ahora no. Eso nunca es buena señal. —¿Qué pasa? —quise saber. —Espera a que estemos arriba. Las puertas del ascensor se abrieron y seguimos el pasillo hasta el cuarto de Butch. Metió la tarjeta en la ranura, abrió la puerta y se sentó en la cama. Yo me quedé de pie. Spider ha muerto. Me pareció tan ridículo que no llegué a asimilarlo. Habíamos tocado la noche anterior y se encontraba bien, muy animado. —¿Qué? —Spider ha muerto. Se ha muerto hoy. —¿Qué? ¿Pero cómo? —No lo sabemos, igual de un ataque al corazón. Le han encontrado en el suelo de su habitación.