Arte y canibalismo

Page 118

En su tercera película “El Dragón Rojo”, el intelectual y erudito Lecter sirve con gusto un suculento plato a una serie de distinguidos amigos, comienza a servir la cena con este discurso: - Considera cada día de tu vida como el último, la hora que no esperes aparecerá como una grata sorpresa, ven a verme, si deseas diversión me encontrarás en buen estado, gordo y lustroso, cual cerdo de la piara de Epicuro.92 Los comensales preguntan de manera educada, “En que consiste este entrante de aspecto tan divino” y él responde de forma seria, pero jocosa, “Si os lo dijera, me temo que no lo probaríais”, el grupo de burgueses ríe sin saber que lo que realmente están comiendo es uno de sus amigos desaparecido, “bon appétit”, se trataba de un clarinetista de la orquesta de la ciudad que desafinaba demasiado para el gusto de nuestro refinado protagonista. Otra escena de la película, que a mi modo de ver resulta fundamental, es en la cual uno de los protagonistas, (Ralph Fiennes) se come el dibujo, “El Dragón rojo” de William Blake, al que ha estado adorando durante años y al cual quiere parecerse, tatuándose la obra por toda la espalda. Se trata de una asimilación, una superación, a través de la ingesta de la imagen de lo que se admira, de este modo, lo representado pasa a un nuevo recipiente y vive dentro del nuevo “dios”, se cierra un circulo religioso.

Fotogramas del filme: El dragón rojo (2001)

92

RATNER, Brett: Red Dragon USA [DVD]

118


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.