Dialogo de la verdadera honra militar

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con cierta probanza o el que cree haberla satisfecho de manera incierta y dudosa? Aunque no hubiera en estas probanzas otra razón más que la batalla es prueba de fuerza y la civil prueba de razón, bastaría para que un desmentido no corriera a las armas, porque está clara la diferencia que va de lo cierto a lo incierto y de la razón a la fuerza. Porque la razón, ya os lo he dicho, es virtud propia del hombre y la fuerza lo es de los brutos animales, así que cuando el hombre deja la prueba que los hombres deben hacer y toma la de los brutos, no puede salir de ello nada que no sea bestial. Y si los caballeros quisieran considerar esto, verían que tanta deshonra es utilizar las armas injustamente y sin razón, como honra es ejercitarlas noblemente. Deberían, pues, aquellos que legítimamente fueron desmentidos, procurar buscar la verdad por la vía de la razón y no de la fuerza, y encaminarse por aquélla y no tomar el camino de las armas sino en caso de gran necesidad; y, los que, sin razón, fueran desmentidos, con más facilidad hallarán sus descargos porque la justicia les ayudará. AL. Así tendría que ser. Lo que yo nunca pude entender, ni encontré quién me lo aclarase, son las diferencias entre los desmentidos, y quién desmiente con razón y quién sin ella, cuáles son las ligeras y cuáles las graves, y el valor de cada una. FR. No deseáis saber poco, ni hará poco el que os dé la verdadera relación de la barbarie y confusión a la que aludís. Sabed que hay muchas diferencias entre los desmentidos: unos son generales, otros especiales, otros condicionales, otros ciertos y no legítimos, otros ciertos y legítimos, que son los que valen, y otros disparatados. Los generales son de dos clases, uno respecto de la persona y gene- otro respecto de la injuria. Los rales desmentidos respecto de la persona son aquellos en que no se nombra a aquél a quien se desmiente, como por ejemplo: «Quien haya dicho de mí que yo desamparé la batería de San Quintín, ha mentido». Esta clase de desmentido se podría disimular por ley de caballería, pero sólo cuando se diese de uno en uno. Pero si se da en presencia de quien oyó decir tales palabras, debe el que las dijo responder y mantener lo que dijo si dijo verdad, y si no, confesar la verdad y devolver a aquél su buena fama. El desmentido general respecto de la injuria es, al contrario que el anterior, de esta manera: «Luis, vos habéis hablado mal de mí y en perjuicio de mi honra, por lo que yo digo que habéis mentido». Ved aquí cómo se nombra a la persona y se la desmiente por cosas no sabidas ni declaradas encubriendo la injuria de un modo general. Porque de muchas maneras se puede hablar mal de otro, por tanto, es necesario declarar muy bien la cosa por la cual uno cree haber sido ofendido, para que el otro pueda decidir dar sus pruebas por vía civil, de las armas, o dar descargo y satisfacción bastantes sin llegar a luchar, y por estas razones, tales desmentidos no son legítimos, sino confusos y errados, y así, cumple al que desmintió escribir su cartel particularmente, declarando la causa que le ha movido a escribir. Y además de que esta manera de desmentir no es legítima, se corre el peligro de confundirla con otra de más valor, por la que vendría a ser el primero que desmintió, cargado y actor. La conclusión es ésta: Silvestre ha sabido que Rodrigo ha dicho que él es un ladrón, y sobre estas palabras determina escribirle. Le dice: «Rodrigo, vos habéis hablado mal de mí en mi ausencia, por lo que os digo que habéis mentido». Rodrigo sabe algunos delitos y males de Silvestre, que podría decir delante de los testigos que él trajese: «Silvestre, yo confieso haber dicho males de vos que, entre los que habéis hecho, son estos y estos», declarándolos delante de aquellos testigos, sin hacer mención del latrocinio, que es del que Silvestre se quiere sentir, y que no nombró. Tras estas palabras, Rodrigo responde: «Digo que mentís al decir que yo, diciendo males de vos, he mentido». Ved lo que es hablar en general, que aunque Silvestre volviera a escribir o dijera a Rodrigo que ha mentido al decir que es un ladrón, no por eso tendría valor su desmentido para poder quedar como reo por injuriarle, ni tampoco podría rechazar el desmentido que le dio Rodrigo. Y tras esto, cuando se supiera que el desmentido primero que dio a Rodrigo no fue cierto, se presumirá que el segundo tampoco lo fue, porque quien una vez peca maliciosamente en una cosa, es de suponer que volverá a hacerlo, y estando la razón contra Silvestre, vendrá a ser reo y actor, es decir, injuriado y obligado a probar lo que ha dicho, y perdería grandes preeminencias y ventajas, todo por efecto del primer desmentido sin valor que, en general, hizo de los males que Rodrigo dijo de él, sin declarar a cuál de aquellos males se refería. Y así, abrirá también la puerta para que Rodrigo le pruebe tales males y delitos, que le inhabilitarían para poder entrar en el campo


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