Buenos Aires es una fiesta
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i, como sostuvo el filósofo Emmanuel Lévinas, la sociedad es el milagro de salir de uno mismo, una bienal de arquitectura podría recibir similar definición. La arquitectura, como el resto de las ar-
tes, tiene entre sus objetivos salir de sí misma, darse a conocer; busca trascender más allá de su creador para que la obra sea disfrutada por todos. Las bienales de arquitectura son el ritual de esa búsqueda. A ellas cada participante aporta lo que trae: ideas, proyectos, intentos y logros. Entre geniales chispas, momentos de reflexión y noches de debates, siempre al finalizar una bienal somos mejores seres sociales. Se produjo el “milagro de ver salir de ellos mismos” a un grupo de arquitectos y urbanistas que, generosos, Por Nanda Machado
compartieron con todos los demás no sólo sus más queridos proyectos. Nos dejaron también un importante tiempo de sus vidas, que transcurren a veces muy lejos de aquí, y una visión –tal vez sesgada, tal vez muy personal, tal vez controvertida, pero siempre sincera y valiosa– de lo que es ser arquitecto y hacer arquitectura en el resto del mundo. La XIII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires se realiza en simultáneo con la publicación de esta edición de Casa Country, en una
C O U N T R Y
coincidencia para nada casual, pues la revista de arquitectura de mayor tirada a nivel nacional quería sumarse a una fiesta que siente como propia. Y hablando de fiestas, estuvimos en Casa FOA y, al recorrerla, se nos planteó una inquietud, ¿es posible ser igual a uno mismo pero superándose? Su elegancia de siempre se llenó de color y de formas nuevas, y reservó un
C A S A
importante espacio para las ideas que contribuyen al hábitat sustentable, todo en una caja contenedora, el flamante Centro Metropolitano del Diseño, que sumó a la muestra su impronta descontracturada.
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Estamos viviendo a toda orquesta la última parte del año, preparándonos
E D I T O R I A L
ya para la edición de diciembre que, como es tradición, pondrá un broche de oro que nos acompañará todo el verano. ¡Hasta entonces!
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