Anuario Joly Andalucía 2016: Sociedad

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Anuario Joly Andalucía 2016

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S O C I E DA D FA M I L I A Y P O B L AC I Ó N

Más presión migratoria Alberto Grimaldi Director de Europa Sur

l fenómeno de la migración entre África y Europa volvió a vivir en 2015 instalado entre la esperanza de quienes logran salvar los obstáculos naturales y la tragedia de quienes perecen en el intento de llegar a un continente en el que desean emprender una vida apartada de las necesidades, la violencia y la persecución de las que huyen. Es una constante que se repite desde que hace más de cinco lustros se generalizó la práctica de llegar a Europa sin seguir los cauces reglados. Andalucía ha sido testigo fiel de este fenómeno desde sus inicios, cuando comenzaron a llegar a las costas de Tarifa, en Cádiz, las primeras embarcaciones, entonces pateras de madera. Y con ellas, los primeros naufragios y fallecidos. Unos escupidos por el mar a la costa, otros desaparecidos para siempre en las profundas aguas del Estrecho de Gibraltar, el lugar en el que nunca ha dejado de existir la presión migratoria, por más medios que se hayan puesto no sólo para atajar la tragedia, sino para impedir la llegada masiva de indocumentados, que llegaban primero motu propio, y después, desde bien pronto, a través de mafias dispuestas a sacar rendimiento económico al sufrimiento y la desesperación humana. La instalación de fuertes dispositivos tecnológicos y humanos en estos años –singularmente el SIVE– logró controlar mejor los intentos de cruzar la franja de agua menos extensa entre ambos continentes. Pero nunca atajar el fenómeno, que se fue moviendo por toda la costa africana tanto atlántica como, especialmente,mediterránea.Lapresiónmigratoria ha estado siempre ligada a procesos políticosobélicos.Eneste2015estehechofuemás evidente. Aunque en el Estrecho de Gibraltar en los últimos años casi el 100% de los inmi-

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Subsaharianos en la frontera ceutí. / EFE

grantes que se rescatan son subsaharianos, quehuyendelapobrezaeinseguridad,cuando no de la pura guerra que se vive en zonas como el Sahel, la situación del norte oriental de África tras el fracaso de las primaveras árabes y su desembocadura en conflictos bélicos en países como Libia y, sobre todo, Siria, ha procurado un éxodo masivo de refugiados hacia Europa que presiona sobre todo las costas griegas e italianas,peseaqueestánamuchasmásmillas de lo que separa la costa andaluza de la marroquí, ya sea en el Estrecho de Gibraltar o en el mar de Alborán. Los centenares de miles de refugiados que han llegado a Europa desde Siria y otros países árabes no han impedido que en Andalucía hayamos seguido teniendo una importante presión migratoria. Los datos facilitados por Salvamento Marítimo a mediados de enero de 2016 vienen a corroborar que el número de personas asistidas creció notablemente en 2015 respecto al año anterior, y fue así pese a laavalanchadeinmigrantesquehuboenagostode2014,quellegóadesbordarlosmediosde que se disponían en Tarifa. En el último año, las emergencias atendidas por el Centro de Coordinación de Salvamento de Tarifa –que engloba también a Ceuta y par-

te de la costa de Málaga– prácticamente se cuadriplicaron, pasando de las 139 registradas en 2014 a 546 en 2015. Baste decir que en 2013 a 2014 hubo un descenso de 222 a 139, recuperando los niveles de 2012, con 125 emergencias. Y aunque esa multiplicación prácticamente por cuatro hizo que se vieran involucradas 4.342 personas en esas 546 emergencias, lo cierto es que el número de personas asistidas en Tarifa en el año anterior estuvo en la línea habitual. Fueron 1.232 personas asistidas en 2015, algo menos que las 1.314 de 2014. Ello se explica porque las autoridades de Marruecos se han hecho cargo de muchas más emergencias y dos tercios de las personas rescatadas no llegaron a pisar las costas de Europa. A mediados de enero de 2016, Salvamento Marítimo aún no había detallado el número de personas fallecidas en su intento de llegar a costas españolas. En 2014 fueron 13. Cifras queestánmuylejosdeloscentenaresdemuertos que se ha producido en la ribera siciliana o las islas griegas, donde los muertos se han contadoporcentenares.Enbuenamedidaporque el compromiso de las Administración española por evitar la tragedia es muy superior. Como muestra, al mismo tiempo que Salvamento difundía esos datos, regresaban a Andalucía los bomberos sevillanos detenidos por la policía griega,segúnsupropiotestimonio,porqueponen de manifiesto con su compromiso solidarios que no se hacen esfuerzos suficientes por evitar la tragedia que supone esa incesante pérdida de vidas humanas. Pero el hecho de que se actúe en nuestras costas y se eviten muchas muertes no oculta que en todo el Sur de Europa hay un problema migratorio creciente que la Unión Europea ni encara ni mucho menos ataja. La crisis de los refugiados, pese a los problemas que creó durante todo 2015 en países como Reino Unido o Alemania, no ha movido a la Comisión Europeaalograrunaverdaderapolíticacomúnque ponga orden a esta problemática, y no sólo desde la integración o el acogimiento de quienes llegan, sino yendo al origen: políticas que ayudenalospaísesdedondehuyenaevitarese éxodo masivo e involuntario. Un desarrollo socioeconómico y de los derechos y libertades que permita un futuro para quienes no dudan en jugarse la vida –y tantas veces perderla– porque no hallan salida en sus países.

FIN DE LA POLÍTICA DE HIJO ÚNICO Luis Villalba Cuando Mao Tse Tung inició su revolución en 1949 creía que, para que el país diera el “Gran Salto Adelante”, era necesario aumentar la población y, a pesar de que el censo de 1953 arrojó un resultado de 600 millones de habitantes y se iniciaron ya entonces tímidas políticas de control de natalidad, durante casi todo el período maoísta, de 1950 a 1970, la tasa de

fecundidad alcanzó los seis hijos por mujer, descendiendo radicalmente en la década siguiente a 3 hijos por mujer. En el censo de 1978, ya sin Mao, la población china sobrepasaba los 1.000 millones y la situación resultaba insostenible. En 1979 se decretó la Política de Hijo Único (PHU) por la que cada pareja sólo podría tener un vástago y la edad mínima para el matrimonio se establecía en 22 años para los varones y 20 pa-

ra las mujeres.Tras 36 años vigente, las circunstancias demográficas del gigante asiático han obligado a las autoridades chinas a poner fin a esta política en 2015. Varias consecuencias imprevistas e indeseadas han propiciado ese cambio. En primer lugar, la PHU ha ralentizado el crecimiento de la población pero no lo ha detenido y, mucho menos, lo ha hecho decrecer. El número medio de hijos por mujer es de 1,5 y la población china


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