La incersión laboral de los normalistas

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La inserción laboral de los Normalistas Itziar Nayeh Monroy Acevedo

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Resumen En la presente investigación hacemos un análisis sobre la inserción laboral de los egresados del Benemérito Instituto Normal del Estado, recurriendo a las estadística y herramientas tanto de corte cuantitativo como cualitativo, para identificar cómo y cuándo se van incorporando al mercado laboral de las escuelas del sector público para descubrir la eficacia del proceso del examen de oposición, requisito aparentemente ineludible para acceder a la obtención de una plaza de base.

Introducción A más de 180 años de la creación de las primeras Escuelas Normales, y de su misión de formar docentes con alto compromiso social que participaran activamente en el progreso del país desde la coexistencia con los más desventurados y, en cierto modo, olvidados campesinos de las poblaciones donde se ubicaban, sobre todo las rurales. La figura tanto del maestro como de sus instituciones formadoras ha sufrido transformaciones radicales. Desde la enseñanza objetiva de Rébsamen; la política de la educación pública para todos, vista con los ojos de Justo Sierra; el socialismo de Cárdenas, asignando un nuevo imaginario al profesor, pues el maestro no sólo era alfabetizador, también debía saber de agricultura, oficios, entre otras cosas; de la decisión de hacerlas autofinanciables, medida que daría origen a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM). La determinación de Ávila Camacho de irlas desapareciendo, acción que para 1950 se revertiría en búsqueda de lograr la ansiada expansión educativa.

Responsable del Programa Institucional de Tutoría del BINE. Doctorado en Pedagogía Tel. 7567966 Correo electrónico itnamoa@hotmail.com

La aportación política que, con su participación, hicieron los normalistas al movimiento estudiantil de 1968. El auge de la industrialización y lo moderno, al que la educación inicial de docentes no escapó. La ideología neoliberal, en la que la educación queda a merced de las necesidades del mercado y la producción, permeando desde entonces la aplicación de las nuevas tecnologías. Hasta nuestros días con la implementación del Programa de Fortalecimiento y Transformación Académicos para las Escuelas Normales (PFTAEN). Tal parece que el principal propósito de las Escuelas Normales no ha sido desvirtuado, formar docentes, en tanto que se les había encomendado dictar las normas pedagógicas para el desarrollo de la educación, consolidándose como herramientas para el fortalecimiento de la educación pública. Sin embargo, la función docente y la valoración que la sociedad hace del profesorado, ha sufrido transformaciones primordiales dejando de lado la afinidad que vinculaba al docente con su comunidad. La subsistencia de estas escuelas y de la profesión en sí, tiene más que una representación de datos duros una significación social, política, cultural y filosófica. Aun considerando que las políticas gubernamentales han desfavorecido a las Normales Rurales y


cobijado a las Urbanas, se han logrado uniformar los proyectos educativos de ambas vertientes. Desapareciendo la obtención de la plaza automática para regularizar el proceso mediante un examen a nivel nacional, conocido como examen de oposición, en el que acuden no sólo normalistas sino también profesionistas formados en otros ámbitos con la aspiración del trabajo y sueldo seguro, con los beneficios que las normas conceden al magisterio. Por ello, considero relevante hacer un estudio sobre la inserción laboral de los egresados del Benemérito Instituto Normal del Estado, puesto que virtualmente hay más egresados de Escuelas Normales que las plazas disponibles para éstos, considerando las de nueva creación y aquellas que causan baja por jubilación, pensión, renuncia o defunción. Objetivos del Proyecto En la presente investigación haremos un análisis sobre la inserción laboral de los egresados del Benemérito Instituto Normal del Estado, recurriendo a las estadísticas, datos duros y otras herramientas para identificar cómo y cuándo se van incorporando al mercado laboral de las escuelas del sector público para descubrir la eficacia del proceso del examen de oposición, requisito aparentemente ineludible para acceder a la obtención de una plaza de base. Planteamiento del Problema Al hablar de la formación de maestros es imposible situarse sólo en la actualidad y solamente al interior de las Escuelas Normales. Si bien es cierto que en estos planteles educativos es donde se forja el termino normalista, por derivación del nombre otorgado a las instituciones de este tipo, y que de su seno surge el constructo que identifica y significa a los [Escribir texto]

egresados de ellas; tampoco se puede pasar por alto todas las circunstancias políticas, sociales y económicas en las que los profesores han ido formándose, así como las corrientes pedagógicas acordes a las políticas públicas del país. Desde la primera Normal Urbana que se fundó en 1823 en la ciudad de México; bajo la corriente ideológica lancasteriana, basada en un sistema de enseñanza mutua; de corta duración por falta de matrícula, quizá debido a que era escuela particular auspiciada por la iniciativa privada. Hasta las actuales Escuelas Normales urbanas y las pocas Normales Rurales subsistentes, 16 a nivel nacional, hay mucha historia que da cuenta de lo que representa el termino normalismo y el imaginario de ser maestro. Para entender y adentrarnos en el constructo, es necesario advertir que apartada de las nobles finalidades de la educación, está otra que permanece escondida en la curricula, es decir, no podemos dejar de reconocer que también ésta garantía social ha sido un instrumento que para acentuar las divisiones sociales, sean éstas de género, de clase, de origen o de futuro campo laboral. Desde su inclusión, como derecho de los mexicanos y obligación del estado, en el artículo tercero de la Constitución de 1917, producto del movimiento de independencia, comienza a cobrar facturas a los gobiernos, pues conservar la independencia y reconstruirse como nación, requería de erradicar la ignorancia y el fanatismo al tiempo que se demandaba fomentar el sentido de democracia y nacionalismo que descollaba en las masas populares de aquellas épocas, pensamiento que tutelaban los liberales. Se instituyó como obligación del estado impartir educación y como derecho de los ciudadanos recibirla y hasta exigirla, surgiendo el Estado-educador. El


principal inconveniente que enfrentaba el gobierno era que no había suficientes maestros, así que ese sería el primer paso, prepararlos, crear las condiciones para su formación, no obstante que en 1814 se había neutralizado el único gremio existente de maestros. Pero este, como dije, era quizá el principal, pero no el único problema del Estado en materia educativa, también estaba obligado a crear las escuelas para los ciudadanos las más posibles para garantizar el cumplimiento de uno de los mayores logros de la independencia: educación para todos. Es en el gobierno de Obregón que se crea la primera Escuela Normal Rural, en Tacámbaro, Michoacán. Posteriormente se abrieron otros planteles en Oaxaca, Morelos, Hidalgo, Chihuahua, Puebla y más. Independientemente de aquéllas que se aperturaban en las zonas urbanas. Irónicamente aún con la reciente lucha armada por lograr la emancipación y en búsqueda de igualdad y democracia, la formación para docentes empieza a ser fragmentada en la educación de pobres para pobres (Escuelas Normales Rurales) y la educación de los más privilegiados (Escuelas Normales Urbanas). La situación del país después de la Independencia, es un testimonio del atraso económico, social y educativo. Urgía formar maestros, una capacitación a corto plazo, la respuesta a ello fueron precisamente la Escuelas Normales Rurales. A diferencia de la Escuelas Normales Urbanas, en las rurales sus ingresados no se les exigía la primaria terminada, con tercero o cuarto año concluido podían matricularse y su formación duraba un año menos, en las primeras, el plan de estudio era de tres años. Las Normales Rurales fueron ubicadas en lugares apartados y, casi en consecuencia, pobres.

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Para 1890 funcionaban 45 Escuelas Normales en el país, por lo general había cuando menos una urbana en la capital de cada Estado de la República, de ese total sólo cuatro eran rurales. La época dorada de los Escuelas Normales Rurales fue entre los años 20 y los 40, pese a que en la crisis nacional de 1929, producida por el proteccionismo comercial, disminuyó su financiamiento. Para 1940, las escuelas Normales Rurales habían aumentado a 35; sin embargo, precisamente en esta década el gobierno empieza a ver con recelo su funcionamiento pues ya no estaban acordes con la imagen que se quería proyectar de México al exterior, un país urbano y moderno, así el Presidente Ávila Camacho cierra planteles e igual que en la crisis de 1929, se disminuye el financiamiento quedando sólo 18 planteles. Los grandes cambios económicos mundiales impactan en el proyecto de nación que prevalecía habiéndose necesario un nuevo enfoque de la función magisterial pero sobre todo en las Normales Urbanas por darse en éstas una enseñanza más áulica a diferencia de su homólogas rurales cuya función estaba más estrechamente ligada a la comunidad, dando pauta a la visión apostólica del magisterio. No es si no en el gobierno de López Mateos que, tras la puesta en marcha del Plan de Mejoramiento y Expansión Educativa, se construyen un buen número de escuelas primarias en las zonas rurales; vuelve a ser necesario capacitar a los docentes, ya que se reabren 11 Normales Rurales. El motivo, fundamental era precisamente que los egresados de escuelas urbanas no aceptaban adscribirse a dichas comunidades; punto que resulta medular y que retomaré más adelante. El país da otro vuelco en el 68, con el gobierno autoritario de Díaz Ordaz, y tras la rebelión de estudiantes se vuelven a


cerrar 14 Normales Rurales. Hasta entonces México había sido el estado benefactor que tenía la obligación de satisfacer las demandas ciudadanas, en los 70’s, con las corrientes neoliberales en entrada cuyo eje central era la descentralización y el libre mercado, así como el cambio de un país agrícola por uno industrializado; la educación no escapa a esta visión sometiéndose a los requerimientos del mercado de trabajo y la producción. Dentro de las políticas pública, fue oportuno otorgar el grado de Licenciatura a los egresados de las Escuelas Normales, rurales y urbanas, y unificar los planes y programas a nivel nacional, logro alcanzado en 1984. Unos de los beneficios de ser normalista, era precisamente la asignación automática de plaza, pero simultáneamente esa, y el aumento de matrícula era también dos de sus principales demandas. Aquí es importante considerar, que tanto las Normales Urbanas, pero sin duda alguna sobre todo las Normales Rurales, eran la única alternativa que la parte pobre del pueblo tenía para acceder a una profesión, por ello la lucha de este sector estudiantil estaba encaminada a salvaguardar el privilegio del trabajo seguro o como ya mencioné la obtención de la plaza automática. Prerrogativa que prácticamente se esfuma al entrar en vigor el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), y con ello la descentralización de la educación básica y la normal para que cada entidad federativa se hiciera responsable de los recursos materiales, humanos y financieros que su organización implicaba, lo que derivó en la disminución de la matrícula y el aumento de los requisitos para el ingreso a noble profesión de ser maestro. El ANMEB, también tenía como objetivos principales aumentar la cobertura y alcanzar la calidad, pareciera [Escribir texto]

contradictorio, entonces, que se pugnara por la reducción de matrícula en las Escuelas Normales y que aun cuando se hubieran creado creado más escuelas el número de plazas no haya crecido si no a la par, cuando menos proporcionalmente, sobre todo al hacer obligatorios los niveles de la educación básica, preescolar, primaria y secundaria. Instrumentos Conceptuales No debemos perder de vista que a los docentes de carrera, es decir a los que estudiaron para ejercer la docencia como profesión, se les conoce también como normalista, en tanto que son egresados de una Escuela Normal. Pero porqué se les denominó Escuelas Normales, abordar esto sirve de preámbulo para poder entender el magisterio de cualquier espacio territorial, pues las significaciones que esto proporciona al objeto de estudio es sin duda alguna la cimiente del imaginario social e histórico de la función magisterial. Considerando las significaciones de la Real Academia de la Lengua como norma aquello que sirve de norma o regla, o bien algo que por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano; estas escuelas tenían la función de instruir normas que fueran permeando en el sistema educativo al amparo de los paradigmas existentes en el momento histórico de su creación. El discurso político de aquéllas épocas y las situaciones prevalecientes urgían la creación de escuelas que fomentaran en los ciudadanos los principios de igualdad, democracia, justicia e identidad nacional, entre otros, así que se necesitaban maestros comprometidos, ávidos de un amplio cúmulo de conocimientos, que no sólo pudieran enseñar a leer y escribir sino que dotaran a sus alumnos de las estrategias necesarias para poder afrontar los desafíos que la sociedad le


imponía para alcanzar mejor nivel de vida.

del profesorado (Poder Ejecutivo Federal, 1996).

Entonces, cuando nos referimos al normalismo hablamos de un sistema cultural versátil y variante, producto de los contextos ideológicos nacionales, profesionales, gremiales y, por qué no, institucionales, sobre los que se construye la identidad profesional y significación del maestro. Más todavía, cuando a partir de 1984 se les otorga el grado de Licenciatura, la finalidad era darle ese carácter nacional a los planes y programas de estudio de tal forma que se unificaran los contenidos curriculares en todo el territorio mexicano, garantizando así la formación académica de los profesores.

Con ello, no sólo las escuelas formadoras de docentes sino todo el sistema educativo incorpora a sus prácticas cuestiones propias de otros ámbitos, lo privado y lo económico, debido a las exigencias mundiales contemporáneas.

Volviendo a la primera idea del párrafo anterior, lo institucional pareciera tomar fuerza cuando en las Escuelas Normales, se distingue entre maestros normalistas y docentes universitarios, de alguna manera esta eterna pugna tiene fundamentos ideológicos que emanan de las prácticas culturales constituidas en el seno de dichos planteles educativos en su mayoría muy diferentes a las doctrinas prevalecientes en las universidades. Conflicto que tiene sustento en la hostilidad de los normalistas al sentirse desplazados por profesionistas que por tener una carrera tienen la suerte de incorporarse al magisterio. Desde 1984 y debido a la crisis en que se encontraba la Educación Normal, se propone hacer profundas modificaciones dentro del sistema educativo nacional para cambiarla en el diagrama del tipo básico a establecerla en el tipo superior. Sin embargo, estas reformas fueron inoperantes, aún en el Programa de Desarrollo Educativo del Gobierno de Ernesto Zedillo se plantea el objetivo de transformar las instituciones y los programas de formación inicial y continua

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Esto no podría ser de otra manera, pues es la sociedad quien plantea los requerimientos y las exigencias al marco de las cuales deben rediseñarse los planes y programas; el mercado laboral, es seguramente una de las principales causas de las reformas educativas; y es que es esa fuente la que determina quiénes pueden acceder a las ofertas de trabajo. Hablamos entonces de la inserción laboral, término para el que la real academia española tiene dos acepciones: acción y efecto de insertar y acción y efecto de inserir. De las dos definiciones, la que nos atañe es la primera, pues este estudio pretende ser un análisis de la inserción laborar, la cual consiste en el ingreso al campo laborar mediante una serie de elementos que nos hacen aptos para obtener determinado trabajo y mantenernos en él, en este caso para acceder a una plaza de base en el magisterio. Desde los inicios de las Escuelas Normales hasta nuestros días, la situación del empleo para el maestro ha sufrido radicales cambios, comenzando porque después del movimiento revolucionario no había suficientes profesores para darse abasto con la enorme tarea mesiánica que los pensadores y políticos de aquellas épocas les imponían de manera explícita o implícita en los discursos pedagógicos. Así transcurrieron las primeras décadas de las instituciones formadoras de docentes.


Hipótesis De acuerdo a ello, los nuevos planes y programas de las escuelas formadoras de docentes proveen de destrezas y competencias propias de la función docente a sus cursantes de tal forma que al concluir se presume alcanzan el perfil de egreso. Rasgos con los que en la actualidad son evaluados los que aspiran a obtener una plaza docente. Por lo que se presume que debieran estar aptos para el examen de oposición, proceso que, se supone, actualmente es el único medio para la obtención de plaza y con ella un trabajo seguro por lo menos por 30 años. Diseño Metodológico Por tratarse de un trabajo de corte social, se establece una estrategia metodológica cualitativa, a través de entrevistas a egresados, docentes y directivos, así como a autoridades de la SEP del Estado de Puebla y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Además utilizaré técnicas de producción de descripciones derivadas de observaciones, tales como entrevistas, registros, cuestionarios. Trabajaremos con estadísticas y la triangulación como método de validez. Quiero decir que pudiera facilitárseme las cosas o bien, pensarse que sólo se trata de evidenciar el trabajo o desempeño realizado en la institución y coartar el acceso a las fuentes de información, retrasando, en el mejor de los casos, la obtención de resultados. De ser positiva la respuesta por parte de directivos, lo ideal sería empezar a trabajar con alguna generación a la que se le haya impuesto el examen de oposición como requisito primordial y que no sea de recién egreso.

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También es pertinente considerar que a pesar de la vigente Ley de Transparencia, lo cierto es que las dependencias son celosas de la información que resguardan especialmente cuando ésta tiene que ver con asuntos laborales o de presupuesto, de tal forma que allegarme de la información necesaria para el análisis puede resultar mucho más que burocrático, lamentablemente usando el término en su forma peyorativa. Bibliografía ABBAGNANO, N Y VISALBERGHI A. "HISTORIA DE LA PEDAGOGÍA”. (MEXICO). Fondo de cultura económica, 1999. ANDERE M., EDUARDO "AGENDA PARA LA POLITICA EDUCATIVA". EDUCACION 2001. (MEXICO), No: 141, Mes: FEB, Año: 2007. ARTNAUT, ALBERTO. "HISTORIA DE UNA PROFESIÓN: MAESTROS DE EDUCACIÓN Primaria En Primaria En México, 1887-1993”. (MEXICO). Centro de Investigación y Docencia Económicas, 1996. Carranza Palacios, José Antonio "100 Años De Educación En México 19002000”. México. Noriega editores, 2004. Gadotti, Moacir. "Historia De Las Ideas Pedagógicas”. (MEXICO). Siglo veintiuno editores, 1998. Latapí, Pablo. Un siglo de educación en México. México Fondo de Cultura Económica , 1998 Ornelas, Carlos. El Sistema Educativo Mexicano. La Transición De Fin De Siglo. México. Centro de Investigación y Docencia Económicas,1997.


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