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Actualidad
La Diputación hace entrega a la Cooperativa San Sebastián de Guadalcanal de los premios por su AOVE
Redacción
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Una vez más nuestro aceite de oliva, nuestro oro líquido, ha vuelto a ser premiado con doble galardón en los premios que cada año convoca la Diputación de Sevilla. Tanto el año pasado, como el anterior, nuestro aceite consiguió los premios de Mejor AOVE de la Provincia, y Mejor AOVE de las Sierras de Sevilla. En esta ocasión, el fruto de nuestros olivos y del trabajo que sobre ellos se realiza ha cosechado el premio de Mejor AOVE de las Sierras de Sevilla y el Áccesit a Mejor AOVE de la Provincia. El fallo del jurado se dio a conocer el pasado mes de julio y así lo hicimos saber en GuadalcanalInformación. Tal y como anunció entonces el Presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, la entrega de premios tendría lugar en otoño y este pasado viernes se ha escenificado en la sede de la Diputación de Sevilla. Los galardones han sido recogidos por María del Monte Carmona Hernández. En el acto de entrega, Fernando Rodríguez Villalobos ha felicitado a los ganadores de los premios de este año, a quienes ha deseado que ‘“estos premios no sean un fin, sino un acicate para seguir poniendo tanta calidad y tanto cariño y compromiso en nuestras mesas”.
Se cumplen 25 años de la noche en la que el viento azotó a Guadalcanal
Redacción
La pasada semana Jesús Rubio nos traía en sus viñetas las obras de la torre del reloj. Unas obras que se iniciaban en 1931. También en nuestras páginas informábamos de los trabajos de mantenimiento llevados a cabo por los operarios municipales esta pasada semana en dicha torre. Ahora, en este número, volvemos a hablar de la susodicha torre para recordar una efeméride. Y es que este pasado 5 de noviembre se cumplían 25 años de una de las noches más difíciles de olvidar en la historia reciente de Guadalcanal. Corría el año 1997. Un año que fue especialmente severo en lo que a temporales de agua y viento se refiere. Sin embargo, para la noche del 5 de noviembre no se esperaba lo que posteriormente se desencadenó. Cuando quisimos darnos cuenta nos vimos inmersos en un fuerte vendaval. Como es lógico la luz se fue y pudimos apreciar con mayor claridad la fuerza con la que soplaba el viento. Enseguida nos percatamos que no trataba de otra noche más de tormenta, sino que lo que estaba ocurriendo era más grave. Podíamos apreciar por los golpes que se sucedían que antenas, chapas, ramas de árboles y demás volaban por nuestro pueblo haciendo estragos allá por donde pasaba. Tal era la fiereza del viento que el arquillo de la torre del reloj cedió y acabó derrumbándose. Al día siguiente El Palacio parecía una selva y el pueblo presentaba un aspecto propio de catástrofe natural. Techos de uralitas se habían desprendido, árboles derrumbados y un sin fin de daños materiales hablaban del infierno de una noche de fuerte viento. La suerte fue que ocurrió, precisamente, de noche, y ello evitó daños personales. Al final todo quedó en una mala noche, un recuerdo del que tirar para hablar de nuestra historia más cercana. Veinticinco años han pasado desde aquella noche de noviembre de 1997 y, sin embargo, aún parece que hubiese ocurrido ayer. José Luis Ceballos se hizo eco de lo acontecido en la Revista de Feria del año 1998 que pueden leer en el siguiente ENLACE.
