AMANTE OSCURO

Page 384

AUTOR

Libro

Sus dedos se movieron ligeramente entre los de ella. Y luego perdió el conocimiento de nuevo. Dios, tenía muy mal aspecto. Pálido como las baldosas del suelo del quirófano, y los ojos hundidos en el cráneo. Tenía un grueso vendaje en la garganta. El vientre envuel to en gasas y, compresas de algodón, con drenajes saliendo de la herida. En uno de sus brazos habían conectado un suero que le suministraba la medicación, Y un catéter colgaba a un lado de la cama. También le habían enganchado un montón de cables de un electrocardiograma en el pecho, y , un sensor de oxígeno al dedo corazón. Pero estaba vivo, al menos de momento. Y había recuperado la consciencia, aunque fue sólo du rante un instante. Así pasó los dos días siguientes. A intervalos regulares, despertaba y volvía a quedarse inconsciente, como si quisiera comprobar que ella estaba con él antes de volver al hercúleo trabajo de recuperarse. Finalmente, la convencieron para que durmiera un po co. Los hermanos le llevaron un sillón más cómodo, una almohada y una sábana. Despertó una hora después, aferrada a la mano de Wrath. Comía cuando la obligaban, porque Tohrment o Wellsie le exigían hacerlo. La persuadieron para que se diera una ducha rápida en la antesala, y cuando regresó Wrath se estaba convulsionando mientras Wellsie había mandado a buscar a Havers. Pero en el instante en que Beth agarró la mano de Wrath, éste se calmó de inmediato. No sabia el tiempo que podría continuar así. Pero cada vez que él reaccionaba ante su roce, sacaba fuerzas de la flaqueza. Podía esperar durante toda la eternidad. La mente de Wrath recuperaba la consciencia de forma intermi tente. Durante un minuto no se daba cuenta de nada; pero al si guiente, sus circuitos empezaban a funcionar de nuevo. No sabía dónde estaba, y le pesaban demasiado los párpados para poder abrirlos, así que cuando estaba consciente hacia una rápida exploración de su cuerpo. En la mitad inferior se sentía bien, los dedos de los pies se movían y notaba las piernas. Pero su estómago parecía como si lo hubieran golpeado con un martillo. Sin em bargo, el pecho estaba fuerte. El cuello le ardía, la cabeza le do lía. Los brazos parecían intactos, las manos...

- 384 -


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.