FAST FASHION

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omprar más, usar menos. Es la fórmula de consumo acelerado que tiene a la moda entre una de las industrias más contaminantes del planeta.

ONG canadiense Fashion Takes Action, de la siguiente manera: “Nadie quiere ser visto o fotografiado con las mismas prendas, y debido a que esta cantidad de prendas son fabricadas muy baratas y cuestan La industria de la moda es una de muy poco, es más conveniente para los las industrias con mayor alcance a consumidores disponer su guardaropa”. nivel internacional, especialmente después de la consolidación de la H&M, el grupo Inditex con su marca estrella apertura económica en los prim- Zara; Top Shop, Primark, Mango, Forever 21 eros años del siglo XXI. Este proce- y Uniqlo son algunas de las empresas abanso posibilitó las importaciones de deradas de la filosofía fast fashion. A través bienes y servicios, principalmente de estudios de comportamiento y mercadesde Oriente hacia Occidente. do, campañas de publicidad y estrategias de producción, distribución y marketing, Actualmente, las prendas de vestir estos negocios han logrado el objetivo de y los textiles representan un 5% del conquistar al público y convertir la moda comercio mundial de los productos en un bien de consumo para las masas. de manufactura, siendo la cuarta industria más representativa. En 2016 al-

655 billones de dólares en exportaciones. canzó cerca de

Este proceso de expansión de la industria y sus grandes volúmenes comercializados, combinado con la necesidad de la industria de innovar y presentar las últimas tendencias de la moda, derivó en la consolidación del concepto “fast fashion” o “moda rápida”. Se entiende moda rápida como el fenómeno por el cual se introducen colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de la moda y que han sido diseñadas y fabricadas de forma acelerada y a bajo costo. Así, la industria le ofrece al consumidor la posibilidad de acceder a prendas novedosas a precios asequibles y de forma continua, con cerca de 50 colecciones al año -distinto a las tradicionales colecciones anuales de primavera/verano y otoño/invierno-.

La expansión del fast fashion hacia la conquista del mundo es vertiginosa; ya no se trata de la oferta de prendas, sino de una forma de consumo que cada vez se acentúa más, en la cual las prendas y tendencias cambian a la misma velocidad con la que cambian los gustos de los consumidores.

Esta tendencia consumista ha hecho que el promedio de uso de una prenda nueva sea de solo siete veces antes de ser desechada y que, en los últimos 20 años, se Con la proliferación de la cultura pop y haya presentado un aumento del 400% las redes sociales se ha creado un culto al en el consumo de ropa en el planeta. consumismo, descrito por Kelly Drennan, fundadora y directora ejecutiva de la

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Además están los impactos ecológicos típicos de la industria, como el alto consumo de recursos naturales e insumos químicos y la generación de vertimientos y emisiones. La industria de la moda se encuentra entre las más contaminantes del mundo y, en palabras de la diseñadora Stella McCartney, se ha vuelto “increíblemente derrochadora y perjudicial para el ambiente”.

El documental ‘The True Cost’, que explora los perjuicios del fast fashion, revela que en el mundo hay unos 40 millones de obreros del textil, de los cuales el 85% son mujeres, muchas de ellas menores de edad, ganando dos dólares al día y bajo condiciones de trabajo inhumanas.

“Hoy estamos maquilando más ropa, consumiendo más, usando más recurSegún el World Resources Institute -WRI-, sos y pagando menos que en cualquier producir una camisa de algodón con- otra época”, asegura Andrew Morgan, sume 2700 litros de agua y la industria director del documental. Con este pantextil genera el 20% de la contaminación orama, ¿qué puede hacer la industria industrial del agua. Así mismo, se estima para transformar su modelo de negoque en la producción de una camisa se cio con prácticas más responsables? emiten entre 2,1 y 5,5 Kg de CO2, siendo ¿Podemos hablar de moda sostenible o las prendas fabricadas en poliéster las nos estaríamos refiriendo a una utopía? que mayores emisiones generan -cerca de 706 billones de Kg de CO2 en 2015-. Durante las últimas décadas, la industria de la moda se ha caracterizado En el informe Pulse of the Fashion Industry por promover el consumo de lo que de Global Fashion Agenda y Boston Con- hoy conocemos como fast fashion, sulting Group se estima que, de acuerdo una producción constante y desa las tendencias de consumo actuales y medida de ropa a bajos costos. Tan las perspectivas de crecimiento, el con- desmedida que se producen 62 milsumo de agua, las emisiones de CO2 y lones de toneladas de ropa al año. la generación de residuos aumentarán entre 50 y 63% a 2030. También surgen En un comienzo, el modus operandi de la preocupaciones de índole social y lab- moda rápida era producir ropa a bajos oral, como los abusos a la mano de obra. costos. Es decir, llevar lo más rápido posible las tendencias a las tiendas. Si bien tuvo sus inicios en el siglo XIX, no fue hasta la revolución tecnológica que el concepto de ropa rápida se instauró con más fuerza. Durante la segunda mitad del siglo XX, se comenzó a posicionar el retail con la llegada de marcas como Topshop (1964), Zara (1975) y Forever21 (1984), que coronaron a la moda fast. Luego, con la globalización y la tecnología, la publicidad se masificó, el consumo se multiplicó, y eso trajo consigo tiempos de producción y entrega más cortos, y una cantidad desmedida de ropa hecha con mano de obra muy barata, a costa de la seguridad y el bienestar de los trabajadores que hacen las prendas. Fast Fashion

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“Compra más, usa menos”, Esta podría ser la definición perfecta de lo que implica el concepto de fast fashion: moda producida en masa para un público masivo. Todo este consumo acelerado convierte a la industria textil en una de las más contaminantes del planeta.

mos viviendo; y dejamos de mirar hacia un lado para enfrentar el problema de frente. Dentro de los problemas que derivan de la industria de la moda, se encuentran las emisiones a la atmósfera de las fábricas, el uso de productos químicos, vertidos…

La moda supone la cuarta industria más representativa del mundo, por ello el futuro debe orientarse hacia un camino más sostenible.

Un dato llamativo y escandaloso, es que por ejemplo para producir una camiseta de algodón se necesitan unos 2.700 litros de agua. Esto convierte a este sector en uno de los más conEl gran volumen de comercialización taminantes para los mares y océanos. supone una gran cadena, donde hay que cuidar cada uno de los eslabones o procesos y que cada uno de ellos suponga el menor impacto ambiental posible. Actualmente nos encontramos ante La expansión de la industria textil a niv- una lucha contra el fast fashion. Cada el mundial, el proceso de globalización año tiramos más de 16.000 tonelay distribución, y la forma de consumo, das de ropa, un 816% más que hace 50 supone la creación del concepto de años. ¿Te lo puedes llegar a imaginar? fast fashion: colecciones de temporadas de moda diseñadas y producidas Instituciones como la ONU han desarrola un ritmo acelerado y de bajo coste, lado protocolos e iniciativas que ayuden para un consumo acelerado. Esto hace a la disminución de los impactos negatique los consumidores tengan acceso a vos de la moda en el planeta; que involulas últimas novedades a un buen precio. cra tanto a empresas como a gobiernos.

A L T E R N A T I VA S

Todo esto ha supuesto una cultura del consumismo, donde palabras como reciclar o reutilizar han pasado a un segundo plano. La industria y el fast fashion han revolucionado a los consumidores, reduciendo la vida útil de una prenda: el uso medio de un artículo textil antes de deshacernos de él es de unas 7 veces. Un dato que da para pensar, es que en los últimos 20 años haya aumentado en un

400% el consumo de ropa en el mundo. Las consecuencias de todo esto parecían invisibles, pero a lo largo del tiempo nos hemos vuelto más responsables y conscientes de la situación medioambiental que esta-

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Algunos consejos que podemos llevar a cabo para reducir el impacto ambiental y alargar la vida de nuestra ropa son: ■ Cuida la ropa y úsala más de una vez. ■ Participa en la economía circular: reutiliza viejas prendas para crear nuevas opciones. ¡Dale una segunda vida! ■ Intenta no comprar cosas que de verdad no necesitas. ■ En lugar de adquirir prendas baratas, gastar un poco más en ropa más duradera y de mayor calidad. ■ Colabora comprando ropa y complementos de marcas éticas y conscientes con el medio ambiente. ■ Apoya al pequeño comercio.

La moda rápida o fast fashion es una de las ramas de la industria de la moda que se encarga de lanzar de una forma muy rápida, colecciones de prendas de acuerdo a las tendencias del momento, estas pueden ser atemporales, es decir no siempre corresponden a las estaciones del año como primavera-verano u otoño-invierno, sino que se diseñan y maquilan de acuerdo a los momentos más relevantes de una ciudad, o trend de la cultura pop.

COMO AFECTA AL MEDIO AMBIENTE La problemática de sustentabilidad es enorme, los puntos más relevantes y crecientes con relación al fast fashion son de contaminación, explotación laboral y comercio injusto.

La contaminación relacionada con una prenda de fast fashion existe desde la seDentro de las prendas más vendidas lección de insumos para la misma, la mayde fast fashion, encontrarás las de ropa oría de la materia prima que se utiliza para femenina, piezas como jeans con difer- su fabricación es derivada del petróleo entes estampados o t-shirts con el diseño conteniendo altos niveles de plásticos, de tu grupo favorito de k-pop o de algu- químicos y fibras sintéticas que se estiran, na de las princesas de nuestras películas rompen y deshilachan de manera acelfavoritas son vistas en diferentes tiendas erada dejando prácticamente una prencomo H&M, Grupo Inditex, entre otras. da desechable en cuestión de meses. Lo que hace tan atractiva a la moda rápida o fast fashion es la versatilidad que tienen en diseños. Muchas veces se vende la misma prenda solo con ligeros variantes de color o estampado, pero que aún con muy pocas diferencias, representan un estilo o momento muy particular para aquellos que quieren destacar con su imagen y estilo.

El fast fashion ha generado una cultura de comprar y desechar, volviéndose en un efecto “bola de nieve” que nos afecta a todos. El impacto ecológico de la industria del fast fashion, está relacionado al alto consumo de recursos naturales e insumos químicos. De acuerdo al WRI (World Resources Institute), maquilar una t-shirt de algodón consume más de 2,500 litros La popularidad de estas marcas y tiendas de agua, además la producción de esa ha crecido pues no solo el diseño es super misma camisa genera hasta 5.5 kg de CO2. atractivo sino es muy accesible el comprarte varia ropa con lo que antes gasta- Si no paramos de consumir al ritmo que bas en una sola prenda, siendo por que el lo hacemos ahora, en el 2030 el consumo precio de las prendas es muy bajo, no solo de agua y las emisiones de CO2 crecerán por lo materiales que se usan, sino tam- hasta un 63%, según el informe de Pulse bién por las prácticas que usan estas com- of the Fashion Industry de Global Fashpañías, ya que el término “barato” o “caro” ion Agenda y Boston Consulting Group. depende del ángulo con el que lo mires. Lo más preocupante es que el problema no se queda en la ecología y medio ambiente, éste se incrementa ya que la creación masiva de estas prendas genera una demanda alta de mano de obra y, en muchas ocasiones, deriva a la explotación de menores de edad y poblaciones vulnerables en ciudades que sufren de trato y remuneración injusta. Fast Fashion

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Después de todo, ¿cuánto se le puede pagar a una persona que aportó su trabajo o talento para generar una prenda que tiene con precios finales tan baratos? contemplando que se paga toda una cadena de producción como: el costo de mano de obra, maquila, materiales, importación, impuestos, renta de los locales o bodegas, vendedores, marketing y publicidad, licenciamiento de los diseños, operación de la marca y por último utilidad.

PUEDE SER SUSTENTABLE LA INDUSTRIA DEL FAST FASHION

Hay una nueva tendencia entre las marcas de moda populares: las colecciones “ecológicas”. Cadenas como C&A, Zara o H&M se sumaron a la tendencia de lo “sustentable” y ahora ofrecen moda a Desafortunadamente, pocas veces nos precios accesibles y la idea de la condetenemos a pensar lo que implicó la pro- cientización medioambiental, pero ¿es ducción de una prenda que tenemos en la etiqueta solo una estrategia de marlas manos y que tanto deseamos. Ahora keting? ¿es realmente así de simple? que tienes un poco más de idea sobre la moda rápida, te invito a que cada vez que “Las marcas de moda están capitalizanse te antoje comprar ropa, pienses dos do el hecho de que los consumidores veces si realmente la necesitas. En caso están interesados en comprar artículos de que tu respuesta sea sí, entonces te de producción ética y ecológica”, dice recomiendo fijarte en dónde está hecha, Katrin Wenz, experta en agricultura de cuál es su precio y también los materia- Friends of the Earth Germany (BUND). “El les que se emplearon para su producción. algodón orgánico es ciertamente un paso hacia la dirección correcta, porque ni la modificación genética ni los pesticidas sintéticos pueden usarse en su producción. Pero estas etiquetas de sustantabilidad de marca propia rara vez nos dicen algo sobre lo que sucede posteriormente en la cadena de producción”, afirma.

COMO NO CONTRIBUIR A LA INDUSTRIA DEL FAST FASHION

■ Piensa dos veces si la prenda que vas a comprar realmente la necesitas. ■ Revisa los materiales de la prenda, si son fibras sintéticas pregunta a dónde van a dar, una vez que la prenda termine su ciclo de vida. ■ Busca comprar ropa que sea atemporal, con colores que puedas usar durante mucho tiempo y que te pueda durar a lo largo de los años. ■ Entre más largo sea el ciclo de vida de una prenda, menos desechos generarás. ■ Usar y sacarle provecho a la ropa, una vez que ya no la uses dónala. ■ Evalúa la calidad contra el precio.

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Viola Wohlgemuth, experta en textiles en Greenpeace, opina que las empresas crean sus propias etiquetas y criterios de sostenibilidad. “La sostenibilidad no es un término protegido o específico, lo que deja la puerta abierta al llamado lavado verde”, asegura. Ambas expertas enfatizan que las certificaciones ambientales independientes ofrecen un mejor indicador sobre las credenciales ecológicas de un producto, incluidas las condiciones laborales para los trabajadores involucrados en la producción.

Heike Hess, directora de la sucursal de IVN en Berlín, subraya que usar algodón orgánico solo “no es suficiente para hacer que la moda sea realmente sustentable”, y que producir ropa implica una cadena de producción más involucrada. “Los estándares ecológicos y sociales son importantes en todas las etapas de producción”, aclaró Hess. “Eso incluye minimizar el uso de productos químicos nocivos, administrar el uso del agua y los desechos, limitar las emisiones de CO2 y garantizar los derechos humanos, los salarios justos, la protección laboral y mucho más. Solo así la moda puede sustentable”, explicó. Desde el lanzamiento de su campaña Detox My Fashion en 2011, Greenpeace ha logrado que unas 80 empresas globales en la industria de la moda eliminen productos químicos peligrosos hasta finales de 2020 pero el verdadero problema es que se está fabricando demasiada ropa. Viola Wohlgemuth cree que “la moda rápida es el todoterreno de la industria de la moda. Nunca será sostenible. La industria de la moda tiene que alejarse de la producción e ir hacia la prestación de servicios”. De hecho ya se está poniendo esto último en práctica. Hay empresas que ofrecen reparar productos o vender artículos de segunda mano. Incluso la cadena H&M da consejos de cómo cuidar y arreglar ropa estropeada. Si se va en esta dirección, la sustantabilidad en la moda podría ser algo más que simplemente otra tendencia.

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DEL FAST FASHION A LA MODA SUSTENTABLE

El término “moda sustentable” es más complejo de lo que aparenta y existen varios factores que deberían cambiar para generar un movimiento más significativo: el sistema de pensamiento, las infraestructuras de la industria y la extracción de los recursos naturales.

Actualmente es prácticamente imposible conseguir que una empresa cumpla con todas estas características deseadas, pero poco a poco estas exigencias crecen en popularidad, ayudando a crear una conciencia real y profunda sobre los impactos que producimos como consumidores.

En el ámbito del consumo, existen varias propuestas que apuntan a hacer que nuestros hábitos sean menos dañinos con nuestro entorno, como elementos cotidianos hechos a partir de materiales reciclados, alimentos a granel, productos electrónicos que utilizan energía solar, contenedores de comida que reemplazan los desechables y que ayudan a la conservación del alimento, entre otras miles de ideas sobre productos sustentables. En la industria de la moda particularmente, también existen tendencias que apuntan a un consumo más responsable con el cuidado del medioambiente, como es el creciente éxito que está teniendo el upcycling o la ropa reciclada. Sin embargo, es necesario preguntarnos, ¿puede una industria que fomenta indisHoy existe un nuevo tipo de consumidor, criminadamente el consumo, ser en algún con mayor conciencia sobre el impacto punto sustentable? El concepto de moda de sus compras y exigencias más con- habla de tendencia, de algo que camcretas que la generación anterior. Este bia constantemente y no permanece en grupo, si bien todavía se mantiene como el tiempo. En ningún momento habla de nicho, tiene prioridades tan claras como una mejora del producto o de una nueva variadas: la preferencia por materiales funcionalidad, sino que es una razón más renovables y/o orgánicos, la producción efímera y banal: el simple hecho de estar local y artesanal, el comercio justo, una en boga por un tiempo limitado. Esta es cadena de suministro transparente y traz- la industria que nos “enseñó” a comprar able, un marketing menos competitivo y sin pensar, utilizar prendas por un período la promoción de valores que apunten a muy corto de tiempo y luego descartar. la mejora de la sociedad y la naturaleza.

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n este contexto, es necesario distinguir entre la industria de la indumentaria y la industria de la moda, ya que poseen distintos objetivos: la primera produce y comercializa prendas de vestir. La segunda, comercializa una aspiración, un estatus y reconocimiento social.

forma y su evolución derivó en lo que hoy llamamos moda sustentable, que también se pueden encontrar sinónimos como moda ecológica, ética o verde.

Cuando hablamos de una moda que conserva la ética, hablamos de una industria que: asegura buenas condiciones Con su cadena de producción, las dos laborales para los trabajadores; que se generan un impacto tangible y trazable gestiona sobre un modelo de negocio susen el ambiente. Sin embargo, es la indu- tentable y transparente; que evita la prostria de la moda la que, además deja una ducción de desperdicios; que utiliza una huella psicológica (intangible) ya que lu- materia prima que genera el menor impaccra con la inseguridad del consumidor. to ambiental posible; y que posea certificaciones que avalen esta forma de produEl objetivo es la compra inmediata, ir- cir bienes de consumo y que asegura una racional e impulsiva a raíz de un sentido trazabilidad de la cadena de suministro. de pertenencia y estatus en la sociedad. La industria de la moda es la industria de la tendencia y por definición es desechable, no perdura ni genera un valor agregado. Es un sentimiento que ataca directamente a la autoestima y busca denigrarla en pos del consumo. Es por esta razón que la industria de la moda reacciona y se encuentra en proceso de cambio: nos está dando más alternativas que sí apuntan a una mejora del producto, que le aportan permanencia en el tiempo y que buscan resolver un problema concreto: el vestir. En medio de esta evolución se da lo que conocemos como moda lenta y como moda sustentable. Algunos las utilizan como sinónimos, pero existen estudios que las diferencian de forma precisa. El movimiento de la moda lenta surgió como una respuesta directa a la moda rápida (fast fashion), a sus ciclos de producción irreales, al crecimiento económico despiadado y al impacto ambiental resultante. La moda rápida es un negocio caracterizado por la optimización productiva desmedida que ha demostrado ser insostenible en cuestiones ambientales, económicas y sociales. Esta primera etapa, con el tiempo, fue tomando más

Los dos términos –moda lenta y moda sustentable– buscan empoderar tanto a los trabajadores involucrados como a los consumidores. Este movimiento aboga por una producción balanceada en donde se fomenten las relaciones a largo plazo, una producción que promueva el origen local y que se enfoque en la transparencia. Además, se propone cambiar la infraestructura de la industria: el sistema de consumo irracional y depredación de los recursos naturales que sostienen este consumo.

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Para poder llevar a cabo este modelo fast, las empresas recurrieron (y lo siguen haciendo) a la explotación de los distintos agentes que participan en la cadena productiva. En países como China, Cambodia y Bangladesh, las condiciones laborales son paupérrimas, con sueldos miserables y horarios de trabajo sin límites.

teniendo parte importante del mercado y no muchas medidas han sido implementadas. Pero hay esperanza, especialmente con las pequeñas y medianas marcas de moda que priorizan la producción ética y la utilización de materiales de origen natural. Ante la moda rápida, el Slow fashion es una excelente alternativa. Hacer prendas de alta calidad y privilegiar la fabricación Además de la despreocupación por el as- artesanal y sostenible son las característipecto social y laboral de sus trabajadores, cas principales de este modelo lento. el impacto medioambiental de la ropa Low Cost la hace una de las grandes enemigas del planeta. Esta industria es una de las más contaminantes a nivel global, siendo responsable, por ejemplo, del 20% de los desechos tóxicos que se vierten al agua. De los 62 millones de toneladas de ropa producidos al año, donde 3/5 50% terminan en vertederos o incineradas. Y la gran mayoría de esos desechos no son biodegradables, ya que más del 60% de Del lado del conla ropa producida es sumo, con la lleconfeccionada con gada de las redes materias primas sinsociales, parece téticas, que pueden imperativo prodemorar siglos en mover las últimas descomponerse.

tendencias. Sin embargo, cada En promedio, las pervez más persosonas ocupan 7 a 10 nas están optanveces una prenda do por opciones antes de botarla. Es por esto que vemos la moda rápida como un llamado a que Slow o sustentables, o simplemente los hábitos de consumo cambien, a que optan por comprar menos ropa. la conciencia ante el problema gane terreno y los compradores de ropa se nieg- También está la opción de comprar uen a caer en ese consumismo extremo. ropa de segunda mano en tiendas Hay marcas High Street y de Retail que han notado la urgencia de hacer un cambio, abanderándose con preocupaciones sobre la sostenibilidad de su modelo. Pero, ¿cómo se reinventa una industria cuya esencia está en cuestionamiento? No existen actualmente casos de cambios demasiado radicales, pues el retail sigue

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vintage; reutilizar los textiles cuando la ropa alcanza su vida útil, y probar con nuevos modelos de negocio, como el arriendo de clóset, o el swap o intercambio de ropa sin costo.

El Slow Fashion en contraste con el fast fashion, ayuda

Cada vez son más los consumidores que se preocupan a mitigar el impacto medioambiental de por conocer el orila industria de la moda en general y pro- gen de la ropa que pone nuevos modelos de negocio que adquieren: dónde priorizan el aspecto social y medioam- es fabricada, con biental. Una forma productiva de asimi- qué materiales y lar la realidad de la moda rápida es fa- por quién. Finalvorecer, con nuestro consumo, a aquellas mente, el consummarcas que se proponen hacer un cam- idor se ve inmerso bio en esta poderosa industria, y a la en el proceso completo de elabovez, incentivar a otras personas a tomar ración de una prenda, desde que conciencia de su consumo en vestuario. se diseña hasta que se compra. La generación millenial ha propiciado un punto de quiebre en la industria de la moda. Son el principal público objetivo de las grandes marcas del mundo y se han convertido en clientes con criterios de comportamiento y compra orientados a la sostenibilidad. Por esta razón, el “slow fashion”, también conocido como moda lenta, ha ido ganando terreno en el sector. El concepto surge como la antítesis del fast fashion y está enfocado en una filosofía de consumo responsable, con una mayor conciencia de los compradores respecto al impacto que tiene la industria de la ropa sobre el medio ambiente y la sociedad.

Independiente de la “velocidad” de la industria, la tendencia elegida por los consumidores y su conciencia al momento de la compra, el gran reto es que la moda seguirá siendo una forma de expresión personal y, si las prendas no son atractivas, no importa cómo haya sido su proceso de fabricación; simplemente no se van a vender. Por lo anterior, la transformación de la moda hacia un modelo sostenible dependerá de la oferta de productos innovadores con un enfoque de economía circular y de la consciencia de los consumidores para considerar los costos ambientales y sociales en sus decisiones de compra.

La filosofía “slow fashion” tiene algunas bases establecidas, entre las cuales se destacan: ■ Oposición a la producción supra industrial de moda. ■ Preferencia por productos artesanales, de pequeñas empresas y de fabricación local. ■ Fomento del reciclaje de prendas a través de la compraventa de ropa de segunda mano o vintage y donando la que no se utilice. ■ Elección de prendas fabricadas con materiales reciclados y con buenas prácticas en su cadena de suministro. ■ Fabricación personalizada de prendas, así como reparación y modificación de estas para alargar su vida útil. ■ Disminución del consumo de moda, evitando comprar de forma compulsiva y prefiriendo prendas de máxima calidad.

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MODA SOSTENIBLE La producción local, reciclaje y reutilización de materiales y ampliación de la vida útil de las prendas son algunas de las soluciones que las marcas están implementando para combatir los efectos de la moda rápida. Conscientes de los impactos negativos que el consumo acelerado de ropa está generando sobre el planeta, las empresas del sector están tomando cartas en el asunto. Hoy los principales referentes del fenómeno ‘fast fashion’ presentan la sostenibilidad como uno de sus pilares de marca, tendencia que para muchos críticos y académicos no es más que una estrategia vacía para que las empresas mejoren su imagen y eviten riesgos reputacionales. Sin embargo, cabe mencionar que esta estrategia ha generado cambios enfocados en la implementación de mejores prácticas y eficiencia en la manufactura de las prendas, el fomento del reciclaje y un control más estricto en toda la cadena de suministro. Precisamente, una de las acciones más importantes en términos de sostenibilidad de la industria fast fashion ha sido crear los acuerdos Sustainable Cotton Comuniqué y The Call to Action for a Circular Fashion System, en los cuales están algunas de las principales marcas de moda, como H&M, Inditex, Adidas, Nike y Levi’s.

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Estos

compromisos buscan que el 100% del algodón que consuman las marcas suscritas provenga de fuentes sostenibles a partir de 2025 y que adapten un sistema de economía circular -recoger, reusar y reciclar- en sus respectivas estrategias de negocio. El reciclaje se ha convertido en uno de los estandartes de la moda sostenible. Por eso las principales empresas del sector han emprendido proyectos de investigación con institutos y universidades para desarrollar técnicas que permitan reutilizar fibras obtenidas de tejidos usados, redes de pesca y celulosa de madera proveniente de bosques certificados como sostenibles.

Ahora más que nunca, el contraste entre estas situaciones demuestra la realidad del fracaso del sistema de la moda rápida. Algunos se apuraron en culpar a aquellos que compran en aquellas tiendas, obviando que la ropa a precio asequible — incluyendo las prendas que algunos padres compraron para vestir a esos hijos que dieron el estirón durante el confinamiento — es una necesidad, y más aún cuando el dinero escasea y que los despidos y los ceses están afectando a miles de personas en todo el mundo. A esto se suma a que debemos aprender a que no debemos comprar en tiendas de fast fashion, por un sinnúmero de motivos.

Otro de los aspectos que vienen impulsando las prácticas responsables en la industria de la moda es la conciencia de que el liderazgo en sostenibilidad puede convertirse en una ventaja competitiva. La marca Patagonia, por ejemplo, ha ganado una amplia y leal base de clientes a través de su enfoque sostenible, que va desde el desarrollo de sus productos hasta sus campañas y la participación en diversas iniciativas ambientales. Esta tendencia hacia la conciencia ha tomado mayor fuerza con el liderazgo impuesto por los consumidores jóvenes, quienes, de acuerdo al Global Corporate Sustainability Report de la firma Nielsen, están interesados en gastar más en soluciones y marcas sostenibles. Primero vimos las desgarradoras imágenes de las trabajadoras textiles de Bangladesh obligadas a salir a la calle tras no recibir el pago de sus salarios — como consecuencia de la cancelación masiva de pedidos por parte de las grandes marcas por un valor de varios miles de millones de dólares conforme se instalaba la crisis sanitaria. Luego vinieron las largas colas de compradores frente a las tiendas de moda rápida, entre las cuales estaban H&M, Zara y Primark; una imagen que se vería en varias ciudades como Londres, París, Madrid o Berlín.

jadores jor de

‘La gente haciendo cola [afuera de las tiendas de moda rápida] tan solo son un síntoma de un problema más amplio’, comenta Ayesha Barenblat, fundadora y CEO de la asociación sin ánimo de lucrativo Remake dedicada a promover la concienciación en el consumidor. ‘Procuremos no recriminar a la clase obrera que está comprando moda rápida ante el sufrimiento de los trabatextiles. Hablemos mesus [dueños] multimillonarios.’

La culpa, pues, no se debe achacar a los compradores, sino más bien a un modelo que ha sido pensado para beneficio de unos cuantos. Cierto, esas marcas producen ropa asequible para todos. Pero también se trata de un sistema tóxico fundamentado en el consumo excesivo, con nuevos diseños llegando a las tiendas cada semana. ‘Todo el ciclo está basa-

do en la idea de que ‘me he puesto la prenda cinco o seis veces ya y la calidad no es tan buena’, según describe la Dra. Shipra Gupta, una experta en comportamiento del consumidor y profesora asociada de la Universidad de Illinois en Springfield.

A pesar de todos los propósitos de desaceleración tras la pandemia, el problema de la moda rápida no parece dar muestras de desaparición en un futuro próximo. De hecho, los expertos predicen un incremento en las ventas debido a que las marcas buscaran liquidar las montañas de ropa que se fueron acumulando tras el cierre de los puntos de venta durante la cuarentena. ‘Inevitablemente, también se dará un gran influjo de prendas a precio rematado por el hecho de que [las tiendas] se perdieron una temporada’, explica Orsola de Castro, cofundadora del grupo de acción Fashion Revolution. ‘Pero sabemos que la moda barata se hace de un modo no ético ni sustentable.’ Los trabajadores son quienes pagan el precio: Millones de trabajadores textiles se han visto afectados a causa de la pandemia, a merced de fabricantes incapaces de pagar a sus empleados debido a las cancelaciones masivas de los pedidos por parte de las marcas. Más de 3.18 mi millones de dólares en pedidos fueron cancelados o suspendidos tan solo en Bangladesh, según la Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters Association, mientras que otros países como India, Camboya y Myanmar también se han visto afectados.

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Ante esta situación, Remake lanzó su campaña #PayUp en el mes de abril, incitando a las marcas a pagar íntegramente sus pedidos. A día de hoy la petición ha recogido cerca de 200 000 firmas y cuenta el apoyo de celebridades, como las modelos Amber Valletta, Cameron Russell y Arizona Muse. ‘Estamos poniendo la industria ante sus responsabilidades en un momento en que las trabajadoras [textiles] — quienes conforman la columna vertebral de la industria — se han visto desproporcionadamente impactadas por el Covid-19 y la actitud de las marcas’, ahonda Ayesha Barenblat.

el grupo de comercialización de moda rápida en internet, Boohoo, ha puesto en riesgo de contraer el coronavirus a sus empleados. El grupo se defendió asegurando que ‘no tolerará ningún incidente de incumplimiento de los protocolos, y menos aún tratándose del trato a los trabajadores en nuestra cadena de producción.’

El debate en torno a la justicia racial que ha surgido tras las recientes protestas en todo el mundo de Black Lives Matter también ha puesto el foco en el hecho de que el modelo de moda rápida muSegún el rastreo de Remake, algunas em- chas veces recae en la explotación de presas, incluyendo H&M, Zara y ASOS han mujeres de color (se calcula que las muaccedido a pagar íntegramente sus pedi- jeres conforman un 80 por ciento de los dos, pero otras como Arcadia, dueña de trabajadores textiles). ‘Lo que se ha dado Primark y Topshop todavía no se han com- a conocer es lo racista que resulta ser la prometido. Primark, sin embargo, ha anun- industria de la moda’, explica Barenblat. ciado la creación de un fondo de apoyo ‘El sistema es herencia de un pasado coa las trabajadoras textiles. ‘Hemos estab- lonial violento; incluso emplea las mismas lecido en abril un fondo salarial para aserutas comerciales que el Raj británico.’ gurarnos de que las trabajadoras reciban sus pagos lo más pronto posible para los pedidos en producción — unos 25 mil- Las marcas deben hacerse responsables: lones de dólares ya han sido ingresados”, Las marcas deben afrontar aquellos según un portavoz de la empresa, quien problemas mayores que la pandemia añade que la marca se ha comprometido puso al desnudo. Mientras que en años a recibir una entrega adicional por un val- recientes la atención se focalizó en or de 462 millones de dólares cuestiones de sustentabilidad medioen productos terminados y/o en produc- ambiental, es importante que se haga ción.’ Arcadia ha declarado haber en- mayor hincapié en la responsabilidad tablado un “diálogo” con sus provee- social de las empresas, y más aún condores en torno a los pedidos cancelados. siderando el impacto que la pandemia ha tenido en su trabajadoras textiles. Mientras tanto, decenas de miles de trabajadoras han perdido sus empleos Autorizar a que las trabajadoras se sindiquen como consecuencia de la pandemia es otro paso que podrían dar las marcas. y están luchando por salir adelante en ‘Solamente a través de sindicatos podrán países como Camboya. Algunas fábricas expresarse las necesidades de las trabareanudaron actividades desde hace un jadoras del sector’, en opinión de Orsola par de meses, a pesar de que las traba- de Castro. ‘[Las trabajadoras] estarían mejadoras del sector advirtieran de los riesgos jor protegidas ante incidentes como el no que supone para ellas y ellos el Covid-19. pago de pedidos si estuvieran sindicadas.’ En Reino Unido, un informe a cargo de Clean Clothes Campaign asevera que

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El poder ciudadano, no consumidor: Aunque sea responsabilidad de las marcas generar un cambio sistémico, todos nosotros tenemos un papel que desempeñar. ‘La concienciación del consumidor es importantísima: aquellos que rechazan [el sistema] junto a las ciudadanas y a los ciudadanos que cuestionan la acción de las marcas conforman una parte sustancial en la ecuación’, añade Castro. Eso puede significar contactar diMás allá del trato que reciben sus traba- rectamente con las marcas preguntanjadoras, las marcas de moda rápida tam- do quiénes producen tu ropa, participar bién deben repensar integralmente sus en campañas como #PayUp, o donar a modelos de negocio, que en la actualidad fondos de ayuda a los trabajadores texconsisten en vender volúmenes masivos de tiles. También puede ser mediante la ropa a precios bajos. Se calcula que 150 mil compra de ropa de segunda mano siemmillones de prendas son manufacturadas pre que sea posible, y alargar la vida cada año, mientras que alrededor del 87% de las prendas que tienes ahora mismo. del material usado para la elaboración de ropa acaba desechado o incinerado. Teniendo en cuenta que el Covid-19 supuso para muchas una ocasión para ‘La realidad es que se trata de un sistema considerar lo que realmente importa, de crecimiento excesivo que no brinda los expertos confían en que se dará un prosperidad, o en caso de que sí lo hiciera, tan solo beneficia a la punta extrema cambio en el comportamiento del conde la pirámide”, sostiene de Castro. ‘Es sumidor a largo plazo. ‘La gente está algo que no podemos seguir ignorando. pensando más estratégicamente [a la Es causa del desgaste medioambiental, hora de comprar]’, dice la Dra Guppero sobre todo cabe entender que la ex- ta. ‘Creemos que los consumidores se plotación humana y la indignidad a la que volverán mucho más sustentables.’ son sometidas la personas que trabajan en la cadena de producción de una moda En el futuro, será actuando como ciubarata es un problema que debe cesar.’ a s m i s m a s m a rc a s t a m b i é n pueden presionar a los gobiernos para conseguir mejor protección social para sus trabajadoras. ‘Estas [compañías] a menudo promueven la elaboración de leyes que no protegen a las trabajadoras’, comenta Ayesha Barenblat. ‘Lo que en verdad necesitamos es un colchón de seguridad [para las trabajadoras]; seguridad social y médica.’

dadanos — y no como consumidores, a quienes define el acto de compra — que lograremos generar el cambio, obligando a las marcas a ofrecer prendas asequibles que sean a la vez sustentables y éticas. ‘Necesitamos que los ciudadanos de a pie exijan responsabilidad por parte de las marcas; necesitamos que los gobiernos tomen cartas en el asunto; y sí, también necesitamos que las marcas mejoren sus prácticas’, concluye Barenblat. ‘Pero no lo harán por iniciativa propia. Aquí es donde entra el activismo.’

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