1 el circo de los extraños

Page 12

-Y yo –añadió Alan. -Claro –dijo Steve-, pero no podemos permitirnos tirar a la basura quince libras porque no las tenemos. Así que no hay que darle más vueltas, ¿no? -¿Qué significa eso de darle vueltas? –preguntó Alan. -Significa que no podemos pagarnos las entradas, así que no importa si queremos comprarlas o no –le explicó Steve-. Es fácil decir que “comprarías” algo cuando sabes perfectamente que “no puedes”. -¿Cuánto tenemos? –preguntó Alan. -Dos miserables peniques –reí. Era una frase que mi padre decía a menudo. -Me gustaría ir –dijo Tommy tristemente-. Suena fantástico. Y volvió a examinar el cartel. -Al señor Dalton no se lo parecía tanto –dijo Alan. -Precisamente a eso me refiero –dijo Tommy-. Si al “señor” no le gusta, entonces tiene que ser súper. Todo lo que los adultos detestan suele ser genial. -¿Seguro que no tenemos bastante? –pregunté-. Quizá hagan descuento a los menores. -No creo que dejen entrar a menores –dijo Alan, pero de todas formas me confesó cuánto tenía él-. Cinco libras con setenta. -Yo tengo exactamente doce libras –dijo Steve. -Yo seis libras y ochenta y cinco peniques –dijo Tommy. -Y yo tengo ocho libras con veinticinco –añadí-. En total es más de treinta libras – dije, sumando mentalmente-. Mañana nos dan la paga. Si lo juntamos todo... -Pero las entradas ya están casi agotadas –interrumpió Alan-. La primera función fue ayer. Acaba el martes. Si vamos, tiene que ser o mañana por la noche o el sábado; nuestros padres no nos dejan salir ninguna otra noche. El tipo que le dio a Tony el cartel le dijo que las entradas para esas dos noches casi se habían agotado ya. Tendríamos que comprarlas esta misma noche. -Vaya, tanto rollo para nada –dije, poniendo cara de chulo. -Puede que no –dijo Steve-. Mi madre guarda un fajo de billetes en casa, en un jarrón. Podría coger prestado un poco de dinero y devolverlo cuando nos den la paga. -¿Estás hablando de robar? –pregunté. -Estoy hablando de “tomar prestado” –me espetó-. Sólo es robar si no lo devuelves. ¿Qué decís? -¿Y cómo conseguiremos las entradas? –preguntó Tommy-. Mañana hay cole, así que esta noche no nos dejarán salir de casa. -Yo puedo escaparme –dijo Steve-. Me encargaré de comprarlas. -Pero el señor Dalton ha roto la parte que tenía la dirección –le recordé-. ¿Cómo sabrás adónde ir? -La he memorizado –sonrió-. Bueno, ¿vamos a pasarnos la noche aquí buscando excusas o nos decidimos de una vez? Nos miramos unos a otros; luego fuimos asintiendo en silencio. -Muy bien –dijo Steve-. Vamos corriendo cada uno a su casa, cogemos la pasta y volvemos a encontrarnos aquí. Decid a vuestros padres que habéis olvidado un libro o algo así. Juntamos todo el dinero y yo añadiré lo que falte del bote de mi casa. -¿Y qué pasará si no puedes robar... quiero decir, tomar prestado el dinero? – pregunté. Se encogió de hombros. -Entonces no hay negocio. Pero nunca lo sabremos si ni siquiera lo intentamos. Y ahora venga, ¡deprisa!


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.