Loren cordain la dieta paleolitica

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Bajar de peso al estilo de la dieta paleolítica

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lo de vida. Creo que es una de las dietas más fabulosas que se han ideado. No tengo la menor intención de volver a mi antigua forma de comer».

Las proteínas satisfacen el apetito La alta termogénesis inducida por las proteínas no es el único motivo de que bajemos de peso cuando comenzamos a comer más proteína de carnes magras. La proteína también influye en el apetito; satisface el hambre con mucha más eficacia que los carbohidratos o las grasas. El grupo de investigación de la doctora Marisa Porrini, de la Universidad de Milán, ha descubierto que las comidas ricas en proteínas satisfacen el apetito mucho mejor que las ricas en grasa. Las carnes ricas en proteínas también reducen mucho mejor el hambre entre comidas que las comidas vegetarianas ricas en carbohidratos. La doctora Britta Barkeling y sus colegas del Hospital Karolinska de Estocolmo sirvieron una comida de mediodía de idéntico valor calórico a 20 mujeres sanas; unas comieron un guiso de carne rico en proteínas y otras un guiso vegetariano rico en carbohidratos. Después los investigadores comprobaron cuánto comían todas ellas para cenar. Las mujeres que habían comido el guiso de carne cenaron una comida de un 12 por ciento menos de calorías. Como ilustra este estudio, la poderosa capacidad de las proteínas de satisfacer el hambre no sólo influye en cuánto comemos en la siguiente comida, sino también en cuánto comemos a lo largo de todo el día. En el Instituto Rowett Research de Gran Bretaña, el doctor R. James Stubbs y sus colegas sirvieron el desayuno a seis hombres, variando entre comidas ricas en proteínas, ricas en grasa o ricas en carbohidratos; después controlaron el hambre que sentían durante las siguientes 24 horas. El desayuno rico en proteínas eliminaba el hambre mucho mejor que los otros dos, incluso mejor que el rico en grasa. Estos experimentos y muchos otros han demostrado convincentemente que si queremos sentir menos hambre y continuar con menos hambre, las proteínas de origen animal son nuestra mejor línea de ataque. En teoría, cualquier caloría extra que se consuma, ya provenga de proteínas, carbohidratos o grasas, se cuenta como caloría «excedente» y tiene por consecuencia un aumento de peso. En realidad, el cuerpo no funciona así. Es muy difícil y poco eficiente para la maquinaria me-


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