SAYENCO NOVIEMBRE 10 DEFINITIVA

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Selva Saavedra: 20 años después Su voz aún vive.

Selva Saavedra J. J. Irarrazabal Elicura Chihuailaf Fco. Javier Irazoki Dafne Meezs Cristian Cayupan Juan Huenuan Javier Arnaiz Yeries Mussiet Jaime Medina Antonia Toscano Katari Naira Luis D. Gutiérrez Bárbara Mora Camila Leficura Claret Cea Rocío Ríos Karen Quiñehual Elisa Berna Gerardo Araneda Karina Campos Nicol Calfunao Pimpinela Galán Claudia Bahamonde Camila Pooley Consuelo Martínez Carolina Manríquez Denise Fuentes Mailén Sepúlveda Eugenio Millapi Aarón Zalacaín Canuto Anónimo Javier Aguirre


Selva Saavedra…………………………………………………. 5 J. J. Irarrazabal………………………………………………….. 13 Elicura Chihuailaf……………………………………………… 15 Fco. Javier Irazoki……………………………………………… 17 Dafne Meezs…………………………………………………….. 19 Cristian Cayupan………………………………………………. 23 Juan Huenuan………………………………………………….. 25 Javier Arnaiz…………………………………………………… 27 Yeries Mussiet………………………………………………….. 29 Jaime Medina…………………………………………………… 31 Antonia Toscano……………………………………………….. 33 Katari Naira……………………………………………………… 35 Luis D. Gutiérrez…………………………………………………..37 Bárbara Mora……………………………………………………. 39 Camila Leficura…………………………………………………. 41 Claret Cea…………………….………………………………….. 43 Rocío Ríos………………………………………………………… 45 Karen Quiñehual………………………………………………… 45 Elisa Berna…………………………………………………………47 Gerardo Araneda………………………………………………… 48 Karina Campos…………………………………………………….51 Camila Pooley……………………………………………………. 53 Consuelo Martínez……………………………………………… 55 Carolina Manríquez…………………………………………….. 57 Pimpinela Galán…………………………………………………. 59 Claudia Bahamonde……………………………………………. 63 Mailén Sepúlveda……………………………………………….. 63 Eugenio Millapi………………………………………………….. 65 Denise Fuentes…………………………………………………. 67 Mailén Sepúlveda……………………………………………….. 67 Aarón Zalacaín…………………………………………………… 72 Nicol Calfunao…………………………………………………… 74 Canuto Anónimo…………………………………………………..76 Javier Aguirre……………………………………………………. 78

Ilustración de la portada: Jaime Elgueta, Marilam.

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El día 22 de noviembre de 2010 se cumplen 20 años del fallecimiento de una de las poetas más destacables de la Araucanía (el día 11 de noviembre se cumplirán 108 de su natalicio). La prolongada trayectoria de Selva Saavedra (1902-1990) nos da la oportunidad de encontrar en ella una variedad métrica, de estilo, y aún de visión del mundo que no han sido aún escuchadas con la atención que merecen (y cuya presencia en internet queremos contribuir a amplificar). Estamos convencidos de que su poesía –y aún más, lo que de ella queda por descubrir- nos guarda aún sorpresas y revelaciones. La voz de esta mujer hermana de la naturaleza, atenta siempre ante el débil y el desheredado, sigue vigente, joven. Porque la edad madura supuso para su escritura una segunda juventud, y aún nos atreveríamos a insinuar que su poesía última tiene un aliento renovado y juvenil por lo intenso y lo íntegro y lo osado. Es hora de celebrar, de leer y cantar a esta poeta, de ir a pescar en el río de sus yos sucesivos la palabra perdida, la palabra necesaria, y devolverla al ahora, y reconocerla en su siempre. Acompaña a Selva Saavedra, en este número, un grupo de poetas de valía, algunos ya reconocidos y otros que esperamos lleguen a serlo, tal y como las voladoras plumas de nuestras poetas, que siguen aspirando a lo más alto, que a veces reside en lo más humilde. De entre ellos destaca J.J. Irarrázabal, poetamigo de Sayenco, rapsoda de honda voz que nos dejó repentinamente el 10 de noviembre. Partió un poeta, nunca más se irá. A ambos estuvo dedicada la tertulia que tuvo lugar el 11 de noviembre en el Liceo Gabriela Mistral, que contó con numerosos asistentes, entre ellos Elicura Chihuailaf, familiares y amigos de Selva Saavedra, y escritores de los colectivos Sienvolando, Poleo Ediciones, Taller Pewan del Liceo Pablo Neruda, la Mesa de escritores Juan Pablo Ampuero, profesores, y la también destacada representación del Taller Literario Sayenco y otras estudiantes que leyeron poemas en Mapudungun. Próximamente se recogerán las participaciones en una publicación virtual. Las ilustraciones se las debemos a Jaime Elgueta, artista plástico temuquense, así como a los pintores mapuche Arturo Huichalaf y Eduardo Rapiman y a varias estudiantes del Liceo Gabriela Mistral.

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Jaime Elgueta, LĂşminesk.

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TESTAMENTO Cuando yo muera No me cierren los ojos. Quiero, desde sus musgos, Seguir mirando la vida, Asomarme a cada madrugada A los balcones del sol; Ser parte de la lluvia, Pues seguiré soñando Cada noche callada En un país de savias, hojas y raíces Rumoroso como la vida. Compartiré con todos, Sin que me vean…

MI LÍNEA CREADORA ¿Cuál ha sido? ¿La que marca el dolor en tantas almas? ¿La que el amor dibuja? ¿Voz perdida o hallada en horas de tormenta y calma? Siempre un dardo sutil que hirió imprevisto el corazón, fue el que rompió la fuente, y en ella asisto con espinas y nardos en la frente al claro oficio eterno de la vida y al negro oficio eterno de la muerte. Pero algo nace de mi abierta herida y nada excusa la marcada suerte. Pues debemos vivir para quedarnos eternamente en lo que ya perdimos y debemos amar, porque al amarnos, amarrados al mundo, algo seremos. Selva Saavedra, El claro oficio eterno de la vida. 5


TOMA MI CORAZON Toma mi corazón entre tus manos Y aviéntalo a lo incierto del destino Que nada importa mi mortal desgano Si son iguales todos los caminos. Todo es inútil ya, ceja en tu empeño Y envuélveme en la gracia de tu olvido, No hagas objeto de tu inútil sueño A algo que, sin hallar, ya está perdido.

Selva Saavedra, El claro oficio eterno de la vida.

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Valentina Reyes, Toma mi coraz贸n

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ÁRBOL Árbol, amigo mío. Has sido tú en mi vida más que un humano corazón. Jamás pediste nada Y todo me lo has dado, Paz y frescura para mi sien ardiente, sabrosos frutos para mis labios llenos de ansiedad. Sobre tus brazos vigorosos Me alzaste muchas veces hacia el cielo, Y bajo ellos trenzados amorosos En el doliente signo de una cruz, Se dormirá mi corazón un día… Árbol, amigo mío. Has sido tú en mi vida más que un humano corazón. Selva Saavedra

CHI RENKE Tañi küme wenhüy Renke Tañi mogen mew eymi Zoyel fimi, ta che ñi piuke.

Chem norume guillatulaymi nogenchi kom eulen kümefelen ka füzkü tañi füzküam ñi arre ülla-ülla üllumgechi kümeke fünke tañi nügaytu amkum küle chi wünh Tami newen lipag mew Wenuntutuen wenumapu tuntenchi nagültuen Kizu new umatuway ñi piuke ta antü Renke, küme wenhüy, Tañi mogen mew eymi Zoyeli, ta che ñi piuke. Traducción: Juan Ñanculef

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Yisenia Carrillo, Rosa de oto単o

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Rosa de otoño Palidez de aroma y se deshojan en esta hora de ausencias y del olvido. Mujeres de amor o muere de fragancia, Rosa gentil? En tu agonía escancia Mi alma, el recuerdo de un amor perdido En esta hora de ausencias y de olvido. Mientras cae la tarde, Entre tus sombras, Voces de seda en mi jardín te nombran.

Víctor Jara Sé que te acribillaron a balazos pero están tus canciones libertarias celestes alboradas sin ocasos; amapolas de fuego, pasionarias que abren acusadoras sus corolas para que el Universo lea en ellas una lección de fe. No estás a solas engastado tu ritmo en las estrellas, pulsas una guitarra de infinitos que corea la voz de tus hermanos; tierno clamor hoy transformado en grito de protesta viril. No han sido vanos los altos ideales que sembraste en nuestra Patria. Y fue tu sangre ardiente el postrer holocausto que entregaste mientras lo eterno te ciñó la frente.

Selva Saavedra

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Claret Cea, VĂ­ctor Jara

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Jaime Elgueta, Corrosterio.

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ECLIPSE Cuando intento versificar tu nombre mi corazón sale y te escribo mis poemas y te voy pidiendo aquellos días donde sólo estaba un rayo de sol entre nosotros Estoy solo en los eclipses sin ti no existe nada Una sensación se gira como un soplo de viento tu imagen fresca y suave se esconde en los caminos desde donde me quedo solo y frágil y te busco en las pequeñas huellas de las palabras.

LA SOMBRA EN LA PALMERA Como rauda silenciosa agonía en tus labios mi palabra se adormece en un sueño de días contigo la noche acompaña tus manos sobre mi rostro deslizándose hacia un mundo sin olvido donde tus ojos me miran con una plenitud de astros girando. Juan José Irarrázabal

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Arturo Huichalaf, Pienso

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CHAWAY (Katanpilun*) Wiño witraw chi Kuyen zvzvmvkey, pigey alkvtuwe Ñuke Mapu mew Wvf mollfvñ ta gvtramkeygvn ka ti kimfalnochi tvg lafken Wipvllkvley, Puel Mapu pvle ti vllcha zomo ñi pu reyñma Mañvmkey chi lakutun mew ta ñi chuchu ñi vy zwamtugetukey Pewma mew ka ñi ñimñim rvpv Fachantv, ti chaway keltantukvley ayog reke kiñe lvykv liwen reke Wule kiñe chvni geafuy kiñe vñum kam ñi kallfv metawe ti Zugu. *katanpilun: celebración de la colocación de los aros en las niñas y traspaso del nombre de su abuela materna.

ARO

Elikura Chihuailaf, Sueños de Luna Azul.

La Luna en menguante susurra, dicen en las orejas de la Madre Tierra Hablan de vertientes de sangre Y de encantos de secreto mar En semicírculo, hacia el Oriente La familia de la muchacha Agradece la festividad sagrada Pues el nombre de la abuela Ha renovado también su Sueño Su sendero Hoy el aro cuelga leve Transparente casi Como una gota de ilusión Y mañana puede ser una cesta Un ave O el cántaro Azul de su Palabra.

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Jaime Elgueta, Eliaior.

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LECCIÓN DE PÁJAROS

Nevaba cinco o seis veces al año. Pero era de verdad, y los prados, las casas y los árboles amanecían cubiertos del color blanco que cegaba a los caballos. Éstos rompían con sus cascos la nieve, en busca de un poco de hierba sepultada, o golpeaban con el hocico las ramas, y morían después de comer las hojas de los tejos. Los pájaros, hambrientos, les despedían con un réquiem muy delgado. Veíamos el vuelo desorientado de los petirrojos y tordos, hasta que descubrían la abertura de la vivienda. Entraban en aquel túnel y caían a un desierto de oro: el suelo del desván cubierto de mazorcas de maíz. Algunas aves llegaban sin energía para comer los granos sobre los que enseguida se desplomaban. Yo, niño pequeño, apretaba con fuerza sus bultos para fundir los hielos de la muerte, y descendía rápidamente a la habitación donde una cocina de leña caldeaba los cuerpos de mi familia. Colocaba los pájaros cerca del horno. Ardían unos troncos de manzanos y cerezos sobre los que esos pájaros cantaron el verano anterior. Los árboles cortados por el hacha de mi padre agradecían con el calor los cantos que aliviaron su vejez. Esta fue la primera enseñanza. Vi pronto la sombra, aunque blanca, y el vuelo frágil que quería esquivarla.

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI

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Jaime Elgueta, Azarcher

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PUPA haciendo una crisálida de origami, una niña mira a una niña sentada en el suelo, hacer una pupa de papiroflexia. Imagina que su papel se desdobla y vuela hacia los diminutos miosotis amarillo y celeste, olvidados en la falda de la niña en cuyos dedos la metamorfosis de la pupa se despliega animada por la memoria de los colores celeste y amarillo de los nomeolvides que una niña, sentada frente a ella, colectara en el vestido.

Dafne Lisselote Meezs Flores

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Jaime Elgueta, Domkol

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Llegué tarde

Llegué tarde a casa Anduve buscando poesía, Gasté mi dinero Gasté mis zapatos Mis rodillas. Encontré sólo nombres diferentes para las cosas de siempre Y el ritmo inconstante De algunas canciones remozadas. ¿Dónde está mi cabeza? Recuerdas cuando la tomaste y dijiste –tengo un corazónY agarraste tu corazón y lo empezaste a golpear contra ella preguntando ¿dónde está tu corazón, su temperatura, su zona de calor oscuro, su frío de miedo? Restregaste tu pequeñito corazón por toda mi calavera hasta hacerla incandescente, tu voraz, tu feroz corazón abrazó mi cabeza, la abrió por arriba. La luz, el aire frío, el olor de tu corazón se metieron como una horda de bárbaros mostrando su hambruna, despertaron las lombrices ciegas, sus cuerpos celestes y rosados, que dormían en mis circunvoluciones. Pusimos mi corazón, no una réplica de mi corazón sobre la mesa, supo del aliento acercándose. Pero mi corazón quiso tener hambre y devoró el tuyo desde dentro y salió a buscar… tú sabes… Golpeó, restregó, entró exhibiendo su apetito. Caminó hasta la madrugada entre los cráneos que rodaban, subió a gatas la escalera oscura. Sabes tú donde está hoy mi cabeza? - se fue por el desagüe, junto con la sangre y las aguas servidas, debe estar mar adentroEn invierno, ve a pasear por la costa, cuéntale cómo se ve el resto de las mañanas en las ventanas de tu pieza, Intenta describirle el olor de tu cuello, para que no sienta frío. Y este cuerpo dóblalo junto con la sábanas, para que no tropieces, Ponlo en el cajón de más abajo. Dafne Lisselote Meezs Flores

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Jaime Elgueta, Yitaisek

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PERCIBIR Percibo la vida en cada momento que no estoy sumergido en tinieblas mis tardes se estrechan las huellas del viento se aprietan en mis oĂ­dos mientras escruto raudo mis ojos en el horizonte un susurro encoge sutilmente mis dos hombros. Percibo la vida como quien deja caer su sombra a la arena.

ME CONVIVE EL SILENCIO Alojado en la piedra me convive el silencio como una terca letra habitando en la celda de un crucigrama, como un tallo incrustado en su flor me palpita el mutismo cuya roca me pervive el recuerdo. Viene el fuego a su hoguera como los atuendos a su cuerpo, regresa la palabra a su boca manoseada como un lĂĄpiz cualquiera. Te vivo en la locura, te compadezco mas el silencio me convive el fulano que soy.

Cristian Cayupan

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Arturo Huichalaf, Weichafe

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LA SUCESIÓN DEL HAMBRE El hambre de los hijos es un pez oscuro, devorando. Ella quiebra los ángulos de la comarca. El hambre de los hijos es de piedra con ojos. Con ojos indagando en los huesos del mundo. El hambre de los hijos es un canto que apaga luciérnagas. Un pez oscuro es el hambre de los hijos. No se asusta en las llamas del croar de la noche. No sabe de espíritus o demonios convocados. Su ignorancia es de un metal sin época. Cofre embarrado que arrastra la edad de los padres. Fauces estiradas al cuero antiguo de corceles como barrigas que reclaman uno a uno sus bocados o jinete montando la sombra de un dios hambriento. El hambre de los hijos es un pez oscuro, devorando la sombra de los dioses.

Apunte III Solo ojos abiertos quedaron en mi espalda, arena de la lucha donde otros trazaron su oficio, ese dolor amordazado de niebla que no leyó la plegaria de mi estaca y no supo de la soledad que salía a mi encuentro, cuando entré viril en la respiración del mundo y quemé los cerros bajo los huesos, ya nunca más agua acorralada, ni comer las espinas de sus motivos.

Juan Huenuan (del libro Romería).

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Jaime Elgueta, Dranzaer

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SE CERRARON TUS OJOS Poema para Sergio Mientras surcó el agua los cauces hechos por las lluvias mansas y la vida derramó sus zarpazos, los infieles venenos de la turba vital se hicieron contra ti como hilos de tu vida malograda. Otra vez esta muerte, con sus sandalias tristes, peregrinó contigo en las volutas de humo de tu plata, sabor de almendras verdes, pócima que se vierte por encima de todos tus sentidos, frontera necesaria de tu mundo onírico con tus oníricos amores rotos acrisolados dentro en tu poesía. Y te marchaste solo, como vuelan los poetas, dejando abandonadas a tus letras. Tu abecedario triste se arrinconó sereno en un lugar ignoto con tus llorosas aes rompiendo en tus orillas arrasadas. Javier Arnaiz

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Jaime Elgueta, Levitaci贸n de Volk煤 2

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VI ayer te puse en lienzo, doncella agonizo, lo sabes pero no no llores no escurras la tinta que deshaga tu silueta tú vivirás por mí en mi nombre serás joven eterna ante tus ojos desfilarán mil humanidades y aún guardarás mis colores que ahora son tuyos es mi regalo doncella no quiero condenarte a vivir en mi imaginación que se duerme no debes viajar conmigo ahora ni llorar sé altiva cuéntale a todos que existí y que fui feliz amándote en todos los lugares en que pude soñar diles que te pinté con mi propia sangre y que ese marco fue la ventana de mi mundo de mi verdadera existencia Yeries Mussiet, El cantar de las angustias.

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Jaime Elgueta, Trewompaizur

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Remembranzas Las trancas han caído tras el temporal. Es posible vislumbrar una puerta entre abierta. En la casona rememoran el último atardecer ese cuando nos reuníamos junto al salón Los adultos comentaban cosas de grandes en lenguajes que no Lográbamos descifrar. Mientras mirábamos por la rendija como se nos escapaba la primavera entre el florecer de los cerezos y tardes que nos aquietaban. Luego venia el susurro dulce de la molienda cuando reunidos en la cocina se tostaba el trigo que luego se transformaba en café de grano ó harina tostada. Ya no será necesario volver a pelear por los huevos del gallinero. (Hoy se pelea por puestos que nunca han sido de nadie) En la calle sigue pasando el algodonero ahora deteriorado y con su carro más roído. Nos gustaba robarnos el algodón del otro Y sentir que ese inmenso pedazo en la lengua Se desintegra como tantos sueños. Ya no están los establos que cobijaron Los caballos de nuestros juegos, Tampoco los trenes que anunciaban La venida de familiares lejanos, Los vapores no han zarpado Lo único que ha llegado es el casino… Mientras el río sigue llevando Comentarios a las comarcas olvidadas. Jaime Medina C. 31


Jaime Elgueta, Mozadรกn

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Muros de cal y de anilinas I Vapores químicos tejen el aire de suspiros y los espejos devuelven la imagen del campo de batalla, cadáveres de la lucha contra el tiempo, años esparcidos en campos de violetas arraigadas a la tierra. Tengo los ojos pequeños hacia fuera y enormes hacia dentro, vuelco la mirada sobre esferas infinitas deteniendo la pupila en detalles que no importan: la brizna de hierba seca oculta entre el cabello; el pliegue del párpado estremecido de sueño; las uñas mordidas más allá del borde de los dedos, la gota de luz rota en un charco en el hueco de la acera.

Antonia Toscano.

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Jaime Elgueta, Vichor

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REPONERSE Escuchamos tantas voces y vemos tantas caras con ojos cerrados y estamos buscando lo ideal del sentimiento apocalíptico y de un color inexorablemente percudido de sombras ajenas no queremos escuchar el grito de nuestra Ñuke Mapu y la ignoramos como quien ignora un pedazo de pan en la panera del olvido vacío y sin recuerdos... no queremos respirar el aire del centinela que busca el horizonte del pez inerte sin calor El árbol antiguo nos mira desde la esquina de la ola del oloroso verde cálido y con sus manos silenciosas toca las curvas de los ríos llorones de palidez creemos que los pájaros son de nosotros y olvidamos que son de nuestras hermanas nubes de nuestra hermosa abuela luna y los peregrinos me siguen con sus falsas cruces y yo simple como siempre los ignoro en mis parpadeos... Me pongo melancólica y dejo pasar las rocas del abismo con un toque de lujuria inesperada dentro de mi cuerpo y es mi piuke en el que se encarna en la ala de un gorrión triste y sigiloso al que lo han llamado para que guíe el vuelo del cuerpo fascinante del dolor fácil... Ahora me pregunto dónde quedó lo que entregue en bandejas de greda con flores olorosas de candidez inmediata y bien lo dice mi abuela debajo de su sauce "las manos ya no son manos y espera que vuelvan a darte el calor fresco del ko mañoso... Katari Naira Ayulem

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Jaime Elgueta, La Danza otoñal… movimiento 3

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El Hacedor de Sueños El Hombre se adentró en el desierto. Cuarenta días y cuarenta noches sereno y firme ahí se mantuvo. Sin pan ni agua ni abrigo, firme y sereno se mantuvo. El Adverso, esencia de todo mal, se atrevió a tentarlo. Tres veces lo tentó, tres veces lo aduló, tres veces lo desafió. El Hombre, esencia de todo bien, se afirmó al rechazarlo. Tres veces lo rechazó, tres veces lo despreció, tres veces lo venció. Así el bien triunfó sobre el mal, por los siglos de los siglos. A la mañana del día cuarenta y uno, el Hombre abandonó el desierto. Ansiosos sus discípulos lo esperaban. Transfigurado, les dijo: ¡Animo! No temáis seguirme, no temáis caer, no temáis levantaros, solo temed negarme y derrotaros a vosotros mismos, solo temed miraros vuestro ombligo y endiosaros o bifurcaros, solo temed ilustraros y falsearme… id entonces y esparcid la buena nueva. Así pues, todas las gentes orando, creyendo, orando, aprendieron a soñar con el paraíso… aquí en la tierra. …

Luis Daniel Gutiérrez Espinoza luchogutierreze@yahoo.com Arequipa – Perú

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Jaime Elgueta, Muchaycuycachak

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Quieren que aprenda de mis errores Pero cómo si no dejan Cometer ningún error Para poder crecer y no ser mas esa niña. Ellos con golpes te enseñan Pero no les agrada que otros Te enseñen cometiendo errores Típicos de la vida. Se les hace más fácil enseñarte Que ellos son mejores y no cometen errores Que explicarte Porque no debes fumar ,drogarte o emborracharte Ellos hacen de todo Fuman toman se embarazan Pero a ti te ven con Un cigarrillo en la boca y no cuentas dos veces esta historia. Ellos quieren elegir a tus amigos Pero tú no puedes elegir a los suyos Ellos deben aprobar a tus novios Deben saber donde andas, les tienes que decir todo pero como si no hay confianza. Si les cuentas que tu novio es metalero Te prohíben salir Te acortan los horarios y te controlan con los llamados Aunque tu les digas que él no hace nada malo a tu lado. Ellos no te creen pero tú les tienes Que creer a ellos, Ellos te controlan pero podre de ti si los controlas a ellos Ellos te critican, te castigan pero uno no puede hacer nada contra eso. Bárbara Mora

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Jaime Elgueta, Oralioj

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Solitaria Ella está sola, sentada frente al mar. Una tenue brisa soplaba su cabello, una lágrima humedecía su rostro. Fue difícil saber que aquel hombre, su padre se ha marchado de su lado. ¿A dónde se fue?, ¿con quién estará?, son preguntas difíciles de responder para ella. Sentada al lado de un niño se pone a llorar, pobre de aquella mujer que ha entregado todo su cariño a los demás, ofrece su amor, su bondad a toda la gente pero no le saben agradecer. Llora desconsoladamente sabiendo que aquel hombre que tanto ama ya no está en este mundo, Perdida se siente al imaginar que las manos de él están acariciando otro rostro. Solitaria… le dicen, pues sola está, en este infeliz mundo que sólo desgracias le ofrece. Se siente mal. La gente de la ciudad sólo la critica, fuera de su país la aprecian más, los niños sufre por su ausencia pues aquella mujer que ofrecía el amor que nadie le dio, se ha marchado para siempre, lejas de la tierra que la vio nacer. Ahora está en el regazo de Dios, feliz, por que ya nadie le dará más sufrimientos. Camila Leficura, 1er premio Gabriela Mistral 2010.

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Jaime Elgueta, Gerofam

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LA DESPEDIDA Me voy, vuelvo, Pañuelos blancos me despiden, El sol ilumina el puerto Que se sonríe tratando de llorar. Quiero volver Pero esta vida viene por mí Oh, la despedida La noche oscurece mi camino Cuando despierto duermo Cuándo será que vuelva O cuando será que me voy. Claret Cea

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Jaime Elgueta, VĂŠlchaster

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La poetisa chilena Lucila la poetisa Detrás de una hermosa mujer De cortos y lacios cabellos que al mirarlos Parecen bañados en oro. De nombre fugitivo y mirada tierna, Llena de hermosos versos Que llegan a la mente y al corazón Mediante un largo y precioso viaje De ternura para descubrirlos. Mujer llena de virtudes… Como una golondrina que se hunde volando En el inmenso cielo… Claret Cea, 2º premio Gabriela Mistral 2010.

Ojalá Ojalá hubieras renacido Para volver a ver tus ojos de lucero Ojalá hubieras renacido Para volver a recordar viejos tiempos En los que me querías. Ojalá hubieras renacido Para volver a tocar tus manos Sedosas y con su cálido calor. Ojalá hubieras renacido Para sentirte y saber que Siempre has estado conmigo. Ojala hubieras renacido Para poder estar conmigo. Rocío Ríos.

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Jaime Elgueta, Yoeltem

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ESTAMOS ESPERANDO Llega el día de la luz. Habrás saltado sobre todos los cadáveres y trepado tu duda a lo alto de cada rama. Prepara tu sonrisa porque llega el día. Y la sombra se estremece en su rincón -acorraladasabiendo reducido su cubil.

NO OLVIDES

Te recuerdo la última primavera, cuando temblaron tiernos los tallos y en tus pupilas hicieron nido las primeras golondrinas. Te vestías las noches de esperanza anudando cabos a tu historia, y faltaba tiempo en los relojes para amarrarse a todos los sueños que guiñaban un ojo por la calle. Trenzada esta primavera al ébano caliente de los barandales, sólo queda unir las claves y aprender a hilvanar cuentos en toallas y tapizar con mensajes las paredes.

Elisa Berna Martínez

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AQUELLOS POEMAS Esta luz ya no se apaga. Tal vez, un día, no se vea más, pero seguirá alumbrando.

¿Cantará por soledad el badajo de la campana?

¿Por qué si todos los caminos llegan a Roma sólo un camino llega a ti?

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Gerardo Araneda

Ese hombre tiene los ojos rojos de ser domingo frente al mar y contra toda la sal que hay en sus manos le estĂĄn creciendo cardenales y el se rĂ­e y se rĂ­en con el todas las mareas que grabaron su rostro.

Me sigue enamorando todo, como una gota que al tiempo no cae.

Gerardo Araneda 49


Jaime Elgueta, Kamashem

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Sólo por error. El sol está amaneciendo, y junto con él se esconde una gran verdad, verdad impactante y fatal. Dejándose llevar por los impulsos acude al lugar que la vio crecer, encontrándose allí con sus hijos jugando. Flores, árboles y palomas, con todo iba a arrasar. De un momento a otro sus perros no cesaban de ladrar, las montañas decaían, la cabaña ardía en llamas, sus manos temblaban, y un humo negro tapaba la salida. “¡Oh, Dios! ¿Por qué? ¿Por qué este castigo?”, exclamó desconsoladamente. Lleno de odio, rencor y dudas, negó a Dios. Derramando lágrimas se durmió, por cometer el pecado más grande, negar al Creador. Dios divino y salvador.

Karina Campos 51


Jaime Elgueta, Columir

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Cuando el fin llegue Los mares se levantarán cubiertos de sangre, Las montañas se harán escuchar, Los buitres te sacarán los ojos en el camino, Los árboles encenderán el fuego en sus ramas Y empezarán a caminar, Quemando todo sin echar marcha atrás. La tierra será un verdadero infierno, Todos se preguntarán, ¿dónde está el hermano Fiel a Dios? Pero nunca lo encontrarán, Y no hallarán a quién culpar. Las pestes llegarán, El hambre cubrirá la tierra, El jinete montado en su caballo cortará las cabezas. El que es cristiano y de sus pecados arrepentido está no negará a Dios, y sus dedos de ambas manos cortarán, sus piernas y sus brazos arrancarán, hasta llegar a su cabeza y dar punto final. Y Dios lo perdonará. Las seis tazas ya se han derramado, Pero falta la última, la más dolorosa, Los demonios invadirán la tierra de humo negro, Y los hombres querrán subir a las montañas Y la debilidad se lo impedirá. Y aún así, seguirán culpando a Dios, Y su alma se refundirá en las brasas del infierno, Y todo lo malo acabado, Dios a la tierra llegará derramando con sus manos la séptima taza, y comienzo a un nuevo mundo dará. Nicol Calfunao

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Jaime Elgueta, Kopatral

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Temuco llora Temuco llora En sus pies las lágrimas de cemento En su corazón Edificios corroídos Sin alma Temuco grita en silencio A las orillas del Cautín Permanece uno que otro Que llora también Penas de tiempos mejores.

Abro mi voz Abro mi voz Como calla un cigarro muerto en el cenicero Abro mi voz Como calla el silencio entre los árboles Abro mi voz Y siento Y vivo…

Camila Pooley

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Jaime Elgueta, Zemthai

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EL POETA PRONUNCIA UN VERSO

El poeta pronuncia un verso de labios callados, trazando la palabra que cayó en el misterio, interminable deletreo escribe escribe como en secreto como la mirada. Quemando el poema la voz alienándose escribe escribe enajenado por "una llave" escribe escribe caligrafiando el sigilo de un alma el poeta pronuncia un verso.

Consuelo Martínez Astorga

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Jaime Elgueta, La Danza‌ movimiento 4

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Caminando una señora de traje muy elegante y a su lado un joven de quince años vestido de un polar azul y pantalones de colegio, muy obeso, lleva en un carro dos cajas de supermercado. La mujer es esbelta y tendrá unos cuarenta años. Se oye el bullicio de la ciudad, autos van y vienen, en medio, un carrito de supermercado. Ambos van avanzando por las calles. Una claridad ilumina a ambos. Señora: ¡Oye chiquillo, Así que después del liceo trabajas en el supermercado! ¿oye y trabajas mucho? Joven: Sí, señora, sobre todo a fin de mes que es cuando la gente se paga, pero a este supermercado no viene tanta gente como en el Muñoz, ahí sí que me tocaba harta pega. Señora: Ah! ¿entonces desde cuándo trabajas? Joven: de los trece años empecé. Señora: ¿y por qué? Joven: no, es que… las cosas no andaban bien en mi casa, mi papá quedó cesante y yo tengo tres hermanos chicos. Señora: yo también comencé a trabajar a tu edad (emocionada) mi papá me consiguió que fuera junior de su oficina él es abogado y yo andaba para todos lados con papeles. Joven: Ah! Mire qué buena. Señora: sí es que los jóvenes de antes no son como los de ahora, antes los padres te enseñaban valores desde chica, el esfuerzo, el trabajo… ¿y tú vives con tus padres y hermanos? Joven: no (incómodo) es que mis papás tienen ene rollos y yo prefiero alejarme de ellos, vivo en una pieza que arriendo donde un amigo y de repente igual los voy a ver Recuerda la siguiente escena se oscurece todo y se ilumina el siguiente cuadro de manera tenue: Padre: ¡ güeona, maraca ¿dónde te metiste? Toa’ la tarde culiá, qué no tenís casa?!(enfurecido) Madre: (atemorizada) estaba donde la vecina Chela ayudándole a vender, puh pa’ tener plata pa’ la leche de los cabros. Padre: (la toma del pecho y se acerca efusivamente)¡sí… claro te voy a creer! Si los cabros están igual de hambrientos que en la mañana! ¿ y a este guatón que tenís de hijo también le andabai’ buscando leche?(burlonamente mira al joven que está parado en una esquina de la habitación, el cual, baja los ojos) Madre: (con voz lánguida) sí puh! Si es mi hijo y tiene que comer como los otros. Padre: (lanzando un golpe en la mejilla de la mujer) ¡ sí maraca! ¡ te voy a creer, estabai’ donde el viejo que le hacis’ el favor pa’ alimentar a esa ballena que tenís de hijo! Madre: (enfurecida y llorando grita) sí, mi hijo ¿y qué? Padre: (pateándola en el suelo) ¡ ah y ma’ encima chirita me salí’ confesando que me cagai’ con el viejo, güeona de mierda! (se marcha de la vivienda dando un feroz portazo). Y allí se diluyen los pensamientos del joven interrumpidos por la voz ágil de la señora quien va a su lado. Señora: (vuelve la luz) ¡mira! Tú eres empeñoso igual que yo, resulta que trabajando con mi papá conocí a mucha gente y luego que salí del liceo altiro encontré trabajo como secretaria.

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Jaime Elgueta, Lezondi.

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Joven: ¿y todavía trabaja ahí? Señora: ¡claro! Tengo una vida muy rápida eso sí, ahora mismo que legue a la casa tengo que viajar a Santiago, así que apúrate un poquito Joven: yo estoy toda la tarde en el supermercado (meditabundo) ya, señora allá a la izquierda es ¿verdad? Señora: sí nos faltan tres cuadras… ¿oye y tú te diviertes, haces algún deporte? Joven: en el liceo no más tengo educación física y con mi amigo el que le arriendo, tiene Internet y ahí jugamos a caleta de cuestiones. Señora: mira, yo, me levanto a las cinco treinta de la mañana y salgo a trotar todos los días, después me voy a la oficina y además compro todo Diet, porque es más sano, voy tres veces al gimnasio a hacer yoga. Joven: a mi me gusta comer, se que ahora estoy muy gordo, pero es… no se ¡ si a veces me como solo un paquete de papas fritas no más! Señora: ¡ es que no tienes que comer tanta chatarra! Dime hijo y te pagan bien ¿qué comparas para comer? Joven: no tengo sueldo fijo, por ser menor de edad, no nos hacen contrato, me hago mi sueldo de las propinas. Señora: ¡ah claro! Qué sinvergüenzas son deberían tener un sueldo fijo, bueno pero entonces ¿qué haces tu platita? Joven: pago el arriendo que igual es barato y lo otro en cosas pa’ comer, pero no como nada Diet como dice Ud… emh y el mes pasado me compré un mp4. Señora: tienes que ser más inteligente con lo que gastas. Joven: Sí señora, lo que pasa es que igual a uno le gusta tener cosas. Señora: oye ¿ y cómo te va con las propinas? Joven: sabe señora que sin mentirle el otro día vine a dejar a una señora y me dio cuarenta pesos. Señora: ¡qué apretada! Joven: igual hay gente que me ha dado hasta mil pesos en una sola vuelta (cruzan una Avenida, el joven se adelanta un poco al ver que van acercándose a su destino, suda mucho). Señora: ¡ay! Ya llegamos, déjame las cosas ahí no más ¿tienes que volver altiro? Joven: Sí señora Señora: ¡cuándo venga la próxima vez ojala te encuentre! Joven: ¡claro! Señora si yo… no creo que me echen Señora: toma (le dice poniéndole en la mano cinco mil pesos) Joven: ¡gracias señora que Dios se lo pague, no era pa’ tanto! (secándose con una manga el sudor) Señora: no mijito si te cansaste mucho y las cajas estaban pesadas. (el joven da la media vuelta, sale hacia la calle, minutos después se escucha un gran ruido, un auto frenó estrepitosamente, es treinta y uno de octubre y el conductor venía con unos traguitos, el peatón cruzó a mitad de calle, según el informe, era un sujeto vestido de azul, el auto le reventó el estómago, era muy obeso, dice una voz, la señora queda con la vista fija y levanta la mano derecha como llamando, paulatinamente se oscurece)

Carolina Manríquez

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Jaime Elgueta, HĂŠuwandos.

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Aire del Sur

luz del sol amarillo aire del sur calor del centro siento frío pero calor tengo estoy confundida me siento sola quiero escapar y arrancar de este mundo cruel correr seria poco para escapar de esta hagonia y salir de este mundo que te mata poco a poco quiero gritar y perderme en esos bosques hermosos en la lejanía de un bosque algo se ve no se que es pero viste de negro siento que alguien me toma la mano y me dice al oído corre...corre pero mis pies no se mueven derrepente siento que me levantan del suelo pero no se quien es ayuda le digo ayuda que no me quieren dar

Pimpinela Galán

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Jaime Elgueta, Voralk

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FRÍO Es el anochecer y el atardecer Y puedo ver que el cielo está estrellado. Puedo ver que la luna ilumina mi casa con su luz tan fuerte y natural. Puedo sentir un aire tan pesado Dentro de mí Que hasta yo no sé cómo puede salir. Siento que hoy no quiero hacer nada, Sólo quiero observar la luz del cielo Y sentir el aire puro Que sale de la oscuridad. Sólo quiero ir al cielo Para volar Y encontrar libertad. Claudia Bahamonde.

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Yoselyn Abello, Toma mi coraz贸n

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Corazón de hielo Porque siempre he pensado y Creído que las personas Tienen un corazón frío como Un témpano de hielo Al cual nadie puede llegar O sentir sus latidos En forma de minutero. Eso siempre me lleva A hacer muchas preguntas ¿Si todas las personas Tienen el corazón frío? ¿O el mío es el que ya No quiere sentir? Esto siempre me tiene tan asustada… Que las personas con las que yo Convivo están muertas En sus propios sentimientos, O yo soy la muerta en vida Que ya no quiere razonar. Denise Fuentes

Cuando Cuando te vi, tuve miedo de conocerte, Cuando te conocí, tuve miedo de hablarte, Cuando te hablé, tuve miedo de abrazarte, Cuando te abracé, tuve miedo de quererte, Cuando te quise, tuve miedo de amarte, y Ahora que te amo tengo miedo de perderte.

Mailén Sepúlveda

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Jaime Elgueta, Heuwรกn Kreeh

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FIN El fin del mundo es un buen comienzo, cuando la película dice “The End” empieza la vida. Aunque sigo sin entender dónde queda el final de una pelota. El mundo rueda, no tiene vértices. A no ser que se refieran a las nieves cordilleranas. Yo prefiero pensar que Chile está en el centro del mundo. ¿Quién dibuja los mapas? Tengo una pelota que es como el mundo, la miro y la giro a mi antojo, y me quedo mirando un buen rato a Chile, y está justo donde yo quiero. El poeta es un pequeño dios, dijo mi profesora. Yo le entiendo. ¿Arriba y abajo qué significan en el universo? Y ahora pongo a Chile arriba, y el estrecho de Magallanes es la cabeza del mundo. Arriba es abajo, abajo es arriba. Y la Antártida es el sombrero de Chile, y el sombrero del mundo. Los Mapuche eran muy orgullosos porque vivían en el centro del mundo. También los Incas. Pero luego nos contaron que éramos el fin del mundo, y nos lo creímos. La navidad es en verano, y la decoramos con nieve mentirosa. Estamos fuera de lugar. Pero yo vuelvo a coger la pelota, la miro Y entonces sé que el centro del mundo está aquí, y me gusta más el año nuevo cuando lo dice el sol del Wetripantu.

Eugenio Millapi

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Jaime Elgueta, Shambrok

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Verdes montañas hieren mi memoria, regazo en que mi vida se quedó, qué infortunio me trajo a este otro yo, que rueda con el agua transitoria de este río infeliz; mueve la noria pero hueco el molino como un no, como el hueco de sombra de la o, parada en la rivera ya la historia. De este río del tiempo caudaloso, de esta sombra que con el sol se acerca, de este precipitado rumoroso, tal vez la voz derribará mi cerca, tal vez comience el mundo a ser hermoso, tal vez cambie mi muerte mi sed terca.

El sol asoma y tu mirada dice Lamas del vendaval, fuego amorado, Y en su prisión la margarita muere, La dulce línea de tus labios dice Línea del mar, palabra pronunciada, Y el susurro del viento mira y mueve Las hojas ante mí, los ojos viven, Y tu ronco perfil quema mi pecho, Dulce mirar de dulce compañera, Como las olas las palabras dicen, Como si fuera el mar quien te mirara.

Aarón Zalacaín

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Eduardo Rapiman, Dos mujeres

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Marrichiwew

Gran tierra de dioses, donde el indígena, cuchillo en mano, refugió en el alma toda aquella sangre derramada. En aquel momento amigos, toki, era el agua, los árboles, y el sentir cómo el aire le susurraba en el oído. Pero de un momento a otro el aire no susurró más, al parecer su voz se quedó atónita y el agua clamaba en silencio profundo, y los árboles no daban palabra alguna. Sólo estaba el hombre con su cuchillo en mano defendiendo su territorio su cultura su enlace con la natura que lo rodeaba.

Nicol Calfunao.

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Jaime Elgueta, Digoki

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Mi Secreto Con un secreto vespertino me levanto para ser feliz. Un sonido completamente agónico, desempeñado a crecer en mi silencio. Cada vez, pienso lo contrario a lo que tú sientes. No se si sea así , la verdad . Yo creo que cada uno tiene su manera de sentir las cosas. Mi secreto no representa algo que tú no sepas, solamente es la pura y santa verdad. Mi secreto es entre tú y yo , de nadie más Mi secreto es el mismo tuyo. No tiene límites ni tiempo. Mi secreto se ha limitado a decir lo tan hermosa que eres. No tiene barreras ni fronteras. Mi secreto ha llegado hacia el fin, por eso que ya nadie cree lo fantástico que es.

Canuto Anónimo

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Abrígate Abrígate o la brisa será frío. Abrígate o las nubes serán piedra. Abrígate o tendrás, con las primeras lluvias, El corazón con venenosas setas. Si vuelves a salir, abrígate, Abrígate las venas descubiertas.

Urgencias Nunca había quemado tanto el mar Sólo con acercar el pie me escaldo Con pensar en el mar me pongo en llamas He de apagarlo sea como sea Olvidar que las olas no se apagan He de amatar la vida que me mata He de ignorar la muerte que me aviva Mi fuego helado en todos los sentidos El dulce tiburón que me desgarra La sombra que dibuja cada ola Mi cadáver flotando desgajado

Javier Aguirre Orti

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Taller literario Sayenco, fuegos de palabras que se propagan. Joan Miró dijo en su día que el arte está en decadencia desde la cueva de Altamira, es decir, desde los murales de las cavernas. Su pintura trataba de recuperar la creatividad de la infancia de la humanidad, el espíritu sin límites del niño. La escuela –recordemos el dibujo que abre El principito de Antoine de Saint-Exupery- pareciera en ocasiones tener como misión poner puertas al campo, y hacer de los niños pequeños adultos razonables y, por tanto, sensatos, formales y prácticos. Pero no nos engañemos. Jugar y soñar pueden ser más útiles de lo que a simple vista pudiera parecer. Los cachorros de león se preparan en sus juegos para la caza mayor. Los sueños no sólo sueños son. Y el manejo del lenguaje, que es el manejo del pensamiento, no hay mejor manera de descubrirlo que jugando. ¿Se atreverá alguien a decir que pensar no sirve para nada? Por eso, con Víctor Moreno, pensamos que la escuela (el liceo) debe alentar y no apagar la imaginación, y que la literatura no debe ser en ningún caso –según la expresión acuñada por Jean Paul Sartre- un paseo por el cementerio. Por eso un taller literario debe hacer honor a su nombre y debe producir. Y para promover la escritura debe ser entretenido, atractivo. Y a fe que la escritura puede serlo, no sólo como actividad solitaria, sino ante todo como recreo colectivo. Desde obras clásicas como la Gramática de la fantasía de Giovanni Papini, hasta sitios de Internet como www.DificildeJuglar.com nos aportan ideas y fórmulas para hacer de la escritura una actividad lúdica. Desde siempre, una manera de alentar a los escritores principiantes es dar a conocer sus escritos, y si es posible, hacerlos compartir espacios con autores consagrados. Mediante la revista virtual Sayenco, heredera de la que fundara allá por 1994 la recordada profesora María Eugenia Caamaño Lillo, escritores de distintos países han cohabitado con las verdes letras de las jóvenes estudiantes del Taller, y sus lecturas se cuentan por millares en cada nuevo número. El reconocimiento de los concursos locales también ha resultado un buen acicate. Y para los más reacios, la música suele abrir puertas (gracias a los cantautores) que pueden guiar la curiosidad del oyente a descubrir a los poetas. Sin pretender establecer conclusiones definitivas de una actividad en progreso, el taller Sayenco es una propuesta concreta para estimular la expresión y comprensión literaria desde un enfoque lúdico, aunque no por eso menos serio.

Javier Aguirre (Síntesis de la ponencia sobre el Taller Sayenco presentada en el III Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Pedagogía, desarrollado en la Universidad Católica de Temuco).

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A J.J. en el final del tiempo Por qué tus letras ahora son más claras. Por qué queremos verte y escucharte en el tiempo perdido. Por qué tu voz resuena en el silencio. Ya nunca volverá. Por qué, poeta de las soledades, nos has dejado huérfanos de sueños. Hoy ya nunca te irás.

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