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PrOcesión de el encuentro

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VIERNES SANTO

VIERNES SANTO

“Me voy y volveré a vosotros” (Juan, 14: 28)

Cuenca se parte en dos esperando unirse, Señor, desde San Andrés convertida en sepulcro. En final de viaje. En rito cumplido.

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A las 10 se abren las puertas. Contigo, Jesús Resucitado, por Palafox y Calderón de la Barca marchan unos. Con la Madre, María Santísima del Amparo, por Solera, Tintes y Fray Luis de León, marchan otros. Qué alegría en los banceros del que resucitó al tercer día. Cuánto júbilo en quienes a hombro llevan a la Madre sabiendo lo que ha de venir.

El momento del Encuentro, el más esperado de la Semana Santa y con el que culmina, será en la Plaza de la Constitución, entre suelta de palomas, sobre las 11:15 de la mañana.

Unido ya el cortejo encara entonces su final entre alegrías, para volver al interior de San Andrés a las 13:30. Es entonces cuando se cierran las mismas puertas que abrieron el primer día, para que Cuenca espere pacientemente Tu Pasión... hasta el año que viene.

HERMANDADES

V. H. Ntro. Señor Jesuscristo Resucitado y María Santísima del Amparo

PRESIDENCIA EJECUTIVA DEL DESFILE PROCESIONAL: Venerable Hermandad de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado y María Santísima del Amparo

PRESIDENCIA ECLESIÁSTICA: Clero Parroquial de Santa Ana

PRESIDENCIA INSTITUCIONAL: Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías y Excmo. Ayuntamiento de Cuenca

ITINERARIO

Sale la procesión a las 10:00 h. desde la Antigua Iglesia de San Andrés.

ITINERARIO PASO DE JESÚS RESUCITADO

Peso - San Juan - Palafox - Pte. de la Trinidad - Calderón de la Barca - Pza. de la Constitución.

ITINERARIO PASO DE MARÍA SANTÍSIMA DEL AMPARO

Solera - Pza. de El Salvador - San Vicente - Alonso de Ojeda - Pta. de Valencia - Tintes - Fray Luis de León - Pza. de la Constitución.

CORTEJO PROCESIONAL COMPLETO

Carretería - Pza. de la Hispanidad - Aguirre - Las Torres - Pta. de Valencia - Alonso de Ojeda - San Vicente - Pza. de El Salvador - SoleraPeso: a las 13:30 h. en la antigua Iglesia de San Andrés.

En especial en caso de ir con niños pequeños, con o sin carrito, personas mayores o en sillas de ruedas o cualquier otro elemento que dificulte una normal evacuación de emergencia.

Respete y acate en todo momento las indicaciones de las autoridades.

La Policia Municipal, Nacional, Protección Civil así como los responsables de la organización trabajan para su seguridad y el buen desarrollo de la procesión. Siga sus indicaciones.

El desfile procesional discure por el centro de la calzada. Se ruega a los espectadores que sólo ocupen el espacio destinado en las aceras y eviten cruzar durante el paso de la procesión.

Con el fin de mantener la seguridad sanitaria de todos los participantes en los desfiles procesionales rogamos cumplan las medidas que dicten las autoridades sanitarias.

Debido a la gran afluencia de público en estos dos días y con el fin de mitigar posibles situaciones de inseguridad, se estabecen las siguientes medidas:

Los callejones laterales de la Iglesia de San Felipe quedarán despejados como vía de evacuación. Recuerde que desde la zona superior del muro de Alfonso VIII podrá disfrutar de una excelente visibilidad.

Tanto en las inmediaciones de la iglesia de San Felipe como en la plaza mayor, se establecerán dispositivos de control de accesos para limitar un exceso de ocupación de espectadores que puede generar inseguridad para las personas. Rogamos sigan las indicaciones de las autoridades y del personal de organización.

El objetivo fundamental de las Hermandades que desfilan en la procesión Camino del Calvario es precisamente este, DESFILAR el Viernes Santo de madrugada con dignidad y seguridad, igual que lo hacen el resto de las Hermandades de la Semana Santa de Cuenca en sus respectivos días. Por tanto, deben ser aceptadas por todos las decisiones que tomen las Hermandades siempre tendentes a mantener la seguridad de los nazarenos y la integridad de las Imágenes.

Es el objetivo fundamental del protocolo el articular las medidas necesarias para que, llegado el momento de la suspensión, todas las partes sepan cómo actuar y todo esté preparado para que la procesión se encierre sin ningún altercado ni desorden público.

El suspender la procesión es una decisión que corresponde tomar exclusivamente al Presidente de la Procesión de común acuerdo con los Representantes de las otras dos Hermandades. Pero, “ésta” es una decisión que no implica solamente a las Hermandades, sino que hay que comunicar inmediatamente: al Grupo Turbas; a las personas encargadas de abrir la Iglesia donde encerrar; y, sobre todo, a las fuerzas de seguridad y orden público, que deben modificar todo el plan de seguridad establecido.

Por tanto, es una decisión de suma importancia y que debe ser aceptada y asumida por todas las partes (nazarenos, turbos y público en general) sin discusión alguna, a la vez que se trata de una DECISIÓN DEFINITIVA. Aunque desde el momento que se adopta la decisión de suspender hasta que se llegue al sitio de retirada de Hermandades, las condiciones meteorológicas cambiasen, la procesión nunca podría continuar ya que la decisión de suspensión es definitiva e irrevocable.

Las Hermandades junto con la Junta de Cofradías han establecido dentro del protocolo lo que hemos venido a denominar una “suspensión por tramos” es decir, según el tramo procesional en el que se suspenda el desfile, se actuará de una manera u otra a la hora de encerrar las Imágenes.

· TRAMO 1º - El Salvador – San Esteban: Si se decide suspender la procesión antes de que “el Jesús” llegue a San Esteban, “el Jesús” y “la Verónica” se cobijará en San Esteban, “la Soledad” y “el Encuentro” volverán a El Salvador y “el San Juan”, si se encuentra en la calle de Las Torres, se encerrará en San Esteban y sino volverá a El Salvador.

· TRAMO 2º - San Esteban – Puente de la Trinidad: La Hermandad de “el Jesús” seguirá por la Calle del Peso, la de “la Soledad” se refugiará en San Esteban y “el San Juan”, si ha sobrepasado la Plaza de la Constitución, seguirá por la calle de el Peso y si no, se volverá a San Esteban.

· TRAMO 3º - Puente de la Trinidad – Calle de el Peso: Todas las Hermandades se cobijaran en el Salvador por la calle del Peso sin subir a la Plaza Mayor.

· TRAMO 4º - Plaza Mayor: Si entre la calle del Peso y la Plaza Mayor o, una vez ya en la plaza, fuera necesario suspender el desfile procesional, las Hermandades de “el Jesús” y de “la Soledad” se cobijarían en la Catedral mientras que la de “el San Juan” lo hará en el Obispado.

Esperamos que no sea necesario aplicar el protocolo de suspensión pero, en caso contrario, todas las partes que intervienen en el desfile deben saber cómo actuar y respetar la decisión tomada por las Hermandades y autorizada por la Junta General de la Junta de Cofradías.

A Todos Los Nazarenos De La Procesi N

La procesión Camino del Calvario ha determinado establecer un acceso escalonado al templo, por la sacristía, para todos aquellos nazarenos que quieran participar en el desfile procesional acompañando a las sagradas imágenes:

· Los banceros, porta-insignias y miembros de las juntas de diputación de todas las hermandades accederán a las 4:30 horas. Se ruega puntualidad.

· El resto de nazarenos permanecerán en la Plaza de la Esperanza esperando su turno de acceso:

· Los hermanos de tulipa de la “Hermandad del Jesús” lo harán a partir de las 5:00 horas y hasta las 5:30 horas.

· Una vez que el guión de la primera hermandad se encuentre en la calle, empezarán a acceder los hermanos de la “Hermandad de San Juan”, siendo la hora estimada alrededor de las 5:30 horas.

· Igualmente, hasta que el guión de la hermandad de San Juan no se encuentre ya en procesión fuera de la iglesia, no podrán acceder los nazarenos de tulipa de la Hermandad de la Soledad.

ES IMPORTANTE QUE TODOS CUMPLAMOS ESTE PROTOCOLO DE ACCESO (Serán los miembros de las juntas de diputación los que informarán del momento oportuno en el que los nazarenos de cada hermandad puedan acceder a la iglesia).

Al finalizar la procesión, todos los participantes en la misma accederán a la iglesia de la forma más ágil posible, aprovechando el cordón de seguridad que se habilitará al efecto. Una vez en el templo, permaneceremos en éste el menor tiempo posible, saliendo siempre por la sacristía.

ROGAMOS LA COLABORACION DE TODOS

Parroquia de El Salvador · R.I.V.H. de Ntro. Padre Jesús Nazareno -de El SalvadorV.H de San Juan Evangelista · V.H. de Ntra. Sra. de la Soledad -de San Agustín-

A Conquenses Y Visitantes

En la Semana Santa de Cuenca, por tradición, no se aplaude en ningún momento de cualquier procesión. Mucho menos gritar ni silbar.

En la Procesión Camino del Calvario existen zonas donde se producen aglomeraciones, por lo que podrá sufrir las incomodidades propias de ello, o encontrarse en la situación que no le dejen acceder a los mismos cuando autoridades competentes así lo estimen. Especial cuidado hay que tener a la llegada de la procesión en la Plaza Mayor. Y a la bajada, en la confluencia de la calle Alfonso VIII con la calle Andrés de Cabrera, lugar donde se canta el tradicional Miserere. No invada en ningún caso la calzada, ya que la procesión transcurre por ella. Respete el espacio asignado para turbos y nazarenos. En el tramo final del recorrido, evite, en la medida de lo posible, intentar acceder a las calles de El Peso, Solera y a la plaza de El Salvador. Son lugares especialmente críticos debido a la estrechez que origina su orografía y al gran número de personas que se juntan: turbos, nazarenos y público.

Respete y acate, en todo momento, las indicaciones de los miembros de policía municipal, policía nacional o de protección civil, así como de los responsables de la organización de la procesión, que irán debidamente identificados.

Extreme las precauciones en caso de ir con niños pequeños, con o sin carrito, o acompañado de menores o personas de avanzada edad, o personas que tengan su movilidad limitada. En estos casos, evite los pasos estrechos y los lugares donde aprecie aglomeraciones.

El exilio de los atlas y de los calendarios

Nunca dejamos de ser, aunque no pudiéramos estar. Rezamos sin salir; expiamos sin andar. Y nos arrepentimos por las veces en las que lo hicimos al revés. No hay reforma laboral que permita ser semanasantero a tiempo parcial. Ni por obra y servicio, aunque sean mastodónticas las obras y colosales los servicios. La nazarenía no se suspende, no se interrumpe, no se aplaza ni se arrebata.

Él nos vio cerrar la puerta y orar en lo secreto. Pero, también, nos encargó pregonar desde las azoteas lo que escuchamos al oído. Aquí coinciden teólogos y topógrafos: “No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte”. Este pueblo, cada vez más nómada, añadió al exilio de los atlas el de los calendarios. Una diáspora con recargo. El horizonte engulló la fecha prometida, caducó el maná, devoró la paciencia. La arena del reloj sepultó las agendas. Y nutre la argamasa con la que fabricar el cierre del paréntesis.

Abriremos el baúl para que florezcan madroños, túnicas y capuces. Se heredarán prematuramente -siempre se hereda antes de tiempo- escudos y fajines, o aquel rosario del abuelo. Los últimos vientos del invierno, quizá los primeros de la primavera, orearán las prendas que desafiaban a la anosmia con su olor a alcanfor, ausencia y miedo. Y nos vestiremos de lo que somos para por fin parecerlo. Blancos y rojos -luego llegarán los verdes, morados y negros- con los que tapar nuestro disfraz cotidiano y prolongado. Nos sacudiremos de olvidos y nostalgias los zapatos embetunados para caminar hasta San Andrés y, esta vez sí, reconquistar a lomos de la Borriquilla nuestro Domingo de Ramos. Cada rama de olivo agitándose será el teletipo con el que la paloma informe a Noé de que el diluvio no será naufragio. Esperanza impermeable.

Un Indiana JOnes enlutadO

“Viaje ya al centro de sí mismo”. Siete palabras. Las pronunciaron el chamán, el feriante, el filósofo y el político. Se las oímos al narco, al publicitario y al psicoanalista que escribía best sellers de autoayuda. Siete palabras, tantas como en la noche breve del Lunes Santo gorgotea -entre sibilancias y latinesun crucificado al que la muerte va anegando iris, pupila y esclerótica. También convocan a una travesía intrínseca, pero en la que el interior no es estación de término, sino la escala a otras rutas. Trasbordo a la vida eterna. Los trayectos que merecen recorrerse no ofrecen asiento en primera clase.

Siete palabras. Vera. Verdadera. La auténtica reliquia no es madera, es la Verdad, inmune a la carcoma. Cada predicador es un Indiana Jones enlutado; un arqueólogo excavando en las conciencias en busca del sagrado vestigio. Los xilófagos se ponen a dieta, los sonómetros se toman el día de asuntos propios y las lágrimas que no se gimen mojan la pólvora de los fuegos de artificio. La belleza aparenta tenue al mirarla en la distancia, alejándose del medieval laberinto.

La metralla de la memOria

Cuando los que saben leer el cielo intuyan el atardecer, unas manos moteadas de sol, artrosis y lustros darán el último pespunte. O prepararán ese bocadillo cuyo sabor habremos de recordar muchos años después, como el coronel Buendía -según escribió García Márquez- recordó frente al pelotón de fusilamiento aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. El Martes Santo esquivaremos la metralla de la memoria encastillándonos en nuevas reminiscencias. Cinética voluntad de devolver a otros lo que a nosotros nos dieron mientras batimos el récord Guiness de echar de menos.

Nos aprovisionaremos de la anatómica y etnográfica elocuencia de Juan para guardarla en el trastero de la retina; siempre vendrá bien tenerla a mano. Haremos hueco en el anaquel del tímpano para que quepa el derroche de corcheas con el que Jesús es bautizado en el pentagrama de las Curvas de la Audiencia. Las pituitarias servirán de almacén del que rescatar el salitroso gusto de las lágrimas de María Magdalena cuando toque batida general y haya que limpiar las ofensas.

En el archivador del epitelio nasal aprehenderemos el aroma efímeramente eterno de la cera que sostienen las penitentes de Jesús de Medinaceli. Llamas con las que querrían quemar (a 451 grados Farenheit, 233 Celsius) amenazantes legajos: analíticas infectadas de asteriscos, pasaportes que llevan demasiado lejos, cartas agradeciendo los servicios prestados, extractos bermellones, sentencias que parcelan familias. Y la piel esconderá en la hipodermis la caja fuerte cuya contraseña teclearemos ateridos y desnudos en otra noche de frío para que el maternal manto de La Esperanza nos salve con su tacto de abrigo. Estará en su sitio, para que nunca se pierda.

Refutar herejías a golpe de hOrquilla

Alfa y Omega. Rey de Reyes. Omnipotente, omnisciente y omnipresente. Creador de todo lo visible y lo invisible. Sí, pero el Credo sigue: “Y se hizo hombre”. El desfile de El Silencio condensa en unas horas debates de centurias. Es un concilio albino, serpenteante e imaginero que refuta herejías a golpe de horquilla. Vacuna contra el monofisismo con esencia de olivo. ¿A cuánto anda el kilo de misterio? Los banceros lo tasan con rigor de peritos, inspiración de exégetas y vehemencia de halterófilos.

Danzan los dogmas, titilan las tulipas y fulge Nisán para alumbrar el barro del que es hálito. Mirad a Jesús despidiéndose de sus amigos, suplicando ser el abstemio que no cate el cáliz, traicionado, arrestado, erróneamente defendido, tergiversado, negado con la tabla del tres. He aquí al que sirve San Miguel -y los nueve coros angelicales al completo- convertido en paradigma de humano inerme, solitario y desvalido. “¡Gloria a Dios en las bajuras!”, recitaremos con Chesterton. “¿Quién se mantiene orgulloso cuando el cielo se humilla?”.

La madrugada irá cribando los afectos y marchitando lealtades a cada repecho, y en la ciudad hay unos cuantos de ellos. Matemáticas inversas a las de los panes y los peces, igualmente milagrosas. Muchos son los llamados y pocos los elegidos. No fallará Ella, insistiendo en el Sí más amargo. Secundará la afirmación Juan, ya insomne: desvelado, revelado y rebelado.

Un Ganges verdOso y celtibérico

Imantados por la inercia de los siglos regresaremos al lugar donde ya adoraban a la divinidad cuando no sabían deletrear su nombre verdadero. Emularemos la atracción del zahorí hacia el rumor del agua, hasta nuestro río sagrado, el Júcar, ese Ganges verdoso y celtibérico. Sincréticos celebraremos la naturaleza renacida y ortodoxos meditaremos el drama.

Liberada del arresto domiciliario, la catequesis plástica se desbordará en un sedimentado e idóneo decorado: de abajo arriba y de arriba abajo. Una campana salvada de las inmoralidades pretéritas -como en el futuro otros deberán salvarla de las nuestras- anunciará el paso del Cristillo, al que moverá más de un debut postergado.

La pequeña talla avanza un muestrario de devociones ancladas a las cunas y prendidas en las mortajas. Paisaje de primeras y últimas miradas. Para llegar e irse, mejor atiborrar los ojos de hiel salvífica que de postales edulcoradas. Contemplar a Jesús apurando en Getsemaní el brebaje del tormento. Sentir como su mirada cauteriza nuestras heridas mientras, amarrado y azotado, la sangre inunda su espalda. O rendirle pleitesía en su majestad, aun parodiada y coronada de espinas.

Abrazarse a uno mismo como el Ecce Homo de San Gil se abraza sin dejar de mirar hacia las alturas. O buscar el rostro añorado en el paño de la Verónica. Clamar el auxilio del que es auxiliado y temblar ante el secreto del Nazareno del Puente, el Señor que flota con una cruz a Cuestas. Y, en Soledad, murmurar ante la Madre la primera jaculatoria aprendida o la única que todavía no se ha olvidado.

La última cOnversación del idioma que se abolió en Babel

Las Turbas son el sonido que ya existía cuando nadie podía escucharlo. La voz fértil de Dios otorgando el nombre de las cosas. La última conversación del idioma sin palabras que se abolió en Babel.

No habrá llegado el alba cuando el frenético ritmo de los tambores y la sinfonía punzante de clarines se exacerben. Un aquelarre de decibelios recibirá al Nazareno y comenzará el ritual: una procesión con algo de trance, trazas de maratón y mucho de auto sacramental. Un colectivo y sonoro Confiteor (‘Yo pecador’). “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, golpearán sus instrumentos como golpearían su pecho, aunque habrá quien confunda descarnada contrición con blasfemia.

(El) Jesús que caminó sobre las aguas avanzará entre la muchedumbre, trepando sobre la ciudad inverosímil, insumisa a la Ley de la Gravitación Universal. Lo observará caer desde la distancia el joven Juan, destrozado y valiente, domesticando el águila de nuestros miedos. Con esos ojos de lucero nos contará que le han encargado traer para nosotros una caricia desde el cielo.

En esta tierra adicta al contraste, el estrépito escatológico tornará en abrupto silencio cuando ella lo haya hallado. Ante la Soledad de San Agustín uno solo acierta a pensar en aquellos versos de Gerardo Diego: “Déjame que te restañe/ ese llanto cristalino/ y a la vera del camino/ permite que te acompañe”.

Nunca es tarde si la dicha es Ella

La tragedia en 4K. El tecnicolor de las verticales casas y la paleta de la meteorología contagian su policromía vibrante a los magnos pasos y a los añejos hábitos. El Gólgota de Cuenca es un museo itinerante de certezas y emociones, no apto para vulnerables al Síndrome de Stendhal. No hará falta leer las cartelas para saber qué nos narran con una locuacidad que no es mera retórica estética. Jesús perdonando en su Exaltación, de piel de marfil, agónico y protector. Solemne redención lanceada, un Miserere entre espejos. Dignidad post mortem en el Descendimiento de ese Cristo de la Salud, urbi et orbi, al que reza, por lo menos, un planeta entero.

Del suelo lo tomará la Virgen, encarnada en nuestras Angustias más profundas. Abrazará el cadáver del hijo, por Él y por todos a los que nadie sostuvo la mano en el postrero momento. El suyo será el arrumaco familiar y fúnebre del que tantos carecieron. Nunca es tarde si la dicha es Ella.

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