stage dive deep

Page 52

alegre canción, una orquesta completa, con un coro celestial acompañándola. Todo el asunto. Era ridículo. —Joder, eres bonita —suspiró—. Me haces desear todo tipo de mierda que no debería. —¿Quién dice que no deberías? —pregunté, inclinándome más cerca. —Mal. Tu hermana. —Esto no es acerca de ellos. Se trata de ti y de mí. —Cariño. Liz... —La manera profunda, sucia, en que dijo mi nombre, santa mierda. Su voz retumbó atravesándome, encendiéndome y causando caos en todas las partes por las que pasaba. Nunca sería la misma. —¿Sí? —Me incliné más cerca, y luego aún más cerca, mi corazón martillando y los labios listos. Nunca en mi vida besar a alguien pareció tan importante. Necesitaba su boca en la mía. Su aliento y su cuerpo, todo de él. Nada más importaba. Me volví, apoyando una rodilla debajo de mí para ayudar con la diferencia de altura. Con una vacilante pero esperanzada sonrisa en su lugar, puse la mano sobre su hombro, acercándome. A la mierda con esperar que él hiciera el primer movimiento. Hora de ir en busca de lo que quería. —Liz.

52

—¿Sí? Entonces lo noté. El lenguaje corporal de Ben estaba mal. El hombre no se movía conmigo, no me deseaba. Me encontraba sola en esto. —Tú no... —Las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta seca, atascadas. Retiré la mano. —No puedo. —¿Qué? Miró al frente. —Deberías entrar. Cualquiera que haya sido mi cara, no era feliz. —¿Quieres que me vaya? —Es lo mejor. —Es lo mejor —repetí, mirando perpleja a las sombras marcadas en su cara. —No puedo hacer esto, Liz. No le puedo hacer esto a la banda. —¿Y respondes a la banda sobre con quién sales? —No estamos saliendo.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.