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no, el paso lució hermoso en una nueva revirá en Costaleros para descender justo a esa esquina sagrada de Antonio Machado que desembocó en otra más sentida aún como la de Ntra. Sra. de Guaditoca. Una esquina eterna, una revirá eterna y un susurro eterno antes de encaminarse a la última parte de su recorrido. La Plaza del Cristo de las Aguas volvió a ser el hervidero de antaño para dar paso al ambiente festivo que solo La Resurrección sabe ofrecer por San Sebastián. La sucesión de marchas llegó hasta la Plaza de España donde una nueva mezcla de sentimientos se hizo amalgama en la garganta. Todo acaba, o más bien todo empieza, pues ahora toca pensar en el 2024. El calendario del cofrade echa a andar de nuevo.

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