Química perfecta 1

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desvanecieron hace mucho tiempo, condenando mi futuro, la noche en la que dispararon a mi padre a unos cinco metros de mí. Tenía seis años. Cuando me acerqué a su cuerpo, todo lo que pude ver fue una mancha roja extendiéndose por la parte delantera de la camiseta. Me recordó a una diana, excepto porque el centro del objetivo se hacía cada vez más grande. En cuestión de segundos, mi padre se quedó sin aliento. Aquello fue todo. Había muerto. No me acerqué demasiado, ni tampoco lo toqué. Tenía demasiado miedo. No dije ni una palabra durante los días posteriores a su muerte. Incluso cuando la policía me interrogó, no fui capaz de hablar. Llegaron a la conclusión de que me encontraba en estado de shock, y que mi cerebro no sabía cómo procesar lo ocurrido. Tenían razón. Ni siquiera recuerdo el aspecto del tío que le disparó. Nunca he podido vengar la muerte de mi padre, aunque cada noche rememoro la escena del disparo e intento juntar las piezas del rompecabezas. Si pudiera acordarme, ese cabrón pagaría por lo que hizo. Lo que ha sucedido hoy, sin embargo, está perfectamente claro en mi mente. Brittany me ha dejado plantado, su madre me ha mirado con el ceño fruncido... cosas que deseo olvidar pero que parezco tener incrustadas en el cerebro. Paco vacía la mitad de la cerveza de un trago, sin importarle que le caiga por las comisuras de los labios y que le salpique la camiseta. Cuando Javier se vuelve hacia otro de los chicos, Paco se dirige a mí. - Carmen te la jugó bien, ¿verdad? - ¿Por qué lo dices? - No confíes en las tías. Y si no, fíjate en Brittany Ellis... Suelto un taco en voz baja. - Paco, me lo he pensado mejor, pásame una Coronita. Una vez abierta la vacío de un trago y aplasto la lata contra la pared. - Puede que no

126 Simone Elkeles. **Química Perfecta**


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