ANTOLOGÍA 202O

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Jardín de Infantes Cardenal Stepinac aprender, Imaginar y cr s e ear r e e L

Edición 13

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Adivina, adivinador “Soy blanca por dentro y roja por fuera soy dulce y sabrosa no hay quien no me quiera”

“Tengo bigotes y tengo cuatro patas siempre digo miau para espantar a las ratas”

Soy un juguete que da vueltas en el aire, tengo alas de colores y vuelo entre las nubes.

En el sándwich o en la pizza, sabrosito muy sabroso. No hay ratón que se resista. Puede ser duro o cremoso.

Orejas largas, rabo cortito, yo salto y corro muy ligerito.

Si me mojas, hago espuma, con ojitos de cristal y tu cuerpo se perfuma mientras llega mi final.

Tengo agujas y no se coser tengo número s y no se Leer.

Subo Llena bajo vacía si no me apuro la sopa se enfría.

Tras de mí dejo un sendero, soy lento de movimientos, y no le gusto al jardinero.

Tengo los ojos fijos pues no parpadean, nado en el agua, los hombres me pescan. 2


s o em

Rim

Cuando el payaso estรก feliz Se le cae la nariz.

Tengo una Tortuga que se llama Rosa Si me ve llegar Se pone nerviosa.

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Unir las rimas con las imágenes A mi pantalón se le salió el …….. - Benjamín come un …….. - Construyo mi castillo con un ….. - La Rana juega con la……….. - Hoy en la escuela vi una …… - Desde mi balcón ví pasar un …….

Se me Pepe pela papas para una tortilla y para la ensalada. Pepe pela que pela, pela que pela y se empapa.

ua

ng e l a l a trab

Cacho chocó con su coche En la calle Chacabuco. Que chatarra! Cacho dijo, le quedó el coche cachuzo.

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Llegó la hora del cuento CUENTO CORTITO: “LLOVÍA”, de Silvia Schujer Llovía. ¡Y cómo llovía! Eran las 3 de la tarde y llovía. El agua mojaba la vereda. Los techos, los árboles, los paraguas y los zapatos. ¡Qué poco original! Eran las 4 de la tarde y llovía. Los chicos hacían dibujos en los vidrios empañados. Los borraban y volvían a empañar. Los árboles se sacudían a la primera caricia del viento. Flish, flush. Eran las 5 de la tarde y llovía. La gente esperaba a otra gente para decirle: “¿viste cómo llueve?”. Los charcos se iban haciendo cada vez más grandes, como aprendices del mar. A veces el agua bajaba como si en vez de nubes, en el cielo hubiera mangueras. A veces como rocío. La noche empezaba a preguntarse si también se iba a mojar. Las casitas de chapa empezaban a sentirse mareadas. Y la luna estaba segura de que iba a tener que aprender a nadar. Porque llovía. ¡Y cómo llovía! Era el día siguiente y llovía. Con mayúscula y minúscula llovía. Hasta que me di cuenta de algo: si la lluvia continuaba no podría terminar jamás el cuento. Mis cuentos nunca terminan con lluvia. No me gusta que naufraguen los lectores. Fue Máximo Aguado el personaje que me vino a la mente. Lo tenía escondido entre buenas ideas. Se metió en la historia sin permiso. Así nomás. Y haciéndose el protagonista gritó: “¡Basta de llover, caramba!” “Ya fue suficiente”. Y, ¿saben lo que pasó? Sí, eso. Que no cayó más agua y este cuento... se acabó.

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CUENTO MÁS CORTITO: "FELIPE", de Silvia Schujer Cuando Felipe se iba a dormir, le pedía a su papá que le contara un cuento. El papá le contaba el cuento de que, cuando Felipe se iba dormir, le pedía a su papá que le contara un cuento, el papá se lo contaba y entonces Felipe se dormía. Y entonces Felipe se dormía.

Contame un cuento Contame un cuento de hadas para soñar esta noche letras doradas. Contame un cuento liviano para que duerma esta noche bajo mi mano.

Canción de la Foca Loca Si algún día vemos una foca, que junta margaritas con la boca, que silva y habla sola que escribe con la cola. Llamemos al doctor la foca está loca. Y si la rana no se queda quieta El sapo enojadísimo la reta La rana está llorando porque no sabe cuándo la dejarán andar en bicicleta.

Contame un cuento que flote sobre mi almohada porque detrás del silencio no escucho nada. Contámelo poco a poco muy despacito que cuando cierro los ojos lo necesito. Silvia Schujer

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AS M I R

y

! S Á M

VER D NAR E ANJ A AMA RILL O

AS L P CO a blanca

do, mit o n l a a l o P sas v s visto a p que e ha o. m e d qu oran l dile l s la a so

La rana le dijo al sapo: -Andate de aquí, cargoso. Y va el sapo y le contesta: -Cargoso pero buen mozo. María Elena Walsh

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El Tesoro Escondido del Capitán Tifón Había una vez hace mucho tiempo un pirata llamado capitán Tifón. Era el pirata más malo y astuto de todo el mundo, eso decía él. Atacaba castillos, capturaba barcos, incendiaba pueblos enteros, era el terror de los siete mares, eso decía él. Enterraba sus tesoros en castillos abandonados, eso decía él. Enterraba sus tesoros en islas desiertas, los enterraba en medio de la selva, eso decía él. Los enterraba en el Polo Norte, los enterraba en el Polo Sur, los enterraba por todo el mundo, eso decía él. Pero el capitán Tifón, tenía tres secretos: siempre debía lavar los platos y las ollas, tenía 25 hijos y por último tenía muy mala memoria así es que no podía recordar donde había escondido sus tesoros. Buscaba por todas partes. En los castillos abandonados, en las islas desiertas, en el corazón de la selva, en el Polo Norte y en el Polo Sur, pero no lo podía encontrar en ningún lado. Hasta que un día pensó: es muy cansador ser un pirata y navegar por los siete mares y entonces se le ocurrió una gran idea: "-Organizare un gran concurso de piratas para que salgan a buscar mis tesoros y así seré ricooo". Eso decía él y diciendo esto se quedó dormido en su hamaca de red cansado de lavar platos y cambiar pañales y soñó con sus viajes y con sus tesoros escondidos, eso soñaba él .

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Poesías LA LUNA DE CANDELA

Poema

Magdalena Fleitas

La luna dio la vuelta al mundo

Tardó doce horas en volver

Fue apareciendo despacito

, empezó a nacer.

Y la noche en los sueños

María Elena Walsh El sol que dio luz durante el día

Se fue a iluminar a otro lugar

Y la luna quedó reina de la noche

En los sueños empezó a cantar

, la Lara la

Ay

, tu canción yo la sé

Tu nombre lo soñé

, ya me voy, no me ves, pero estoy.

Así soy

El pañuelito El cocodrilo borda un pañuelito* de madera terciada, muy bonito. Le borda primorosos ramilletes y también un montón de firuletes. Ya no podía llorar ni estar resfriado hasta que el pañuelito esté acabado. Por eso borda y borda todo el día, en el cine, en la escuela, en el tranvía. Ya no le falta, y está muy tranquilo más que 100.000 kilómetros de hilo. María Elena Walsh

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ARAÑAS MODERNAS

s a í s Poe

Paca es una araña que —con arte y maña— puso una botica con su tía rica allá, en el tejado de un supermercado. Y no hay quien atienda como ella la tienda pues vende de todo con sus buenos modos: Tapados finitos de piel de mosquito, libros de bordado, Ñandutí importado... ¡y hasta maquinitas de tejer chiquitas! Arañas — ¡horror!— modernas, señor. Ya nadie se extraña viendo a las arañas que en tienda de Paca su crédito saca(a pagar —por vez—seis moscas al mes) porque necesita una maquinita. Paca, con paciencia, enseña la ciencia de tejer las telas a máquina y vela sobre una columna dando a sus alumnas clases de tejido...Es tan divertido verlas en sus sillas de ala de polilla, veinticuatro horas con la profesora que en aquel tejado, cual disco rayado, su lección reitera, con voz arañera...”Aprendan y tejan, Niñas arañitas...Así se manejan Estas maquinitas...”

EL GATO CONFITE Al gato confite, le duele la muela, y no va a la escuela. Muy alta, muy seria, su pena gatuna llega hasta la luna. La carne picada se quedó hace rato dormida en el plato. Papel papelito cuelga de un hilito finito,finito. La casa esta quieta, todos los ratones, en sus camisones. Los chicos se acercan, besan a confite para que no grite. El perro dentista le ha recetado bombón de pescado.

No hay nada más triste, más triste que una tristeza gatuna,gatuna,gatuna. MARIA ELENA WALSH

Elsa Bornemann

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Puentes Yo dibujo puentes,para que me encuentres

Poesías y Adivinanzas

Un puente de tela, con mis acuarelas... Un puente colgante, con tiza brillante... Puentes de madera, con lápiz de cera... Puentes levadizos, plateados, cobrizos... Puentes irrompibles, de piedra, invisibles... Y tú... ¡Quién creyera!,¡No los ves siquiera! Hago cien, diez, uno... ¡No cruzas ninguno! Mas... como te quiero...dibujo y espero. ¡Bellos, bellos puentes para que me encuentres!

Elsa Bornemann

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Cantemo Saludar las manos (Duo tiempo de Sol)

Saludar las manos compañero, saludar las manos, las manos saludar.. Saludar espaldas compañeros, saludar espaldas, espaldas saludar.. Saludar caderas compañero, saludar caderas, caderas saludar.. Saludar coditos compañero, saludar coditos, coditos saludar.. Saludar rodillas compañero, saludar rodillas, rodillas saludar

Canción del sol resfriado Elsa Bornemann

s juntos Canción de lo que tengo Elsa Bornemann

Tengo para darte mi oso de peluche, un copo de nieve dentro de un estuche catorce boletos de esos "capicúa" y un collar de gotas nuevas de garúa... Tengo para darte besos de juguete, dos vueltas manzana, en monocohete, mi risa enjaulada, madejas de espuma, la mejor platea para ver la luna...

Carta al Viento Le voy a mandar una carta al viento Para contarle que estoy contento Le voy a mandar una carta al viento Para contarle que estoy contento

El sol está resfriado Como el cartero no sabe volar en esta tarde de abril. En una cometa la voy a mandar ¡Ay! que estornuda, mareado, Y para que el viento se ría un buen rato quince rayitos, cien, mil... Le pinto en el sobre algún garabato Su tricota de neblina la desteje Viento viento por el cielo una otoñal golondrina Estoy contento viento…. aleteando Piojos y Piojitos con su vuelo. Y el pobre sol, enfermucho, se va quedando dormido...Silencio... Está debilucho...Va a asustarse... No hagan ruido

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Caligramas

¿Cuál es el colmo de un libro? Que en otoño se le caigan las hojas.

¿Cuál es el colmo de una gallina? Tener plumas y no poder escribir.

¿Cuál es el colmo de un escritor? Comer sopa de letras. 13


Cuento: CON UN CACHITO A Felipe le faltaba un cachito. Buscó sobre el escritorio, debajo de la cama y dentro del ropero. Buscó sobre el ropero, dentro de la cama y debajo del escritorio. Y como no lo encontraba, salió de la pieza a pedirle a su mamá. La mamá de Felipe estaba en la cocina leyendo el diario. Con la cara que ponen las personas cuando leen el diario. Ni asá ni asé. Simplemente, así. —¿Me podés dar un cachito? —preguntó Felipe. —Acá no tengo —le contestó la mamá. —¡Dale, má! ¡Dame un cachito! —insistió. —Fijate en mi cartera, a ver si hay. Buscó sobre el monedero, en el fondo de la cartera y dentro de la billetera. Buscó sobre la billetera, en el fondo del monedero y dentro de la cartera. Como no lo encontraba salió rumbo al patio a pedirle a su papá. El papá de Felipe estaba en el techo arreglando la antena de televisión. —Necesito un cachito —le dijo Felipe. —Y yo necesito un montón —le contestó su papá. Y creyendo que había dicho algo graciosísimo se puso a reír como loco y estuvo a punto de decirlo otra vez. Pero no. Cuando vio que Felipe se ponía serio, siguió arreglando la antena de televisión. Como no lo encontraba en su casa, Felipe fue a caminar por el barrio para buscar un cachito “porai”. Se paró frente a un quiosco y preguntó: —¿Tiene un cachito? —Sí —contestó el quiosquero. —¿Me lo puede prestar? —Te lo puedo vender. —¿Y si no tengo plata? —Si no tenés plata, otra vez será. A Felipe le faltaba un cachito, solamente un cachito. Nada más que un cachito. Y, aunque parezca mentira, no lo podía encontrar. Buscó entre las baldosas, debajo de sus pasos y en medio de la gente. Buscó entre paso y paso, dentro de la gente y en medio de las baldosas. Hasta que se hizo un poco tarde y decidió volver a su casa. Fue entonces cuando un chico que pasaba en triciclo por la misma vereda por la que Felipe volvía, levantó algo del suelo y le dijo: —Se te cayó algo. —¿Qué cosa? —No sé —contestó el otro—. Un cachito… —¡Mi cachito! —gritó Felipe mientras el nene se alejaba en el triciclo. Y cuando lo agarró y miró, y vio que era el cachito que le faltaba, pegó un salto tan alto que pensó que nunca iba a poder bajar. Pero bajó. Y pudo seguir caminando. Y llegó a su casa. Y se metió feliz en su pieza. No se imaginan… no se imaginan la cantidad de cosas que inventó Felipe con un cachito. Apenas con un cachito. Silvia Schujer

FIN 14


Cuento: ¨El Topo Darío ¨ El Topo Darío se despertó, saludo a la mañana campesina de un bostezo y empezó a aburrirse, como todos los días. Sus compañeros estaban ocupadísimos: algunos, cavando nuevas galerías subterráneas para mudarse esa misma tarde, otros buscando gusanitos para el almuerzo. Había mucho que hacer .Pero el problema de Darío era que nunca sabía qué hacer. Apenas comenzaba algo, ya estaba aburrido. Tan aburrido, que a cada rato cabeceaba y se quedaba dormido. A veces los demás topos le daban de comer en la boca para mantenerlo despierto. Pero apenas probaba medio gusanito asado o una cuchara de guiso de bichitos de toda clase y ya estaba cabeceando nuevamente. Otras veces, correteaba de aquí para allá a través de los túneles. -¿Hacia dónde vas, Darío? – Le preguntaban, muy divertidos. -Veremos….- contestaba el, desesperanzándose. -¿Te gusta esta galería de siete pisos que hemos construido? -Puede ser….-Decía Darío con desgano. Claro. También su lenguaje era terriblemente vago. Solo sabía responder:- Quizás… Tal vez…Posiblemente….Veremos…Puede ser…y aja. Era toda la conversación capaz de sostener con su hociquito rosa y afilado. ¿Y su madriguera? ¡Ay , su madriguera! Parecía un costurero volcado: la cama sin tender, los cuadros torcidos, los platos apilados por los rincones, la alfombra a medio enrollar, la sillita patas para arriba …..(Menos mal que María oscuridad era su amiga y no permitía que nadie pudiera ver tal desorden ¡Ni siquiera Darío!) Cada noche, sus compañeros salían un rato a mirar la luna. Darío estiraba entonces su cuerpecito rechoncho sobre la tierra y- en un segundo estaba roncando. -Darío….- Le decían mientras lo zamarreaban con fastidio-.Darío ¡Despierta!, ¡Mira que hermosa es la luna! -Puede ser…-Respondía, con sus ojitos bien cerrados bajo el suave pelo negro. Y seguía durmiendo. Hasta que una noche…. ¡Darío hizo algo por primera vez! ¿Qué hizo? ¡Pues soñó! Soñó que giraba y giraba como un tirabuzón, que giraba sin parar, como ninguno lo había podido hacer antes… Y giraba…y giraba levantando nubecitas de tierra a su alrededor…Se despertó contentísimo. Los demás topos lo vieron agitar su colita y lo oyeron reír. Se miraron sorprendidos. -¡Ya sé lo que voy a hacer!- Gritó Darío, formando una oración por única vez en su vida. Y ahí nomás se puso a gritar….y giró…y giró como un remolino…y giró…y giró como una veleta enloquecida…y se fue hundiendo en la tierra más y más y aún más, hasta que desapareció. Pero no es para preocuparse, porque me han contado que lo vieron salir de Japón. Dicen que ahora anda por allí, haciendo susurrar a los Bambúes con sus giros y respondiendo –Como siempre-¨Tal vez ¨…¨Quizás¨….cada vez que le preguntan algo. Solo que lo dice en japonés. ¡Ah! ¡Y usa kimono de seda! Cuando pasemos por el campo estemos atentos: Acaso en cualquier parte podamos ver a Darío saliendo de la tierra, apareciendo de repente con su gritoloco, tan loco como abrir túneles que nos unen con lejanos países del mundo.

Elsa Bornemann

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La casita de los versos Es de papel y chiquita, pero allí cabe de todo lo que uno necesita en sus siete habitaciones con sus siete ventanitas: En una hay sueños violetas, hay en la otra, sonrisas; en la tercera, un gigante bien dibujado con tiza que guarda hermosas palabras debajo de la camisa… En la cuarta habitación un cofre con musiquitas; en la quinta, dos espejos para ver cosas bonitas… (por uno se ven los pájaros y por el otro, estrellitas…). En la sexta habitación cubre paredes y suelo, un jardín de tulipanes con césped de terciopelo y escalera-caracol para ir a bailar al cielo. En la séptima hay dos lunas en el fondo de un baúl: una huele a azúcar tibia, la otra a perfume azul… una usa hebillas de oro, la otra moños de tul. ¡Ay! ¡Qué casa primorosa, de papel y tan chiquita! pero… ¿han visto?, cabe todo lo que uno necesita en sus siete habitaciones con sus siete ventanitas. (Elsa Isabel Bornemann)

s a í s Poe

Cuando cierro los ojos Cuando yo cierro los ojos... ¿Qué sucede? ¿Quedan quietas las paredes? ¿No se mueven? ¿Dónde va la luz que estaba yo mirando? ¿Se mete por mis bolsillos disparando? ¿Dónde va toda mi casa si me duermo? ¿Sigue igual o no? ¿Qué pasa? No me acuerdo... ¿Cuando yo cierro los ojos, qué sucede? ¿Pueden quedarse las cosas...? ¿Dime, pueden? ELSA ISABEL BORNEMANN

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Oración a la Virgen

Oración por la familia Señor, ayúdanos a estar unidos. A crecer en amor y comprensión. A crecer en la alegría y la fe. Gracias por darnos una familia. Amén

Jardín de Infantes Cardenal Stepinac

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