2006. Cuenca Nazarena.

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7 Saluda

11 Mensaje de S. S. Benedicto XVI 17 Entrevistas 17

Al Pregonero: Enrique Domíguez Uceta

21

Al Cartelista: Miguel Zapata por Javier Hevia

28 Opinión 29

…Et vocat te por José Ignacio Albentosa

32

Munarco

33

Jornadas antropológicas sobre la Semana Santa por Amalio Blanco Abarca

35

“En todo como Jesús” por Pedro José Ruiz Soria

39

Presencia de María: “Advocaciones en la Diócesis de Cuenca” por Ángel Horcajada

41

Añoranzas que se cumplen… sueños que permanecen por Jorge Sánchez Albendea

45

In Memoriam. D. Alberto Vera por Antonio Abarca

47

El verso y la palabra; sentimiento lírico de la Semana de Pasión en Cuenca por Miguel Romero Sáiz

58 Hablan las Hermandades Queremos dar las gracias a todas las entidades y empresas que aparecen en esta publicación, ya que sin su colaboración hubiera sido prácticamente imposible que este ejemplar de la revista Cuenca Nazarena, verdadero testimonio del sentimiento nazareno conquense, se hubiese podido editar.

Comisión de Publicaciones de la Junta de Cofradías

59

IX Encuentro Nacional de Hermandades y Cofradías de la Santa Cena

63

“Una mas…”

65

…¡Déjate llevar por ellos! Ellos del Júcar y el Huécar por Rafael Torres Muelas

69

El Prendimiento de Jesús en Sevilla

70

IV Pregón Infantil de la Vble. Hdad. de la Soledad del Puente por Elena Fernández de la Muela

72

IV Pregón Juvenil de Semana Santa. Soledad y Silencio por Daniel Esteban Sanzol

Antonio Abarca Contreras Javier Hevia Ceva Ramón Pérez Tornero

74

“…Que la Cuaresma sea ocasión útil para dedicar mayores cuidados a los niños, ellos son el futuro de la Humanidad”

79

Restauración de San Juan Apóstol Evangelista

Diseño y Maquetación

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Luz verde para el cambio de sentido en el recorrido del Jueves Santo

86

Actividades de la Vble. Hdad. de Jesús entrando en Jerusalén.

88

Música para un hermanamiento.

ZOOM-3000, S.L. Edita

Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca Fotografía Cubierta

Aurelio Lorente

Fotografía Contraportada

Antonio Abarca Agradecimientos

A las Juntas de Diputación de las Vbles. Hdades. de Semana Santa Imprime

Graficas Martín y Mapa, S.L. Depósito Legal:

92 Investigación 93

Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil en la Semana Santa de Cuenca por Israel José López Calleja

113

Semana Santa de Cuenca en el Antiguo Régimen por Julian Recuenco Pérez

116

Semana Santa de Cuenca en 1932 por Enrique Valero Moscardó

126 Otras Semanas Santas 127

Zamora, cruces sobre el románico por Javier García Martín

129

Cuando León se pone la túnica por Xuasús González


Fotografía: Antonio Abarca

CUENCA 4

NAZARENA



Fotografía: David García Sáiz

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NAZARENA


SALUDA

Javier Caruda de Juanas Presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa Poco a poco, la Luz ha ido ganando en intensidad. Los fríos rigores del invierno han dejado paso a los primeros colores de la primavera. La ciudad parece algo más alegre. No obstante, algunos nos han abandonado. Tenían Junta General celestial. La Ciudad tendrá para ellos su más emocionado recuerdo. Volverán a nosotros los aromas, momentos, amistades que han estado dormidos durante todo un año. Volverán las preocupaciones (¿lloverá?). Las emociones nazarenas estarán omnipresentes en la vida de la ciudad y todo se verá bajo el prisma del capuz y el cíngulo. Todos nos volcaremos en que, un año más, la ciudad se sienta orgullosa de la más común de nuestras celebraciones. Una vez concluida esta Semana Santa analizaremos, discutiremos, hablaremos y cuando la Luz se haya instalado en la ciudad continuamente, volverán a dejarnos los aromas, momentos y emociones. Pero, habremos estado preparándonos durante mucho tiempo para que sea la LUZ la que rija los destinos de todos nosotros. Una LUZ que es amor, perdón, comprensión, cariño. Una LUZ que tiene un mensaje actual, una LUZ que a todos nos llama, una LUZ que a todos nos busca. Cristo encarna la LUZ. Cristo es la LUZ. Ojalá el Domingo de Resurrección la LUZ invada nuestros corazones y podamos hablar de un año lleno de luminosidad en nuestras vidas.


Fotografía: Gregorio Cubillo

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NAZARENA


SALUDA

¡Gracias

D. Ramón del Hoyo! ¡Bienvenido

D. José María Yanguas! Queridos nazarenos de esta bendita tierra de Cuenca en la que la luz de la Pasión y el silencio penitente inundan nuestras calles: Desde estas páginas de la Revista “Cuenca Nazarena” quiero expresar en nombre de todos los nazarenos nuestro agradecimiento por la dedicación, comprensión y cercanía que durante nueve años ha tenido el hasta hace poco tiempo nuestro Padre y Pastor en la fe D. Ramón del Hoyo. Un hombre que como San Julián, vino de las frías tierras burgalesas para animarnos y orientarnos cómo llegar al Cielo. Como personas cristianas y desde la humildad de nuestro corazón hemos de reconocer nuestros errores y así pedimos perdón a D. Ramón por si en algún momento de su pontificado no hemos sabido estar a la altura de las circunstancias tanto humanas como espirituales; así mismo comprendemos, perdonamos y olvidamos los posibles fallos que haya podido tener D. Ramón durante su estancia entre nosotros ya que nuestro mundo nazareno es muy complejo y hace falta tiempo y paciencia para conocer y penetrar en la esencia de la Semana Santa de Cuenca. Del mismo modo con gozo y alegría recibimos a nuestro nuevo Pastor D. José María que viene de tierras riojanas para también enseñarnos el camino hacia el Cielo. Desde estas líneas le decimos con mucho cariño que todos y cada uno de los nazarenos, así como todas y cada una de nuestras hermandades y cofradías, es decir, la gran familia nazarena estamos dispuestos a ayudarle para que nos ayude a encontrarnos cada día y en cada acontecimiento con el Señor Jesús. Por último, pido a mis hermanos nazarenos que seamos pacientes, comprensivos y respetuosos ante nuestro nuevo Pastor. Es posible que nuestra realidad nazarena no la conozca. Dejémosle que se empape de nuestros olores nazarenos, que observe nuestras costumbres y ritos, que escuche nuestra música semanasantera, démosle tiempo hermanos... luego él actuará con el único fin de ayudarnos a amar más a Cristo y a su bendita Madre la Virgen. D. Ramón, gracias por sus desvelos. Esta tierra nazarena le quiere. D. José María, bienvenido. Esta es su casa.

José Javier Muñoz Pérez Delegado Episcopal en la Junta de Cofradías de Semana Santa de Cuenca


Fotografía: Antonio Abarca

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MENSAJE DE S. S. BENEDICTO XVI

Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2006

“Al ver Jesús a las gentes se compadecía de ellas” Amadísimos hermanos y hermanas: La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacia la alegría intensa de la Pascua. Incluso en el «valle oscuro» del que habla el salmista (Sal. 23,4), mientras el tentador nos mueve a desesperarnos o a confiar de manera ilusoria en nuestras propias fuerzas, Dios nos guarda y nos sostiene. Efectivamente, hoy el Señor escucha también el grito de las multitudes hambrientas de alegría, de paz y de amor. Como en todas las épocas, se sienten abandonadas. Sin embargo, en la desolación de la miseria, de la soledad, de la violencia y del hambre, que afectan sin distinción a ancianos, adultos y niños, Dios no permite que predomine la oscuridad del horror. En efecto, como escribió mi amado predecesor Juan Pablo II, hay un «límite impuesto al mal por el bien divino», y es la misericordia (Memoria e identidad, 29 ss.). En este sentido he querido poner al inicio de este Mensaje la cita evangélica según la cual «Al ver Jesús a las gentes se compadecía de ellas» (Mt. 9,36). A este respecto deseo reflexionar sobre una cuestión muy debatida en la actualidad: el problema del desarrollo. La «mirada» conmovida de Cristo se detiene también hoy sobre los hombres y los pueblos, puesto que por el «proyecto» divino todos están llamados a la salvación. Jesús, ante las insidias que se oponen a este proyecto, se compadece de las multitudes: las defiende de los lobos, aun a costa de su vida. Con su mirada, Jesús abraza a las multitudes y a cada uno, y los entrega al Padre, ofreciéndose a sí mismo en sacrificio de expiación. La Iglesia, iluminada por esta verdad pascual, es consciente de que, para promover un desarrollo integral, es necesario que nuestra «mirada» sobre el hombre se asemeje a la de Cristo. En efecto, de ningún modo es posible dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de los hombres sin colmar, sobre todo, las profundas necesidades de su corazón. Esto debe subrayarse con mayor fuerza en nuestra época de grandes transformaciones, en la que percibimos de manera cada vez más viva y urgente nuestra responsabilidad ante los pobres del mundo. Ya mi venerado predecesor, el Papa Pablo VI, identificaba los efectos del subdesarrollo como un deterioro de humanidad. En este sentido, en la encíclica “Populorum progressio” denunciaba «las carencias materiales de los que están privados del mínimo vital y las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo... las estructuras opresoras que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de las

(Mt 9, 36) explotaciones de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones» (n. 21). Como antídoto contra estos males, Pablo VI no sólo sugería «el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza, la cooperación en el bien común, la voluntad de la paz», sino también «el reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin» (ib.). En esta línea, el Papa no dudaba en proponer «especialmente, la fe, don de Dios, acogido por la buena voluntad de los hombres, y la unidad de la caridad de Cristo» (ib.). Por tanto, la «mirada» de Cristo sobre la muchedumbre nos mueve a afirmar los verdaderos contenidos de ese «humanismo pleno» que, según el mismo Pablo VI, consiste en el «desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres» (ib., n. 42). Por eso, la primera contribución que la Iglesia ofrece al desarrollo del hombre y de los pueblos no se basa en medios materiales ni en soluciones técnicas, sino en el anuncio de la verdad de Cristo, que forma las conciencias y muestra la auténtica dignidad de la persona y del trabajo, promoviendo la creación de una cultura que responda verdaderamente a todos los interrogantes del hombre. Ante los terribles desafíos de la pobreza de gran parte de la humanidad, la indiferencia y el encerrarse en el propio egoísmo aparecen como un contraste intolerable frente a la «mirada» de Cristo. El ayuno y la limosna, que, junto con la oración, la Iglesia propone de modo especial en el período de Cuaresma, son una ocasión propicia para conformarnos con esa «mirada». Los ejemplos de los santos y las numerosas experiencias misioneras que caracterizan la historia de la Iglesia son indicaciones valiosas para sostener del mejor modo posible el desarrollo. Hoy, en el contexto de la interdependencia global, se puede constatar que ningún proyecto económico, social o político puede sustituir el don de uno mismo a los demás en el que se expresa la caridad. Quien actúa según esta lógica evangélica vive la fe como amistad con el Dios encarnado y, como Él, se preocupa por las necesidades materiales y espirituales del prójimo. Lo mira como un misterio inconmensurable, digno de infinito cuidado y atención. Sabe que quien no da a Dios, da demasiado poco; como decía a menudo la beata Teresa de Calcuta: «la primera pobreza de los pueblos es no conocer a Cristo». Por esto es preciso ayudar a descubrir a Dios en el rostro misericordioso de Cristo: sin esta perspectiva, no se construye una civilización sobre bases sólidas.


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Fotografía: Enrique Martínez Gil

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Gracias a hombres y mujeres obedientes al Espíritu Santo, han surgido en la Iglesia muchas obras de caridad, dedicadas a promover el desarrollo: hospitales, universidades, escuelas de formación profesional, pequeñas empresas. Son iniciativas que han demostrado, mucho antes que otras actuaciones de la sociedad civil, la sincera preocupación hacia el hombre por parte de personas movidas por el mensaje evangélico. Estas obras indican un camino para guiar aún hoy el mundo hacia una globalización que ponga en el centro el verdadero bien del hombre y, así, lleve a la paz auténtica. Con la misma compasión de Jesús por las muchedumbres, la Iglesia siente también hoy que su tarea propia consiste en pedir a quien tiene responsabilidades políticas y ejerce el poder económico y financiero que promueva un desarrollo basado en el respeto de la dignidad de todo hombre. Una prueba importante de este esfuerzo será la efectiva libertad religiosa, entendida no sólo como posibilidad de anunciar y celebrar a Cristo, sino también de contribuir a la edificación de un mundo animado por la caridad. En este esfuerzo se inscribe también la consideración efectiva del papel central que los auténticos valores religiosos desempeñan en la vida del hombre, como respuesta a sus interrogantes más profundos y como motivación ética respecto a sus responsabilidades personales y sociales. Basándose en estos criterios, los cristianos deben aprender a valorar también con sabiduría los programas de sus gobernantes. No podemos ocultar que muchos que profesaban ser discípulos de Jesús han cometido errores a lo largo de la historia. Con frecuencia, ante problemas graves, han pensado que primero se debía mejorar la tierra y después pensar en el cielo. La tentación ha sido

considerar que, ante necesidades urgentes, en primer lugar se debía actuar cambiando las estructuras externas. Para algunos, la consecuencia de esto ha sido la transformación del cristianismo en moralismo, la sustitución del creer por el hacer. Por eso, mi predecesor de venerada memoria, Juan Pablo II, observó con razón: «La tentación actual es la de reducir el cristianismo a una sabiduría meramente humana, casi como una ciencia del vivir bien. En un mundo fuertemente secularizado, se ha dado una “gradual secularización de la salvación”, debido a lo cual se lucha ciertamente en favor del hombre, pero de un hombre a medias, reducido a la mera dimensión horizontal. En cambio, nosotros sabemos que Jesús vino a traer la salvación integral» (Enc. Redemptoris missio, 11). Teniendo en cuenta la victoria de Cristo sobre todo mal que oprime al hombre, la Cuaresma nos quiere guiar precisamente a esta salvación integral. Al dirigirnos al divino Maestro, al convertirnos a Él, al experimentar su misericordia gracias al sacramento de la Reconciliación, descubriremos una «mirada» que nos escruta en lo más hondo y puede reanimar a las multitudes y a cada uno de nosotros. Devuelve la confianza a cuantos no se cierran en el escepticismo, abriendo ante ellos la perspectiva de la salvación eterna. Por tanto, aunque parezca que domine el odio, el Señor no permite que falte nunca el testimonio luminoso de su amor. A María, «fuente viva de esperanza» (Dante Alighieri, Paraíso, XXXIII, 12), le encomiendo nuestro camino cuaresmal, para que nos lleve a su Hijo. A ella le encomiendo, en particular, las muchedumbres que aún hoy, probadas por la pobreza, invocan su ayuda, apoyo y comprensión. Con estos sentimientos, imparto a todos de corazón una especial Bendición Apostólica.


Fotografía: Antonio Abarca

MENSAJE DE S. S. BENEDICTO XVI




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ENTREVISTA

Enrique DomínguezUceta Pregonero de la Semana Santa de Cuenca El arquitecto, periodista y escritor Enrique Domínguez Uceta ha sido escogido para realizar el pregón de la Semana Santa de Cuenca 2005. Vinculado a Cuenca desde su infancia por ser hijo del escritor conquense Enrique Domínguez Millán y de la escritora Acacia Uceta, es conocedor con detalle de las principales fiestas de la ciudad y uno de sus principales admiradores como viene demostrando a través de sus colaboraciones en prensa escrita y en radio. En la actualidad forma parte del equipo del programa Gente Viajera de Onda Cero, y publica en las principales revistas del país, como GEO, Viajes de National Geographic, Descubrir el Arte, y de periódicos como El Mundo, en el que colabora habitualmente. Como arquitecto desarrolla una extensa labor de difusión de la arquitectura, es profesor en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y Patrono de la Fundación del Colegio de Arquitectos de Madrid. Cuenca Nazarena ha mantenido una entrevista con Enrique Domínguez Uceta que ya trabaja en la redacción de su trabajo.


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CN: ¿Cómo ha recibido la noticia de su elección para la realización del Pregón de Semana Santa 2005? R: Con una mezcla de ilusión y de responsabilidad. De ilusión porque se me brinda una oportunidad de devolver a la ciudad el capital de experiencias y de sensaciones que me ha proporcionado a lo largo de mi vida, en la que siempre ha sido Cuenca un referente fijo. Y de responsabilidad porque me gustaría saber dar satisfacción a la confianza que han puesto en mí la Junta de Cofradías, que sin duda esperan que sea capaz de expresar el esfuerzo generoso que realizan durante doce meses, y la espléndida realidad de la Semana Santa de Cuenca, que es un milagro que se repite cada año. CN: ¿Qué aspectos de la Semana Santa de Cuenca le parecen más relevantes, más singulares? R.: Sin duda la relación entre el espacio urbano, el escenario, y la representación de la Pasión, los desfiles procesionales, que tienen en Cuenca un paralelismo inequívoco con los lugares de Jerusalén en los que se desarrollaron los episodios finales de la vida de Jesús. El ascenso al Gólgota se produjo en un terreno escarpado, de calles empinadas, no muy diferente a las que encontramos en la parte alta de la ciudad de Cuenca. La calidad de las esculturas de los pasos es también muy notable, y la fe con que se viven los desfiles resulta digna de destacar. CN: Desde el punto de vista del pregonero, ¿qué ingredientes cree que debe tener su discurso?. R.: El pregonero es un anunciador, saluda la llegada de un acontecimiento e invita a participar en él. En el caso de una

fiesta de origen religioso como esta, es la Iglesia Católica quien debe atender al contenido profundo, trascendente, místico del acontecimiento, mientras que el pregonero debe centrarse en dar a conocer al colectivo la llegada de la fiesta, describirla y dibujar la experiencia personal de su relación con ella. Darle un sentido personal e inscribirlo en el sentido colectivo, que es la verdadera fuerza de cualquier fiesta popular, sea de tipo religioso o profano. CN: Si habla de su experiencia personal deberá incluir la de los tres pregones de Semana Santa realizados anteriormente por miembros de su familia. Mi padre, el escritor Enrique Domínguez Millán escribió el pregón de la Semana Santa de Cuenca de 1957, una apasionada obra de juventud escrita antes de los 30 años, y repitió en 1982, ya como Presidente de la Academia Conquense de Artes y Letras, para conmemorar el 25 aniversario del primer pregón. Mi madre, la escritora Acacia Uceta, también tuvo oportunidad de hacerlo, y ahora me toca a mí dar continuidad a una relación profunda de cariño y de admiración por la ciudad y por su fiesta más sentida. CN: ¿Qué diferencias y que coincidencias puede haber entre los diferentes pregones de la familia? Necesariamente cada uno responde a su momento, a su tiempo, y al carácter del autor. Lo verdaderamente impresionante es que la Semana Santa haya cambiado tan poco con el paso del tiempo. El núcleo es casi inamovible, las cofradías, los desfiles procesionales, la liturgia, la música, la devoción de la gente,


ENTREVISTA

constituyen un referente permanente, una construcción firme y sólida, aunque sus bases sean humanas y comunitarias, constituyendo lo que ahora se llama un patrimonio inmaterial, que vive en la conciencia del colectivo y en sus costumbres. Las diferencias en la manera de interpretarlo vienen de la personalidad de cada uno, pero en el caso de mi familia habrá un argumento común, que será el sentimiento poético de la experiencia vital, la búsqueda de la trascendencia y de la belleza. Quien repase los anteriores pregones encontrará acentos existencialistas y un sentimiento trágico de la vida en los escritos por mi padre, mientras que percibirá un impulso místico y vitalista en mi madre, que siempre transmitía una poderosa simpatía por el ser humano y por su ambición de inmortalidad. Yo fui educado en un respeto profundo por las personas y por su íntima libertad de pensamiento, por sus errores y por sus aciertos, por su condición humana tan llena de claroscuros como la que vivió Jesús en sus últimos días, cuando Él mismo llegó a dudar de su creador y preguntó a su padre, “¿porqué me has abandonado?”. La Semana Santa gira en torno a la tragedia humana de Jesús, ya que desde el punto de vista divino no hay tragedia posible. El entramado dramático de la Pasión de Cristo encuentra su fuerza simbólica en su humanidad y es la tragedia humana la que nos identifica con su sufrimiento. Ese núcleo no ha cambiado, aunque la sociedad que celebra la Semana Santa hoy sea tan distinta de la que lo hacía hace medio siglo. CN: ¿Quiere expresar un deseo de cara a la próxima Semana Santa? Que se mantenga la altísima calidad de la misma y que los conquenses sean conscientes de que la fiesta es mucho más que una celebración religiosa. Es una seña de identidad, un nexo de unión colectiva, un motivo de fraternidad y de continuidad entre generaciones que tiene un sentido propio. Y que quienes vienen de fuera a descubrirla, lo hagan con el mayor respeto, participando y comprendiendo sus raíces profundas, sintiendo que el gran espectáculo que sale a las calles durante una larga e intensa semana de luna llena se sustenta en el esfuerzo y la pasión de miles de ciudadanos de Cuenca que se integran en las Cofradias de manera voluntaria y generosa.


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ENTREVISTA

Entrevista a Miguel Zapata, cartelista de la Semana Santa 2006

“Cuenca pega muy fuerte” Por Javier Hevia

El día que Miguel Zapata vino a Cuenca a entregarme el Cartel original de la Semana Santa 2006, mantuvimos una conversación en la que fue desgranando punto por punto todas sus ideas y conceptos en cuanto a la Semana Santa de Cuenca se refiere y en que queda debidamente plasmada su peculiar e inconfundible personalidad. Por eso he preferido transcribir esa conversación informal, pero realmente interesante, para conocer un poco mejor a un conquense que, aunque en la actualidad lejos de Cuenca, como él mismo explica, forma parte también de la historia de nuestra ciudad. Esa historia que se escribe viviendo día a día, y que será el tiempo quien la juzgue.

Fotografía: Antonio Abarca

Cuenca El tener un pretexto para mantener contacto con Cuenca siempre es especial, y máxime para la gente relacionada con mi profesión. Pero si, aún encima, eres de Cuenca, entonces infinitamente más. Cuenca pega muy duro a los que hemos nacido aquí, y por circunstancias de la vida nos encontramos muy lejos. Muy lejos en el más amplio sentido de la palabra: lejos en la distancia física; muy lejos intelectualmente; y más lejos ideológicamente; ... pero, pese a todo esto, Cuenca pega muy fuerte. Cuenca es el escenario de los años más hermosos de mi vida, donde he tenido mis sueños, mis ilusiones, mis primeros amores... Todo lo que de alguna manera se ha perdido. Pero Cuenca te toca profundamente, especialmente, cuando se acuerda de ti y te llama para hacer algo en relación a tu actividad profesional. Me hizo muchísima ilusión que la Junta de Cofradías me hiciera el encargo del cartel anunciador de la Semana Santa de este año. Aunque en un primer momento dije que no, debido al volumen de trabajo que tenía en ese momento, pero la eficaz intervención de Begoña, mi mujer, me terminó de convencer de que había que sacar tiempo de donde fuera. Y así, me decidí a hacerlo.


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El cartel Además, la Semana Santa es un tema que a mí me resulta siempre grato, y creo que lo manejo bien. Ese aspecto aparentemente sórdido... ese mundo dramático de la procesión... -cuando yo hablo de dramatismo y sordidez, siempre está en relación con el recuerdo de cuando era joven y vivía aquí, aunque creo que ahora no es así, pero ese es el recuerdo que a mí me ha quedado. Y, recurriendo a esa memoria, ¿qué iba a poner en un cartel de Semana Santa?, vírgenes, nazarenos,... siendo Cuenca, las casas colgadas,...

Fotografía: Antonio Abarca

He buscado algo que tenga impacto. A mí, siempre me ha interesado el aspecto plástico de mis obras, que si bien, está debidamente reflejado, en este caso, tengo que reconocer que también lleva consigo un trasfondo ideológico de lo que es la procesión, la Semana Santa de Cuenca. Indudablemente, he tratado de plasmar también el dolor de un pueblo religioso, consternado por la memoria de la muerte de Cristo. Así lo viví y así lo aprendí cuando era joven.

Siempre me ha interesado mucho el grabado, esos grabados alemanes maravillosos,... las xilografías, con un resultado muy rústico, que no permite hacer trazos finos y detallados, sino todo muy esquemático con trazos muy gruesos para obtener un resultado poderoso y fuerte. Por eso, mi primera idea fue la de realizar una xilografía, un grabado hecho en madera, donde se representara la idea de multitudes de gentes en un escenario de fondo, que seria Cuenca, y para justificar esas multitudes expectantes, en primer plano, el drama... la figura de un Cristo inspirado en grabados medievales del siglo XIII o XIV -imagen que me impresionó muchísimo cuando la vi en un códice minado inglés, en una visita a un museo de Estados Unidos- pero enseguida la abandoné porque no tenía ni tiempo ni material. He ejecutado la misma idea con la técnica del carboncillo. Con esta técnica bien realizada se consiguen obtener las texturas más parecidas a un grabado en madera y una expresión plástica muy similar: ese fondo oscuro, combinado con el blanco de la Cruz y el rojo fuerte del Cristo con desorbitados borbotones de sangre... creo que consigue el efecto dramático que yo me había impuesto desde un principio.


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Fotografía: Gil Fotografía: Enrique David L.Martínez Meysonnier



Fotografía: Enrique Martínez Gil

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OPINION

OPINIÓN

…Et vocat te La entrada triunfal en Jerusalén en los cuatro evangelios Por José Ignacio Albentosa y Hernández

¡Exulta sin freno, Sión! ¡Grita de alegría. Jerusalén! Que viene a ti tu rey: justo y victorioso, humilde y montado en un asno, en una cría de asna. Suprimirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de la guerra, y él proclamará la paz a las naciones

(Za. 9, 9 y 10)

Estos versículos del libro de Zacarías son el anuncio profético del episodio de la vida de Jesús que cada año se pone en escena en casi todas las villas nazarenas de España al inicio mismo de la Semana Santa. Probablemente escritas a finales del siglo IV a.C., en tiempos de Alejandro El Grande, no salieron, en consecuencia, de la pluma del profeta judío, que vivió en la última mitad del siglo VI a.C., y al que sólo pueden atribuírsele los primeros ocho capítulos del libro que lleva su nombre. Aunque no fuese Zacarías, uno de los doce profetas menores del Antiguo Testamento, el que anticipara la entrada triunfal de Jesucristo en la Ciudad Sagrada, el carácter mesiánico del anuncio profético es evidente. Los cuatro evangelistas, que dan testimonio de la vida de Jesús, recogen el hecho y hacen entrar a Cristo en Jerusalén a lomos de un pollino de asna unos días antes de la celebración de la Pascua en la que tiene lugar la Pasión. Pese a las notables diferencias geográfico-temporales, a las aparentes contradicciones en algunos dichos y hechos de Jesús, y a algunas omisiones significativas que manifiestan los evangelios sinópticos con el de San Juan al contrastarlos entre sí, los cuatro discípulos describen esta gran exaltación pública de Cristo como rey, preludio y vaticinio de la gloria de la Resurrección. De esta forma, la Pasión y Muerte se disponen en la liturgia del cristianismo como medio de salvación y de redención, pero casi como un paréntesis en el fundamento real y verdadero de la fe: la Luz, la Vida y la Resurrección, que culminan el Domingo de Pascua, pero que anticipamos y manifestamos el Domingo de Ramos.


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Los evangelios sinópticos coinciden casi íntegramente en la descripción del hecho de la entrada mesiánica en Jerusalén. Mateo, Marcos y Lucas dicen que Jesús envió a dos discípulos, cuando se encontraban en Betfagé, al pie del monte de los Olivos, a buscar un pollino. Jesús anticipa y prepara, de esta forma, su entrada humilde, pero cargada de significados, en la ciudad del Templo. Sólo Mateo habla de un asna y de un pollino, lo que con toda seguridad hizo que, en su boceto original, Luis Marco Pérez concibiera para el paso de La Borriquilla la presencia de dos animales, aunque uno de ellos nunca llegara a realizarse. Los tres evangelistas relatan cómo los discípulos extendieron sus mantos y ramas de árboles y follaje y los dispusieron en el camino por el que Jesús avanzaba hacia Jerusalén, de forma que el Hijo de David hizo su entrada en la ciudad sobre una improvisada

alfombra de telas y ramaje. Nuevamente, de los tres, sólo Mateo refiere explícitamente cómo este momento de la vida de Cristo había sido ya anticipado por el profeta Zacarías. Ha de tenerse en cuenta que, a diferencia de los otros dos, Mateo escribe su evangelio para una comunidad de cristianos procedentes del Judaísmo, que ha de reafirmar su fe en Jesús mediante continuas referencias al Antiguo Testamento, probando así cómo la Ley y los Profetas se cumplen en los hechos y palabras de Cristo. San Juan, por su parte, nos dibuja un contexto bien diferente. El Maestro no “prepara” la entrada triunfal: no envía a los discípulos a buscar el pollino, y no son sus propios discípulos los que conforman inicialmente una procesión desde el Monte de los Olivos hacia la ciudad, procesión a la que se va sumando gente en el corto trayecto que separa el monte de las puertas de Jerusalén. En San Juan, es la propia gente llegada a la ciudad para celebrar la Pascua la que, al enterarse de que el Maestro se aproxima, sale enardecida desde Jerusalén a su encuentro para vitorearlo. Y de San Juan, y no de ninguno de los otros evangelistas, arranca la costumbre, mantenida hasta hoy, de acompañar y alabar a Jesús con ramos de palma, pues es el único que afirma: “... tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: ¡Hosanna!”. En el evangelio juanista, Jesús parece encontrar el borriquillo casualmente en el camino, no manda buscarlo, y monta en él para que se cumpla la escritura. Y Juan, como Mateo, cita los versículos del libro de Zacarías.

Fotografía: David L. Meysonnier

¿Qué justifica esta salida masiva de la gente al encuentro de Jesús en el Evangelio de San Juan? Nuevamente una notable diferencia entre los evangelios sinópticos y el de Juan es la clave de la respuesta. El discípulo amado es el único que incluye en su evangelio el conocido episodio de la resurrección de Lázaro, episodio que los otros tres evangelistas ignoran, y lo ubica inmediatamente antes de la entrada en Jerusalén. Los testigos del milagro y los que habían oído hablar del mismo, al enterarse de que Jesús se dirige a la ciudad para celebrar la Pascua, deciden salir para ver y aclamar a ese hombre portentoso que, apenas unos días antes, había llamado a Lázaro de la tumba, a pesar de estar ya cuatro días enterrado, y pese a la advertencia de Marta: “Señor, mi hermano ya hiede” (Jn. 11, 39). En este sentido, los otros tres evangelistas también ubican un milagro inmediatamente antes de la entrada en Jerusalén, la curación del ciego de Jericó (dos ciegos, según Mateo), pero qué duda cabe de que es éste un milagro “menor”, si se nos permite lo inadecuado del término, si se compara con el relatado por Juan. Otras muchas diferencias marcan el contexto anterior y posterior del momento que venera la Hermandad de Jesús entrando en Jerusalén, pero lo fundamental, lo verdaderamente relevante es que los cuatro evangelistas relatan el episodio que desfila por nuestras calles el Domingo de Ramos, coincidiendo en la esencia del momento y en el carácter mesiánico de la entrada en Jerusalén, así como en el reconocimiento de la realeza de Jesús, expresada a través del salmo 118: “Bendito el que viene en nombre del Señor y el Rey de Israel”, salmo que citan textualmente los cuatro evangelios. Y desde la humildad de un pollino de asna, convertido en improvisado “trono” carente de oropeles y riquezas, ese Rey, como profetizara Zacarías, proclama la paz a las naciones y llama a todos y cada uno a ser testigos y forjadores de esa paz.


Fotografía: Enrique Martínez Gil

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Munarco Muestra Nacional de Artesanía Cofrade

Como cualquier otro semanasantero conquense, preparé un viaje a Sevilla, para disfrutar de tan bella y alegre ciudad y poder contemplar las maravillas que se expondrían en la décima muestra nacional de artesanía cofrade. Pero la verdad es que todo empezó de una forma atípica, lluvia y niebla insistentes, bajas temperaturas, amigos que se pierden, etc. Lo que hacía presagiar que ese viaje iba a ser distinto a lo planeado, en su día. Siempre he pensado que los nazarenos de Cuenca, nos sentíamos muy orgullosos de lo nuestro y en ocasiones llegamos a exagerar su valor y lo hacemos porque dejamos rienda suelta al corazón. Pues bien, esta muestra nacional me ha dejado al menos, gratamente sorprendido. Personalmente la definiría como “Feria Provincial, con invitados”, pues esperaba “hartarme” de ver andas, imágenes, enseres, guiones, mantos,... todo ello venido de muchos rincones de nuestro país. Sin menospreciar la belleza de lo expuesto, debo decir que lo vi algo empequeñecido en calidad y cantidad. Pero gracias a Dios, estaban allí nuestro Prendimiento y Nuestra Virgen de las Angustias, al igual que una importante colección de enseres y joyas, que dieron, sin duda, un toque de esplendor, que sobresalía de los demás. Tampoco me pareció adecuado donde se encontraban situados los pasos dentro de su hermosa y magnífica Catedral. Pues era en una parte muy reducida, por lo que las colas que se formaban eran justificadas y dado la estrechez del pasillo y la poca luminosidad, se hacia incomoda la visión de lo expuesto. Por el contrario, vi con mucha calidad y disciplina los conciertos de bandas de cornetas y tambores. Aunque no entiendo bien, como, actuaba una banda en la calle próxima a la Catedral y al mismo tiempo estaba actuando otra banda dentro de la misma, con lo que se solapaban los sonidos de ambas.

Para finalizar y volviendo al principio, Munarco, como feria, se admite, como muestra deja algo que desear pues lo más bello fue, y por mucho, el envoltorio. (la Catedral, Los Reales Alcazares, etc.) Desde estas líneas no tengo más remedio que decir a la ciudad de Cuenca que en ocasiones como éstas no pasa nada porque nos “miremos al ombligo” y reconozcamos que los nazarenos conquenses sabemos organizar muy bien todos estos acontecimientos. Un Nazareno

Fotografía: Julián Espada

Por cierto, si nos referimos a disciplina en desfiles procesionales, también quede sorprendido, pues, por la tarde-noche pudimos ver una procesión donde quede maravillado por la belleza del “Paso del Señor de las Penas” y el trabajo de sus costaleros. Del resto no puedo decir lo mismo: penitentes revueltos por todas partes; cofrades muy bien trajeados y que portaban grandes velones pero que, sin embargo, disfrutaban de su desfile hablando, fumando y entrando y saliendo del mismo con muchísima frecuencia; idéntica actitud en los costaleros que descansaban y los músicos de la banda que acompañaban al cortejo;...


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Jornadas antropológicas sobre la Semana Santa Por Amalio Blanco Abarca A la Semana Santa de Cuenca no le falta de nada, pero en el espacio tan amplio y tan rico que rememora siempre hay un hueco para pensarla y debatirla desde una óptica nueva; más allá de las miradas puntuales que se vierten, una y otra vez, sobre algunos de sus aspectos más concretos, cabe una reflexión sobre asuntos que, prescindiendo de la particularidad de nuestros pasos y de nuestras hermandades, miren a la Semana Santa desde aquello que es general a sus infinitas manifestaciones: el hecho religioso en sí, prescindiendo de esta o aquella manifestación puntual. Así lo entendió la Universidad de Castilla-La Mancha, que haciendo honor a su propia denominación (la de “universitas”) creyó llegado el momento de que el Vicerrectorado del campus de Cuenca se implicara en el acontecimiento más importante de la ciudad, y lo hiciera, como es preceptivo, desde la óptica de una institución dedicada a la producción, al cultivo y a la transmisión del conocimiento y de la ciencia. Así lo expresaba el Vicerrector, José Ignacio Albentosa, en la breve alocución que servía de pórtico a las Jornadas: “La Semana Santa ha traspasado el umbral de lo sacro y de lo religioso para convertirse en un tiempo en que la tradición, la cultura, la antropología, el arte, el folclore,... se dan la mano en un mestizaje en el que la dosis de cada componente se antoja difícilmente mensurable”. Ese es un hecho difícilmente rebatible

Fotografía: Antonio Abarca

Hoy por hoy, a la Semana Santa de Cuenca no le falta de nada, podría decir un castizo. Es, con mucho, el evento más importante que vive la ciudad: por los preparativos que requiere, por la participación con la que cuenta, por el prestigio de que goza, por los años de tradición que lo sustentan. Pero por encima de todas estas consideraciones, que no son ni pocas ni banales, sobresale un hecho: se trata del acontecimiento más solidario, más participativo, y más comunitario de cuantos transcurren a lo largo del año. Por razones de tradición no puede ser de otra manera: si no fuera porque todos arrimamos el hombro no habría pasos en nuestras calles. Y no sólo porque los que van debajo de los banzos lo hacen en el sentido más literal del término (lo de arrimar el hombro), sino porque sin la ayuda y colaboración desinteresada de otras muchas personas a lo largo de todo el año las andas no se pondrían en marcha. Esa es la grandeza de nuestra Semana Santa: sólo es posible gracias a la participación comunitaria. En un mundo que camina desbocado hacia un individualismo atroz en la práctica totalidad de los ámbitos de la vida (el sujeto individual como centro de toda preocupación y como protagonista indiscutible de todo el acontecer social), merece la pena destacar acciones que nos reconcilian con nuestra verdadera razón de ser como especie: la de una socialidad rica, variada, distintiva y colorista.


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que nos coloca frente a una realidad a la que debemos dar una respuesta: las manifestaciones del hecho religioso son susceptibles de ser analizadas desde muchas miradas, desde diversas ópticas, y desde diferentes puntos de vista que posibilitan distintas lecturas de un mismo hecho sin caer en demagogias fundamentalistas tan contrarias al espíritu científico que abre sus puertas a todas las visiones sin exclusiones apriorísticas. Así nacieron estas Jornadas al calor de una noche del verano de 2004 en un huerto situado en los límites de La Melgosa. Lo hicieron como muestra del compromiso que una institución pública como la Universidad tiene, y debe seguir manteniendo, con los acontecimientos sociales que la rodean, con la realidad que la circunda. Partiendo de ese modesto y vago propósito, los días 18 y 19 de febrero de 2005 el Centro Cultural Aguirre acogió las Jornadas Antropológicas sobre la Semana Santa bajo el título de “Semana Santa: religiosidad, tradición, cultura”, que contaron, y de eso es preciso dejar constancia, con una asistencia inusual, y dejaron abiertas muchas preguntas y no pocas ganas de seguir debatiendo sobre temas poco acostumbrados. La inauguración contó con la presencia del Vicerrector del campus de Cuenca, del Presidente de la Junta de cofradías, del Obispo de la diócesis, y del Alcalde de la ciudad, y no fue una ceremonia al uso, ritual e insulsa. Los oficiantes no se limitaron a las palabras de rigor, sino que fueron dejando sobre el tapete ideas para la reflexión y motivos para el debate: la responsabilidad y el compromiso social de una institución como la Universidad no tiene porqué dejar al margen cuestiones que limitan con la trascendencia, ente otras razones, porque la religión es, por fortuna, algo más de lo que está en el catecismo y de lo que se dice en las iglesias. Como la ciencia, aunque con métodos muy distintos, la religión busca también la verdad, que si fuera verdad en el sentido estricto del término, tendría que estar hermanada con el bien. Claro es que ahí nos podemos enzarzar en una discusión sin límites: para la ciencia el bien es siempre sinónimo de bienestar y felicidad, para la religión no: el bien puede ser sufrimiento, pobreza, esclavitud, sumisión, etc. En un determinado momento surgió la pregunta: el predominio de la muerte, del sufrimiento y del dolor en toda la escatología cristiana ha relegado a un segundo término el verdadero fin de todo el misterio, que no es otro que el de la resurrección, el gozo, la vida, la alegría. La pregunta sigue estando en el aire: ¿porqué las iglesias están presididas por la crucifixión (por el duelo) y no por la resurrección (la alegría)? ¿Porqué el goce en el sufrimiento?, nos preguntábamos en la Mesa Redonda. También se habló de seguir el camino de la esperanza, y se recordó aquello de que la vida de todos los hombres está atravesada de sueños que soñamos despiertos, pero hay quienes tienen la oportunidad de poder alcanzar alguno de esos sueños, y hay otros (muchos más) que tienen cerradas las puertas a la esperanza: de nada les vale soñar despiertos.

Inmediatamente después, el Prof. Manuel Fraijó, catedrático de Filosofía de la Religión e Historia de las Religiones en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) tomó la palabra para desgranar una atractiva evocación histórico-teológica de la muerte de Jesús en la que contrastó con la precisión de un cirujano fechas, personajes y datos históricos con el propósito de reforzar la idea, ya prácticamente común entre los teólogos, de que es necesario tomar en consideración lo histórico para hacer viable lo teológico: la necesidad de historizar el mensaje salvífico, que se ha defendido con gran énfasis y no menos riesgo por parte de algunos teólogos. Ese el único camino par humanizar la figura central de la Semana Santa, que no es otra que la figura de Jesús, acercarla a la realidad de los hombres y mujeres que viven, sienten, piensan y se comportan en cada momento histórico. Esa humanización constituye, en palabras del Prof. Fraijó, la fuente de la crisis de identidad de Jesús; una crisis como la que invade la mente de cualquier hijo de vecino: la posibilidad (realidad postrera) de una muerte violenta y dolorosa contrasta y lucha con su divinidad, con su capacidad de haberse sobrepuesto a ella con un solo acto de su voluntad. No es un momento precisamente fácil en la vida de ninguna persona, pero es un momento necesario para la madurez: hay crisis necesarias para el crecimiento y par ala madurez como personas, en el sentido social y psicológico del término. Es posible, sostiene el Prof. Fraijó, que a Jesús de Nazaret le ocurriera lo propio, bien que por elevación. ¿Aceptó de buen grado este hombre, en el buen sentido de la palabra bueno, cabría añadir, esta crisis de identidad? Sobre la identidad se volvió en la Mesa Redonda: la participación ritual en manifestaciones colectivas es una de las fuentes de identidad personal, de sentido de pertenencia, de apoyo social de todo ser humano. Más allá de las connotaciones religiosas, la Semana Santa lleva asociado un sentido de pertenencia que tiene un valor psicológico indiscutible. Lo refrendó al día siguiente el Arzobispo de Sevilla, Mons. Carlos Amigo: la manera de vivir la Semana Santa de los sevillanos guarda muy poca relación con la nuestra. Las dos nacen del mismo acontecimiento, ambas son igualmente legítimas, pero solo pueden ser comprendidas, es decir, sólo adquieren su verdadero significado, desde dentro: eso es algo que hemos vivido en nuestras propias carnes desde que éramos chicos. Los ecos de todas estas reflexiones y debates fueron rápidamente acallados por el temblor de los tambores de Hellín, de Tobarra, de Mula, de Calanda. Atronaron Cuenca en una mañana soleada, la del sábado 19 de febrero, y dejaron en el aire el sabor de la armonía, del ritmo, de la fuerza del grupo, de que en determinadas circunstancias el todo es más importante que las partes incluso cuando se aporrea un tambor.


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Juan Pablo II y los jóvenes

“En todo como Jesús” Por Pedro José Ruiz Soria “Todos lo jóvenes han de sentirse seguidos por la Iglesia: por esto, que toda la Iglesia, en unión con el sucesor de Pedro, se sienta siempre cada día más comprometida, a nivel mundial, a favor de la juventud, de sus ansias y preocupaciones, de sus aperturas y esperanzas, para corresponder a sus expectativas, comunicando la certeza que es Cristo. Y en esta atención privilegiada que la Iglesia nutre en relación a ellos, los jóvenes deben encontrar la prueba de que ellos cuentan mucho, porque valen mucho. Porque su vida es incalculablemente preciosa para la Iglesia.” (Juan Pablo II, 1985) Los jóvenes estuvieron siempre en el corazón de Juan Pablo II. Ya desde el principio de su pontificado estableció con ellos un diálogo preferencial, y se dirigió a ellos diciendo: “vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Vosotros sois mi esperanza.”

Fotografía: Antonio García Escamilla

Cercano, abierto, auténtico, coherente, amigo y joven (“¡un joven de 83 años!” -Juan Pablo II a los jóvenes españoles reunidos en Cuatro Vientos, Madrid, mayo 2003-), Juan Pablo II no dejó de dedicarles un lugar especial a quienes son el futuro de la Iglesia y de la sociedad. La íntima unión y complicidad que hubo siempre entre el Papa y los jóvenes radicaba en el apoyo total que les profesó, en que confió en ellos, salió a su encuentro, les habló, los escuchó y los llamó sus amigos; en que se hizo un joven más; cantó, bailó, bromeó y disfrutó con ellos; y, además, les acompañó y estuvo presente en los momentos, quizás, más importantes de sus vidas, en los momentos de verdadero encuentro con Cristo. Vivía entusiasmado por el Evangelio y por la verdadera presencia de Dios en nuestras vidas, rebosaba entusiasmo, transmitía entusiasmo, y gracias a ello hacía más atrayente el mensaje de Jesús para los jóvenes.


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Los jóvenes siempre fueron su debilidad y fuente de energía, y él les correspondía con una completa disponibilidad. En sus discursos les dirigió las más ardientes palabras para invitarlos a una generosa respuesta a Jesús. El Santo Padre, acogiendo una iniciativa propuesta por los propios jóvenes, dio impulso a las Jornadas Mundiales de la Juventud, encuentros impresionantes realizados en distintas ciudades del mundo que han congregado a millones de jóvenes que acuden a encontrarse con el Papa. Estas jornadas son ocasiones para que los jóvenes profesen y proclamen, cada vez con más alegría, su fe en Cristo. Nunca les ocultó las exigencias de la vida cristiana, al contrario, tal como lo hizo Jesús con sus discípulos, les invitó a abrazarse a la cruz de Cristo sin miedo, con la fuerza de la fe. Invitó a todos los jóvenes a encontrar en la persona de Jesús el modelo perfecto a seguir, y a buscar, por tanto, la imitación de Cristo. El propio Papa lo dijo: “sólo el que vive en intimidad con su Maestro lo puede imitar”, y desde luego, en su vida, convertida en oración y entrega, descubrimos que esta imitación es posible. “Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.” (Jn. 13, 15). Como Jesús, Señor y Maestro, en la Santa Cena, dejó su lugar en la mesa para tomar el puesto de servidor, invirtiendo los papeles, manifestando la novedad radical de la vida cristiana, Juan Pablo II, cabeza de la Iglesia, se convirtió en el mayor modelo actual de servició a la humanidad. Con su ejemplo nos enseñó, humildemente, a los jóvenes, que el servicio da sentido a nuestra vida y que únicamente en el nombre de Cristo se puede ir hasta el extremo del amor, en la entrega y el desprendimiento. “Queridos jóvenes, os corresponde continuar el gesto del Señor: el lavatorio de los pies prefigura todas las obras de amor y de misericordia que los discípulos de Cristo habrían de realizar a lo largo de la historia para hacer crecer la comunión de los hombres. Hoy, también vosotros estáis llamados a comprometeros en este sentido, aceptando seguir a Cristo: anunciáis que el camino del amor perfecto pasa por la entrega total y constante de sí mismo... Allí donde el testimonio de la palabra es difícil o imposible en un mundo que no lo acepta, por vuestra actitud hacéis presente a Cristo siervo”. (Mensaje de Juan Pablo II a los jóvenes reunidos en Paris en la JMJ del año 1997) “Padre mío, si es posible, que pase de mi esta copa, pero que no sea como yo quiero, sino como quieras tú.” (Mt. 26, 39). Como Jesús, orando en el huerto de los olivos,...Jesús, cayendo de rodillas, llora y se conturba y quisiera esquivar esa hora. Pero, no obstante, se mantiene firme. La pasión será la consagración de Jesús por los hombres que el Padre le ha dado y la prueba decisiva de su amor por los amigos. Por y para los suyos aceptó la voluntad del Padre, aceptó el sufrimiento y la humillación. Él experimentó la entrega total de la propia persona a causa del amor.

Fue el año pasado, también la madrugada de un Viernes Santo, cuando el estado físico de Juan Pablo II pasó a ser alarmante. Rezó en su capilla privada (ya que la enfermedad no le permitió siquiera asistir sentado en el sillón con ruedas al Via Crucis que como siempre había presidido en el Coliseo), de espaldas, arrodillado sobre el reclinatorio, en el centro frente al altar, en silencio, abrazó la cruz. Juan Pablo II aceptó el dolor y padecimiento, el tormento de la enfermedad. Pero lo aceptó también por todos nosotros, su rebaño. Por amor. Para que nos diésemos cuenta, y en especial “sus jóvenes”, como futuro de la Iglesia, que en Cristo debemos tener siempre, hasta el final, puesta nuestra plena confianza y profunda fidelidad. “Pasión” quiere decir amor apasionado, que en el darse no hace cálculos: la pasión de Cristo es el culmen de toda su existencia “dada” a los hermanos para revelar el corazón del Padre. La Cruz, que parece alzarse desde la tierra, en realidad cuelga del cielo, como abrazo divino que estrecha al universo. La Cruz “se manifiesta como centro, sentido y fin de toda la historia y de cada vida humana.” (Mensaje de Juan Pablo II a los jóvenes reunidos en Roma en la JMJ del año 2000) “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Jn. 3, 16) Como Jesús, con su muerte por nosotros en el Calvario y por su Resurrección, significó para los apóstoles una invitación a abrir de par en par las puertas de la vida, sin miedos ni titubeos, para acoger la Palabra, que es camino, verdad y vida, Juan Pablo II, con su muerte y más que segura resurrección junto al Padre, significó para todos los jóvenes una nueva esperanza para comenzar un nuevo vuelo, el cambio al que tanto se había referido en sus mensajes y con su ejemplo. Un cambio hacia la verdadera felicidad, la que te hace ver la vida con otros ojos, la que hace que te ilusiones y alegres por todo. La verdadera alegría que es consecuencia de la entrega generosa a los demás, patrimonio de las personas humildes y sencillas y que nace de la total confianza en Dios y del seguimiento a Jesucristo. “Queridos jóvenes, ¡id con confianza al encuentro de Jesús! y, como los nuevos santos, ¡no tengáis miedo de hablar de Él! Pues Cristo es la respuesta verdadera a todas las preguntas sobre el hombre y su destino. Es preciso que vosotros jóvenes os convirtáis en apóstoles de vuestros coetáneos. Sé muy bien que esto no es fácil. Muchas veces tendréis la tentación de decir como el profeta Jeremías: “¡Ah, Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho”(Jr 1, 6). No os desaniméis, porque no estáis solos: el Señor nunca dejará de acompañaros, con su gracia y el don de su Espíritu. Así que sigamos su camino, no nos avergoncemos nunca de ser cristianos. Hemos de dar la cara siempre... ¡No tengáis miedo!” (Mensaje de Juan Pablo II a los jóvenes reunidos en Madrid en el año 2003)


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Juan Pablo II supo vivir en todo a semejanza de Cristo. Supo vivir intensamente esta verdad, y no sólo eso, sino que, además, nos alentó a que nosotros también lo hiciésemos. Su vida no fue otra cosa que una continua y sincera entrega de sí mismo a los demás, desde el amor de Cristo, por ello la felicidad experimentada por él en el lecho de muerte es una felicidad honda, profunda, que sólo la experimentan quienes en el fiel cumplimiento del Plan de Dios se encuentran verdaderamente a sí mismos. En esto no hace sino verificarse la enseñanza del mismo Señor: “quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése se salvará” (Lc. 9, 24).

Fotografía: Antonio Abarca

Los jóvenes fueron los protagonistas de su pontificado y a todos ellos, representados en un grandísimo grupo que se reunió en la plaza de San Pedro para acompañarle cercana ya la hora de su muerte, se refería cuando, débil y frágil, pronunció con suma dificultad sus últimas palabras: “Os he buscado. Ahora vosotros habéis venido a verme. Y os doy las gracias”.


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Presencia de María:

“AdvocacionesenlaDiócesisdeCuenca” Por Ángel Horcajada. Canónigo de la S.C.I.B. de Cuenca La historia de nuestros pueblos y Ciudad de Cuenca están ligadas íntimamente a María: iglesias, ermitas, santuarios, monasterios, conventos: son vigías permanentes de su presencia. Se le asocia a la vida cotidiana de los hombres a trascendentales hechos históricos. Se le venera recordando acontecimientos de su vida o asociada a los grandes misterios de la Redención obrada por su Hijo. Se le exalta como Reina de todo lo creado y por eso se le dan “nombres” de parajes, ríos, montañas, árboles... que muchas veces hacen relación a circunstanciales apariciones. No faltan “advocaciones” que certifican su ayuda y protección individual o comunitariamente. Recorriendo la geografía conquense, puedo afirmar que “el amor ha dado mil nombres a María”, y que Ella siempre ha estado presente en el camino de la FE del Pueblo de Dios hacia la Luz. Las Advocaiones Marianas son como el grito del alma que han brotado del corazón, por toda la tierra conquense, sin quedar un palmo de su suelo, ni un momento de su historia, que no estén marcados con el dulce Nombre de María. Son esa rica gama de expresiones de nuestra religiosidad popular, eco y exponente constante y agradecido, a través de los siglos, de comunidades y grupos creyentes. Parece que nuestra orografía se ha engalanado para Ella. Nuestros enclaves y entornos marianos -escenario de típicas fiestas y romerías-son como áreas de servicio religioso en la autopista de la vida, son, lo que se ha venido en llamar “la memoria colectiva de los pueblos”, pero, añadiendo nosotros, creyentes, que esa memoria colectiva pasa por la religiosidad popular que se alimenta en los Misterios trascendentes de nuestra fe cristiana. De las 223 advocaciones marianas constatadas en 304 pueblos, Tres de ellas son las más repetidas: Nuestra Señora del Rosario (248), Inmaculada Concepción (193), Nuestra Señora de la Asunción (171). Le siguen, en proporción descendente, las advocaciones de Nuestra Señora de la Soledad, Remedios, Natividad, Carmen, Nieves, Dolorosa, Angustias, Paz, Estrella, Gracia, Vega, Caridad, Ángeles, Cabeza, Purificación, Zarza, Santa María, Dolores, Socorro, Villar, Belén, Piedad, Candelaria, Sagrario. OTRAS, repetidas: seis, cinco, cuatro, tres, dos veces, y 97 localidades tienen advocación irrepetible en otros- pueblos, singular y única.

Fotografía: Antonio Abarca

El instinto de la fe del pueblo creyente -”sensus fidelium” ha plasmado espacios sagrados de encuentro y oración, y también asociaciones públicas marianas, que son las Cofradías y Hermandades. Sería muy prolijo enumerar las 218 Cofradías y Hermandades que existieron en siglos remotos, y las 137 actuales -según la Delegación Diocesana-. Lo mismo digo de las ermitas dedicadas a María: 145 existieron, y 142 vigentes. En la Ciudad de Cuenca, todos sabemos con qué diversidad de advocaciones se le ha llamado a María, y se le sigue llamando, como Patrona, titular de Parroquias, Ermitas, Cofradías-Hermandades, Monasterios, Conventos, Santuarios. Nuestra Catedral, además de la advocación titular –Nuestra Señora de la Natividades un rico exponente de nombres marianos. Como horcajeño, amante de María Inmaculada, dedico un capítulo al Misterio inmaculista, plasmado en lienzos, retablos, tallas, imágenes, etc., que se conservan en la actualidad, en parroquias, conventos, museos, catedral...

No olvido las Vírgenes Coronadas (20) con sus breves reseñas históricas. Las advocaciones de María en el drama de la Pasión son muy acentuadas y sentidas. El pueblo fiel no concibe la Semana Santa sin la presencia suya, en el templo y en la calle. Cristo y María son inseparables desde Nazaret a Jerusalén, desde la cueva de Belén al Gólgota. En nuestro itinerario de éxodo y peregrinación, llamamos a la Madre siempre, porque Ella puede paliar nuestras inquietudes, ansiedades, fallos y temores. Ahora, en estos días de la Semana Mayor, en pueblos y Ciudad, le Ilamamos: Soledad, Dolorosa, Piedad, Angustias, Amargura y Amparo... Es que no podemos olvidar que “La Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación”. Y todos le podemos solicitar su conmiseración: ‘TÚ CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE”.


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Añoranzas que se cumplen… sueños que permanecen… Por Jorge Sánchez Albendea

Vicepresidente de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca

Fotografía: Gregorio Cubillo

No hace falta tener una gran memoria histórica, ni tirar de hemeroteca muchos años hacía atrás, para comprobar que dos de las grandes inquietudes que año tras año se repiten al llegar este tiempo denominado con gran acierto, por Monseñor Amigo, como de “máximo riesgo”, y que es la Cuaresma, donde toda la ciudad parece girar en torno a la representación que por las vetustas calles de Cuenca va a tener lugar durante las Semana de Pasión, a saber: por un lado esa gran añoranza que viene a nuestra memoria cuando vemos las bandas que abren los cortejos procesionales y

que son contratadas por la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca, es entonces cuando nos acordamos de la extinta banda de trompetas, tambores y gaitas de la Guardia Civil que tanto prestigio dio a nuestra Semana Santa; y por otro lado ese eterno proyecto de contar con un museo de Semana Santa. Ha sido voluntad de la comisión de publicaciones de la Junta de Cofradías (aprovecho estas líneas, aunque sé que a ellos no les gusta, para reconocer su magnífica labor pues están enriqueciendo


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sobremanera nuestras pequeñas bibliotecas nazarenas), el que este año y debido a la rabiosa actualidad de estos dos temas haga una breve exposición del estado actual en el que se encuentran. Comencemos por lo que veremos de manera inminente esta Semana Santa por las calles de Cuenca. Hace ya más de veinte años que la banda de música de la Guardia Civil dejó de desfilar en la Semana Santa de Cuenca. Desde entonces a esta parte, muchas han sido las bandas de cornetas y tambores que hemos podido contemplar. Hemos escuchado sonidos distintos; otras formas de desfilar... En definitiva, sensaciones que no son ni mejores ni peores, simplemente distintas. Fue hace tres años durante el concierto de Inicio de Cuaresma a cargo de la Unidad de Música de la Guardia Civil, cuando todos los allí presentes nos transportamos al pasado cuando el Sr. Alejandro Carretero Lucerna accedió a deleitarnos con esos redobles de tambor que todavía mantenemos en nuestra memoria. Ese día al salir del Teatro Auditorio de Cuenca después del concierto lo teníamos claro: era necesario recuperar nuestros sonidos, nuestras trompetas, nuestros redobles de tambor y, por supuesto, ese sonido tan característico que confiere la gaita a una banda de estas características. Y así, esta Semana Santa el sueño se hace realidad y, por primera vez, veremos desfilar a la “Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca”. Y todo ello gracias al entusiasmo y compromiso de unas con nuestra Semana Santa y, por que no decirlo, al esfuerzo realizado desde la Junta de Cofradías. Lo difícil era poner en marcha el proyecto: buscar las personas, la financiación;... Y a partir de aquí vendría lo demás. Por qué no soñar con: una escuela propia de músicos; con recuperar los añorados sonidos de las gaitas... En cuanto al tan manido “Museo” quiero refrescar las memorias más escépticas, pero antes, quisiera aclarar que el actual proyecto, por el que se está luchando, no sólo engloba un Museo donde poder exponer y explicar de manera permanente la forma que tenemos los conquenses de rememorar la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, sino también será la Sede Permanente de la Junta de Cofradías. Por lo tanto, cuando hablemos del Museo debemos tener presente que se trata del “Museo de la Semana Santa de Cuenca y Sede Permanente de la Junta de Cofradías de Cuenca”, y “tanto monta, monta tanto”.

Fotografía: Antonio Abarca

Aunque no he conseguido tener constancia escrita en el archivo de la Junta de Cofradías, si parece estar claro que la idea primitiva en torno a la creación del Museo de la Semana Santa de Cuenca fue la cesión, hace ya muchos años, de la Iglesia de San Andrés, pero por esas casualidades que tiene la vida esa idea pasó al olvido, pasando la Iglesia a convertirse, hasta hace bien poco, en un sacro almacén de andas y templo de inicio y llegada de varias de nuestras Hermandades, así como improvisado refugio cuando la lluvia se presenta como incómoda invitada durante desfile procesional. En el año 1995, el pleno del Ayuntamiento de Cuenca acordó por unanimidad ceder a la Junta de Cofradías la antigua “Casa de los Girones”, para que albergase el futuro Museo de la Semana Santa de Cuenca. Las obras de rehabilitación de la antigua “Casa de los Girones” comienza en el mismo año 1995 y han sido financiadas con Fondos Feder y el 1% cultural del Ministerio de Fomento.


OPINION En el año 2000 la Junta General de la Junta de Cofradías acuerda aceptar la cesión y encargar un proyecto museístico o museológico (a fuerza de ser sincero a día de hoy sigo sin comprender la diferencia entre ambos conceptos), a una empresa de nuestra capital; proyecto que, dicho sea de paso, ha sido sufragado integramente por la Junta de Cofradías, siendo hasta la fecha el único desembolso realizado. Por fin, el 2 de noviembre del año 2004, el Señor Alcalde invita de manera oficial a la Junta de Cofradías en pleno a visitar el edificio que acaba de ser rehabilitado. Todos pudimos asombrarnos de la metamorfosis sufrida en el inmueble. El edificio queda distribuido en tres zonas claramente diferenciadas; la planta baja se destinaría a exposiciones temporales y, tal vez, -el ofrecimiento esta hecho-, a una pequeña colección de bocetos de barro realizadas por nuestro escultor más prolifero, Marco Pérez, y que hasta ahora permanecen ocultas al público. Las plantas intermedias albergarían lo que bien podríamos denominar como el museo en sí. Se trataría de algo interactivo, lleno de sensaciones visuales, sonidos y olores característicos y donde la participación del visitante será primordial para el buen conocimiento de la Semana Santa de Cuenca. Y por último la parte superior daría cabida a la sede permanente de la Junta de Cofradías, donde podríamos destacar una majestuosa sala de juntas, llena de luz gracias a unos ventanales que nos muestran la parte moderna de la ciudad. Esta puede ser, a grandes rasgos, la descripción de lo que es y de lo que se pretende sea, pero reflexionemos... Un proyecto de este calado debe suponer un punto de inflexión en la historia de la Semana Santa de Cuenca. Es evidente que para gestionar este edificio se debe crear una figura jurídica totalmente diferenciada de la Junta de Cofradías. Con esta afirmación no quiero decir que la Junta de Cofradías no tenga participación en la gestión del museo, justamente lo contrario, pues ella debe ser la que marque el ritmo al que debe vivir, y digo bien, vivir. La Junta de Cofradías tiene un carácter finalista que no es otro que el de organizar la Semana Santa de Cuenca, que no es poco.

Por lo tanto, la estructura y funcionamiento interno no debe verse afectada por la creación de esta nueva figura jurídica. A lo largo del mes de enero se han mantenido reuniones con todas las Hermandades con el fin de explicar el proyecto, oír sus inquietudes y saber su predisposición para el proyecto. El sentir de prácticamente la totalidad de las Hermandades, es adquirir de manera firme el compromiso ante las autoridades locales de abrir el edificio y trasladar la sede de la Junta de Cofradías. (Aunque este compromiso ya se adquirió en al año 2000, así se recoge en las actas de la Junta de Cofradías). Las aportaciones que tendríamos que hacer las Hermandades podrían o deberían tener una doble vertiente: la primera, la de ceder determinados enseres que pudieran completar y armonizar ese proyecto interactivo ya diseñado, lógico, pues en Cuenca tenemos la gran fortuna de poder dar culto a nuestras veneradas imágenes en los distintos templos, es por eso, que desde el principio sé penso en crear un museo dinámico y moderno; en segundo lugar debemos aportar, como no podría ser de otra manera, lo que buenamente puedan soportar las tesorerías de las diferentes Hermandades. Durante este ciclo de reuniones, varias han sido las posibilidades planteadas: un tanto por ciento anual; una aportación fija igual para todas; subida de cuotas que repercutan directamente en el mantenimiento del Museo; etc. El paso dado ha sido valiente, o por lo menos, comprometido. Igual que hicieran nuestros antecesores cuando adquirieron, en propiedad, la vieja casa de la calle Solera, actual sede de la Junta de Cofradías. Pero, en esta ocasión, necesitamos inversión externa, la ayuda se hace imprescindible. Extenderme más sería innecesario, y no es lo que se me ha pedido. Este es el estado actual de los proyectos objeto del presente artículo. Y la resolución definitiva, a ese sueño que todavía perdura, la tenemos todos, absolutamente todos los nazarenos de Cuenca. La vieja añoranza puede ver la luz esta Semana Santa; la Sede Permanente y Museo.

Fotografía: Antonio García Escamilla

”...No dejes que tus miedos intervengan en tus sueños”.


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In memoriam

D. Alberto Vera Por Antonio Abarca Cuando en el ejercicio del recuerdo indago en los rincones más profundos de mi memoria, siempre acuden a mi mente sensaciones y sentimientos relacionados con la Semana Santa de Cuenca.

Pero, en todos estos recuerdos de la Semana Santa, yo no dejaba de ser más que un sujeto pasivo que me limitaba a ser mero espectador de todo lo que estaba aconteciendo.

Sonidos e imágenes se suceden a la velocidad de vértigo con el ansia que produce el no querer dejar escapar ni olvidar ninguno. Y todo bajo el sorprendente y magnífico telón de fondo que son las calles de la parte antigua de esta ciudad.

En mi vida hubo otro suceso que influyó de manera decisiva para dejar de ser un espectador más y empezar a dar los primeros, pero firmes, pasos para ser parte activa de la Semana de Pasión conquense:

Entre mis recuerdos aparecen grabados los sonidos que mi padre interpretaba con el clarinete, repitiendo una y otra vez hasta conseguir que sonara como él quería. Sonidos que, más tarde, yo volvía a escuchar en la calle al paso de las procesiones. Melodías que, con el paso del tiempo, aprendí a identificar como San Juan, Nuestro Padre Jesús, Mektub, Mater Mea,...

Un buen día, -como empiezan todas las historias que luego acaban bien-, se presentó en el colegió un señor que se movía con dificultad apoyado en unas muletas, y tras una breve charla con el maestro, se dirigió a nosotros para hacernos repetir a todos los alumnos de la clase, uno por uno, una serie de sonidos que salían de su boca. De vez en cuando, cuando a él le parecía bien, a alguno de los niños les preguntaba el nombre y la dirección de su casa y los anotaba en una lista. A mí también me los preguntó.

Estos sonidos se asoman siempre acompañados de las imágenes que yo veía desde el balcón de mi casa de la plaza del Carmen, a los pies mismo de la Torre de Mangana. En esas imágenes, el Nazareno por excelencia de Cuenca, el de Medinaceli, tras franquear la puerta de su iglesia de San Felipe, se afanaba, portado por intrépidos y esforzados nazarenos, por bajar la empinada escalinata para incorporarse al desfile procesional.

Colección Junta de Cofradías

Recuerdo que esos instantes eran, para mí, instantes de angustia e incertidumbre. Pues parecía imposible que la imagen no se cayera dado el grado de inclinación que en algunos momentos tenía.

Pasados unos días, este hombre se personó en mi casa para hablar con mis padres y comunicarles que mi hermano y yo habíamos sido seleccionados para formar parte de un coro de puericantores. Nosotros no sabíamos bien que era eso, pero a mis padres les entusiasmó la idea y allá que nos fuimos para el coro. En una de las dependencias de la sacristía de la iglesia de El Salvador nos juntamos un buen grupo de chicos y chicas, de la misma edad aproximadamente, y allí, bajo la dirección de Don Alberto, -así se llamaba este señor-, ensayábamos una y otra vez


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canciones que luego interpretábamos desde el coro de la iglesia en la misa de once y cuarto. Con el paso del tiempo, la asistencia a esta actividad y la convivencia entre sus componentes fueron marcando y modelando, no sólo la personalidad de todos los que componíamos el grupo, sino también los lazos de amistad que aún, hoy en día, perduran entre nosotros y nuestras familias. A esas primeras canciones de misa, le siguieron luego villancicos, participando en numerosos recitales y concursos, y ganando alguno de ellos. Y, más tarde, fueron composiciones corales de todo tipo que luego interpretábamos en el kiosco del Parque de San Julián. Y, por fin, el Miserere... Cuando terminaba la Navidad y se iba acercando la Semana Santa, al coro de puericantores se nos unían chicos y chicas de más edad y personas mayores, y, todos juntos, formando un gran grupo ensayábamos el Miserere. Recuerdo como me impresionaba la fuerza de esa composición. Sonaba como si se tratara del quejido hondo y penetrante de todo un pueblo hacia su Padre. Eran tiempos en los que el Miserere se cantaba varias veces en el mismo recorrido procesional: en San Felipe, en la entonces Plaza de Cánovas o en la misma calle de Carretería, donde algún año se nos colocó una tribuna para que estuviésemos mejor. Pero si hay un sitio que ha dejado en mí un recuerdo especial, ese sitio es, sin duda alguna, las interpretaciones realizadas en la Anteplaza, a las puertas del convento de las RR. MM. Esclavas del Santísimo y María Inmaculada, o de las Monjas Blancas que era como nosotros las conocíamos.

Colección Junta de Cofradías

Como sonaba en ese lugar el Miserere;... como retumbaba en las paredes del Ayuntamiento y de los edificios que lo flanquean;... Miraba por el rabillo del ojo, para no perder ninguna de las certeras indicaciones con las que nos dirigía don Alberto, y

veía que entre la muchedumbre que se agolpaba para ver el paso de la procesión y escuchar los sonidos que salían de nuestras voces, muchos de ellos se tenían que pasar las manos por los ojos para tratar de enjugar una lágrima traicionera delatora del intenso momento de emoción que estaban viviendo;... A otros les veía empezar susurrando la letra, sin apenas mover los labios, y, como, una vez vencido el temor o la timidez inicial, terminaban a plena voz, uniendo sus voces espontáneas a las nuestras más cultivadas y ensayadas. El resultado era sobrecogedor y repleto de una profunda emoción: el grito de todo un pueblo pidiendo clemencia a su Dios manifestado en el más bello de los cantos jamás surgido de lo más profundo del sentimiento. Y allí estaba yo, como uno más entre todos ellos. Uno más de mi pueblo y de mi gente. Cantando y rezando a mi Dios con los míos. Y ese sentimiento, esculpido a fuego en lo más recóndito y perdurable de mi memoria se lo debo a don Alberto, don Alberto Vera, una persona que pasando casi de puntillas por mi vida, ha sido uno de los responsables de mi actual condición de convencido, comprometido y apasionado nazareno conquense. Por todo ello gracias. Muchas gracias don Alberto, en mi nombre y en nombre de todos aquellos puericantores que comenzamos de su mano nuestros primeros pasos en la Semana de Cuenca. Estoy seguro que este año, en esa Semana Santa celeste en la que participan y se incorporan todos los nazarenos y nazarenas conquenses que van dejando esta vida terrenal, sonará más fuerte y claro que nunca el grito desgarrador y nazareno por excelencia, mezcla de canto, rezo y plegaria de todo un pueblo a su Dios. Porque al frente de ese coro celestial estará, no me cabe la menor duda, Alberto Vera, don Alberto,... ...Y apoyado en una de sus muletas... tras pellizcar su diapasón,... dará el tono acertado para que comience a sonar el Miserere Conquense.


OPINION

El verso y la palabra; sentimientolíricodelaSemana de Pasión en Cuenca Por Miguel Romero Sáiz.

Vicesecretario de la Asociación de Escritores de Castilla - La Mancha

In Memoriam de Fernando Muñoz.

Calle arriba, por la cuesta trabajosa y agria, avanza lentamente una procesión; en los balcones y en las aceras se apiña una multitud, contemplativa y muda, formando cauce del cortejo piadoso... Las pisadas de sus portadores, como golpes de batán, sobre el pavimento; a lo lejos se repiten los ecos luctuosos de una severa marcha o los acentos dolorosos de un miserere... Humilde, ignorada, solemne en su modestia y augusta en su sencillez; museo ambulante y la procesión, como un solo cuerpo anillado, fluctúa, serpentea, se arrastra penosamente, replegándose y recogiéndose ahora; extendiéndose y alargándose luego...


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Hace un siglo, Cuenca era una silenciosa sombra de la España agonizante del XIX, una ciudad dormida bajo el recuerdo de la sangrienta guerra carlista y de los azotes del cólera morbo, sumida en el atraso económico de una España rural, pobre, atrasada e inculta. Intentaba sobreponerse a ese aspecto fúnebre, bien descrito por el narrador González Blanco, cuando decía que “parece más una alcoba a la mañana siguiente de la conducción de un cadáver” Sensible, descriptiva y dura frase que intentaba definir un reflejo escéptico en una España oculta, casi olvidada y meditabunda. Pero la ciudad de la roca y el agua mantenía entre sus entrañas el simbolismo de lo bello, enmarcado en continuas desenvolturas maquiavélicas que le hacían tintinear entre el encanto y el desencanto. Su lirismo, impregnado en cada rincón afortunado, elevaba al misticismo la ausencia del progreso adornándolo con el privilegio de lo único y personal. En aquellos años finales del XIX, en ese dédalo enmarañado de callejuelas de ciudad levítica, la bien cantada que dirían otros, en esta ciudad de roca y pino, amiga del sol y de las sombras, de la cumbre y la sima, cátedra y ofertorio perpetuo de fe, en esta ciudad que es como “un estructurado sueño de piedra y precisión exacta de fuerza y equilibrio, recostada a lo largo del Cielo y del abismo, como un sublime espinazo por el que cabalga el pálpito del corazón del río, con el compás del número, del tiempo, del espacio...” nos hablaban de una Semana Santa insólita, especial, lírica y dramática a la vez.

Y por las calles de esta ciudad, por las plazoletas más humildes, por las cuestas más empinadas, entre el crujir de los banzos y el golpear de las horquillas, entre el olor de la cera y del incienso se oye el rumor de sus gentes, como una canción doliente, ...es la Cuenca de la Pasión.

Aquella Semana Santa decimonónica, empezaba el Miércoles Santo y en su descripción, González Blanco nos dice, “se iniciaba en los altares velados de sus iglesias con carracas retumbando y cantando en la catedral a toda orquesta un Miserere con las voces de los seises remendando trompetillas de órgano.” En otro miércoles santo, aquél de 1950, nos lo describía Federico Muelas, nuestro Federico como diría Carlos de la Rica: La santa oliva del Huerto cierne luz de luna llena. y flor de harina de luna la faz de Cristo blanquea. Sois vosotros hortelanos, orfebres de la ribera. Apenas diez apellidos, veinte familias apenas. ¡Dejate llevar por ellos gentes del Júcar y el Huécar¡


OPINION

Pero es que antes y después de la Borriquilla, hay un Martes, santo y místico, que enarbola la antesala de la Pasión en esta Cuenca de fisonomía “misteriosa” para un Ortega y Gasset, “dramática y románica” para un Baroja, “mágica” para un Eugenio d’Ors, “fantástica y exaltada” para un Moreno Villa, “sobrerreal” para Federico, “patética” para González Ruano, inexplicable y sorprendente, única y devota, para todos. Durante la Semana Santa la ciudad pesa, Cuenca vuelve a aplomarse, pasado ese Domingo de Ramos y su Borriquilla, el lunes que ahora siente esa Vera Cruz, se llega al Martes: Chopos, ya nazarenos, ya narcisos -hombro con hombro, giba con giballevan una piedra en cruz a la deriva como rudos celtíberos sumisos. Que bien nos la cantaba Luis Calvo. Y es que ese Martes, la torre puntiaguda, nazarena, de El Salvador, marca el lugar. La cruz alzada al inicio: Procesión del Perdón. En ella, San Juan el Bautista, María Magdalena, Jesús de Medinaceli, Virgen de la Esperanza: María de la noche, andando por el camino verde, vestida de esperanza, guardada por el árbol de la fe. Y es que en ese silencio que enarbola la devoción más sentida se vive la noche después de esos perfumes de nardos y ánforas quebradas, en el arrepentimiento de María Magdalena, donde la Virgen se llama todavía de Esperanza, porque la esperanza es el sueño de los que están despiertos y porque en la Virgen aletea todavía una esperanza. Queda Caballero Bonald y, como queda: La muerte con paso lento se va acercando a tu cara y al ver tanto sufrimiento, llorando de sentimiento, al pie de la Cruz se para. Todos los poetas ponen en evidencia la celeste levitación de la ciudad. Cuenca aparece en el supremo trance, como en las vísperas del último día, con un alarido ahogado en la garganta y a la espera de las trompetas del Juicio Final. Así nos lo cuenta Florencio Martínez y nos dice como las Cuencas del poeta troquelan una visión gerardina en esas impresiones del lírico cántabro desdobladas por la alegoría del Valle de Josafat. En sus romances al Júcar y al Huécar adopta una imaginaria de procedencia campestre con aros litúrgicos y anillos de agua verde. En ese otro punto llega otra vez la poesía de Federico Muelas para arrancar a Cuenca en un solo golpe de inspiración tanto del lirismo etéreo como de la sensiblería piadosa. Todos los poetas cantan a la Cuenca nazarena. La Cuenca para el viajero es piadosa. Impresionante el tajo de sus hoces, con el silencio durmiendo sueños intemporales, porque,... Recoged la risa. El viento transmite blando rocío robado a la pena. El agua solloza queda en el río.

La ciudad un desvarío de inestable arquitectura, dramatiza su estatura con santidad penitente, mientras en vela presiente la inefable coyuntura. Muere el Justo. Cuenca llora sobre el manto del olvido y se abre a Dios echa nido de su piedad redentora. Y llega el Jueves Santo inédito en aquellos años finales del XIX, a caballo de la realidad por entonces, la ensoñación y redención imposible de otros tiempos: “...la solemnidad de los oficios; el monumento iluminado con brillantez, atrayente como una decoración de teatro, y el señor Obispo magnífico en sus vestiduras más lujosas... y era después la procesión de los Pasos... en San Felipe recogía el Cristo de la Expiación, y en las Angustias a la Virgen de la Soledad y en santo Domingo al Señor atado a la columna”, y así aquella procesión que por aquellos años se llamaba de “los Pasos” y hoy “Paz y Caridad” iba recogiendo en cada iglesia de la vieja ciudad una imagen que se unía al cortejo, con sus innumerables cofradías, de todos los tonos y con todos los nombres. Las Cofradías de Cuenca, esas Hermandades gremiales que nacieron en el seno artesanal del mundo posrenacentista, entre los siglos XVII y XVIII y que aún recuerdan su origen, agrupando la de San Juan a los carpinteros y madereros; la del Cristo de los Espejos, a los laneros y tejedores, y el Cabildo de Caballeros del Santo Sepulcro a los hombres del foro. Algunos oficios buscaron, al constituirse en hermandad, advocaciones o representaciones piadosas que los recordasen, más o menos directamente, y así, los albañiles ingresaron en la Cofradía de Jesús atado a la Columna, y los hortelanos en la de Jesús en el Huerto. Aquéllos y éstos, y todos los demás hermanos, se unen en sus Asociaciones por un vínculo devoto y caritativo, como unidos viven fuera de ellas por un vínculo profesional; ahora, ya son otra cosa, pero el transfondo de su origen, persiste arraigando la personalidad que a cada Cofradía le define. “En aquél cortejo semanasantero se abría el proceso y en el desfile de aquellos años se entremezclaban sensaciones, deseos, vínculos, hábitos, penitencias, desde los que marchaban vestidos de nazarenos con los pies descalzos, temblando y palideciendo cada vez que se sentían pinchados por las agudas guijas del empedrado irregular, hasta los de la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, la más aristocrática de todas donde los congregantes eran ricachos, propietarios de bienes inmuebles, con levita abrochada o lujoso traje negro, las botas brillantes, el cirio costeado por ellos en la mano y, sin más insignia que una cinta morada sobre el brillo de la pechera...”, así se iban recorriendo los Monumentos instalados en los veintisiete edificios religiosos de la ciudad donde las muchachas ocupaban las mesas petitorias tocadas con su mantilla de blonda o de madroños. ¡Qué años aquellos¡ En el Jueves Santo, antes y ahora, el aire de Cuenca expende su amor en esta tarde santa y lo llevará calle abajo. El tiempo parece detenerse y es el paisaje azul de esta ciudad el que extasía, convertido en Pasión por Cristo... en un apretado abrazo, bajo el


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contraluz indescriptible de Cuenca en este Jueves Santo de amor. Sale de la Virgen de la Luz su Dueña: Tú que hiciste morena un día enviando Luz de Tu candil hasta la estrella. déjame Virgen querida, beber en ella en el cáliz de Tu escudo, que es mi guía... Jueves de amor en los campos de Cuenca donde rinden honor la mimbrera, el espino y la zarza, la rosa, la violeta, el pensamiento... ¡Huerto querido de San Antón¡, Cristo amarrao a la columna en ese su homenaje a Cuenca como en la voz del poeta: Lo ataron a la columna cien manos entremecidas. Le arrancaron a pedazos la túnica que vestía... (La sangre se le escapaba por su fina piel herida) columna de mármol blanco: aquí los clavos son cuerdas, pero la Cruz...es la misma. De Cruz en Cruz por el mundo, Jesús... Camina... Esta procesión llamada por entonces de “los Pasos” y que a partir de 1902 se denominaría de “Paz y Caridad”, ayudaría a potenciar en solemnidad ese cambio de aquella Semana Santa conquense experimentaría en los primeros años del siglo XX, potenciándose la del mediodía del viernes llamada “en el Calvario” y desfilando por primera vez la del “Silencio” en la noche del miércoles santo. Y llegaba el Viernes, aquél mismo viernes que cantaba González Blanco en el 1887, observando su ascenso por “Los Cocherones” de la calle Palafox pasada la Trinidad: “...era una procesión singular, formada por devotas y presbíteros que había salido de la iglesia de San Esteban con su Jesús Caído y la Verónica, como procesión a medias, callada por la calle Estrecha, turbando con sus pisadas el profundo silencio matinal. Como en estos climas del riñón de Castilla las estaciones intermedias son las más suaves y tónicas por este tiempo, solía correr una brisilla fragante y leve bajo un cielo purísimo y en un aire tranquilo... las devotas jóvenes, con sus chaquetillas y sus manguitos, tiritaban en la plazoleta de las Monjas Carmelitas... Al encuentro de esta procesión, pacata y fría, otra procesión estruendosa, formada por una comitiva irreverente, voceadora y bestial, con nazarenos revestidos con ropas lúgubres: como la de los ahorcados cuando van al cadalso, que llevaban en andas una Dolorosa compungida y romántica, con el supremo gesto del amor maternal exacerbado... Las túnicas de los que llevaban las andas y las varas auxiliadoras, con la horquilla para apoyar en ella la imagen en los descansos, eran más lujosas y ondulantes... Las de los otros, que componían la mesocracia de los cofrades, tan viles y pobres, de pecalina descolorida, ajada por los años de uso, y a veces apolillada, toda llena de remiendos... Estos eran los que formaban la parte cantante de la sacrílega procesión, vociferando,


OPINION

eructando coplas sucias y arremangándose la túnica, mal sujeta con cíngulos morados, para sacar de las profundidades de los bolsillos de sus chaquetones un trozo de chorizo que manducaban ávidamente, y no pocos la castiza bota de vino, cuyo pitorro alzaban, para dejar caer con delectación el chorro de sabroso tinto de la tierra...” Era una narración sentida, llena de intenso dolor, incomprendida para quien quería realzar su ciudad y sus gentes, su fiesta y su pasión: “...Cuando ambas se encontraban y los cofrades de moradas túnicas avanzaban a los redobles de los tambores velados, cuyos sones lúgubres y opacos turbaban la calma de la ciudad dormida, dándose de bruces con la vanguardia de la otra procesión, se rompía el hado místico de la ciudad...” Un siglo después, ésta, la procesión del Viernes Santo, la más antigua de nuestra Semana Santa, nacida en el siglo XVI al compás de la Contrarreforma, ha cambiado en la forma más no así en el fondo. El paso de “las Turbas” atronando la mañana, bajo el rostro del “Jesús de las Seis”, provoca el silencio expectante en las calles, sobre todo en determinados puntos donde, por la belleza del paisaje urbano, o la costumbre, los clarines restallan en el ambiente con sus gritos hirientes cada vez que el paso procesional emprende la marcha. Angostura saliente del gemido. Contenido clamor hecho figura. Majestad y dolor, dolor y altura del dolor más hiriente y más herido. Han pasado las horas de espera, han salido las luces sagradas del Salvador, han rugido las fieras fariseadas, ha sonado el eco incesante del tambor, miles palilladas ensordecedoras que anuncian la comitiva, el clamor, de unas Turbas, nacidas inocentes y ahora turbadas, ayudadas más si cabe, por ese clarín ensalivado que suena o hacer sonar el grito interior del alabado. ¡Cuántos textos y cuántos hombres de letras impregnaron su textura¡ Plumas, las menos, que llegaron a entender el manantial del rito y otras, las más, que rompieron el silencio de ese gran secreto de las Turbas, tan poco conocido a veces: “Aquellagentequealacabezadelaprocesiónpareceincreparomaldecir responde a una celtibérica manera de la desesperación, si a veces cruel,siempreprofundamentedolorosa.Maneraprimitivayterriblede procedercuandoeldolorhahechosaltartodoslosgoznesdelalma”,-cantaba Federico Muelas... “La ciudad se resquebraja en cada esquina o portalón, y desde ese cuello o garganta, sale el miserere, su chillido o aullido de dolor. O rompe su orgasmo de clarines, la turbamulta incontenida, acaudillada por eldesordenordenado,ladisciplinaanárquicaqueelestallidodelfondo ancestral de sus entrañas, modeladas por el capricho y el cuchillo de las aguas y el viento. ¿Qué mayor simbiosis, acoplamiento visceral, telúrico?”, -expresaba Carlos de la Rica...

“Llegavigiliaestiradaporloscuatropuntoscardinalescomosifuera resina. Huele a pan caliente en los hornos fríos de la Puerta de Valencia y el Huécar relame una a una las piedras de su lecho.” La turba va por el Reo. Bulle, casi hierve, la plazuela atrial. La Turba reclama al Reo. Lleganrumiandosussonesporlascalles.Todouncoloridopermaneceenelamanecerconfundiendolasrosasdelalborconnegros,morados, grantes, amarillos, blancos, rojos, beiges, verdes... La Turba exige el Reo. Un reloj de horas imposibles marca el tiempo inexorable, ciego... Seabreelgranportóndeltemploconunchirridoahogadoyelaullido delclarínrasgaelpeplodelavergüenza.Lostamboressuenan,barruntan lluvia sobre el cenagal..”, ¡Qué bien lo cantaba Lucas Alerón¡ ¿Qué tiene el Amanecer Santo de esta tierra?, -nos diría Luis Calvo. ¿Qué tiene la Cuenca en esa noche de Turbas?, - diría aquél enconquensado... “Canta el gallo de nuevo ahogado por la “palillá”; mientras, quedanmudoslossollozosdelViernes,losdelaVerónica,eternaseguidora deNazareno;sóloenlosfaroles,ángelesdenieveaplaudiendoesasoledad...”, -cantaría Raúl Torres. Y está en marcha la procesión, teoría “fantástica y exaltada” que repta en silencio por las empinadas calles de la ciudad, hacia el Litóstrofos bíblico -que bien diría Benitez Lumbreras-. La profunda devoción popular que inspiró las graves notas del miserere de Pradas agrupa a los conquenses, hoy como hace siglos, en esa competencia espiritual y pura de las hermandades. Por eso la llegada del Viernes Santo, día grande para el devoto, esperado para el soñador ateo, ingente para el sentimiento del conquense, adornado, místico, intenso, es un deseo imperecedero a la espera de esa continua procesión, pues que sus tres desfiles enlazan sin solución de continuidad. Se inicia con el alba, al sol que despunta, en este patético vía crucis que es su Camino del Calvario; procesión de los nazarenos madrugadores, de las turbas judaicas que despiertan la ciudad con sus agudos clarinzaos y sus broncos redobles; procesión la más típica y pintoresca, la del hermoso rostro hebreo de Jesús de El Salvador, la del rocío mañanero en los ojos de la Verónica, la del San Juan de los madereros, tan piropeado en lo íntimo por las mozuelas; la de la Sobria Soledad de San Agustín. Lleva el viento delicadas armonías que han quebrado el conticinio de la noche. Suena agudo el claro son de los clarines, tambalean roncos parches a compás, y los ecos de unos coros singulares desperazan poco a poco a la Ciudad. Hay bullir de muchedumbres y rumores de palabras silenciosas, y gorjeo de plegarias a la altura y suspiros que se escapan, sin querer, de algunos pechos.


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Viernes Santo, viernes de dolores, viernes de Pasión. Horas de atardecer, roto y lloroso: Entre las sombras se advierte un rumor de triste suerte con lágrimas silenciosas: Las lágrimas de las cosas con son un sudor de muerte. Y así lo vió Federico: Acaso en la encrucijada En las callejuelas acaso Y San Juan va, paso a paso Tras la divina pisada En la fría madrugada... Sin respiro, sin descanso, con olor de multitud agolpada en la azotea del tiempo, con el adagio de sol en oteros y cumbreras, sin apenas tiempo ninguno, llega esa segunda procesión del silencio, nudosa y fría, inocente, si cabe fantasmal y onírica, con el negro guión dibujando vuelos siniestros: el Santo Entierro. En la noche serena y callada de Cuenca, asoman luego, lentos, con luces inquietas y temblorosas, infinidad de cirios impulsados por la suave brisa de la piedad de todas las Cofradías penitenciales. La Cruz, sin Cristo, sola, guardando en sus perfiles de dolor de la tragedia, se eleva a la contemplación de las gentes al amparo de toscos sayales y atributos de austeridad fraciscana, mientras la luna llena de Nisán se estremece y huye entre las sombras cuando pasa el Cuerpo de Cristo, inerte sobre la fría losa del sepulcro y transido por el viento de la noche, sin más abrigo que la oración palpitante que, como reguero de amor, brota de las filas nazarenas. Viernes Santo, ocho noche, Procesión del Santo Entierro. Hileras de penitentes, cirios que van consumiendo la cera que abejas libres libaron para este momento. Cristo amarrado a la Cruz con los clavos que te he puesto, con mis pecados de orgullo, con mis pecados de tedio de no valorar la vida, de no acudir al encuentro del hermano que me busca, con mis pecados del cuerpo, con esta lujuria torpe que mancilla el brillo nuevo con que salieron del Génesis los seres que Dios ha hecho. ¡No debiste morir¡ ¡Oh Virgen de las Angustias¡, rosa que hirió la aflicción, triste Madre dolorida, que miras ya muerto Dios.


OPINION

Permaneced allí hasta que cristo traspase el arco de la iglesia de El Salvador y mirad por última ved su cuerpo muerto. Ved la mirada de la Virgen a su Hijo, que entra en la iglesia con el corazón desagarrado. Ahí quedan las piedras milenarias de Cuenca, desgastadas por el viento y el agua, lágrimas del cielo. “No recuerdas las horas que a los pies de la Cruz, Virgen del alma, volaron por Ti desagarradotas; no vibre ya tu dolor el rayo: no ya, con delirante desvarío ni entre las penas del fatal desmayo, como aurora dulcísimo de Mayo, viertan tus ojos celestial rocío.” Tras la solemne Vigilia Pascual del sábado y el canto de maitines llegará la Resurrección. Cuenca despierta del sueño trágico, en la luminosa mañana y se mezcla entre los sollozos, la alegría, la música y la pólvora en honor a Cristo. ¡No has estado sólo Señor¡ Ha estado Cuenca contigo hasta el último instante y es, como ese recuerdo vivo que aviva la llama al compás del sonido de mil radiantes volteos de los campanarios de toda la ciudad airosa. El Domingo ha amanecido.

Acabo y lo hago con mi personal pluma de adonado y sentido semasantero, porque...” cuando la noche sea un hermoso terciopelo el ruiseñor cantará en la Puerta de San Juan.” Dolorosa, antes de ti era el silencio: el sol te abrió la puerta y rompió la noche y, ya de día, compungida, has fundido en un llanto de dolor todos los males... Dolorosa, las amargas cortezas de la angustia y los sufridos ares que has vivido en tiempo conturbada, has hecho de Cuenca su agonía y han perfilado de rosas tu mirada. Dolorosa, Dolorosa amiga, antes de ti era la noche, era el miedo, el temor y el llanto; y ahora, día , corazón temeroso cuesta arriba, Jesús te oye en desencanto.

Campanilla de plata viene del Huécar –voz de Carretero Escribano-, rebrincando por sus piedras y presillas y jugando al eco de sus puentes. Ruedan los aguacantos. Tempraneras las chimeneas incesan el aire con sahumerio de día Grande. Huele a pan tierno, recién hecho, al pasar junto a las viejas tahonas camino de San Andrés. En la Encrucijada llega el Encuentro. El triunfo de la Vida. Razón, sentido, final. Campanas de Cuenca al aire se voltean. Oigo las gruesas de El Salvador y San Antón, el esquilón tímido del Hospital y de las Concepcionistas. Los ecos mágicos de la Catedral, escondida por estos previos varados. Con ellos cantan: los de San Gil, San Miguel, San Pedro, San Andrés, San Juan, San Nicolás y Santo Domingo, San Esteban, la Santa Cruz, Santa María de Gracia, San Francisco...

Colección Antonio Abarca

Campanas conventuales de Nuestra Señora del Remedio, La Merced, San Agustín, La Fuensanta, San Roque... campanillas campestres, ermitañas del Socorro, San Bartolomé, la del Rey de la Majestad, San Felipe y San Jerónimo, Nuestra Señora del Puente, San Julián, San Antonio, San Juan de la Rivera, todas las campanas, todos los cimbalillos, todos los esquilones, que acunaron siglos y siglos a los cielos puros de Cuenca.


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Fotografía: Enrique Martínez Gil



Fotografía: Gregorio Cubillo

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HABLAN LAS HERMANDADES

IX Encuentro Nacional de Hermandades y Cofradías de la Santa Cena Durante el puente de la Inmaculada Concepción (entre el 4 y el 7 de diciembre de 2004), un nutrido grupo de hermanos asistió al “VIII Encuentro Nacional de Hermandades y Cofradías de la Santa Cena” que se celebró en Torrente (Valencia). El programa fue intenso: Actividades de carácter religioso como misas y ofrendas de productos típicos de cada localidad asistente a la Virgen de los Desamparados, de tipo académico con diferentes conferencias y visitas al Santo Cáliz de Valencia y al Oceanográfico, representaciones teatrales y desfile de bandas de música. Estos Encuentros se vienen realizando con un carácter bianual, teniendo una sede itinerante. Cada Encuentro se organiza por una hermandad distinta en una ciudad diferente. Así entre las ciudades que han organizado tenemos a Valladolid, Ciudad Real, Torrente, Zaragoza o Sevilla, por citar algunas. La sede se elige por votación entre las hermandades asistentes, con lo que se da así un respaldo institucional de las demás cofradías a la hermandad encargada de organizar el evento. Durante años anteriores, por parte de otras Cofradías hermanas se nos había sugerido que presentáramos nuestra candidatura para organizar el siguiente Encuentro, candidatura que nunca nos atrevimos a presentar. En Torrente, aprovechando la numerosa asistencia de nuestros hermanos, se presentó la candidatura de nuestra ciudad saliendo elegida por unanimidad. Tras esta designación la Junta de Diputación decidió no hacer pública la noticia hasta que no se informara a los hermanos de una forma ordinaria, pues se consideraba que éstos deberían de ser los primeros en enterarse. Para tal fin se convocó la Junta General Extraordinaria en la que se informó y se pidió la colaboración de los hermanos, obteniendo un importante respaldo por parte de ellos, además de un compromiso de trabajo por la gran mayoría.


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Fotografía: Gregorio Cubillo

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Los Encuentros son una mezcla entre el congreso tradicional y las jornadas de convivencia en los que se entremezclan actividades académicas como conferencias o mesas redondas con actividades de ocio como visitas guiadas o excursiones, pasando por degustaciones típicas y, como no, actos religiosos. Estos Encuentros Nacionales tienen varios objetivos entre los que resaltamos el ensalzamiento de este Misterio de la Pasión, el análisis de la problemática común a todos nosotros, el futuro a través de la juventud cofrade, la difusión del patrimonio de las hermandades, a parte de otros objetivos mucho más abiertos como el de la difusión de la ciudad en que se realiza el Encuentro o la divulgación de nuestros objetivos al resto de la sociedad. Estos encuentros se convierten, además, en jornadas de convivencia entre personas de toda España que tienen un punto en común como es el de las Cofradías de la Santa Cena, estableciéndose unos lazos entre sus participantes inolvidables en la mayoría de los casos. La media de asistentes a estos Encuentros viene rondando los dos centenares de personas, cifra que esperamos superar con creces debido a la situación geográfica de Cuenca dentro de la Península Ibérica y al fuerte tirón que está teniendo Cuenca turísticamente, lo que supondrá un hecho importante para nuestra ciudad tanto para la difusión de la misma como para el sector hostelero en particular. Los hermanos voluntarios se estructuraron en tres grupos de trabajo: Programación, Administración y Asuntos Económicos. El primer grupo tenía como objetivo principal establecer la programación del “Encuentro” del cual se elaboró un primer borrador que es el que sigue: El segundo grupo de trabajo está encargado de crear una base de datos tanto de las Hermandades y Cofradías de la Santa Cena como de hermanos y cofrades que hayan participado en anteriores “Encuentros”. Para conseguir estos objetivos se mandaron cartas a todos los Obispados y Arzobispados de España solicitando información sobre la existencia de Hermandades o Cofradías de la Santa Cena en cada Diócesis. También se contó con la colaboración de D. Juan Palacios Avila, hermano de la Cofradía de la Santa

Cena de Sevilla, que durante años ha ido elaborando un completo censo, y del Hermano Pedro Villaescusa que lleva investigando sobre las diferentes Hermandades y Cofradías, sobre todo a través de Internet. Una vez recopiladas todas las direcciones se realizó un primer “mailing” comunicando la celebración en Cuenca del “IX Encuentro” e informando del trabajo que se va realizando. El tercer grupo está dedicado a la elaboración del Presupuesto: tiene como misión la financiación, así como ajustar los ingresos propios y los de los participantes y distribuir los gastos entre las diferentes actividades. Cada uno de los grupos tiene un coordinador que se reúne periódicamente con la Junta Directiva de la Hermandad para tratar temas comunes y dar las directrices fundamentales a cada uno de los diferentes grupos. Entre los temas comunes fue la elección de un logotipo del “Encuentro”, la cartelería que se utilizará, las cuestiones de entrevista con las instituciones públicas, privadas y religiosas y el protocolo. Por último, también se ha completado la página web de la Hermandad con un apartado específico para el IX Encuentro. En él se incluyen las principales novedades del mismo, un registro de Hermandades y Cofradías de la Santa Cena de España con las direcciones conocidas y página web y correo electrónico, si lo tienen o nos consta. También hay posibilidad de inscribirse en un futuro y de exponer los diferentes temas que se pueden desarrollar en las mesas redondas a través de un foro. La dirección es la siguiente: www.santacenacuenca.com y el correo electrónico santacenacu@mixmail.com. Aún queda tiempo para seguir trabajando para que el “IX Encuentro de Hermandades y Cofradías de la Santa Cena” se desarrolle de la manera más brillante posible y queda abierto a las sugerencias tanto de nuestros hermanos como de cualquier otra Hermandad que desee colaborar. Hasta aquí los preparativos, esperamos que en el siguiente número de Cuenca Nazarena les podamos las conclusiones extraídas del Encuentro, conclusiones que a todas luces nos atrevemos a decir que serán positivas.


Fotografía: Enrique Martínez Gil

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Vble. Hdad. del Cristo de la Agonía

“Una más…” Simplemente presentar una publicación más de una Hermandad de Semana Santa de Cuenca. Una publicación más de un libro, de un boletín, de una revista, de unos estatutos, de una memoria, de una marcha, de un CD, de un DVD, de un...

llega una explicación o para que no se olvide lo que se ha realizado en un periodo de tiempo. Una publicación es una herramienta más que tenemos a nuestro alcance para poder seguir trabajando por las Hermandad y para las Hermandades.

Pero no nos podemos quedar tan sólo con esa idea de “una publicación más”.

La publicación que presentamos es un “libroDVD” sobre la restauración de nuestra Imagen Titular. Una publicación para contar, paso a paso, la restauración, desde el momento que se crea la comisión de seguimiento, pasando por los distintos viajes para comprobar la evolución de los trabajos y, como no, el resultado final.

Cualquier publicación es el reflejo de un trabajo realizado; es plasmar el vivir de una Hermandad, ese día a día de la Hermandad. En algunas publicaciones se cuenta algo ya realizado -este es nuestro caso-, y lo hacemos para dejar constancia de ese hecho. Para poder llegar donde no

Es un privilegio poder ver y participar del proceso de restauración, y es nuestra obligación contarlo y, si es posible, enseñarlo. Con la publicación ponemos el colofón a un trabajo iniciado en un tiempo, realizado durante un tiempo y pensando para que quede a través del tiempo.


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…¡Déjate llevar por ellos! Ellos del Júcar y el Huécar Por Rafael Torres Muelas

Fotografía: Enrique Martínez Gil

Hace algunos años en el seno de la hermandad de Jesús Orando en el Huerto (de San Esteban) surgió la idea de realizar el hermanamiento con la hermandad de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto (de San Antón), ya que son las dos hermandades de la Semana Santa de Cuenca en las que se representa el Misterio de la agonía de nuestro Señor Jesucristo en el Huerto de los Olivos de Gethsemaní.


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Puestos en contacto con hermanos del “Huerto de San Antón”, éstos les manifestaron que también en su hermandad se había comentado esa idea. Por lo que, en ambas hermandades se dieron los pasos oportunos para que, una vez aprobado por su Juntas Generales, tal y como se establece en sus estatutos, el proyecto se pudiera realizar.

de un hermano y la imagen de Jesús, aunque sufrió severos destrozos pudo ser restaurada, volviendo a salir a la calle en la Semana Santa de mil novecientos cuarenta. Siendo prestada otra vez, en mil novecientos cuarenta y uno, a la hermandad de Jesús Orando en el Huerto -de San Esteban-. (Que en marzo de aquel año había celebrado la primera reunión para lograr su recuperación).

Con este vínculo se conseguiría renovar la fraternidad que siempre ha existido entre dos cofradías gemelas que durante mucho tiempo han compartido los mismos apellidos. Al mismo tiempo que supondría también un sentido y merecido homenaje a nuestros mayores, pues fueron ellos los que, con su callada labor, consistieron y establecieron está historia de amistad recíproca consiguiendo que haya continuado a lo largo de toda su historia y haya llegado hasta nuestros días.

Con estos antecedentes históricos, ninguna de las dos Juntas Generales de las dos cofradías pusieron ninguna objeción para aprobar, de forma unánime, la idea del Hermanamiento. Siendo ratificada por la hermandad del Huerto de San Antón en la Junta General Ordinaria celebrada el día 28 de marzo de 2005, y por la hermandad del Huerto de San Esteban, en la Junta General Ordinaria del día 9 de mayo del mismo año.

La fundada razón de esta afinidad y atracción gravita en los antecedentes históricos que nos llevan a afirmar que el hermanamiento entre las dos hermandades no es un hecho aislado ni, por supuesto, una invención de nuevo cuño de sus directivas actuales. La hermandad de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto -de San Antón- nació en el seno del antiguo cabildo de la Vera Cruz y Nuestra Señora de la Misericordia, al amparo de la desaparecida ermita de San Roque y del cercano convento de los religiosos franciscanos. Cuando la ermita quedó definitivamente arruinada, a principios del siglo XIX, las imágenes del cabildo de la Vera Cruz pasaron a ocupar sendos altares en la entonces ermita, hoy parroquia, de Nuestra Señora de la Luz, o de San Antón. Algunas décadas más tarde, sobre el antiguo edificio del convento de franciscanos se instaló la parroquia de San Esteban, trasladada desde el antiguo solar, también en ruinas, que hasta entonces se encontraba junto la convento de religiosas bernardas, y es en esta parroquia en la que, ya en el siglo XX, la imagen de Jesús Orando en el Huerto de, San Esteban, empezó a recibir culto. De esta forma se cierra el círculo temporal y geográfico que entrelaza a ambas cofradías hermanas. La hermandad de Jesús Orando en el Huerto -de San Estebanfue fundada como tal en mil novecientos veintitrés. Sin embargo, ya desde el año mil novecientos ocho, la imagen salía en la procesión del Miércoles Santo, aún sin haber sido fundada como tal la nueva hermandad. Los primeros años, y hasta que Mariano Catalina donara oficialmente a la hermandad del Prendimiento una talla procesional, obra del escultor Mariano Moreno, la imagen titular de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto -de San Antón-, estuvo saliendo tanto el Miércoles Santo como el Jueves Santo, para lo cual se contó con la autorización de la Archicofradía de Paz y Caridad. Además, aunque oficialmente la salida en procesión de la imagen donada por Mariano Catalina corría a cargo de la hermandad del Prendimiento, lo cierto es que muchos hermanos de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto -de San Antón-, también colaboraron para facilitar que se pudiera llevar a cabo Durante la Guerra Civil casi todas las hermandades conquenses de Semana Santa vieron destruidos sus pasos titulares; Por su parte, el paso titular de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, de San Antón, no fue destruido en su totalidad, pues la imagen del ángel, estuvo escondida durante todo el conflicto bélico en casa

Determinándose por parte de las Juntas de Diputación de ambas hermandades, iniciar los pasos y gestiones oportunas que hubieran de conducir a un primer acercamiento formal, se desarrolló, el día 25 de junio de 2005, (día de la Natividad de San Juan Bautista, donde, como nota anecdótica, una vez comenzada la reunión entre ambas directivas se puso a llover de forma intensa haciéndose presente la advocación de nuestro titular “En el Huerto”, dada la necesidad de agua que requerían y requieren nuestros campos), la primera reunión donde tuvo lugar la presentación del primer borrador para el futuro hermanamiento. En él quedaba recogido: el fin del mismo; actos culturales y religiosos previstos;... A esta primera reunión le siguieron otras seis más, y, fruto de todas ellas, ha sido el conjunto de actos y actividades que se han preparado. En primer lugar, cabría destacar la Solemne Función Religiosa conjunta que se celebrará el domingo 26 de febrero, en la iglesia parroquial de San Esteban. El acto estará presidido por los pasos titulares de las dos hermandades y será concelebrado por los consiliarios de ambas cofradías. En el desarrollo del mismo, será bendecido el estandarte que se ha confeccionado con el propósito de que el Hermanamiento esté siempre presente, tanto en los desfiles procesionales del Miércoles y Jueves Santo, como en todos y cada uno de los actos oficiales que realicen las dos cofradías. Como quiera que uno de los objetivos de todas las hermandades es de carácter asistencial, también, al amparo de este hermanamiento, las dos hermandades han resuelto canalizar una ayuda social a través de la O. N. G. “Vívere”. Asociación vinculada al conquense D. Andrés Carrascosa Coso, que es el Nuncio Apostólico en la República del Congo y Gabón. Finalmente, el hermanamiento será ratificado en las Funciones Religiosas de ambas cofradías. Siendo, el Primer Domingo de Cuaresma, día 5 de marzo, para la del Huerto de San Esteban, y el Cuarto Domingo de Cuaresma, día 26 de marzo, para el Huerto de San Antón. En dichos actos, cada hermandad anfitriona recibirá de su hermana el Libro con el protocolo completo del Hermanamiento, a la vez que le será colocado en su guión un corbatín recordatorio del acontecimiento. Para terminar no quiero dejar de reflejar que aunque ha sido un trabajo complejo, éste ha servido para estrechar aún más, si cabe, los lazos de amistad y fraternidad entre nazarenos y nazarenas de las dos hermandades, y se ha realizado lejos de cualquier afán triunfalista, solamente nos ha guiado el amor hacia nuestras hermandades, nuestra Semana Santa y hacia nuestras propias raíces.


Fotografía: Antonio Abarca

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Fotografías: Julián Espada

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El Prendimiento de Jesús en Sevilla Por la Junta de Diputación de la Vble. Hdad. de El Prendimiento de Jesús El pasado día 25 de enero de 2006, los hermanos de El Prendimiento y su consiliario oraban y despedían emocionados a su titular, la Imagen del Beso de Judas que Luis Marco Pérez esculpió por encargo de la Junta de Cofradías en 1941. Viajaba a la X edición de la Muestra Nacional de Arte Cofrade -MUNARCO-, que se celebraba en la Capital Hispalense entre los días 27 de enero y 5 de febrero de 2.006. El destino era un lugar destacado en la Catedral de Sevilla. El reto, la responsabilidad y el compromiso con la ciudad de Cuenca y su Semana Santa era grande, pues junto con la Cofradía de Ntra. Sra. de Las Angustias, era uno de los dos pasos de Cuenca en aquél evento. Todo ello era como consecuencia de la propuesta que la Junta de Diputación de la Hermandad, en su reunión celebrada el 1 de diciembre de 2.005 trasladó a su Junta General, y que con carácter Extraordinario refrendó el 18 de diciembre. La incertidumbre consumía a la Junta de Diputación, ya que todo dependía del hueco que hubiera en el Templo, cosa que se confirmó una semana más tarde. El visto bueno de la Parroquia de San Esteban y de la Vicaría General de la Diócesis, previo informe favorable de Patrimonio, avalaba la ilusión de nuestra Centenaria Hermandad de estar presente en la Semana Santa más conocida del mundo católico. El día 26 de enero, un grupo de hermanos se trasladaba a la capital andaluza para montar los preparativos del evento. Las ramas de la oliva fue un escollo (eran muy pequeñas), que fue salvado la víspera de la inauguración, junto con los hermanos sevillanos de la Hermandad de la Resurrección, “vecinos” en la Muestra, que nos trasladaron a una finca cercana en busca de la oliva adecuada a nuestro paso. Un autocar fletado por la hermandad llegó entre una incesante lluvia, además de vehículos particulares y ferrocarril; el Prendimiento estuvo lo más arropado posible lejos de nuestras tierras castellanas. Fueron muchas horas las que estuvimos junto al Maestro y su traidor, contemplando el acontecimiento histórico que suponía estar en el mayor templo católico, ser visto por todos los nazarenos, semanasanteros, y demás visitantes de toda la geografía nacional. En cualquier caso estaba en buenas manos. Un nuevo signo exterior de fe, que nuestra hermandad ha desarrollado; una forma singular e inequívoca de mostrar una parte muy importante del sentimiento nazareno y procesional, la imaginería, el arte, los enseres, etc... de una cofradía conquense, por excelencia, de la noche del Silencio.


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IV Pregón Infantil de la Vble. Hdad. de la Virgen la Soledad Por Elena Fernández de la Muela

La Semana Santa llega a Cuenca puntual con la primavera. Es la Fiesta de todos los sentidos. Se adivina en el aire y el clima que nos hace sentir la plenitud de la vida y la hermosura de la comunicación y la amistad. Celebramos el misterio del amor del Dios -Hombre que nos comunica la vida y la eterna juventud de su Resurrección. Porque la Pascua es el triunfo sobre la muerte-. Cada día de la Semana Santa, la ciudad se -transforma en un tiempo vivo. La gente sale a la calle y llena los balcones y terrazas. Escuchando el silencio y el ritmo de las horquillas y varales, San Pedro, San Felipe, San Andrés, El Salvador, San Esteban, se abren de par en par, dejando paso al amor de un Dios que sale a la calle a unir su dolor con el de sus hermanos los horribles. Ante todo la Semana Santa asume la Pascua como la Fiesta del pueblo cristiano, pretendiendo manifestar hacia fuera el hondo sentido de Dios de la mayoría del pueblo, destacando el valor artístico y catequético de la imagen. Es una explosión de nuestra fe que se ha venido dando en un contexto de libertad de expresión. Yo he visto, caminando entre las filas de cofrades de la Virgen de la Esperanza, la fe arraigada de las gentes que, al contemplar la imagen del Señor o de su Madre, la Virgen, se emocionan y con su silencio muestran su sentida religiosidad. Es la “procesión que va por dentro” que no es una exhibición vacía de formas y contenidos. Paso a paso van desfilando las más expresivas imágenes. Nuestros artistas, han contemplado el rostro de nuestro Dios, con mirada intuitiva y emoción religiosa. Luis Marco Pérez es uno de ellos.

Gracias a él, nuestra Semana Santa se ha visto inundada de una belleza difícil de superar. San Juan, con su dedo señalante; la Oración del Huerto, en su agonía interna; el Cristo, con sus manos llenas de perdón; El Prendimiento, con la traición de su beso y nuestras infidelidades; la Amargura de Nuestra Señora; La Flagelación, reflejo del mundo doliente; el “Ecce Homo” de medio cuerpo; La Soledad del Puente, que sale a hombros de 38 hermanos con túnica morados, cordones blancos, madroños morados y capuz negro; el Jesús Nazareno de Las Turbas con las bufas y escarnios de la muchedumbre; Nuestro Padre Jesús Caído y El Santísimo Cristo del Perdón tan dramático; el dulce y serenísimo Cristo de la Luz o de Los Espejos, ante él suele cantarse el célebre Miserere; El Descendimiento, impresionante por el volumen de sus imágenes; El Cristo Descendido; El Cristo Yacente; ... Todas estas imágenes salen a la calle en esta ciudad, Cuenca, que se hace templo y plegaria. Cuenca, lleva en el cuerpo y en el alma la Pasión y Muerte de Cristo, sentida hasta los huesos, en esas marchas procesionales, viejas y solemnes; en ese silencio contemplativo y sobrecogedor de las gentes. No podemos olvidar la procesión de El Encuentro en la mañana del Domingo de Pascua. Los corazones de los conquenses se llenan de júbilo y alegría. Es emocionante el Encuentro de Jesús Resucitado y su Madre La Virgen del Amparo, cambiando el manto negro de amargura y tristeza por el verde de esperanza y gozo infinito. Así finaliza todo ese desfile de procesiones con cantos y vítores a Cristo Resucitado.


Fotografía: Antonio Abarca

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IV Pregón Juvenil de Semana Santa Soledad y Silencio Por Daniel Esteban Sanzol Solo. En el fondo (qué lugar tan preciado para vestir el silencio de oro). Situado en el fondo de aquella enorme sala, bajo la tenue luz amarillenta de cuatro candelabros como si el tiempo se detuviera, tan sólo destellos de un aire perfecto tiñen la noche...

Acompáñame, pues, te lo suplico. Podríamos, con nuestras baquetas, inundar de ruido la Plaza Mayor, o acompasar a los banceros penitentes que nadan sobre sus propias lágrimas llevando a Cristo.

¡Qué armonía de sonidos! Cuando estaba vivo, creí que junto a mí, a mi lado, algunas palabras me amarraban a mi banco. Creí que aquel sueño que tuve sobre mi lecho nunca podría tomar forma. Pero ya mi mano se ha fundido con la armonía perfecta. Ya no siento el leve roce de mis yemas sobre las teclas, ni aprecio cómo mi corazón late al son de tantos ritmos distintos, de tantas puertas al paraíso. Sin duda debo de estar ya muerto. Creo haberme elevado más alto que los hombres.

Y tras pronunciar estas palabras, todo aquello que antes anhelaba desapareció de mí llevándose en ello mi cuerpo. Caí en picado y regresé a la cruenta sensación del segundo tras segundo. Mientras me fundía con aquel aire que sólo olía a pureza busqué aquella voz que tan pronto me había descolgado de mi nube. Pero no la encontré (¿estaría tal vez dentro de mí?). Torcí mi cuello, y perdí mi vista entre el firmamento, mas, súbitamente, un nuevo lucero se iluminó. El aire comenzó ya a moverse a mi alrededor. Lo comprendí ya todo.

Fíjate ya que bajo veo mi cuerpo. Qué atajo de polvo somos en nuestro camino hacia el arte supremo. Allí me encuentro. Frente al crudo negro del piano, dirigiendo la sala, grande, gigante incluso. Decenas de oyentes que sólo rallan el esplendor del que gozo entre esas cuatro paredes blanquecinas se congregan para empujarme en el ascenso a donde estoy ahora. Nota a nota mi cuerpo ascendió. Jamás volveré a poseer mi rostro, ni me calzaré esos pies tan jóvenes. Nunca más parpadearé para limpiar mis ojos de un aire tan imperfecto. Todo armónico y bello es ahora. En este lugar dónde el frío no existe, y tampoco el calor quema las teclas. Donde el tiempo no es más el denominador común y las cadenas que me amordazaban. Jamás habrá dolor, ni alegría, tristeza y compasión. Sin embargo, en medio de aquel éxtasis de júbilo insensible, una vocecilla proveniente del mundo de los hombres se lanzó en busca de mi razón. Me dijo estas palabras: ¡Amigo mío! ¡Cuánto talento brotó de tu trabajo! ¡Hasta aquí te ha conducido! Pero deja que te diga algo, ¿Conoces ya tú la ciudad que dicen anda errante y sustenta sus cimientos en lágrimas calizas? ¿Has viajado al paraje donde el Júcar y el Huécar desembocan, en el mar de tulipas, allende el mes de marzo? Agua, roca y llanto. La Ciudad Encantada le llaman algunos. Debes verla. Debes observar cómo el Sol permanece expectante, y las casas se aferran a la piedra para rememorar año tras año el sabor de un silencio amargo. Tendrás que abrir tus ojos para perder tu vista en el horizonte rojizo, donde el cielo muestra toda su gama de color. Así es que, si de verdad es tu deseo permanecer en la apatía de lo eterno, hazlo. Yo continuaré aquí, helado de frío y dejando que el viento me arranque los suspiros en cada momento, pues sabré que un día, la Luna llamará a mi puerta con su capuz de plata. Entonces yo si que conoceré una eternidad aún más grande y la tristeza que me acompañe en ese momento superará el umbral del simple dolor para convertirse en un sentimiento místico.

El concierto ya había terminado. Seguía siendo aquel joven pianista, y todavía mis orejas se coloreaban demasiado con el frío del invierno. Me había extasiado hasta el punto de abandonar la consciencia en mi interpretación. Pero estaba de vuelta dentro de mí. Ya era tarde, y todo el mundo había abandonado la sala. Deslicé suavemente mi brazo por el interior de la manga de mi gabardina, y tomé mi ejemplar de “Cinco horas con Mario” que había escondido de la vista del público. Abandoné aquel precioso lugar sumergido en el silencio. Tan sólo el eco de mis pasos hacía acto de presencia. Abrí la puerta. Sólo me costó un momento, mientras de mi pelo descendían varios hilillos de agua, y la lluvia arreciaba sobre el suelo, en recordar cómo habían dialogado el arte, mi fiel compañero, mi valido, e incluso mi pañuelo para enjugar las lágrimas, junto a mi propia alma, el baúl de mis sentimientos. Sentí una punzada que traspasó mi corazón. ¿Para qué quería tanto arte? ¿Podría, dime, podría alguna vez desencadenarme de mis sentimientos? ¡Cuántas procesiones habrían desfilado ante mí o cuántas imágenes me habrían observado! ¡Ni me había inmutado! Pero mi alma, abocada ya al mundo de lo sensible, abandonó mi cuerpo de cartón. Dicen que durante meses anduvo deambulando, solitaria, entre cada gota de rocío, entre cada primer rayo del amanecer, entre cada hoja que ondeaba con su caída la superficie de los ríos. Anduvo esperando la llegada de Jesucristo, y cuando aquel llegó, lo estrechó entre sus brazos invisibles y le acompañó todo el tiempo. Bajo farolas, luciérnagas de la noche, caminaron. Escucharon cómo el golpeo de las horquillas horadaba los adoquines, o la bruma que el mar de abatidas miradas perdidas desprende entre las callejuelas, a cuyos lados se aglutinan los altos y los pequeños edificios. Pero sobretodo, tras aprender a amar la Semana Santa conquense, pasó a formar parte de ella año tras año. Fundiéndose con


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sus nazarenos, saboreando cada trozo de su alajú, o llorando con ellos cada una de sus plegarias. Se escondió, en algún resquicio de la Catedral, para escapar a la oscuridad que cuando todo terminó, cubrió con su velo todas las cosas, soñando que el universo desfilara alguna vez por la calles de Cuenca en su Semana Santa. A la llegada de una Semana Santa: ¡Despierta Cuenca de la cadena fría que amordazó tu vientre y secó todo tu árbol! Escucha los tambores que arrastran tu letargo Hacia el mundo de Cristo, y su melancolía. ¡Abraza sus sonidos!¡Sonríe a sus mil banzos! Haz que broten las hojas de tus verdes aguas. Y grítale a la tierra: ¡Así es como yo ensalzo A todos mis hermanos la fuerza de sus calmas! Bajo el cielo de Lunas y estrellas apagadas Jesús llega a mi Cuenca y con Dios de la mano. El invierno ya acaba.

El alma del bancero: Siento un leve susurro que me quema el hombro A cada paso que mis dedos se incrustan en el hielo De la noche. Ya no veo si donde piso es suelo, O en cambio, mi alma sube al cielo y yo me descompongo. ¡Dime amigo mío! ¿Crees que mi cuerpo de correcto modo Acompaña su danza? Partí con ropa y piel, y ahora tan sólo el alma Viaja bajo el silencio de este coro. Este coro de luces de farolas, De tulipas cansadas, Este coro en el que su silencio Es la voz más amarga. Ayer era yo el padre, en mi hogar, al lado de mi fuego. Hoy no conozco el tiempo ni entiendo las palabras. Hoy todos los hermanos lloramos a despecho, Bajo el amparo de el amor que profesas a los hombres. Un gran dolor desborda nuestro pecho: Oír a nuestro lado, Jesús, cómo nos hablas De tu amor, que es eterno.

Como muere cada gota de mis lágrimas Al elevar mí vista hacia tu rostro. ¡Así siento tu marcha! Como inhalo tus últimos suspiros ¡Así siento mi alma! Como escucho tus pasos, Como noto tú escarcha, Como bebo la luz que tú desprendes, ¡Así, mi enamorada, así noto la falta de mi pobre esperanza! Viniste y me llenaste, cruel Semana Santa, Y hoy que te vas me faltas.

Fotografía: Antonio Abarca

Elegía a una Semana Santa que se va:


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“…Que la Cuaresma sea ocasión útil para dedicar mayores cuidados a los niños…: ellos son el futuro de la Humanidad” Por la Vble. Hdad. de Ntro. Señor Jesucristo Resucitado y María Santísima del Amparo

Sirvan éstas palabras que Su Santidad Juan Pablo II, q.e.p.d., nos dedicó en un recordado Mensaje de Cuaresma, para ilustrar las pautas de actuación de una Cincuentenaria Hermandad de nuestra Semana Santa, la Vble. Hermandad de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado y María Santísima del Amparo. Concursos de Dibujo, Pintura, Cerámica organizado junto con su “Hermandad Hermana” del Domingo de Ramos, obsequios a los más pequeños,... cualquier actividad programada es poca para los Hermanos más jóvenes que alcanzan las dos terceras partes del número total de Hermanos de Jesús Resucitado. Por tal motivo, la Junta de Diputación de la citada Hermandad, no deja de prestar especial atención a los pequeños nazarenos que día a día se van formando en la fé cristiana y en el sentimiento de Hermandad, y por tercer año consecutivo, ha venido realizando, durante la Cuaresma del año pasado una nueva edición del Concurso de Dibujo y Pintura dirigido a los niños de las Catequesis de nuestra ciudad. Para formar parte en el Jurado de la pasada edición, la Hermandad, cursó invitación a dos de sus hermanos con reconocido prestigio artístico, como son: el excelente escultor y ceramista D. Tomás Bustamante ( Bux ) y el Sr. Vicerrector de la Universidad de Castilla-La Mancha, D. José Ignacio Albentosa, ambos implicados con ésta Hermandad y con la Semana Santa de Cuenca desde hace años, y ejerciendo, además, una encomiable labor en pro del arte y de la cultura. El citado concurso culminó con una exposición de los trabajos presentados, entre los días 5 y 13 de Marzo, y la entrega de distinciones a participantes y Parroquias. Éstos actos se llevaron a cabo en la Parroquia de Santa Ana, lugar de culto tanto de Jesús Resucitado como de María Santísima del Amparo.


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145 años de la fundación de la Hdad. del Santísimo Ecce Homo de San Miguel Por la Junta de Diputación de la V.H. del Santísimo Ecce Homo de San Miguel

En la antigua iglesia de San Miguel, lugar donde cada atardecer del Viernes de Dolores se pronuncia el Pregón de nuestra Semana Santa se funda el día 23 de septiembre de 1860 la Venerable Hermandad del Santísimo Ecce Homo de San Miguel, que desfila desde 1905 en la procesión del Miércoles Santo de Cuenca, conocida como la “del Silencio”. San Miguel era en aquellos años una de las parroquias conque contaba la ciudad y merced a la devoción que sentían vecinos de aquel barrio hacia una antigua imagen del Ecce Homo se unieron dando origen a nuestra hermandad. Desde entonces hasta 1905 fue una cofradía que se dedicó solamente a dar culto a la Sagrada Imagen en un altar de la iglesia. No fue hasta 1905 cuando la hermandad cambia sus Constituciones para participar en las procesiones de Semana Santa uniéndose a la del “Prendimiento de Jesús” en la primera procesión del 19 de abril de ese año. Será pues el año 2005 cuando la hermandad conmemorará dos efemérides muy importantes; 100 años de la primera salida procesional y 145 años de su fundación en el mes de septiembre. Para la conmemoración del I Centenario de la Procesión se participa en todos los actos que se organizan con el resto de hermandades del Miércoles Santo, como fueron la Función Religiosa que se celebró en la Catedral, la Exposición de “Artistas en el Silencio”, y en el acto principal que fue la procesión “del Silencio” del Miércoles Santo de 2005.

Fotografía: Diacha

En una fachada de la Anteplaza fue colocada una placa de cerámica dedicada a nuestra hermandad realizada por el artista conquense Tomás Bux, que se bendijo al desfilar nuestro paso durante la procesión del Miércoles Santo. Concluida la Semana Santa la hermandad se centró en la organización de los tradicionales cultos que se le tributan al Ecce Homo en el mes de septiembre. Este año quisimos volver, de forma excepcional, a nuestra iglesia de origen: San Miguel. Para ello se realizaron gestiones


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ante el Ayuntamiento de la ciudad que nos cedió gustosamente la utilización de esta iglesia poniendo a nuestra disposición el personal y el material necesario para los actos previstos, quedando esta hermandad muy agradecida por todo ello. También se solicitó el permiso oportuno al Obispado de Cuenca para celebrar los cultos religiosos contando con la mayor colaboración y su aprobación.

ca, que contó con la asistencia de numeroso público. Fue dirigida la Orquesta por su director Jesús Miguel Arribas Redondo. Se interpretaron obras de Bach, Mozart, Mendelssohn, además de la Saeta, la Madrugá y la marcha fúnebre “Ecce Homo de San Miguel” compuesta en 1981 por Julián Aguirre Belmar y que fue estrenada con orquesta esa noche.

La hermandad traslada la Sagrada imagen del Ecce Homo de nuevo a San Miguel comenzando los cultos el día 22 de septiembre con el Triduo y continuando el 23, día en que se cumplía el 145 aniversario de la fundación. Esa noche se proyectó un dvd realizado por varios hermanos en el cual se recogían imágenes de la vida de la hermandad en los últimos años, realizando un trabajo admirable que fue donado a la hermandad por sus autores Luis Miguel Caballero Martínez, Rubén Díaz Chavarría y Pedro Artiaga Sanabria. La voz y las palabras las puso el hermano y pregonero Enrique Buendía González, esta proyección fue acogida por los asistentes con un gran aplauso y felicitaciones.

Al día siguiente tuvo lugar la solemne función religiosa, presidida por los Hermanos Mayores José María García Atienza y Ana Isabel Collado García siendo la celebración acompañada por la Capilla de Música de la Catedral de Cuenca. Celebró la Eucaristía nuestro Consiliario José Javier Muñoz que nos deparó una sorpresa musical que fue muy bien acogida, y que se centró en la imagen de nuestro Señor el Ecce Homo, sin el cual “no somos nada”.

Fotografía: Enrique Buendía

El sábado 24 de septiembre tras el Triduo y las Vísperas tuvo lugar un gran Concierto ofrecido por la Joven Orquesta de Cuen-

Los actos se cerrarán con la próxima edición del dvd que se proyectó en San Miguel y la publicación de un libro con la historia de la hermandad. Con ello la hermandad pondrá el punto y final a este año tan especial para todos los que formamos parte de ella.



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Restauración de San Juan Apóstol Evangelista Por la Junta de Diputación de la V.H. de San Juan Apóstol Evangelista. Resumen según el informe realizado por la restauradora Dª Mª del Mar Brox Osma En las primeras pruebas de limpieza se observó el estado de la policromía principal existente, indudablemente de mejor calidad que la del repinte. Esta policromía original aparece realizada a óleo con pulimento a vejiga con algunos matices suaves sobre un color base más natural, sin embargo aparecía conservada de forma muy irregular; se podían observar mucha superficie perdida, sobre todo en las zonas limítrofes de las grietas, el resto aparecía sin restos de capa de protección, y en prácticamente su totalidad lijadas y desgastadas, con pérdidas muy fuertes de matices de color y veladuras principales. Pese a estos resultados, se optó por seguir el proceso de eliminación del repinte ya que la imagen con esa pintura perdía mucha calidad y el estado del soporte requería una actuación compleja y en profundidad. Por todo ello era necesario eliminar las capas de color que cubrían toda la superficie principal e impedían cualquier intervención directa sobre la obra.

Las zonas A más dañadas correspondían a los pies, siendo el pie derecho el que peor estado presentaba, con una pérdida de casi el 90 % de pérdida de su pintura original. También la mano derecha estaba muy dañada en los dedos y en el interior, así como su continuación por el antebrazo, la policromía se encontraba muy arrasada sin apenas matices y pérdida total de veladuras. En cuanto al rostro, la policromía aparecía muy dañada, provocada por bastantes grietas y estucos de repinte, posiblemente, cuando realizaron arreglos anteriores lijaron el original, hasta llegar a la madera, para que agarrara mejor el estuco. Gracias a que la mano izquierda se encontraba mejor conservada, se pudo reconstruir cromáticamente el resto de las zonas de carnación. Las zonas B se encontraban muy erosionadas en las regiones que habían estado previamente tratadas, sobre todo por grietas y su periferia, o por desgastes provocados por roces al contacto con las ropas.

Una vez localizado y analizado el tipo de repinte en estas primeras catas directas sobre la obra, se realizaron las pruebas de limpieza necesarias para poder optar por el método más oportuno y que no corriera riesgo el material principal.

Sobre la talla aparecías gran cantidad de grietas de diferente tamaño y gravedad que corrían serio riesgo de abrirse y degenerar, en poco tiempo, en grietas más profundas. Todas se sellaron con resina especial para este tipo de intervención.

Tras las catas de limpieza y en base a los resultados obtenidos, se optó por eliminar el repinte de óleo de forma química. Una vez eliminadas todas las capas de óleo, las zonas ocultas por el estuco de repinte se eliminaron mecánicamente con bisturí.

El estucado se ha limitado únicamente a las zonas donde existía pérdida del estuco original, sin rebasar, en ningún momento, los límites de dichas pérdidas.

Una vez terminado el proceso de limpieza se pudo confirmar el estado de conservación lamentable de la obra en su conjunto. Dentro del conjunto de las zonas de carnación, existían dos tratamientos distintos y diferenciables en cuanto a resultado plástico final: Las zonas que llamaremos (zonas A) correspondientes a las manos, antebrazos, pies hasta la primera caña, rostro y cuello, fueron policromados de forma más minuciosa por el artista. Probablemente este resultado tuviera que ver con el hecho de que se tuvo en cuenta que la talla fue concebida para ser expuesta vestida con ropajes de tela. –Este hecho contrasta con el detalle y grandeza de la obra escultórica de Luis Marco Pérez-; El resto de las zonas de carnación (zonas B), presentaban una base ligera de color anaranjado, sin matices ni veladuras, aunque tratadas técnicamente como el resto.

En cuanto a la peana, las zonas doradas se limpiaron cuidadosamente. Esta intervención consiguió volver a recuperar el brillo del pan de oro, eliminando el producto envejecedor que oscurecía y manchaba estas zonas. Para integrar estéticamente todas las reposiciones nuevas a las de origen, toda la peana se impregnó con una cola a base de resina natural. En cuanto al tratamiento de reintegración cromática, en las zonas de carnación, peanas y vestimenta, se intervino únicamente par corregir las desviaciones cromáticas que impedían la correcta lectura en su conjunto. Se reintegraron las zonas con pérdida de policromía original. Todos los materiales utilizados son completamente reversibles y complementarios con los originales. Para proteger la obra, todo el conjunto fue impregnado con un barniz de poliuretano, indicado para la protección de materiales que van a ser expuestos a las inclemencias del tiempo.


Fotografía: Enrique Martínez Gil

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Fotografía: Antonio Abarca

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Luz verde para el cambio de sentido en el recorrido del Jueves Santo Por la Comisión Ejecutiva de la Archicofradía de Paz y Caridad El 20 de diciembre del pasado 2005, la Junta General de la Junta de Cofradías de Cuenca aprobó, por una inmensa mayoría, la propuesta presentada por la Archicofradía de Paz y Caridad para poder cambiar el sentido del recorrido de su desfile procesional.

numerosa de los últimos tiempos- Las hermandades, tras su merecido descanso a los pies de la Catedral, reemprendieron el desfile hacia su templo de procedencia perfectamente organizadas, con largas filas de nazarenos que acompañaban a los pasos,...

Este era el último trámite para que, de forma experimental y por un periodo de dos años, -tal como lo marca el “Protocolo para cambios en recorridos procesionales” aprobado en Junta General en fecha de 28 de marzo de 2004-, el desfile procesional del Jueves Santo pueda cambiar y se haga en sentido inverso al que tradicionalmente se venía realizando.

Pero, debido al cansancio y al horario de la procesión, a partir de un momento determinado, se produjo el abandono masivo de gran parte de estos nazarenos de fila de todas las hermandades y el desfile, que en ese momento tenía una extensión total de más de un kilómetro perfectamente organizado, se vio reducido, en muy poco tiempo, a menos de la mitad y con enormes cortes entre hermandades. El aspecto de la procesión en su parte final fue desolador y vergonzoso, indigno de la Semana Santa de Cuenca: Hermandades completamente cortadas y con muy pocos hermanos en sus filas; escaso público en las aceras contemplando el paso de la procesión; bullicio de gente joven corriendo y cruzando entre las escasas filas de nazarenos; vehículos que accedían sin ningún tipo de impedimento hasta las calles por donde estaba pasando el desfile y que, en algún momento, incluso hicieron el intento de atravesarla;... y, como no, quejas y enfados de los pocos espectadores nazarenos ante tan lamentable y triste imagen.

Dicha propuesta no responde a un simple y absurdo capricho, como alguien ajeno al desfile podría pensar. Por el contrario, es fruto de un largo y profundo periodo de análisis, debate y estudio desarrollado en el seno de la Archicofradía y que, al final, se vio abalada por seis de las siete hermandades que la componen. Con esta iniciativa se pretende dar solución a uno de los episodios más lamentables que viene aconteciendo en la Semana Santa de Cuenca. Nos estamos refiriendo, indudablemente, al penoso espectáculo que se viene desarrollando, de un tiempo as esta parte, en el último tramo del recorrido del desfile procesional del Jueves Santo y que tuvo su punto culminante en el desarrollo del desfile del pasado año. Analizando el desfile del 2005, podemos decir que la procesión en sus dos terceras partes de trayecto tuvo un desarrollo completamente normal, brillante y lucido, como correspondía a un desfile de un Jueves Santo que por fin se veía libre de las inclemencias meteorológicas de los últimos años. -Circunstancia que, sin duda alguna, sirvió de aliciente para que todas las hermandades tuvieran una nutrida asistencia de hermanos en sus filas, la más

Y una sensación de abatimiento, desolación y profunda tristeza que nos llenó a todos los que de alguna manera éramos espectadores y, a la vez, responsables de tan bochornoso espectáculo. Tan sólo nos consolaba la idea de haber echo todo lo que estaba en nuestras manos y pensar que tal y como estaba organizado el desfile el resultado final era inevitable. Todas, absolutamente todas las hermandades que participamos en ese desfile éramos conscientes de esa situación y estábamos prevenidas sobre ella... Todas sabíamos que, simplemente, era


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Fotografía: Gregorio Cubillo

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cuestión de tiempo, y que, si no había pasado antes, era porque la divina providencia, con sus condicionantes meteorológicos, no había permitido que la procesión de Paz y Caridad hubiera tenido un desarrollo normal en varios de los últimos años... Y todas, absolutamente todas, hicimos lo que pudimos para que no ocurriera: Las hermandades del principio de la procesión ralentizaron su paso y aumentaron el tiempo de sus paradas al máximo, pero tampoco en exceso, ya que hubieran terminado de machacar a los banceros y a los pocos nazarenos de fila que les quedaban; Al mismo tiempo, las dos hermandades del final procuraron hacer trayectos más largos entre parada y parada, pero también con cuidado de no exigir demasiado esfuerzo a sus banceros y que luego lo terminaran pagando en el tramo final del recorrido. Estas actuaciones, hechas con muchísimo esfuerzo y sacrificio por parte de todos los hermanos que todavía continuaban en la procesión, lo máximo que consiguieron fue disminuir la distancia de corte entre las hermandades, pero, en ningún momento, que llegasen a desaparecer y volver a tener un desfile digno y lucido. Por eso, nada más acabar la Semana Santa de 2005, en la primera reunión que celebró la Archicofradía el 12 de abril, el objetivo fue claro y unánime: Que jamás se volviera a dar una situación, ni tan siquiera parecida, a la del último desfile, y que, poco a poco, año a año, “paso a paso”, estaba hundiendo al desfile procesional del Jueves Santo en un peligroso deterioro en el tramo final de su recorrido, llevando a la Procesión de Paz y Caridad hacia una peligrosa e inadmisible decadencia y haciendo que fuese uno de los momentos más deslucidos de toda la Semana Santa conquense. Era la hora de analizar las características y circunstancias particulares de este desfile procesional, y que este análisis fructificara en un proyecto nuevo repleto de ilusión con el cual se pudiera acabar, de una vez por todas, con esa problemática.

Después de una infinidad de reuniones, informes, estudios, debates, etc., por fin, en la Junta General de la Archicofradía celebrada a finales del mes de mayo se llegó a un proyecto común que contó con la aceptación de seis de las siete hermandades que se integran en la Archicofradía de Paz y Caridad. Dicho proyecto se basa única y exclusivamente en realizar el recorrido en sentido inverso al actual. Por lo que, por su simplicidad y sencillez, su puesta en práctica no debe ocasionar ningún tipo de inconveniente ni contrariedad a nivel de organización: • La salida se hará de igual forma que con el recorrido actual, pero al llegar al puente de La Trinidad ya no lo cruzamos, sino que continuamos por la calle Calderón de la Barca, para coger más tarde Carretería. • Tras el descanso y cumplido ya la mayor parte del recorrido, es de suponer que los nazarenos de fila que salgan hacia abajo, aguanten mejor el cansancio y no se vayan del desfile. Por lo que el principal problema que son los cortes por el abandono de hermanos no se debe producir. Además, tampoco en el recorrido de vuelta hay sitios naturales para que el desánimo pueda inducir a un abandono masivo. (Como sí ocurría en el recorrido en sentido contrario al pasar la procesión por las inmediaciones del Parque de San Julián o por la Plaza de la Constitución). En cuanto a la brillantez y lucidez del desfile de la Procesión de Paz y Caridad, este cambio supondrá: En primer lugar, una innovación en la procesión que indudablemente despertará curiosidad e interés para el público: se producirán imágenes inéditas e insólitas; surgirán nuevos puntos de interés que provocarán nuevas sensaciones y sentimientos; el paso por la calle de Carretería debe ser espléndido con todas las hermandades perfectamente organizadas y con el máximo de nazarenos en sus filas; que decir del paso por las “curvas de la Audiencia” de noche; que nuevas sorpresas nos deparará el nuevo lugar para “El Momento Mágico”


Fotografía: Antonio Abarca

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Fotografía: Antonio García Escamilla

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en las inmediaciones del puente de San Antón; y tantos y tantos otros,...Y por qué no soñar con un vistoso y digno cierre de procesión en el templo de procedencia con todas las hermandades perfectamente organizadas.

nazarenos participantes en la procesión; el acceso por el centro de la ciudad se dejará libre muy pronto, con la ventaja que esto supondrá para una mejor organización de la ciudad que en esos días se encuentra repleta de turistas y visitantes;...

Pero este cambio supondrá también la solución para otros problemas de orden público que actualmente inciden negativamente para el buen desarrollo del desfile procesional: Se resolverá, casi en la totalidad, el problema que supone el incesante flujo de gente, ajena al desfile procesional, que pretenden llegar a la Plaza Mayor y que por haber asistido a la salida de la procesión, no tienen otro camino para hacerlo que entre las filas de las hermandades; Se verán reducidos los problemas actuales de aglomeración de gente en la Puerta de Valencia por parte de la muchedumbre que baja de la parte alta y de los asistentes a los conciertos de Música Religiosa en el Auditorio; Se evitará pasar por las inmediaciones de la Plaza de España a unas horas en las que esta zona se convierte en lugar de concentración de multitud de personas cuyos intereses y actividades nada tienen que ver con la solemnidad del desfile procesional y que ya han ocasionado más de un altercado con los

Además, con el apoyo por parte de la Junta General de la Junta de Cofradías a esta propuesta de la Archicofradía, somos conscientes de que se “ha abierto la puerta” para que otros desfiles procesionales puedan dar solución a los problemas por los que atraviesan actualmente y adecuarse a las nuevas peculiaridades. De alguna manera apoyando esta propuesta la Semana santa de Cuenca demuestra que está viva y que evoluciona adaptándose a los nuevos tiempos con los que le toca vivir. Como se puede ver, sobre el papel todo son ventajas, pero falta lo más importante: la puesta en escena. Y el resultado final, lo veremos, D.M., cuando concluya el próximo desfile de la Archicofradía, en el Jueves Santo de Cuenca, el próximo 13 de abril.


Fotografía: J.A. Jiménez

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Actividades de la Vble. Hdad. de Jesús Entrando en Jerusalén Visita al Museo de Arte Abstracto de Cuenca Las pasadas Navidades un grupo de chic@s pertenecientes a la Hermandad de Jesús entrando en Jerusalén, conocida como “La Borriquilla” visitó el Museo de Arte Abstracto. Parafraseando a Antonio Saura podríamos decir que un cuadro es un acontecimiento y, no cabe duda, la Semana Santa de Cuenca, al menos para todos los conquenses, es un verdadero acontecimiento que se vive intensamente en esos días de Pascua. Colores, sonidos, formas, ritmos... son los elementos que conforman las obras pictóricas y escultóricas que pueden contemplarse al pasear por las salas del museo, elementos que definen el lenguaje de la Abstracción. Igualmente, colores, sonidos, formas, ritmos es lo que también se percibe cuando los pasos procesionales salen por las calles de la ciudad en Semana Santa. Los chic@s que vinieron a visitar el museo: Lola, Paula, Meli, Alberto, Andrea, Antonio y Águeda pasearon por diferentes espacios, contemplaron cuadros donde los colores, las texturas y los gestos sugieren preguntas y sentimientos. Después pasaron al taller y experimentaron con los instrumentos y con las técnicas que emplearon y siguen empleando los artistas: por un lado, con la técnica de la vidriera realizaron una palma, cubriendo con colores las formas geométricas con las que previamente se habían construidos esas palmas; por otro, utilizaron la imagen de la calle Alfonso VIII (por donde circulan los pasos procesionales) y utilizando el lenguaje de Lichtenstein –artista americano representante del arte Pop, del que se exhibió una exposición en las salas temporales del museo- pintaron los edificios con puntos bendai, rayados, colores planos, etc., ofreciendo una mirada pop de una de las calles más singulares del casco antiguo de la ciudad.

Este taller, al igual que el de pintura y plástica, van destinados a los más pequeños, con dos objetivos importantes como son el de fomentar la convivencia entre los hermanos más pequeños, intentando que no se reduzca solamente al día de la celebración de la Procesión del Domingo de Ramos y el de proporcionarles unas horas de distracción, entretenimiento y creatividad durante la época de vacaciones. El taller de cerámica fue impartido, como en años anteriores, por Luis Castillo, que gracias a su profesionalidad no faltó de nada para que se desarrollara con total normalidad. También hay que agradecer la colaboración desinteresada de Ana y de Almudena que estuvieron pendientes de todos y cada uno de ellos. Este año, la idea inicial era la de confeccionar un Belén, con lo cual, los veinte participantes, con edades comprendidas entre los cinco y los trece años y siguiendo las instrucciones y los consejos de Luis Castillo, se pusieron manos a la obra haciendo alarde de una gran imaginación y creatividad. Andrea, Rodrigo y Alejandro se encargaron de hacer los Reyes Magos. Carlos, Ana y Sara, diversas figuras del portal, entre otras muchas. Pedro y Diego se lanzaron con el Castillo de Herodes, romanos y pastores. Antonio, Alberto, José, Paloma, María y Miguel se encargaron de los pastores y demás detalles. Lola nos fascinó con sus casitas y los más pequeños, Águeda, Paloma, Juan, Meli y María colaboraron con pastores, ovejas y demás animalitos del Belén. Sólo nos queda encontrar un lugar apropiado para poder exponer el Belén durante las navidades del año 2006, que seguro sorprenderá a muchos por su originalidad y variedad de figuras. Emilio Bayo Molina.

Silvia Garrote.

Taller de cerámica. Año 2005 Durante los días 27, 28 y 29 de diciembre de 2005, se celebró en el Centro de Mayores Dos Ríos, de Villa Román, la 3a Edición del Taller de Cerámica, que esta Hermandad suele desarrollar durante las fiestas navideñas.

Taller de plástica Las pasadas Navidades un grupo de chic@s pertenecientes a la Hermandad de Jesús entrando en Jerusalén, conocida como “La Borriquilla” visitó el Museo de Arte Abstracto.


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Parafraseando a Antonio Saura podríamos decir que un cuadro es un acontecimiento y, no cabe duda, la Semana Santa de Cuenca, al menos para todos los conquenses, es un verdadero acontecimiento que se vive intensamente en esos días de Pascua. Colores, sonidos, formas, ritmos... son los elementos que conforman las obras pictóricas y escultóricas que pueden contemplarse al pasear por las salas del museo, elementos que definen el lenguaje de la Abstracción. Igualmente, colores, sonidos, formas, ritmos es lo que también se percibe cuando los pasos procesionales salen por las calles de la ciudad en Semana Santa. Los chic@s que vinieron a visitar el museo: Lola, Paula, Meli, Alberto, Andrea, Antonio y Águeda pasearon por diferentes espacios, contemplaron cuadros donde los colores, las texturas y los gestos sugieren preguntas y sentimientos. Después pasaron al taller y experimentaron con los instrumentos y con las técnicas que emplearon y siguen empleando los artistas: por un lado, con la técnica de la vidriera realizaron una palma, cubriendo con colores las formas geométricas con las que previamente se habían construidos esas palmas; por otro, utilizaron la imagen de la calle Alfonso VIII (por donde circulan los pasos procesionales) y utilizando el lenguaje de Lichtenstein –artista americano representante del arte Pop, del que se exhibió una exposición en las salas temporales del museo- pintaron los edificios con puntos bendai, rayados, colores planos, etc., ofreciendo una mirada pop de una de las calles más singulares del casco antiguo de la ciudad. Celina Quintás.


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Música para un hermanamiento Hermanamiento de la Vble. Hdad. de “La Negación de San Pedro” y la “Asociación Musical Moteña” Celebración del XXV Aniversario de la Asociación Musical Moteña y del X Aniversario de Desfile por las calles de Cuenca de la Venerable Hermandad de La Negación de San Pedro Cumplir años puede significarnos diversas cosas, diferentes apreciaciones sobre el paso del tiempo y la fugacidad de los momentos que vivimos en el presente, transformados inmediatamente en pasado. Pero cuando lo que cumple años es el sueño que ciertas personas acariciaron en su momento, que con su esfuerzo, su ilusión y ahínco consiguieron iniciar una andadura musical hasta cumplir hoy veinticinco años. Pero, cuando lo que también cumple años es otro sueño, que otras personas mimaron con ternura para crear una Hermandad recuperando un paso perdido de la Semana Santa de Cuenca hasta cumplir hoy diez años desfilando por las calles de su ciudad, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que estamos doblemente de enhorabuena, a pesar de las reflexiones sobre esa fugacidad del tiempo citada y por ende , de la vida. La conmemoración del XV aniversario de la Asociación Musical Moteña, de la localidad conquense de Mota del Cuervo, asociación que viene acompañando tradicionalmente a los desfiles procesionales de la Semana Santa de Cuenca y el X aniversario de la Venerable Hermandad de La Negación de San Pedro, con su paso titular recuperado desde su destrucción en la contienda civil, han servido como fundamentación para su Hermanamiento.

En la Junta General de la Venerable Hermandad de la Negación de San Pedro, celebrada en los salones de la Junta de Cofradías, el 25 de abril de 2005, Raúl Cañego, hermano y bancero desde el primer año hasta estos diez de desfile, puso en conocimiento de las hermanas y hermanos presentes sobre el aniversario de la Asociación Musical Moteña; y, coincidiendo en el tiempo con el aniversario de la Hermandad, propuso que la Junta Directiva iniciase las gestiones oportunas para llevar a cabo el Hermanamiento entre las dos entidades. Propuesta a la que no hubo objeción alguna, aprobándose ésta por unanimidad. Así se gestó la idea, aceptándose con posterioridad y con alborozo la propuesta en el seno de la Asociación Musical. De aquella tibia tarde de abril de 2005 a la fría y lluviosa noche del mes de febrero de 2006, en la que tres directivos de la Hermandad se dirigían al municipio de Mota del Cuervo, sin otra pretensión que establecer el protocolo de Hermanamiento y estar presentes en uno de los ensayos de la Banda de Música, han sido muchas las ilusiones que fraguaron el proyecto de Hermanamiento. Ilusiones que mostraron en el cariñoso recibimiento por parte de los directivos de la Asociación Musical y que evaporaba las inclemencias meteorológicas de la noche, un recibimiento entrañable en el que se respiraba el Hermanamiento.


Fotografía: Hermandad “La Negación de San Pedro”

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Ilusiones, como las que derrochaban por los poros de su piel a través de los acordes en las marchas procesionales que interpretaron los integrantes de la Banda de Música de la Asociación Musical Moteña en aquella noche invernal; o como las que desparramaban, una semana después, sus músicos por todos los rincones del Teatro Auditorio de Cuenca grabando un CD de marchas procesionales, con esfuerzo y tesón. Ilusión, como la que estará presente en la Iglesia de San Miguel el 25 de marzo, cuando se consuma el Hermanamiento con un Concierto digno del mismo. Esa es la fórmula alquímica de los elegidos y las elegidas para interpretar la música, la ilusión. Ilusión para saber transmitir la nota precisa que se transformará en la melodía necesaria para mitigar el sufrimiento del bancero, un bálsamo que aliviará el peso de la querida imagen que porta sobre sus hombros. ¿Hay algo tan indisoluble como los desfiles procesionales y la música que sumisamente acompaña el vaivén de sus imágenes? Con esta celebración de hermanamiento se estrecha aún más, los lazos que une a la música procesional y a los desfiles procesionales propios de la Semana Santa de Cuenca. Así pues, el hermanamiento de la Venerable Hermandad de La Negación de San Pedro y de la Asociación Musical Moteña del municipio de Mota del Cuervo (Cuenca) viene motivado para, con el apoyo económico Institucional y privado, llevar a cabo una serie de actividades y de actos con contenidos musicales, artísticos, culturales y religiosos; con los que se favorecerá la convivencia de aquellas personas interesadas en acercarse y participar en los actos propios del Hermanamiento. Una unión de dos entidades enclavadas dentro de la provincia, en Mota del Cuervo y la propia capital conquense; lazos de unión, no sola-

mente de quienes las integran sino de todos los conquenses y moteños, así como foráneos que pueden tener la oportunidad de participar en el acontecimiento. Pero la justificación más íntima es el reconocimiento al esfuerzo de los Conquenses y Moteños, hombres y mujeres, que de una manera anónima y callada a través de sus respectivas entidades han contribuido a ensalzar una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad como es Cuenca. El Protocolo de Hermanamiento establecía una serie de actos y actividades que culminarían en el propio acto de Hermanamiento: El 11 de febrero de 2005, en la el Teatro Auditorio de Cuenca, se grabaría un disco compacto con catorce marchas procesionales, todas ellas conocidas en los desfiles procesionales de la Semana Santa de Cuenca. Entre ellas se encontrarían las tres marchas procesionales dedicadas a la Venerable Hermandad de La Negación de San Pedro (“Flevit Amare”, 1999, de Pedro José García Hidalgo; “La Negación” , 2004, de José Vicente Monedero; y “No lo Negaste en la Cruz”, 2005, de Manuel Millán de las Heras). El día 5 de marzo de 2006, durante la Solemne Función Religiosa de la Hermandad en honor a su Titular, en la Iglesia de San Pedro se bendecirían los corbatines que portarán los guiones de las dos entidades objeto del Hermanamiento. El día 25 de marzo de 2006, en la Iglesia de San Miguel, se celebraría un Concierto de Marchas Procesionales, dedicado al Acto propio del Hermanamiento y que tendrá lugar en el entreacto del concierto El Miércoles Santo, en la Solemne Procesión de El Silencio, ocupando un lugar de honor dentro del desfile de la Hermandad, desfilarían tres representantes de la Asociación Musical Moteña portando su guión.


Fotografía: Enrique Martínez Gil



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INVESTIGACIÓN

Recuerdo (y anhelo) de la

BandadeCornetas y Tambores de la Guardia Civil en la Semana Santa de Cuenca Por Israel José Pérez Calleja

Exordio. A modo de justificación RecuerdodelaBeneméritaredoblandotamboresenposicióndefirmes, aguantandoelaguaceroylacalazóntricornioabajo.Sinungestoniunaqueja.Ydenazarenosimpávidos,notandodesmoronarseellivianoarmazónde su capuz y caer el agua del celeste cántaro a la tulipa terrena (J. M. Carretero Escribano, Pregón de la Semana Santa de Cuenca: Antigua Iglesia de San Miguel, Viernes de Dolores, 10 de Abril de 1987). A lo largo del presente apartado introductorio, se tratará de exponer brevemente cuáles son los motivos que han guiado este artículo por el sendero analítico a continuación desarrollado en el capítulo metodológico, por un lado, y de aclarar, también de modo muy sucinto y conciso, por otro lado, las razones para elaborar un escrito sobre, a nuestro modesto parecer, uno de los muchos y más injustamente olvidados y minusvalorados elementos históricos de la Semana Santa de Cuenca más reciente como, sin ningún género de duda, fuera la impecable trayectoria en los venerados desfiles procesionales capitalinos durante nada menos que dieciocho años, y de forma casi ininterrumpida, de la desaparecida y hoy añorada Banda de Cornetas y Tambores adscrita y dependiente de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca. Durante la inminente Semana Santa de este mismo año de 2006, los nazarenos de Cuenca tendremos el deshonor de celebrar inconsciente e involuntariamente el vigésimo aniversario de la desaparición de la Banda y, por consiguiente, de la ausencia, tanto en los desfiles procesionales como en otros eventos festivos bastante arraigados en la capital y la geografía provincial conquenses, de uno de los más destacados y destacables elementos simbólicos que, en el último tercio del siglo pasado, caracterizara a la Semana Grande de Cuenca: aquella Banda de Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia de la Guardia Civil, años más tarde también de gaitas que, con su parsimoniosa elegancia, severa y grave, junto a una nada desdeñable pericia musical de sus componentes, logró insuflar, debido, como se ha aludido, a una seriedad indómita en el proceder de todos ellos, un valioso añadido de reciedumbre desde la misma cabecera de los, ya por entonces, concurridos cortejos procesionales.


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Como tantos otros interesantes iconos de la Semana Santa de Cuenca, empero, la participación de la recordada Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de la Comandancia conquense en nuestra mal denominada Semana de Pasión1 y su triste desaparición, ha estado fatalmente lastrada por dos grandes tipos de sensaciones, las cuales, de manera inherente, parecen ser irremediablemente consustanciales al olvidadizo imaginario colectivo conquense: por una parte, resulta óbice redundar en estas líneas sobre la magnífica aportación, no sólo en términos musicales, que la citada Banda imantó con su presencia solemne a la más reciente historia nazarena de Cuenca, con aquella su presencia altiva tan bien ligada al sentido austero y penitencial, que siempre debiera presidir nuestra Semana Grande. Así, no puede ni debiera suponer una circunstancia extraña el hecho de que varias generaciones de conquenses, todavía en la actualidad, cuando las procesiones, torrentes de fe, inundan con su reguero de fervor y tulipa las callejas mínimas de Cuenca, destinen una penúltima mirada de pupilas melancólicas hacia la cabecera misma de aquéllas, soñando, otro año más, en ráfagas mudas de escurridizos segundos, el regreso de la añorada Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil, de aquellas acompasadas formaciones de tambores y cornetas, gaitas y atabales, que supieron anunciar con el ahínco extenuante de la templanza bien entendida, con el sobrecogedor avanzar de su lenta marcha inalterable, las Imágenes de la Pasión, acaso el más insondable Misterio de esta tierra. Por otra parte, tampoco constituye ningún secreto a estas alturas la proverbial capacidad de olvido de buena parte de la población conquense para con algunos de los protagonistas más señeros, independientemente de su nivel de trascendencia, del ayer más cercano de la Semana Santa de Cuenca2. De modo que, si bien el agradecimiento discreto no por ser más callado resulta menos sincero, parece conveniente, aunque sea con un carácter evidentemente retroactivo, trasla-

1.Enelaño1977(añoagridulceenelcapítulodeefeméridesconquensesporsignificar aquél, por un lado, el 800o Aniversario de la Reconquista de Cuenca por el castellano rey Alfonso VIII y, a la par, el mismo año que, pesaroso, presenció impotente el fallecimiento delimagineroconquenseD.LeonardoMartínezBueno),elquefueralaureadopregonero y, entre otros cargos oficiales, Subdirector General de Información y Director General de EducaciónEspecial,D.JoaquínBenítezLumbreras,señalabaacertadamentealrespectode estaerróneaconsideracióngeneralizadalosiguiente:“Unausualysabidaparticipacióndel ciclolitúrgicoestablece,recordémoslo,eldenominarSemanadePasiónalaqueprecedea lossietedíasconsagradosaconmemorarlosepisodiosmismosdelaPasióndelSalvador,la nombradaSemanaSantaytambiénSemanaGrande-asísediceademásenotroslugaresno ya de España, sino del resto de la cristiandad-, o, con término conquense, Semana Infinita” (CALVO CORTIJO, L., Pregones y pregoneros. Semana Santa de Cuenca (1945-1991), Cuenca, Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real, 1992, p. 23; las palabras en negrita sondelautor).Correcciónésta,sabiamenteratificadaporelnomenosdignificadopregonero, yfiguraprincipalenelestudiodelahistoriapasionistadeCuenca,D.JoséMiguelCarretero Escribano, Doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, quien, en precisa anotaciónapiedepágina,conmotivodesuespléndidaponenciapresentadaenelVICongresoNacionaldeHermandadesdeNuestroPadreJesúsNazarenoyRescatadodeMedinaceli, celebrado en nuestra ciudad durante los días 15 y 16 de abril del pasado año, apuntaba lo siguiente: “La Semana de Pasión, en rigor, no en la Semana Santa, sino la inmediata anterior, desde el Domingo de Pasión hasta el de Ramos; así el Miércoles de Pasión no es el Miércoles Santo, separados ambos por siete días” (CARRETERO ESCRIBANO, J. M., “AcercadelaSemanaSantaenCuenca:imágeneseimagineros;lasmarchasprocesionales; vida, muerte y vida”, en MARTÍNEZ DE LA PRESA, A. y VÁZQUEZ VARELA, C. (coords.), Jesús Nazareno y Rescatado de Medinaceli. Actas del VI Congreso Nacional, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2005, p. 125). 2.Enestemismosentidoosincerapretensióndebensercontextualizadossendosartículos deinvestigaciónrealizadosporestemismoautorypublicadosrespectivamenteeninmediatas ediciones anteriores de esta anual publicación oficial de la Junta de Cofradías de Semana Santa de Cuenca: PÉREZ CALLEJA, I. J., “José Martín de Aldehuela y la arquitectura religiosa de la Semana Santa de Cuenca”, Cuenca Nazarena, 2004, pp. 97-113 y “Fausto Culebras en la Semana Santa de Cuenca. Algunas notas sobre el gran ausente de nuestra imaginería procesional”, Cuenca Nazarena, 2005, pp. 92-109. 3. En el año 2003, el ya tradicional y afortunadamente institucionalizado Concierto Inicial de Cuaresma fue interpretado por la Unidad de Música de la Dirección General de la GuardiaCivil(lafechaexactadelacelebracióndetanesperadoyconcurridorecitalmusical tuvo lugar un viernes día 14 de marzo del citado año en el Teatro Auditorio de Cuenca). En dichoConciertoparticipó,amododereconocimientouhomenaje,elúltimocabodetambores de la Banda de Cornetas y Tambores de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca, D. Alejandro Carretero Laserna, quien interpretó para tan señalada ocasión, y sin previo

dar de manera escrita, pública, un sentido recordatorio a la mencionada Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca, a sus numerosos integrantes, en definitiva, con objeto, repito, de que mediante este breve y humilde ejercicio aproximativo a su inolvidable quehacer procesional, a tantas horas de bien cumplido deber, de honda devoción por la Semana Santa, por Cuenca, sea recompensado, pese a las evidentes limitaciones que suelen acompañar a este autor; para señalarles directamente, sin cortapisas, como unos de los muchos protagonistas de la Pasión según Cuenca que, en cambio, el antojadizo olvido desmemoriado jamás logrará arrebatar de esa otra procesión silenciosa repleta de nombres y recuerdos que camina silente tras el fervor morado, multicolor, de esa próxima procesión que nunca será la última. Tal y como se apuntará en el siguiente apartado metodológico, apenas si existen menciones en los diversos y abundantes textos, ya sean Pregones, escritos periodísticos, aportaciones líricas o ensayos de carácter científico, sobre la Semana Santa de Cuenca acerca de este particular, o alusiones en los múltiples y oficiales carteles anunciadores de ésta no siendo, incluso, descabellado aseverar sobre este extremo que tampoco existe un ampuloso catálogo fotográfico sobre la actividad de dicha Banda si establecemos una proporción, tanto en términos cualitativos como cuantitativos, entre el número de años, el número de procesiones vividas, entre las incontables horas de milimétrica formación y marcha espartana, en que participaron sus integrantes, siempre desde ese estrado de discreción natural que caracteriza al Cuerpo, y el relativamente escaso tratamiento y/o reconocimiento público3 dispensado a la misma (debe señalarse que la admiración particular de los nazarenos y ciudadanos de Cuenca hacia los componentes de esta Banda, no sería de justicia silenciarlo, siempre fue palpable).

ensayo,unodeaquellosfamososredoblesqueaúnresuenanenelecohuérfanoysolitariode lascabecerasprocesionalesdelosprimerosañosdeladécadadelosochenta.Esteeventofue recogido,entreotrosmedios,porlapáginaelectrónicaoficialdelaVenerableHermandadde Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna (http://www. jesusamarrado.com/semanasanta/musica/conciertocuaresma2003.asp)yporelquefuerahaceescasosañosilustrepregonero también de Semana Santa de Cuenca, D. Enrique Buendía, a la sazón gran amante de los sonidos de su tierra y, por ende, de la Semana Santa (BUENDÍA, E., “Momentos Claves”, Crónicas de Semana Santa, 2003, p. 16). 4. El presente artículo aproximativo sobre la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en su relación con los desfiles procesionales de esta capital, no pretendeplantearentresusdiversosobjetivosuncualificadoanálisismusicalencuantoal estudiodelacalidadsonoraconseguidadurantesuexistenciaporsusmiembros,porsignificarestavertientemelómanadeaquélla,améndeexistirunalimitacióndeespaciodisponible paraeldesarrollodeesteescrito,unpropósitoinescrutableparaunneófitoenestamateria como,sinduda,esquienaquíescribe.Encualquiercaso,paraestablecerunabreveaproximacióngeneralsobreelfenómenoestrictamentemusicalysonorodelaSemanaSantade Cuenca,ydejandoaunlado,paraotroforo,elreverdecimientodelestudiooaproximación históricaalsonidomásidentificativodenuestraSemanaSantacomoeselgenerado por la Turba, véanse, entre otros, los siguientes trabajos al respecto: BUENDÍA, E., “Sonoridad en la Semana Santa (... influye, es arte y parte)”, Cuenca Nazarena, 1999, pp. 69-72; “Pensamientos turbadores en clave musical”, Cuenca Nazarena, 2004, pp. 37-40; CABAÑAS ALAMÁN, F. J., Nicolás Cabañas. Un hombre, un músico... un conquense, Cuenca, Excma. Diputación Provincial de Cuenca, CCM y Asociación «Hoces Nazarenas», 1996; “Jesús Calleja Villamañán (1889-1957). Con el “Maestro Calleja”, la Banda Municipal de Música de Cuenca entró en la modernidad”, Cuenca Nazarena, 2001, pp. 21-28; “JuliánLópezCalvo.Compositordetierrasygentesconquenses”,CrónicasdeCuenca,no.219, 2001, pp. 38-39; CALVO CORTÉS, J. C., “Julián Aguirre y Juan Martínez Salamanca. Dos maestros para una gran marcha”, en VV. AA., Libro de la Venerable Hermandad de la Soledad de San Agustín, Cuenca, Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad (De San Agustín) y Excma. Diputación Provincial de Cuenca, 1997, pp. 125-132; CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), Cuenca, Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, Serie Costumbres Populares /1, 1990, pp. 139156 o CARRETERO ESCRIBANO, J. M., art. cit., en MARTÍNEZ DE LA PRESA, A. y VÁZQUEZ VARELA, C. (coords.), op. cit., pp. 124-137. 5.EstaBanda,aunquecreadaenelaño1989,desfilaporprimeravezenlasprocesiones deSemanaSantadeCuencaenelaño1991,participandosucesivamentehastaelaño1997. En los años de 2000 y 2001, esta citada Banda de carácter civil integrada por un buen númerodejóvenesconquensesentusiastas,reanudasucolaboraciónconlaSemanaSanta aparcando una serie de sonados desencuentros con la Junta de Cofradías de Cuenca por motivodeloscualesnoparticipadurantelosañosde1998y1999.Paraestablecerunabreve


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En otro orden de asuntos, pero sin abandonar del todo el hilo conductor de esta nuestra exposición preliminar o justificativa del artículo, hay que destacar que, en el plano estrictamente procesional y en lo que respecta a la participación de otras Bandas de Cornetas y Tambores precediendo a los cortejos penitenciales de la Pasión, Muerte y Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo, tras la desaparición de la mencionada Banda dependiente de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca, el inabarcable vacío, tanto en términos musicales4 como de plasticidad en el acompañamiento, no ha logrado ser suplido por el rosario de Bandas de Cornetas y Tambores de carácter civil y militar que han tenido a bien participar en la Semana Infinita. Tan sólo la tristemente desaparecida Banda de Cornetas y Tambores «Amigos de Cuenca»5, encabezada y dirigida con mesurado entusiasmo por la persona de D. José María Izquierdo6, consiguió durante los convulsos años de su existencia y colaboración dotar, si se quiere desde un plano más informal, de un marchamo e idiosincrasia propia a las procesiones de Cuenca en este apartado. Quizá en el último aspecto anteriormente esbozado (el comúnmente reconocido desacierto o mediocre espontaneidad, fruto evidente de la inexperiencia de algunos de sus componentes, de unas cuantas Bandas de Cornetas y Tambores que en los últimos tiempos han venido participando, no obstante, con impagable voluntariedad) radique una de las más importantes razones por las que, y siempre salvo ciertas y honrosas excepciones, se ha magnificado y alargado, más aún si cabe, la pronunciada sombra que todavía planea sobre este delicado capítulo de los desfiles procesionales de la Semana Grande de Cuenca7 tras la lamentable desaparición de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil, objeto principal de estudio de esta suerte de análisishomenaje con escasas pretensiones de tibieza objetiva.

aproximaciónsobrelamencionadaBandadeCornetasyTambores«AmigosdeCuenca»en su relación con la Semana Santa de Cuenca, véase la siguiente obra: SERNA, R., Semanasantear en Cuenca, Cuenca, Edición de la Autora, 2002, pp. 86-91. En este sentido, debe recalcarsequelarelativaorfandadpuramenteconquensedeBandasdeCornetasyTambores precediendoalasdistintascomitivasprocesionales,pareceestarapuntodesubsanarsesi finalmente,atendiendoalasabia y caudalosa rumorología nazarena conquense,selogra conformarunaBandadeestascaracterísticasafincadapermanentementeenCuencayconel necesario respaldo institucional de la Junta de Cofradías.

7. En cuanto a la conveniencia de situar Bandas de Cornetas y Tambores precediendo los cortejos procesionales de Semana Santa de Cuenca, y aparcando a un lado el resultado final de la calidad musical conseguida por sus componentes, no existe unanimidad a la hora de valorar comoimprescindiblelaparticipacióndeéstasendichosejerciciospenitenciales.Enestemismo sentido, debe ser subrayada por tratarse de una de las más admiradas como autorizadas voces de la historia escrita y oral del universo nazareno conquense, la siguiente reflexión del inolvidableydesaparecidoescritorFedericoMuelas,comoindicativobotóndemuestradesupública denostación y abierto rechazo de este tipo de Bandas en la Semana Santa de Cuenca (aunque dichorazonamiento,seguidamentecitado,debacircunscribirseeneltiempoalosañospreviosala participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia de la Guardia Civil, justoenlosmomentosenlosqueelhonordeencabezarlaprocesiónrecaíaenlaBandadeCornetas yTambores,tambiéndesaparecida,delFrentedeJuventudes):“Totalmenteestáporresolverla ambientaciónmusical.Cadainnovación―bandasprovincialesomilitares,gruposdecornetas ytambores―haempeoradoloanteriordesvirtuandolanaturalezaverdaderadeloscortejos.[...] Además, de algún tiempo a esta parte se ha introducido como número obligado las bandas de cornetasytamboresqueconsucastrenserepertorioysumarcialidad,son,amientender,losauténticosarreosmilitaresquelecolgaronalSantodemarras.Engeneraldebieraadministrarsecon extraordinariocelolapresenciadelasbandasdemúsicaennuestraSemanaSanta,prescribiéndose en absoluto las de cornetas y tambores” (MUELAS, F., “El (otro) libro de mi Semana Santa”, en MUELAS, F., Prosas conquenses, Carboneras de Guadazaón (Cuenca), el Toro de Barro, 1983,p.340).Paraunabreveaproximaciónoestudiosintéticodelafiguradelpoetaconquense Federico Muelas en su relación con la Semana Santa de Cuenca, véanse, entre otros, y además del anteriormente citado, los siguientes trabajos: CALVO CORTIJO, L., “La Semana Santa de Federico Muelas”, en CALVO CORTIJO, L., op. cit., pp. 133-134; Pregones y pregoneros. Semana Santa de Cuenca (1945-1991), ed. cit., 1992, pp. 272-302 o PÉREZ CALLEJA, I. J., “LaSemanaSantadeFedericoMuelas.Unaaproximaciónretrospectivaalosdeseospasionistas del poeta en el trigésimo aniversario de su muerte”, El Día (Número Especial de Semana Santa de Cuenca), 2004, pp. 4-16.

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6. Esta persona, alma mater de la Banda de Cornetas y Tambores «Amigos de Cuenca»,es,asuvez,yernodeunodelosmásemblemáticosmiembrosdeladesaparecidaBanda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca como es el señor D. Salvador López Angulo.


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Para finalizar con este breve apartado introductorio, justificación merecida del propósito de estudio perseguido por el presente artículo, sería poco menos que una vanidosa estulticia, o peor aún, un imperdonable error, a modo de omisión conceptual, no reseñar debidamente el hecho constatable, aunque tampoco reconocido en demasía, de que la Guardia Civil, en el caso particular de la Comandancia conquense, viene contribuyendo al esplendor de la Semana Santa de Cuenca desde hace ya algún tiempo mediante otra serie de colaboraciones que, si se quiere no tan carismáticas como la que aquí se trae a colación, con el transcurrir inexorable del tiempo aparecen incardinadas ineluctablemente en el incomparable paisaje pasionista de nuestras procesiones. De este modo, algunas de las más sobresalientes contribuciones con las que esta respetable y respetada Institución8 viene plasmando su inconfundible sello de predisposición en la Semana Santa de Cuenca son, por citar algunos ejemplos paradigmáticos, la marcial e imponente escolta de honor y a la funerala, tricornio sin montar sujetado al cuello con discreto barboquejo, a veces tricornio encajado portando arma larga, que, originalmente, dispensaban con gravosa rectitud cinco números de la Comandancia (un Cabo y cuatro guardias civiles rasos) a Imágenes procesionales tan emblemáticas como la de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín9, Señora de la Madrugada Santa

de Cuenca, en la Procesión «Camino del Calvario», Nuestra Señora de las Angustias10, Patrona de la Diócesis conquense, hacia el mediodía de Viernes Santo, en la llamada Procesión «En el Calvario» o de los Cristos, o al paso fúnebre, en primera instancia, de Cristo Yacente, escoltado también por el Muy Ilustre Cabildo de Caballeros y Escuderos, y de, en segunda instancia de duelo, la igualmente protegida por el benemérito Cuerpo Imagen luctuosa de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz en la ceremoniosa Procesión «Del Santo Entierro» cuando la noche de ese mismo Viernes, si cabe todavía más dolorido y doliente que el anterior, ha cubierto con su oscuro manto de cielo enlutado la cristiana Villa de Cuenca; del mismo modo, resulta notable la presidencia que, compartida con el resto de autoridades civiles y militares, tan dignamente ejerce el Teniente Coronel y Primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca en esta última procesión; por último, y de igual manera, ha gozado de merecida nombradía la encomiable y talentosa participación en la Semana Santa de esta tierra de la Banda de Música de la Guardia Civil (vinculada de forma única a la Dirección General de la Benemérita), la cual, en más de una ocasión, se ha identificado erróneamente con la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil, dependiente esta última, de modo directo, de la citada Comandancia conquense11.


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8.Lógicamente,nosuponeobjetodeestudiodelpresenteartículodeordenaproximativo acerca de la actividad de la extinta Banda de Cornetas y Tambores dependiente de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca en la Semana Santa capitalina, ni tampoco procede,establecerunsintéticoestudioanalíticosobrelahistoriadelaInstituciónensí,debido,entreotrascausas,alasreferidaslimitacionesdeespaciodisponibleparaeldesarrollo deestetrabajo.Aúnasí,noresultaríaprescindiblenibaladíelhechodeseñalarconabsoluta brevedadquelaGuardiaCivil,cuerpodeseguridadespañol,fueconstituidaporelgobierno encabezado por D. Luis González Bravo durante el reinado de Isabel II, mediante decreto fundacional de 28 de marzo del año de 1844, con la primigenia finalidad de garantizar el orden,especialmenteenlaszonasrurales,yladefensadepersonasypropiedades.Enesta misma línea, cabe añadir, dentro de esta escueta precisión histórica, que la persona de D. Francisco Javier Girón, célebre duque de Ahumada, fue su creador, en tanto que primer organizador,asícomosuprincipalyprimerDirector.PeseaqueresultaampliamentereconocidoelcumplimientofielquelaBeneméritavienedemostrandoconsulongevaycristalina trayectoriadelacatamientodelprincipiodeobedienciaalpoderlegalmenteconstituido,se haqueridopresentardesdediversoseinteresadossectoressocialesaestanobleInstitución de modo peyorativamente alejado de la realidad, señalando a la misma como un Cuerpo paternalista,endogámicoyultraconservador,silenciandodemaneraventajista,depaso,la enormecontribucióndedichaInstituciónnosóloalcorrectoordenyfuncionamientoconstitucionaldenuestropaís,sinosuloablelaborhumanitaria,hartoimpecable,enmuydiversos puntosconflictivosdelplaneta,améndesutandenodadacomoarriesgadaluchaconstante, incansable,frentealterrorismohomicidadetodaralea.Quizáunodelosepígonosculturales máscontraproducentesquehanvenidoconsolidandoestainjustaaunqueminoritariapercepción negativa de la Guardia Civil (la cual, en el año 1986, y por primera vez en su dilatada historia,observabaconinusitadaexpectacióncómoelcargodeDirectorGeneraldelamisma pasabaadesempeñarlounapersonanovinculadaalEjército),hayasido,entremuchosotros, afamadosóleoscomoelcreadoporelpintorRamónCasasypremonitoriamentetitulado«La Carga» (Museo Comercial de la Garrotxa, Olot, Girona). Para establecer un conocimiento certero sobre la historia de la Guardia Civil, véanse, entre otros, los siguientes ensayos al respecto: AGUADO SÁNCHEZ, F., Historia de la Guardia Civil, Madrid, Planeta, 1985; ANTÓN, J., Policía y Guardia Civil en la España republicana, Madrid, Idibeso Wells, 2001; BUENO CARRERA, J. M., La Guardia Civil: su historia, organización y sus uniformes, Madrid, Agualarga Editores, 1997; LÓPEZ CORRAL, M., La Guardia Civil: nacimiento y consolidación (1844-1864), Madrid, Ministerio de Justicia e Interior,

Secretaría General Técnica, 1995; La Guardia Civil en la Restauración: militarismo contra subversión y terrorismo anarquista, Madrid, Editorial Actas, 2004; LÓPEZ GARRIDO, D., La Guardia Civil y los orígenes del Estado Centralista, Barcelona, Crítica, Colección Serie Ciencias, no. 89, 1982; PUIG, J. J., Historia de la Guardia Civil, Barcelona, Mitre, 1984 o VV. AA., Guardia Civil, Madrid, Lojex, 3 vols., 1994. Además, para completar unarápidaaproximaciónsobreelcarácterhistóricoyelfuncionamientoactualdeestaInstitución,puedenconsultarsetambiénsumensualpublicaciónRevistaGuardiaCivil,asícomo sumuycompletapáginaelectrónicaoficialubicadaenlasiguientedirección:http://www. guardiacivil.org 9. En el año 1970, la Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín expidió a favor de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca el Título de CofradedeHonorporlosrelevantesserviciosprestados,enelsentidopreviamenteapuntado, durante muchos años a esta Hermandad (Cfr. VV. AA., Libro de la Venerable Hermandad de la Soledad de San Agustín, ed. cit., pp. 46, 48 ó 53). 10. El Cofrade Mayor-Presidente de la Real Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias, con fecha de 10 de junio del año 1950, participa al Ilmo. Sr. Teniente Coronel Jefe de la 201 Comandancia de la Guardia Civil, la feliz decisión acordada por aclamación en el Capítulo OrdinariodemesdemayodeesemismoañodenombraratodoelBeneméricoCuerpodela provincia de Cuenca con el Título de Cofrade Honorario. 11.Acercadeesteasunto,hayquedestacarlacuriosacircunstanciadequelaBandade Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia de la Guardia Civil coincidió en su participación en la Semana Santa de Cuenca del año 1967 con la Banda de Música del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro (Madrid) (Cfr. CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), ed. cit., p. 146). En este mismo sentido, cabe reseñar, de igual modo, que, durante el lejano año 1941, una vez finalizada la terrible contiendacivilespañola,ycomoconsecuenciadelafusióndelosCuerposdeCarabineros y Guardia Civil, los mismos vieron unificadas sus respectivas Bandas de Música en dos Unidades: la del Primer Tercio Móvil, ubicada en la propia capital madrileña, y la de la anteriormentemencionadadelColegiodeGuardiasJóvenes,radicadaenValdemoro.Enla actualidad,sendasUnidadesaludidas,sehanfusionadoconstituyendolaUnidaddeMúsicadelaDirecciónGeneraldelaGuardiaCivil,decuyasespectacularesmaniobrasmusicales losconquensesinteresados,talycomoseapuntóenlíneasprecedentes,pudierondisfrutar hace apenas tres años.


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Metodología Será el anuncio de las Cornetas y los Tambores, la forma de sonoridad aguda y temblorosa, marcial,quetienelaCuencanazarenadecomunicar a loscuatrovientos,unaymilveces,queAquelqueseconvirtióenpiezacrucial para nuestra salvación, va a iniciar su permanente y majestuoso camino de Tragedia.Yseestremecerálaciudad(E.Buendía,“Pensamientosturbadores en clave musical”). El segundo gran apartado de este artículo de investigación, a modo de merecido homenaje retroactivo de carácter escrito sobre la participación en el pasado más reciente de la hoy extinta Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en la Semana Santa de la capital, y antes de inmiscuirnos pormenorizadamente en el desarrollo de los aspectos más enjundiosos acerca del proceder pasionista de aquélla en los desfiles procesionales de Cuenca, resulta conveniente, siquiera de modo breve, relacionar una serie de las más importantes líneas o actuaciones básicas que se programaron en un principio, desde un plano metodológico, para llevar a buen puerto el objeto final de este escrito. Para la elaboración de este ejercicio aproximativo sobre el cometido particular en la Semana Grande de Cuenca de la citada Banda dependiente de la Comandancia conquense de la Guardia Civil, pueden destacarse ocho grandes fuentes de información que, con una paciente consulta, no han venido a significar cosa diferente que valiosas referencias clarificadoras al respecto de este asunto, las cuales, de una u otra manera, en una mayor o menor medida, y atendiendo a la distinta variedad de posibilidades que durante el trascurso de la investigación han ido cobrando cada una de las mismas, han servido, en buen grado, para superar los enrevesados obstáculos metodológicos12 que, sin ningún género de duda, tal y como se señalará posteriormente, se han venido presentando casi de un modo natural al pretender abarcar de manera ambiciosa y científica el análisis evolutivo general de una actividad musical, si se quiere secundaria o ligeramente tangencial a la Semana Santa de Cuenca, protagonizada por una Banda de Cornetas y Tambores como fue la que ahora y aquí nos ocupa, tan injusta y discretamente tratada por la historiografía musical conquense y pasionista. Por lo tanto, y aclarado todo lo cual, en inmediatas líneas de este apartado metodológico se procederá a enumerar y relacionar esas aludidas fuentes de información sobre las que, de una parte, descansan los pilares fundamentales de este análisis de carácter aproximativo y que, por otro lado, vienen a engrosar de modo sustancial el referido planteamiento metodológico inicialmente planificado para llevar a cabo el desarrollo final de aquél: a) Acceso directo a un más que valioso conjunto de documentación original de carácter interno conservado en la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca, directamente relacionado con el objeto de análisis principal de este artículo. En este mismo sentido, cabe resaltar la circunstancia de que para nuestro cometido se ha logrado consultar este aludido y trascendental volumen de escritos facilitado, previo requerimiento oficial al Primer Jefe de la Comandancia, por los responsables de la misma, encabezados por el Teniente Coronel Sr. D. Manuel Viñuela Castillejo quien, con presta diligencia, dio su necesario visto bueno a las numerosas peticiones de consulta de documentación no difundible planteadas por el autor de este trabajo. b) Consulta minuciosa del numeroso y creciente material bibliográfico existente sobre la Semana Santa de Cuenca, independientemente de la rigurosidad científica de los escritos recopilados, de acuerdo al propósito final planteado para este trabajo y atendiendo, por tanto y en buena lógica, de modo prioritario y casi unívoco, a las posibles menciones reflejadas sobre la actividad desarrollada por la

referida Banda durante casi dos décadas en los desfiles procesionales de esta ciudad. c) Escrutinio de aquella documentación escrita y gráfica proveniente de la prensa local de la época en cuestión, que estuviera relacionada directa o indirectamente con la por entonces anual tarea pasionista de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa. d) Escucha detenida y repaso visual, previa recopilación, de un completo y desperdigado material sonoro13 y videográfico, también de origen público y privado, concerniente a la participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa, estudiado con el único fin de ampliar y diversificar el acercamiento o aproximación analítica al objeto de estudio planteado de la manera más enriquecedora posible. e) Fuentes orales. Sin ningún temor ni riesgo de fatales equívocos y, también, debido al propósito final de este artículo, así como resultado de las distintas y apreciables limitaciones bibliográficas presentadas para una correcta culminación de este entusiasta y atrevido homenaje escrito, esta fuente metodológica de información oral señalada, empero, ha resultado ser con su repetida exploración tan sustancialmente enriquecedora y valiosa como clarividente y emotiva. De este modo, se atendió de primera mano a las sabias y entrecortadas palabras, sensaciones y recuerdos, de los propios protagonistas de aquella añorada Banda. Así, en esta vertiente metodológica de la investigación se pueden destacar dos grandes referencias al respecto: - Celebración de una reunión consistente en una charla y conversación conjunta (previa localización, citación y planteamiento general de la cuestión a los presentes, y de la que afortunadamente consta grabación sonora y testimonio gráfico), con una importante y numerosa representación de los componentes de la desaparecida Banda, la cual fue celebrada durante una amistosa sesión vespertina de un soleado martes día 7 de febrero de este mismo y casi recién estrenado año de 2006 en un domicilio particular muy próximo al actual acuartelamiento conquense de la Guardia Civil, gustosamente cedido con afable hospitalidad para tan señalada circunstancia por los padres de quien aquí escribe. - Conversaciones privadas y particulares de muy distinta duración con cinco miembros históricos de la Banda de Cornetas y Tambores sometida a análisis. En primera instancia, deben recalcarse las valiosas aportaciones que, de modo individual, los señores D. José Carnal López, D. Alejandro Carretero Laserna14, D. José Díaz-Alejo MartínBlas y D. Hilario Poyatos González ofrecieron de manera desinteresada en un formato o cuestionario breve. En segunda instancia, durante los dos últimos años, el señor, y guardia civil retirado, D. Juan Francisco Pérez Escalada (a la sazón integrante de la citada Banda de Cornetas y Tambores dependiente de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca durante la práctica totalidad de su citada relación, a modo de participación, con la Semana Santa capitalina) ejerció de paciente guía durante el planteamiento y postrer desarrollo de este trabajo aproximativo con la rememoración fluida de un sinfín de datos y escenas que retrató repetidamente a este joven autor, su propio nieto, con la amena frescura del jovial recuerdo vivo. f) Recopilación y consulta de una importante serie de material gráfico, tanto de carácter público como privado, en el que hubiera quedado cumplida constancia, reflejada e inmortalizada, en definitiva, del modo, del cuándo y del cómo, pues, en el que participó durante casi dos décadas y de manera tan sobresaliente en la Semana Santa de Cuenca esta Banda dependiente de la Comandancia de la Benemérita de la capital.


INVESTIGACION

g) Sondeo de las distintas Actas municipales en las que, bien por su contemporaneidad con la etapa cronológica del objeto de estudio, bien debido al repetido carácter peticionario del Ayuntamiento15 para requerir de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca (que era la que, a su vez, elevaba dicha petición a la Dirección General de la Institución) la participación de su Banda de Cornetas y Tambores en los desfiles procesionales de la capital, pudiera aparecer algún tipo de información o referencia fundamental vinculante a nuestro objetivo primordial de análisis.

12. Sobre el engorroso y contradictorio laberinto existente sobre el cuadro general o composición exacta de las distintas Bandas de Música y de Cornetas y Tambores, que han venidoparticipandoenlosdistintosdesfilesprocesionalesdelaSemanaSantadeCuenca tras la Guerra Civil española, el desaparecido y aquí repetidamente citado autor D. Luis CalvoCortijo,reconocidoestudiosodelaSemanaGrandeconquense,abundadelasiguiente maneraenunadesusobraspasionistasmásveneradasycompletasacercadelasfarragosas limitacionesbibliográficasy/ometodológicasqueacompañancualquierintentodeestudio riguroso del acervo musical de nuestra Semana Santa: “Como dato para los curiosos, he tratadoderecomponerelcuadrodeBandasdeMúsicaydeCornetasyTambores,Timbales, Gaitas yClarines,quehanpasado por la Semana Santa de Cuenca desde 1940, misiónllena dedificultadesporlaescasezdefuentes,yaquenisiquieraserecogíanlascontratadascada año en las actas de la Junta de Cofradías [...]” (Op. cit., p. 142). 13. En este sentido, una más que válida referencia sonora de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa puede consultarse demodobastantesencillo,porserdeaccesopúblico,enlacompletísimapáginaelectrónica oficial de la Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna con lasiguientedirección:http://www.jesusamarrado.com/semanasanta/musical/sonidos.asp (sinquererdesmerecerconestecomentariolaeficientecalidaddelosdemásportalescofrades deCuenca,nosestamosrefiriendoalproyectoelectrónicoyvirtualmásambiciosorelacionado con nuestra Semana Santa y, a su vez, el más visitado por los nazarenos, perennes en su penitentecondicióncristianatodoelaño,conquensesyenconquensados).Concretamente,en lareferidapáginawebdeestaVble.Hermandadpuedenescucharselossiguientescincobreves fragmentossonorosdelaseñaladaBanda:1o.Toquesdelabandadecornetasytamboresde la Guardia Civil de Cuenca (con una duración de 2 minutos y 29 segundos); 2o. Gaitas de la banda de cornetas y tambores de la Guardia Civil de Cuenca (1:38); 3o. Cornetas de la banda de cornetas y tambores de la Guardia Civil de Cuenca (0:58); 4o. Salida de la Procesión del Jueves Santo. Banda de cornetas y tambores de la Guardia Civil de Cuenca (1:01). Esteúltimofragmentosonoronoparecepertenecerexactamente,comoasírezaeltítulodel membrete, a la Banda de Música de la Guardia Civil de Cuenca, sino a la misma Banda de CornetasyTamboresdelaComandanciaconquense;5o.Tamboresdelabandadecornetas y tambores de la Guardia Civil de Cuenca (0:43). Acerca de la continua modernización y progresivaconstruccióndepáginaselectrónicasoficialesdelasdistintasHermandadesdela SemanaSantaconquense,véanse,entreotros,lossiguientesestudiosaproximativos:GARCÍA RECUENCO, J. C., “Divulgación de la Semana Santa. Las nuevas tecnologías”, Cuenca Nazarena, 2003, pp. 30-38 o LÓPEZ, A., “Semana Santa en la red”, EL DÍA (Número Especial de Semana Santa), 2003, pp. 18-22.

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h) Visita guiada al tan coqueto como magníficamente estructurado Museo de la Guardia Civil de la Comandancia de Cuenca16 en el que, además de conservar admirables y añejos enseres propios de la Benemérita de una manera tan ordenada como curiosa, todavía se puede disfrutar apreciando algunos elementos básicos, dentro del amplio catálogo de los mismos, utilizados por los miembros de la recordada Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil como pueden ser los casos de una admirable indumentaria de Gala con su correspondiente tricornio bordado con vuelo; dos magníficos bordados de carmesí cromatismo cuyos centros están presididos por sendos emblemas de la Institución y que, en su día, prendieron de los tambores, cornetas, gaitas y atabales17; una de aquellas imponentes gaitas que tantas veces deslumbraran al público nazareno de Cuenca con su inolvidable y original trinar melodioso; junto a otra pequeña colección de adornos y utensilios, francamente interesantes de igual modo, como son los cintos y tirantes utilizados en las distintas procesiones por los componentes de la Banda, así como unos encuerados manguitos de Gala y portapalillos en Banderola.

14. Acerca de la persona del guardia civil en activo D. Alejandro Carretero Laserna, últimocabodetamboresy,deigualmodo,unodelosmássobresalientesyreputadosredoblistas de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca a lo largo de su existencia,debenrecalcarselasenormesfacilidadesmostradas,desdevecinastierraslevantinas,anteelincordiogratuitotrasformadoenrequerimientosque,víatelefónica,esteautor le planteó sobre la relación de aquella citada Banda, de la que formó parte activa mientras estuvo destinado en la ciudad conquense, con la Semana Santa de Cuenca. 15.EstaExcelentísimaInstituciónlocal,comoesgeneralmentesabido,colaborabacon susgenerosasaportacionespecuniariasdeunmododefinitivoparalacontratacióndeBandas de Música de todo género con motivo de los desfiles procesionales de Semana Santa. Enestesentido,yentreotrasnumerosasreferencias,puedeseñalarsequeenSesióndePleno celebrada el 28 de marzo de 1980 (justamente el año en el que finalmente no participó la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca) por la Excma. CorporaciónMunicipaldelAyuntamientoconquense,enelApartadodeAcuerdosmunicipales, punto10o,aparecereflejadolosiguiente:“Enpropuestas,seacordóaprobarelpresupuesto degastosporlaintervencióndelasdistintasBandasdeMúsicaenlosdesfilesprocesionales de la Semana Santa del año 1980” (Boletín de Información del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, Año XXIX, Segunda Época–Número Resumen 1979-1982, NÚM. 86, pp. 153154;extractodelosacuerdosadoptadosporlaComisiónMunicipalPermanenteduranteel primertrimestrede1980).Debidoalamásquecuriosaysorprendenteinformaciónreflejada en la inmediata anterior Sesión, celebrada el 21 de marzo de 1980 por dicha Corporación, mehepermitidolacaprichosalicenciadereproducirdosdelospuntosacordadosporlosasistentes,porestarambosmuydirectamenterelacionadosconlaSemanaSantadeCuenca:“6o. Acceder a lo solicitado por D. Emilio Andrés Cañamares, para instalar puesto para la venta de confituras, durante la próxima Semana Santa, en el interior del jardín de la Avda. de la Virgen de la Luz; 7o. No acceder a lo solicitado por Da. Angelita Fernández Martínez, para instalar puesto de bebidas durante la próxima Semana Santa, en portal sito en la C/ de San Pedro, núm. 8” (Boletín de Información del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, ed. cit., p. 153). 16.EnlasdependenciasdeesteMuseo,ubicadoenelmismorecintodelacuartelamiento conquense,puedecontemplarse,porseraquéluncentrodevisitadelibreaccesopúblicocon un más que flexible horario de apertura, un abundante y valioso material de toda índole relacionado con la Benemérita y cuidadosamente conservado por sus responsables. 17. En la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca no se conserva en la actualidad ningúnejemplardelasnumerosascornetas,tamboresyatabalesutilizadosenlasprocesiones por los distintos miembros de la Banda.


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Para concluir con este rápido recorrido por el planteamiento metodológico de este trabajo, parece menester subrayar una serie de importantes consideraciones que, en atención de las cuales, y a tenor de lo hasta aquí comentado, están íntimamente relacionadas con la decisión, posiblemente desacertada, de potenciar y primar durante el trascurso de la investigación una serie de focos o fuentes de información respecto de otras aunque, debe quedar claro, en ningún caso en detrimento absoluto de ninguna otra. De esta manera, en primer lugar, hay que recalcar la muy acusada desproporción entre la encomiable, duradera y no suficientemente reconocida labor de esta Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa, la cual, por merecimientos propios, ha logrado, sin embargo, formar parte activa de ésta con el transcurrir de los años, y pese a su disolución, como uno de los iconos paradigmáticos más señalados y reconocibles de la más brillante historia reciente de la Semana Grande conquense, y el tan reducido interés que la citada Banda ha venido suscitando, hasta prácticamente su olvido mortecino, en los diversos escritos de la Pasión según Cuenca. Es decir, se está en condiciones de asegurar, de denunciar añadiría, la inexistencia de una simétrica relación de equivalencia proporcional entre la aportación de esta Banda a la Semana Santa de Cuenca, aunque una valoración actual deba ser entendida irremediablemente mirando al pasado, y el grado de público reconocimiento que, a día de hoy, los numerosos integrantes de aquélla han recibido por esta labor. En esta misma línea, no debe olvidarse la enorme y estrecha compatibilidad (quizá en este punto pudiera estribar el motivo último y definitivo de la honda y compartida admiración que siempre ha despertado la misma en los círculos comunicantes del ambiente nazareno de Cuenca) y el fastuoso resultado visual y sonoro que, indistintamente, la recia marcialidad serena que los componentes de esta Banda imprimían y

lograban transmitir con su contenido quehacer procesional, encajara fácilmente en una Semana Santa tan castellana como la conquense en la que, en este mismo sentido, el silencio de los sonidos, el sonido de los silencios, la austeridad solemne, en definitiva, siempre constituyó, salvo aventuradas excepciones, uno de sus más acertados y sinceros reclamos. En segunda instancia, al tratarse este artículo, si bien de un escrito de investigación de naturaleza cuasi científica y académica, con una escasamente disimulada pretensión de homenajear por escrito a los componentes de aquella tan celebrada Banda de Cornetas y Tambores y, por extensión, a la Benemérita como Institución (la cual ha contribuido desde la discreción más absoluta al realce continuado de la Semana Santa de Cuenca con otra serie de interesantes aportaciones, tal y como se señaló con anterioridad, más allá, y nada menos, de la mera participación en los desfiles procesionales de la citada Banda), se ha intentado, sobre todas las cosas, descargar de rimbombantes tecnicismos, de una mareante catarata de fechas y cifras aleatorias, el presente trabajo para que lo atropelladamente dispuesto pueda servir de humilde altavoz resumido al compendio de las numerosas e interesantes vivencias, largamente relegadas en el desván polvoriento del olvido desmemoriado, que los respetados integrantes de la misma, protagonistas principales, créanme, de todo este incontento aluvión sincero de palabras, han tenido a bien trasladarme respecto de su ardua y extenuante función en la Semana Grande de Cuenca escasos lustros atrás. Por último, de igual manera, se ha pretendido apuntalar este artículo, siempre del modo más lógico y ordenado posible, con una abundante y valiosa batería de material y documentación gráfica en las que pudieran haber quedado plasmados de manera visual algunos


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de los muchos momentos estelares protagonizados por esta Banda de Cornetas y Tambores en la Semana Santa de Cuenca, así como también de otro tipo de detalles más relacionados con el vestuario, ornamentos e instrumentos utilizados por los miembros de aquélla en los cortejos pasionistas de la tierra. En este último término, y para clausurar definitivamente este, a nuestro entender, indispensable apartado metodológico de la investigación, debe reseñarse suficientemente el hecho de que no sólo la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca ha sufrido una cierta y ya denunciada marginación (a todas luces constatable, claro está, pero con un carácter eminentemente involuntario, debe constar, muy relacionado con la apática dejadez de la que los conquenses solemos hacer gala en determinadas ocasiones) en los numerosos escritos sobre la Semana Santa de Cuenca, sino también en los diversos catálogos fotográficos18, adjuntados como atractivas y resueltas imágenes en las diversas publicaciones pasionistas sobre esta nuestra manifestación de devoción popular cristiana, sobre todo en relación con la participación en la misma de las diversas Bandas de Música, comenzando por la tan admirada Municipal conquense, e incluso respecto de otras Bandas de Cornetas y Tambores militares y civiles19 que han venido desfilando tanto durante la existencia como tras la desaparición de la Banda dependiente de la Comandancia de Cuenca.

Acerca de la participación de la Banda de Cornetas yTambores de la Guardia Civil de Cuenca en la Semana Santa Capitalina20 Recuerdo en el que el tiempo no ha hecho alarde de su capacidad destructiva, como el de la imagen inolvidable del espigado Guardia Civil redoblando en la curva del Jardinillo... esos tambores que ensordecían y hechizaban... sonido que voló al aire y se perdió entre las hoces pero que aún en la actualidad de la noche vuelven a dejarse

18. Algunas de las últimas fotografías realizadas sobre la participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca de muy accesible consulta son, por estrictoordencronológicodepublicación,yentreotras,lassiguientes:instantánearealizada por el señorD.JesúsMorónypublicada en la página no. 27 del Programa OficialdeSemana SantadeCuencadelaño1982,editadoporelExcmo.AyuntamientodeCuenca,enlaquese puedeapreciarenprimerplanounaparcialformacióndetamboresportadosporunosmiembros de la Banda ataviados para la ocasión con traje de Gala; en el ya citado ensayo de D. Luis Calvo Cortijo, 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), aparece en la página no. 145 una no menos bella instantánea realizada por D. José Luis Pinós enlaqueseobservaentodosuesplendoryalaalturadelacurvadelfamosoJardinilloadyacentealaAudiencia(unodelosnaturalespalcosurbanosmássolicitadosparavivirnuestra SemanaSantaentodosuintensoesplendor),yenprimertérmino,laformaciónascendente de cornetas de la Banda; otra brillante fotografía aparece publicada en la página no. 99 del ejemplardelarevistaCuencaNazarenaeditadaenelaño1999,enlaquepuedevislumbrarse nítidamente el momento de la entrada majestuosa de la Banda en la Plaza Mayor de la capitalprecediendoauna,alparecer,muyconcurridaProcesión«DelHosanna»elDomingo deRamos;porúltimo,puedeapreciarse,deigualmanera,enlaseñaladapáginaelectrónica oficial de la Vble. Hdad. Ntro. Padre Jesús Amarrado a la Columna, otra fotografía de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca, lográndose identificar en primerainstancialaformacióndecornetascuando,pertrechadosparaesatardedelViernes Santo con esmerado vestuario de Gala, apenas si acaban de rebasar la Plaza de la Constitución para enfilar la Carretería. Sin abandonar del todo este asunto sobre la fotografía, hayquerecalcarquecasitodoelmaterialgráficorecopiladodecarácterparticularsobrela participacióndelaBandadeCornetasyTamboresdelaGuardiaCivildeCuencaennuestra SemanaSantallevaimpreso,enlacaraposteriordelainstantánea,elseñueloinconfundible delgranretratistagráficodeimágenesdelaPasiónD.LuisPascual(paraunaaproximación a la figura de esta personalidad tan estrechamente vinculada al ayer y hoy de la Semana Santa de Cuenca, véanse, por ejemplo, los siguientes trabajos: MUÑOZ MARTÍNEZ, J. L, “Memorias en blanco y negro”, Cuenca Nazarena, 2005, pp. 60-63 y PASCUAL, L., Luis Pascual: imágenes de Cuenca (1940-1960), [celebrada en el Centro Cultural Aguirre del 7 al 26 de julio de 1997]/[comisario de la exposición y textos del catálogo a cargo de D. José Luis Muñoz], Cuenca, Asociación de la Prensa de Cuenca, 1997).

percibir como aliento de la Cuenca misma (D. Prieto Jiménez, “Tras la tulipa”). En el siguiente apartado de este trabajo se abordará, sin más dilaciones ni agotadores preámbulos, el análisis inaplazable de aquello considerado como más relevante de la extensa relación existente entre la Semana Santa de Cuenca y la desaparecida Banda de Cornetas y Tambores dependiente de la Comandancia conquense de la Guardia Civil. Así, cabe destacar brevemente la circunstancia histórica de que, antes que la citada Banda de Cornetas y Tambores hiciese su primera aparición musical en nuestros desfiles procesionales, allá por el año 196721, las cabeceras de los diversos cortejos pasionistas habían venido siendo ocupadas por otras Bandas de Cornetas y Tambores desde el mismo comienzo de la meteórica y meritoria reconstrucción de la Semana Santa de Cuenca tras la infausta Guerra Incivil española. De este modo, como bien señalaba el inolvidable autor e ilustre pregonero D. Luis Calvo Cortijo en uno de sus más célebres ensayos, existe constancia de la participación desde las primeras procesiones de la árida Posguerra hasta el año 1944, de la Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento «Covadonga no. 5», no debiendo identificar indistintamente a esta Banda con la también habitual presencia en esos primeros años del renacer nazareno de Cuenca de la Banda de Música dependiente de aquel mismo Regimiento22. Seguidamente, y estableciendo una evolución ordenada en el tiempo, debe reseñarse que, con motivo de suplir el vacío ocasionado por la anteriormente relacionada Banda de Cornetas y Tambores, comenzó a participar en las procesiones de Semana Santa la Banda de Cornetas y Tambores creada y dependiente del Frente de Juventudes. Dicha Banda, dirigida en un primer momento por D. Miguel Ortega y, más tarde, en los últimos años de su existencia, por D. Manuel Aguilar, realizó su primera aparición pasionista, también precediendo a la procesión en sí, en la Semana Santa de Cuenca del año 194523. Esta última Banda de Cornetas y Tambores participó ininterrumpi-

19. En este sentido, parece conveniente apuntar que algunas de las más célebres Bandas de Cornetas y Tambores participantes en alguna o varias procesiones de la Semana Santa de Cuenca hasta día de hoy fueron, han sido, entre otras muchas, las del Regimiento de «Pavía», la del Ejército del Aire de Manises (Valencia), la de la Academia de Infantería de Toledo, «San Juan» de Mota del Cuervo, «Tormo», la también civil «Amigos de Cuenca», etc. (Cfr. CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), ed. cit., pp. 146-150). 20.Caberecordarunavezmásqueparalaelaboracióndeesteapartadocapitaldelpresente artículodeinvestigaciónydebido,entreotrosmotivos,alarelativaescasezdefuentesdocumentales disponibles, se ha apostado decididamente, tal y como se anunció en el anterior capítulo metodológico, por la exploración de fuentes orales, capitalizadas éstas a partir de una serie de conversacionesparticularesydeunacharlaocoloquiogeneralcelebradaporesteautorconuna importanterepresentacióndelosnumerososintegrantesque,enalgúnmomentodesuhistoria, han integrado las filas de la desaparecida Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca, y que tuvo lugar en prolongada sesión vespertina del día 7 de febrero de 2006. 21. Esta fecha concreta, como primer contacto procesional entrela Banda en cuestión y la SemanaGrandedeCuenca,pareceunánimementereconocidaporlasdistintasfuentesdedocumentación consultadas a tal efecto, así como por los propios protagonistas, o lo que es decir lo mismo,losintegrantesdeaquélla.Enestemismosentido,debeseñalarsequesehapodidoacceder, incluso,aunaespectacularinstantáneafotográfica,celosamenteconservadaenelarchivoparticulardeD.JuanFranciscoPérezEscalada,enlaqueenelreversodelamismasecertifica,amodode ratificación,lamencionadafechadeaño1967comohistóricodebut,utilizandouninapropiado términodeactualidentificacióndeportiva,enlosdesfilesprocesionalesdelaBanda.Acercadelas distintasverificacionesdelafechaapuntadacomoinicialyprimeraparticipacióndelatiempoantesconstituidaBandadeCornetasyTamboresdelaGuardiaCivildeCuencaennuestraSemana Santa, véanse, entre otras, las dos siguientes referencias: CALVO CORTIJO, L., op. cit., pp. 142 ó 146 o VV. AA., Diccionario de la Semana Santa de Cuenca, Cuenca, Grupo de Empresas de Comunicación EL DÍA y Excma. Diputación Provincial de Cuenca, 2003, p. 3. 22. Cfr. CALVO CORTIJO, L., op. cit., pp. 141 ó 142. 23. Cfr. CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (19401990), ed. cit., p. 143 y VV. AA., Diccionario de la Semana Santa de Cuenca, ed. cit., p. 3.


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damente desde la fecha señalada, y durante los siguientes veinte años, hasta el ecuador mismo de la década de los años sesenta24, concretamente hasta el año 1965. No sería descabellado pues, aseverar que esta Banda de Cornetas y Tambores del Frente de Juventudes, así como las posteriormente creadas y dependientes de, en primer lugar, la 103 Comandancia de la Guardia Civil y, en segundo lugar, años más tarde, la denominada «Amigos de Cuenca» superen, tanto debido a su buen hacer como a su dilatada ejecutoria en los cortejos procesionales de la capital, también, lógicamente, en términos de aceptación popular, las tres grandes Bandas de Cornetas y Tambores de las que ha podido gozar, sin desdeñar la dependiente de la Cruzada Eucarística, y con un eminente sabor conquense, la Semana Santa de Cuenca. Prosiguiendo con este rápido recorrido por las antecesoras Bandas de Cornetas y Tambores presentes en la Semana Santa de Cuenca, hasta la primera aparición de la de la Guardia Civil de la Comandancia conquense, debe añadirse que el testigo procesional de la desaparecida Banda del Frente de Juventudes fue recogido con tenaz entusiasmo, previo requerimiento de la Junta de Cofradías, en el año 1966 por la Banda de Cornetas y Tambores, ya mencionada, de la Cruzada Eucarística25, la cual participó de un modo continuado durante seis años, es decir, hasta el año 1971, coincidiendo, por lo tanto, exactamente durante un lustro en los desfiles procesionales con la Banda de Cornetas y Tambores de la entonces 103 Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca, verdadero objeto último de estudio de este artículo.

Fotografía: Gregorio Cubillo

La primera participación, como ya ha quedado apuntado, de la Banda de Cornetas y Tambores de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca26 data del año 1967, año en el que el tradicional Pregón de Semana Santa fue pronunciado por el poeta ceutí D. Luis López Anglada en la entonces denominada Casa de Cultura, hoy ubicación definitiva de la Biblioteca Pública del Estado. Año, este de 1967, durante el cual acontecieron dos episodios enormemente significativos para el devenir de la Semana Grande conquense como fueron, por un lado, la definitiva adquisición del inmueble situado en la muy nazarena y pasionista pendiente de la calle de Solera como flamante, nueva y permanente sede oficial de la Junta de Cofradías27 y, por otro lado, la sustitución por parte de la Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto (De San Antón) de la hasta entonces Imagen titular, obra del imaginero conquense de Fuentelespino de Moya D. Luis Marco Pérez, en detrimento de la actual talla tan magníficamente gubiada por otro de los grandes artistas de la Pasión conquense como, sin duda, fue, es, el escultor madrileño D. Federico Coullaut-Valera Mendigutía28 . Sin embargo, la primera participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en la Semana Santa de la capital en la fecha reseñada no significa, tal y como comúnmente parece haber sido aceptada esta errónea vinculación, que dicha Banda fuera constituida de modo único y a tal efecto durante los tres primeros meses de ese año 1967. De tal manera que, si bien las fuentes orales consultadas para la elaboración de este trabajo sitúan la creación de la misma al menos en una fecha anterior al año 1964, la original documentación escrita conservada en el archivo de la Benemérita en su Comandancia conquense, no viene sino a avalar y refrendar esta hipótesis ubicando exactamente en la línea evolutiva del tiempo el momento de la constitución de esta Banda en el año 1962. El motivo principal por el que se constituye en la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca una Banda de Cornetas y Tambores, nacimiento que debía ostentar el visto bueno de la Dirección General de la Institución, debe ser vinculado estrechamente a la llegada al acuartelamiento de la capital como Primer Jefe de la Comandancia,


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del Teniente Coronel Sr. D. Rafael Conesa Bensi, conquense de Paracuellos de la Vega y, anteriormente, Segundo Jefe de la Comandancia no. 12 de Valencia, amplia institución militar esta última dotada de una secular tradición musical, parte de cuyo arraigo quiso importar esta figura clave en su nuevo destino. La composición de la Banda fue, desde su comienzo, francamente heterogénea integrándose en la misma un número no inferior al de la treintena de números provenientes, en una más que igualada proporción, tanto de la propia Comandancia conquense como de los distintos puestos de la provincia29. Para la paulatina estructuración de esta Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca se reclutaba, a tal efecto, a aquellos guardias civiles destinados en la Comandancia capitalina y en distintos puestos provinciales, que acumularan en su hoja militar de servicio castrense algún tipo de experiencia musical, con el objeto de que ésta, si la hubiere, facilitara, a fortiori, tanto el buen desarrollo de los ensayos como el resultado final de las públicas actuaciones de la mencionada Banda. Las primeras actuaciones de esta Banda de Cornetas y Tambores por aquellos originales momentos de su fundación estuvieron, sobre todo, destinadas a la celebración de la festividad de la Virgen del Pilar30, sabida y venerada Patrona de la Institución. En este sentido, debe resaltarse que, tanto hasta su primera aparición en los desfiles procesionales en la Semana Santa de Cuenca, como hasta la desaparición misma de la Banda, esta última colaboró de manera activa con su esperada presencia en otros eventos festivos a escala local, caso de la navideña Cabalgata de Reyes, caso de las festividades vecinales de algunos de los más populares barrios conquenses como los de San José, Cristo del Amparo o San Antón; en el ámbito provincial, caso de la principal festividad de la cercana población conquense de San Lorenzo de la Parrilla; como regional, caso del toledano emplazamiento de Villanueva de Alcardete31 e, incluso, en el ámbito nacional, con motivo de la inauguración de la Casa Cuartel de la Guardia Civil en la madrileña localidad de Arganda del Rey, a cambio, en la mayoría de las ocasiones, tan sólo a cambio, señalan displicentes las fuentes orales sondeadas, de lo siguiente: “20.000 pesetas, el autobús y, sobre todo, la celebración conjunta de una comida de hermanamiento”.

24. Cfr. CALVO CORTIJO, L., op. cit., pp. 143-146 o VV. AA., op. cit., p. 3. 25. Cfr. CALVO CORTIJO, L., op. cit., pp. 142 ó 146-147. Esta Banda, tal y como señalaacertadamenteelcitadoautorconquense,solíaparticipar,enunprincipio,únicamente en la Procesión «Del Hosanna» de cada Domingo de Ramos. 26.SobrelosdistintosnúmerosdeComandanciaasignadosdesdelaDirecciónGeneral delaGuardiaCivilalacuartelamientoconquense,hayqueseñalarque,laprimera,durante elfinaldelosañossesentaybuenapartedelasiguientedécadadelsiglopasadoeranominada con el no. 103, siendo, más tarde, todavía durante los últimos años de existencia de la Banda,ydebidoalassucesivasreestructuracionesdelasmismas,conocida,entreotras,comola no. 113 o no. 132. 27.Aunque,comoprecisademodomásqueacertadoeltambiénautorconquenseD.JuliánRecuencoPérez,lasobrasdeacondicionamientodelmencionadoedificionoconcluyeran definitivamentehastaelañosiguiente,nopudiéndosecelebrarhastaentonceslasdistintas Juntas de Hermandad (Cfr. RECUENCO PÉREZ, J., Huerto del Jueves Santo. Historia de una Hermandad, Cuenca, Vble. Hdad. de Ntro. Padre Jesús Orando en el Huerto (De San Antón), 1998, pp. 141 y 166). 28. Cfr. RECUENCO PÉREZ, J., op. cit., p. 147. 29.Enestesentido,llamapoderosamentelaatenciónelhechodequelalocalidadconquensedeVillamayordeSantiago,tambiénmuyligadatradicionalmentealaSemanaSantadeCuencaporconocidosmotivosmusicales,supusodurantebastantetiempounacantera y foco inagotable de integrantes para esta Banda. 30.Acercadeestaesperadaactuación,noblezaobliga,delaBandadeCornetasyTambores de la Guardia Civil de Cuenca cada 12 de octubre con motivo de la celebración de la festividaddeNuestraSeñoradelPilar,participaciónreducidaensudimensiónespacialcon el transcurrir de los años desde el comienzo de la calle de Teniente Benítez hasta el mismo acuartelamiento,lasnumerosasfuentesoralesconsultadassobreestacuestión,oloquees decirlomismo,lospropioscomponentesdeaquellaBanda,destacanlafirmezaimpetuosa, inmutable,conlaquelafiguradelañoradoytristementedesaparecido,entoncesExcmo.y

Ciñéndonos estrictamente a la participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa, hay que apuntar el hecho de que durante todo el prolongado período de tiempo, cifrado en dieciocho años, durante el que aquélla participó con su solemnidad en los desfiles procesionales casi de manera ininterrumpida, con el breve paréntesis del año 1980, más de la mitad de los años en cuestión lo hiciera de manera intermitentemente acompañada por otras Bandas de Cornetas y Tambores, tanto de carácter militar o castrense y civil. Circunstancia ésta que vendría a ofrecer de manera indirecta un razonamiento más que coherente sobre por qué, tal y como se ha constatado en el diverso material gráfico recopilado32 y, sobre todo, por las fuentes orales pulsadas, esta citada Banda no siempre precedió en su cabecera todos los desfiles procesionales en los que participó durante la Semana Santa de Cuenca, como de forma erróneamente contumaz se ha venido creyendo desde ciertos sectores de opinión33. A partir del mencionado año 1967, como primer contacto de la Banda reseñada con la Semana Santa de Cuenca, los integrantes de la misma participaban, tal y como ya se aludió en líneas precedentes, nada menos que en siete de las por entonces ocho procesiones anuales de la Semana Grande conquense a excepción, obviamente, de la de la madrugada del Viernes Santo, en la Procesión «Camino del Calvario», popularmente conocida como de las Turbas. En un principio, hasta el año 1974 esta Banda de Cornetas y Tambores participó en los desfiles procesionales con un tipo de instrumental basado, lógicamente, en una serie de cornetas legionarias (normalmente tres de ellas dotadas de llave para transitar el cambio de tono), un conjunto de tambores con caja metálica, más dos atabales o timbales (usualmente con un reserva). En esta misma línea, debe subrayarse el hecho algo más que anecdótico de que durante la práctica totalidad de los desfiles procesionales protagonizados por los integrantes de esta Banda, el número de tambores en muy contadas ocasiones fue superior al de cornetas, circunstancia que, debido a su escaso número, también era y es extrapolable, por añadidura, al número de gaitas con su posterior incorporación.

Rvdmo. Obispo de la Diócesis de Cuenca, Monseñor D. José Guerra Campos, presidía los fastosdedichacelebraciónjuntoalrestodeautoridadesacreditadaseneldesfiledelosnúmerosdelCuerpoacompañadosdesuBandadeCornetasyTambores,améndellógicoorgullo contenidoqueelTenienteCoroneldeturnomostrabaalosesforzadosintegrantesdelamisma traslainstrucción,porinterpretarconsuhabitualpericiaybuenhacerloqueentanseñalado momento se demandaba. 31. Localidad castellano-manchega cuya Banda de Música participara en la Semana SantadeCuencaprácticamentedosdécadasantesdequeirrumpieraconmarcialtemplanza la Banda de Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia en las procesiones de ésta (Cfr. CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), ed. cit., p. 143). 32. Véase, entre otras, la fotografía perteneciente a la colección privada de Hnos. Culebras,publicadaenelánguloinferiorizquierdodelapáginanúmero72delasiguienteobra:VV. AA., Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias ...50 años más..., Cuenca, R. I. y V. C. de Ntra. Sra. de las Angustias, 1992. 33.Enestemismosentido,cabeapuntarque,durantelossiguientesperíodosseñalados, la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca compartió tareas musicales ennuestraSemanaGrandeconotrasBandastambiéndeCornetasyTambores:entrelosaños 1967 y 1971 con la de la Cruzada Eucarística; en los años consecutivos de 1981 y 1982 con la BandadeCornetasyTambores,precedidadeunaescuadradeGastadores,delRegimientode «Pavía»; en el año 1983 con la Banda de Cornetas y Tambores del Ejército del Aire de Manises (Valencia)ydurantelosdosúltimosañosdeexistenciay,porconsiguiente,departicipaciónde la Banda de Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia de la Guardia Civil con la Banda de Cornetas y Tambores, esta de carácter civil, denominada de «San Juan», proveniente de la manchega localidad conquense de Mota del Cuervo (Cfr. CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), ed. cit., pp. 146-149). Por lo tanto, la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca participó en la Semana Santa capitalinaenestosmenesteresdemanerasolitaria,asabiendasdelaposteriormentecomentada y polémica ausencia en las procesiones del año 1980, en un número de ocho ocasiones.


CUENCA

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En cuanto al origen del instrumental empleado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa, debe reseñarse que el mismo fue adquirido de manera progresiva a distintos propietarios. Una serie de cornetas y tambores se recopilaron aprovechando la disolución de la Banda de Cornetas y Tambores dependiente del Frente de Juventudes, consiguiendo también algunos de estos instrumentos, mayoritariamente cornetas, no sólo en la capital, sino en algunos enclaves provinciales de dicho Frente. El resto del material, por ahora sólo se hará referencia a tambores, cornetas y atabales, fue complementado mediante la adquisición de otra partida de instrumentos en el establecimiento comercial ubicado en la propia capital conquense de Musical Ismael34. A partir del año 1974, durante el que un día 5 de abril, Viernes de Dolores, el que fuera máximo responsable de la Delegación Nacional de Prensa y Radio del Movimiento, D. Antonio Castro Villacañas, madrileño de Alcalá de Henares, optense de adopción, pronunciara el Pregón de Semana Santa en la ya aludida Casa de Cultura, la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca concurre, y así lo hará hasta su desaparición, puntual a su cita con la Semana Santa de la capital con un novísimo instrumento musical: las gaitas. Éstas, adornadas, al igual que las cornetas, tambores y atabales, con un trabajado bordado de intenso color rojo presidido en el centro por el escudo de armas de la Institución, comenzaron su musical andadura procesional en número de tres alcanzando, más adelante, el número máximo de siete. Para la adquisición de estas gaitas, elemento melodioso muy llamativo y puesto en boga en aquel entonces por otras Bandas de Cornetas y Tambores, en un mayor grado de naturaleza militar, de distintos puntos de la geografía española, viajó hasta la capital de España ese eterno vigía del instrumental y vestuario de nuestra Banda, D. José Carnal López, quien, siempre en representación de la Comandancia de Cuenca, adquirió las gaitas en el establecimiento comercial madrileño de Casa Garijo, sita en la calle Santiago, no 20.

Cuando la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca era la encargada de preceder una determinada procesión de Semana Santa, circunstancia ésta que acaecía en una abrumadora mayoría de ocasiones, la definitiva formación de la misma, atestiguan sus propios protagonistas35, estaba definitivamente dispuesta en posición de firmes casi con una hora de antelación sobre el horario previsto oficialmente para el comienzo del cortejo penitente. La formación de la señalada Banda ha estado encabezada a lo largo de su existencia por cuatro grandes y respetados directores, corneta en mano, que, a continuación, serán citados por estricto orden cronológico: Sargento D. Antonio González Barderas (destinado, siempre refiriéndonos a la Comandancia de Cuenca, en el desaparecido Economato); Sargento D. José Algaba Ruiz (destinado en Información); Cabo D. Isidro Martínez Jiménez (Caballería); y, por último, Sargento D. Francisco Pino (destinado en Tráfico y afamado entre sus queridos compañeros de Banda por su aguda rectitud y mayúscula templanza en la marcha del desfile). Tras el perfil, ligeramente avanzado, del Director de turno de la Banda de Cornetas y Tambores aparecían tres columnas verticales (el número de filas horizontales variaba de acuerdo a la cambiante cantidad de integrantes que participaran en un determinado año) en las que se disponían todas las cornetas. Tras ellas, también en una apreciable posición adelantada, formaba el denominado cabo de tambores36 encargado, sobre todas las cosas, de marcar y persistir en el redoble e incidir en el ritmo acompasado de estos últimos. Cerrando tan marcial comitiva, tras los citados tambores, solían formar dos atabales o timbales más un reserva. En esta misma línea, cabe añadir que con la original aparición en la participación procesional de la Banda a partir del año 197437 de las famosas gaitas, sin alterar el orden de las tres filas verticales anteriormente señaladas, se reestructuró la disposición de la formación, incrustándose los ahora nuevos gaiteros38 en una resultante ubicación intermedia, entre cornetas y tambores.

El repertorio musical de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en aquellos desfiles procesionales gozaba de un evidente tono castrense proveniente, en su práctica totalidad, de aquellas marchas tantas veces ensayadas en el Parque Móvil de Madrid y en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro de donde provenían dos de los más insignes integrantes de la Banda en sus primeros tiempos como eran el gran redoblista y cabo de tambores durante una amplia etapa de la misma, Sargento D. Miguel Torices Bermúdez, y el primer director de aquélla, Sargento D. Antonio González Barderas. Aún así, los tan reconocidos como venerados sonidos característicos producidos por las cornetas y, en mayor medida, por los tambores al socaire del redoble guía, no parecen resistir comparación a lo largo del tiempo con ninguno de los muchos posteriores y variados tonos musicales que le han sucedido en esta complicada suerte musical.

La formación de cornetas, tambores y timbales y más tarde gaitas, seguían las precisas directrices e indicaciones del Director de la Banda quien decidía, casi siempre con intachable diligencia, el momento adecuado para interpretar una melodía o ritmo y, una vez arribados a la Plaza Mayor, disolver y recomponer las filas, aunque fuera con motivo de un breve receso obligado. Era, por tanto, el mencionado Director el encargado último de cristalizar impecablemente en el desfile procesional ese derroche de facultades acumulado durante los prolongados ensayos mensuales. En este sentido, pese a la enorme cantidad de horas empleadas de recto desfile y estoicamente soportadas —disfrutadas diría, dirían— durante cada año en la Semana Santa de Cuenca, ninguno de sus integrantes planteó jamás la posibilidad de abandonar tan pesaroso como noble cometido, aun siendo conscientes de la enorme exigencia física y psicológica que demandaba tantálico proceder. Circunstancia altamente significativa resultaba ser

34. Una vez desaparecida la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca,latotalidaddelosdistintosinstrumentos,exceptuandounamagníficaeimponente gaitaque,actualmente,jalonaimperiosaunodelosestradosdelMuseodelaComandancia de Cuenca, fueron traspasados a la Junta de Cofradías la cual, tal y como aseguraba hace apenasunañoydemanerapúblicaunadelascabezasvisiblesmásreconocidasydestacadas de la entonces citada Junta, D. Eduardo Fernández Palomo, cedió buena parte del instrumental a la naciente Banda de Cornetas y Tambores «Amigos de Cuenca».

36.Enestesentido,lasnumerosasfuentesoralesconsultadas,encabezadas,comoya ha quedado apuntado, por los propios miembros de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca, parecen unánimes a la hora de señalar la figura del ya citado SargentoD.MiguelToricesBermúdez,durantelargotiempojefeocabodetambores,comoel mássañudoydestacadoredoblistadelquejamáshayadisfrutadoestaBandaaunque,parece menesternoobviarlo,elquefueraúltimocabodetamborestambiéndelamisma,D.AlejandroCarreteroLaserna(quienparticiparademaneratanestelarenelConcierto de Inicio de Cuaresma de hace tres años junto a la Banda de Música de la Guardia Civil), haya sido con sustambiéninolvidablesredoblesydebido,enbuenamedida,asurelativamentecercanaen eltiempoactuaciónennuestrasprocesiones,unodelosmásjustamenterecordadosmiembros de la Banda por buena parte de las generaciones nazarenas conquenses.

35.Sobreesterespecto,resultaextremadamentecuriosaunadelasfotografíasconsultadas, amablemente cedida de su archivo particular por D. Juan Francisco Pérez Escalada, en la que puede observarse a la altura del mismísimo Puente de San Antón, cómo ya está completamenteformadalaBandacuandoapenas,porunlado,sihaabandonadolaParroquia de la Virgen de la Luz, Patrona y Alcaldesa de Cuenca, la Imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias y, por otro lado, si aún se vislumbran un puñado de túnicas y capuces alrededor del barroco templo aldehuelesco.

37.Tambiénsehapodidolocalizarunainstantáneafotográficaenelcompletoyrecurrente archivo privado de D. Juan Francisco Pérez Escalada, quien, a su vez, pasó de engrosar sin solucióndecontinuidadlaformacióndecornetasadetentargaita,enlaqueserecogelaprimera participación en los desfiles procesionales del año 1974 de este nuevo instrumental.


la entereza con la que los componentes de la misma afrontaban, por citar el ejemplo más latente, la Procesión del «Santo Entierro», cuando ya habían acumulado a sus espaldas, en sus obedientes pies doloridos, cinco procesiones prácticamente consecutivas, la última de ellas apenas si con tiempo suficiente para regresar a su domicilio particular y asearse casi al galope con la tarde-noche del Viernes Santo planeando en su magín. Y es que, no debe olvidarse, durante los propios desfiles procesionales, en los últimos y finales años ya bastante concurridos con la incipiente y afortunada integración definitiva de la mujer y los niños en las devotas filas nazarenas39, sólo cuando las distintas Hermandades realizaban Estación de Penitencia en la Plaza Mayor, al abrigo imponente de la Santa Iglesia Catedral Basílica, podían relajar mínimamente el gesto para regenerar a marchas forzadas un organismo debilitado por el agotamiento con un discreto y sobradamente merecido refrigerio y tentempié preparado con mimo maternal en el acuartelamiento de la 103 Comandancia. Quizá el consuelo del deber honrosamente cumplido, quizá los cuatro o cinco días de permiso con los que eran gratificados por sus agradecidos mandos directos una vez trascurrida la Semana Santa, quizá esa entonces tradicional caldereta de cordero regada con buen vino de la tierra y que, mano a mano, hombro a hombro con el amigo compañero, cada mediodía del Sábado Santo, Sábado de Gloria, guisaban y saboreaban, sean, todas ellas, simples anécdotas a sabiendas de que no existía mayor motivación para participar activamente en la Semana Grande de Cuenca que seguir contribuyendo al esplendor infinito de los desfiles procesionales de ésta. Y es que, pese a no protagonizar en su discreta marcha esos imbricados cruces —superfluos alardes de formación pensarán muchos de ustedes, no sin alguna parte de razón— cada vez que negociaban una curva, los allí presentes sabían de antemano que jamás alterarían el paso firme, acompasado, debido a la cien veces perfeccionada sincronización de los componentes de la Banda. A día de hoy, los admirablemente bien conservados integrantes de aquélla, que en todas y cada una de sus cordiales reflexiones en voz alta, y recogidas al efecto de este trabajo, destinan una enésima palabra de elogio sobre algunos de los compañeros tristemente fallecidos, como son los casos de D. Máximo Sánchez Casas o D. Máximo Sánchez López, miembros destacados de la Banda por su acusado sentido de la musicalidad a la corneta, empero, por su bonhomía, residentes hoy lejos de la capital conquense, caso del compañero D. Santiago Pérez Pérez, a la sazón avezado intérprete manejando una de las cornetas con llave, o integrantes que, por diversas circunstancias, no pudieron asistir a la mencionada reunión, casos, entre otros, de las personas de D. Joaquín Fernández Araque, D. Ángel Ricote Belinchón o D. Matías Soler Besviat, no dudan en pregonar a los cuatro vientos, a modo de evidente denuncia, que “entonces había más respeto que ahora, alrededor y dentro de la propia procesión”. También, dichos componentes de la

Colección José Díaz-Alejo Martín-Blas

INVESTIGACION

39.SobrelaparticipacióndelgénerofemeninoenlaSemanaSantadeCuenca,véanse, entre otras, las siguientes reflexiones al respecto: ACEBES, C., “Las cofradías abren definitivamente sus puertas a las mujeres”, Gaceta Conquense (Número Especial de Semana Santa), 1985; CALVO CORTIJO, L., “La Semana Santa también es cosa de mujeres”, Nuevo Diario del Júcar (Especial Semana Santa 1991), 1991, p. 64; 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), ed. cit., pp. 101, 102, 103 ó 104; HERRÁIZ GASCUEÑA, M., “Sociología de la Semana Santa”, en HERRÁIZ GASCUEÑA, M., Unavisióninterdisciplinardeloconquense.CuatrotemasdeinvestigaciónsobreCuenca, Cuenca, Edición de Piedad Tirado Cano, 1991, pp. 86 y 90-91 o RECUENCO PÉREZ, J., Huerto del Jueves Santo. Historia de una Hermandad, ed. cit., pp. 152-157.

Fotografía: Antonio Abarca

38.Estosnuevosgaiterosnoveníanaserpersonasdiferentesquelospropiosmiembros delaBandaque,hastaesemismoentonces,habíanmostradosobradascualidadesenelarte musical de templar el sonido de las cornetas.


Fotografía: Antonio Abarca

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Banda, son afortunadamente conscientes del enorme poso labrado, de la admiración y reconocimiento que, tanto entonces como a lo largo de los años transcurridos desde la definitiva extinción de la misma, a muchos de ellos y a la Institución por extensión se les ha dispensado a título privado por tan límpido menester procesional. Tampoco dudan en subrayar, quizá en lo que viene a ser la más fehaciente muestra de la gran consideración general hacia su Banda, la enorme decepción que sacudió a la ciudadanía cuando se hizo efectiva, tras su desaparición, la consiguiente ruptura absoluta entre la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil y la Semana Santa de Cuenca: “Hubo quien, incluso, acudió a las mismas dependencias de la Comandancia para reclamar explicaciones por lo, para muchos y por entonces, inexplicable”. Seguramente, algunas de aquellas personas, las mismas que con una sola mirada cuando los miembros de la Banda sorteaban, impertérritos casi, el enésimo guijarro afilado de la calle, transmitían sin necesidad de decir gracias su aprobación en tono admirativo, cuando lean estas líneas el reverdecer tardío del recuerdo les entreabra la empañada ventana de la añoranza. En cambio, hay que destacar el hecho de que, pese al penoso tratamiento silenciado, inexistente reincidiría, del que ha gozado la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en su idílica relación con nuestra Semana Santa a todos los niveles, los integrantes de aquélla, lejos de ejercer la ominosa práctica del reproche, no se sienten en absoluto minusvalorados, olvidados, ya que, acertadamente a nuestro entender, hace mucho tiempo, quizá demasiado, aprendieron a asumir en primera persona que el manido y socarrón lema que reza “Cuenca es única” resulta múltiple y fatalmente adaptable también a muchas de las circunstancias y situaciones más insólitas. En cuanto a todo lo relacionado con el ensayo o preparación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca para su posterior y correcta participación en los desfiles procesionales de la Semana Santa capitalina, deben señalarse las siguientes consideraciones:

1) Los ensayos realizados por los componentes de esta Banda no sólo atendían al perfeccionamiento continuo de los ritmos y musicalidad de las cornetas, gaitas, tambores y atabales, sino que se hacía verdadero hincapié, la muestra más evidente de esta circunstancia era la exquisita disposición que en los cortejos procesionales demostraban, tanto desde la quietud de la formación como en su imperial marcha pausada, en el correcto establecimiento y sincronización de las formaciones dispuestas. Es decir, se repetían concienzudamente una serie de ejercicios basados en la instrucción y medición de pasos destinados a un perfeccionamiento constante de este efecto visual y plástico de la Banda, actividad ésta que venía a significar durante los ensayos una dedicación casi proporcional a la de la ineludible mejora de la calidad sonora y musical. 2) El primer lugar de ensayo utilizado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca fue el correspondiente al de las irregulares explanadas del Pinar de Jábaga durante al menos dos años, tras los cuales, y antes de trasladar de manera definitiva la celebración de los mismos a los terrenos anexos a la actual Comandancia, enclave en el que actualmente se ubica el recinto hípico de la capital conquense, se reubicó el lugar de ensayo, también al menos durante un año, en las instalaciones deportivas del estadio de fútbol de la Fuensanta, en una primera etapa, como se apunta, en la que los citados ensayos eran protagonizados por un número de componentes nunca muy superior a la treintena. 3) Durante la primera década de participación de esta Banda de Cornetas y Tambores en la Semana Santa de Cuenca, los ensayos venían celebrándose de modo intermitente, con una frecuencia o periodicidad semanal consistente, como mínimo, en un día, con la excepción del mes y medio precedente a la celebración de los desfiles procesionales, a lo largo de cuyo período la frecuencia de los ensayos cobraba un carácter bastante más intensivo. En esta misma línea, debe recalcarse el hecho de que en los últimos años de participación de esta Banda en los sucesivos ejercicios procesionales capitalinos, y debido, en gran medida, a la rica experiencia acumulada por sus integrantes, el período o capítulo de ensayos resultaba ser sensiblemente más relajado.


Fotografía: Antonio Abarca

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4) Tal y como se ha señalado en cuanto al estudio de la composición de esta Banda a lo largo de este extenso apartado, huelga decir que los integrantes de la misma provenientes de los distintos puestos provinciales de la Guardia Civil, venían a la capital conquense de forma expresa para participar en los ensayos, consumiendo por ello con el desarrollo de esta actividad prácticamente la totalidad de la jornada hábil. En cuanto a lo relacionado con el vestuario e indumentaria de la que solían hacer gala, nunca mejor dicho, los miembros de esta Banda en las procesiones de Semana Santa de Cuenca, deben destacarse, en idéntico procedimiento que en lo concerniente al estudio de los ensayos, las siguientes consideraciones o cuestiones. El vestuario y trajes con el que comparecían los integrantes de la añorada Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en las procesiones de la Semana Santa conquense era tan cuidado como elegante. En este sentido, aunque con leves variaciones a lo largo del tiempo, los integrantes de dicha Banda participaban en las procesiones con dos diferentes modelos de vestuario principalmente: en primer lugar, hay que señalar que en un total de cinco de los siete cortejos pasionistas en los que participaban durante la Semana Santa de Cuenca (a saber, el Domingo de Ramos en la Procesión «Del Hosanna», Martes Santo en la Procesión «Del Perdón», Miércoles Santo en la Procesión «Del Silencio» y el Domingo de Resurrección en la jubilosa Procesión «Del Encuentro») lo hacían normalmente con el traje denominado de Media Gala, compuesto en su uniforme de tela por un acusado cromatismo verdoso aderezado en la amplia mayoría de las ocasiones con cinto y tirantes, portapalillos en Bandolera y manguitos de

40. Sensiblemente dispar, por otra parte, de la indumentaria de Gran Gala con la que erróneamentesehavenidoidentificandoestetipodevestuariollamadocorrectamentedeGala. 41.Enestesentido,parececonvenientedenuevoredundarenelhechoconocidodequeesta Banda, durante los años de relación con la Semana Santa de Cuenca, en la única procesión en laquenodesfilabaeraenladelamanecerdeViernesSanto,renombradaProcesión«Caminodel

cuero, todo ello rematado en acusado color crema. Era usual también combinar este vestuario de Media Gala con una suerte de decorativos cordones punteados en minúsculos madroños, los cuales cruzaban de manera oblicua desde los botones superiores de la chaqueta hasta la hombrera izquierda ribeteada. Este último adorno, del mismo modo, fue combinado con el traje de Media Gala en algunas de las anteriormente citadas procesiones no sólo en un clásico tono amarillento, sino también con un color rojo encarnado. Por último, asiduamente, este citado traje de Media Gala también solía estar combinado con tricornio raso vigorosamente plastificado en resplandeciente charol. En los extremos del alzacuellos de la chaqueta aparecían incrustados dos escuetos broches metálicos color carmesí intenso con el emblema de la Institución, todo este vestuario acompañado de calzado rigurosamente de luto. Acerca del segundo vestuario, quizá el más recordado y emblemático de todos los empleados, con el que participaban los componentes de la Banda de Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia de la Guardia Civil en la Semana Infinita no era otro que el denominado de Gala40, el cual solamente era empleado durante el Jueves Santo en la consabida Procesión «De Paz y Caridad» y el Viernes Santo41 en las procesiones sucesivas de «En el Calvario» y del «Santo Entierro». Este vestuario de Gala estaba compuesto por un elegante traje de paño azul oscuro. Las bocamangas de la guerrera estaban hilvanadas en radiante tono rojizo al igual que el alzacuellos de la misma. Este traje estaba, del mismo modo, decorado con los ya citados sendos broches metálicos con el escudo de armas del Cuerpo. La señalada guerrera ceñida por un aparato ornamental exactamente idéntico al empleado

Calvario»,todavezqueaúndiscurriríanalgunosaños,despuésdeladisolucióndeestaBanda, paraqueirrumpieramajestuosa,ensutenebrosorecorridodemeditaciónsobrelasSietePalabras,porlascallesdelacapitalviejaenlanochenegradeLunesSanto,laProcesiónPenitencial «Del Santísimo Cristo de la Vera Cruz» (este año se celebra el 10o. Aniversario de la llegada de esta Venerada y Sagrada Imagen a Cuenca).


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en la indumentaria de Media Gala (cinto, tirantes, cordones, portapalillos en Bandolera y manguitos de color ocre o crema y amarillo oro), excepto dos columnas simétricas de dorados botones que recorrían verticalmente en número de siete el paño frontal y superior del traje. Además de calzar preceptivo zapato negro, la testa de los componentes de la Banda para este vestuario de Gala se imbuía en un realzado tricornio también con peralte de Gala, bordado en buena parte de su superficie acolchada con hilo de oro. También resulta interesante, sin apearnos de esta misma línea informativa, la pequeña intrahistoria del vestuario de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca pudiéndose destacar, si quiera sucintamente, tres hechos, a nuestro entender, bastante interesantes. Uno de ellos está relacionado con la circunstancia de que la práctica totalidad del vestuario fue encargado al afamado sastre D. Amador Cruz, cuyo establecimiento por aquel entonces, y antes de ubicarse en la actual Avenida de Castilla-La Mancha, estaba situado en la calle de Dalmacio García Izcara. En otro orden de asuntos, prosiguiendo con lo referente a la indumentaria o vestuario de nuestra Banda, debe hacerse merecida mención repetida a la figura de D. José Carnal López, a la sazón miembro histórico también de la misma, por haber sido durante largo tiempo, tal y como se relató con anterioridad, la persona encargada de velar no sólo por el buen estado del numeroso instrumental, sino del delicado vestuario, el cual, debido a los profundos y extensos conocimientos en el arte de la sastrería de la persona señalada, en más de una ocasión fue repasado por su sabio proceder con el noble fin último de que tanto el aludido vestuario, en este caso concreto, como el conjunto del instrumental, estuviera en perfectas condiciones cada Domingo de Ramos. Por último, para concluir con esta breve mención dedicada al estudio aproximativo del vestuario utilizado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestra Semana Santa, hay que señalar que, tanto las diversas fuentes orales escrutadas como la documentación escrita consultada, ponen de relieve una más que paradigmática situación, estrechamente relacionada con el asunto de la indumentaria de aquélla y su participación en la citada Semana Grande y que, actualmente, más de tres décadas después de los hechos, resultaría, a todas luces, alarmante e ilógica. En más de una ocasión, el vestuario, una vez concluida la Semana Santa de Cuenca, debió ser enviado

42.Elsiemprepresente,yenestetrabajovariasocasionescitado,autorconquenseD.Luis CalvoCortijo,infatigableinvestigadordelaSemanaSantadeCuenca,haciendohincapiéen unadesusobrassobrelosúltimosañosdeladécadadelosañossetentadesiglopasado,como unodelosperíodoseconómicamentemásboyantesparalasporentoncesdemasiadoasiduas maltrechas arcas monetarias de la Junta de Cofradías, señalaba lo siguiente al respecto: “Ya en 1978 tuvo saldo favorable de 178.356,63 pts., mientras el Ayuntamiento de la ciudad manifestabaenlaJuntaGeneraldel25deenerode1979que,desdelacrisiseconómicaporlaque pasaba,nopodríaconcedersubvenciónalgunaniasumirlosgastosdecartel,tríptico,ybandas de música, limitándose su colaboración a facilitar la presencia de la Banda de Cornetas de la Guardia Civil y la de Música de Cuenca” (CALVO CORTIJO, L., 50 años, y... un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), ed. cit., p. 108). En esta misma línea, ratificandodichoprocedimientoburocráticoparalaparticipacióndeestanuestracitadaBandaenlos desfilesprocesionalesdeSemanaSanta,caberemarcarelhechodequeenladocumentación interna conservada por la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca consultada a tal efecto,existeconstanciaescritadeunamisivacursadademodooficialporelAyuntamientoy dirigidaalPrimerJefedelaComandancia,porlacualseaceptaparaloscortejosprocesionales delaño1978uncontratotipoestipuladoycifradoenunacuantíaeconómicade115.000ptas. para que la Banda participase. Acerca de este mismo asunto, por abundar siquiera un ápice másenelaparatodocumentalconsultado,parececonvenientereflejar,porlosignificadadela información,demanerabreve,lasiguienteratificaciónaprobadaenSesiónOrdinariacelebrada por la Comisión Municipal Permanente, Punto 18o (Apartado Ratificación de Decretos y Asuntos de Trámite), dando comienzo dicha Sesión a las 19,30 horas y finalizada a las 21,00 horas, el día 16 de abril de 1982 (y con los siguientes señores asistentes: Iltmo [sic]. Sr. Alcalde:

a Madrid para un especializado tratamiento de recuperación de la tela y paño debido a la infatigable participación de sus integrantes en algunos cortejos procesionales fatalmente afectados por la lluvia y, por aquel entonces, muy extrañamente suspendidos, con el lógico deterioro de la indumentaria de Gala y Media Gala con el contacto prolongado de las racheadas gotas de lluvia. Para finalizar este amplio y trascendental apartado de la investigación no sería lícito ni acertado por nuestra parte omitir una serie de importantes consideraciones que no vienen sino a completar con su relación este viaje fugaz por la historia de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca, en su participación en la Semana Grande de la capital del Cáliz y la Estrella. En primera instancia, hay que apuntar el hecho principal de que para lograr la participación de la Banda en los desfiles procesionales de Semana Santa, y en los términos de casi plena dedicación a la misma durante prácticamente los Siete días de la Semana por parte de los componentes de aquélla, era el Ayuntamiento de Cuenca como Excma. Institución local la que, a instancias y en estrecha colaboración con la Junta de Cofradías, requería la colaboración de la citada Banda al Teniente Coronel como Primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca quien, a su vez, elevaba a la Dirección General de la Benemérita los términos del precontrato42 establecido de común acuerdo para que, a través del mismo o de otras circunstancias, se diera el visto bueno desde las altas esferas del Cuerpo para una nueva participación. En segundo lugar, no sería procedente pasar de puntillas por uno de los episodios más críticos que se vivieron durante esta duradera relación entre la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca y la Semana Santa. Se está queriendo hacer referencia al año 1980, en el que por primera vez, y de la pluma lírica del poeta de Cuenca D. José Luis Lucas Aledón, la antigua Iglesia de San Miguel acogió el esperado Pregón, año también en el que la Semana Grande de Cuenca es galardonada con la declaración de Interés Turístico Internacional, al igual que la correlativa Semana de Música Religiosa, cuyos desfiles procesionales no contaron con la presencia de la Banda dependiente de la 103 Comandancia de la Guardia Civil, sin que esta anecdótica circunstancia supusiera, como erróneamente se ha apuntado por algunas fuentes, el punto y final de la participación de la

D. Andrés Moya; Tenientes Alcalde: D. Carlos Santacruz, D. Alejandro Soria, D. Emilio Cotillas, D. Jesús Mateo, D. Manuel Pérez, D. Daniel Gil; Secretario General: D. José Luis Paz; Interventor Fondos: D. Eduardo de la Iglesia): “La Comisión Municipal Permanente, acuerda por unanimidad, aprobar el gasto de 325.000 pts. para el pago a la 132a Comandancia de la Guardia Civil, por su participación en los desfiles Procesionales de la Semana Santadeesteañoencurso.Dichogastosecontraeráconcargoalapartidanúmero259-717.4 dePresupuestoordinario”(Folios101-101v).Sobreestamismafuentededocumentación,por ampliarunpocomásloaprobado,eneseidénticoPunto18odereseñadaSesiónseespecificala aprobación,apartedelmencionadogastodelaBanda,deunaseriedepartidaseconómicascon motivo de la Semana Santa: “Banda Municipal Horcajo de Santiago, 370.000 ptas.; Banda Tambores y Trompetas Rgto. Pavía, 400.000 ptas.; Banda Trompetas del primer grupo de Escuadrones de la Policía Nacional, 339.200 ptas.; Centro Público “Sagrada Familia”, 303.250 ptas. (alojamiento)” (Boletín de Información del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, ed. cit., p. 232). 43. En cuanto a esta Banda, debe señalarse, en aras y por fuer de una total corrección, quelamismapertenecealdenominadoRegimientodeCaballeríaAcorazada«Pavía»número 4, con sede en Aranjuez. Además, como dato anecdótico, hay que apuntar que el Brigada conquenseD.SaturninoMoreno,naturaldePozorrubio,ejerciódeDirectordeestaBandaen el año 1980, en el año mismo que la dependiente de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca no participó (Cfr. “La brillante historia del Regimiento “Pavía”. Un conquense dirige la Banda de Cornetas y Tambores que participa en las procesiones”, Diario de Cuenca, Año XXXVIII, no. 9.951, 03-04-1980, p. 6).


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Banda en la Semana Santa de Cuenca, colaboración reanudada al año siguiente, en 1981, hasta la total desaparición de la misma cuatro años más tarde con su última participación en los desfiles procesionales en el año 1985. En este mismo sentido, pese a conseguir para la Semana Santa de Cuenca del año 1980 la muy ilustre participación de la ya conocida Banda de Cornetas y Tambores, precedida por una escuadra de Gastadores, del Regimiento de «Pavía»43, la ausencia de la Banda de Cornetas y Tambores dependiente de la Comandancia conquense en nuestra Semana Grande levantó serias ampollas entre buena parte de la opinión pública de Cuenca. Así puede constatarse estableciendo un rápido vistazo a la prensa local de la época o, de modo más cercano, acudiendo de nuevo a lo escrito a propósito de este asunto por el mencionado autor Calvo Cortijo: “[...] la Banda de Cornetas y Tambores de la 103 Comandancia de la Guardia Civil [...], en 1980 no consideró oportuno participar en las procesiones, provocando opiniones contradictorias de algún conquense en los medios de difusión, manifestando su extrañeza por dicha actitud”44. Sobre este mismo particular, y atendiendo al señalado procedimiento por el que la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca pasaba a estar autorizada para participar en los desfiles procesionales (con el imprescindible beneplácito y aquiescencia de la Dirección General de la Institución), debe señalarse, como así consta en el Escrito no 397 archivado en el fondo documental de la Comandancia de Cuenca, y fechado en 24 de marzo de año 1980 por la Dirección General de la Guardia Civil, que fue la máxima instancia de la misma la que comunica, a su vez, a la Comandancia de Cuenca la resolución por la que se deniega la solicitud, previamente elevada por la Comandancia conquense para participar en los entonces inmediatos desfiles procesionales de ese mismo año45. En otro orden, y en aras de cifrar de modo más o menos aproximado el número de integrantes con el que la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca solía concurrir a los desfiles procesionales de Semana Santa, debe señalarse que, a tenor de la consulta del numeroso material gráfico recopilado46, de las fuentes orales sondeadas e incluso de la propia documentación interna de la Guardia Civil47, la cifra venía oscilando entre la treintena y cuarentena de integrantes.

44. CALVO CORTIJO, L., op. cit., p. 142. En este mismo sentido, debe destacarse la siguienteinformaciónaparecidaenlaprensalocaldelaépocayque,acontinuación,seprocede areproducirparcialmenteporsuinterés:“Segúnhemospodidosaberenfuentesoficialesdel Ayuntamiento de Cuenca, la Jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil, de guarnición en nuestra provincia, comunicó el viernes pasado, es decir, en vísperas del comienzo de las procesiones,queesteañonopodíaparticiparenlosdesfilesdeSemanaSantalarepresentación delBeneméritoInstituto,alparecer,porórdenessuperiores.Estacomunicacióncausóellógico problemaalosresponsablesdeorganizarlasprocesiones,sobretodoporlapremuradeltiempo. [...]expresamosnuestroreconocimientoaestarepresentacióndelEjércitodeTierra[seestá refiriendo a la Banda de Cornetas y Tambores del Rgto. «Pavía»] que de forma tan eficaz ha venido a solucionar el imprevisto problema causado por la renuncia de la Guardia Civil a participarennuestrasprocesiones.Sobreestetemahemosrecibidoelsiguienteescritodeunode losmiembrosdelaCorporaciónmunicipalconquense:LaSemanaSantadeCuencaesdetodos [las palabras en negrita del título pertenecen al rotativo]. [...] no puedo explicarme cómo un CuerpocomoeldelaGuardiaCivilquenacedelpueblo,paradefenderloyapoyarloentodas susmanifestacioneshapodidosinningunaexplicaciónlógica,porsuparte,negarnosesaayuda que como en años anteriores se le ha solicitado y de la que hasta el momento tan orgullosos estábamoslosconquenses.LabandadeCornetasyTamboresdelaGuardiaCivilaligualque sucuerpoesdelpuebloyéstelanecesita.Portanto[sic]nocomprendolaactituddesusjefes, queporotrapartesecontradiceconlamanifestacióndedeseodehermanamientodelasF.O. P.conelpuebloydeverdadcomoconquenseyciudadanodelpueblo,ademásderepresentante deél,sientosinceramentequesehayadesperdiciadotanbuenaocasióndedemostrarsudeseo con la práctica. Fdo. Carlos Checa Martínez. Concejal del PSOE” (“Cornetas y tambores del Ejército de Tierra”, Diario de Cuenca, Año XXXVIII, no. 9.950, 02-04-1980, p. 6).

Por último, y como corolario de este extenso y central apartado del presente artículo de investigación, parece menester detenerse muy brevemente en la documentación a la que se ha podido acceder relacionada de un modo directo con la disolución de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca y, por ende, con su desaparición definitiva de la Semana Santa capitalina. En esta dirección, hay que señalar de antemano que la motivación de la disolución de dicha Banda, al igual que la relacionada con su afortunada constitución, dependió única y exclusivamente de la Dirección General de la Benemérita48, debiendo quedar desvinculada de esta decisión, tanto los máximos responsables de la Comandancia conquense como, por aplastante lógica consiguiente, los propios miembros de la Banda a punto de extinguirse. De este modo, en el fondo documental de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca todavía se conserva la Orden original remitida desde la Dirección General de la Institución, con número de Escrito 1.054 y con fecha de 19-04-1985 (apenas días después de la última participación de la citada Banda en la Semana Santa de Cuenca) y en cuya Circular se comunica la Orden de suprimir las Bandas de Cornetas y Tambores en todas las Comandancias Territoriales excepto en las Comandancias Móviles y Centros de Enseñanza. Ese mismo año de 1985, fecha de la última participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestros desfiles procesionales, sería el mismo en el que el salesiano poeta conquense D. Rafael Alfaro pregonara la Semana Santa ante la Imagen, perfecta en su dolor de belleza, de Jesús ante Anás, Cristo de los Pregoneros, año también en el que formó parte por primera vez de nuestra Semana Grande el anhelado y voluminoso Paso de la Santa Cena obrado por Octavi Vicent; año este mismo de 1985, en el que son enterrados con cristiana sepultura, previo traslado desde la capital de España, los esperados restos mortales del gran imaginero de la Semana Santa de Cuenca, D. Luis Marco Pérez, en el pequeño Cementerio de San Isidro, imponente balcón rocoso reflejado desafiante en esa lámina salobre de la hondonada que es el río Júcar serpenteando juguetón su Hoz.

45.Enestesentido,hartocuriosaporlopormenorizadadelainformación,resultaserla documentacióninternadelaGuardiaCivildeCuencarelacionadaconesteaffaireporrecoger lamismaydemaneraíntegraalgunasdelasmásdesproporcionadasreaccionesescritassuscitadas por los medios de información locales con motivo de tal ausencia. 46. Por señalar un período en el que el número de integrantes de la Banda estaba más queconsolidado,hayquedestacarque,apartirdel,entreotros,archivofotográficoprivado de D. Alejandro Carretero Laserna, a la sazón cabo de tambores durante el periplo final de la existenciadelaBandadurantelosañoscomprendidosentre1981y1985,sepuedededucirla participaciónde41componentesdistribuidosenformacióndelasiguientemanera:16cornetas, 6 gaitas, 16 tambores y 3 atabales. 47.Atendiendo,porotrolado,aunarelaciónnominalexistenteenelfondodocumentalde la Comandancia dela Guardia Civil de Cuencasobre la composición dela Bandade Cornetas yTamboresdependientedelamismaparalosdesfilesprocesionalesdelaSemanaSantadelaño 1984, se extrae claramente la cifra de 34 miembros distribuidos de este modo: 17 cornetas, 5 gaitas, 9 tambores y 2 atabales más un reserva. 48.ElmáximocargodelaInstituciónrecaíaporaquelentoncesenlapersonadelrecientementefallecidomilitarD.JoséAntonioSáenzdeSantamaría,personalidadquedesempeñó dicho cargo en el trienio de 1983-1986. Período tras el cual la Dirección General de la Guardia Civil recayó, por primera vez, en una personalidad civil como fue el caso del posteriormente condenadopolíticozaragozanoD.LuisRoldán,deinfaustorecuerdoporrazonessobradamente conocidas para el Cuerpo y la sociedad civil.


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Epílogo de un recuerdo merecido. Nota de agradecimiento Hasta hace unos años, todos los conquenses podíamos admirar y valorar nuestra Banda de tambores y cornetas de la Guardia Civil, ejemplo de rectitud, responsabilidadydisciplinatanpropiosdebandasmilitares;escalofrianteresultabasumarchaporlatemplanzadetodossusmiembros,siempreperfectamente erguidos,centradosyabsortosensudesfile,rehuyendomiradasalosespectadores aunque entre ellos se encontraran miembros de su propia familia (R. Serna, Semanasantear en Cuenca). En el epílogo o punto y final de este trabajo aproximativo, a modo de recuerdo y homenaje, sobre la continuamente anhelada actividad de la Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca en nuestro más celoso tesoro costumbrista que no es otro que la Semana Santa, quisiera mostrar mi más sincera gratitud a una serie de personas e instituciones que, desinteresadamente, han apoyado con entusiasmo desmedido y desde la misma concepción inicial de este osado proyecto la elaboración definitiva de este sucinto artículo de investigación49. De manera que, antes de concluir el presente escrito con un breve recordatorio lírico en el que, siempre a título particular, he plasmado de modo acentuado mis no todavía tan lejanos recuerdos infantiles de la admirable actividad de esta Banda en los desfiles procesionales de Cuenca, y a partir de esa reseñada tarde mágica en la que pude disfrutar privilegiadamente de sus más directos protagonistas al calor armonioso de las vivencias evocadas por los miembros de la misma, deseo expresar públicamente mi más encarecido agradecimiento a las siguientes personas, algunas de ellas representantes visibles de distintas instituciones: • A todos los miembros de la desaparecida Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca que, en primer lugar, tan dignamente realzaron con su incansable e intachable participación esta Semana Santa tan amada por todos nosotros y justamente declarada, hace ya alguna década, de Interés Turístico Internacional. En segundo lugar, sin desentenderme todavía de este primer y obligado agradecimiento, quisiera mostrarles a todos y cada uno de los integrantes de aquella Banda con los que se ha podido contactar para la elaboración de este artículo, mi más sentida y humilde gratitud por haber colaborado de manera tan elogiosa con el novel autor de este escrito, sometiéndose sin reparo alguno a mis numerosas preguntas y cediendo de modo altruista su archivo fotográfico privado50. • A la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca encabezada por el Primer Jefe de la misma, Teniente Coronel Sr. D. Manuel Viñuelas Castillejo, por haber apoyado desde un principio y tan diligentemente esta mi iniciativa de homenajear y recordar a la Banda de Cornetas y Tambores dependiente en su día de este acuartelamiento que hoy dirige. Las inmensas facilidades y la absoluta cortesía a la hora de ofrecer cumplida respuesta a mis numerosos requerimientos solicitando cierta información documental y gráfica conservada por la Institución, no vienen a conformar sino otra prueba más -la enésima constatación señalaría- de esa errónea concepción decimonónica, acomplejada y peyorativa que algún sector minoritario de nuestra sociedad aún sigue albergando negativamente sobre la imprescindible, necesaria y dignísima función benemérita de la Guardia Civil. • A los miembros de la actual Junta de Cofradías de Semana Santa de Cuenca, presidida por D. Javier Caruda de Juanas y, muy especialmente, a la persona de D. Antonio Abarca Contreras, a la sazón uno de los más afanosos responsables de la Comisión de Publicaciones de aquélla, de quien recibí el justo respaldo y aliento necesario para cristalizar en la presente publicación oficial de esta entidad supraprocesional a la que Elconjuntodelaslíneasaquípresentadastansólorespondealaarticulaciónresumida deunmuysuperiornúmerodeescritossobreesteparticular,queduranteelúltimoañoymedio sehaidotejiendoprogresivamentealhilodelasdistintaslíneasdeinvestigaciónabiertas.De talmaneraque,nopudiendo,debidoalalógicalimitacióndeespaciodisponibleenestetipo depublicacionesperiódicas,aportaríntegramentetodoelabundantecaudaldeinformación recopiladoatalefecto,sehaprocedidoaensamblarparaestemedio,delamaneramásrigurosa y amena posible, las principales y más destacadas cuestiones sobre el asunto.

nos debemos, o así, al menos, debiéramos todos los nazarenos de Cuenca hacerlo, esta suerte de homenaje escrito. Tampoco ha resultado nada desdeñable, a la vista de usted, querido lector, está, y como en él viene siendo constante habitual, su siempre interesante aportación fotográfica cuyo enorme e incontestable nivel de plasticidad espero y deseo no sea desmerecido por el contenido de esta colección de textos. • A aquellas personas, nazarenas de Cuenca todas, que requeridas por quien escribe con motivo de los objetivos planteados en este artículo de investigación, tan educada como desinteresadamente han prestado su colaboración con un inagotable número de valiosas aportaciones e impagables precisiones durante el período de gestación y desarrollo del mismo. • A la persona de Juan Francisco Pérez Escalada, miembro histórico de la desaparecida Banda de Cornetas y Tambores de la Guardia Civil de Cuenca, querido abuelo paterno de este autor, su nieto mayor, quien sin cuya tutela constante y pertinaz, sin sus continuas aclaraciones y pesquisas, este trabajo hubiera carecido, desde el mismo instante de su nacimiento, de un mínimo hálito de coherencia. Este homenaje, lógicamente, es en buena medida también para él.

Viejo redoble de una infancia nazarena: retrato lírico de una tarde emocionada Emociónperenneredoblandoelcalofrío,castrenseescalofríocasi,demiradas vidriosas,denerviosilente.Cornetasytambores,paresoimpares,bordadascon laencarnadamelodíadelagrandeza,tiritandoenlamemoriaintensa,vistiendo, luciendo como nadie, respeto de Gala y Media. Tambores y cornetas, más tarde gaitas, descosiendo el aire peinado por los últimos atabales, ¡ay, viejos timbales! Al final de aquella enésima curva encadenada entre disformes guijarros, uniformada y ofreciendo por doquier todo, sin necesidad de apenas decir nada, sube, viaja,bajaadentelladas,laenterezaencataratasdisecadas.Recuerdomerecido, tardíohomenajeentreretardosvoluntarios,pacientes,¡jamáselolvido!Alargadas pisadasbeneméritas,tricornioarriba,aguardainmóvil.Admiracióncompartida, callada,muda,letalensuafonía,deunpuebloentero,elvuestro,elmío,elnuestro. Esemismopuebloquedesdetiempoantiguoofrecesusolemnegratitudcastellana reunido, sin previa cita, sin anterior ensayo, sobre la obediente estructura de la aceraalpasodelosPasos.Honorporeldebercumplido,aúnsinserobligaciónprescrita,durantetantashoras,pretéritastodas,tantossegundosyminutosenblanco y negro, nunca a deshora, de marcial rectitud sincera. Hieratismo vertical grave, severamentesecundado,miradaalfrenteconsaborcristiano.Pasiónapasionante, apasionada,soñandoentreangulososcrujidosdebanzogenerosamentesubastado aquellaañejaprocesióndeltiempo,vuestraprocesión,Sutiempo.Añoranzacontinua,tenaz,porunsobrecogedorclamoracompasado,latirnuncahiriente,deun sonidosinmásdueñosqueunoshoylabiosresecos,deunasnotanajadasmanos. Melancolíaimpotente,imponente,poruntrinarderedoblesancladoenestemarde piedra para siempre, por siempre, en la Semana Grande, en la Semana Santa de Cuenca. Cada primavera en la ciudad del Cáliz y la Estrella, bajo el murmullo cuaresmaldesusdosríospoetas,líquidaplatapoetizada,bajoelcalorrenovadode unatúnicaprendidadegenealógicosalfilerazos,bajoelaromacercano,evocador Nisán, tan nuestro, de la cera prisionera, el rincón del alma nazarena, de Cuenca misma,dibujaráconelvolátilcinceldelsentimientoagradecido,entreelchasquido coreadoporhorquillasasidas,sinasir,laestampapostreradeunaBanda,deunos hombres, sin más voz que el silencio firme, sin más palabras que sus templadas cornetaslegionariasyunosbatientestamboresasaetadosquesupieronpreludiar, blandiendo,tejiendodemodoinasequiblealparangón,unacatervadesingulares sonidos,otravezimpares,cadavezmásnuestros,encadaunodelosaños,encada unodelosciensietevecesdesfilesdedolorydevociónqueestatierrareabrió,aún hoylosiguehaciendo,mañanaloharátambién,tanbien,amododeheridaycura cada marzo abrileño, cada abril marceado. LosnombresyapellidosdelosantiguosintegrantesdelaBandareunidosparalacitada cuestacióncolectivacelebradaconfechade07-02-2006son,porestrictoordenalfabético,las siguientes personas: D. Jesús Arteaga Puerta, D. José Carnal López, D. Francisco Cejalvo Esteban, D. José Díaz-Alejo Martín-Blas, D. Adrián Díaz Barrante, D. Amador Gómez Moreno, D. Jesús Herráiz Medrano, D. Salvador López Angulo, D. Isidro Martínez Jiménez y D. Juan Francisco Pérez Escalada.


Colecci贸n Jos茅 Carnal L贸pez

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Nuevos documentos para el conocimiento de la

Semana Santa de Cuenca en elAntiguoRégimen Por Julián Recuenco Pérez Doctor en Historia Contemporánea

Poco es lo que se sabe de la Semana Santa de Cuenca en los primeros siglos de existencia. No obstante, de vez en cuando aparecen en los diferentes archivos conquenses diversos documentos que abren alguna luz en este sentido. El motivo de este artículo es dar a conocer algunos de estos documentos, que hacen referencia a dos hermandades penitenciales en aquellos años lejanos del Antiguo Régimen, la de la Vera Cruz y una nueva cofradía dedicada a dar culto a Jesús Nazareno, diferente de las dos que hasta ahora se conocían.

Fotografía: Colección Antonio Abarca

En primer lugar, quizá pueda ser puesto en relación con la creación del cabildo de la Vera Cruz y Nuestra Señora de la Misericordia un documento, que se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Cuenca, según el cual el escultor y arquitecto Antonio Flórez, había contratado en 1524, fecha muy cercana a la de la que se debe tomar por la creación de la hermandad, la realización de dos imágenes de bulto redondo, “la una un Crucifijo con su cruz e la otra un Cristo abraçado a la columna”, de madera, debiendo cobrar por cada una de ellas dos ducados. 1Se trata de un documento que recoge también María Luz Rokiski Lázaro, en su recopilación de documentos relativos a la escultura conquense del siglo XVI, un trabajo que fue publicado hace algunos años por la Diputación Provincial. Hay que tener en cuenta la personalidad del comitente de la obra, el regidor Fernando de Valdés, el mismo que se hizo cargo de impulsar la hermandad precisamente allá por aquellas mismas fechas. La cruz podría ser la que desde un primer momento se convertiría en titular, o en uno de sus titulares, de la hermandad penitencial; por lo que se refiere a la talla de Cristo amarrado a la columna, una imagen de esta advocación bien pudiera haber participado en los primeros años en la procesión del Jueves Santo, aunque poco tiempo después se hubiera perdido esta devoción en beneficio de un Ecce-Homo el Paso de la Caña; hay que tener en cuenta que ambas advocaciones son propias de todas las hermandades de la Vera Cruz. Por otro lado, y también relacionado con el cabildo de la Vera Cruz, algo habría que decir de una hermandad dedicada al Santísimo Ecce-Homo, asentada en el convento de San Francisco, que 1.ArchivoHistóricoProvincialdeCuenca.SeccióndeProtocolosNotariales.Protocolo 123. Diego de Castañeda.


Fotografía: Colección Antonio Abarca

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es nombrada junto a otras cofradías en el testamento de Antonio Gallardo2, datado en 1759. El libro de la hermandad de la Vera Cruz al que he aludido, hace referencia en algún momento a la advocación del Santo Ecce-Homo3, así como también a que su título es de Jesús Nazareno con las Manos Atadas4, una iconografía que es muy propia de las imágenes del Ecce-Homo y de los llamados Cristos de la Humildad y Paciencia. ¿Podría tratarse en realidad de la misma cofradía de la que hace referencia el testamento ya citado de Antonio Gallardo? Por una parte, en la primera hoja del mismo se hace mención al lugar exacto en el que la imagen recibía culto, fuera del propio convento franciscano pero dentro de su compás y área de influencia5. Por otra parte, el libro se inicia con sendas listas de hermanos, fechadas respectivamente en 1749 y 1766, y en ninguna de las dos aparece mencionado este posible hermano. Por otra parte, también existe la posibilidad, aunque muy remota, de que pudiera tratarse de la misma hermandad del Paso de la Caña, aunque en el libro, que llega hasta 1810, no se mencionan en ningún momento las nuevas constituciones, que habían sido aprobadas en 1802, una copia de las cuales se halla en el propio archivo de la hermandad6; además, tanto antes como en los años posteriores, esta cofradía siempre ha sido llamada del Paso de la Caña. Sin embargo, a favor de esta tesis se encuentra la figura de Lorenzo Román Valiente, quien fuera notario receptor del tribunal eclesiástico de Cuenca, que fue secretario de esta cofradía de la Vera Cruz desde 1790 hasta 1810, fecha en la que se cierra el libro, y que al mismo tiempo es uno de los miembros de la comisión que había sido nombrada por la hermandad del Paso de la Caña con el fin de redactar los nuevos estatutos. En todo caso, sí se puede afirmar que la hermandad a la que se hace referencia en el testamento está íntimamente relacionada con el cabildo penitencial de la Vera Cruz, si es que acaso no es el mismo cabildo, aunque en el libro del Archivo Diocesano no se hace ninguna referencia a la procesión del Jueves Santo. En cualquier caso, también Juan Aranda Doncel afirma que en el pueblo cordobés de Castro del Río, la antigua cofradía de la Vera Cruz sustituyó a lo largo del siglo 2.ArchivoHistóricoProvincialdeCuenca.SeccióndeProtocolosNotariales.Protocolo 1312. Francisco Antonio de Villardolalla. 1759. Ff. 218-222. 3. Archivo Diocesano de Cuenca. Sección Libros. L-58. Fol. 4. 4. Idem. Fol. 1025. “Libro de la Santa Vera Cruz, sitta en los Porttales Largos, delante y frente al conventodeNuestroPadreSanFranciscodeCuenca,queempezóelañode1750,siendosecretario de ella Jacinto Roque Díaz, notario público y eclesiástico del tribunal de la audiencia episcopal della.” Idem. Fol. 1. 6. Archivo de la Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús con la Caña. Legajo de papeles sueltos. Primera mitad del siglo XIX.

XVII su antiguo titular, un Crucificado, como es usual en todas las hermandades de este tipo, por un Cristo de la Humildad, que había sido realizado en 1642 por el escultor Juan Pérez de Orta, avecindado en Granada7. En el caso conquense bien pudieron coexistir durante algún tiempo, además del Crucificado, antecedente del actual Cristo de las Misericordias, con una imagen del Ecce-Homo. Finalmente, he podido constatar la existencia de otra cofradía bajo la advocación del Santísimo Cristo con la Cruz a Cuestas, de la iglesia parroquial de San Juan, que habría de añadirse a las dos ya conocidas de Jesús Nazareno, dependientes cada una de ellas de los cabildos de la Vera Cruz y de San Nicolás de Tolentino, y que todavía perviven. Ésta hermandad recientemente descubierta, sólo aparece citada en la documentación una vez, en 1693, cuando Víctor Blasco, hermano mayor de la misma, solicitaba del provisor diocesano una tregua de quince días para hacer frente a los cien reales que la propia cofradía había ofrecido de limosna para ayudar a los gastos de la capilla que se estaba haciendo para los pasos de la misma8. Por esta última referencia a los diversos pasos de la cofradía, podemos sospechar que la hermandad del Cristo con la Cruz a Cuestas pudiera ser otra de las hermandades dependientes del cabildo de las Angustias. Se sabe por diversos documentos de la sección de Curia Diocesana de la existencia de esta cofradía, que unas veces se cita en la propia iglesia parroquial de San Juan y otras en el templo conventual de los Trinitarios, la cual también se encontraba en esta misma jurisdicción parroquial, que el cabildo de Nuestra Señora de las Angustias celebraba anualmente una procesión, desde esta iglesia hasta la catedral, el Domingo de Pasión o Domingo de Lázaro, procesión que fue prohibida por la autoridad diocesana en 1694. En efecto, y tomando como excusa la pésima economía en la que estaba sumida la cofradía, el provisor diocesano ordenaba ese año a los hermanos a reunirse con el párroco para comunicarles que la procesión, en la que participaba, además de la imagen de la Virgen de las Angustias, por lo menos, un Cristo Crucificado, quedaba prohibida por decisión de la autoridad eclesiástica de la diócesis9. 7. “El Cristo de la Paciencia es una talla completa que representa a Jesús sentado en una roca del Gólgota a la espera de ser crucificado. La iconografía tradicional de apoyar la mano sobre la mejilla, en el caso de Castro del Río ofrece la variante de llevar las manos entrelazadas, quepropicialatransformaciónenEcce-Homo,alcolocarseelcetrodecañayelmantopúrpura”. ARANDA DONCEL, JUAN. Jesús Nazareno y la Semana Santa de Castro del Río. Cinco siglos de historia. Cuenca, Venerable Hermandad de Jesús Nazareno, 2003. 96 p. 8. Archivo Diocesano de Cuenca. Sección Curia Diocesana. Audiencia. Legajo 1087. Expediente 59. 9. ”Impidiéndose por ahora el sacar la dicha procesión, y aplicando la devoción de los hermanos a exercitarla en otra obra de piedad, como hacer algunos sufragios por las ánimas o otra semejanteenladichaparrochia,aquecadaunaacudasóloconaquelloquealcanzarensusfuerzas y les dictare su caridad y devoción.” Archivo Diocesano de Cuenca. Sección Curia Diocesana. Audiencia. Legajo 1089. Expediente 6.


Fotograf铆a: Colecci贸n Antonio Abarca

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La ermita de San Antonio de Cuenca, con el puente y el río Júcar en una maravillosa vista tomada en 1932. (Casa Rellev/Colección E. Valero)


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La Semana Santa de Cuenca en 1932 Por Enrique Valero Moscardó A mi Padre, In Memoriam, nazareno de la Esperanza Textos: Prensa nacional, Prensa local, En España con Federico García Lorca (Carlos Morla), La Semana Santa en Cuenca (J. Jiménez Aguilar), Enrique Valero, Quinto Qurcio, L. Garrido y F. Viejobueno. Colaboración: Hemeroteca Municipal de Madrid, Biblioteca Nacional, Biblioteca Fermín Caballero de Cuenca, Archivo Histórico Provincial de Cuenca, Antonio Pérez Valero, Vitejo de la Vega, Pedro López Agudo.

El advenimiento de la II República española, en abril de 1931, trajo consigo en algunas provincias, numerosos atropellos y desmanes contra la iglesia católica y sus seguidores. Durante los sucesivos meses, fueron destruidos muchos e importantes pasos procesionales, imágenes de culto, iglesias, etc..., hecho que mantuvo a la diócesis conquense “momentáneamente” protegida, pero amenazada; y así comenzó el acoso antirreligioso y provocador contra personas, sacerdotes, obras de arte e instituciones. Tras las consiguientes detenciones y amonestaciones, el Gobierno de la Nación calmó la situación, pero la Semana Santa de 1932 se acercaba, y con ella el gran temor a que se repitieran los atentados del 31, o presenciar actos desagradables, esta vez con los “pasos” en la calle. Por el miedo y la consternación existente, muchas fueron las ciudades y poblaciones que prefirieron no organizar sus desfiles de Semana Santa (Alicante, Gijón, Murcia, Barcelona, etc..); éste no fue el caso de nuestra ciudad, la cual quería que todo se desarrollase según sus antiguas costumbres. Y, con estas premisas, de forma atrevida, fue anunciada nuestra Semana Santa en la prensa nacional..........

“El ministro de la Gobernación garantiza el orden en las procesiones de Cuenca” Las voces no se hicieron esperar, eran palabras que criticaron en la prensa local la actuación del gobernador civil, como autorizante o garantizador de las normas de respeto en la ciudad de Cuenca. -“..ennuestrasCofradíasestánrepresentadastodaslasclasessociales,algunasdeellashansidoconstituidasporobrerosytrabajadores,afiliadosaSociedadesdelideariopolíticomásextremo,yestalelprestigio alcanzadoenestasHermandades,enlosactosqueseorganizan,queno hayquienlonieguenidesconozca...... Podráenotrasciudadesconstituir un problema la celebración de la Semana Santa, en Cuenca no hay tal problema ni puede haberlo. Por eso, estimamos trabajo inútil, el que se hantomadolosquehayanacudidonadamenosquealministro,comosi aquíhubieraalgoqueresolverenesteasuntoyquepudierarelacionarse conelordenpúblico.Cuenca,entiéndalobien,necesitaquesuSemana Santa de 1932 sea como la de años anteriores, es toda la ciudad la que loquiere,nohayniunasolapersonaquesehayapronunciadoensentido contrario, que en estos días aquí hay mucho que admirar y no poco que reverenciar......................”. Quinto Qurcio.1932


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Federico García Lorca (izquierda) y Carlos Morla (derecha) entre unos amigos, en la época relatada sobre la Semana Santa de Cuenca. Fotografía: C. Morla

Los Preparativos Ante esta situación, la Cámara de Comercio e Industria de Cuenca convocó a todos los representantes de las Hermandades a una reunión que tendría lugar el día 7 de marzo en sus dependencias de la calle Calderón de la Barca.

I Reunión en la Cámara de Comercio .....-“Reunidos todos los representantes que constituyen las Cofradías de la Semana Santa de Cuenca, y por acuerdo unánime, se decidió que estos actos religiosos se celebren como es tradicional costumbre en esta ciudad. No estarán desamparados los cofrades que formen en las procesiones, contra cualquier ingerencia de algún mal intencionado ni contra una provocación de cualquiera que pueda sentir la vocación de la delincuencia. No es promesa vana, la de la autoridad, al garantizar formalmente el orden. Si cualquier mal aconsejado, si cualquier descentrado de la normalidad tuviera la ocurrencia de realizar alguna simpleza en esos momentos, ni aun sería necesaria la intervención de la autoridad, porque bastaría con la enérgica repulsa de los más próximos; los católicos de Cuenca no tienen razón ni motivo para suponerse víctimas de una posible persecución ni un supuesto desacato. Tampoco tienen razón los que fundan un desprestigio para las procesiones al no presidirlas las autoridades, pues Cristo no necesitó nunca de la pleitesía de la autoridad para ser adorado como Dios. En la reunión se trató también de la celebración de algunos festejos profanos.....” L.Garrido ( La Opinión)

Suspendida la Procesión del Santo Entierro ...”El Cabildo, reunido por segunda vez el pasado domingo, acordó que no salga la procesión este año. Cuenca es población

eminentemente católica, una inmensa mayoría de los que vivimos somos cristianos, y de año en año hemos trabajado para engrandecer nuestras procesiones y dar testimonio de nuestra fe.¿Si todas las procesiones salen, por acuerdo de sus Cofradías, que razón hay para que la más hermosa, al par que la más solemne en su tristeza, no salga este año?. El disgusto con el que ve Cuenca el acuerdo de los capitulares es unánime, la censura corre de boca en boca, y yo que pertenezco a los mismos, llamo la atención a mis compañeros para que piensen en Cuenca y no den una nota discordante en esta ocasión..., he oído decir a personas de la extremísima izquierda decir: -“yo soy así, pero ante todo también soy cristiano, y mi Hermandad saldrá con su Titular, y no consentiré la más pequeña injuria”........ F.Viejobueno.1932

II Reunión en la Cámara de Comercio ...Convocada por la Comisión de la Cámara, el día 16 de marzo de 1932 tuvo lugar la segunda reunión con las Cofradías para organizar la Semana Santa. El presidente de la Cámara de Comercio, informó que la Banda de Música de Villamayor de Santiago asistirá a las procesiones, a más de las de Cuenca. Que desfilará la Santa Cena en la procesión de Jueves Santo y que saldrá el nuevo paso, del laureado escultor conquense don Luis Marco Pérez, titulado “El Descendido”, que saldrá en la procesión del Viernes Santo, a las once, entre los del Descendimiento y la Virgen de las Angustias. También se acordó celebrar festejos populares los días del sábado, domingo y lunes. Celebremos pues, que Cuenca vuelva a lucir sus procesiones y nuestra enhorabuena a la Comisión de la Cámara de Comercio y las Hermandades por el buen trabajo realizado..... El día 18 de marzo la prensa local anunciaba que la Procesión del Entierro saldría, como era costumbre, el día de Viernes Santo.


Día 23.- Miércoles Santo A las siete de la tarde saldrá de la Iglesia de San Francisco la procesión llamada del Silencio, en la que hacen estación los siguientes pasos: “la Santa Cena”, escultura del insigne artista conquense D. Luis Marco Pérez, “Jesús en el Huerto”, obra de Moreno Sastre, “Prendimiento de Jesús” o “Beso de Judas”, “Jesús en el Pretorio”, “La Negación de San Pedro”, “Jesús ante Anás”, histórica escultura llamada “Ecce Homo de San Miguel” y la “Virgen de la Amargura.

Día 24.- Jueves Santo A las cinco de la tarde saldrá de la iglesia de San Antón la Archicofradía de Paz y Caridad, a la que pertenecen las siguientes imágenes: “Oración del Huerto”, “Paso de la Caña”, “La Flagelación”, “Ecce Homo de San Andrés”, “Jesús Nazareno”, “El Cristo de las Misericordias” y “Nuestra Señora de la Soledad”. El sermón, a cargo de un elocuente orador, comenzará a las nueve de la noche, en la iglesia nombrada.

Día 25.- Viernes Santo A las seis de la mañana, sale de la iglesia de El Salvador la procesión “Camino del Calvario”, formada por las Hermandades y Pasos: “Jesús Nazareno”, “Jesús y La Verónica”, “ San Juan” y “La Soledad”. Regresa a la iglesia de origen a las diez. A las once de la mañana, procesión llamada “En el Calvario”, en la que hacen estación las imágenes: “Jesús Despojado”, “La Crucifixión”, “La exaltación”, “Cristo de la Agonía”, “Cristo de la Expiación”, “El Descendimiento”, “Cristo Descendido”, magnífica obra del laureado D. Luis Marco Pérez, que sale este año por primera vez, y “Nuestra Señora de Las Angustias”. A las cinco de la tarde, “El Santo Entierro”, procesión en la que forman parte, bajo la dirección de los Caballeros Capitulares, doce niños con emblemas de la Pasión, las niñas que representan a las Santas mujeres, heraldos y soldados romanos, los Pasos de: “Jesús Yacente” y “La Soledad”, y una representación de todas las Cofradías. A las diez de la noche visita a la Virgen de las Angustias en su ermita de las afueras.

Portada del programa de 1932

Día 26.- Sábado de Resurrección A las once de la mañana, concierto musical en el Parque por la Banda de Villamayor de Santiago. A las cuatro de la tarde, partido de fútbol en el campo del Sporting, contendiendo los equipos de Tarancón y Mangana Club. A las diez de la noche. Debut de la compañía teatral en “El Cervantes”.

Día 27.- Domingo de Resurrección A las once de la mañana, concierto en El Parque por la Banda Municipal. A las cuatro de la tarde, partido de fútbol entre el Sporting y el Mangana Club. A las nueve de la noche, Fuegos artificiales en el ensanche de la calle Sánchez Vera. La Cámara de Comercio regalará una copa a cada uno de los equipos vencedores. El Patronato Nacional de Turismo organiza excursiones, compatibles con la asistencia a las procesiones, a distintos lugares de los pueblos que merecen la pena ser visitados: Hoz del Huecar y Panteón de los Sres. de Cuba y Clemente, Torcas de los Palancares, Ciudad Encantada, Uclés, Belmonte, Alarcón, Priego, la Catedral de Cuenca, Iglesia de San Pedro, etcétera, etc. La Casa de Cuenca ( Espoz y Mina-7, Madrid) ha organizado viajes económicos (todo comprendido) que han de facilitar la visita a esta interesante manifestación de la vida conquense. (extraído de partes religiosos, prensa y programa oficial)


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El paso completo de El Descendido, obra de Marco Pérez sin policromía, que desfiló por primera vez en la Semana Santa de 1932. (Colección: Benedicto Sacristán)


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Espectacular toma de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Puente, subiendo por la calle Palafox, en la procesión de Paz y Caridad de 1932. (Foto: A. Campos - Colecc. E. Valero)

El programa Los acreditados talleres tipográficos del Sr. Ruiz de Lara, editaron en forma de folleto ilustrado, con fotografías de “pasos” y desfiles procesionales el programa de las fiestas de Semana Santa. El folleto, impreso a todo lujo, con portada en tricomía, y tanto en la impresión del texto como en la parte gráfica, revelaba el depurado gusto y perfección con que se elaboraban los trabajos en dicha empresa.

con cuanto pueda al mayor esplendor de la Semana Santa, será tal vez político hábil, pero no será un buen conquense ni tampoco un buen católico.

Miércoles Santo Bando Don Juan de Mata Romero Moranchel, alcalde presidente de esta ciudad

LA SEMANA SANTA

Hago saber

Viernes de Dolores ..”Imponente la manifestación de fe católica que se dio en el Santuario y bello paraje de Las Angustias en dicho día. Desde las cuatro de la mañana comenzaron a celebrarse Misas, a la de Comunión, dada por el Reverendísimo Prelado, comulgaron centenares de personas; observándose que la afluencia a visitar la Virgen ha superado a la de otros años. Tanto a las funciones de la tarde como de la mañana, la asistencia fue de enormes proporciones, aunque dicen que España ha dejado de ser católica.... (El Defensor de Cuenca) Martes Santo Prensa local -Los republicanos de Cuenca, tienen interés en demostrar que no hay incompatibilidad entre los conceptos de Religión y República, y cuanto más republicanos sean, mejor para esforzarse en demostrar su respeto para esos actos que tienen tan honda raíz en el alma popular y tan arraigada tradición. Si alguien cometiera en estos días cualquier ligereza, no sería, ciertamente, un buen republicano. Cuenca quiere dar fe de su educación ciudadana, al tiempo que de su espíritu religioso y todo el que no contribuya

Que tradicionalmente y en todo momento, se ha guardado por este vecindario el mas grande respeto a las creencias e ideales del prójimo, en el día de hoy en que la Republica cobija a todos los españoles bajo los lemas de libertad y democracia, deben extremarse tales sentimientos que tan elocuentemente prestigian y ennoblecen a los que nos honramos en pertenecer a la nueva España republicana. Por eso, es obvio advertiros, que en las tradicionales procesiones que se celebran en esta semana, guardéis todo el acatamiento, toda la compostura y consideración que en vuestros pechos liberales debéis cobijar para las creencias de vuestros convecinos, (tan dignas de atención como las vuestras), ya que con ello daréis una alta prueba de vuestra cultura y civismo. Y en este sentido y por el buen nombre de todos, los agentes de mi autoridad corregirán cualquier incorrección, alteración del orden o lo que signifique ultraje público al sentimiento religioso. No dudando de vuestro acatamiento a este Bando, os da las gracias vuestro Alcalde, Cuenca, 22 de Marzo de 1932


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D. Juan Jim茅nez de Aguilar en 1932. (Colecci贸n familia de la Vega-Almagro)


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Entusiasmo y Cultura Gran entusiasmo existe entre los cofrades de las Hermandades para la celebración de los desfiles procesionales. La mayoría de los hermanos concurrieron a ellos, para darles toda la brillantez que los conquenses querían. Entidades particulares contribuyeron a esta causa, entre ellas la Juventud Franciscana que anunció su asistencia formando con su símbolo “La Cruz Desnuda” en las procesiones. Por la Junta Provincial de Turismo, y editado en los talleres Ruiz de Lara, se dio publicidad a un interesante folleto en el que el erudito delegado provincial de Bellas Artes y culto profesor del Instituto Provincial, D. Juan Jiménez de Aguilar, dio a conocer noticias de alto valor documental e histórico de la Semana Santa, en tiempos pretéritos, y de las figuras de la Pasión en la escultura religiosa de Cuenca. El folleto fue avalado con fotografías de típico sabor local en los desfiles y de joyas de la imaginería y arte que existían en la provincia y capital, en la parte gráfica colaboraron los señores: Conde de la Ventosa, Zomeño y Campos. Terminando el citado folleto, magníficamente editado en papel couché, con notas referentes a los pasos de “La Cena”, “El Descendido”, etc..

de fe, e invaden ruidosamente tabernas y bodegones. Y es tal la bullanga y el jaleo que promueven, que aquello tiene más aspecto de bacanal de la Edad Media que de fiesta religiosa de nuestros días”. “Las luces se extinguen una a una, los portales son atrancados estrepitosamente, las persianas se pliegan, y la noche, azulada y plácida, tiene su manto de terciopelo acribillado de estrellas sobre la vieja ciudad, que, fatigada se entrega al reposo”. Federico recita : .....Virgen de la Soledad, abierta como un inmenso tulipán. En tu barco de luces vas por la alta marea de la ciudad, Entre saetas turbias y estrellas de cristal. ................................ ....por el río de la calle, ¡ hasta el mar !

“En España con Federico García Lorca” ( Diario de Carlos Morla .1932) -“....Muy de noche ya, entre pinares sombríos, se divisan luminarias, abajo y arriba. Hemos llegado a Cuenca en los instantes que desciende de alturas umbrosas la procesión del Miércoles Santo, llamada también del Silencio. Pasa lejana entre cánticos que se esfuman y un gran zumbido de abejas...que son plegarias”. “Nos lanzamos en busca de la procesión y, subiendo por viejas escalinatas de piedra y penetrando en callejas tortuosas, desembocamos en la Plaza Mayor, en la que se hallan estacionados diversos “pasos” que pronto habrán de ponerse en marcha. El escenario es incomparable y lleno de misterio. En medio de esa sombra agujereada de fulgores, nos hallamos confundidos y desorientados, pero también sobrecogidos por el hecho que encierra el espectáculo”. “Las andas, rutilantes de luces. Hasta aquí inmóviles, adquieren vida, vacilan un instante, titubean, se estremecen, vibran y, por fin, se ponen en marcha lentamente. Federico García Lorca, Rafael Martínez y yo, cada cual con un cirio en la mano y la boina en la otra, nos incorporamos al cortejo detrás del “paso” de la Virgen de la Amargura, que entre fanales iluminados y llena de majestad en su amplio vestido de terciopelo negro recamado de plata, dirige su mirada dolorosa, invadida de lágrimas, al cielo. Sobre los hombros robustos de los encapuchados, avanza y se balancea como un barco, en medio de un rumor de cristales y collares de perlas que se entrechocan. Y el cortejo sigue su ruta, cuesta arriba y cuesta abajo, penetra en callejuelas angustiosas, atraviesa viejos puentes de piedra, desaparece en las tinieblas y resurge en la claridad consoladora de las plazoletas, en cuyos balcones y ventanas de rejerías magníficas se desploman, como gavillas de espigas que la hoz abate, siluetas oscuras que se persignan. Y no sé que me impresiona más la procesión que pasa o esos balcones que son cada cual una imagen con alma de cantar o de plegaria muda. “La vieja ciudad, que había permanecido hasta aquí absorta en su fervor, despierta entonces súbitamente como dominada por un hálito de locura. Los nazarenos, con sus capuchas en forma de conos desequilibrados, y sus túnicas un tanto descompuestas, verdes, rojas, moradas, azules, se desbandan en todas direcciones, enarbolando sus cirios, que más parecen un arma que un símbolo

Prensa Nacional A las tres de la tarde de ayer, se cantó el solemne Miserere en la Catedral de Cuenca, por la Schola Cantorum de los Padres Paules. A las ocho de la noche se organizó la procesión del Silencio, en la parroquia de San Esteban con los pasos: Jesús Orando en el Huerto, El Prendimiento, Jesús en el Pretorio, Negación de San Pedro, Ecce-Homo de San Miguel y San Juan y la Soledad, en el camino de la Amargura. Recorrieron las principales calles de la ciudad, ante el imponente gentío, que presenciaba el desfile religioso con la cabeza descubierta. La guardia municipal y la Policía contribuyeron al orden, extremando la vigilancia. Presidían la procesión: el Clero, revestido de ornamentos, la Cámara de Comercio y una Comisión que con “velas encendidas” acompañaban, en sustitución de la presidencia municipal que iba otras veces. Las bandas municipales de Cuenca y Villamayor de Santiago interpretaron marchas fúnebres; también iba la banda de cornetas y tambores del Hospicio. Durante el recorrido fue interpretado, por coros y orquesta, el tradicional Miserere de Pradas. En la cofradía del Ecce Homo asistió, vestido de nazareno, D. Luis Martínez Kleiser. La procesión duró cinco horas, con el orden más completo y, en el desfile procesional, un gran fervor religioso. La mayoría de los cofrades de esta ciudad son socialistas y pertenecen a la Casa del Pueblo. Con motivo de las fiestas de Semana Santa en Cuenca, el Cabildo Catedral, por iniciativa del Prelado, ha inaugurado en dicho templo una exposición de tapices, joyas y ornamentos sagrados. La exposición está siendo visitadísima. Jueves Santo En la Catedral, a las tres de la tarde se efectuó el Lavatorio, oficiando el obispo: predicó el canónigo Juan García. El templo estuvo abarrotado de fieles. A las cuatro se organizó la procesión de Paz y Caridad, en la que figuraban los pasos de Jesús en el Huerto, Jesús en la Columna, Ecce Homo, Jesús de la Caña, Jesús del Puente Nazareno, Cris-


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to de las Misericordias y la Soledad. Concurrieron cinco Cofradías y presenciaron el desfile infinidad de fieles, guardando el público el mas absoluto respeto. Detrás de las imágenes marchaban numerosos penitentes. A requerimiento de las familias que tienen algún enfermo, las imágenes las detenían frente a sus respectivas casas. Presidía el Clero parroquial con Comisiones de la Cámara de Comercio y Cofradías. El desfile duro seis horas. En las iglesias de la Merced y Redentoristas se ha celebrado la Hora Santa con extraordinaria concurrencia de fieles. En el Salvador, asistieron a los Oficios los caballeros del Santo Sepulcro. El comercio ha cerrado. Mañana por ser fiesta local no se trabajará ni en las oficinas públicas. El día ha resultado ser espléndido. Diario de Carlos Morla.1932 (En España con Federico García Lorca) Volviendo al diario de C.Morla, encontramos que el día de Jueves Santo nuestros tres ilustres viajeros deciden visitar las hoces de Huecar y Palomera, después volverán a la ciudad donde pudieron presenciar la procesión de Paz y Caridad. -“....en Palomera, de repente, surge en pleno campo, por el camino que desaparece entre la hierba, la procesión pueblerina, tierna y apacible, sincera e infantil. No se sabe de dónde viene ni adónde va con todo el pueblo detrás avanzando de prisa, parando un instante para tomar aliento y luego seguir su marcha desordenada y tambaleante, como llevada por el viento. Y aquello me parece superior a todo lo visto hasta aquí, tan lleno de verdad sincera es el impulso que mueve este cortejo.....Nos hemos arrodillado espontáneamente los tres sobre los pasos que el sol entibia, porque era más fácil hacerlo así, mientras pasa la procesioncilla, tan bondadosa y llena de fervor en su arrobadora sencillez. Y luego, como lo hemos hecho ayer en Cuenca, nos incorporamos al cortejo que gira para regresar al pueblo, y , por último, penetramos con él en la pequeña iglesia, que se traga a la procesión entera, con sus andas, mujeres, hombres, niños,........” -“...pero he aquí la Procesión de Jueves Santo en Cuenca, que avanza solemne al son de las trompetas, seguida de los encapuchados, que arrastran sus colas largas en el polvo; y esa atmósfera de penitencia y plegarias convulsiona los más hondos repliegues de mi ser. ¿ A quién puede dejar indiferente la imagen de esa anciana que camina tras el “paso” del Ecce-Homo, inclinada y descalza sobre las piedras que la noche ha helado?. Las andas giran ahora lentamente, descienden hasta posarse en tierra y, por último, se inmovilizan frente a una mansión en cuyo balcón corrido todo el mundo se arrodilla”...”y la saeta asciende al cielo en espirales como los humos perfumados de un incensario”. ... “ A pesar del vendaval que pretende exterminar las creencias humanas, a pesar de la época disolvente en que vivimos, que intenta aniquilar todas las tradiciones sacrosantas, no ha poderío capaz de detener la fuerza sin armas que encarna este cortejo que pasa, ni argumento que pueda desviar la ruta que siguen ese chaval con cruz al hombro y esa viejecita descalza en la noche helada................” Viernes Santo “ Amanece. De la calle asciende un clamor extraño: lamentos y alaridos; trompetazos de Juicio Final. Esta bullanga es lúgubre, torturadora, apocalíptica, trágica. Simboliza en esa forma demoníaca la desolación de la muerte de Cristo en la Cruz. Y diríase que el drama acaba de ocurrir. Me asomo al balcón. En la madrugada, que apenas se inicia, advierto la presencia de enmascarados de aspectos diabólicos que ges-

ticulan al tiempo que lanzan gemidos espeluznantes. Magnífico..... pero pagano.......”. El día de Viernes Santo transcurrió, igualmente lleno de emociones, tras contemplar todas las procesiones, los insignes viajeros visitaron a D. Juan Jiménez de Aguilar, el cual les guiará y explicará cada rincón de la antigua Cuenca, llevándoles a la ermita de las Angustias, emblemático lugar en el que asistieron a los actos religiosos programados. Prensa nacional En la madrugada se organizó la procesión titulada Camino del Calvario, compuesta por cuatro cofradías y numerosos pasos. El desfile fue presenciado por numeroso público. Detrás de Jesús Nazareno marchaba, cumpliendo un voto, el guarda municipal de este Ayuntamiento Antonio Fernández, de setenta años de edad, condecorado con varias cruces ganadas en la guerra de Filipinas, siendo ordenanza del general Santurce. Cuando este general recibió en aquella campaña la herida que le produjo la muerte, cayó en brazos de Antonio Fernández, y en ellos dejó de existir. A pesar de su ancianidad, ha resistido perfectamente la marcha de cinco horas por el camino empinado y penoso que ha recorrido la procesión. A las once de la mañana se ha organizado la procesión titulada En el Calvario. El desfile fue triunfal. Miles de almas admiraron la comitiva religiosa, en la que figuraban los pasos de la Exaltación, Crucifixión, Cristo de la Agonía, Cristo de los espejos, Descendimiento, Descendido ( paso nuevo, obra del escultor Marco Pérez) y la Virgen de las Angustias. Presidía la procesión una Comisión de los hermanos más antiguos de la Cofradía y la Cámara de Comercio. Figuraban muchos niños, vestidos de pasionarios llevando el emblema de la Pasión. Gran número de penitentes seguían a las imágenes, con devoción extraordinaria, todos descubiertos, imperando piedad, orden y silencio. La procesión duró seis horas: Los pasos eran llevados sobre los hombros con gran penitencia. Estos penitentes pagan limosnas por llevarlos y no piden relevo, sufriendo en marcha durante toda la Carrera. Dicha procesión ha llamado extraordinariamente la atención, ya que figuraban muchos obreros, que se disputaban la preferencia de llevar los pasos. No ha tenido que intervenir en ningún momento la Policía y Guardias municipales. La Catedral y los templos han estado concurridísimos durante todos los oficios. A las cuatro y media de la tarde ha salido de la iglesia del Salvador la procesión del Santo Entierro, la cual ha estado animadísima, constituyendo una gran manifestación de fe y religiosidad y en la que ha tomado parte toda Cuenca. El desfile de la procesión, en el que figuraron los pasos de “El Sepulcro”, “María Orando ante la Cruz” y la “Cruz Desnuda de Jerusalén”, duró cerca de cinco horas, y el aspecto que ofrecía de noche era fantástico. El alcalde y el gobernador presenciaron el paso de la comitiva desde un balcón del Ayuntamiento. La policía abortó un intento de desorden, iniciado por unos extremistas, al parecer llegados de Madrid. Fue detenido Isidro Narváez Martín, de veintisiete años, que vive en la calle de la Concepción-26 ( Tetuán de las Victorias), al que se le ocupó una piedra. Los compañeros de este sujeto se dieron a la fuga, según se cree, en un automóvil de la matrícula “M-1625”, cuya llegada a Cuenca a las once y media de la mañana había despertado algunas sospechas. También se celebró con inusitada brillantez la tradicional visita al Cristo Yacente en la capilla de Las Angustias. No se recuerda ninguna Semana Santa tan solemne y fervorosa.


INVESTIGACION Salida de la procesión del Jueves Santo en 1932 (Cuenca) Sensacional vista, tomada por A. Campos, en el puente de San Antón, en ella destacan los desaparecidos pasos de “Jesucristo atado a la Columna”, Jesús con la Caña y el Santísimo Ecce-Homo de San Gil. La multitud presente, banceros, nazarenos, hermanos mayores, músicos y público nos miran a través del tiempo. (Colección Enrique Valero)


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OTRAS SEMANAS SANTAS

OTRAS SEMANAS SANTAS

Zamora,crucessobreelrománico Por Javier García Martín Al Noroeste de la Península Ibérica, en el antiguo reino de León, lindando con tierras gallegas y portuguesas, se encuentra la provincia de Zamora. Provincia de contrastes, provincia verde en el entorno del Lago de Sanabria, provincia de color oro en las tierras de Villafáfila, o color gris de la piedra de la comarca de Aliste...y también color morado, color nazareno. No precisamente por la tinta de Toro que tan reconocidos caldos otorga, sino por la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo que la provincia de Zamora, y en especial su capital, vive apasionadamente.

Tarde de Miércoles Santo, la Plaza de la Catedral se tiñe de rojo, los hermanos de la Cofradía del Silencio juran guardar silencio durante el desfile en el que procesionan al Cristo de las Injurias, magnífica talla del siglo XVI: dolor, resignación, muerte y vida a la vez, curioso contraste plasmado con acierto en la madera. La noche toma el testigo, un cristo humilde portado en andas, con el único aderezo que pueden ofrecen un puñado de cardos y una calavera que parece presagiar el final. La salmodia de un bombardino y los golpes desacompasados de unas matracas tejen la banda sonora de la noche de las capas pardas.

Pasado el Miércoles de Ceniza, Zamora vive por y para la Semana Santa. La ciudad entera se vuelca en esta combinación de celebración religiosa y tradición popular que le ha dado fama allí donde se ha dado a conocer, no obstante está declarada de Interés Turístico Internacional desde 1986.

Uno de los momentos centrales de la Semana Santa de Zamora, tiene lugar el Viernes Santo, después del sobrecogedor Miserere a Jesús Yacente en la Plaza de Viriato. La ciudad despierta a las cinco de la mañana con el toque del Merlú (dos cofrades que anuncian la salida de la procesión con un tambor y una corneta) y los primeros compases de la Marcha Fúnebre de Sigismond Thalberg, himno oficioso de esta tierra. A las cinco de la mañana, se pone en marcha la cofradía más grande de Zamora, Jesús Nazareno, con más de 5000 hermanos. Cuando el día vence a la noche y el sol enhebra sus primeros rayos entre los 15 ojos del puente románico, después de un alto en el camino, dos interminables filas negras serán los renglones de la historia de Cristo que se escribe en Zamora.

Zamora cuenta con 17 cofradías (dos de ellas secciones), englobadas todas en la Junta Pro Semana Santa cuyos orígenes se remontan a 1897 y que en 1957 alzó el primer museo dedicado en exclusiva a la Semana Santa y que en la actualidad alberga gran parte de los grupos escultóricos. Entre las cofradías más antiguas destaca la de la Santa Vera Cruz, que en 2008 celebrará el V centenario del primer documento escrito que hace referencia a la misma. La austeridad, el silencio, la autenticidad y la indudable categoría de algunas de sus tallas procesionales, pueden ser los valores que han elevado a la Pasión zamorana como una de las más populares y atractivas de España. Sin olvidar la escenografía que la propia Ciudad del Románico añade: pequeños templos, calles y rúas estrechas, plazas recogidas con sabor a otros tiempos. Sin duda, la Semana Santa de Zamora, es una Semana Santa de momentos, de instantes, de fotografías que quedan grabadas para siempre en las retinas del espectador. Al oscurecer, el Nazareno de San Frontis cruza el puente románico, las murallas se ven reflejadas en las aguas del Duero, al fondo la catedral con su espectacular cimborrio bizantino, el cristo gótico del Espíritu Santo siguiendo la senda del incienso por la rúa medieval del Troncoso mientras los hermanos de carga ataviados con túnica blanca y cogulla monacal evitan que la talla roce las paredes, el desvanecimiento de las últimas notas del Jerusalem, Jerusalem en la Plaza de Santa Lucía mientras el crucificado de la Buena Muerte –portado en horizontal- regresa a su templo, en un silencio tan solo quebrantado por los tambores, y el lagrimeo de cera y morceñas de las teas que portan los cofrades, única iluminación esa noche del Lunes Santo en el corazón de piedra de Zamora.

Mientras, la Madre llorará cada caída, cada golpe del martillo, cada gota de sangre derramada. María, en Zamora, es sencilla, con rostro sereno y actitud resignada. Así la Virgen de la Soledad llora la muerte del Hijo cada noche de Sábado Santo, de luto riguroso, con las manos entrelazadas y la mirada perdida en los adoquines de la calle. Imagen que transmite paz, soledad y esperanza. Obra del imaginero local Ramón Álvarez, (1825-1889), artesano de la devoción, cuya dilatada obra ha contribuido decisivamente al ensalce de la Pasión zamorana. Durante estos días, Zamora vive pendiente del repiqueteo del Barandales, personaje que desde hace siglos abre 10 de los 16 desfiles procesionales, haciendo tañer dos esquilas. El casco antiguo huele a cera, a estameñas, a incienso... pero también a aceitadas –dulces típicos de estas fechas-. Las calles vuelven a la vida, miles de zamoranos repartidos por todo el mundo regresan a la Bien Cercada, para vivir la Semana Santa como les enseñaron sus padres y abuelos. No hay saetas, no hay joyas... no hay lugar para fastuosidades, quizás porque en su momento tampoco se pudo o quizás porque es fiel reflejo de esta tierra ávida de ilusiones. Tierra de gentes –al igual que su Semana Santa- sencillas y hospitalarias. Gentes que guardan como oro en paño lo mejor que tienen, sus tradiciones, su historia y su fe.


CUENCA

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Cuando León se pone la túnica Por Xuasús González. Fotografías: Carlos García Rioja Centro de Documentación e Investigación de la Semana Santa

Se fue el Domingo de Resurrección y, en un abrir y cerrar de ojos, nos hemos vuelto a plantar en el Viernes de Dolores, ese Día mágico tan esperado que marca el arranque de la Semana Santa leonesa. Atrás ha quedado un año, salpicado por algunos actos de las cofradías y hermandades –sensiblemente más numerosos en Cuaresma– que bien han servido para aplacar nuestras ansias como cofrades. Mucho antes de que la Virgen del Mercado salga a la calle, el ambiente que se percibe en la ciudad se ha adelantado ya a esa cruz parroquial que anunciará la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo por las calles de León. Ya se respira aire de Semana Santa, de incienso, de cera, de devoción, de arte, de catequesis..., del peso de una tradición de más de cuatro siglos con la que toda la ciudad se vuelca. Desde que las campanas de la iglesia del Mercado repiquen con un, aunque festivo, fúnebre tañido, los cofrades leoneses, aquí llamados papones, se adueñarán de la capital de este viejo reino; el tráfico cotidiano cederá las calles a los pasos y a los hermanos que han de salir en procesión. En las aceras se agolparán miles de personas para presenciar –pues es casi obligación en esta tierra– el lento transitar de la procesión. Los niños –globo y oblea en mano– se situarán adelante, sentados en los bordillos, y verán pasar sobrecogidos –algunos, incluso, atemorizados– largas hileras de cofrades, algunos de los cuales les estrecharán sus manos, signo inequívoco de cristiana fraternidad. Más de cinco mil personas participarán –y se multiplicarán hasta por cuatro si contamos por separado las salidas de cada hermano con cofradías diferentes– en una treintena de procesiones que, con alrededor de ochenta pasos, reproducirán a la perfección aquella primera Santa Santa que tuvo lugar en Nazaret hace más de dos mil años. Arte hecho Semana Santa, devoción hecha Semana Santa, música hecha Semana Santa, ... Momentos irrepetibles serán, sin duda, los escasos instantes en que el paso estará justo delante de nosotros, y su banda, y el resto del cortejo; instantes que se repetirán ya hasta el año próximo. En estos diez Días, León duerme poco y descansa menos, pero vive con gran intensidad la Semana más rápida del año. No le importa, pues sabe que tiene mucho tiempo por delante para recuperarse y relajarse, aunque sueñe –porque sueña– con la llegada de la próxima Semana Santa.

León se acuesta tarde y cansado, tras conseguir –no sin esfuerzo– que se duerman los últimos hermanos, los más rezagados, los que –sin sacrificio alguno– charlan durante horas sobre lo que ha dado de sí ese día, y se aventuran –incluso– a predecir lo que les deparará el siguiente. León se levanta temprano, y antes de que salga el Sol ya se ven túnicas de un lado a otro, camino de su templo, camino de su procesión. Y se ven también trajes y corbatas, y fundas de faena; en estos días el trabajo se acumula. Pero a nadie le importa. Y a León tampoco. Y entre que se levanta y se acuesta, León aprovecha cada segundo sin desperdiciar momento alguno, pues sabe que el tiempo, en Semana Santa, es aún más valioso que en otras épocas del año. Ya es Viernes de Dolores. Repican las campanas con más fuerza que nunca. Las puertas de la iglesia del Mercado se abren. Los sentimientos se agolpan y se escapan en forma de lágrimas, que anuncian tan esperado momento. La Virgen sale a la calle. Comienza la Semana Santa en León.




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