I
IXIÓN
xión, hijo de flegias, el rey lapita, convino en casarse con Día, hija de Deyoneo, le prometió ricos regalos de boda e invitó a Deyoneo a un banquete, pero preparó delante del palacio una trampa con fuego de carbón vegetal debajo, y el confiado Deyoneo cayó en ella y se quemó. Aunque los dioses menos importantes lo consideraron una acción nefanda y se negaron a purificar a Ixión, Zeus, que obraba igualmente mal cuando se enamoraba, no sólo le purificó, sino que además lo llevó a comer en su mesa. Ixión era desagradecido y se propuso seducir a Hera, a quien, según suponía, le agradaría tener la oportunidad de vengarse de Zeus por sus frecuentes infidelidades. Pero Zeus adivinó las intenciones de Ixión y dio a una nube la forma de una falsa Hera con la que Ixión, que había bebido demasiado para descubrir el engaño, satisfizo su deseo. Zeus le sorprendió in fraganti y ordenó a Hermes que lo azotase sin piedad hasta que repitiese las palabras: <<los benefactores merecen ser honrados>>, y luego lo ató a una rueda ardiente que gira sin cesar por el firmamento. La falsa Hera, llamada luego Neféle, dio a Ixión como hijo el proscrito niño Centauro, del que se dice que cuando llegó a la edad viril engendró caballoscentauros con yeguas magnesias, de los cuales el más célebre fue el docto Quirón. (Extraído del libro Los Mitos Griegos de Robert Graves, Tomo I.)
U
EDITORIAL
n hombre puede pensar a todo un universo abierto ante su mirar. Darse un aliento tras el horror de su maldad, concebir tan solo la posibilidad de ser el creador del reino de los fines. El hombre ha perdurado en la historia como un ser capaz de diferir de la zozobra, de comenzar, desde su tiempo, a pensar su lugar en aquél firmamento que le soporta la mirada. Tal como Ixión, el desagradecido, fue arrojado a la condena de encontrarse al borde del absurdo, atado y sujeto a su rueda para entenderse en la odisea de su ser, ir y jamás venir, así la humanidad es hallada para vivir la condena más letal para un hombre, no poder ser otro. La revista La rueda de Ixión tiene como fin fundamental asir una rendija para posibilitarnos, desde nuestro tiempo, a diferir de todas las ataduras y determinaciones que nos condenan a vivir o malvivir una realidad insoportable, para comenzar otra. Esa abertura por donde es posible transformar lo ya hecho, solo cobra sentido en la enunciación del hombre que ha soportado por un largo tiempo las desventuras de una sociedad que se ha empeñado en dejar de criticar su falta de interés en las acciones. En suma, La rueda de Ixión pretende hacer un espacio que edifique piedra a piedra un mundo en donde sea posible ser otro, en donde sea verdad mudar nuestra insoportable realidad.