Patrimoni natural Illes Medes

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holoturias, ofiuras, etc.- que a su vez sirven de alimento a los animales carnívoros -cangrejos, peces, pulpos, estrellas de mar, etc. Cada otoño, las hojas de posidonia caen arrancadas por los temporales y en invierno las hojas nuevas empiezan a brotar de los rizomas y crecen verdes y vigorosas a lo largo de la primavera. A medida que se van desarrollando se les van incrustando pequeños organismos y por ello, al final del verano, las hojas se ven blancas y dobladas por el peso de estas incrustaciones. El paisaje coralígeno Por debajo de los 20 m de profundidad se desarrolla un paisaje exclusivo del Mediterráneo y bien representado en las Medes, llamado coralígeno a pesar de que el coral es más típico de la comunidad de cuevas semioscuras, porque los investigadores pensaron que era el ambiente donde crecía el coral rojo (Corallium rubrum). Está constituido por auténticos arrecifes en miniatura de algas calcáreas laminares (Mesophyllum lichenoides y Lithophyllum expansum) que forman tejados y abanicos soldados entre sí dejando huecos donde crecen y se incrustan animales de esqueleto duro como corales, moluscos, gusanos, briozoos, etc. Esta estructura, muy compleja, está surcada por túneles y agujeros donde son posibles tantos microambientes que podemos encontrar en ellos casi todos los organismos de los fondos rocosos mediterráneos. En los lados superiores y laterales, donde hay corrientes, las gorgonias blancas (Eunicella singularis) y las azules, amarillas y rojas (Paramuricea clavata) pueden formar auténticos bosques en miniatura. En el "sotobosque" de estas gorgonias hay hasta 600 especies animales entre esponjas, anémonas, corales, gusanos, moluscos, caracoles, babosas, crustáceos, briozoos, equinodermos, ascidias y peces. En el interior de los huecos y grietas viven especies de profundidad como el coral rojo, y también Leptopsammia pruvoti y esponjas. Con frecuencia se acumulan en los huecos sedimentos y arena que permiten la vida de animales de fondo arenoso como Bonellia, holoturias y ofiuras. El paisaje coralígeno, casi inmutable a lo largo de los años, tiene de todos modos cambios estacionales que afectan a las especies más pequeñas situadas en las "barbas" e incrustaciones que recubren las especies de más tamaño. Las cuevas submarinas Cuando las Medes y el Montgrí formaban parte de un macizo alejado del mar, la erosión de las aguas formó una serie de túneles y galerías que constituyen hoy, en el caso de las Medes, las cuevas submarinas que aumentan aún más su atractivo subacuático. El paisaje de estas cuevas es muy peculiar. La falta de luz impide la vida vegetal y a medida que penetramos en ellas la fauna de las paredes se va empobreciendo y el fondo está prácticamente desnudo. En los túneles, en cambio, gracias a la circulación del agua, todas las paredes mantienen una rica fauna. En el suelo de las cuevas, donde viven holoturias (Holothuria tubulosa), ofiuras (Ophioderma longicaudum y Ophiotrix fragilis) y cangrejos como el cangrejo peludo (Dromia personata), se esconden entre los guijarros y bloques muchas especies de crustáceos como langostas (Palinurus elephas), sastres (Galathea strigosa) y santiaguiños (Scyllarus arctus). El caso más espectacular es el del pequeño misidáceo (Heminysis speluncola), que forma enjambres muy densos en los rincones más oscuros de las cuevas y sirve de alimento a una fauna


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