La agricultura familiar en la argentina. Diferentes abordajes para su estudio

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Los padres de María nacieron en un paraje aledaño y se mudaron a Santa Rita en donde dejaron a María al cuidado y crianza de otra familia que le pudiera dar un mejor pasar. Por su parte, Ramón recuerda que desde que él tenía 10 años de edad su familia migraba internamente, y repetidas veces, de campo en campo. En cada campo, esta familia practicaba el cultivo de algodón y tabaco, bajo el régimen de aparcería. Ramón: Nosotros éramos ocho hermanos… pobres de nosotros, no teníamos ni un pedazo de tierra propio. Y papá trabajaba siempre en campo ajeno. Él era aparcero… De primero estuvo en un campo Díaz, después estuvo en un campo de un Arana, Ojera… por todo lado. Eso era todo acá por esta zona… No tenían descanso, mi papá, en la miseria que estaba, trabajaba para el dueño del campo… siempre tengo esos recuerdos… Hace al menos 30 años atrás, en el campo de la familia Ojera (donde los Contera se asentaban como aparceros y en donde María había sido adoptada como hija de crianza), fue donde Ramón y María se conocieron y formaron una familia. Ellos recorrieron una trayectoria similar a la de sus padres para acceder a un espacio de tierra para vivir y producir. Los Contera debieron practicar la aparcería en algunos momentos, en otros casos vivieron en tierra prestada y así enfrentaron continuos desalojos. Los terrenos que habitaban fueron algunas veces inundables, por lo que debieron irse por causa de la creciente del río, otras veces presionados por los dueños de los campos. Una vez que nacieron los hijos mayores del matrimonio, lograron acceder a 5 hectáreas de campo, cedidas por un vecino, quien tenía 26 hectáreas en el paraje. Allí Ramón y María criaron a sus seis hijos hasta que fallece el dueño de este campo. Los Contera no tenían nada firmado con este vecino; la palabra era una especie de “contrato de confianza”. Cuando el vecino muere, dos de los hijos de este hombre se acercan a Ramón y le hacen firmar un papel. Ramón, al no saber leer ni escribir, se guió por la confianza que tenía con el entonces dueño, no sabía que lo que le hicieron firmar era la orden de desalojo. María: No tenía él nada firmado. El arreglo con el hombre antiguo no pasaba nada, él conservaba su palabra, él le dio y le dio 5 hectáreas, porque claro, él en su vida nunca le iba a quitar al viejo, pero al venir mano de joven, el joven ya quiso su desalojo y al final…, ese campo lo vendió. La estrategia de desalojo que practicaron los hijos de este vecino con los Contera no fue el desalojo por la fuerza, sino que les exigían todos los días mayor producción, recibir porcentajes, realizar emprendimientos imposibles de lograr… Dice Ramón:

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