Guia de la laguna del Cañizar

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Fotografía de portada: vista aérea del sector central de la laguna del Cañizar. Dibujos de la portada: avetoro (superior izquierda), bermejuela (superior derecha), ánade friso (centro izquierda), avefría (centro derecha), fumarel cariblanco (abajo izquierda) y cuchara (abajo derecha).


Guía de la

Laguna del Cañizar José Carlos Rubio Dobón Carmen Liberos Saura Miguel Ángel Martín Arnau

A todas aquellas personas que están ayudando para que la recuperación de la laguna del Cañizar sea una realidad

www.lagunadelcanizar.es lagunadelcanizar@hotmail.com


Guía de la laguna del Cañizar Primera edición: noviembre de 2010

La edición de esta guía ha sido financiada por el Programa de Voluntariado en Ríos del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino

Edita: Asociación ASALCA, para esta edición © Textos: José Carlos Rubio Dobón, Carmen Liberos Saura y Miguel Ángel Martín Arnau © Fotografías: José Carlos Rubio Dobón, Carmen Liberos Saura y Miguel Ángel Martín Arnau © Ilustraciones: María Úbeda Hernández y Nairo Hernández Úbeda Diseño y maquetación: José Carlos Rubio Dobón Mapas: José Carlos Rubio Dobón

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin permiso escrito de los autores. Todos los derechos reservados. NIPO: 770-10-273-2 ISBN: 978-84-693-8826-6 Depósito legal: Z-4082-2010 Impresión: Artes Gráficas Impresionarte S.L.


Índice

Prólogo

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El origen

3

Un gran lago

9

La historia de un drenaje

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El renacer de un paisaje

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Flora

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Fauna

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Agradecimientos

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Bibliografía

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Prólogo

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha transformado el medio natural que le rodea. Uno de los sistemas naturales más alterados por la acción humana han sido los humedales. A lo largo de los últimos siglos se han perdido muchos de ellos con el fin de poder utilizar su lecho para fines agrícolas. Este es el caso de la laguna del Cañizar, uno de los mayores humedales de agua dulce de la España interior hasta su desecación definitiva a comienzos del siglo XVIII. Este enorme lago, de más de 11 km2 de extensión, se encontraba al suroeste de la provincia de Teruel. El cauce excavado para su drenaje recibe el nombre de Acequia Madre o río Cella. Se trata de un cauce artificial considerado erróneamente como el tramo inicial del río Jiloca. Hasta hace poco apenas se conocía la existencia de la laguna del Cañizar. Hoy en día, está en marcha un proyecto para su recuperación parcial. Las actuaciones se han diseñado con el fin de mejorar el medio ambiente y crear un atractivo natural que genere ingresos económicos ligados al turismo rural y de naturaleza. Esta guía muestra las principales características de la laguna así como el conjunto de iniciativas que se están llevando a cabo con vistas a la recuperación de este gran humedal español.

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El origen Después de permanecer millones de años cubierta por las aguas de los mares jurásicos y cretácicos, y poco tiempo después de que se extinguieran los últimos dinosaurios, las fuerzas internas del planeta optaron por comenzar a elevar esta parte de la superficie terrestre formando la cordillera ibérica. En el lento ascenso de las montañas hubo tiempo para que se formaran amplias cuencas endorreicas entre las nuevas sierras. El fondo de estas depresiones se formaron grandes humedales de agua dulce gracias a los aportes de ríos y acuíferos. Hace cinco millones de años (periodo Mioceno Superior) uno de estos pantanos llegó a tener una longitud de 60 km, extendiéndose desde el rincón de Ademuz hasta la localidad de Villalba Alta.

Los sedimentos de los pantanos miocenos afloran bajo la base de las murallas de la ciudad de Teruel

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Aunque con importantes cambios en profundidad y extensión, e incluso periodos en los que se secaron por completo, los humedales neógenos perduraron aproximadamente durante dos millones de años. Su desaparición se debió principalmente, a la ralentización del ascenso de cordillera ibérica. Al no generarse relieve, los arrastres de los ríos los fueron colmatando hasta rellenarlos por completo. Este proceso, unido a la erosión de las montañas, transformó la incipiente cordillera ibérica en una extensa planicie. La calma tectónica acabó a finales del periodo Plioceno (hace dos millones de años). A partir de entonces, el movimiento de las placas tectónicas comenzó a estirar la corteza terrestre produciendo enormes fracturas. A favor de estas fallas se hundieron amplias zonas del sistema ibérico. La depresión del Jiloca es una de ellas. Flanquedada por las sierras de Albarracín y Palomera, tiene una longitud de 70 km y una anchura que en algunos lugares alcanza los 12 km.

Vista aérea de una de las ramblas que originan la laguna Con el hundimiento de la cuenca del Jiloca comenzaron a surgir las ramblas que transportan sedimentos desde las sierras limítrofes hacia el fondo del valle. Dos de las más importantes convergen una frente a la otra entre las localidades de Villarquemado y Santa Eulalia. En esta zona, la acumulación de

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estos arrastres ha formado amplios depósitos con forma de abanico (abanicos aluviales). Durante miles de años, el pequeño resalte topográfico que han originado en el fondo del valle ha represado las aguas procedentes del Sur de la cuenca formando la laguna. En el Cañizar se ha venido produciendo una lucha geológica entre las ramblas de la zona. Mientras unas incrementaban el resalte topográfico y, por tanto, la capacidad de almacenar agua en el humedal, el resto aportaban arrastres que trataban de colmatarlo. En función del predominio de uno u otro proceso ha ido cambiando la extensión y profundidad del área susceptible de ser inundada. El hundimiento del valle y la lucha secular entre las ramblas han generado un gran espesor de sedimentos bajo el lecho del humedal. Con sus más de 75 metros, este relleno es uno de los mayores de la península ibérica. En él ha quedado registrado, cual páginas de un libro, la historia natural de la laguna desde sus orígenes, hace más de 250.000 años, hasta la actualidad. Su estudio está mostrando las variaciones en la vegetación de la zona o, incluso, terremotos prehistóricos y cambios climáticos que sucedieron en el pasado.

Científicos del CSIC estudian los sedimentos de la laguna desde 2005.

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La presencia de fallas en las últimas capas del relleno de la depresión del Jiloca muestra la existencia de la actividad geológica reciente en esta zona, origen último de la formación del antiguo lago del Cañizar.

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Un gran lago Los cambios que el hombre ha realizado en la laguna en los últimos 2.000 años han modificado profundamente su paisaje, ecosistema y funcionamiento hidrológico primigenio. Afortunadamente, la ciencia nos permite saber como era este humedal en su estado original. Del estudio de la topografía de la zona y el análisis de los sedimentos acumulados en su lecho se desprende que en época de aguas altas, esta laguna tenía forma ovalada con: una longitud máxima de 6,5 km; una anchura que superaba en algunos puntos los 2.700 metros; una profundidad de hasta 2,8 m; una extensión total de 11,3 km2 y un volumen embalsado de 18,8 hm3. Se podía considerar como un lago somero, el mayor de agua dulce de Aragón y uno de los más extensos del interior de la península ibérica. Aunque las avenidas de las ramblas circundantes aumentaban el nivel de la laguna (especialmente tras las tormentas veraniegas), el antiguo Cañizar se llenaba principalmente con las aguas subterráneas que afloran la vega de Cella. En esta zona se produce la descarga de un gran acuífero que se extiende por

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buena parte de la sierra de Albarracín (unidad hidrogeológica Cella-Molina de Aragón). Los hidrogeólogos han definido su geometría y funcionamiento. Desde Molina de Aragón al Norte, pasando por el macizo del Tremedal, el río Guadalaviar y Sierra Menera, sus límites delimitan una superficie de 1.350 km2 en los que el agua que se infiltra a través de las fisuras de la roca caliza y acaba saliendo después por cuatro zonas de descarga: el río Gallo a su paso por Molina de Aragón; el cauce del Guadalaviar desde Albarracín hasta aguas abajo del embalse del Arquillo de San Blas; la Fuente de Cella y el conjunto de manantiales que alimentaban a la antigua laguna del Cañizar. 5

La infiltración del agua entre las calizas del acuífero forma dolinas en Pozondón

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Esquema del acuífero que alimentaba a la antigua laguna del Cañizar

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Respecto a las pérdidas de agua, éstas se producían principalmente por evaporación y transpiración de la vegetación. En épocas muy húmedas es probable que también existiera un cauce emisario hacia el Norte por el que fluían las aguas que rebosaban del humedal. Pequeñas oscilaciones en el nivel de las aguas debían provocar cambios significativos en la situación de los márgenes de la laguna debido a la ausencia de pendiente en su lecho. En este ambiente palustre ribereño a veces inundado, otras veces seco, se desarrollaban prados húmedos en los que predominaba el carrizal, los juncales, pastizales y árboles adaptados a largos periodos de inundación como las sargas.

Los pastizales de las riberas del antiguo lago perduraron en la parte más profunda del humedal después de su drenaje

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Por el contrario, los constantes aportes subterráneos al lago debieron mantener su parte más profunda siempre inundada, a excepción de periodos de sequías prolongadas. En esta zona se extendía una lámina de agua libre de vegetación con una superficie de varios cientos de hectáreas.

La superficie inundada, libre de vegetación, vuelve a cubrir la parte más profunda del Cañizar tras la recuperación del humedal

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La historia de un paisaje La primera vez que se menciona la laguna del Cañizar es en una crónica de la visita del comendador de la Orden de Santiago a la Encomienda de San Marcos de Teruel, fechada el 19 de enero de 1529. A finales del siglo XVII (año 1686) se describe con más detalle en una consulta hecha por el Concejo de Cella a la Real Audiencia de Aragón: "...los dichos lugares de Cella, Villarquemado y Santa Eulalia se hallan sitios en los costados de un valle que en su mayor hondura se forma un lago llamado el Hermasal o Cañizar, de dos leguas de largo y una de ancho con una acequia madre por medio de él ..." (Pascual Deler, 1995)

El cañizo o carrizo (Phagmites australis) da nombre a la laguna El estudio de los documentos antiguos relativos al uso del agua en esta zona muestra que desde siempre se intentó actuar sobre la laguna con vistas a su desecación. Los primeros intentos de drenaje de los que se tiene constancia se enmarcan en el contexto de la apertura de la Acequia Madre, nombre que recibe el tramo artificial del río Jiloca entre Cella y Monreal del Campo.

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La Acequia Madre atraviesa el centro de la laguna En 1323 hay citado otro intento de drenaje. Los vecinos de las aldeas ribereñas solicitaron al rey Jaime II que les costeara las obras de saneamiento destinadas a poner en cultivo el lecho del humedal, por entonces seco tras un largo periodo de sequía. Está documentado que tres años más tarde, cuando aún proseguían las labores, se reestableció el régimen pluviométrico habitual, resultando baldío todo el trabajo de realizado. A pesar de la intervención humana, el Cañizar debió mantener buena parte de su superficie y profundidad original hasta comienzos del siglo XVIII. Entre los años 1729 y 1732 se acabó de desecar por completo. Las labores de drenaje fueron dirigidas por el ingeniero militar italiano Domingo Ferrari quién también reformó en esas mismas fechas las principales acequias de riego del sistema de la Acequia Madre y la Fuente de Cella.

La Fuente de Cella fue reformada por Ferrari en el siglo XVIII En 1742 se establecieron un conjunto de normas con el fin de arbitrar las necesidades de riego de los siete pueblos que se benefician de las aguas de la Fuente de Cella y/o el drenaje de la

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laguna (Cella, Villarquemado, Santa Eulalia, Torrelacárcel, Torremocha, Alba y Villafranca). El resultado se concretó en las 25 ordenanzas y los 15 artículos, normativa que se han venido usando hasta la actualidad.

Portada de la edición de las Ordenanzas realizada en 1850 Desde entonces, y hasta la recuperación de la laguna a comienzos del siglo XXI, poco cambió en las infraestructuras hidráulicas de la zona. Las únicas actuaciones realizadas se limitaron a la parcelación del área drenada, el mantenimiento de las acequias de riego y la limpieza del cauce de la Acequia Madre para evitar el encharcamiento de las nuevas tierras de cultivo.

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Los cauces de drenaje surcan el lecho de la laguna

Bajo las aguas del CaĂąizar todavĂ­a son visibles los restos de las parcelaciones realizadas tras el drenaje de Ferrari

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El renacer de un paisaje La recuperación de la antigua laguna del Cañizar no es un deseo sino una realidad. Desde el año 2006 se están realizando una serie de actuaciones con este fin. Los trabajos han sido promovidos por los ayuntamientos de Cella y Villarquemado en colaboración con la asociación ASALCA, con en el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente Medio rural y Marino, y la ayuda de otras personas y entidades comprometidas con el medio ambiente.

Las máquinas trabajan en la laguna desde finales de 2006

Paisaje invernal (Foto tomada en diciembre de 2009)

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Parte de los trabajos se están centrando en la naturalización del lecho del humedal. Esto implica la eliminación de caminos y drenajes. También la tala de la vegetación arbórea no autóctona (principalmente híbridos del género Populus) en parcelas o junto a los cauces de drenaje.

Eliminación de drenajes durante el invierno de 2007 También se ha excavado una red de canales de más de seis kilómetros de longitud (casi finalizada) que discurre por el interior la nueva laguna. El objetivo de estos canales es triple: facilitar el flujo de agua dentro del humedal, delimitar una zona de acceso restringido para la fauna y hacer posible lo que otrora fue cotidiano, la comunicación en barca entre las orillas de Cella y Villarquemado. Quizás uno de los trabajos más llamativos ha sido la construcción de un sistema mota-zanja que limita la laguna en su margen oriental. Su función es permitir la inundación de la zona

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recuperada manteniéndole drenaje de las fincas limítrofes que se encuentran al mismo nivel que el lecho del humedal.

El sistema de mota-zanja existente en el margen oriental evita el encharcamiento de las fincas limítrofes Con el fin de favorecer el uso y disfrute del humedal por parte de propios y visitante, se están construyendo una red de observatorios a lo largo del perímetro inundado desde los que es más fácil contemplar la fauna sin molestarla.

El observatorio principal de Villarquemado

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Muchas de estas labores estĂĄn siendo realizadas por los voluntarios de la laguna, un grupo de personas que, de forma desinteresada, aportan su tiempo y conocimientos al proyecto de recuperaciĂłn de este importante humedal espaĂąol.

Labores de inventario de fauna realizada por voluntarios

Los voluntarios trabajan como guĂ­as en las visitas de los escolares

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En el verano de 2010 la superficie inundada en la nueva laguna del Cañizar superaba las 360 hectáreas. Esto la convierte, de nuevo, en el mayor humedal de agua dulce de Aragón y uno de los más extensos de la España interior.

Vista aérea de la laguna en febrero de 2009

Canales de la laguna (Foto tomada en agosto de 2010)

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Diciembre de 2006 Estas fotografĂ­as corresponden al mismo lugar antes y despuĂŠs de la recuperaciĂłn de la laguna

Agosto de 2010

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Flora El aspecto de la lámina de agua junto con la vegetación es lo que más condiciona el paisaje de la zona. Las variaciones cromáticas según las especies que florecen, se desarrollan o marchitan, hacen que ningún mes en la laguna sea igual a otro. Sorprende también el gran incremento de biomasa vegetal después del crudo invierno lo que demuestra la gran productividad de la laguna que permite sustentar una rica fauna invertebrada y vertebrada.

Paisaje invernal al atardecer con sauces y juncos La vegetación natural que actualmente encontramos es fruto de una redistribución, según sus requerimientos ecológicos y su proximidad al agua, de las especies que ya existían en la zona. Debido a la mayor extensión del lecho inundado y los nuevos canales, ha aumentado la vegetación acuática, los carrizales, los juncales y los prados húmedos. Permanecen prados salinos donde se acumulan más sales y han mermado las plantaciones de chopo y la vegetación ruderal y nitrófila propia de caminos y campos abandonados.

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Constituye la vegetación acuática, las especies que viven flotantes en el agua como las lentejas de agua, sumergidas como las charas y la milenrama de agua (Miriophillum verticillatum) o enraizadas en el fondo y sobresaliendo como los berros, berraza, la verónica acuática, llantén de agua y algunos ranúnculos. Las hojas de los berros se han utilizado como comestibles, pero se desaconseja su consumo en crudo ya que pueden transmitir parásitos como la duela del hígado.

Flores blancas de Ranunculus trichophyllus y espigas de carrizo El carrizal es la vegetación más abundante. Necesita suelos con encharcamiento casi permanente o aguas someras y remansadas. Domina el carrizo, que forma agrupaciones altas (2-3 metros) y densas, a menudo impenetrables. Se vuelve pajizo en invierno y puede renovar completamente su parte aérea cada año lo que demuestra su gran productividad. Se propaga a partir de brotes horizontales (rizomas) que pueden extenderse rápidamente por lo que necesita medidas de control. Sus cañas se usaban para construir techumbres.

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Los juncales, ricos en juncos y ciperáceas, colonizan tanto márgenes de aguas corrientes como aguas someras que cuando disminuye el encharcamiento quedan como prados húmedos. Algunas especies son el junco de laguna, el junco común o churrero, el junquillo negral, el carex de ribera y otros. Algunos toleran un poco de salinidad como el junco marino o castañuela (Scirpus maritimus). En los prados húmedos abunda también la gramínea Agrostis stolonifera. Los juncales permiten que se oxigenen las aguas estancadas y se vaya reciclando y depositando la materia orgánica de ellas. Los tallos de juncos se han utilizado para trenzados domésticos o agrícolas.

Juncal de junco marino o castañuela y canal con aneas o espadañas A orilla de aguas corrientes junto a carrizales y juncales, también encontramos espadañas o aneas con su típica inflorescencia maciza y cilíndrica, platanarias (Sparganium erectum), los hermosos lirios amarillos, adelfillas, salicarias y la trepadora y bella corregüela mayor… Las hojas largas y acintadas de la anea se usaron para confeccionar asientos de sillas y otros enseres.

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Los árboles y arbustos más abundantes en la laguna son los sauces (Salix alba, Salix fragilis) y sargas (Salix atrocinerea, Salix purpurea). Se localizan a orillas de los canales y de zonas inundadas. Su resistencia a sustratos permanentemente húmedos y el poder de sujeción de sus raíces les hace ser buenos estabilizadores de suelos. Las especies con ramas largas, finas y más flexibles han sido utilizadas en la zona para la obtención del mimbre y por eso también se les denomina mimbreras (Salix fragilis y Salix purpurea). Se propagan bien por estaquilla. La corteza de los sauces es rica en salicina, combate el dolor y la fiebre. Los amentos de flores tienen gran valor ornamental.

Amento masculino de sarga negra (Salix atrocinerea) y frutos comestibles del majuelo Otras especies arbóreas amantes del nivel freático elevado pero no tan resistentes a la inundación son los chopos (Populus nigra), álamos, majuelos y escasean los fresnos, olmos y saúcos. Los extensos cultivos de chopos no autóctonos (híbridos euroamericanos) invadidos por el agua, se han talado para evitar su pudrición por encharcamiento. En cambio, gracias a la labor de los voluntarios de la laguna del Cañizar se han plantado a la orilla de los nuevos canales esquejes de ecotipos autóctonos de sauces, sargas, chopos, álamos, fresnos…

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Los herbazales húmedos necesitan humedad edáfica y encharcamientos periódicos. Abundan gramíneas como el lastón y plantas de desarrollo rápido y jugosas como la acedera, bardana, bledos, llantenes, algunos juncos, la medicinal malvavisco, cardos zaiqueros, barbas cabrunas, cardenchas… y plantas venenosas como la cicuta y la dulcamara. Es difícil de observar la orquídea Orchis palustris. Estos prados se usaban para pasto del ganado ovino, vacuno y caballar y también para el cultivo del cáñamo que fue importante en la zona para obtener fibras textiles.

Malvavisco, planta medicianal y flor de barba cabruna (Tragopogon porrifolius) En suelos con cierta acumulación de sales se desarrollan prados salinos. Habitan especies de escaso porte que resisten la salinidad con adaptaciones especiales. En primavera la floración espectacular del limonio (Limonium costae) y el color rojizo de la sosa (Suaeda spicata) permite reconocer fácilmente estas zonas. Otras plantas son el llantén marino, la glaux maritima y una gramínea de gran importancia científica por su escasez en la península: Puccinellia pungens (incluida en el Catálogo Nacional de Especias Amenazadas como en Peligro de Extinción).

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Desde un punto de vista económico, entre las especies que pueblan los prados salinos destaca la sosa, cuyas cenizas servían para fabricar la sosa caústica.

Prados salinos: con sosa, flores rosadas de limonio y espigas amarillas de llantén marino La vegetación nitrófila y ruderal ocupa los márgenes de los caminos, campos abandonados y zonas más nitrificadas por el ganado o cultivos. Con margaritas, bledos y chenopodios, mielgas, verbena, armuelle, Bassia scoparia, verdolaga, viborera, la tóxica y alucinógena estramonio… que colonizan las zonas más degradadas.

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Fauna Las aves son, sin duda, el grupo más destacable del Cañizar. Más de 200 especies han sido ya observadas. El Cañizar esta situado estratégicamente en el corredor Norte-Sur del valle del Jiloca, utilizado por muchas aves durante su migración. Esto, unido a la calidad de las aguas y la diversidad de ambientes dentro de la propia laguna, hace que el número de especies que recalan en este humedal sea enorme. Las aves acuáticas en sus migraciones necesitan descansar y reponer energías o refugiarse cuando las condiciones climáticas son adversas. La recuperación de zonas húmedas como ésta les da una oportunidad más y puede evitar que muchas aves perezcan de inanición en sus idas y venidas entre las zonas de invernada y las de cría. El número de especies que utilizan el Cañizar en sus migraciones es bastante alto. Entre los paseriformes destacan por su escasez especies como la buscarla unicolor y pintoja, pechiazul y carricerín cejudo (este último en peligro a nivel mundial).

Grupo de limícolas en migración: combatientes y correlimos zarapitín

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Un grupo sin duda abundante en esta época son los limícolas. Especies comunes como archibebe común, archibebe claro, chorlitejo grande, combatiente, andarríos bastardo, andarríos chico, andarríos grande, aguja colinegra o chorlito gris comparten las zonas de aguas someras con especies mas raras en aguas de interior como el correlimos de Tenminck, correlimos gordo, correlimos tridáctilo, vuelvepiedras, aguja colipinta, canastera …

Espátula anillada en Bélgica descansando en el Cañizar También visitan el humedal especies más llamativas como espátula, morito, charrancito, pagaza piconegra, las tres especies de fumareles y cigüeña negra. Esta última puede verse durante todo el periodo estival aunque no cría. Mención aparte merecen las grullas, que nos proporcionan uno de los espectáculos más impresionantes que acontecen en la laguna. Miles de ejemplares en su viaje en busca de sus cuarteles de invierno o en su retorno a sus zonas de cría en el Norte de Europa nos amenizaran los atardeceres con su griterío y vuelos en formación.

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Este nuevo espacio no ha pasado desapercibido para un gran número de especies que lo han colonizado y lo utilizan para criar. Uno de los grupos mejor representado es el de las garzas o ardeidos. Las nueve especies españolas están presentes en la laguna en alguna época del año. El avetorillo, la garza imperial, martinete, la garcilla cangrejera y el avetoro (estos dos últimos catalogados en Peligro de Extinción) son especies con presencia estival continua, habiéndose comprobado la reproducción en algunas de ellas. El potencial para la cría de estas especies y el resto de ardeidos es enorme en este humedal. Las anátidas es otro grupo de aves cuya diversidad convierte al Cañizar en uno de los mejores lugares de la España interior para estas aves. Se ha comprobado la nidificación del ánade azulón, ánade friso, ánade rabudo, pato cuchara, pato colorado, cerceta carretona y porrón común.

Garceta grande (izq) y gaviota reidora (dcha) pueden ser observadas en cualquier época del año Otras especies nidificantes son el zampullín cuellinegro, somormujo lavanco, rascón, focha común, gallineta acuática,

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aguilucho lagunero o limícolas como cigüeñuelas, avefrías o chorlitejo chico. Los paseriformes habituales en esta época son los carriceros comunes y carriceros tordales. El fumarel cariblanco escasísimo como nidificante en Aragón también ha criado. El invierno es la época en la que muchas especies de aves que han criado en latitudes más norteñas viajan hacia el sur en busca de zonas con climatología más benigna. El número de anátidas que llegan al Cañizar se cuenta por miles. El ánade azulón y la cerceta común forman el grueso de las bandadas de patos completándose con ánades silbones, ánades rabudos, ánades frisos, patos cucharas… Varios cientos de fochas comunes también invernan en la laguna al igual que grullas. Su número varia entre unas pocas decenas y varios miles dependiendo del momento del invierno. Grandes bandadas de aves más pequeñas como gorriones molineros, lavanderas blancas o escribanos palustres la utilizan como dormidero.

Dos especies de presencia invernal: zarapito real (izq) y la cerceta común (dcha) una de las anátidas más comunes

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Entre los mamíferos destaca la presencia de la nutria, catalogada como sensible a la alteración de su hábitat. Otras especies como la comadreja, tejón, rata de agua, zorro, corzo o jabalí son habituales en la laguna o en sus alrededores. Además los micromamíferos alimentan a rapaces diurnas o nocturnas como la lechuza común o el búho campestre. Debido a los hábitos nocturnos y esquivos de la mayoría de los mamíferos, estos son difíciles de observar. Normalmente les delatan sus huellas impresas en las orillas del humedal. Mención aparte merece el visón americano. Al igual que el resto de las especies alóctonas constituye un problema, pues compite con otros mustélidos y depreda muchos nidos de aves. Los reptiles típicos de la laguna son las culebras de agua: la culebra viperina y la culebra de collar. Además en los alrededores se encuentran especies como la lagartija ibérica.

Sapo corredor cantando y culebra viperina imitando a una víbora En la laguna están representadas las ocho especies de anfibios presentes en la provincia de Teruel: rana común, sapo común, sapo corredor, sapillo moteado, sapo de espuelas, sapo partero, sapillo pintojo y la ranita de San Antón comparten el hábitat.

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Tanto los adultos como sus larvas constituyen la base alimenticia de un gran número de depredadores: todas las especies de garzas, cigüeñas, zampullines, somormujos, fumareles…. Además los anfibios depredan sobre una gran cantidad de insectos. Por el día veremos y escucharemos sobre todo a la rana común, pero será en las noches de primavera cuando todas las especies nos regalarán un espectáculo único: coros de miles de anfibios cantando. Estos conciertos son interpretados por los machos de las diferentes especies (cada una con un canto distintivo) para llamar a las hembras y copular. Los peces autóctonos están representados por las bermejuelas, pequeños peces de 4 a 12 centímetros. Este endemismo ibérico esta catalogado como Sensible a la Alteración de su Hábitat. Desafortunadamente las carpas han llegado a la laguna. Esta especie foránea constituye una amenaza pues cuando alcanzan grandes concentraciones, remueven mucho los fondos, enturbian y eutrofizar las aguas, e impiden a muchas especies de plantas y animales acuáticos subsistir.

Dos especies depredadoras: la araña Argiope bruennichi y la avispa Polistes dominula de nido de papel

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La laguna nos deleita con multitud de mariposas como la blanca de la col y ortigueras. Son abundantes los caballitos del diablo y libélulas como Sympetrum flaveolum, Orthetrum coerulescens y Libellula quadrimaculata, las cuales sirven de alimento a aves como alcotanes y carracas que visitan la zona anualmente. Las arañas (Argiopes sp., Larinioides cornutus, Araneus marmoreus) tejen redes que con el rocío brillan cual encajes; hay variedad de saltamontes y grillos; caracoles terrestres comunes como Helix aspersa y de gran colorido y variabilidad cromática del género Cepaea. Un crustáceo foráneo, el cangrejo rojo americano, compite con el autóctono (desaparecido en la zona) y le transmite la enfermedad afanomicosis. Además afecta seriamente a los anfibios, devorando sus huevos, sus larvas e incluso a ejemplares adultos.

Caracol rayado Cepaea nemoralis y cangrejo rojo americano Numerosos invertebrados acuáticos son muy abundantes en las aguas de la laguna: escarabajos de agua, larvas de libélula, limneas y diminutos rotíferos y crustáceos (pulgas de agua, copépodos, ostrácodos…).

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Libélula Sympetrum flaveolum con el rocío de la mañana Al visitar el Cañizar, con unos prismáticos y con todos los sentidos activos, seguro que disfrutarán del espectáculo.

Tarabilla común, especie habitual en la laguna

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