1 minute read

Instrucciones para ser libres

Todos los 17 de febrero, las comunidades valdenses celebramos uno de los acontecimientos más importantes de nuestra historia. Lo hacemos recordando la fecha en que el rey de Cerdeña-Piamonte concede a los valdenses las ‘Cartas Patentes’, reconociendo el ejercicio de derechos políticos y civiles que antes les habían sido negados

Con este acontecimiento también se ponía fin al ghetto y a todas las normas que habían pesado sobre los valdenses por generaciones, limitando su presencia a un pequeño rincón de los Alpes ¡Ahora son libres! Para salir de sus valles, para relacionarse con otros súbditos del reino, para seguir estudios universitarios, para comerciar Este cambio también es una oportunidad para moverse y expresarse Se abren las puertas de Italia y las puertas del mundo, para difundir sus ideas, también para migrar. Los valdenses recuperan la confianza y el optimismo que los llevará a pensar nuevas formas de misión. El desafío es claro: “O serán misioneros o no serán nada”. Así lo plantea Charles Beckwith en una carta al pastor Pietro Lantaret Ese era el dilema y la invitación

Advertisement

Hoy celebramos el 17 de febrero como una fiesta de libertad Recordamos las limitaciones del pasado, la persecución, el silencio. Esa memoria nos ayuda a valorar la libertad obtenida Sin embargo, me pregunto si antes de 1848 los valdenses no eran libres Me refiero a otras formas de libertad Hablo de la libertad por la que seguían siendo valdenses y no otra cosa Es que en tiempos del ghetto uno podía abjurar Se podía renunciar públicamente a esa forma de comprender la fe, se podía dejar atrás esa historia y esas convicciones. Para el rey y para el papado, ‘re-catolizar’ a los valdenses era una prioridad: por eso en

This article is from: