar de la quema –la Purísima es en Nicaragua lo que la Virgen de Loreto a Santa Pola-.

La rodea en el exterior una gran plaza adyacente al parque y a un coqueto paseo que alberga la Cruz del Siglo –erigida el año 1900 para conmemorar el cambio de centuria-, la Plazuela de los Leones y la Plaza de la Independencia. A los cuatro costados del Parque Colón podemos contemplar interesantes edificios históri-

Cardenal, actualmente centro cultural- o el Palacio Episcopal. Reminiscencias religiosas Uno de los símbolos más emblemáticos de Granada es el Convento de San Francisco, cuyos cimientos datan de 1529. Después de ser quemado en

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no de los símbolos de Granada es el Convento de San Francisco, de 1529. Después de ser quemado en tres ocasiones, fue reconstruido en 1867 con pocas similitudes con el original.

cos como la Casa de la Gran Francia -de los pocos que se salvaron del incendio de 1856-, la Alcaldía Municipal, la Casa Pellas, el Palacio de la Cultura, la Casa de los Leones -donde nació el poeta Ernesto

tres ocasiones, fue reconstruido en 1867 con pocas similitudes con el original. Una inscripción en su fachada lo atestigua: “Este templo incendiado por el filibustero William Walker en noviembre de 1856,

fue reedificado con nueva forma en 1867 y 68”. Ya a finales del siglo XX, un proyecto de cooperación sueca transformó el convento franciscano en un interesante centro cultural y museo en el que destacan una interesante colección de ídolos precolombinos y el Museo del Hombre Nicaragüense. Otras muestras de arquitectura religiosa son la iglesia de la Merced (s. XVI), la de Xalteva (s. XVII), antigua parroquia del poblado indígena, o la de Guadalupe. Como otros edificios de interés destacaríamos la fortaleza de La Pólvora y el Fuertecito -de carácter militar-, el Mercado Municipal o la antigua Estación del Ferrocarril, medio de transporte tristemente desaparecido en este país –¡¡En los años noventa vendieron a Francia no solo sus trenes, sino hasta sus raíles!!-.


Reportaje

Vista aérea parcial del paraje de las 354 isletas formadas en el lago Cocibolca. A la derecha, una de las idílicas residencias construidas en las islas

Granada, paraiso natural La belleza de Granada no sólo reside en su histórico casco urbano, sino también en su incomparable entorno natural. La ciudad se levantó a orillas del laco Cocibolca o de Nicaragua, el segundo más grande de América con una superficie similar a toda la provincia de Valladolid. El gran lago viene a desaguar a través del río San Juan en el mar Caribe, siendo desde el siglo XVI una ruta navegable de conexión entre el Atlántico y la región del Pacífico. Por su vertiente norte, un pequeño río lo conecta con el otro gran lago del país, el Xolotlan o Managua. Los granadinos aprovechan las playas naturales que forma el Cocibolca como lugar de ocio, concentrándose sobre todo en el coqueto complejo turístico creado hace dos décadas a sus orillas. En el puerto de Granada podemos embarcar para desplazarnos a otros puntos del lago, especialmente a San Carlos, ciudad situada en su extremo sureste donde nace el río San Juan. Las isletas A bordo de una embarcación turística que atraca en el embarcadero de Asese podemos visitar, muy cerca de la ciudad, un curioso archipiélago formado por

354 pequeñas islas, que conforman un espacio natural inigualable por el buen estado de conservación de muchas de ellas. Algunas están habitadas por familias de pescadores, otras son residencias de lujo u hoteles, y hay incluso islas bar o isla escuela. Volcán Mombacho Desde cualquier punto de Granada se divisa la silueta imponente del volcán Mombacho (1.345 m.), una extraordinaria reserva natural con gran riqueza de flora y fauna –increíble la belleza de las orquídeas-, una visita obligada para los amantes de la naturaleza. Aunque se puede acceder por carretera hasta la entrada del parque y desde allí realizar un recorrido guiado, hay agencias locales que organizan excursiones a caballo o rutas en kayak por el lago. Lo más nuevo es la posibilidad de pasear sobre las copas de los árboles en “canopy”, una especie de tirolina a 35 metros de altura. Otra visita recomendable es pisar la isla Zapatera, a 40 minutos de Granada en lancha. Volcán extinguido y parque nacional, tiene una altura de 625 m. y 52 km2 que albergan un denso bosque tropical.

Silueta del Mombacho, un volcán de 1.345 metros de altura

Isla Zapatera, parque nacional con una gran diversidad de flora y fauna

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Desde la avioneta que nos llevaba a Bluefields pudimos captar esta imagen del lago Cobibolca desde la que se divisa, a la derecha, la figura imponente del volcán Mombacho, a su izquierda la sucesión de pequeñas isletas y la ciudad de Granada que se adivina a los pies del volcán

Escenas nº 251 - Julio 2007


Reportaje

Escenas nº 251 - Julio 2007

Puesto ambulante de helados y refrescos en el Parque Colón

Escena cotidiana en una de las calles céntricas de Granada

Interior de una cafetería decorada con elementos típicos de la región

Cómo llegar Por desgracia no hay vuelos directos entre España y Nicaragua. Lo habitual es volar de Madrid a Managua vía Miami, aunque una buena alternativa es hacer escala en San José, Costa Rica. El precio del billete de ida y vuelta ronda los 900 euros en el mejor de los casos. No es habitual encontrar viajes organizados por touroperadores, aunque Muchoviaje. com ofrece un par de buenas alternativas. También hay rutas a Costa Rica que incluyen uno o dos días en Nicaragua, con visitas a Granada y en algunos casos a la costa Caribe. Una vez pisemos Managua, llegar hasta Granada no es difícil –hay una carretera relativamente buena, a diferencia de casi el resto del país-, sólo dista 45 km. hacia el sur, lo ideal es alquilar un carro en la capital y no depender de nadie, pero también se puede ir en autobús, resulta bastante incómodo pero permite relacionarse de primera mano con los nicas.

Cocibolca, los económicos comedores, los kioscos del Parque Colón o algunos restaurantes de nivel asequible donde almorzar por unos 5$. También podemos buscar lugares más selectos en la plaza, como el Alambra o El Ancla (unos 10-12$) o subir al nivel elegante en El Arcángel o La Casona de los Estrada. Recomendación: cualquier momento del día es ideal para sentarse en los frondosos jardines de algún café o restaurante a tomar tranquilamente un té, un café o algo más espirituoso. En cuanto al alojamiento, hay para todos los gustos en un rango entre 10 y 100 dólares, todos son establecimientos de tamaño reducido y servicio personalizado. En la plaza encontramos los elegantes La Casona de los Estrada, La Gran Francia y Alambra, pero casi prefiero los pequeños hotelitos adaptados sobre casas tradicionales y con todas las comodidades, como el Patio del Malinche, abierto hace dos años por una familia catalana.

Comer y dormir Como hemos dicho anteriormente, Granada tiene una oferta turística bastante por encima del nivel del resto de Nicaragua. Para comer podemos optar por las terrazas en el centro turístico del lago

Más información -Instituto Nicaragüense de Turismo (www.visitanicaragua.com) -La guía de Nicaragua (Juan Echánove y Joaquim Rabella), Ed. Hispamer, 2006.

Aspecto del patio del hotel Patio del Malinche con el volcán Mombacho al fondo

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Las tradicionales muñecas nicaragüenses son uno de los habituales souvenirs

Miguel Ángel García, Guillermo Munguía y Augusto Soler a las puertas de una casa granadina


Solidaridad

Icnelia desarrollará una campaña de concienciación gracias a una subvención del Servef La ONG santapolera va a desarrollar en los próximos meses un ambicioso proyecto de concienciación denominado “Icnelia-Conciencia”, que será posible gracias a una subvención por importe de 31.722 euros concedida por el Servicio Valenciano de Empleo y Formación (SERVEF) y el Fondo Social Europeo. La subvención va destinada íntegramente a la contratación de cuatro trabajadoras desempleadas (una psicóloga, dos animadoras socio-culturales y una administrativa) que se encargarán de desarrollar el proyecto desde el 1 de julio hasta el 31 de octubre. El objetivo de esta campaña es sensibilizar y concienciar a la población de Santa Pola y municipios limítrofes sobre la realidad social y humana en Nicaragua, a través de charlas, exposiciones fotográficas, talleres y proyección de audiovisuales, trasladando las experiencias vividas en este país centroamericano por miembros de esta ONGD. Mediante estas actividades se pretende fomentar la vinculación de la sociedad santapolera con los proyectos desarrollados por Icnelia, única Organización no Gubernamental para el Desarrollo existente en Santa Pola, fomentando así la captación de asocia-

dos, voluntarios y colaboradores con la Asociación. Irá destinado a tres públicos diferentes. Por un lado, los niños y jóvenes, con los que se realizarán talleres y otras actividades de carácter solidario, además de visitar a partir de septiembre los colegios e institutos de la villa para desarrollar en cada uno de ellos las jornadas solidarias. Por otro, los centros de intervención social y cultural, así como las asociaciones recreativas y culturales de Santa Pola, serán objetivo de actividades de concienciación. Por último, y aprovechando la masiva presencia de público local y foráneo durante el verano, se llevarán a cabo acciones de educación social para el desarrollo al aire libre en distintos espacios públicos del término municipal. Buena implicación de entidades Después de la presentación oficial que se llevará a cabo esta semana, la primera acción se desarrollará durante la travesía a nado Tabarca-Santa Pola gracias a la colaboración del Club Natación Alone. Otras entidades que han confirmado su implicación en el proyecto Icnelia-Conciencia son el Ayuntamiento de Santa Pola –a través de diversas

El equipo de trabajo de Icnelia prepara las actividades solidarias a desarrollar durante la campaña

concejalías-, las Bibliotecas Municipales, los colegios e institutos, la Asociación de Vecinos Calas de Santa Pola del Este, el Club Windsurf Santa Pola, el Torneo de Fútbol Sala Inmobiliaria Victoria de Gran Alacant o la librería Ler, y se sigue en conversaciones con distintos colectivos para completar el calendario de actividades. Padrino de mi colegio Icnelia intensifica durante este verano su campaña de captación de financiación para el proyecto “Padrino de mi colegio”,

cuyo objetivo es la construcción de seis escuelas rurales en comunidades de la selva de Nicaragua, y cuyo presupuesto asciende a 48.000 euros. La ONG ha presentado el proyecto a varias empresas e instituciones de las cuales se espera respuesta positiva, y además se están recibiendo donaciones de diversas asociaciones y particulares, que unido a las cuotas de los socios forman en conjunto las vías de financiación de este proyecto que tiene como objetivo facilitar el acceso a la educación básica a los niños y niñas de las comunidades.

Adipsa recibe una subvención para atender a los discapacitados

La Asociación de Discapacitados Psíquicos de Santa Pola (ADIPSA) ha recibido una subvención de 15.346 euros del SERVEF para la incorporación de tres monitores que se encargarán de ayudar a las familias en el cuidado y atención de los discapacitados.

Según la trabajadora social de ADIPSA, Leticia Serrano, “hay muchos niños diferentes con necesidades también distintas, así que los monitores cubrirán desde el aseo personal hasta las salidas de ocio”. Serrano explicaba que “gracias a estos donativos podemos atender más y mejor las necesidades de los enfermos, al mismo tiempo que aliviamos la labor de los familiares que en muchas ocasiones se ven desbordados por la situación”. Los trabajadores empezaron a desempeñar sus labores el 9 de julio y finalizarán el 31 de octubre. ADIPSA es una asociación santapolera que nació hace unos cuatro años con el fin de integrar, buscar alternativas y oportunidades a personas con discapacidades psíquicas. Actualmente cuenta con cerca de 50 asociados, aunque también podrán acogerse a este servicio otras

personas que, aunque no sean socios, se encuentren en Santa Pola durante el verano. Por otro lado, del 9 de julio al 9 de septiembre abren en Gran Playa las carpas del Área Especial para discapacitados psíquicos que patrocina la

Diputación de Alicante. Desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, los usuarios realizan talleres, juegos, se dan un baño, todo ello acompañados de monitores especializados, lo que supone un importante respiro para sus familiares responsables.

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Escenas nº 251 - Julio 2007


Periódico

Actualidad

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Viernes 20 de Julio de 2007

SANIDAD

SOLIDARIDAD

El “Bus de la Salud” del programa “Saber Vivir” llega este sábado a la villa

Icnelia consigue el dinero para su primer colegio en Nicaragua

Harán revisiones gratuitas de la piel y la capacidad pulmonar en su clínica-consultorio volante l Club Gente Saludable, adscrito al programa “Saber Vivir”, de TVE, desarrollará a lo largo del mes de julio una campaña sanitaria en 31 localidades del litoral mediterráneo. Este sábado 21 estará en Santa Pola y se instalará en la playa de Levante. El Club ha fletado un “Bus de la salud”, una reducida clínica-consultorio volante. El objetivo es realizar una ambiciosa acción sanitaria de carácter preventivo, centrada en dos serias amenazas para la salud pública: los efectos del sol en la salud de la piel y el examen de la capacidad pulmonar, especialmente en personas mayores o afectadas por algún problema respiratorio. La campaña es una respuesta a dos prácticas nocivas sumamente extendidas en la sociedad actual: abuso de la insolación y tabaquismo. El “Bus de la Salud” está concebido interiormente como un pequeño consultorio, dotado del adecuado equipamiento clínico y de personal especiali-

E

La ONG santapolera logra su primera subvención oficial del Servef para contratar a cuatro personas para una campaña de sensibilización a ONG santapolera Icnelia se ha marcado el objetivo de realizar seis colegios en las comunidades indígenas de la selva nicaragüense. El presidente de la entidad, José Miguel Zaragoza, anunció ayer que al menos uno de ellos y gracias a la donación de una persona que prefiere mantenerse en el anomimato ya va a ser realidad. En principio se iba a llamar “Virgen de Loreto”, pero a petición de esta persona tan generosa y discreta se llamará “Mari Carmen”. Zaragoza explica que servirá para escolarizar a entre 15 y 25 niños en una zona en que la educación, dada las dificultades de acceso, brilla por su ausencia. Otro de los proyectos de Icnelia es formar al profesorado. Por otro lado, ayer también se anunció la puesta en marcha, a partir de este lunes, del proyecto “Icnelia conciencia” una campaña de sensibilización que se va a llevar a cabo en nuestra localidad hasta el 31 de octubre. Para realizarla se ha con-

L

LAS REVISIONES SE HACEN EN EL INTERIOR

zado. La unidad móvil sanitaria ofrecerá a cuantas personas lo deseen, en horario de 11 a 14,30 y de 17 a 20,30 horas, los siguientes servicios: consejos sobre fotoprotección, adecuados a su tipo de piel, medición de la capacidad respiratoria de los pulmones, medir la cantidad de oxígeno en sangre y control de la tensión arterial.

EL PRESIDENTE DE LA ONG ICNELIA EXPLICA LAS CARACTERÍSTICAS DEL PROYECTO

seguido una subvención de casi 32.000 euros del Servef con la que se ha contratado a cuatro trabajadores desempleados de Santa Pola: una psicóloga, dos animadoras socioculturales y una administrativa. “Vamos a actuar en tres colectivos principalmente, en los niños, fundamentalmente en los colegios cuando se reanuden

las clases; en las asociaciones y colectivos locales con las que queremos que haya una línea de colaboración mutua y, por último, en actividades de calle este verano”, explica José Juan López, coordinador de Icnelia. Esta misma semana se van a realizar actividades en Gran Alacant y en los colegios Hispanidad y José Garnero.





SANTA POLA / La ONG Icnelia quiere recaudar 800.000 céntimos de euro

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Martes, 14 de agosto de 2007 Registro PORTADA

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SANTA POLA / La ONG Icnelia quiere recaudar 800.000 céntimos de euro

[SECCIONES] Alicante Elche Orihuela Provincia Opinión

Icnelia, la primera ONG de Santa Pola, pretende recaudar 800.000 céntimos de euro, que irán destinados a la construcción de un colegio rural en Nicaragua, según explicaron ayer fuentes de la organización. La campaña se inicia hoy, a las ocho de esta tarde, en la Glorieta, con una serie de talleres solidarios. / L. V.

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http://www.laverdad.es/alicante/prensa/20070814/provincia_alicante/icnelia-quiere-re... 14/08/2007





Santapoleros en Nicaragua (IX)

Reportaje

Un viaje inolvidable

MARTÍN MARTÍNEZ

E n l o s ocho anteriores capítulos de esta interesante serie a través de la cual intentamos dar a conocer a nuestros lectores la realidad de un universo tan lejano y tan cercano a la vez como es Nicaragua, los textos y fotografías e s t u v i e ron basados en el viaje que miembros de la ONG Icnelia realizaron en noviembre de 2006. En esta ocasión contamos con un inestimable testimonio de otro santapolero que, ávido por conocer esa realidad, viajó el pasado mes de junio a tierras centroamericanas para vivir de primera mano la misma experiencia que nosotros hemos tenido la satisfacción de contar. Martín Martínez es un personaje muy conocido y respetado en Santa Pola, y ahora un “icneliano” más, por lo cual estamos seguros que sus reflexiones vendrán a reforzar el conocimiento que en nuestro pueblo se va teniendo ya de las condiciones de vida de los habitantes de este impresionante país.

Autobuses en Managua, ciudad que registra un habitual caos circulatorio

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Escenas nº 252 - Agosto 2007

En toda la noche no pude pegar ojo, había que estar en el aeropuerto de Managua a las cuatro y media de la madrugada, y aunque Miguel Ángel me informó que ya tenía preparado el despertador del móvil, la posibilidad de un sueño profundo o un despiste me tenían muy tenso, incluso me prestó su reloj porque no tengo costumbre de llevar uno encima. Apenas dormí unos minutos, lo cierto es que a las 03:45 ya estaba duchado y aseado, di un toque en la puerta de su habitación y un poco más

con el equipaje. Venía acompañado por un hombre al que dejamos cerca de su casa, eran ya más de las nueve y media de la noche cuando paramos en un semáforo y un niño que apenas tendría siete años golpeó suavemente de la ventanilla del conductor para pedir limosna. Julio bajó el cristal y le dijo: “¿No cree que ya son horas de que esté ya en su casa?” -aquí todo el mundo se trata de usted-. El niño se encogió un poco de hombros mirando hacia abajo y le dijo que sí, el sacerdote sacó cinco córdobas

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a impresión que me causó Managua aquella noche fue deprimente, una ciudad en penumbra, mucha gente desarrapada en las calles, casas que no merecían ese nombre... y un caos circulatorio impresionante tarde despertamos a Julio, un leonés de Astorga de los que llaman a las cosas por su nombre, siempre de buen humor y una de esas personas que recorren el camino contrario de los que, atraídos por el primer mundo y la sociedad del bienestar, buscan una oportunidad en los países ricos de Europa o Estados Unidos. Él llegó esa misma noche con tres campesinos y un sacerdote nica, personas con el rostro curtido por horas y horas de trabajo al sol, desde la parroquia de Nueva Guinea donde ejerce su ministerio sacerdotal. Nos vino de perlas porque nos permitió tener un transporte para trasladarnos al aeropuerto, aquí no hay radio-taxi ni cosa que se le parezca, y encontrar uno a esas horas es misión imposible. Fue precisamente este leonés el primer español con el que me tropecé a mi llegada a la capital nicaragüense, allí me lo encontré sosteniendo un folio con mi nombre con letras grandes tras pasar el control de pasaportes y recoger mis bolsas

de su bolsillo y los puso en la mano del pequeño pedigüeño insistiéndole en que abandonara la calle. A renglón seguido me dijo: “Abre los ojos y los oídos, recoge datos e impresiones, conoce situaciones de esta gente y esta tierra y luego haz en tu cerebro como haría un ordenador, procesa los datos y saca conclusiones”. Managua impresiona La impresión que me causó Managua aquella noche fue deprimente, una ciudad en penumbra, mucha gente desarrapada en las calles, casas que no merecían ese nombre… y un caos circulatorio impresionante. Mi guía me decía: “Aquí siempre hay que conducir a la defensiva”, y era verdad, porque en el corto tiempo que estuve en Nicaragua descubrí que muchas señales de tráfico, como son los semáforos, se respetan poco y el claxon del coche no deja de sonar, bien sea para saludar a algún conocido, para llamar la atención de alguien


Reportaje

que realiza una maniobra prohibida, para ofrecer el taxista sus servicios, o simplemente porque sí, la verdad es que el concierto está servido mañana, tarde y noche. Es curioso que en Bluefields, con casi 70.000 habitantes, no recuerdo haber visto ni una sola señal de tráfico, pero los conductores saben por costumbre qué calles son de dirección prohibida y cuáles no. También Julio me acompañó al día siguiente de mi llegada al aeropuerto para volar hasta Bluefields, la capital de la región del Caribe sur nicaragüense, tomamos un café, por cierto muy dulce como casi todas las bebidas de este país, en un pequeño kiosco y charlamos hasta que pasé a la

mi estancia en el país centroamericano. La vida en San Pancho A los pocos días de mi llegada y en mi segunda salida, de dos días, a las comunidades, fuimos a San Pancho, también llamada La Aurora, donde se encuentra el Centro de Capacitación de Profesorado con unas instalaciones de primer orden para lo que se puede disponer allí, y parte de las mismas, sea dicho de paso, construidas con dinero de gente de Santa Pola, lo que me hacía sentir orgulloso. En el viaje me acompañaron Alexis, que se encuentra en el seminario menor y que tiene a su familia en este asentamiento,

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e contaba lo duro que fue para él y otros niños su llegada a San Pancho, había que crear un pueblo de la nada y al llegar se les entregó un machete y varias horas al día, bajo un sol de justicia, debían chapear sala de embarque. Fue la última vez que compartí una grata charla con él hasta que lo vi de nuevo la noche antes de mi partida a España. Ya los tres estábamos preparados para acercarnos al aeropuerto internacional Augusto César Sandino. Cuando eran las 04:15 iniciamos la marcha, las calles presentaban un aspecto un tanto fantasmagórico, penumbra con unas escasas farolas que permitían vislumbrar el trayecto que debíamos recorrer, estábamos circulando por la famosa carretera Panamericana que recorre el continente americano de norte a sur, y que es de las pocas vías de comunicación terrestre que están en condiciones aceptables para ser transitadas. Mientras Julio y Miguel Ángel hablaban, me ausenté mentalmente de aquella conversación y vinieron a mi mente recuerdos recientes de

José “Chepe” Arias, un seminarista que a no tardar será Diácono, y que comparte los trabajos de la catedral con Miguel Ángel, y los padres nicas Israel y Flavio. Mi tercer acompañante era Denis, uno de los encargados de inspeccionar y coordinar el profesorado de las escuelas de la Parroquia de los Ríos de Bluefields. Chepe fue quien me mostró la comunidad, buen conocedor de su historia porque la vivió en primera persona, ya que durante la contienda bélica entre la guerrilla de la Contra y el Frente Sandinista tuvo que salir con su abuelo de Nicaragua con dos años y refugiarse con su familia en Costa Rica. Allí fueron bien atendidos y con once años el gobierno nicaragüense presidido por Violeta Chamorro les ofreció la posibilidad de regresar a su país. Me contaba lo duro que fue para él y otros niños su llegada a San Pancho, había

que crear un pueblo de la nada y al llegar se les entregó un machete y varias horas al día, bajo un sol de justicia, debían chapear (limpiar de maleza) el predio (con permiso del director de esta revista, le pedí a Chepe que nos contara con un artículo su historia con detalle para ser publicada en estas páginas, espero que responda a este pequeño reto y no demore demasiado su compromiso). Él se pregunta muchas veces el porqué su abuelo decidió volver con su familia, pues otros familiares prefirieron quedarse en Costa Rica, que como sociedad avanzada ofrece muchísimas más posibilidades que Nicaragua, y la única respuesta que encuentra es el amor a su patria. Disputas por la propiedad de las tierras El ambiente ese día y el siguiente estaban marcados por la polémica de la propiedad de las tierras. Por un lado los indios rama, que apenas llegan al millar, y por otro los campesinos mestizos, más de doce mil familias. Los primeros reclaman la tierra como suya y parece que hay leyes actualmente que así lo acreditan, pero por otro lado los segundos llevan muchos años allí establecidos, pero la mayoría de ellos sin título de propiedad. La polémica y las discusiones estaban servidas. En la iglesia se celebró la reunión de los representantes de los campesinos de la zona porque en esos momentos en ningún otro local del poblado había posibilidad de corriente eléctrica, y el único momento posible de reunión era al finalizar las tareas del campo, ya a la puesta del sol. Al día siguiente pude comprobar como delegaciones de ambas partes se dirigían al “ayuntamiento” para discutir del tema con la intermediación de las autoridades políticas. Los niños lo invadían todo, aquí no es raro encontrar familias de doce o catorce miembros, y la iglesia no es una excepción, los grupos de Infancia Misionera son

numerosísimos en todas las comunidades campesinas y participan muy activamente, al igual que sus padres que viven su fe desde el compromiso con el Evangelio. Por cierto, el mismo día de nuestra llegada también lo hicieron dos nuevas imágenes para la iglesia, las de San Francisco de Asís y la Asunción, a bordo de la panga de Concho, un representante de la comunidad de San Pancho que en su tiempo fue comandante de la Contra y que ahora se gana la vida con su canoa haciendo los trayectos de Bluefields a San Pancho y viceversa, y que suelen durar unas siete u ocho horas, imagínense ese tiempo surcando un río con un sol de justicia, sentados sobre un incómodo banco de madera y muchas veces apretujado, pero no hay otro medio de trasporte. Otra cosa que llama la atención a la vista de cualquier persona del primer mundo es la cantidad de gente a lomos de bestia (entiéndase mulo o caballo) que circula por las calles de estos asentamientos selváticos, lo que resulta de todo punto lógico teniendo en cuenta que las calles (sea dicho de paso, perfectamente trazadas y con una amplitud digna de cualquier gran ciudad española) son puras cuestas de terreno embarrado con surcos marcados por el continuo trasiego de los equinos. Cuando hay partido de fútbol, aquí también levantan pasiones el Madrid y el Barça, las inmediaciones del terreno de juego se encuentran abarrotadas de caballos “aparcados” como aquí lo estarían de coches. Los aficionados van con sus sombreros y machetes al cinto y algunos con pistola, lo que te retrotrae en cierto sentido al “far west”. El centro de salud está formado por dos barracones de madera con un médico que acababa de terminar su carrera al frente con un contrato de un año con el MINSA (Ministerio de Sanidad). Tuve ocasión de hablar con él en casa de los familiares de

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Reportaje

Escenas nº 252 - Agosto 2007

Martín junto al padre Miguel Ángel a bordo de la panga que les lleva a las comunidades

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Chepe y comentaba las condiciones en que se trabajaba y sus aspiraciones para el futuro, también aprovechó la ocasión para invitarnos a visitar por dentro su lugar de trabajo y así lo hicimos antes de salir. El interior, aunque limpio, aquí no lo aceptaríamos como adecuado para la asistencia sanitaria y el mantenimiento de las instalaciones a nivel de material técnico es muy deficiente. Unos días antes de nuestra visita hubo una tormenta y un rayo destrozó la placa de energía solar que suministraba corriente eléctrica al centro, me comentaba el joven galeno que hasta que pasaran unos meses no iban a venir a arreglar aquello, y había tenido que trasladar los medicamentos que requieren del frío a otro punto del asentamiento para que no se deteriorasen. Otra deficiencia muy grande que me reconocía era la falta de antídotos para las picaduras de las serpientes -muy venenosas por cierto- de la zona y que afectan especialmente a los niños que disfrutan de grandes espacios libres para sus juegos, pero los encuentros con los reptiles suelen tener un desenlace trágico. Uno de sus objetivos era conseguir que las autoridades médicas le suministraran por lo menos un par de dosis de antídotos para urgencias. Pero en estos casos, ante la falta de fármacos de la medicina convencional, resulta esperanzador saber que hay personas como la madre de Absalón, al que ya conocen por otros artículos de esta revista, que son capaces de utilizar plantas y raíces de la selva para intentar salvar vidas tras picaduras venenosas y en no pocas ocasiones lo ha conseguido. Otra buena razón para luchar por su conservación, pues en ella se encuentran muchos elementos imprescindibles para fabricar medicamentos que darán solución a muchas enfermedades que

son azote de nuestra sociedad actualmente. Los médicos que trabajan en estos países subdesarrollados suelen ser con el tiempo grandes profesionales, porque se enfrentan a casos complicados con pocos medios, lo que les obliga a desarrollar su ingenio. Rancheras a San Francisco Recordaba también mi salida a la comunidad de El Caño El Pavón, el día 13 de julio, festividad de San Antonio, a las siete de la

Niños en la escuela de la comunidad de El Caño El Pavón

descargando bananos, porteando sacos de frijoles… o simplemente observando el trajín caótico. La gente desaliñada, embadurnada en la grasa, tan común en las tareas marineras, era saludada por el padre Miguel siendo correspondido en su saludo. A los pocos minutos apareció la panga del Vicariato suficiente para cuatro personas y el motorista que, como habitualmente sucede, es Chilo. Pese al desnivel entre el embarcadero y la panga

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os médicos que trabajan en esto paises suelen ser con el tiempo grandes profesionales, se enfrentan a casos complicados con pocos medios, lo que les obliga a desarrollar su ingenio

mañana. Por ello nuestra jornada había comenzado ya a las 05:30 cuando salimos del seminario en el Mitsubishi de cuatro plazas con bañera trasera Miguel Ángel, yo y cuatro seminaristas que componían un conjunto musical con guitarras y trompeta: Samir, Álvaro, Norlan y Raúl, hicimos una parada en la catedral y recogimos al padre Israel y a Chepe, y desde allí a la parroquia del santo. Al llegar la gente estaba terminando de rezar el rosario y empezaron a repartir vasitos con café con leche y rebanadas de pan de molde con mantequilla. Al terminar las oraciones se arrancaron los seminaristas con rancheras dedicadas a San Francisco. Estos chicos son auténticos autodidactas de la música, pues sin tener apenas nociones teóricas interpretan que da gusto oírlos. Poco antes de las siete de la mañana, nos presentamos en el embarcadero de Santa Rosa Miguel Ángel, Luís Masís (un seminarista veterano que hace las funciones de vice-rector en el seminario de Bluefields) y un servidor. Ya había mucho trasiego de personal reparando los botes,

conseguimos abordar la embarcación y acomodarnos con nuestro exiguo equipaje: gorra, botas de goma, elementos de aseo y chubasquero, esto último en la estación de lluvias a la que corresponde el mes de junio es imprescindible, porque cuando menos te lo esperas aparece un nubarrón y en un momento se agarra a descargar agua y te puedes quedar empapadito en menos que canta un gallo… Y al cabo de unos minutos sale el sol y como si nada, pero… alerta, que otra nube puede llegar. En panga por la bahía de Bluefields Afortunadamente no ocurrió esto el 13 de junio. Tras equilibrar el peso el panguero, iniciamos la singladura. Hay que conocer bien la gran bahía de Bluefields, pues son aguas muy poco profundas y sólo los expertos conocen el canal de salida y entrada, además la marcha debe ser lenta al principio, lo que permite contemplar el aspecto poco saludable de los alrededores del embarcadero: basura flotando formando verdaderas islas de plástico y desperdicios,

botes de refrescos, papeles, alimentos en descomposición… Y es que por estos lares no hay servicio municipal de limpieza, y esa función la desempeña la lluvia. ¿Y dónde va a parar la porquería? Al mar, para más inri tampoco hay alcantarillado y allí va todo sin depurar, por tanto a pesar de que el contorno de la bahía es de un verde rabioso con un aspecto paradisíaco, la bahía la han convertido en una auténtica cloaca, no sabe uno si por desidia de los gobernantes, o por la imposibilidad económica que representa la inversión en alcantarillado y depuradoras para un país tan pobre como éste, aunque la corrupción de los políticos y la miseria de una nación suelen ir de la mano. Como decía, la vegetación selvática llega hasta el mismo mar y no exagero, pues los manglares hunden sus raíces en él. Pasada la isla de Rama Cay nos dirigimos hacia la costa y cuando uno piensa que va a atracar en alguna parte aparece de repente una abertura inmensa de más de cien metros de ancha: es la desembocadura del rio Kukra, de gran caudal, pero de aguas turbias y tranquilas que facilitan una cómoda travesía . Era el mismo camino que recorríamos para llegar a San Pancho, pero al poco de pasar la comunidad de Santa Eliza, nos desviamos por unos caños, pequeños afluentes del río principal, que se estrechan hasta tener que emplear las manos para apartar lianas y plantas, cañas y ramas, hasta conseguir abrir camino a la panga, hay que conocer muy bien la selva para no perderse entre tanto recoveco, pero Chilo conocía el terreno que transitaba. Tuvimos un pequeño percance que en principio me asustó, pues oímos un golpe seco en la quilla de la embarcación consecuencia del choque con un árbol sumergido a muy pocos centímetros de la superficie, se abrió una pequeña brecha en


Reportaje

Reunión de madres en el colegio

el casco y comenzó a manar agua, no en gran cantidad gracias a Dios, en el interior. Se taponó como se pudo y se continuó el viaje sin más, aunque yo observaba al panguero con un pequeño cazo achicando agua de vez en cuando, parecía que nadie le daba importancia el accidente menos yo, que no dejaba de mirar de reojo la tarea de nuestro motorista. El control de los árboles a la deriva en el río fue una constante del trayecto. Bienvenidos a El Caño El Pavón Después de aproximadamente dos horas y media llegamos a El Caño El Pavón. Nos pusimos las botas de goma y desembarcamos, dos personas nos dieron la bienvenida y nos dirigimos a la iglesia, que es un simple barracón de madera colocado en alto, como casi todas las viviendas en la selva, con largos bancos de madera sin respaldo y una sencilla mesa como altar, y como único adorno unas palmas y flores típicas de la zona. De allí pasamos directamente al edificio de enfrente, a unos cincuenta metros, que es la escuela. Allí Manuel, que es otro técnico de la Pastoral Educativa del Vicariato de Bluefields en la Parroquia de los Rios de Bluefields, y que había pernoctado en casa del delegado de la comunidad, Salvador, estaba con los alumnos de la escuelita y su profesora, Etelvina, que a su vez es la mujer de Salvador, comprobando el nivel que habían alcanzado los chavales. Cuando percibieron nuestra presencia se pusieron todos de pie para darnos la bienvenida, todos ataviados con su uniforme de camisa blanca y pantalón azul, como muestra de bienvenida me dedicaron la canción de Roberto Carlos “Yo quiero tener un millón de amigos”. La verdad es que aquellos aproximadamente veinticinco

niños con edades comprendidas entre los seis y once años me emocionaron. Son pocas las familias que componen esta comunidad, pero es de destacar la decisión de Etelvina, la maestra, que con apenas cuarto de primaria y ante la falta de profesorado, se ofreció para enseñar a los niños a leer y escribir y ahora, aprovechando los meses de vacaciones, acude a Bluefields para terminar la carrera de magisterio. Es un ejemplo de constancia y

La maestra corrige los ejercicios de los niños

como mesas para escribir en una posición realmente incómoda. El punto y final de la reunión fue un comunicado de Miguel Ángel informando que en la catedral de Bluefields había llegado un cargamento de chocolate donado por una ONG norteamericana. Al oír la palabra “chocolate” y el murmullo que se produjo en el interior de la clase, los niños que pululaban por los alrededores abandonaron sus juegos y asomaron sus cabecitas a través

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as sillas-pupitre del aula eran producto de una donación económica de Santa Pola, hasta que se construyó la escuela los niños recibían clases en la iglesia usando unos bancos como asiento

servicio a los demás. Tras las clases, reunión del consejo escolar presidido por Manuel como coordinador y formado por los padres de los niños y la maestra. Están bien organizados con su presidente, su tesorero, su secretario y sus vocales, allí participa todo el mundo. Entre otras cosas se insistió en la necesidad de la asistencia continua a las clases de los alumnos como medio de que la comunidad forme personas preparadas para el futuro, y sobretodo en el buen uso y cuidado de las cosas que se reciben como ayuda, se insistió en que el cuidado del material escolar es fundamental, los padres deben rendir cuentas de las cosas perdidas, por lo tanto no es que llegue la ayuda que se envía, sino que se exige al receptor que se le saque el máximo partido de ella. Por cierto, las sillas-pupitre del aula eran producto de una donación económica de Santa Pola, hasta que se construyó la escuela los niños recibían clases en la iglesia utilizando unos bancos como asiento, y los que tenían justamente delante

de las ventanas con una sonrisa de oreja a oreja, pero los padres no se quedaron atrás en las expresiones de alegría y ya contaban los días que faltaban para la llegada del cargamento. También es de destacar el que incluso las personas mayores están yendo a clase para aprender a leer y escribir, lo que demuestra el empeño de estas gentes por salir del atraso que representa la pobreza intelectual. Nuestro acompañante Luís Masís estaba preparando una tesina sobre la influencia de la Iglesia Católica en la Educación en el Vicariato de Bluefields, y especialmente centrado en el estudio de El Caño del Pavón, esperemos que algún día nos haga saber algunos datos de su estudio. La visita terminó con una celebración eucarística y una comida comunitaria. Esperando el avión Ya llegamos al aeropuerto de Managua, no hay más narices que utilizar el aparcamiento de pago, que te cuesta una barbaridad con relación a lo que allí se gana,

y rápido a facturar. Mientras me pongo en la cola de American Airlines, afortunadamente no muy larga, mis dos acompañantes me aguardan a cierta distancia, cuando llega mi turno le indico que no voy a facturar equipaje, pues solamente iba a llevar el de mano y lo que quería era sólo las tarjetas de embarque. Presento mi pasaporte y mi billete electrónico y me facilitan las de Managua-Miami y Miami-Madrid, comunicándome que la de Madrid-Alicante debía solicitarla en Barajas, al mismo tiempo me dijeron que el vuelo tenía un retraso. Me acerqué a mis acompañantes para pedirles que se marcharan, pues tenían muchas cosas que hacer y a mí me quedaba solamente esperar, por supuesto no me dejaron e insistieron en ir a tomar café, y acudimos a la única cafetería que había abierta a tan temprana hora y allí departimos sobre mis impresiones de mi estancia y sobre la próxima visita de Julio a diferentes seminarios en España, entre ellos el de Orihuela-Alicante, como animador misionero del IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras), con la posibilidad por tanto de volver a vernos. Pasó el tiempo rápido con tan agradable compañía y me dirigí al control de pasaporte tras dar sendos abrazos de despedida a mis acompañantes. Ya cerca de la puerta de embarque número siete me senté y vinieron a mi memoria la visita al asilo de ancianos de Jinotepe unos tres días antes de mi partida. El asilo de Jinotepe y la Providencia El asilo de ancianos de Jinotepe, ciudad cercana a Managua, es una apuesta por la Providencia. Conocer su historia es conocer una historia de amor al prójimo sin condiciones. Los lectores de ESCENAS conocen ya el nombre de Guillermo Murguía, ligado a este centro, la historia de su vida

Escenas nº 252 - Agosto 2007

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Reportaje

Escenas nº 252 - Agosto 2007

Este recinto en el patio del asilo de Jinotepe se acabará con dinero de Santa Pola

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no es precisamente la de una persona del montón, fue ordenado sacerdote y durante la revolución contra Somoza fue miembro del Frente Sandinista y no necesitaba muchos intermediarios para hablar con Daniel Ortega. Pudo ser alcalde de Jinotepe por el FSLN, pero renunció a esa posibilidad. Se secularizó con autorización vaticana y más tarde se casó y tiene dos hijos. Con el tiempo se desmarcó de la política sandinista y sigue unido a su diócesis, con la que colabora dando cursos sobre la Biblia, de la que es un gran experto. Cuando, procedentes de Bluefields, aterrizamos en Managua Miguel Ángel y yo el veinticuatro de junio, nos estaba esperando una persona enviada por Guillermo con un vehículo para trasladarnos primero a la sede del Vicariato de Bluefields en Managua, para dejar nuestras bolsas de equipaje que serían trasladadas más tarde al Seminario Mayor Virgen de Fátima de la capital, y a continuación visitar la residencia de ancianos. Cuando llegamos Guillermo no estaba, nos atendió el administrativo de la residencia y nos pidió que aguardáramos que estaba al caer. Entretanto algunos ancianos dormitaban en sillas de ruedas, otro, te sonreían con un gesto que denotaba que su estado mental no era bueno, una mujer intentaba por todos los medios abrir la puerta que daba al exterior mientras una asistenta le pedía que saliera al patio y desistiera en su actitud… Fue curioso encontrar a un hombre que iba mal vestido, pero al percatarse de nuestra presencia se fue a su cuarto y se arregló para presentarse de nuevo con un certificado de notas del años 1956 de la Universidad de Salamanca, en un papel comido por la carcoma, al tiempo que nos mostraba una foto antigua del Generalife en Granada, y otra del Palacio de Carlos

V también en la Alhambra granadina. Nos comentó que fue diplomático en España y algunos países latinoamericanos al servicio de Nicaragua, pero por su afición al alcohol terminó en la ruina y el abandono por parte de los demás. Ya había llegado Guillermo y pude hacerle entrega de una cantidad de dinero que enviaba la Junta de Cofradías, es la segunda vez que yo sepa que se hace una donación, la primera salió del festival del ve-

Un anciano del asilo de Jinotepe junto al padre Miguel Ángel y a Guillermo Munguía

que las ves todos los días y no te paras a pensar qué se puede hacer, hasta que un día, por una circunstancia o por otra, dejas de “ver” para ponerte entonces a mirar. Manos a la obra Resultó que su hermana tenía dos viejos tirados a la puerta de su casa y que había que hacer algo por esta gente. Ni corto ni perezoso, convoca a sesenta personas que pensaba él que podrían aportar ideas y

N

os comentó que fue diplomático en España y algunos paises latinoamericanos al servicio de Nicaragua, pero por su afición al alcohol terminó en la ruina y el abandono

rano, gracias Carmela, gracias a Paquitoñi y gracias a todos los que contribuyeron a que se llegara a una buena recaudación,

dinero, sobre todo dinero, para discutir sobre el tema. De los sesenta invitados acuden cuarenta, muchos de ellos pensando que

Los alumnos del seminario de Bluefields visten los equipajes donados por la Peña Madridista

porque la finalidad que se ha dado a ese dinero ha sido inmejorable. Guillermo me contó cómo surgió esta historia del asilo. En este país la gente está acostumbrada a ver a los ancianos sin medios económicos a vivir y morir en la calle, pero es una de esas cosas

habría alguna ONG que apoyara el o los proyectos, pero ante la evidencia de que esto no sucedía, en la siguiente reunión sólo se vieron las cara seis personas que, con más ánimos que medios, se deciden a visitar al alcalde, quien les ofrece un edificio

sin terminar de planta baja en forma de U, con habitaciones que daban a un patio. Acuerdan recoger solamente a aquellos ancianos que se puedan valer por sí solos, pero no caen en la cuenta que, con el paso del tiempo, quien está en condiciones termina con demencia senil, con incontinencias fisiológicas… Y lógicamente no los van a poner entonces de patitas en la calle. Sin más medios que su confianza en la Providencia se lanzan a la tarea y un día llega una sociedad argentina que les paga el acristalamiento de la galería, otro día donaciones anónimas llegan para pagar los sueldos y la seguridad social de las asistentas, limpiadoras y cocineras. Otro, gente de Santa Pola envía dinero para que tengan comida para unos cuantos meses… Ahora estaban proyectando ampliar con una nueva habitación el recinto porque, cuando muere un residente, desmontan el comedor, velan al finado, lo entierran y de nuevo a montar el comedor. Con la nueva sala evitaran que el comedor sea además la sala-velatorio. Con el dinero que llevé de donaciones de nuestro pueblo se terminará un recinto al aire libre en el patio para combatir el calor y que puedan ver la televisión a la fresca y en el jardín exterior, precioso por cierto, del edificio. Construirá un aseo para que cuando están allí los ancianos no tengan que recorrer casi cuarenta metros. Guillermo no sabe cómo va a hacer frente a los gastos que vendrán “mañana”, pero sabe que como todos los “mañana”… pagará. El vuelo despegó y gracias a Dios ya estoy de vuelta en casa, llevé dos grandes bolsas de deporte llenas de camisitas de la Peña Madridista, gracias Pepito, libros y pequeños detalles. Me volví solamente con mi equipaje de mano, pero a pesar de las apariencias me traje más que dejé.


Solidaridad

El verano solidario de la ONG Icnelia

Los talleres solidarios en el parque El Palmeral han tenido una gran participación

Gracias a una subvención del SERVEF que ha permitido la contratación de cuatro trabajadoras desempleadas, la ONG santapolera Icnelia está desarrollando el proyecto “Icnelia-Conciencia”, mediante el cual se llevan a cabo acciones de sensibilización sobre la situación social en Nicaragua. Tras la presentación oficial del proyecto en el Ayuntamiento, junto a los ediles de Cultura, Feli Bailador, y Juventud, Daniel Carrillo, se pusieron en marcha una serie de talleres solidarios, charlas y actividades de sensibilización que han recorrido los colegios de verano, han colaborado con los cuentacuentos en la biblioteca de Gran Alacant y en el parque El Palmeral, en la librería Ler, en

la travesía a nado Tabarca-Santa Pola, en eventos deportivos como el partido de fútbol Santa Pola-Elche, el torneo de fútbol sala de Gran Alacant o la presentación del Basket Costa Urbana, el concierto Fusionados, las elecciones de reinas infantil y de tercera edad... Se ha trabajado además, directamente, con la Asociación de Discapacitados Psíquicos, con la concejalía de Fiestas, la Asociación de Vecinos Calas de Santa Pola del Este en la Cena de la Luna Llena, y se están concretando actividades con un buen número de colectivos tando de Santa Pola como de Elche a partir del mes de septiembre, cuando comenzarán también las clases y se visitarán todos los colegios e institutos para llevar a cabo

Un audiovisual explica a los escolares las condiciones de vida de los niños en Nicaragua

diversas iniciativas. Esta campaña está suponiendo un enorme refuerzo a la labor iniciada por la primera ONG santapolera y está consi-

guiendo el objetivo de acercar a nuestra sociedad la situación en Nicaragua y la formación en valores solidarios a niños y mayores.

Los chicos de ADIPSA devolvieron muestras de solidaridad con las necesidades de otros niños

Reto para Santa Pola: 800.000 céntimos para construir el colegio Virgen de Loreto en Nicaragua Icnelia acaba de lanzar una campaña que lleva como lema “¿Te sobra un céntimo? A ellos les falta”. El objetivo es movilizar a los santapoleros para construir en la selva de Nicaragua un colegio que lleve el nombre de la patrona y que sea la solidaridad de todo un pueblo a base de céntimos la que lo consiga. Para ello se intenta recaudar la cantidad de 800.000 céntimos de euro a través de una gran hucha esférica que

simboliza el globo terráqueo. En apenas nueve días ya se ha recaudado la cifra de 1.075 euros. La campaña se desarrolla dentro del proyecto “Icnelia-Conciencia” financiado por el SERVEF y el Fondo Social Europeo, y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Santa Pola, Studio 17 y la Asociación de Comerciantes. La respuesta popular está siendo absolutamente satisfactoria, no sólo

El alcalde Miguel Zaragoza introdujo de forma protocolaria el primer céntimo en la hucha de Icnelia

por la aportación de esos céntimos a los que damos poca importancia, sino porque se está logrando a través de iniciativa que se conozca la situación de los niños en las comunidades de la selva de Nicaragua y se trabaje para mejorar sus condiciones de vida. La hucha gigante sigue un recorrido itinerante por comercios, entidades y eventos, mientras que se están distribuyendo huchas

pequeñas con el lema de la campaña en diversos comercios, entre ellos los pertenecientes a la Asociación de Comerciantes, cuya presidenta Pepa Garri aprovecha estas páginas para comunicar a sus asociados que, dado que en agosto se suspenden las reuniones, había sido imposible avisar antes a todos los comercios por la falta de tiempo a la hora de lanzar la campaña, que cuenta con todo el apoyo de la Asociación.

Los santapoleros se están volcando para conseguir los 800.000 céntimos para el colegio

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Escenas nº 252 - Agosto 2007


Santapoleros en Nicaragua (X)

Reportaje

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Escenas nº 253 - Septiembre 2007

Algo así es mi pueblo JESÚS SANTOS ARIAS BRAVO

Fruto de los intensos lazos que a través de la ONG Icnelia hemos ido en este último año estableciendo en Nicaragua, y de los cuales ha quedado somera constancia en los reportajes publicados en las sucesivas ediciones de ESCENAS, este mes tenemos el placer de publicar un artículo remitido por uno de nuestros amigos nicaragüenses, José Santos Arias Bravo, conocido por nosotros como “El Chepe” Arias, un joven de la comunidad de La Aurora (o San Pancho, como la hemos denominado de forma más coloquial en nuestras descripciones). En ella nos traslada a su paisaje natural, nos describe su forma de vida y nos acerca a esa vasta y selvática región del Atlántico Sur nica, donde Icnelia ha comenzado su labor de apoyo al desarrollo de sus gentes con la construcción de varias escuelas de primaria en aquellas comunidades.

Agradezco a José Juan López la gentileza de querer compartir este artículo con sus lectores. Extiendo un gran saludo al señor Martín Martínez, por sus días entre nosotros y desde luego por su vida y amistad compartida. En la persona de José Juan y el señor Martín sean saludadas las personas que se encuentren con este artículo que titulo “Algo así es mi pueblo”. Mi pueblo se llama San Francisco Kukra River, La Aurora. Está situado a 42- 45 Km al sur de Bluefields, cabecera Regional de la Región Autónoma del Atlántico Sur RAAS de la costa Caribe de mi país Nicaragua. Su vía de acceso es el río Kukra River, de Bluefields a mi pueblo o de mi pueblo a Bluefields. Somos una población no tan numero-

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Vivimos más de la agricultura que de la ganadería. Los productos que más se cultivan son: frijoles, arroz, maíz, banano, yuca, malanga, quequisque (1), además de producir leche, queso y cuajada. Por los cambios notables del clima la agricultura cada vez más está en descenso su efectividad. El caso es que las plantaciones responden, pero generalmente se ven afectadas bien sea porque hay inundaciones que genera desborde de los ríos, o bien por falta de lluvia en el

ivimos más de la agricultura que de la ganadería, aunque por los cambios notables del clima cada vez más está en descenso su efectividad, se pierde gran parte de la cosecha por inundaciones o por falta de lluvia en el momento preciso sa, dos mil habitantes aproximadamente, pero por ser el centro o pequeña capital de la zona de Kukra River, estamos rodeados por unas 25-30 pequeñas comunidades que, en conjunto, sumamos unos 15-18 mil habitantes.

momento preciso de crecimiento de las plantaciones. El resultado es obvio, se pierde todo en un noventa por ciento. En cambio, la ganadería no es tan afectada en mayor escala hasta ahora por el clima; pero sí por el precio del mercado y por


Reportaje

El río es la única forma de llegar hasta la comunidad de La Aurora

los ladrones de abigeato (2). Pero bien, cuando no es una cosa es la otra. Amigo, ahora te voy a contar algo más. El viaje Esos 42-45 Km navegando emplean 8 horas de viaje en los medios de transporte que contamos y llamamos botes. ¿Qué te parece, dicen los necios? Es la misma cantidad de horas en el vuelo Madrid–Miami. Tranquilo amigo, deja de suspirar, cálmate. Ya te cuento el resto. En estas ocho horas de viaje gozas dos horas sobre la bahía de Bluefields y seis sobre el río Kukra River. Aquí la experiencia gozosa es al ritmo perfecto de las olas, el panorama extendido y decorado de una isla seguida de la otra, las aves al compás de la música silbada por el viento, el verdor de la naturaleza y las flores en su apogeo femenino. Mientras tanto, nosotros pasajeros pasamos desapercibidos en esta armonía natural entretenidos en nuestros divertidos artificios provechosos. Por decirte un ejemplo. Si tu esposa es celosa y si durante el viaje te duermes, te mete dentro de tu maleta ropa interior de dama y…. cuando llegas a casa tu esposa te recibe la maleta y…. ¡amigo! Además del enfado, se suma un mes de separados. Mientras los artistas siguen gozando y molestándote. Y es una broma nada más. La gente Así como es de picaresca, sobresale por su hospitalidad y generosidad. Tú llegas a mi pueblo. Pronto captas aquella timidez de primera impresión. Luego saludas y preguntas a la dirección que vas, y en seguida te dicen “yo le acompaño”

o bien la persona mayor pide el favor a su hijo a alguna otra persona que te acompañe hasta la dirección dada. Mi gente da de lo que tiene y todo lo que tiene para compartir. Menos dinero. Se da en gran manera a sí misma. Comida Ten en cuenta, amigo, que falta un cuarto de hora para comer; el olfato excitado por el olor de unas tortillas recién sacadas del comal rojizo por el ardor del almendro ene. Fogón. Acompañada por una fresca cuajada y su respectivo gallopinto (3), una buena jícara de pozol (4). Podrás decir como el anciano Simeón:

A pesar de todo, los niños de Nicaragua no pierden la sonrisa

“Puedes dejar a tu siervo ir en paz…”, o bien quizás podría significar la gracia alcanzada por Santiago de Compostela al terminar el camino. El clima Los datos oficiales de mi país Nicaragua dicen que la Costa Caribe goza de dos estaciones en el año: invierno y verano –es cierto–, repartidos en seis meses cada estación. Esto último es impredecible porque a veces tienes diez meses de invierno como tal y de los dos de verano se hacen acompañar de lluvias ligeras o torrenciales. Que no te sorprenda esto, amigo: a veces tenemos

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i tú llegas a mi pueblo y tan solo te sitúas como observador, no se escapará a tu mirada el rostro humano que en silencioso gemido grita y demanda trabajo digno, educación, salud... En fin, condiciones de vida digna

El santapolero Martín Martínez junto a José Arias, autor de este artículo, compartiendo un programa en Radio Zinica, la emisora de Bluefields, el pasado mes de junio

quince días de lluvia intensa, los ríos se desbordan de 150 a 200 metros (en las partes bajas) de su cauce normal. Lluvias acompañadas por fuertes descargas eléctricas o rayería con sus recalcitrantes y sonoros truenos, cual si fuera eterna batalla inaugural en el Olimpo con la dicha del mortal como espectador. Por eso cuando alguien de mi pueblo o algún colega entra al cine, y por muy de estreno que esté la película, sus efectos no nos impresionan, más bien suscita el recuerdo a comentarse: los efectos de la película intentan recordarme las lluvias de mi pueblo. Si notas, también podremos ser unos presumidos soberbios que se ríen en la dicha natural. Querido amigo, si tú llegas a mi pueblo y tan solo te sitúas como observador, no se escapará a tu mirada el rostro humano que en silencioso gemido grita y demanda trabajo digno, educación, salud… En fin, condiciones de vida digna. Somos un rostro humano–religioso que suplicamos el pan de cada día; pero a veces percibo la firme convicción de mi gente que en virtud de recitar, más bien cantar con Cabrales “por el pan nuestro de cada día no te preocupes, que para eso somos hombres”. Pero la dicha nuestra es que todas esas carencias que nos agobian no nos han borrado la sonrisa hospitalaria y generosa. Finalmente: ven a mi pueblo, amigo, y sabrás que lo que no he expresado es porque soy un iniciante que apenas balbucea: José Santos Arias Bravo. (1) Yuca, malanca y quequisque son tubérculos que se comen cocidos. (2) Ganado (3) Comida a base de frijoles y arroz hervido (4) Refresco de maíz molido

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Solidaridad

Escenas nº 253 - Septiembre 2007

Icnelia llevará hasta los colegios su campaña de concienciación

La hucha gigante ha recaudado ya cerca de 300.000 céntimos

Una de las actividades de “Icnelia-Conciencia” en la librería Ler para un público infantil

El Mercado Central ha sido uno de los centros que han colaborado con Icnelia

La ONG santapolera continuará este mes de octubre con su campaña “IcneliaConciencia” a través de la cual está llevando a cabo acciones de sensibilización y concienciación sobre la realidad social y humana en Nicaragua, país centroamericano donde la organización trabaja. Este proyecto ha sido posible gracias a una subvención del Servicio Valenciano de Empleo y Formación y el Fondo Social Europeo que ha permitido contratar a cuatro trabajadoras desempleadas hasta finales del próximo mes. La siguiente fase dentro de “IcneliaConciencia” va dirigida a los alumnos de primaria y secundaria de los colegios e institutos de Santa Pola, que van a ser receptores de una serie de actividades que incluyen una exposición fotográfica, un audiovisual, debates sobre los aspec-

tos observados y un trabajo didáctico diferente según las edades. Durante todo el verano se han venido llevando a cabo diversas acciones de concienciación e información sobre la labor de Icnelia, como talleres solidarios, proyección de audiovisuales, exposición de fotografías, información en diversos eventos tanto en la época estival como en las fiestas patronales, participación en escuelas de verano y en las actividades de las bibliotecas, así como colaboración directa con otros colectivos locales. En esta última fase del proyecto se actuará también con asociaciones cívicas, culturales y deportivas de la villa, cubriendo de esta forma un amplio radio de acción con la sociedad santapolera, que en todo momento ha mostrado estar muy abierta a las actividades de Icnelia.

Icnelia lanzaba a mediados de agosto una ambiciosa campaña cuyo objetivo era recaudar 800.000 céntimos de euro entre todos los santapoleros, que irán destinados a la construcción del colegio Virgen de Loreto en una de las comunidades de la selva de Nicaragua. Para ello Studio 17 elaboró una hucha gigante que desde entonces se ha convertido en un símbolo de la ayuda santapolera y que es depositada de forma itinerante en edificios públicos, entidades bancarias, eventos y comercios de la villa. Paralelamente se distribuyeron cerca de doscientas huchas más pequeñas en otros tantos establecimientos que la solicitaron, y donde ya se ha hecho habitual depositar los céntimos devueltos de las compras. Para ello se ha contado con la colaboración de la Asociación de

Comerciantes y del Ayuntamiento. En el primer mes de campaña se han recaudado ya sólo en la hucha gigante casi 300.000 céntimos de euro, o lo que es igual, casi medio millón de las antiguas pesetas. La recaudación va a buen ritmo, pero desde Icnelia animan a continuar con este reto que llevará a alcanzar la cifra de 800.000 céntimos que cuesta la construcción del colegio rural. Cabe destacar la gran acogida que tuvo la presencia de la hucha gigante en la misa dedicada a la Virgen de Loreto en la mañana del pasado ocho de septiembre en el Castillo, acto en el que también fue bendecida por el párroco Antonio Pamies una imagen de la patrona realizada por Úrsula Orts y donada por María Asunción Ruiz, que tiene como destino el futuro colegio Virgen de Loreto en Nicaragua.

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David Vidal, entrenador del Elche C.F., observa con atención las imágenes de la exposición de Icnelia sobre “Nicaragua, niños y fútbol” en el estadio municipal Manolo Maciá

Coincidiendo con la bendición de la imagen de la Virgen de Loreto el 8 de septiembre, muchos santapoleros se agolparon para depositar sus donaciones en la hucha



Solidaridad

Icnelia culmina el proyecto “Icnelia-Conciencia” con un acto de clausura con los colectivos locales La primera ONG de Santa Pola culminó el proyecto “Icnelia-Conciencia: Acciones de sensibilización y concienciación sobre la realidad social y humana en Nicaragua” con el acto de clausura celebrado el pasado 30 de octubre en el Baluarte del Duque del CastilloFortaleza. Esta actividad ha sido posible gracias a la financiación del Servef y del Fondo Social Europeo, a través de una subvención mediante la cual la ONG ha podido contratar a cuatro trabajadoras desempleadas. También ha sido decisivo el apoyo del Ayuntamiento de Santa Pola en este proyecto. Desde el 1 de julio hasta el 31 de octubre, el equipo de Icnelia ha estado desarrollando diversas actividades de carácter solidario, trabajando especialmente la sensibilización a los escolares de la villa, alumnos de primaria y algunos de secundaria de los colegios José Garnero, Ramón Cuesta, Alonai, Virgen de Loreto, Azorín, Hispanidad, Cervantes y Gran Alacant. Las actividades consistieron en la proyección de un audiovisual, la elaboración de unas fichas didácticas para los alumnos junto con un debate, y la exposición de una muestra fotográfica compuesta por treinta imágenes realizadas por miembros de Icnelia en Nicaragua, y que ha sido posible gracias a Diseño Studio 17 y todos los estudios fotográficos de Santa Pola (Philippe Uglietta Estudio, Mangas Fotógrafo, Estudio José Miguel, Fotos

Géminis, Antonio Fotógrafo y Kayman Fotógrafas). La exposición también ha estado abierta a la participación de los padres. Al acto de clausura asistieron miembros de la corporación municipal, representantes de asociaciones, empresas y entidades, socios y voluntarios de la ONG. Allí se mostró a través de un audiovisual el intenso trabajo

El sargento Jorge López en Santa Pola El sargento Jorge López, de la Policía del Condado de Miami y responsable policial del aeropuerto internacional de la capital de la Florida, pasó unos días de vacaciones en Santa Pola el pasado mes de octubre, aprovechando su presencia en la Universidad Miguel Hernández de Elche para inaugurar el nuevo curso de Ciencias Policiales con una conferencia sobre la organización de la Policía Metropolitana de Miami. López es colaborador de Icnelia, y a través de la Asociación de Oficiales de Policía Hispanos de Miami se han realizado campañas de envío de material escolar a Nicaragua. En la imagen aparece junto a José Miguel Zaragoza, presidente de Icnelia y Jefe de la Policía Local, durante una entrevista en el programa “Cantos de Sirena” de Sol FM, conducido por nuestro director José Juan López.

Expedición Nicaragua 2007 Este sábado 17 de noviembre parte hacia Nicaragua una nueva expedición de Icnelia, capitaneada en esta ocasión por Augusto Soler y José Juan López, con el objetivo principal de supervisar las obras de construcción del primer colegio financiado por la ONG, el “Mari Carmen”, en la comunidad de El Progreso. Además, a través de un proyecto de turismo solidario lanzado por Icnelia, les acompañan tres santapoleros más -Luis Belmar, Francisco Javier Moreno y Juan Bautista Miralles- que participarán en la expedición para conocer diversas zonas del país centroamericano, y especialmente el trabajo que se viene realizando en las comunidades de la selva de la Región Autónoma del Atlántico Sur. Los beneficios de esta expedición repercutirán directamente en proyectos de desarrollo para sus habitantes.

El presidente de Icnelia explica a los asistentes el trabajo de concienciación realizado por la ONG

realizado durante estos cuatro meses y la repercusión en los diferentes proyectos de desarrollo que Icnelia lleva a cabo en Nicaragua. También se exhibió la exposición itinerante que ha pasado por los colegios de la villa. ¿Te sobra un céntimo? Hasta la fecha de cierre de esta edición, Icnelia ha conseguido reunir 568.000 céntimos de euro a través de la hucha gigante y las huchas pequeñas contabilizadas hasta el momento, dentro de la campaña “¿Te sobra un céntimo? A ellos les falta”, cuyo objetivo es recaudar la cifra de 800.000 céntimos de euro para construir el colegio “Virgen de Loreto Santa Pola” en una comunidad de la selva nicaragüense. La campaña continuará abierta unas semanas más hasta alcanzar la cifra total necesaria para financiar el colegio.

Donación de vecinos de Santa Pola del Este La Asociación de Vecinos Calas de Santa Pola del Este, a través de su vicepresidenta Claudia Irastorza, ha hecho entrega de un donativo de 600 euros a Icnelia, destinados a la adquisición de mobiliario y material escolar para el colegio “Virgen de Loreto Santa Pola”, como muestra de agradecimiento por la participación de la ONG en la pasada edición de la Cena de la Luna Llena.

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Santapoleros en Nicaragua (XI)

Reportaje

En cualquier momento. En cual

AUGUSTO SOLER

El título que ofrece este artículo tiene algún parecido, o connotaciones, con el anuncio publicitario de la guía de la feria del libro, en formato español, que recogí en el hall del hotel de Miami. En la guía se insertaba un anuncio que decía: “Espere lo inesperado, disfrute paseando entre todo el silvestre en nuestra jungla tropical. Vea animales y pájaros exóticos… Un “lier” – es medio león, medio tigre-…” El anuncio se refería a un parque temático de atracciones. Obviamente todo artificial, de plástico, pintado a colores.Desde ahí, tras sobrevolar la inmensidad de chalets y casas prediseñadas y apretadas con cartabón, de lujosas y vastas mansiones sobre islas privadas en el centro de la metrópoli, de famosas playas que por las noches se quedan a oscuras para atraer a las tortugas. A partir de ahí, nada fue más verdad. Fue de todo, era de todo, en cualquier momento, en cualquier lugar. Cualquier cosa, a cualquier hora.

Managua contemplada desde el mirador de Tiscapa, con el hotel Continental en primer plano

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La vida a jirones se masticaba desde su sonoro amanecer cuando quebraban los enormes gallos la aurora, rallando las cinco de la mañana hasta que, sin darte cuenta, algo o alguien decidió que se hiciera de noche. Nunca me di cuenta de un atardecer. Probablemente llegué a añorar los cadenciosos atardeceres levantinos, rojos brillantes o amarillos oro, truncados por las montañas de sal. Fue el inicio desde el aeropuerto de Alicante, llegamos a Miami vía Madrid.

cubano. Él es cubano exiliado. Vemos, con su coche Ford 4x4, americano, muy grande, Miami Beach por la noche; la mansión americana de Versace y el club de Gloria Estefan, qué se yo, toda la parafernalia de la subcultura occidental yanquizada por los cuatro costados, la playa y la casa de Julio Iglesias, sí, también americana. Volamos hacia Managua al día siguiente. El buen policía nos lleva literalmente dentro del avión, sin pasar por las

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isitamos la pobreza de Managua, es decir, vamos a Managua sin salir de Managua, pateamos las simples calles, toda así, sucia, con un intransigente olor a gasoil que resopla de los tubos de escape de motocicletas, coches y camionetas de los años cincuenta Retención y estricta vigilancia. La policía, la buena, del Aeropuerto Internacional, el “Sergeant” Jorge López, (qué gran amigo tiene ahí José Miguel) nos espera, nos lleva al hotel en su coche americano de policía blanco, grande, con banda horizontal verde lago. Cenamos en su casa americana arroz con costra al estilo

eternas colas, cruzando por la trastienda de los mostradores, sonriendo a los robaperas que hay por todos lados intentando venderte algo. Y ¡zas!, tras las clarísimas aguas de las Bahamas, cruzando el transparente Caribe, las primeras vistas de Nicaragua. Aterrizaje en Managua; nos esperan César y José Abraham, del

El oasis del Seminario Nacional con la impresionante ceiba africana gigante al fondo


Reportaje

lquier lugar. Cualquier cosa, a cualquier hora. Un primer reflejo de Nicaragua. Seminario. Esperamos al padre Miguel Ángel que no llega. Vemos los primeros zopilotes, especie de buitres que otean el cielo, como vigilando los cráteres de los volcanes para avisar de la próxima destrucción. Al saltar del avión esperé oler lo que José Miguel me adelantó, ese olor a madera quemada, a caoba embrutecida. Como cada cual huele según sus bastoncillos nasales, lo mío, por mucho que lo intenté, no fue madera quemada. Olía a calor desaliñado, a sudor criollo, mestizo, a respiración humana, humedad entrañable. No olía mal. Era un trasfondo dulce, un poso de sonrisa amable. Confianza a pesar de lo desconocido. Como si toda la vida hubiésemos estado o sentido.

plátanos fritos que es lo primero que traen a la mesa como para empezar a abrir boca. La casa donde comimos parecía o quería ser un restaurante, el negro de las paredes del patio, que es donde nos sentamos a la mesa, se correspondía no con el tono de color que hubiese elegido el dueño del establecimiento, sino con el de las moscas y la suciedad que embadurnaba todo. Pero, eso sí, con sonrisa y con calor, mucho calor. Calor entrañable. Visitamos la pobreza de Managua, es decir, vamos a Managua sin salir de Managua, pateamos las simples calles, toda así, sucia, con un intransigente olor a gasoil que resopla de los tubos de escape de motocicletas, coches y camionetas de

Managua sandina Con carro atravesamos la capital sandina camino del Seminario, donde allí sí, esperamos a Miguel Ángel. En el Seminario Nacional, en plena paz y paraíso, en medio de la podredumbre donde no se conjuga el verbo tener, la enorme, gigantesca ceiba africana me rompe los esquemas de lo alto, grande y hermoso que puede llegar a ser un árbol. Luego nos vamos a comer con el padre Isidoro, que es canario. Qué amabilidad extrema de sacerdote, qué tranquilidad, qué paz me transmitió el padre Isidoro. A cada esquina nos encontramos con un carrito de los helados, con tres ruedas, Eskimo, famosa marca nica, con diez cascabeles que chisporroteaban continuamente con su estridente sonido cada vez que las viejas ruedecillas tropezaban más que se deslizaban por las calles. Mi primer arroz, mi primer fresco de papaya, frijoles y tostados, rebanadas de

a historia del ancianete que trajo Miguel Ángel de Kukra Hill: “para, para, para...”, no dejaba de repetir. La de Elvita Rugada, prostituta durante 40 años en Managua. Nos dijo que lo fue en su mala vida por una razón muy evidente para ella: “por sus cosas”

el dinero para no caer cuando vuelva a temblar la tierra. Queman sus basuras en la calle, por higiene. Cada casa, de planta baja obviamente, ya que no hay edificios, se la tumbaría el terremoto de turno, tiene su pequeño montón antes de anochecer echando un humo maloliente que se traba por las fosas nasales y es difícil de desprenderse de él. Ya hasta la llegada a la selva, todas las noches dormiré con ese humo rondando y atravesando mis narices. Como en todo hay excepción, de los casi tres millones de habitantes de Managua, ciento cincuenta mil personas, aproximadamente, nada en la abundancia y es la dueña del país. Vemos, de lejos, el emporio de los Pellas, ron Flor de Caña,

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los años cincuenta al menos. Cruzamos al Palacio Nacional junto a la Catedral Vieja, el auditorio de la Concha, el malecón y el lago de Managua o Xolotlan, junto a la plaza de la Fe donde vino dos veces el Papa Juan Pablo II; primero boicoteado por Ortega y después ensalzado por Violeta Chamorro. Subimos al monte Tiscapa apreciando la impresionante laguna en su antiguo lecho de volcán, desde donde se ve todo Managua y el hotel Continental de la película “Bajo el fuego”. Al otro lado, donde la falla no hace tanto daño, se aposta

Actividad callejera en la plaza de Jinotepe

hospital, banco, seguros, funeraria, donde se les paga por acomodarte en un sitio en el que nunca llegarás a estar. Por las arterias de Nicaragua Amanece en el seminario, desde mi habitación puedo observar la primera y única ardilla albina que me haya imaginado nunca. Se queda encima de la rama mirándome con el rabillo del ojo, sin parar, con sus gestos rítmicos, cortos, rápidos. Y con la misma y repentina rapidez, se va. Desayuno y a Jinotepe. Nos lleva al microbús el niño Miguel Ángel, de Puerto

Cabezas, misquito, que no sabía nada de español hasta aprenderlo cuando ya terminó primaria. En la radio del microbús, que se llama Viva FM, faltan cinco minutos para las nueve. Para salir en la parada de los microbuses se acostumbra a chillar el nombre de las ciudades o pueblos a donde se dirigen. De forma rápida, brusca, rabiosa, como si se fueran a ir en seguida. Como si los fueras a perder si no te subes. ¡Jinotepe, Jinotepe, Jinotepe, Jinotepe, Jinotepe!... Continuamente pasan los aguadores y los rosquilleros. A comer y beber, en cualquier momento, cualquier cosa, en cualquier lugar. Los niños se te agolpan, te piden, les das, no les das, les pides, les preguntas, les haces una foto, se ríen, se van. ¡Matagalpa, Matagalpa, Matagalpa, Matagalpa, Matagalpa!... Se oye durante el trayecto la banda sonora de la película de Rocky, la voz de John Lennon con Imagine. La salida de Managua se hace por la vía acotada sólo a autobuses pasando, a pie de parachoques, por zapateros, tejedores, herreros, hacedores de todo tipo de artesanía, por al lado y encima de la carretera. Los puedes tocar, ver, saludar. Se oye a Luis Miguel, a Perales con su barco de libertad. Los cobradores del microbús saltan y suben de él en marcha por la puerta corredera, con una pericia de años. El microbús roza el suelo y cuando coge -aunque en Nicaragua dice el padre Miguel Ángel que se “coge” poco- la cuesta a bajo, va a toda velocidad, incluso alcanzando los setenta kilómetros por hora al menos, se acelera solo sin poder frenarlo. Supongo que los mismos bajos sirven de freno. Sube un agente que luego para en la

Elvita Rugada se lanzó a la mala vida “por sus cosas”

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Escenas nº 255 - Noviembre 2007


Reportaje academia Walter Mendoza. Se cobran 22 córdobas. Con gran agilidad el cobrador, con los dedos entre ellos, va recogiendo los viejos billetes de córdobas que, según su cuantía, empareja entre los dedos de una mano, doblándolos a su largo y por su mitad, sujetándolos. Miguel Ángel paga los dos córdobas de la viejita que esta a su lado con una niña, ya que le faltaba para su billete y no paraba de quejarse de lo poco que tenía. Los viajeros no suelen hablarse ni decir nada a nadie (como en el metro). Alguno lee el Nuevo Diario de Nicaragua y otros dormitan ya en el micro. Continuamos subiendo a la montaña, me azota más que pega el viento fresco al lado de la ventanilla, en ningún momento frío, aunque muy agradable. Se oye una canción melódica “sólo tú me haces sentir, sólo tú sabes mi forma de reír”, no se de quién es. Seguimos viendo sin parar casuchas al borde del camino y allá, al fondo, a lo lejos, me quedo mirándola y atrayéndola o trayéndome ella a mi. Es la primera vez que la toco con los ojos, que la respiro sin mirarla. La selva. Sigue la publicidad institucional en la radio, lo que les da el Ministerio y sus obligaciones de sindicarse. Nicaragua avanza. Seguidamente transcurrimos y pasamos por el pueblito El Crucero. Al menos cincuenta hombres crepitan su espalda picando la tierra al lado de la carretera. Están cableando Nicaragua -nos aclara Miguel Ángel-. En la cima de la montaña ya no hay árboles, sólo praderas innumerables adosadas a los montes de picos romos. A lo lejos, abajo, al fondo. La selva. Los del micro, callados, son todos nicas. Caras marcadas, enjutas, cuellos anchos, semblante bondadoso pero como enfadados. San Marco, pueblo de montaña. Nada de

Escenas nº 255 - Noviembre 2007 cemento, todo tierra marrón, esponjosa, agradable, las casas sucias salpicadas de barro, seco ya de la última tormenta. “Prohibido estacionar en la acera - art. 4”, se puede leer en una pared atravesando Diricamba con un hermosísimo y quizá único edificio del Instituto de la Inmaculada, fiesta celebradísima nacional. Toda Nicaragua gira en torno a este día como si fuese el día de Navidad. Se preparan

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l Jefe de policía de San Pancho, Absalón, rápidamente nos advirtió que dormir al borde del camino era peligroso y cualquiera podría balearnos. Desanudó las hamacas y las colocó detrás de la misión los bares, los comederos y las tiendas, todos se preparan para ese día. Jinotepe Veo pasar la vida frente al único Banco Nacional de Jinotepe, junto a la Iglesia, al lado de la plaza colonial, muy concurrida. Pasan constantemente microbuses con el cobrador colgado de la puerta corredera y los taxis reclamando e instigando con su claxon a los clientes. Guillermo, de la residencia de ancianos, nos recoge (aunque se tenga que coger poco). Se iba a presentar por el MRS pero Miguel Ángel le aconsejó que era peor para la residencia trayendo mala política para el asilo que regenta. Antes ya fue concejal de infraestructuras en su pueblo. Tiene un carácter muy abierto y se queda con toda la gente allá donde vamos. Quedamos en que Guillermo Munguía Brenes, que así es su nombre completo, por email enviará el proyecto completo de las reformas del asilo. Ahora, después de un año puedo decir que a mí, por lo menos, no me lo ha mandado. Estudió

Augusto Soler con una familia de la comunidad de Kukra Hill

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teología y prepara pastorales para las diócesis. “Mi hija estudia arquitectura”, nos dijo con los labios apretados y moviendo la cabeza asintiendo. Lógicamente le contestamos: “¿Si? ¿No me diga?” Lo que más me pudo seducir del asilo fue el ramillete de historias que se pueden encontrar y oír. La de la señora de 106 años, una de las diez primeras personas que recogió nuestro amigo Munguía

de la calle. La de Guillermo Bermúdez, que cursó estudios de derecho y fue muy conocido en España en los círculos diplomáticos, y que por tomar (así se llama al acto y acción de beber alcohol de continuo), terminó durmiendo en la calle, y la madre de nuestro amigo Munguía fue su último abogado, recogiéndole de la nada, después de tener tanto. La historia del ancianete que trajo Miguel Ángel del Kukra Hill: “Para, para, para…” No dejaba de repetir. La de Elvita Rugada, prostituta durante cuarenta años en Managua. Nos dijo que lo fue en su mala vida por una razón muy evidente para ella: “ por sus cosas”. De ahí a Granada Campos de maíz y plátanos. Los niños al borde del asfalto intentan tapar los hoyos de las carreteras por un peso. Si pueden, te hacen parar para que les des algo. Guillermo comenta el nombramiento de Miguel Ángel como párroco de la Catedral de Bluefields. “Ahora tendrá más trabajo debiendo salir

también a las comunidades”, le bromea ya como obispo. La Catedral de Granada. Colonial como su plaza y como su pueblo. Rezumando español del dieciséis por sus cuatro costados. Con gran facilidad podemos ver el dinero extranjero de la cooperación española que sólo se invierte en Nicaragua en ciertos sitios. Sí, claro, sólo donde las empresas españolas puedan quintuplicar la inversión, aunque se pierde mucho dinero en comisiones, nos dice Guillermo. Telefónica siempre. Compra Claro, la compañía telefónica nacional. De Granada también es el Monasterio franciscano con su iglesia. Pobre, austero, como todo lo franciscano. Comida y café de palo en patio andaluz. España de los Austrias por dondequiera. El lago Cocibolca o lago Nicaragua al frente, cubriéndolo todo. “El árbol se llama chila mate”, me dice Guillermo cuando le pregunto y nos acercamos a un enclave turístico desde un malecón que bordea el lago, junto a una línea de mangos. No regresamos sin ver Catarina, mirador de Nicaragua; el penetrante azul de la laguna de Apoyo (jamás un pintor podrá encontrar un azul tan intenso, tan puro, tan azul), su viento, sus canciones, sus viveros y sus flores. En Nicaragua parece que sólo haya flores en Catarina. Catarina forma parte de los llamados Pueblos Brujos, junto con San Juan de Oriente, Diriá, Diriomo, Niquinohomo y Nandasmo. Lo de Masaya fue poco más que, ya tarde, recorrer el mercado artesano. Regresamos con microbús también a Managua. Cenamos en el comedero de Julia y volvemos a la isla espiritual del Seminario, que se encuentra rodeado y bordeado por las chabolas de miles, millones de nicas. Después… ya fue otra historia.

Por fin la selva y a lomos de una mula


Reportaje

Por fin la selva

Nunca me di cuenta de ningún atardecer. Probablemente, sin darme cuenta, algo o alguien decidió que se hiciera de noche. Como aquella noche que alguien trajo, también sin darme cuenta, la fabulosa ópera de luciérnagas acompasadas. Miles lucían. Era una sinfonía perfecta. Grandes, estruendosas. Sobre la noche oscura, tranquila, remota, el impacto de las desorientadoras luciérnagas me rememoraba el primer partido de fútbol de mi vida que vi en el Luís Casanova, como promesa de regalo por haber hecho la comunión. A las indicaciones de mi padre, ya empezado el partido, los cientos de cigarrillos que se encendían y apagaban semejaban la premonición de lo que treinta y tres años después vería quintuplicado en la selva nicaragüense. Envuelto en una hamaca de hule seguí el instinto con que el padre Miguel Ángel nos regaló nada más aterrizar: “cualquier cosa, aquí esperaros que suceda cualquier cosa, a cualquier hora”. La máxima es: en cualquier momento, en cualquier lugar. Cualquier cosa, a cualquier hora. Fue la noche oscura, la noche de las luciérnagas. Aunque no duró mucho, el Jefe de policía de San Pancho, Absalón, rápidamente nos advirtió que dormir al borde del camino era peligroso y cualquiera podría balearnos. Desanudó las hamacas y las colocó detrás de la misión, entre la casa principal

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y el barracón donde se albergarían los futuros maestros de las comunidades, no lejos del pozo. Y así, tal y como cayó la noche, sin darme cuenta, serena, tranquila, solitaria, enrabietada por las luciérnagas, se me fueron entornando ya los hinchados ojos del cansancio acumulado. También así, sin avisar, en cualquier momento, cayó agua, en el sentido más fuerte de la expresión. ¡Cayó! Llovía, llovía, llovía. Llovía como jamás en mi vida pude oír llover. Ni en las inundaciones del ochenta y dos que tuve la fortuna de soportar en primera línea, sin nada que perder. Aquel suceso fue el inicio de tocar la vida con la vida, de desleírme entre la naturaleza y con el hombre que sólo lleva su nombre, y que no tiene nada más. De conocer que la vida no sólo es tener lo que aquí tenemos, sino que la vida simplemente es. Sólo eso, ser, no es necesario tener. Desde ahí ya todo cubrió el supremo horizonte; agua, árboles, manglares, cielo, verde intenso, pájaros, cuajipalas, lluvia, más verde, guacamayos, chillidos de monos a lo lejos, colores intensos bruñidos por la luz opaca del duro sol a la sombra de las eternas nubes aterciopeladas de algodón, empapado todo con el líquido que lo inunda todo, que lo cubre todo, que manda, que dirige las vidas, los caminos: con agua.

quel suceso fue el inicio de tocar la vida con la vida, de desleirme entre la naturaleza y con el hombre que sólo lleva su nombre, y que no tiene nada más Llovió como jamás en mi vida pude oír llover

El dilema

Pero, en realidad, ¿nada cambia? ¿Es la misma vida? Ese sentimiento dirigido en este nuestro mundo “desarrollado”, donde queremos clasificarlo todo, controlarlo todo, estar seguros de todo, hasta el paroxismo, hasta controlarnos la respiración en cada momento, como si eso no se hiciese ya de forma refleja y natural. Sí, el control de occidente y lo inesperado de la selva. En cualquier momento, en cualquier lugar. Cualquier cosa, a cualquier hora. Vida en plena y constante transformación. Allá donde un día podías encontrar un paso por donde vadear un río, o el día por donde podías apoyarte y cruzar por una senda la montaña; al otro día, o mejor, en otro momento, en cualquier momento, tras la lluvia, ese paso para vadear el río o esa senda para cruzar la montaña ya no existía, se había transformado, había cambiado. En cualquier momento, en cualquier lugar. Aquí, en el mercado sin fin de la “civilización”, manda sin más la idea preprogramada de descansar para consumir más. El contraste es tan fuerte en Managua o Blueflields que se ven claramente las mentiras que en casa nos ciegan y no vemos. Aunque aquí tropiezo con el eterno dilema: la ignorancia ¿es felicidad? ¿O debe regir y guiarnos el adagio latino “nescentia necat” (la ignorancia mata)? ¿Son ellos felices/infelices

en medio de su pobreza/riqueza? Mi ignorancia al llegar allí, ¿es la suya de vivir ahí? ¿En qué esperan que les ayudemos? Guillermo Munguía ya nos dijo que ellos lo tenían claro, o eres yunque o eres martillo. Están acostumbrados a obedecer, pero se acostumbrarán pronto, si les llega el momento, a martillar, golpear y machacar, aún a sus hermanos, para hacerse obedecer. Ayudar, ¿para qué? ¿Toca aplicar, a lo mejor, el “no la toques, así es la rosa”? Quizá la respuesta la encuentre, como siempre, en lo que me dicte el corazón, como para todas las cosas. Lo de la rosa será una falsa recreación para expresar impotencia y desesperación. Actuar en cualquier momento, en cualquier lugar. Todo puede suceder. Ese será mi Cocibolca, mi Masaya, mi Momotombo, mi Ometepe. Ahora, cuando el momento se vuelve a acercar, tengo ese sentimiento de querer volver a romper, o que me rompan a mí, los colores de la selva. Pasar desde Miami, fortaleza de derroche superfluo y lujo de los años 60, con sabor a nuestra Gran Playa o Playa Lisa, pero diez mil veces más grande. Miami desde el cielo, no queda nada. Nicaragua desde el cielo, ¿deforestación sin esperanza? Quiero volver, estoy volviendo. Aunque no vaya, ya he vuelto.

Escenas nº 255 - Noviembre 2007

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Solidaridad

Escenas nº 254 - Octubre 2007

El proyecto “Icnelia -Conciencia” culmina con las actividades de sensibilización en los centros escolares

Alumnos del C.P. Ramón Cuesta aportan sus propuestas de cooperación

El proyecto de sensibilización y concienciación sobre la realidad social y humana en Nicaragua que la ONG santapolera Icnelia lleva a cabo desde el pasado mes de julio llega a su fin durante octubre con la realización de una serie de actividades en todos los centros escolares de la villa. “IcneliaConciencia” se ha podido materializar gracias a una subvención del Servef y del Fondo Social Europeo que ha permitido a Icnelia la contratación de cuatro trabajadoras desempleadas –una psicóloga, dos animadoras socioculturales y una administrativa- que vienen trabajando durante los últimos cuatro meses con el objetivo de dar a conocer a la sociedad santapolera las condiciones de vida de las gentes de Nicaragua, país donde la ONG ha puesto en marcha diversos proyectos de desarrollo, especialmente en las comunidades de la selva. Durante este mes de octubre se están realizando diversas actividades en los centros educativos de la localidad, materializadas ya en los colegios José

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Garnero, Ramón Cuesta, Alonai, Virgen de Loreto y Azorín, y estando previstas para el lunes 22 en Hispanidad, miércoles 24 en Cervantes y el lunes 29 en el Gran Alacant. También se actuará en una actividad conjunta para los dos institutos de educación secundaria. En cada colegio el equipo de Icnelia pone en marcha actuaciones tanto para los escolares de tercero a sexto de Primaria, como para los padres y el profesorado. Consiste en la proyección de un audiovisual que muestra la experiencia de los cooperantes de Icnelia en Nicaragua, la elaboración de unas fichas didácticas y un posterior debate con los alumnos en el que se les incita a aportar soluciones a los problemas y valorar los aspectos positivos de la vida de los niños nicaragüenses. Exposición fotográfica Durante todo el día se expone una muestra fotográfica compuesta por treinta imágenes que, además de comentarse con los estudiantes, queda abierta para

Padres y alumnos contemplan la exposición fotográfica en el C.P. José Garnero

que pueda ser visitada por los padres cuando acuden a recoger a sus hijos al centro. Para los tres centros que restan, en Hispanidad se podrá ver el lunes 22 de 16:30 a 17:30 horas, en Cervantes el miércoles 24 de 12:30 a 13:30 y de 17:00 a 18:00 horas, mientras que el lunes 29 se mostrará en el colegio de Gran Alacant de 12:30 y 13:30 y en la Biblioteca Internacional de Gran Alacant de 18:00 a 20:00 horas. Esta exposición pretende ser un reflejo de la vida en Nicaragua, sus gentes, sus costumbres, sus medios de transporte, su trabajo, las difíciles condiciones de vida que se dan en la mayoría de los lugares y para la mayoría de los nicaragüenses. Las fotografías fueron captadas por miembros de Icnelia en sus viajes entre 2005 y 2007, y muestran por un lado toda la crudeza del esfuerzo diario, y por otro la salvaje belleza de un país extraordinario en el que todavía se puede vivir en perfecta simbiosis con la naturaleza. Icnelia pretende desmotrar “que los niños son niños en todo el mundo, que

a pesar de tener que trabajar desde muy jóvenes y abandonar sus estudios para ayudar a sus familias, también son capaces de encontrar motivos para reír y jugar. Su sonrisa y su esperanza siempre se reflejan en sus caras. Eso es lo que nunca pierden”. Cabe destacar que el montaje de esta exposición ha sido posible gracias a la colaboración desinteresada de Studio 17 y los estudios fotográficos de la villa: Philippe Uglietta Estudio, Mangas Fotógrafo, Estudio José Miguel, Fotos Géminis, Antonio Fotógrafo y Kayman Fotógrafas. Cierre de campaña Como colofón a estos cuatro meses de trabajo, la ONG Icnelia prepara para finales de este mes de octubre un acto dirigido a las asociaciones locales, en el que se expondrá gráficamente el trabajo realizado y se abrirán nuevas vías de colaboración para desarrollar proyectos conjuntos con otros colectivos de Santa Pola.



N潞 256-Diciembre 2007 Fundada en 1992 La revista decana de Santa Pola 3.000 ejemplares distribuci贸n gratuita

Antonio L贸pez rescata en un libro las canciones populares de la villa - La navidad nos trae una intensa actividad festiva y comercial - Los colectivos culturales celebran sus actos para despedir el a帽o

La ONG Icnelia hace realidad la primera escuela santapolera en Nicaragua


Editorial

La felicidad absoluta

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Edita:

C/ Campoamor, nº 1 - entresuelo 1 03130 Santa Pola (Alicante) Tel. 96.541.42.25 www.portalsantapola.com jjescenas@gmail.com

REDACCIÓN

Director: José Juan López Lafuente Redacción: José Juan López Colaboradores: Augusto Soler, Graham Sanders, Oficina del Valencià, Antonio Muñoz Castillo, Gaspar López, Eugenio Cases, Clara Vidal, Agripa Hervás Diseño y maquetación: José Juan López Imprime: Quinta Impresión. Tel. 96.510.69.75 Depósito Legal: A-489-1992 Fundada en: 1992 Tirada: 3.000 ejemplares Distribución gratuita PUBLICIDAD

Departamento propio Teléfono: 653.84.49.03 Todos los derechos reservados. Los dibujos, fotografías y artículos que se publican son propiedad del editor. Esta publicación no puede ser reproducida, distribuida, comunicada públicamente o utilizada con fines comerciales, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del editor. El editor no se responsabiliza de la opinión de sus colaboradores.

Ya que estamos en plenas navidades, una época en que los sentimientos saltan a flor de piel, permitidme que os haga una confidencia: me siento un ser privilegiado, tocado por la varita mágica del destino. Soy uno de esos afortunados que ha sido capaz de sentir un momento de felicidad absoluta. Algo que muchos humanos persiguen durante toda su vida sin alcanzarlo. Incluso muchos llegan a vivirlo, pero no se atreven a sentirlo. Y mucho menos a expresarlo. Yo lo viví el 23 de noviembre a miles de kilómetros de aquí. Sería arduo contar en estas líneas la odisea que supone llegar hasta la comunidad de El Progreso, un punto que no aparece en ningún mapa del mundo, protegido por un denso manto de selva tropical. En ese lugar en medio de la nada, los santapoleros hemos hecho historia. Una pequeña y más que modesta anotación entre más de veintiún siglos de historia colectiva, por supuesto. Pero no por pequeña es menos válida. Para los niños de El Progreso el hecho sí que supone un hito en su corta y particular historia. Contarán a sus hijos, y luego a sus nietos, que unos españoles -con vestimentas raras y aparatos que atrapaban sus caras sonrientes- llegaron un día allí para crear el colegio en el que ellos estudiaron. Una escuela que construyeron con la mejor madera de la zona, cuidando cada detalle para que ellos se sintieran cómodos, con un corredor para que no se mojaran en el recreo cuando llovía, que era casi todos los días. Con mucha claridad, hasta con libros para que pudiesen estudiar. Les contarán que esos españoles venían de una ciudad que se llamaba Santa

Pola, un lugar donde la gente todavía era capaz de ayudar a sus hermanos cuando lo necesitaban. Y a la escuela la llamaron “Mari Carmen”. ¡Qué raro! No era un nombre de santos o vírgenes, como en otras comunidades. Nos contaron que Mari Carmen era el nombre de una de las personas que dieron la plata para construirla. Y les pedirán que, como ellos hicieron cuando eran niños, rezaran cada día por las personas que se habían acordado de ellos desde un remoto lugar del otro mundo. Los niños de El Progreso casi no tienen infancia. Apenas levantan un palmo del suelo ya se han convertido en adultos

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ontarán a sus hijos, y luego a sus nietos, que unos españoles venidos de una ciudad que se llamaba Santa Pola llegaron un día allí para crear el colegio en el que ellos estudiaron

JOSÉ JUAN LÓPEZ Director

jjescenas@gmail.com

forzados. Ellos ayudan a sus padres con las vacas, talando árboles, recogiendo la cosecha. Ellas son amas de casa precoces, cuidan de sus hermanos menores, buscan el agua en los manantiales... Cumplidos los catorce ya casi son carne de casamiento. Recuerdo a Carmen, que a sus 35 años había parido doce veces y nueve hijos le sobrevivían. Me conmueve pensar a qué edad empezaría a ser madre. Ninguno tiene la dentadura completa. No pasan hambre, es cierto. Su agricultura de supervivencia les permite comer todos los días. Pero es tan básica su alimentación que el crecimiento se estanca. Y que nadie piense que los Reyes Magos se acordarán de ellos la noche mágica. Esos niños merecen una vida mejor. Sueño en seguir representando a Icnelia, la ONG santapolera, durante muchos años y seguir viajando a El Progreso y a otras comunidades donde continuaremos creando colegios. Y sueño llegar dentro de una década y comprobar con orgullo que algunos de esos niños y niñas abandonaron a sus familias para estudiar en la universidad de Bluefields. Y que volvieron a casa a enseñar a sus padres y hermanos nuevas y mejores maneras de vivir. Y que plantaron cacao y dejaron de talar la selva, que aprendieron a conservar su verdadero tesoro. Que cada casa tiene electricidad aprovechando la energía del sol. Que han sabido vivir en comunión con la naturaleza. La felicidad absoluta fue ver nuestro colegio “Mari Carmen”. Pero ya saben, la felicidad dura un instante, el que pasa antes de pensar en el siguiente reto.

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Escenas nº 256 - Diciembre 2007


Santapoleros en Nicaragua

Reportaje

Escenas nº 256 - Diciembre 2007

Nicaragua, año II

JOSÉ JUAN LÓPEZ

H a c e exactamente un año iniciábamos en Escenas una nueva sección de reportajes a través de los que pretendíamos transmitir a nuestros lectores la experiencia que vivimos en primera persona -como miembros fundadores de la ONG Icnelia- en Nicaragua, país centroamericano donde la organización santapolera pretendía llevar a cabo sus primeros proyectos de cooperación internacional. Doce meses después, Icnelia y Escenas damos un nuevo paso adelante. Ésta vez con la gran satisfacción de comenzar a ver cristalizado nuestro trabajo, nuestro primer proyecto educativo que hemos podido materializar gracias al impagable apoyo recibido por tantos y tantos santapoleros durante los últimos meses. Éste es el relato de un nuevo descubrimiento en América. El del primer colegio de Icnelia en Nicaragua.

Fotos: José Juan López, Javier Moreno, Augusto Soler, Juan Bautista Miralles Ni el más avezado escritor podría haber descrito con palabras el sentimiento que experimentamos a media mañana del sábado 24 de noviembre. Acabábamos de llegar a uno de los lugares más remotos de la selva nicaragüense, una pequeña comunidad bautizada con acierto como El Progreso, como queriendo definir el espíritu con el que años atrás arribaron hasta este lugar las treinta y cinco familias que hoy la habitan, en busca de una vida mejor, de un progreso personal, familiar y económico. Atrás quedaban más de nueve horas de duro trayecto atravesando la impresionante masa vegetal que conforma la selva, cada vez más carcomida por un despale arbóreo

atroz que en pocas décadas puede acabar con ella como un virus mortal. Por un instante olvidamos todos los dolores, el cansancio, el sudor que te empapa, el sueño… Si nuestros antepasados arribaron a estas tierras hace más de quinientos años en busca de “Eldorado”, nosotros llegamos cinco siglos después persiguiendo nuestro “maná” particular, con la esperanza de contemplar el fruto del trabajo de muchas personas aquí y allá, de esa colaboración sincera entre hermanos a miles de kilómetros de distancia. Ni en nuestros mejores sueños pudimos imaginar el disparo de adrenalina que supuso para nuestro espíritu la contemplación

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i nuestros antepasados arribaron a estas tierras hace más de quinientos años en busca de “Eldorado”, nosotros llegamos cinco siglos después persiguiendo nuestro “maná” particular, el fruto del trabajo de muchas personas aquí y allá

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El centro de la comunidad de El Progreso está rodeado de selva tropical. Desde esta perspectiva se aprecian tres construcciones de madera: a la izquierda la cocina, en el centro atrás, el colegio “Mari Carmen” financiado por Icnelia y a la derecha, en primer término, la habitación cural.


Reportaje

Los cinco expedicionarios de Icnelia: Augusto Soler, Juan Bautista Miralles, Luís Belmar, José Juan López y Javier Moreno

del colegio “Mari Carmen”. Dejando abajo la tímida estela de agua del incipiente río, en lo alto de un cerro lo veíamos levantarse majestuoso sobre el resto de construcciones de madera del centro social de la comunidad de El Progreso: la modesta capilla utilizada como antigua escuela, la cocina de leña, el dormitorio cural, la letrina… Y destacando sobre todas ellas, ahí estaba, altiva, nuestra “Mari Carmen”. Los seis jinetes del apocalipsis La segunda expedición de Icnelia a Nicaragua se preveía un tanto especial, principalmente por dos motivos. Uno, era la primera vez que iríamos a comprobar los resultados de nuestros proyectos de desarrollo ya en marcha. Y dos, experimentábamos un nuevo y arriesgado proyecto de turismo solidario que deseábamos consolidar para futuros viajes. Y el experimento salió redondo. A la compañía de mi inseparable Augusto Soler, juntos como representación oficial de la ONG, añadía esta vez la presencia de tres

amigos, de tres valientes, a los que de alguna forma hemos utilizado como “conejillos de indias” en este novedoso proyecto, y que han disfrutado con nosotros de una de las más intensas experiencias de su vida. Luis,

mejor acompañante, mejor guía, mejor amigo. A sus 24 años, este ex seminarista de Waslala, al que conocimos el año pasado como hombre de confianza del padre Miguel Ángel en la parroquia de San Mateo en

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xperimentamos un arriesgado proyecto de turismo solidario. Luís, Javi y Juan Bautista se convirtieron en unos excelentes compañeros de fatigas con los que compartimos alegrías y sufrimientos, sentimientos a flor de piel y aventura, mucha aventura Javi y Juan Bautista se convirtieron en unos excelentes compañeros de fatigas, con los que compartimos alegrías y sufrimientos, diversión e inconvenientes, sentimientos a flor de piel y aventura, mucha aventura. Y los cinco “icnelianos” estaríamos incompletos si no destacáramos la enorme labor del “sexto Beatle”, nuestro ángel de la guarda en Nicaragua: Óscar Oswaldo Chavarría Guevara. No podíamos encontrar

Bluefields, reúne las características innatas de un buen nica: simpatía, honradez, arrojo, vitalidad, lealtad. Creo que si hubiese tenido que arriesgar su vida por nosotros, no se lo habría pensado. Así que Oscarcito se quedó con un trocito de nosotros allí en su tierra. Si algún enajenado nos hubiese podido ver cruzar la selva, embarrados hasta las cejas a lomos de las bestias, hubiese pensado que éramos los seis jinetes del

apocalipsis. Rumbo hacia El Progreso El viaje hasta la comunidad de El Progreso es toda una experiencia no apta para indecisos o escrupulosos. El punto de inicio es el embarcadero del Canal de Bluefields, una verdadera cloaca donde van a parar todos los desechos imaginables. La bahía bluefileña es una especie de Mar Menor, abrazada por dos mangas de tierra y salpicada de islas en su interior. Sería un lugar bellísimo y paradisiaco de no ser por la contaminación putrefacta que predomina en su hábitat. Desde luego, no es un lugar recomendable para caerse al agua. Aquí no existe el más mínimo rubor por tirar al mar las basuras, ya sean sólidas o líquidas. Justo en el embarcadero, una casa en “primera línea de mar” abre su ventana con vistas al puente. La señora trajina con unos pedazos de carne no identificados (suponemos que de animal) y, tras prepararlos para ser cocinados, derrama el líquido sobrante a través un

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Escenas nº 256 - Diciembre 2007


Reportaje

Escenas nº 256 - Diciembre 2007

Una mujer echa sin pudor desperdicios de comida al sucio canal de Bluefields

tubo adosado a la ventana que lo despide directamente al canal. El señor de la casa de al lado saca su bolsa de basura y la vuelca al canal. Eso sí, la bolsa vacía se la lleva para aprovecharla. Mientras esperamos nuestra embarcación, desde arriba del puente nos contemplan con curiosidad tres criollos que a las seis de la mañana están borrachos como cubas. Esta escena es de foto segura. Uno de los tipos incluso posa para nosotros, pero se siente tan importante que baja a contarnos su vida, con su inseparable botella de guaro en la mano. Luis aguanta estoicamente su historia, contada en ese idioma tan singular de aquí, que mezcla lo peor del inglés con lo peor del español. Menos mal que los españoles le caemos bien. Después de que zarpe una panga comercial cargada hasta los topes de pasajeros y de mercancías con destino a alguna comunidad, llega nuestro patrón Francisco con sorpresa. El motor fuera borda de 25 caballos se ha estropeado y no podemos utilizar la panga, así que tenemos que alquilar un bote con un 15 caballos. ¡Eso para ir raudos y veloces! Después de cargar las alforjas y las

mochilas, zarpamos constatando que cualquier mal movimiento en ese inestable bote podría dar con nuestros huesos en la sucia bahía de Bluefields, así que será mejor estarse quietos. Mientras salimos del canal observamos las casas de madera junto a la orilla, rematadas en estrechos pantalanes de tronco que terminan con una caseta de madera. Es la letrina de la casa. Y desagüe,

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Basura acumulada en las aguas de la bahía

La espectacular visión de los manglares a ambos márgenes nos deja boquiabiertos por la espectacularidad de la salvaje vegetación. En ese momento agradecemos que el motor de nuestro bote sea lento. Pero no todo el trayecto por el Torsuany iba a ser idílico. Las últimas y copiosas lluvias habían hecho crecer el río y comenzamos a encontrar dificultades. Ramas y

l señor de la casa de al lado saca su bolsa de basura y la vuelca al canal. Eso sí, la bolsa vacía se la lleva para aprovecharla.

por lo que se ve, no hay. Imaginen dónde va a parar todo. Torsuany arriba Salvado el trayecto en bote por la bahía, nos dirigimos a remontar el río Torsuany entrando por su desembocadura. Es todo un espectáculo introducirse en el río. En alguna ocasión les he contado que se siente uno de la misma forma que aquellos compatriotas aventureros hace más de quinientos años, porque lo que nosotros estamos viendo es lo mismo que sus retinas retuvieron entonces. Aquí no ha hecho mella la mano del hombre.

troncos se amontonaban en algunos tramos cerrando completamente el paso. No queda más remedio que bajarse y despejar el camino a mano. Los dos primeros obstáculos no supusieron mucho esfuerzo. El tercero ya parecía cosa seria. Óscar se lanzó al agua para intentar abrir un canal, pero era imposible. En ese momento nos sorprendió la presencia de dos lugareños que aparecieron como por arte de magia. Uno de ellos era Chilo, el líder de la comunidad de El Gorrión y nuestro anfitrión. Más arriba nos esperaban con las mulas, pero conscientes de este problema, bajaron a

ayudarnos, y no sin esfuerzo consiguieron que el bote pudiese continuar. No quedaba mucho para llegar al punto de desembarco, pero aún nos encontraríamos más sorpresas, entre ellas la hormiga negra de 5 cm. de longitud que mordió al hijo del panguero que nos acompañaba. Estos troncos sí que parecían insalvables, hasta el punto de que nos planteamos bajar del bote y continuar a pie. Óscar volvió a mojarse y esta vez ni Javi ni Luis se resistieron a la tentación de comenzar la aventura. Así que, junto a Francisco, se echaron manos a la obra a intentar desenredar una madeja de grandes troncos. Cómo no, el resto aprovechamos para sujetar el bote e inmortalizar en imágenes aquel momento. Después de intentarlo de varias maneras diferentes sin éxito, alguien recordó aquello de “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo” y, haciéndose con una tabla consistente, fueron haciendo palanca bajo el tronco más grande hasta que la madeja cedió. Pura aventura. El último obstáculo estaba salvado y pudimos llegar al punto de encuentro. Lodo, sudor y lágrimas Mi primer movimiento al abandonar el

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Si el río insiste en no dejarte pasar, no queda más remedio que ponerse manos a la obra y sacar los troncos como buenamente se pueda


Reportaje

Apenas habíamos desembarcdo, el lodo nos dio la bienvenida

bote y pisar tierra firme fue un hundimiento de 40 centímetros en el lodo. Y lo peor es que no había forma de sacar la bota del barro. “Bien empezamos”, pensé. A orillas del río Torsuany nos esperaba un grupo de colonos de las comunidades de El Gorrión y El Progreso. A Chilo ya lo hemos nombrado. Es uno de esos tipos hábiles y despiertos, comprometidos con su gente. No en vano es el líder de El Gorrión y el delegado zonal que coordina las siete comunidades de esa comarca. Llegó aquí hace casi ocho años desde El Rama para buscar una vida mejor, y se puede decir que lo va consiguiendo. Los otros tres baquianos –guías- eran don Francisco, un hombre de 75 años curtido en mil batallas y todavía con la vitalidad de un joven; su nieto Carlitos, un chaval de 10 años que ya sabe de sobra lo que significa cruzar la selva; y Pablo, que aparenta más edad de la que tiene, delgado como una anguila pero fuerte como un oso. Sigue sorprendiéndonos la habilidad de esta gente para caminar por el lodo sin hundirse y su sentido de orientación para cruzar la selva sin perderse. Supongo que será genético. Así que, a lomos de mulas y caballos –yo siempre me pido mula, es más lenta

pero más segura, como un motor dieseliniciamos los seis jinetes un recorrido con escala por la frondosa selva tropical. Nos esperaban tres largas horas hasta hacer noche en El Gorrión. Tengo que reconocer que esta vez no sufrí tanto como el año pasado, quizá voy mejorando la técnica y, a pesar de

Alimenta el espíritu la contemplación del paisaje

el tacto de la tierra nicaragüense. Pero, eso sí, alimenta el espíritu la contemplación del paisaje, sentirte tan diminuto ante la majestuosidad del entorno que te abraza. Cruzar literalmente la selva, a veces por improvisados senderos que los baquianos tienen que ir despejando a golpe

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l recorrido a través de la selva tropical es uno de los momentos más intensos de la expedición. No exento de dificultades, porque son constantes las subidas y bajadas imposibles a cerros enlodados los problemas de movilidad de mis piernas, iba más relajado y se notó al final. Sin lugar a dudas, el recorrido a través de la selva tropical es uno de los momentos más intensos de la expedición. No exento de dificultades, porque son constantes las subidas y bajadas imposibles a cerros enlodados, momentos en los que la bestia se hunde en el fango hasta la panza, incluso tramos en los que es necesario apearse y subir o bajar a pie, ante la dificultad y el peligro de caer rodando cuesta abajo entre las rocas. Más de uno sufrió en sus carnes

de machete, cubiertos por una cúpula verde que lo envuelve todo. Jamás nadie podrá comprenderlo sin estar allí, sin sentir esa humedad del cien por cien, sin escuchar solamente los pasos de las bestias, el cantar de los pájaros y los mil sonidos del viento meciendo las hojas de los árboles. Cruzar los cauces de ríos limpios y transparentes, donde sería utópico encontrar contaminación, porque… ¿quién la iba a generar? El descanso del guerrero Después de tres horas cabalgando

llegamos al final de la primera etapa. Estábamos en el centro de la comunidad de El Gorrión a eso de las cuatro de la tarde. Un buen vaso de posol –un fresco elaborado con maíz machacado, agua y azúcar- sirve como reconstituyente después de horas de ayuno, tan solo roto por las barritas energéticas de Luis y Javi. Nuestra parada y fonda era la capilla de la comunidad, una caseta de madera de unos 30 m2 en la que pasaríamos la noche. Una vez estiradas las piernas, lo primero era bajar al río a desenlodarse y refrescarse un poco. El centro social de El Gorrión está hecho a imagen y semejanza de cualquier otra comunidad. Emplazado en lo alto de un cerro –desde el que se divisa el mar-, encontramos la capilla, la cocina, la escuela Santa Elena –dependiente del Vicariato de Bluefields, la habitación cural y la letrina, todo ello cercado con alambre de espino. El primer trabajo en la capilla es colgar las hamacas, tarea en la que Óscar es un experto. En el exterior comenzaba a caer la noche, todo un espectáculo de color. A nuestro alrededor, las luciérnagas nos guiñaban sus luminarias como queriéndonos dar la bienvenida. Comenzó entonces la tertulia

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La densa vegetación de la selva llega a oscurecer el día

Carlitos, don Francisco, Pablo y Chilo, nuestros guías hasta El Progreso

Escenas nº 256 - Diciembre 2007


Reportaje

Escenas nº 256 - Diciembre 2007

despale indiscriminado. Enormes claros se abren entre la densa vegetación. Aunque el gobierno intenta poner freno a la situación, ésta es una zona sin ley, aquí nadie se preocupa por vigilar, está dejado de la mano de Dios. Los colonos son conscientes de que en unas décadas pueden acabar con la selva, pero no encuentran alternativa: “La ganadería es nuestro sustento. ¿Y si no despalamos, cómo podemos salir adelante?” Esa noche en El Gorrión vivimos una de las experiencias más intensas de mestizaje cultural. Si Chilo nos transmitió su forma de vida, Juan Bautista relató sus vivencias en los dos años que fue a la mar, lo que nos llevó a la conclusión de que había pocas diferencias entre el esfuerzo de ganarse la vida en la selva y el de ganársela a bordo de un arrastrero en Santa Pola. “A las cuatro y media de la madrugada salíamos a faenar. Dormíamos a ratos en un catre rodeados de ratas, de olor a humedad y a gasoil. Cuando aún no te habías acomodado… ¡A chorrar! Nos levantábamos y echábamos las redes. De nuevo al incómodo catre en un ambiente insano, y al rato… ¡A calar! Comenzábamos a subir a bordo las redes para sacar y seleccionar la pesquera. Y así varias veces hasta que regresábamos a casa más de doce horas después”. A Chilo le impactó la dureza de las condiciones que le describía Juan Bautista. Tal es así que, en los días posteriores, era fácil oírle gritar entre sus compañeros: “¡A chorrar!”, o “¡A calar!”, incluso “¡Al catre!”. La cultura santapolera acababa de sembrar su semilla en la selva nicaragüense. Llegada a meta La hamaca está bien para tumbarte el rato de la siesta, pero una noche entera es un suplicio para los que no estamos acostumbrados, apenas puedes conciliar el sueño. Casi es mejor dormir en un banco de madera de la capilla. Otros tienen la suerte de quedarse durmiendo hasta de pie, pero son los menos. Aquella mañana amaneció con una densa niebla. Durante la noche

había diluviado de esa forma en la que sólo llueve aquí. Así que íbamos a tener una jornada pasada por agua. Las nubes estaban bajas y el chubasquero era hoy prenda obligatoria. Iniciamos la segunda parte de nuestro recorrido en dirección hacia El Progreso. Los caminos estaban más embarrados si

de Luis enreda sus patas delanteras en un tronco y da con sus huesos en el suelo, circunstancia que salva dignamente y con agilidad felina. Por fin cruzamos la verja de espino y somos capaces de bajarnos de las bestias, atendiendo el amable recibimiento de nuestros anfitriones. El Progreso si sitúa al sur del municipio

Espectacular vista de la comunidad de El Progreso rodeada de selva

cabe, pero la ilusión de llegar a nuestro punto de destino y ver nuestro primer colegio era más fuerte que todos los inconvenientes que pudieran surgir. La belleza del recorrido hacía el resto. Dos horas y pico después arribábamos al río que circunda la loma propiedad de José Silva, el líder de la comunidad. José ha donado una manzana de terreno –alrededor de una hectárea nuestra- para el centro social. La última subida parece que no termina, con el ansia de llegar a cruzar la línea de meta. Incluso, en la recta final, el caballo

de Bluefields y pertenece a la zona 7. Está formado por 35 familias que viven aisladas en sus fincas, distantes entre ellas incluso más de una hora de camino. Nadie nació allí. La mayoría de los colonos llegaron desde finales de la década de los noventa desde otras zonas del país, ocupando unos territorios que pertenecían a los Ramas, etnia precolombina de la que sobreviven unas tres mil personas, pero que nunca cultivaron la tierra, dedicándose más a la pesca y asentándose en zonas más próximas a la costa. Sin embargo, los Ramas encabezan

una batalla legal con el gobierno del país por que sea reconocida su titularidad sobre las tierras y los colonos les paguen un tributo que sería inviable para ellos. Aquí la mayoría tienen una escritura o un documento privado de la compra de los terrenos, pero no título de propiedad, con lo cual no disponen de ninguna garantía jurídica sobre sus tierras. Otros ni siquiera compraron. Simplemente se establecieron. Es lo más parecido al Far West. Sobreviven cultivando una agricultura de subsistencia, prácticamente para sus necesidades: maíz, arroz, frijoles, bananos, yuca, repollos, frutos tropicales y poco más. Más suerte tienen los que son propietarios de alguna cabeza de ganado. Una vaca o un ternero son literalmente un seguro de vida. Además de proporcionar a la familia leche para beber o hacer cuajada, es su único patrimonio. Por poner un ejemplo, si algún miembro de la familia sufre enfermedad o accidente grave, vender una vaca les permite viajar hasta la ciudad y pagarse el hospital. O eso, o la muerte. Aquí no hay ambulatorio médico, ni siquiera medicamentos. Una brigada médica viene cada tres meses para solucionar problemas básicos, pero es totalmente insuficiente. Conscientes de que nosotros portábamos un botiquín de urgencia para la expedición, uno de los colonos se acercó para pedirnos ayuda. Trabajando en sus tierras se le enredó el machete en unas ramas y se lastimó accidentalmente en la parte posterior de la cabeza. Tenía un corte profundo de unos seis centímetros, eso sí, se lo había limpiado bien con agua, pero le dolía mucho –aunque sus gestos no lo demostrasen- y cada vez se sentía peor. Pudimos al menos desinfectarle la herida y administrarle algún calmante, una cura totalmente básica que para él significó un mundo. La futura escuela “Mari Carmen” La manzana de terreno del centro social de la comunidad resulta amplia y espaciosa. Quizá algún día, si sigue creciendo El Progreso, podría convertirse en algo así

Durante nuestra estancia en El Progerso pudimos convivir estrechamente con las gentes de las comunidades de la zona 7 reunidas allí 12


Reportaje

Reunión con las familias beneficiarias del colegio “Mari Carmen”

como el centro de una aldea. Pero de momento sólo es el sitio donde se reúnen los domingos para celebrar misa y comentar cómo le ha ido a cada uno. Es el líder de la comunidad o delegado de la palabra el que suple en este caso al sacerdote. Un par de veces al año llegan por aquí para bautizar, casar, dar la primera comunión o confirmar los padres Miguel Ángel, Israel y Flavio, que tienen a su cargo no solo la ciudad de Bluefields, sino toda una extensa área de los ríos que incluye casi cuarenta comunidades a las que sólo se puede acceder en panga o en bestia. Realmente encomiable el esfuerzo que realizan cada vez que salen de gira. Una de las construcciones que más destaca es la antigua Escuela San Antonio, que también hace las veces de capilla. De una superficie claramente insuficiente para albergar a los 35 niños y niñas de la comunidad que acuden al colegio, y en un estado de deterioro que no es recomendable para esta función. A pocos metros aparece la silueta de “Mari Carmen”, la primera escuela que Icnelia construye en Nicaragua gracias a la donación de una familia santapolera. No es pasión de padres, pero bajo nuestro punto de vista –y aquí coinciden incluso los técnicos de educación- es el mejor colegio de todas las comunidades que hemos visto. La diferencia de calidad con respecto al resto de construcciones salta a primera vista. Nos encantó comprobar que está

prácticamente terminada, a falta tan solo de colocar las puertas y ventanas, pintar su fachada exterior para protegerla de las inclemencias del tiempo y dotarla del mobiliario y material escolar. En poco más de dos meses se ha hecho el trabajo, y el resto estará listo para antes de Navidad. La dirección de

La foto de recuerdo con “los españoles” se convirtió en imprescindible para muchos

secados las paredes y el suelo, uniéndolos en forma de inglete para evitar que las juntas tengan holgura y queden bien selladas. El techo se cubre con láminas de cinc. Una de las mejoras realizadas al proyecto original ha sido un corredor con barandilla en la fachada principal de la escuela,

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l maestro de obra ha estado acompañado en todo momento por dos padres de familia de la comunidad que se turnaban. Ésta era una de las condiciones para realizar el proyecto

obra ha sido realizada por Ángel Vargas, un buen profesional de confianza, que ha estado acompañado en todo momento por dos padres de familia de la comunidad. Ésta era una de las condiciones indispensables para realizar el proyecto: que las propias familias aportasen su trabajo. Se ha empleado madera de nancitón, uno de los árboles de mayor calidad de la zona. En esta ocasión ha sido inviable una construcción mixta de cemento y madera, ya que las grandes dificultades de comunicación del lugar hacen imposible el traslado de los materiales. Los árboles se talaron en las inmediaciones y algo que llama la atención es la perfección del corte de los tablones hecho a mano con motosierra a gasolina. Mientras se procede al secado, se construye la estructura interna, tras lo cual se forra con los tablones previamente

prolongando el techo de cinc. El motivo es que los niños dispongan de un lugar de esparcimiento fuera del aula cuando está lloviendo y no pueden salir afuera. Reunión con las familias Los responsables de Icnelia mantuvimos una reunión con varios de los padres y madres de familia de la comunidad de El Progreso, en la que nos hicieron partícipes de las particularidades de la construcción de la escuela. Por supuesto, se hizo la valoración para justificar el material empleado, dónde y cómo se conseguía, así como el informe sobre el trabajo del maestro de obra. Pudimos contrastar que el dinero ha sido bien empleado y que se ha gastado lo necesario para la construcción. Es obvio decir que los colonos de El Progreso nos transmitieron su agradecimiento y

satisfacción por nuestro proyecto educativo y por haber elegido su comunidad como beneficiaria del primer colegio. Para ellos es muy importante que sus hijos puedan estudiar en las mejores condiciones posibles, no obstante hicimos mucho hincapié en que deben comprometerse a que los niños completen el curso. En el pasado ciclo, de los 35 que empezaron sólo finalizaron 24, dándose un absentismo escolar superior al 30%. Los niños y niñas, desde muy temprana edad, ayudan a sus padres en las tareas del campo o del ganado, perdiendo unos años preciosos de formación. Esta reunión fue muy positiva porque los mismos padres se implicaron pidiendo dos mejoras en el proyecto inicial. Por un lado, la necesidad de canalizar agua potable desde un manantial próximo hasta el colegio, para que los niños puedan beber y asearse sin necesidad de desplazarse. Por otro, pidieron para los niños mochilas para el transporte de los libros, ya que suelen deteriorarse al llevarlos en la mano o en bolsas de plástico con la habitual y pertinaz lluvia de la zona. José Silva, en representación de todas las familias de El Progreso, expresó su sincero agradecimiento al pueblo de Santa Pola, a través de la ONG Icnelia, por la ayuda que se les está prestando en éste y otros proyectos, no sólo a ellos, sino al resto de comunidades. El aplauso mutuo que nos regalamos al finalizar la reunión fue el momento más emocionante de nuestra expedición.

Varias vistas del colegio “Mari Carmen”, el primero construido por Icnelia en las comunidades de la selva nicaragüense 13

Escenas nº 256 - Diciembre 2007


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Escenas nº 256 - Diciembre 2007

Nuestros primeros turistas solidarios no En una interesante experiencia de turismo solidario, Icnelia puso en manos de tres santapoleros la posibilidad de vivir la aventura de sus vidas. Durante dos semanas, Luis, Javi y Juan Bautista se convirtieron en protagonistas de su propia película. En esos catorce días pisaron a fondo Nicaragua: los barrios deprimidos de Managua, su caótico tráfico, la buena estrella de una Granada con olor a España, la monumentalidad de León desde las cúpulas de su catedral, el inolvidable baño en el océano Pacífico, la indescriptible sensación de respirar el azufre en el cráter de un volcán activo, las reservas

RUMBO A TIERRA NICA

JUAN BAUTISTA MIRALLES El Gringo Español

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Después de realizar un larguísimo viaje y cruzando como bien se dice el charco, llegamos a Nicaragua entrando por Miami U.S.A. Nada más salir del aeropuerto de Managua, lo primero que noté en mis carnes fue el olor peculiar que desprende ese país, un olor extraño, quizás fuese madera quemada; quizás fuese el propio olor del gentío que allí corría de un lado para otro, vendiendo agua embolsada, periódicos, quizás las frutas que a pie de arcén se vendían, basura quemada; posiblemente los trozos de pollo embolsado o quizás fuese la libertad de toda esa gente de acampar a sus anchas en el rincón más impredecible que pudieses imaginar. Un olor que me transportó a muchísimos años atrás de la historia y extinguido ya en mi recuerdo. Encontramos una gente con una energía trepidante, subsistiendo al límite de toda posibilidad imaginable, viviendo al día y sin pensar casi nada en el mañana, acogiéndote como si uno más de ellos fueses, pero nuestras caras eran de tan asombro que no podíamos imaginar cómo un ser humano podía ser tan feliz dentro de un lugar tan obsoleto de higiene, de trabajo, de economía por los suelos y una infinidad de necesidades médicas y políticas. Yo personalmente en pocas horas quise ya palpar lo que allí se respiraba, lo que sus gentes pensaban, absorber todo

lo que mis ojos veían, unirme a su costumbre. Pero el haber nacido en otro lugar tan sumamente diferente a lo que existe allí, con otra mentalidad de ver el mundo, de vivir con tu prójimo tan cerca, de valorar la vida, de valorar el aire que respiras, valorar la familia y el valor de nuestra persona, el no tener fe con tu espíritu y dejar que tu alma sólo tenga validez al morir, y dedicar tu vida a luchar por conseguir poder y más poder, y con la sola obsesión de superar a tus hermanos con dinero y más dinero, el mirar por el hombro al que menos tiene y ridiculizar los actos nobles con falsas esperanzas. Qué hermoso país Nicaragua, donde aún existe el amor al prójimo, donde cuerpo y alma se funden para darte el espíritu de lucha constante por sobrevivir día a día y dar lo que no deberían, pues ser un nica es algo de una fe que se extinguió años atrás en este hermoso país tan vivo y a la vez tan amargo. Dejando atrás la vida casi urbana de Nicaragua, ahora me sumerjo en la parte más excitante, más hermosa y verdadera

que existe y nunca cambia: la majestuosa selva, la naturaleza ruda, dura y rebosante de vida en cada milímetro de suelo y aire. Insectos millones, cuantiosos animales y también encontramos personas, gente que allí habita, parte de la propia naturaleza y hermanados con ella, con corazones vírgenes de odio, almas libres y espíritus

guiados por la mano de Dios, que para ellos sí que es el único que llega a todos los lados (algo que está casi por extinguir en mi país). Jamás podía imaginar que aquel lugar y aquella gente me embriagara con tanto amor, con tanta paz y conociendo los peligros que la propia naturaleza deja caer en la selva pues, señores míos, los peligros allí se solucionan con garra, con fuerza y con la ayuda de todos para todos, y sufrir lo que mi vecino sufre, creo que también va faltando en mi tierra natal. En un ecosistema tan puro y tan inhóspito alcancé a fundir la vida mundana y rutinaria con la vida salvaje y limpia que nacía por cada rincón de aquel bello lugar. Viví pocos días allí, pero esos días superaban a muchos años de aquí, sólo me impedía quedarme con aquella gente mi familia y la tierra a la cual también amo. Nicaragua ha sido para mí, y creo que para mis compañeros de viaje, algo que nos ha cautivado y enamorado, donde hemos dejado vivencias, recuerdos y parte de nuestro corazón impregnado por cada rincón del país que pisaron nuestros pies. No sé cuándo podré volver a pisar Nicaragua otra vez, pero sí sé dónde podré volver a percibir ese místico olor, como sentir su cariño, disfrutar con las risas de los niños sucios por fuera y tan limpios por dentro, cerrar los ojos y escuchar la voz de la naturaleza y el fervor de aquellos que viven con ella y morirán junto a ella, en mi corazón guardo todo ello. Serían muchísimas las horas que podría describir mis sentimientos y vivencias en Nicaragua, por breve que fuese el viaje, pero hay tanto absorbido y por absorber que un solo día nica es casi una vida aquí. (¡Viva la Toña!)

LUÍS BELMAR Temperatura 29º; humedad 95%; lluvias intermitentes pero intensas; barro 1,5 m. en adelante; ganas de experimentar en este mundo completamente para mí 100%; dormir 20%; comer lo que te dan; beber en un manantial. No sabría por dónde empezar a contar mi experiencia en Centroamérica, sin duda alguna una de las más auténticas que se pueden vivir hoy en día. Intentaré definirlo como un regreso al pasado, hace 480 años, cuando los españoles llegaron por primera vez a este soberbio país. En ese lugar no ha pasado el tiempo, he pisado lugares por donde habitualmente pasean los jaguares o los pumas. Mi primer contacto con la selva cuando dejamos el bote fue sencillamente estremecedora: barro hasta la cintura, árboles de 50 metros de alto, hojas tan grandes como un hombre… Lo extraordinario en este lugar es lo habitual, sitios que en mis mejores sueños no he sido capaz de imaginar, árboles que eclipsan el sol. Debido al intenso follaje, la luz no es capaz de llegar al suelo. La majestuosidad de la vegetación no es comparable a ninguno de los bosques que conozco. Por las noches, sales de la cabaña y el cielo está completamente cubierto de nubes, pero, sin embargo, hay una explosión de luz, las luciérnagas están por todas partes, los sonidos de la noche son como mínimo extraños, es un lugar con tanta fuerza que en cualquier momento, tanto de día como de noche, te atrae. Los riachuelos del interior de la selva son cristalinos, pero no por ello menos intrigantes. Bañarte en ellos es cuanto


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os cuentan su experiencia en Nicaragua biológicas del país... Pero nada comparado con la expedición a las comunidades de la selva y la convivencia con sus gentes. Arroz y frijoles, hamacas y bichos, troncos en el río, días y días mojados... Dicen con razón que “sarna con gusto, no pica”. A todos ellos este viaje les ha cambiado en cierto sentido su percepción de la vida. Y además, con el convencimiento de que los beneficios de su viaje repercutirán en los proyectos de desarrollo que Icnelia lleva a cabo en Nicaragua. Ellos son nuestros mejores embajadores y así lo expresan. Para que cunda el ejemplo y otros aventureros acepten el reto.

UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE

NICARAGUA EN MI MOCHILA

menos atrevido, no sabes qué te ha rozado. La niebla que nos acompaña en algunos pasajes le da el aspecto prehistórico que se merece, en este lugar el tiempo va más despacio. Todo movimiento cuenta, nunca sabes qué estás pisando. El simple roce con una planta significa que la parte afectada se cubre de vida. Para que me entiendan, si rozas un brazo, de inmediato lo tendrás lleno de insectos, arañas, etc. En definitiva, uno de los pocos lugares de la Tierra que todavía es capaz de hacerte estremecer. Lo más increíble es que hay gente que sobrevive en este lugar falto de todo confort. Son gente muy fuerte, sencilla, silenciosa y, sobre todo, agradecida. La forma de vida en este lugar no sería posible sin la unión que tienen entre ellos.

madre e hijo tuvieron que hacer el mismo viaje, esta vez debatiéndose entre la vida y la muerte tras ser picado por una serpiente “terciopelo” mientras trabajaba en el campo junto a su padre. Ese viaje y la posterior hospitalización del niño le costaron a la familia el trabajo de un año. El escuchar esta historia que sale con voz tímida de una madre triste, mientras surcas el río Torsuany y su hijo te mira y te sonríe, hace que se te encoja el corazón. Otra muestra de los “kilos” de recuerdos que han regresado en mi equipaje es la imagen de Carlos, otro niño que, tras ser picado por una hormiga de un tamaño cinco veces superior a la más grande de las hormigas que conocemos por estas latitudes, con una mordedura que, según dicen -y les aseguro no quiero comprobar- produce una semana de dolor intenso y posiblemente algo de fiebre, sacudía su mano, la metía en el agua, apretaba sus dientes, miraba a Francisco -su padre- suplicando un remedio y no derramaba ni una sola lágrima. En Nicaragua, como en todos lados, hay de gente de todo tipo, pero yo he conocido a hombres, mujeres y niños fuertes, amables y luchadores, individuos con una vida nada fácil, seres humanos que han nacido en unas coordenadas que no les facilitan en nada su existencia y que, para colmo, en muchos casos deben sufrir a sus gobernantes, y sin embargo siguen adelante e intentan progresar. Una vez de regreso a mi tierra, sentado en mi hogar y disfrutando de las innumerables comodidades que nos brinda este llamado primer mundo, me he replanteado mi opinión sobre la labor de algunas ONG’s y ahora creo que su trabajo es realmente encomiable y en gran medida necesario. Por último, permítanme que desde estos últimos renglones envíe un gran saludo a Óscar, el joven y alegre nicaragüense que nos prestó sus servicios como guía en este viaje y al cual ICNELIA le va a costear parte de sus estudios universitarios. A él y a su maravilloso país les deseo de todo corazón un futuro de color verde, el color de la esperanza, el color de Nicaragua.

En cuanto a la labor que realiza ICNELIA en las comunidades de la selva, creo que es imprescindible para el desarrollo de estas gentes, el haber proporcionado a los indígenas los medios para que, con sus propios recursos, hayan construido un bonito colegio, y a la vez darles esperanzas para que la vida en un futuro sea más fácil. La escuela, además, hace una labor social como salón de reuniones. Es como la casa del pueblo en donde no existe pueblo. La sonrisa de los niños y los adultos cuando se ven reflejados en la pantalla de una cámara digital es indescriptible. Personalmente tengo que agradecer a ICNELIA la oportunidad que me han dado de poder conocer otro mundo en donde lo más importante es la persona.

JAVI MORENO ¿Nicaragua…? Tengo que confesar que cuando Luís me expuso por primera vez la posibilidad de viajar a Nicaragua, lo primero que tuve que hacer es consultar un mapa para poder situarla exactamente dentro del continente americano. Una vez ubicada pregunté: ¿y por qué Nicaragua? Entonces Luís me habló de ICNELIA y de su trabajo en este país. Al igual que antes, también he de manifestar que nunca me he sentido atraído por el mundo de las ONG’s, es más, casi me sentía receloso cuando me hablaban de una de ellas. Así pues, los motivos finales que me llevaron a efectuar este viaje fueron la posibilidad de realizar un viaje con un buen amigo, Luís Belmar, y mi afán por conocer otras tierras y culturas, aderezadas estas dos razones con la promesa de aventura que supone adentrarse en una auténtica selva. Con mi mochila cargada con estas razones, mi cámara de fotos y lo estrictamente necesario emprendí el viaje. Hoy, una vez ya en casa, sentado delante de mi ordenador, mientras intento plasmar en un folio algunas de las experiencias vividas en esos días, me doy cuenta que a pesar de que alguna de mis camisetas se quedaron en Nicaragua, mi mochila ha vuelto mucho más cargada que cuando partí. Plegados entre ropa sucia y húmeda, un par de zapatillas y algún que otro regalo, ha regresado, por ejemplo, el recuerdo de una mujer que, dejando a su familia en la selva, nos acompañó junto con uno de sus hijos en el viaje de retorno desde las comunidades a Bluefileds. El motivo de su viaje era una intervención quirúrgica en el codo de uno de los brazos de su hijo, roto y mal curado ya hacía varios meses, razón por la cual el chico había perdido totalmente la flexión en el mismo. Pero el historial clínico del chaval de unos 10 años de edad no termina aquí, unos años antes

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