El ABC del comunismo libertario - Alexander Berkman

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“El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman

prejuicios personales de los que no puede desprenderse por el mero hecho de colocarse una vestimenta de juez y sentarse en el Tribunal. La actitud del juez para con las cosas, como la de cualquier otro, estará determinada, consciente e inconscientemente, por su educación y formación, por el entorno en el que vive, por sus sentimientos y opiniones, y particularmente por sus intereses y los intereses del grupo social al que pertenece. Considerando lo arriba expuesto, tienes que darte cuenta de que la pretendida imparcialidad de los tribunales de justicia es en verdad una imposibilidad psicológica. No existe una cosa así ni puede existir. En el mejor de los casos, el juez puede ser relativamente imparcial en los casos en los que no están implicados en modo alguno ni sus sentimientos ni sus intereses, como individuo o como miembro de un cierto grupo social. En esos casos puedes conseguir que te hagan justicia. Pero éstos son de ordinario de pequeña importancia y desempeñan un papel insignificante en la administración general de justicia. Pongamos un ejemplo. Supón que dos hombres de negocio disputan sobre la posesión de una determinada propiedad, sin que el asunto implique consideraciones políticas o sociales de ningún tipo. En tal caso el juez, al no tener sentimientos o intereses personales en el asunto, puede decidir el caso según las circunstancias. Incluso entonces esta actitud dependerá, en una extensión considerable, de su estado de salud y de su digestión, del humor con el que, dejó su casa, de una probable disputa con su esposa y otros factores humanos al parecer sin importancia e irrelevantes, pero que, sin embargo, son muy decisivos. O supón que dos obreros están en litigio sobre la propiedad de un gallinero. El juez puede en tal caso decidir con justicia, pues un veredicto en favor de uno o de otro de los litigantes en modo alguno afecta la posición, los sentimientos o los intereses del juez. Pero supón que se presenta ante él el caso de un trabajador en litigio con su terrateniente o con su empresario. En tales circunstancias todo el carácter y personalidad del juez afectarán su decisión. No quiere decir que esta última tenga que ser necesariamente injusta. No es esa la cuestión que trato de probar. Lo que deseo que consideres es que en ese caso, la actitud del juez no puede ser y no será imparcial. Sus sentimientos hacia los trabajadores, su opinión personal de los terratenientes o empresarios, y sus puntos de vista sociales influenciarán su juicio, algunas veces incluso inconscientemente para él. Su veredicto puede ser o no puede ser justo; en cualquier caso no estará basado exclusivamente en la evidencia. Estará afectado por sus sentimientos personales, subjetivos, y por sus puntos de vista referentes a la clase trabajadora y al capital. Su actitud será por lo general la de su círculo de amigos y conocidos, la de su grupo social y su opinión en el asunto corresponderá a los intereses de ese grupo. El mismo puede ser incluso un terrateniente o tener acciones en alguna compañía que emplea obreros. Consciente o inconscientemente su punto de vista sobre la evidencia presentada en el juicio estará coloreado por sus propios sentimientos y prejuicios, y su veredicto será el resultado de eso. Además, la apariencia de los dos litigantes, su manera de hablar y se comportarse, y particularmente su habilidad respectiva para emplear un abogado inteligente, tendrá un influjo considerable en las impresiones del juez y consecuentemente en su decisión. Por ello está claro que en tales casos el veredicto dependerá más de la mentalidad y de la conciencia de clase del juez particular que de los méritos de la causa. La experiencia es tan general que la voz popular la ha expresado en el sentimiento de que «el hombre pobre no puede conseguir justicia contra el rico». Puede haber excepciones de cuando en cuando, pero por lo general es verdad y no puede ser de otra manera, mientras que la sociedad esté dividida en diferentes clases con diferentes intereses. Mientras que ocurra así, la 40


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