Eclipse

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Durante los primeros quince días de aislamiento por contagio, surgieron en mí sentimientos, reflexiones, pensamientos y emociones. Los podrás encontrar en esta serie de fotos y poemas.

Atravesar la enfermedad fue una experiencia dura. Nunca antes me había enfrentado a la posibilidad de mi propia muerte. Me ha sucedido encontrarme con la muerte de otros, de por sí terrible.

Al experimentar la posibilidad de morir, pude verme a mí misma desde otro lugar.

Estas creaciones quiero compartirlas porque han formado parte y surgido desde la enfermedad. Esto mismo me ha permitido sanar.

En las noches de oscuridad interior, la posibilidad de seguir creando abrió el espacio a que pudiese resistir al dolor.


Por primera vez en su vida le asaltó de pronto una impresión de horror y tuvo la sensación de que presenciaba algo que no era solamente un juego, un simple incidente en su vida estudiantil, sino un drama intensamente trágico en el que se hallaba comprometido el destino de un ser.

Cuerpos y almas I, Maxence Van Der Meersch





El ruido del viento

El ruido del viento me llama Puedo sentir a través del sonido el aire frío y puro que lo acarrea. La ráfaga que pasa me regala un caudal de pensamientos. Mamá, ¿cómo están tus flores? Extraño sus pétalos coloridos que iluminan el balcón. Mamá, por favor, cuidalas. No dejes que se marchiten. Es tiempo de que nazcan nuevos pimpollos y te regalen todo su color. Detrás de la ventana, escucho que el viento golpea y en su música puedo verte a vos mamá, regando tu malvón.


Querido árbol

Querido árbol, pienso en tus hojas. En aquellas que están caídas. Son tus restos que me llevo para inmortalizarte junto al sol. Mi soledad es inmensa y en la noche oscura recuerdo tus colores. Rojo, amarillo, terracota. Querido árbol, llámame. Yo te escucharé a través del viento. Querido árbol, visítame constantemente en mi memoria, no dejes que te olvide. Querido árbol, porque si me visitas voy a llorar. Mis lágrimas sólo me harán recordar que debo resistir para volver a verte.


Hojas quemadas

Hojas quemadas. Olía hojas quemadas en la mañana.

Extrañeza, ¿qué es lo que se quema? Él no lo siente, sólo duerme.

Hojas quemadas mezcladas con eucalipto para abrir los sentidos. El sabor a frambuesas, el dulzor de la miel, su olor. Él ya no siente.

Ojos tristes, nos encontramos atravesando la tormenta. Huelo hojas quemadas, ¿estoy alucinando? Pareciera que los pastizales van quemándose lentamente dentro de mí. Veo el sol, no encuentro humo en el cielo.

El aire fresco de ayer está invadido. Desde hoy sólo huelo hojas quemadas.


Anhelos del alma Querido cuerpo, perdón por estas palabras. Te las exijo cuando deseas tranquilidad. En medio de esta lucha, para complacer los anhelos del alma.

Junto al eclipse Hoy espero haber sanado junto al eclipse del amanecer. Anhelo que la luna roja me convierta en su aliada, regalándome su luz y su fuerza.


Juegos del cuerpo y de la mente

Estático. Mi cuerpo no se mueve. Los pensamientos van pasando a la velocidad de la luz.

Mi mente ansiosa busca que el cuerpo la acompañe. Quietud y silencio, así le responde a la imaginación que juega a esconder. Todo lo sabe.








Dedicado a mis seres queridos. Gracias por el amor y el apoyo de siempre.


JESICA BERMAN Buenos Aires, 1988. Artista visual y Crítica cultural. Formada en la Universidad de Buenos Aires, se encuentra finalizando la Licenciatura en Artes en Cine y Artes Audiovisuales. Participa en exposiciones de arte desde el año 2015 y realizó su primera muestra individual, “Raíces”, en el 2019. Ha obtenido menciones especiales en concursos de fotografía y sus fotos fueron publicadas en revistas digitales de la misma disciplina. Eclipse es su primer libro. Actualmente continúa trabajando en su proyecto fotográfico sobre árboles, “Frágil es el tiempo”.



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