5. BIBLIOTECA BÁSICA
Imiperem y meropenem penetran de forma adecuada en la mayor parte de los fluidos y tejidos corporales2, aunque el acceso de imipenem a líquido cefalorraquídeo (LCR) es limitado.
La administración i.v. rápida es bien tolerada con meropenem, pero con imipenem provoca náuseas y vómitos. No se absorben tras la administración oral porque son lábiles al ácido2,36,37. La farmacocinética intramuscular (i.m.) de imipenem-cilastatina es similar a la i.v. y las diferencias son debidas a la absorción más lenta de la primera. La Cmax es menor, pero los niveles permanecen altos durante más tiempo (Tabla 2). La biodisponibilidad después de una dosis de 500 mg es del 89%. La absorción de cilastatina por esta vía es completa al cabo de 4 h y su semivida es similar a la IV; no se observa acumulación cuando se administra cada 12 h. La recuperación urinaria del inhibidor de la DPH-I es del 75%. La lidocaína que llevan incorporado los viales reduce ligeramente la biodisponibilidad y la excreción urinaria de imipenem y de cilastatina2,36,37.
Tabla 2. Farmacocinética comparada de imipenem-cilastatina. Administración intramuscular (i.m.) frente a intravenosa (iv) Dosis (mg)
Vía de administración
Cmax*
Semivida de elimatización
500
IM
10,4 ± 2,2
2,5
750
IM
11,7 ± 3,8
2,6
500
IV
41 ± 2,8
1,0
*: Concentración plasmática máxima en mg/l.
Penetran de forma adecuada en la mayor parte de los fluidos y tejidos corporales2, aunque el acceso de imipenem a líquido cefalorraquídeo (LCR) es limitado. En las meningitis, meropenem alcanza niveles superiores a las CMI de los agentes causales habituales. En ocasiones, aunque las concentraciones no son muy elevadas sí son suficientes para inhibir a los patógenos habituales en la mayoría de las localizaciones. Ambos se eliminan por hemodiálisis, aunque la cilastatina no completamente. En neonatos, particularmente en prematuros, – 106 –