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Guadalcanal - Alcolea
0-3 El Alcolea saca petroleo deEl Coso ante un Guadalcanalmuy frío

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Redacción
En toda temporada hay partidos para olvidar. La mayoría de ellos se suceden fuera de casa, aunque hay otros, que son los que más duelen, que tienen lugar en nuestro feudo. De estos, para ser justos, hay pocos, aunque siempre, hay algún episodio, al menos uno en la temporada, que nos hace colgarle el cartel de partido para olvidar. Sucedió el año pasado ante el Priorato, y el anterior ante el Minas. Este año ya ha ocurrido, frente al Alcolea, que a efectos prácticos es “primo hermano” del propio Minas, pues con ellos comparten rivalidad, jugadores y ese estilo de juego rácano que a ellos les surte efecto y a los rivales desquicia.
Congelados Se presentaba la tarde del sábado algo fría, y ello se pensaba, podía beneficiarnos a nosotros. Unido a las características propias de nuestro terreno de juego podía tejer una tela de araña en la que atrapar al renacido Alcolea. Lo que no sabíamos era que el propio Alcolea tenía su red que tejer y que los congelados íbamos a ser nosotros.
Tras la disputa de los primeros minutos, con el empuje inicial del Guadalcanal, que no se tradujo en oportunidades y con la sensación de equipo pequeño que infundía el Alcolea se extrajo una primera impresión: visto lo visto en años anteriores en equipos similares, si ellos tenían la fortuna de adelantarse en el marcador iba a ser muy difícil remontarles. Este no era el equipo de Los Caminantes, que si bien tampoco es que se mostrara claramente superior, al menos quería el balón, al menos ofrecía una propuesta de juego. No. El Alcolea mandaba balones arriba y esperaba el fallo del rival. Marcaría y empezaría el show. Y así fue. En un error de la zaga rojiblanca, poco intensa y muy blanda durante todo el partido, el Alcolea sacó el máximo rendimiento a su primera llegada e hizo el cero a uno.
Reacción imposible
Empezar por detrás en el marcador no era algo nuevo para nosotros. Hace dos semanas se llegó a remontar un uno a tres. Eso sí, ni el rival era el mismo, ni nuestro equipo parecía el mismo. Entró en juego es show del que hablábamos. Una vez conseguido el premio del gol el Alcolea se fue al suelo. Era el minuto 18 y el equipo visitante empezó a perder tiempo, a parar el partido constantemente. Una acción del todo ilógica cuando aún quedaba más de una hora de partido, aunque, claro está, su pretensión última no era la de ganar minutos al reloj, sino la de desesperar al rival y sacarlo del partido. Como así fue.
El Guadalcanal entonces fue un juguete en manos del Alcolea. Entró en su juego una y otra vez. Todo ello con la permisibilidad arbitral, que una vez más careció de la mano dura necesaria para evitar este tipo de situaciones.
Antes del descanso llegó otro infortunio y un nuevo gol visitante que nos acabó de hundir.
Tras el descanso cabia esperar una mínima reacción, aunque esta no acabaría llegando en ningún momento. El Guadalcanal continuaba sin tirar entre los tres palos. A los delanteros apenas llegaban balones y cuando lo hacía no encontraban el apoyo necesario para crear peligro. Se echó en falta el juego por bandas y la ausencia de Ángel Mora, así como la de Tini, injustamente expulsado la jornada anterior. Pero además de las ausencias, se echó en falta más cercanía entre las líneas. La defensa pasaba muchos apuros para sacar el balón jugado, y la delantera apenas los recibía. El Alcolea aprovechaba esa separación y se anticipaba una y otra vez, cortando de raiz la construcción de cualquier jugada. Ello, junto al componente de suerte, y a la vez de mala fortuna para nosotros hizo que la brecha se agrandara y a los diez minutos de la reanudación el Alcolea hacía el tercero.
En ese momento sí que se fue al traste toda posibilidad. Remontar un tres a cero en estas circunstancias se antojaba imposible. Era necesario un gol temprano, un motivo para seguir luchando, pero seguiamos sin ver puerta, sin tirar ni tan siquiera entre los tres palos.
Para colmo, el Alcolea continuó haciendo su juego. Su mal juego.
Lejos de relajarse quiso llevar a su rival hasta la locura total. Apenas se jugó en este segundo tiempo. De ahí que los tres minutos descontados sonaran a pitorreo, aunque bien visto, tampoco iba a servir de mucho más tiempo.

En definitiva, el partido de este sábado entra en la lista de partidos para olvidar. Eso sí, que nadie se confunda, no fue una derrota propia de una falta de actitud. Para nada. El equipo luchó hasta el final, nunca bajó los brazos y dio lo mejor de sí. Faltó lo que ya hemos dicho, intensidad abajo y más apoyo entre líneas. Sobró la actitud del rival, que incluso se encaró con la grada, que hizo ese fútbol feo que no gusta a nadie, aunque a ellos les de resultado. Pueden dar gracias que no van a jugar otro partido como este. Aunque ese es su problema, el nuestro es levantar la cabeza y pensar en los próximos enfrentameintos, la visita al Torre Reina y el recibimiento al Villaverde. Vendrán partidos mejores y muchas más alegrías. Esto no ha hecho más que empezar.