Revista Ríoblanco 2

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Nº 2. Año 2017

Con su puerta enrejada Con chimenera y placa Tan redondo y en buen punto Ahí está, el Torruco

Ríoblanco

Guadalaviar


PRESENTACIÓN Aquí estamos de nuevo, con un segundo ejemplar de la revista Ríoblanco, hemos seguido la misma besana que en el primero, labrado por el espíritu chichorrero, uncidos en yugo de arrebuey, historias, anécdotas y chascarrillos. Cada surco de la revista regado con agua del Rentobar y algún que otro caldo. Damos por hecho que la simiente es buena, así que creemos que se llenaran atrojes y bodegotes de ilusión. Por eso hemos elegido estos temas tan nuestros y tan vuestros como el agua de dicho manantial. Queremos agradecer a todas las personas que han colaborado en esta revista, de diferentes formas, tanto con sus ideas, artículos, fotos, etc. Y estamos muy contentos porque han sido muchos, y eso nos hace ver o demuestra que con pocos medios se pueden hacer grandes cosas si todos aunamos esfuerzos, que con pocas chichas se pueden escullar buenas viandas. Pero como no de pan sólo vive el hombre hemos tenido que rosigar para poder sacar impresa la revista, ya que todo el mundo no puede acceder a la revista on- line. Así que ataros los machos y empezar a hacer vereda por las páginas de Ríoblanco, y no sus dispistís, que luego ojito!!! Aquí debajo os mostramos el condumio de lo que podéis leer:

CONDUMIO PRESENTACIÓN

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SACATEDA-ANDURRIANDO

27

BARRANCOHONDO, LA CENTRAL OLVIDADA

3

MUJERES DE MI PUEBLO

28

AL AMOR DE LA LUMBRE

8

COMO COMER A RANCHO, Y…

30

LA PATATA

10

MI TIERRA-MIS CENCERROS

31

PÁJAROS DE INVIERNO

13

EL TRATO ES EL TRATO

32

MATUJEANDO

14

ARRIATADAS

34

REFRANERO CHICHORRERO

15

LA TOPONEMIA ESA

35

VERBA VOLANT

16

CANCIONES PARA JUEGOS INFANTILES

32

EL LUMBROTE

18

LA ARRANCAIRA

40

LOS QUINTOS DE GUADALAVIAR

20

Para ver el condumio y condimento en versión digital:

issuu.com/rioblanco/docs/revista_rioblanco (revista nº1) Ríoblanco

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Al principio todo era oscuro. Y dijo Dios: “Hágase la luz” y se hizo la central de Barrancondo. (Génesis 1.2) Debió ser allá por el año 1947 cuando Guadalaviar, seguramente llevado por la aparición de alguna otra “fábrica de luz” por las poblaciones importantes de la zona, se plantea la construcción de una central hidroeléctrica, y así, tener una autosuficiencia energética que le aislara de un pasado tan oscuro hasta entonces. Los manantiales por esta parte alta no aseguraban caudal, ni daban la potencia suficiente para semejante empresa, por lo que hubo que recurrir a la compra de los terrenos de un molino en Barranco Hondo (Tramacastilla) y readaptarlo en central. En lo referente a la denominación del paraje, como aquí siempre se pronunció el nombre enlazado, Barrancondo, prefiero seguir llamándolo así. Parece ser que fue a Hidroeléctricas la Herrería a los que se les compró; éstos, enterados del asunto, se encargaron de tener listo el proyecto y ejecutarlo posteriormente; pues al parecer, la sociedad con anterioridad ya había funcionado, seguramente en otros parajes y con otros nombres, con centrales en pruebas como “La Térmica” —que ésta supongo gestionaría alguna fragua— pero aquello daba menos potencia que un candil. La adquisición de todo el complejo tuvo lugar en el año 1948 por un coste de 350.000 pesetas. Anselmo sostiene que, pocos años antes, era un molino en actividad, propiedad de la familia de Don Carlos Valdemoro García y fueron ellos los que nos lo vendieron, a pesar del interés mostrado por Tramacastilla. Según él, hubo que suministrarles luz, para evitar que plantearan un derecho de retracto, pues no se veía con buenos ojos que una energía producida en lo que ellos consideraban su término, fuera toda a parar a otra población. Puede que no ande desencaminado, pues a la sazón, dicho señor era el presidente de aquel conglomerado de “sociedades eléctricas” y, curiosamente, figura Juan Valdemoro García como el ingeniero que dirigió nuestro proyecto, que no debía ser pariente muy lejano. Por lo que no es de extrañar que aparezcan documentos posteriores tratando de atar algún cabo suelto en la transacción. Por lo visto, a la hora de inmatricular la finca en el Registro de

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la propiedad, surgió algún impedimento con todos aquellos “títulos ficticios” y hubo que rehacer una compra del molino para el expediente de dominio (el 4 de abril de 1950 en un documento de compra del Consistorio de Guadalaviar encabezado por Jacinto Martínez –Alcalde—; Maximino González y Timoteo González — concejales— y Ángel Martínez como secretario, se compran dos molinos: el de abajo, y el de Barranco Hondo con huerto, derechos de canal, embalse etc. por 36.000 Ptas. Reseñándolos como molino de dos muelas y un molino maquilero de piedra francesa). Para el acto de inauguración del complejo se eligió una fecha emblemática con gran carga religiosa, pues el hecho en sí, se consideró como algo milagroso: 17 de abril de 1949, Domingo de Resurrección. Para darle más pompa y boato al asunto, al domingo siguiente, se celebran unos actos religiosos y se invita a nuestros más ilustres representantes en la curia: mosén Marcial y mosén Domingo profesores en el Seminario de Albarracín, que se encargarán de bendecir con hisopo y plegarias todas las instalaciones y asegurar el buen funcionamiento de las mismas. Con anterioridad a la Guerra Civil —desconozco si antes, o ya en la II República— la electricidad debió llegar al pueblo (al igual que me consta que, por aquellos años, el teléfono llegó a la casa del Tío Alpargatas). Aún recuerdo las ruinas y los restos de porcelana rojiza del transformador que hubo entre el camino de la fuente Feliz y el cementerio. Mari Cruz Ferrer me lo confirma al recordar haberlo visto entero en su infancia y jugar dentro de sus paredes. Desconozco de dónde venía aquella luz y qué aplicaciones llegó a tener en la población, si es que las tuvo. La cuestión es que durante la Guerra quedó toda la infraestructura destruida y en el decenio negro siguiente ya no hubo perras para la reconstrucción. Dejando a un lado este episodio; para poner en marcha todo aquel entramado, hubo que buscar personal cualificado. El primer trabajador centralista, o lucero, fue un tal Saturnino Calomarde que desconozco si era lugareño o algún técnico —con un sueldo de 20 pesetas diarias— que adoctrinó a Jorge Lapuente que sería el encargado de mantenimiento durante gran parte del tiempo de funcionamiento de la Central. Según cuenta Mª Cruz, Jorge, se trataba de un joven muy avispado que no tardó en controlar todo el complejo sistema de distribución. Contaba con la ventaja de que las alarmas de avería nunca fallaban (pues simplemente se iba la luz) y tenía que salir rápidamente andando hacia Barrancondo para comprobar la incidencia. Tengo dudas de si el trazado de los postes estaba paralelo al camino; porque después de la caminata, si al llegar allí, el generador funcionaba...búscate tú el cable roto. En mi infancia, ya con tendido eléctrico oficial, algunas averías tardaban semanas en solucionarse, no quiero ni pensar en aquellos años de funcionamiento de la Central. El equipo de emergencia tendría que localizar la avería a burra y en el caso de la reparación de algún poste volcado por la ventisca, igual había que esperar a la primavera del año siguiente. Poco después de las penurias pasadas en aquellos barrancos, tuvo el triste destino de fallecer en una misión laboral más sencilla, cerca de Calamocha. Ya en los últimos años, fue Luis del Villar el encargado; aquello le sirvió de méritos para continuar en las eléctricas de la era moderna como lucero. Además de este personal especialista, para el buen funcionamiento del sistema se hacía necesario contratar un encargado del transformador, para cortar o rearmar la corriente cuando fuera preciso. A esta oferta de empleo se presentaron Ricardo Navarro y Heliodoro González. Siendo éste último el seleccionado (con un sueldo de dos pesetas diarias) por ser mutilado excombatiente con distintas condecoraciones. No estando de acuerdo con el concurso de méritos, unos días después —19/4/1949— Ricardo recurre el procedimiento de selección alegando “qué tienen que ver la medallas con enchufar los cables”. También llegó a insinuar que había demasiados Cominos (González) en el Tribunal que resolvía el concurso. No prosperando al final su recurso.

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Cuando hoy se intenta volver a las energías renovables o alternativas, la opción de Barrancondo, en sentido literal, sí que fue la más pura de las energías alternativas; o tenías aquello, o de momento... nada. Ciertamente, podemos considerar aquella decisión como el génesis de nuestra modernidad; pues hasta entonces, la forma de vida dentro de las casas fue muy tenebrosa durante siglos. Si bien es verdad, que el uso de aquella electricidad no sirvió para mucho más que alumbrar las estancias. Ricardo Navarro, viéndose con capacidad de industrialización, montó su carpintería; los problemas surgían cuando conectaba alguna máquina, pues la luz menguaba bajo mínimos. De ahí la frase popular en la época “Ricardo ya ha enchufado la sierra”. Al parecer, compró una sierra demasiado potente para el grosor de los tablones que cortaba, aunque se sospecha que al no haberle concedido a él la gestión del transformador, disfrutaba viendo ir y venir a Heliodoro a conectar la corriente cuando se disparaba, o llamarle la atención cuando menguaba. ¡Que sudara las dos pesetas!... A parte de esto, pocas mermas por motores eléctricos debió haber. Los comercios continuaron con la carnera (cuatro palos con una malla), que si no refrescaba, sí que aislaba a la moscarda. En estas fechas, aparecerán la primera radio y la gramola en casa del tío Angelón, que creo era autónoma y también funcionaba a cuerda. A partir de aquel momento, Pocholo se hace con la exclusividad de la venta de las marcas “Radiola” “Telefunken” “Iberia”... poco a poco, irá introduciendo en el mercado unos gigantescos aparatos de radio con teclas y antenas en forma de muelle, que se extendían entre chorizos y morcillas por los techos de las cocinas. La llegada de la luz terminó con el zorrerón que soltaban las almenaras quemando tedas, el olor del aceite retestinado de faroles y candiles, así como con el olor a carburo. Si bien algunos de estos objetos de alumbre no se retiraron muy lejos, ya que la corriente era alterna: unas veces iba.... y otras no. Además se dictó una ordenanza municipal controvertida que no creo se cumpliera “Se podrá usar la luz todos los días de sol a sol, excepto los domingos que será todo el día para poder hacer misa y escuchar las arradios” que parece prohibía el uso de la luz por la noche, justo cuando más hacía falta. A partir de entonces, las paredes y techos de las casas se irán llenando de cables pardos forrados en lona y retorcidos en forma de sogueto; en los marcos de las puertas aparecen las de llaves de porcelana que funcionaban a retorcijón. Poco a poco, colgando sobre las camas, irán surgiendo las primeras perillas para accionar la luz tumbado, y así, evitar el riesgo de tropiece a media noche con el orinal. Durante los primeros años, parece ser que se pagó un canon mínimo por bombilla (tres por casa) y voltaje, que preceptivamente debían ser de 25w. Aunque algunos, clandestinamente, usaban la de 60w, que chupaba en exceso; no tardó en surgir la picaresca del empalme y el mercado negro de bombillas, y ya por cualquier ventano se apreciaban unos resplandores misteriosos; por lo que a los tres años, hubo que recurrir a la colocación de contadores. En cualquier caso, cuentan que dentro de aquellas bombillas, se podía apreciar el muelle amarillento sin riesgo de deslumbre. Así que con semejante calor, la cría de pollos sin llueca debió tardar unos años más en aparecer. Sí que cambiaron algunas costumbres en días de ocio, alargándose las cenas de matanza y algunas partidas de cartas. La cantidad invertida en aquel faraónico proyecto, hoy en día puede parecer irrisoria (350.000 Ptas.) sin contar quinientos pinos para los postes del tendido de “alta tensión”. Algunas voces críticas que estaban en desacuerdo con aquello, crearon la frase de “qué clareo va a llevar la umbría” que todavía sigue viva en nuestros días para criticar gastos municipales desorbitados. Si calculamos que un jornal cualificado, por aquel entonces, rondaba las 20 pesetas, la inversión realizada fue de unos 17.500 jornales que a 50 euros nos da unos 875.000 euros.

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Por lo que para amortizar semejante gastazo se decidió exportar energía. Con anterioridad (17/5/1949) se consulta al técnico Salvador Martínez si con los 15KW. de potencia que daba la Central tendrían excedentes. Todo esto recién inaugurada, por lo que les recomienda que esperen a comprobar el caudal que hay en el verano y a la primera riada, para ver si aguanta la presa (poquísima consistencia debió verle aquel hombre a la estructura). En marzo del año 1950 se empieza a suministrar luz al Villar Del Cobo cobrándoles 70.000 Ptas., que ya la había solicitado casi un año antes en base a “por qué tenían que soportar ellos aquella servidumbre de postes en su término”; aunque parece que esto estaba pactado con anterioridad. Desde el principio, se retrasaban en el pago y hasta llegaron a plantear una compensación de deudas, pues según ellos, Guadalaviar les debía dos pagos de revista de montes de 500 Ptas. cada uno y había que descontarlos. Ante su negativa a ponerse al corriente en el pago, en agosto de 1956 se les cortó el suministro; en pocos días se arreglaron las disputas y se volvió a reanudar el servicio. El 20 de mayo de 1951, por un montante de 60.000 Ptas. se hará lo propio con Griegos, que al igual que el Villar, llevaban un tiempo generando electricidad con motores de gasolina. Aquí no constan incidentes en el pago y, como suele ser habitual, reinó su corrección. Fue a partir de aquel momento, según cuenta Alejandrillo, cuando se quedaron los tres pueblos a oscuras; tanto, que las gallinas en las cuadras a contra terrera ya no atinaban a picar el grano. Aquella expansión energética fue demasiado ambiciosa; ya en abril de 1951 la primera riada que llegó demolió la parte alta de la presa, gaviones y ocho metros de la Central —las bendiciones y los hisopazos de la inauguración, al parecer no tuvieron mucho efecto— esto, más los años de sequía, supuso que, en algunas épocas, hubiera que establecer turnos de alumbrado entre los pueblos. Los villarencos, socarrones, parece que se tomaron con sorna aquellos cortes: “Ya se les está saliendo el puchero roto a los gualaviaros” que así bautizaron a la presa por sus problemas de estanqueidad. El 25 de junio de 1963 el macro complejo dejará de funcionar. La Comunidad de Albarracín y Eléctricas Reunidas instalaron un nuevo y más moderno tendido eléctrico en toda la Sierra, quedando a partir de entonces la Central en el olvido. Resulta incómodo que un pueblo tenga propiedades dentro, o lindando al término municipal de otro, pues se crea una especie de Colonia no siempre bien vista por el ocupado, que siempre añora anexionárselo a su territorio. Después de quince años de abandono, allá por el año 1977-78, alguna discrepancia debió surgir en este sentido entre los dos pueblos o con la Comunidad. El Ayuntamiento de Guadalaviar, como forma de retomar la posesión, ordena plantar árboles, no recuerdo si eran chopos o especies tropicales, (unas raras que por aquellos años plantamos a miles en el nacimiento del Tajo y no agarró ninguna) a lo largo de todo el terreno que se extiende desde el canal hasta el río. Con su entonces alcalde Anastasio Romero a la cabeza, allí que acudimos la más que operativa Brigada forestal capitaneada por el Tío Pepe. El fondo de tierra era de esos que hacen sonar a las azadas, una mezcla entre casquijos escurridos de la solana y la propia grava del río. En uno o dos días, quedó todo aquello plantado y ya no sé si aquella plantación reivindicatoria llegaría a buen término. Fue en aquella ocasión la primera vez que pisé la propia Central y lo que parecía la casa del lucero. Me sentía emocionado e incrédulo al pensar que, en aquellos años, hubiésemos sido capaces de construir una obra de ingeniería de semejante envergadura.

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El azud que alzaba el agua hasta el canal, (la presa ya no estaba, el puchero acabó desintegrándose) con una pasarela de hormigón, impresionaba y más cuando la obra publica más grande que uno había visto eran los depósitos del agua del Picote y alguna alcantarilla de aquellas que el Tío Avelino readornaba dibujando el cemento entre las piedras con un mimbre. El canal llegaba hasta la Central y el salto estaba dentro del propio habitáculo, que sirvió también de refugio donde más de una noche pernoctaría el lucero. No andaría mal de incontinencia, si no, aquel chorreo constante debió ser más insoportable que un aussch para un mulo. Además de la rampa del salto, ya sólo se apreciaba una especie de acumulador gigantesco como vestigio de su pasado industrial. Siempre me quedó la duda, ya que entonces sólo se accedía por un camino de mulos entre los riscos de la solana que daban al río, de cómo llevarían allí semejante armatoste. La turbina y el generador está claro que su traslado debió ser menos laborioso, pues allí ya no estaban. Creía entonces que todo había sido saqueado —recientemente he sido conocedor de que, toda “la chatarra” junto a una enigmática caja fuerte destrozada, se vendió en 1974 por 12.000 Ptas. a un taxista chatarrero de Teruel— Sobre el edificio de la Central, que entonces estaba entero, curiosamente no se acordó ninguna actuación; quedó olvidado y creo ha terminado ruinoso como otras construcciones de la época. Pocos años después, volví allí de pesca con Ezequiel Belenchón. Al asomar a la Central, donde el terreno ensancha, sentí aquello como algo muy cercano. Si no era nuestro, sí que formaba parte de nuestro pasado. El destino quiso que, desde Tramacastilla hasta llegamos a su altura, no pescáramos ni una trucha, y una vez allí, picaran como locas... estaba claro ¡eran nuestras!; pasamos el día disfrutando de la soledad del paraje y de los lances en los pozos del estrecho. No tardamos en volver al arregosto, pero la alegría dura poco en casa del pobre, y el silencio fue roto por las voces de Abel, que desde un cinglato donde nosotros no sabíamos llegar no paraba de gritar: “un tuchón...oto tuchón”. No creo que cogiera tantas, pero Ezequiel se ponía nerviosote y el otro con tal de chinchar seguía cogiendo tuchones... Tan a gusto allí me sentía, que muchos días, sacaba mi billete a Barrancondo y me bajaba con Claudio en el coche de línea. Volví algún año más tarde con el equipo de pesca de Zaragoza acompañados por “los expertos” (el Tío Gaspar y el Tío Pío) y nos enseñaron un gollizno para acceder a los escondites de Abel, pero las truchas ya no estaban tan dispuestas. Ya no he vuelto desde entonces —casi 30 años— y cuando hago algún asomo desde la carretera, el sentido común me aconseja refrescar los recuerdos desde arriba, que bajar te lo llegas a plantear pero ¿y subir luego....? A lo largo de estos años toda esta historia ha sido borrada, como si nunca hubiese existido este pasado memorable; y, no sé si por una cuestión de celos, aún se trata de ocultar. Estos años atrás, me discutía un descendiente de Tramacastilla que el río Guadalaviar nacía en Barranco Hondo, pues hasta allí muy sequico bajaba. Tuve que aclararle que, si acaso, sería el agua lo que nace, y como al poco de manar la desviamos con la presa otra vez a nuestro territorio... Y como que me resoplaba con el morro torcido. No hay más que ver que en los carteles que guían a los senderistas sólo reza: “Ruta del Molino de Barranco Hondo”. Parece que la Central nunca estuvo allí. ¡Claro como se la llevó el chatarrero!... En nuestro caso, sirva esta historia como homenaje a aquellos hombres emprendedores que en tiempos muy difíciles, tuvieron el valor de adelantarse al futuro con una obra de tanta envergadura. Poco después, o durante estos años, se culminó la era moderna con la llegada de agua a las casas, vías urbanas, plaza de toros y reconstrucción de la torre. Ya después poca cosa... en cincuenta años, no más de cuatro obras menores y cambiar tres veces de fuente. Porque aquellos hombres no barruntaron petróleo, y la energía nuclear aún estaba en ciernes, que si no..... Vicente Romero-TOSCA Agradecimientos Mª Cruz, Anselmo y Amado por haber colaborado en esta ocurrencia hecha con humildad.

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CUENTOS Y CHASCARRILLOS, AL AMOR DE LA LUMBRE

QUIEN DIJO QUE EL TIO DE LAS MANTECAS ERA UN CUENTO En un pueblo que dicen que Sus fiestas son en Santiago, Que en él nace el rio Turia, y a orillas el río Tajo, Los tíos de las mantecas Vinieron, cuentan un año, Buscando muchachos gordos Con sebos en los costados, Para hacer la competencia Al cruel hombre del saco. Y por ahí por esas faldas Del Toconar y Majanos Se encontraron a Marino De pastor con su ganado. Y sin mediar ni palabra Le cogieron y le ataron. Le quitaron toda la ropa, Desde el calzón al calzado, Y de la rama de un pino Lo colgaron boca abajo.

Era un viejo narigudo El patrón de los malvados, Quien pinchaba a Marino En sus piernas y antebrazos, Y decía a sus compinches: “Rentable no es matarlo. Lo dejaremos que engorde”. Jupe, jupe, está delgado, Refunfuñaban los tíos. Cuenta que echaba pecados, Y decían:¡Qué cansinos Están aquí los muchachazos! Lo descolgaron del pino Y lo dejaron tirado. Cuando levantó la vista Y a sus ropas echó mano, los tíos de las mantecas se las habían llevado.

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Esporreto vino al pueblo, Afligido y apurado. La gente se sorprendía De lo que había pasado.

El pueblo se puso en vilo: Con escopetas y palos´ Unos por el Bercolar, Otros por el Mojón Blanco, Buscaban a aquellos tíos Que nunca aquí llegaron.

Porque pasado algún tiempo Se descubrió aquel caso: Los tíos de las mantecas Fue un puro teatro Que por no ir pastor se inventó Marino Alamán Gonzalo.

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M.G. Foly


CHASCARRILLO QUE LE PUDO PASAR A CUALQUIER PINGUE

EL Á D E M I S , Y ¡A ! S E T N A USMO Iba yo ascape con un muchicho a upa, pues en el alda se me escurría, vino un andaval y me vocean desde la esquina y me dicen: Oibaa! Pero no ves que os estáis aticalazando. (Y eso que el chambergo lo replegué enjuto). Era la Agustina, menudo capazo que alganché, me agarró por banda y casi no me escapo, y como no le gusta llénaselas bien, me empezó a interrogar, qué ande estaba la madre de la criatura, que paice que tenía muchos impedines en la cara, que me veía blancuso y algo arguellao. Casi salimos balsiando (menudo basilisco está hecha). Y entre tanto el muchicho, que menudo galutrán, que me hizo, no va el zángano y se pone a aventar guijarros a repeleá. Total que me tuve que despedir de la Agustina y arrear pa mi casa, y ahí estaba mi mujer, y le dije: Chaichaaa… ¿qué haces con una palancana y una caldereta en el rafe del ventano? ¿No ves que viene el aire del collao y está chispiando?. Entré a la cocina y tenía un ascuarril, así que me senté a la mesa a esperar que escullara la comida, pero menudo comistrajo que había, metí un tanganazo al porrón y el vino agriao, la poca gaseosa que quedaba esbrebá y el coscurro de pan sabía a enflorecio. Nada, que más me hubiese valío roldar a la Felisa, que hacía unos cocidacos que se cagaba la perra, pero como me quitaron el revesino y no sabía el percal, pues me case con la Ofelia, una mocitranca muy medrá. Y aquí estoy, hecho un ciquitraque y to lleno de lamparones. Algún día me da el barrunte y me jopo a un cinglato o a la cueva los Piqueros. Pues miatu!

CUEVA DE LOS PIQUEROS

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Solanum tuberosum

Passsa con el Darwin tanto dar la lata si el hombre viene de la patata.

La trinca

LA PATATA

Dicen que no solo de patatas vive el hombre, pero hay que reconocer que llenó andorgas y ayudó a esporriñar muchichos. Alimento rico y sabroso donde los haya, aunque otros dicen que da sordera (si comes muchas)… ¡sordícos estaríamos varios!. Qué mejor golosina, que a media mañana un patato cocido en el caldero de los gorrinos. Clavando poco la reja del arado en el surco, y arrancando algún cardo y armuelle del patatar…. Con lo que nos han contado algunos de los más duchos en la materia, hemos llenado estos serones, así que abrir los bodegotes y poner el caldero a cocer. Antes de la patata, se cultivaba para casa: patacas para los animales, remolacha azucarera, que hacía azúcar quién hacía, remolacha forrajera… Hostia!!! Cuándo te sentían las vacas cortar la remolacha con la máquina, no paraban hasta que no se las echabas (Blas). No sabemos la fecha exacta de cuándo se empezó a sembrar, pero sabemos que cuando se sembró la primera patata, Blas aún no había nacido. Una de las primeras patatas que se cultivó aquí, fue la Desiré, o “colorá”. La Turia cuando vino, se repartió por kilos para hacer simiente. Se echó un bando para que el personal que quisiera semillas se apuntara, pero no las que quisieran. Recuerda Anselmo que el primer saco de Turia se repartió entre cuatro. Las simientes se compraban en la federación de Teruel (Cooperativa de agricultores y ganaderos) que la absorbió la Caja rural, y al que tenía cuenta le vendían más barato. (Anselmo) Se han sembrado muchos tipos de patatas (Cóndor, Kenebé, holandesa, Palobán, Víctor…). La que menos rindió fue la palobán, que se hacían muy pequeñotas. La que más fue la Alemana, que aquello echaba una peste.... La más mala para coger, la Víctor, porque sacaba cacahuetes, agarradas en las raíces echaba muchas pero mal, era una patata muy falsa. (Anselmo). La más temprana, la Blanquilla, que sale a los 40 días. Había gente que sembraba en el mismo piazo, de tres clases diferentes, así se aseguraba de tener patatas para todo el año (Dámaso) Mejor sembrarlas con machos y mulos que con tractor y a poder ser en el rastrojo de pipirigallo, porque está el piazo descansado, y al año siguiente en vez de patatas forraje, para aprovechar la calor (abono).

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La Turia la mejor, la buscaban mucho para el frito, pero empezó a pintarse…le salían unas pintas por dentro y parecía que se quería pudrir. De enfermedades, recuerda Primitivo que a la Turia le salió lo que llamaron el cáncer de la patata, un agujero hueco negro por dentro. A veces también les sale unas pintas o manchas, algún hongo será. Ahora ya se ha quedado la agria, que se adapta muy bien al terreno, rinde mucho, con mucho lustre y es excelente para comer frita, asada, cocida… (Anselmo). Empezando por la redonda de abajo, pasando por la dehesa del río hasta cañada los ojos…todo es patatar. Cañada los ojos, es la mejor zona para la patata, curioso es, que en el mismo piazo, un lado saque más patatas que el otro, y es que si la tierra es polisar…muchas patatas y gordas, aunque aquí sirve toda la tierra. Por ejemplo para sacar semilla nueva siembras en la Sierra o en el Pradillo y esa misma patata la cambias de tierra y se hace nueva. De la Turia se guardaba la simiente, no se renovaba ya que duraba varios años. Hoy en día la agria hay que renovarla cada año, a poder ser certificada si quieres que te paguen los daños. Luego están los abonos, antes se usaba el 12-12 (12 de amoniaco y 12 de Potasio), era más fresco y dejaba más húmeda la tierra. Luego se usó el 15-15, es mejor abono pero necesita más agua porque la seca mucho y es más fuerte, en arcilla se necesita de este abono, pero sino el estiércol de las ovejas el que mejor aguanta la humedad, y cuánto más mejor. La época de siembra era a partir de San Isidro, hay quién además tenía que sembrarlas en 7, 17 o 27 esperar que cayeran unas buenas tormentas.

Ya

La patata necesita sus cuidados, entre ellos cavar, dar tierra, escardar…Dicen que donde hay mucha mata hay poca patata, así que leña al patatar, porque según Blas, un año tenía unas patatas muy buenas, y vino un pastor de la parte de Guadalajara: “estas patatas que tiene usted, tiene que coger una vara y darles una paliza buena” (para quitarles fuerza), así que al día siguiente corté unas estacas de sarga, y nos liamos con ellas, pim, pam… ¡ahh pues… salieron unas patatas más buenas!…. ¿Sería por la paliza? (Blas)

Y no nos olvidemos de las plagas y de todo bicho que acude a ella y te la devora en dos días, quién dice dos es en una noche… mira si es tuno el escarabajo de la patata, que pone los huevos debajo de las hojas y si cae una troná no se mueren. Otro bicho, es como un cangrejo que va por debajo de la tierra y con sus alicates se la come y la deja hueca (Primitivo). Y podemos seguir con topos, topillos, ciervos, jabalíes…, con éstos últimos el problema es ahora, antes no había, que si no alambras el piazo no las catas.

Llegando el Pilar la gente preparaba sus aperos y empezaba a recoger la patata, y es que los machos y mulos servían para todo, cuando terminaban de trillar se liaban a sembrar trigos, pero si sembraban trigos no podías recoger patatas, y sin prisa que si no tenías yunta entera la hacías con otro vecino y un día al campo de uno y al siguiente al del otro. Hoy en día con los tractores no hace falta juntar yunta, pero la tierra se ”preta” más.

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Y qué bien se conservaban en bodegas y bodegotes, aunque salías “crujío” de guardarlas y en algún cuarto a contraterrera, que llega el mes de agosto y estamos comiendo patatas buenas. Cada uno guardaba las patatas dónde podía, paideras, paideretas, gutrinos... según la cantidad de patatas y las posibilidades… Hubo un año que se cogieron tantas que no se sabía ni dónde guardarlas, la gente las metía donde podía hasta debajo la cama, tales apuros pasaron que se hizo el almacén, y se formó una cooperativa “ATRIA”.

Patatín-patatán patata-patatona patatín-patatán.

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Antes de guardarlas hay que escogerlas, en tres partes, unas para comer, otras para simiente y los patatos, con los que se hacía pastura para gorrinos, gallinas, pollos… y algunos de dos patas, qué gordísmos se ponían los gorrinacos, que por su impaciencia y ansia jodía levantaban el tornajo en patillas. Todos sembraban patatas, pero sólo de la patata no se vivía, se tenía animales, se iban a los molinos de aceite con las caballerías, al carbón, a pelar pinos... ha ayudado mucho a la economía de las casas y sacar de muchos apuros. Quién se dedicó más como negocio y tenía o se hizo con buena labor, recogía muchos kilos, hubo casas que llegaron hasta 40000 kilos y tan apreciada que hay quien las tenía vendidas antes de sembrarlas. Entre todo el pueblo se llegó a coger hasta 200.000Kg. Antes iba más cara que ahora, en comparación, Primitivo recuerda venderlas a 45 pesetas y hasta no hace mucho ha sido moneda de cambio, se hacía trueque con ellas, así se comían naranjas, uvas del campillo, judías de la vega, boniatos, higos o por cualquier cosa que se necesitara o no se tuviera, por ejemplo por pienso. Lo más apreciado aquí era la patata de simiente. Gea de Albarracín, Cella y Santa Eulalia se llevaba mucha patata. Anselmo recuerda de ir con Balbino en el camión, a llevar patatas a Santa Eulalia, y le dijo: Tírate que vamos sin frenos y él le contestó, si me voy a morir igual para que me voy a tirar. Todos los caminos y todas las comidas van a parar a las patatas: “A la mañana patatas, Patatas al mediodía, Y a la noche si no hay olla,

SOPAS TOSTÁS

Patatas, Tía María”

(HARTATUNOS O ATASCAYEGUAS)

Ingredientes: 1 pan duro 1 patata gorda Pimentón, ajos, agua y sal. Se corta el pan en rebanadas finas. Se humedecen en una cazuela. Se fríen las patatas en lonchas en una sartén grande, y se añade pimentón, ajos y sal a gusto. Se cubren con un litro de agua, y se echa el pan. Se van revolviendo con la rasera hasta que queden empapadas, y luego se voltean, hasta que estén bien tostadas.

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Valiéndome del privilegio de vivir en este entorno, donde los pastores Elicio y Erastro pudieron competir por el amor de su Galatea, cuatro siglos después de la muerte del autor de este bucólico relato, os contaré una fábula: En un tiempo muy remoto, mucho antes de que deambularan nuestros amigos, vivían en un paraje similar a este, entre otros animales, pájaros. Convivían en armonía, todo tipo de especies: las que se iban y regresaban, y las que permanecían todo el año. Pero algunos pájaros, estaban muy disconformes con la actitud de un pájaro bastante grande y prepotente que año tras año mimetizaba sus huevos, destruyendo los originales y cambiándolos por los suyos. Encomendaron a la urraca, buena oradora, la misión de proponer ante el Consejo, el destierro del cuco. Los córvidos, con el líder del consejo de ancianos al frente, un cuervo merendero curtido en mil batallas, fueron los que más énfasis pusieron en la expulsión.. Intentaron cosechar la complicidad del buitre leonado. Éste les sugirió que lo dejasen en paz, que lo veía todo muy claro desde su lugar de trabajo y que no creía que le fuese a faltar el sustento. Todas las rapaces estuvieron discretamente de acuerdo. En la asamblea, la abubilla argumentó que no estaba preocupada ,. pues tenía en su nido un sistema de seguridad a prueba de intrusos como el procesado. El grupo de fringílidos pinícolas, compuesto por el picarro, la picarrilla, el piquituerto y el piñonero no encontraron motivos para apoyar la propuesta de la urraca. La gallinica ciega se abstuvo, como siempre. Una vez que todos votaron, se acordó prohibir al cuclillo la entrada en la comunidad por tiempo indefinido. Ese año ya no se oyó su canto característico, anunciando la primavera. Ese año pudieron proliferar las especies afectadas. Ese año abundaron las orugas. Al año siguiente, en solidaridad con este pájaro, dejaron de acudir a la comunidad los oncejos. Este año los insectos ensombrecieron los cielos. Este año quedaron a merced de las tormentas. A la primavera siguiente ya no se oyó a la cardelina por las noches. Tampoco a la madrugada. Fue un año muy triste. Unos años aciagos. In arm onía N Fue un viejo búho real, con su proverbial sabiduría, el atura e artífice de la vuelta de los desterrados.

El discurso que utilizó para convencer al Consejo será tema de otro relato. Se alegraron las noches. Los días se hicieron tardes. Hermosas las madrugadas. Josean Praíllo

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MATUJEANDO Guipa estos hierbatos y matujos, y échalos a la sopa

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Todos los refranes trabajan, pero éstos sin contrato:

Ningún tonto tira piedras a su tejado

¡Miatu! , Porque tampoco se agacha a cogerlas.

En cuestión de autoridad, mi vecino el alguacil

Gato con guantes, no sirve tapas

Si bebes para olvidar, primero paga, ¡“ahostia”!

Labrador tonto y perezoso, clin y armuelles

Si te ves perdido tranquilízate y vocea

A caballo regalado, date Colín

Si echas cabras primero prepara buenos corrales

A Rey muerto, que tostón de televisión

Quién se enfada usa el pluriempleo

La avaricia romperá el saco, eso ya lo sabemos, pero ¿quién es el majo que deja una pinochá llena Cagurrias sin coger?

El que no llora es que está en aldas e inflao de leche

Quién me busca me encuentra, otra cosa es que yo quiera ir

Quién se pica no deja de ser un moturrión

No por mucho madrugar, el Piquer descarga antes

Cuando no hay harina, todos son gaspachos tostaos

Hay gallos que no ccantan en su gallinero sino por el Sesteruelo

El ser agradecido ,entre otras cosas es regalar una docena de huevos

Agua que no has de beber, para mis patatas de los cerraos

Siempre hay ojos que ven, y oídos que se hacen los sordos. Ten cuidado con lo que dices, que puede convertirse en un cuento.

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De perdidos a Checa

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Todos los caminos van a Roma

Menos el de la Calzá, que acaba en el Villar.


ERBA VOLANT, ERBA NOSTRA SUNT (LAS PALABRAS VUELAN, NUESTROS DICHOS QUEDAN)

A brazo partío

Estar hecho un andarríos

Mañana te moleré

A buenas horas, mangas verdes

Estar en ascuas

Más alto que la peña de la tormera

A estira barro

Estar enfollinao

Mas brutico que un arao.

A naide ni a nenguno

Estar empringao pa ná

Semos o no semos

Salir de enajas

Hacer el somarro

Ser perludario

A robar a Sierra Morena

Hártate jodío ansioso

Ser trazos de la abuela celestina

A tajo parejo

Harto de pataliar

Mas caliente que las gallinas

A trompatalega

Hasta aquí hemos llegao

Mas días que ollas

Ablentar a tu aire

Hasta los topes

Mas duro que un risco

Acuquinarse

Ay, coponario

Más malo que el sebo rana

Antaño melonares

Ahí tocan ahí

Más viejo que la torre

Aprovechar la volá

Hoscualera

Mascar guijarros

Arde en un candil

Hostia que elemento

Me ajuntas

Cagaliar y no envolver

Iba por allí un pingue.

Me da igual leche que caldo de teta

Coger cabos de cuerda

Ir arre que vas tarde

Cuando canta el picarro llueve Dar boleta Dar cachiporrazos Desembotijar Duerme como un perro capao Echar las muelas Echaremos la arrancaira El trato es el trato Enrularse Ensobinarse

Ir con el pie echao Ir de picos pardos Ir tambaliándote Joder el patatar

Mejor que ambrazos Meter fagina Menuda bicoca Menuda trabajina Meter en vereda Miatu te amo

Joparse

Miente zarracuca

La perdiz es muy aguda Liar una escaramuza

Morder el ramal Muchicho que te capo Mucho intríngulis No arrendar las ganancias

Eres un ceporro teda

Liarte como un sogueto

No caerse de una canalera

Escapiar

Llámale hache

No estar la zorra pa bailes

Escullar pronto

Llora como los del Villar

No irse por tu lado la vaca

Estar de teque

Loren, no hay loren

No me toques el escozor

Estar acansinao

Mandar hacer cocíos a Gea

No quedó ni estipencias

Estar deseandico

Manuel baja y llévatelo

No semos naide

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Pillar cogorzas

So macho, párate ya.

Poner morro gorrino

Tan listo que se iba de las manos

Pintas menos que turututú en checa

Te las tragarás muy gordas

Ponerse pito

Tener más de guau que de miau

Qué calinón

Tener menos espíritu que un gato yeso

Qué cansino Qué estrapalicio Qué polaina me ha metido Qué risión Que te doy capote Quedarte a talón Rinchinchón tía María, rinchinchón tío José, rinchinchón con ustedes y rinchinchón con usted

Tener mala jindama Tener muchos humos Tener nuera con zuecos Tienes cosas de perra gorda Trascamudarse Trompa borrego mocho, que el año que viene serás carnero Vales menos que una rebana meaos

Riau catapliau que te vi

Vaya estalaje

Rompe ribazos

Vaya alicate

Ronciliar

Vaya colodro

Sacar rosca

Vaya mameluco

Salir escopeteao

Vaya tabarra

Salir trasquilao

Vaya tía güina

Me han dicho que has dicho un dicho, que he dicho yo, ese dicho que te han dicho, que yo he dicho, no lo he dicho yo,

Se jodió el trato y salió la burra preñá Vaya tía nabo

y si lo hubiera dicho,

Si te paice bien, bien y si no te vuelves del otro lao

estaría muy bien di-

Según el percal Ser un cacho pan Ser un cagapuestos

Vaya tiñoso Vaya tío más zulú Vaya tío ñoño Verlo venir

Ser un catacaldos

Ya aprenderís pardales Y esos pitolitos

Ser un desmanotao

Y se han jupao

Ser un estripaterrones

Y vuelta la burra al trigo

Ser un mantarrastras Ser un panza cabras

Ya pasarás por mi puerta pájaro, bien mansico

Ser un pelaires

Ya van buenos

Ser un samugo Ser un sarnoso Ser un vascas Ser un votarate Si te doy una hostia te paice un pan Si es español, él cantará Sin traslao Salir de enajas

cho, por haberlo dicho yo.

nca e Cu Zinguango n oe ás t j Zurcir s a o M ag l as l e te n e e bó c a a a ac ag imi r e d ás. T j n S a e v en st s a La l a uv mo a l La ué H n Ye Ríoblanco

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No hace muchos años “pillaron” a un pastor calentándose en una lumbre con un palmo de nieve y lo denunciaron por alto riesgo de propagación de incendio. Más recientemente, otro, tuvo problemas con el transporte y con el pienso por no contar bien las ovejas. Mezclando los dos sucesos, surgió la siguiente ocurrencia: “No tiene el día malicia tendrás que sacar las ovejas”-Se lo he dicho: Alicia si el del parte no la pifia mal día da en estas cejas. Como le da igual que me moje: “Qué si la pajera está vaciíca, Qué ya rasca el pandero la troje.” No se le mete en los sesos

le retemblo la cesta

Ya lo decía mi abuela

y como no me contesta

cuando la avena se escarda

el cabrito no es suyo.

podrás subir a la Muela si florece la majuela

-Mal oraje se barrunta

o gusanea la moscarda.

hoy no mueve ni la yunta, no es que me haga duelo

Tiro la piedra y no atino

con este mal tempero

al cabro con el espino

soltarlas al sesteruelo

que intenta llegar al tallo

pero, ¿hasta el Resomero?-

-“ay la cordera golosona

-“Aunque te soples las uñas

metida en el pipirigallo!-

no te hagas el remolón en la dehesa pezuñas tira y no seas cabezónATROJE

Me atasco cruzando el piazo pasada un mes la Pilarica si el estiércol no salpica se te recalan los huesos.-

“No hay coles ni patacas, ¡mira! ya salen las vacas.”La cabra se sube a la cina y no acude, rina, rina, me tira cuatro estacas

cuando piso el barrizal me sentaría en el ribazo

Chopadíco hasta los ojos

pero el día pinta mal.

se me cae la moquita

Toso, tiemblo y estornudo

me achantaré en los matojos

le cae el moco al cornudo.

que hasta el perro me tirita.

Si el que sale así peca,

Porque ojito la paidera

hasta que mueve la espiga

en tres cabrios y dos tejas

la taja se pega a la miga

se quedó esta primavera,

y el unto se hace manteca.

y la horma es un majano,

y huyo que te rehúyo,

no se cuidan, se hacen viejas ¿Qué diría el tío Atilano?

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La nariz tengo heladica

Y la brasa se vuelve tizón.

Y los mofletes coloraos, La josma está empapadica Y los palotes rezumaos, ¡uy! Como escuece el garrote Tendré que hacer un lumbrote, Mejor encender y quieto Sentadico en un abrigo Que me cruje el camiseto Y el culo: como un higo.

Aparece la autoridad Y no está muy sonriente, No es el de la hermandad -éste me deja caliente-¿Qué haces sin calcetines En un lumbrón apagado? Hay peligro evidente Lo dicen los boletines, El incendio es eminente

El enebro que chisporrotea -qué frío ¡maldito sea! No prende el palo aguarchao Ni el cándalo musgoso -¡ay! Si tuviese una tea O una cogolla de salao, -Y el cabro haciendo el oso!Se me hace nube el aliento Y me humea la meada ¡cómo rabia el sabañón! Estoy perdiendo el tiento No veas que la putada -¡tuuva el ovejo cabrón!Por fin llamea un arigote Qué bien, orearé los piales Y en estos andurriales Asaré güeña y morcillote -¡tuso el perro cipote!Malo, resopla la bota Vacía está que no rota Sale clarete, no tinto Anda que no se nota Me engaña como un quinto.

Está usted denunciado.-El que escribió esa norma Debía estar muy bebido, pues dar semejante forma sólo en la jota y dormido. Es tan grande el disparate Que mejor no hacer debate. Con fuego, el muy listo

No poca, casi un jabegón Sopla viento, nieva, llueve

Entre los topetejos y la josma, no pude ver al tío maganto.

Dio peligro a este día “soñó que la nieve ardía” Calentico por lo visto, No temblando en la umbría.-No lo contéis, os lo pido Sin pienso y denunciado Ahora estoy hundido Por no haber calculado Las reses que se han ido Y cuántas se han quedado. Al anotar los recuentos Yo no caí en la cuenta, creí tener doscientos y me sobran cincuenta. Qué no se entere Fidel Y mucho menos Cristino

Cae del pinocho nieve

Enantes me di un testarazo, por culpa de un zopenco, encima llevaba una cogorza, así que le lié una zapatiesta y me puse un tapabocas, no quise ser cascarreto.

Semejante desatino

Estos mulos van caminando

desPISTAos. Arriátalos, si puedes.

Le puede pasar tanto a él Como al mismo Marcelino.

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Vicente Romero-TOSCA


LOS QUINTOS DE GUADALAVIAR

A principios del pasado siglo XX tres vecinos de Guadalaviar se fueron a Madrid y no volvieron hasta que consiguieron comprarle a Santa Cruz los Quintos de la Vega. De esta forma, refiriéndose a estos tres vecinos con gran admiración y con un cierto aire épico, nos contaban nuestros antepasados cómo los vecinos de Guadalaviar habían conseguido los Quintos de Royofrío y Esteparejo, ampliando así considerablemente los pastos del término. Y la verdad es que tal adquisición debió suponer algo muy importante en aquel tiempo para un pueblo como Guadalaviar que contaba con un término muy reducido, una población considerable de quinientos habitantes y un clima tan adverso, pero, sobre todo, por la operación forestal puesta en marcha para el pago de ambas fincas. Basta con asomarse a los archivos municipal y provincial para hacerse una idea de la dimensión que este asunto debió alcanzar, algo realmente extraordinario y, por tanto, apasionante. Y es que, de forma simultánea a la citada compra, los 116 vecinos del pueblo fueron denunciados y multados por el Distrito Forestal de Teruel por la corta de más de treinta mil pinos en el Pinar de la Umbría, el “monte núm. 22 del Catálogo de los exceptuados de la desamortización”, como lo llamaban los ingenieros. La coincidencia en el tiempo, en el importe y en los sujetos protagonistas de ambos hechos lleva a pensar que los mismos estuvieron relacionados, incluso que uno fue causa del otro. La compra de los Quintos de la Vega. Lo primero que ahora llamará la atención de los más jóvenes es la propia denominación de “quinto” y a qué se quiere aludir con esta palabra en este contexto. Pues según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “quinto”, en una de sus numerosas acepciones, significa “parte de dehesa o tierra, aunque no sea la quinta”. Y eso es, precisamente, lo que son Royofrío y Esteparejo, dos dehesas sensacionales situadas en la parte solana de la Vega del Tajo, uno de los parajes más singulares de la Sierra, con una superficie de 163 y 118 hectáreas, respectivamente; “dos quintos de pastos y pinar”, como los define la documentación de la compraventa. El día 17 de febrero de 1903, los vecinos de Guadalaviar Francisco Martínez Gómez, Víctor Navarro Valdemoro y Lázaro Calomarde Ferrer, a la sazón alcalde el segundo y secretario el tercero del Ayuntamiento de Guadalaviar, firman en Madrid la escritura pública de compra de Royofrío y Esteparejo a Francisco Santa Cruz Gómez, vecino de Griegos, por el precio de 30.000 pesetas; y el mismo día firman también otra escritura de préstamo con Juan Correcher Pardo por importe de 35.000 pesetas para la adquisición de dichos quintos y para otras atenciones urgentes. A pesar de que la escritura le denomina préstamo, es en realidad el pago anticipado de las 35.000 pesetas por la venta de pinos que los compradores se comprometen a devolver del siguiente modo: “quince mil pesetas como precio de los pinos que el señor Correcher convenga cortar en los quintos comprados, sin limitación de número…, diez mil pinos al precio de cuatro reales y medio cada uno que el señor Correcher cortará en fincas particulares de vecinos de Guadalaviar y sitios de Muela de San Juan, Fuenteblanca, Chifarrera, Itarrales y los que que-

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den por cortar en los sitios en que el señor Correcher ha hecho la última corta”.

CHIFARRERA

Los vendedores también se comprometen a “entregar al señor Correcher la licencia de corta en los primeros días de marzo próximo y a su debido tiempo las de extracción y embarque de maderas”. La licencia de extracción se refiere al permiso para sacar y transportar la madera con carros (carreteo) desde los lugares de corta hasta el prado de Valdeminguete, y la de embarque a su “puesta a flote”, como también la llaman, en el río Tajo hasta Aranjuez. A la vista de todo el trabajo que estas operaciones exigían, todo ello de forma manual, cabe concluir que los jornales necesarios para su ejecución representaban para los vecinos mucho más que el importe de la propia venta. Ambos contratos aparecen firmados por el alcalde y el secretario, pero no como representantes del Ayuntamiento, sino en su propio nombre y en el del resto de los vecinos de Guadalaviar, es decir, se trataba de un negocio exclusivo de los vecinos como grupo social interesado en conseguir la ampliación de los pastos del término para su ganado. Debemos tener en cuenta que, en aquel tiempo, todos los vecinos eran agricultores y ganaderos. El asunto de las posesiones: la multa por la corta de 32.280 pinos. Coincidiendo con la negociación y firma de las escrituras de los citados contratos, los 116 vecinos de Guadalaviar fueron denunciados ante la Inspección de Montes de la 4ª Región por la corta de más de treinta mil pinos en el monte núm. 22 del Catálogo realizada por el vecino de Huelves (Cuenca), Manuel Gómez Rodríguez, a quien habían vendido dichos pinos los vecinos de Guadalaviar considerándose dueños de los terrenos afectados por la corta. El Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Teruel practicó una visita al monte a mediados del mes de julio de 1902, “encontrando apeados y labrados unos treinta mil pinos que valoró en otras tantas pesetas, tasando en más de cuarenta y cinco mil los daños causados”, por lo que una vez instruidas las diligencias oportunas y oídos los vecinos, con fecha 29 de enero de 1903 dictó acuerdo sancionando a los 116 vecinos con el pago de la cantidad de 81.690 pesetas: 36.688 por multas y 45.002 por indemnización a los fondos municipales en concepto de daños y perjuicios. Se tramitó así un procedimiento administrativo sancionador que llegó incluso al Tribunal Supremo y en el que los vecinos alegaban que la corta se había llevado a cabo en fincas particulares de los vecinos situadas en lo que entonces llamaban “las posesiones” (y, otras veces, “el Quinto”) y que situaban en las partidas de Cañada de los Ojos, Mojón Blanco, Fuente del Sapo y otras. Asimismo alegaban que el propio Distrito forestal había autorizado el aprovechamiento y señalado las zonas afectadas unos años antes. Se trata de un asunto apasionante que aporta mucha información sobre el origen y evolución de “las posesiones”, la explotación de los escasos recursos disponibles y, en fin, la forma de vida del pueblo desde finales del siglo XVIII pero que, por razones de espacio, no es posible desarrollar aquí como se merece. La Sociedad de Agricultores y Ganaderos Vega del Tajo. Los dos Quintos de la Vega figuran formalmente sólo a nombre de los tres vecinos compradores hasta el día 11 de agosto de 1918, en que, mediante escritura pública, éstos otorgan “formar sociedad civil anónima particular, con el fin de atender a la conservación, fomento y repoblación de las dos fincas deslindadas, en la que tengan participación los vecinos de Guadalaviar”, así como la aprobación de sus estatutos y la aportación a la misma de “las dos dehesas de Royofrío y Esteparejo”. Los estatutos regulan el nombre de la sociedad (Sociedad Anónima de Agricultores-Ganaderos de Vega del Tajo), su duración (90 años prorrogables), sus órganos, su funcionamiento, la sede social (la sala consistorial), el

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capital social, el número de acciones (150 acciones nominativas, a 40 pesetas cada una y sólo una por socio), los requisitos para ser socio, el derecho de los socios al aprovechamiento en común y al rendimiento anual, y el régimen sancionador. De “la Sociedad”, como ha sido referida siempre por los vecinos, pueden ser socios o accionistas: los vecinos hijos del pueblo o casados con hijas del mismo; los descendientes del pueblo que fijen su residencia en el mismo; y los que sin reunir estas circunstancias sean vecinos del pueblo y la Junta Directiva considere su admisión beneficiosa para la Sociedad. En el momento de la constitución había 116 socios; 155 en 1933 y 169 en el momento de la disolución en 1964. Las listas con los nombres de los socios están confeccionadas siguiendo el orden de la rolda, lo que aporta mucha información sobre la residencia de cada vecino. Para el aprovechamiento en común de los pastos se fija el precio anual de 750 pesetas y, para su reparto, se establece la siguiente correspondencia: cada cabeza de ganado menor equivale a una unidad; cada vaca a diez unidades; cada caballería mular domada a seis unidades; cada asnal, domado o cerril, a cuatro unidades; y los becerros nacidos hasta finales de febrero a la mitad que sus madres. En cuanto al régimen sancionador, se castiga segar hierba con dos pesetas si es de día y con cinco pesetas si es de noche; la ocultación de ganado se sanciona con 50 céntimos por cabeza; pastar cuando está vedado se castiga con diez céntimos si es de día, y con veinticinco si es de noche; por la corta de ramas de pino se pagan cinco pesetas y por cada pino que se corte, diez pesetas; la extracción de gamones se castiga con 2 pesetas, y hacer roturaciones está terminantemente prohibido y castigado con setenta y cinco céntimos la cuartilla roturada. Se establece que los “socios dueños de propiedades particulares renunciarán a su derecho privado de pastarlas y quieren sean disfrutadas en común con los bienes de la Sociedad. Se exceptúan de la comunidad de pastos las fincas cerradas. El disfrute mancomunado de las fincas abiertas será después de levantadas las cosechas”, lo que nos informa de que existían fincas particulares de los vecinos dentro de los Quintos. Se conserva en el archivo municipal el libro de actas de la Sociedad que informa de sus 46 años de historia. El día 12 de octubre de 1921 la Junta Directiva acuerda la construcción del Torruco. No consta el nombre del constructor, pero sí el del autor de una reforma posterior llevada a cabo por Joaquín Ibáñez Gómez en junio de 1928 y que tuvo por objeto “el arreglo de la puerta, la reforma de unas grietas y el corregir el humo por medio de una chimenea o lo que se crea más conveniente”, lo que da idea de la humareda que debía causar el sistema originario de salida de humos por el centro de la bóveda. El hecho de que Royofrío y Esteparejo estén separados por El Paso, perteneciente a Ciudad y Comunidad de Albarracín, con enclavados de fincas cultivadas por los vecinos de Guadalaviar, debió resultar un obstáculo para pasar de un quinto a otro. Así se deduce de un acuerdo de la Junta Directiva de 1924 por el que se aprueba la compra a unos vecinos de parte de sus fincas para formar un paso de 26 a 30 metros de ancho entre ambos quintos. En su descripción se dice que este paso linda con “el carril de carros de yugo”. Llama la atención esta incipiente infraestructura porque es difícil imaginar, desde nuestro punto de vista actual, cómo se arreglarían para salvar un obstáculo natural tan formidable como la ceja del Portillo con un carro de yugo. Desde el año 1928 en adelante es común el acuerdo de la Sociedad con Ignacio Giménez, vecino de Orihuela, para la permuta de los pastos de Esteparejo por los de la Dehesilla de las Monjas, cuya concertación se promueve por “las quejas de muchos vecinos por no poder conseguir los pastos del Puerto de Bronchales para el ganado

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vacuno”. Uno de los acuerdos más importantes y repetitivos era el que se adoptaba todos los años para mediados del mes de marzo para ordenar la veda de Royofrío para todos los ganados con el comienzo de la primavera y la de Esteparejo para mediados de abril, salvo cuando el tiempo no lo permitía. Así debió ocurrir en el año 1934, ya que el acuerdo respectivo dice que “se veda Royofrío para el 8 de abril, fecha extemporánea por las grandes nevadas y porque el ganado no pastaba sino en los pequeños sitios terreños de las solanas. Y que el quinto de Esteparejo se prolongue por más tiempo desvedado hasta que cesen los grandes bloques de nieve”. Con motivo de la Guerra Civil la Sociedad entra en un período de decadencia, así se dice en el acuerdo de 6 de mayo de 1940 que retoma la celebración de las sesiones de los órganos sociales, pero a partir de 1941, al hacerse cargo de la secretaría el tío Ángel, su actividad se incrementa considerablemente. Desde entonces y hasta su disolución, la Sociedad se encarga del pago de la asistencia sanitaria domiciliaria que, de esta forma, resulta gratuita para los vecinos. En el año 1950 se lleva a cabo el levantamiento topográfico para el posterior deslinde y tasación de ambos quintos. En el año 1951 la Sociedad adquiere las fincas particulares de “las posesiones” para la formación del Quinto del Cerro Medio y Pinarejos, incrementando considerablemente su patrimonio y asegurando así el aprovechamiento comunal de sus pastos. El día 23 de septiembre de 1956 la Junta Directiva acuerda la donación de 15.000 pesetas a la parroquia para la adquisición del retablo de la Milagrosa. El día 12 de abril de 1961 se aprueba la construcción en Royofrío de “una caseta para el vaquero que a la vez sirva de albergue y refugio para el vecindario”, lo que supuso que el Torruco quedara en desuso, pero una gran mejora para los vaqueros de turno, pastores, arrastradores, jornaleros, etc. La compra del suelo de Valdeminguete. El día 26 de marzo de 1936 se reúnen en la casa consistorial todos los vecinos, presididos por el Alcalde ejerciente Joaquín Martínez Navarro, y adoptan un “acuerdo popular”, como así se titula el documento, por el que aprueban la compra del suelo de Valdeminguete por el importe de 21.000 pesetas. Para entonces el dominio de Valdeminguete se hallaba dividido: el suelo pertenecía a los hermanos José y Josefa Valdemoro Barrio, vecinos de Torres de Albarracín, y el vuelo era propiedad indivisa de los Ayuntamientos de Guadalaviar, Griegos y Villar del Cobo, al igual que la Cañada del Salz. En ejecución de aquel acuerdo, el día 7 de abril de 1936, en Torres de Albarracín, más de cuarenta vecinos formalizan la escritura de adquisición del suelo de Valdeminguete a favor de todos los vecinos de Guadalaviar. El objeto de la transmisión se describe como “el suelo de una masía denominada Valdeminguete y de todas las labores enclavadas en la misma, más la casa de labor y las parideras”. Hay que advertir que los adquirentes son los vecinos del pueblo, como antes lo habían sido de los Quintos de la Vega, y no el Ayuntamiento, a pesar de que el alcalde preside el acuerdo popular; ni la Sociedad de Ganaderos y Agricultores de la Vega del Tajo, cuyos representantes igualmente están presentes. Sin embargo, en otra reunión del pleno del Ayuntamiento con la mayoría de los vecinos, de fecha 29 de noviembre de 1940 y “de completa unanimidad”, se acuerda que, llegado el momento de elevar a documento público la citada compra, y aunque había sido pagada con fondos del municipio, la misma se escriture a nombre de la Sociedad.

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La compra del vuelo de Valdeminguete por el Ayuntamiento. Al mismo tiempo, los tres ayuntamientos propietarios del vuelo de Valdeminguete y de la Cañada del Salz mantienen numerosas reuniones con el fin de acabar con su situación de indivisión, ya que, según se desprende de los escritos, esta copropiedad era origen de muchas quejas y disputas entre los pueblos. Por fin, el día 9 de abril de 1946, dichos Ayuntamientos firman una escritura por la que Guadalaviar y Villar del Cobo se ceden mutuamente su respectiva participación en la Cañada del Salz y Valdeminguete, y ambos compensan económicamente a Griegos. Para ello, los vecinos de Guadalaviar conceden al Ayuntamiento un anticipo de 200.000 pesetas para el pago al Ayuntamiento de Griegos de su participación en la comunidad que se disuelve. La compra del Cerro Medio y Pinarejos. A finales de 1950 la Junta Directiva de la Sociedad acuerda iniciar el procedimiento para la formación de otro Quinto, denominado ahora Cerro Medio y Pinarejos, mediante la adquisición de las fincas particulares de “las posesiones” y que habían sido objeto de los expedientes posesorios inscritos en el Registro de la Propiedad en el año 1886, como defensa frente a su inclusión en el monte núm. 22 del Catálogo de utilidad. Se advierte en el acuerdo que las fincas a adquirir son sólo las incultas. En la escritura de compra, firmada el día 28 de febrero de 1951, se dice que son 203 fincas rústicas “pobladas de pinos, enebros, chaparras, arlos y otros montes propios de esta comarca”. Se dice también en la escritura que “todos los terrenos adquiridos se encuentran unos junto a otros, para formar un quinto como en tiempos lo fue, cuando se le compró a Santa Cruz”. Se refiere, sin duda, a la recompra del derecho real de pastos y yerbas al citado Santa Cruz en el año 1894 sobre las entonces llamadas posesiones y que los vecinos habían vendido previamente a su padre, Francisco Santa Cruz Pacheco, en el año 1839. Esta venta del derecho de pastos y yerbas da noticia de la situación de penuria económica en que se encontraban los vecinos en la primera mitad del siglo XIX en que se vieron obligados a vender, de forma perpetua y por quince mil reales, los pastos que necesitaban para sus propios ganados. En efecto, a las consecuencias de la Guerra de Independencia y de la Primera Guerra Civil, (como así llamaban a la primera guerra carlista), se añadieron los efectos de la epidemia de “el cólera que a mediados del siglo XIX se cebó de modo extraordinario en los habitantes de Guadalaviar y causó muchas víctimas e hizo emigrar a gran número de aquellos”. En los escritos se refieren a esta época como aquellos años dolorosos. La disolución de la Sociedad y la conversión de su patrimonio en bienes comunales. La propia naturaleza mercantil de la Sociedad, su falta de adaptación a los nuevos tiempos y la fuerte presión fiscal a que sus rendimientos estaban sometidos, provocaron su disolución y la transmisión de los Quintos al Ayuntamiento con el carácter de bienes comunales. Animada por los precedentes de Frías y Griegos, cuyas sociedades de montes habían vendido sus bienes a los respectivos ayuntamientos, y a principios del año 1962, la Sociedad propuso al Ayuntamiento la venta de sus bienes

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(Royofrío, Esteparejo, Cerro Medio y Pinarejos) por el precio de 20.270.128 pesetas en que habían sido tasados por los ingenieros del Distrito Forestal, más la donación gratuita del suelo de Valdeminguete, con la condición de que el Ayuntamiento se comprometiera a no venderlos; a mantener el carácter comunal de sus pastos; a hacerse cargo de los servicios mínimos obligatorios de sanidad rural, hasta entonces sufragados por la Sociedad; y a la aportación anual de 30 m³ de madera para las reparaciones que necesitaran hacer los vecinos. La propuesta fue remitida al Gobierno Civil que debía autorizarla, quien, a su vez, solicitó informe al Abogado del Estado que puso reparos a la operación proyectada por no resultar admisibles las condiciones impuestas en cuanto al sostenimiento del personal sanitario, el pago de los impuestos estatales y la afección del suelo de las fincas transmitidas como bienes comunales. El procedimiento, que se había iniciado en febrero de 1959, se hizo largo y muy costoso y generó una fuerte polémica en el pueblo. En su documentación se dice que es un “asunto que durante tiempo es objeto de discusión, discordias y también de intranquilidad local”. El abogado de la Sociedad abandonó el asesoramiento de este asunto “en vista de su estado tan desagradable” y aconsejó la donación de los bienes al Ayuntamiento y su afectación como bienes comunales, de forma que el aprovechamiento correspondiera a los vecinos. Esta solución la rechazaban quienes querían emigrar del pueblo y la población pasiva (ancianos, viudas) que preferían la venta sin condiciones y el reparto de su importe entre los socios. Otros hijos del pueblo entonces ausentes, en cambio, estaban en contra de la venta porque suponía privarles de unos derechos que, en potencia, tenían. Asimismo, la mayoría de los vecinos que querían permanecer en el pueblo eran contrarios a la venta y partidarios de transmitir los bienes al Ayuntamiento gratuitamente y con la condición de que fueran siempre comunales. Uno de los principales problemas fue determinar quiénes tenían derecho a ser socio, porque, de haber prosperado la venta, era mucho el dinero en juego. En particular, fue motivo de discusión la aceptación o no en la Sociedad de los funcionaros que prestaban sus servicios en el pueblo (maestros, practicante, médico, veterinario). El Gobierno Civil presionaba para que se admitieran y la Sociedad contestaba que no cumplían el requisito de ser hijos del pueblo o estar casados con alguna hija del pueblo, y que algunos ni siquiera residían en el pueblo, incumpliendo otro requisito exigido a todos los socios. El caso es que tal propuesta no prosperó y, tal vez por eso, en el mes de junio de 1961, don Pedro, el médico titular, pidió a la Sociedad una iguala de 150 pesetas por vecino por el servicio de rayos X. Era este servicio todo un adelanto para aquellos años y que contrastaba con la carencia de otros muchos más necesarios. Tratado el asunto, la Junta Directiva acordó “pagarle 100 pesetas por vecino, como mucho, y a su mejor comodidad como se hace con la iguala de asistencia pública domiciliaria”. Tras el estudio de diversas propuestas (restar el importe del suelo de Valdeminguete; restar el importe del suelo de las cuatro fincas, ya que los pastos iban a pasar como comunales; etc.), se abrió paso la solución de “pasar los bienes como comunales consiguiendo el doble objetivo de asegurar unos medios de vida continuados para el pueblo, a la vez que se evitaba dar salida a las pasiones que sobre el particular se han venido planteando al tratar de la venta de los bienes”. Para desatascar definitivamente el asunto, el día 18 de abril de 1964 se convoca una reunión a la que asisten la Junta Directiva de la Sociedad, el Ayuntamiento, la Hermandad, el Juez de Paz, el Consejo Local, el Delegado Sindical, el Guarda Forestal y otros vecinos y acuerdan que los bienes de la Sociedad se transmitan al Ayuntamiento como bienes comunales. El acuerdo formal de la disolución de la Sociedad y la transmisión de sus bienes al Ayuntamiento se adopta

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en otra reunión de la Junta General, bajo la presidencia del Gobernador civil, el día 17 de junio de 1964. Desde entonces, los bienes de la extinta Sociedad, (los Quintos de Royofrío, Esteparejo, Cerro Medio y Pinarejos y el suelo de Valdeminguete) son bienes municipales de carácter comunal, lo que significa que su aprovechamiento corresponde al común de los vecinos y se rige por una Ordenanza aprobada el 27 de septiembre de 1970. Conclusiones Como se puede ver, la historia de los Quintos es una parte importante de la historia de Guadalaviar y pone de manifiesto los rasgos característicos de quienes nos antecedieron. La información que ellos nos han transmitido y la documentación existente nos hablan, ante todo, del espíritu luchador de nuestros antepasados ante las grandes adversidades con que tropezaron para poder sobrevivir en este “helado clima”, lo que ha contribuido definitivamente a forjar la personalidad de nuestro pueblo. Tras la separación del Villar del Cobo a finales del siglo XVII, Guadalaviar experimentó un fuerte crecimiento demográfico que exigió la superación de sus límites mediante la puesta en producción de las tierras colindantes (los rompimientos) y la adopción de la trashumancia como forma de vida. Porque además del crecimiento demográfico, otro factor decisivo ha sido siempre la dureza del clima. A más de 1.500 metros de altitud y lejos de toda vía de comunicación, los largos y fríos inviernos sólo permiten una agricultura y una ganadería de subsistencia y nos han obligado siempre a trashumar en su sentido más amplio: al carbón; al molino de aceituna; de pastores (primero como asalariados, luego como propietarios); a pelar pinos al Pirineo, e incluso a Francia; “a servir”; a estudiar; e, incluso, a emigrar. En todo ello ha influido, sin duda, la situación fronteriza del pueblo que facilita el intercambio de bienes e ideas e imprime un carácter abierto y hospitalario a sus gentes y, por qué no decirlo, hasta un poco transgresor.

SE HACE SABEEER… La historia de los Quintos también pone de QUE MAÑAAAAAA …... A PARTIR DE LAS 5…….…SE PAGARÁN….. manifiesto la unidad de LOS COMUNALES actuación de todos los vecinos en la gestión directa, solidaria y democrática de los asuntos del pueblo, como si de una gran familia se tratara. Ello se debe a la supervivencia en el pueblo del régimen concejil hasta la Guerra Civil, a pesar de la imposición de los ayuntamientos por parte del Estado liberal desde 1812. Para el tratamiento y resolución de los asuntos importantes se convoca a todos los vecinos, liderados por el alcalde, no como representante del Ayuntamiento sino del pueblo, como lo venían haciendo con el Concejo durante siglos.

Así se explica que sean los vecinos quienes venden los pastos de “las posesiones” a Santa Cruz en 1839 y se los vuelven a comprar en 1894; o adquieren los Quintos de la Vega en 1903 y el suelo de Valdeminguete en 1936 por acuerdo popular, todo ello al margen del Ayuntamiento y, en el último caso, también de la propia Sociedad de Ganaderos y Agricultores Vega del Tajo. Por último, cabe destacar que otra de las constantes que se aprecian en el devenir del pueblo es el afán de sus habitantes por mejorar las condiciones de vida y, en consecuencia, la importancia otorgada a la educación, al progreso y a la innovación, lo que ha hecho de Guadalaviar un pueblo pionero en muchos aspectos a lo largo de su historia. Los valores que nos han transmitido nuestros antepasados nos han de ayudar a afrontar las nuevas dificultades a que se enfrenta el medio rural, a mantener la personalidad del pueblo y a garantizar su existencia.

Joaquín Martínez Lozano

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ANDURRIANDO

Horizontal

1 2

3

4 5 6

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2. Lo contrario a moreno 3. Navaja sin ja 5. Una peña que vuela 7. Pinar lejos 9. Si no están sueltillas, están...? 11. Mujer sin pelo 12. Las partes bajas del Bercolar 13. La Calera y la Lumbre la suelta buena

7

Vertical 8

9 10

11

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12 13

14

  ●

1. Era Tasón 4. Dónde Gipia el Buitre 6. Con lo que arrimas ascuas a la lumbre + RES 8. ya se corría en ésta 10. Si el cordero no es anchuelo, será...? 14. Muchísmo manto blanco en las mañanas de frío

Uyyyyy…..Blas! Según, según….

Cecilio, nos tenemos que preparar un cacharro de estos, dicen que tiene guasa,…….no te paice???

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Aprovechando el día de Santa Águeda, con un chocolate entre las manos y alrededor de la estufa de lumbre, que mejor momento para hablar de y con las mujeres de mi pueblo: Nuestra intención, era poder hablar de diferentes temas para ver la diferencia que existía entre el día a día de antes y el de ahora. Pues bien, con el guión en la mano y dispuestas a la charrada, nos encontramos a unas mujeres tan dispuestas en recordar aquellos tiempos, que nos desmontaron todos los esquemas. Aún recordando lo dura, difícil y llena de trabajo que era aquella vida, sin las comodidades de hoy en día, sus recuerdos iban enfocados, a lo bueno, a lo bien que se lo pasaban y a todas las anécdotas que han vivido y al poco vino que se bebían. Siguiendo el hilo que ellas mismas tejieron en su vaivén de recuerdos, empezaron recordando: ¡Qué invento más bueno la lavadora!, pero… y esos momentos de tertulia de cuándo íbamos a lavar al río que “nos chupábamos hasta los dedos”. Ahora tenemos un montón de medios en redes sociales para relacionarnos, programas de televisión que hablan de los demás, pero antes allí en el río se “lavaban los trapos sucios”, lo contaban todo. Cada barrio acudía a un sitio, unas al Gavilán , otras a la Vasequilla… y allí lavaban con jabón de casa o de resina. Con la ceniza hacían lejía, que había que madrugar para que te la diera el horno, tendían en los alrros y siempre salía algún juego para llevarse ya la ropa seca, que más de una vez si la dejaban, la ropa desparecía… A parte de lavar también se iba a fregar los cacharros, usando estropajos de cuerda, y los culos de los puecheros con arena… Y todo como decía la Tía Joaquina: “con muchos hígados, coño, porra, pijo…” Acostumbraban a hacer la velada en una casa. Se encendían unas tedas en la almenara, o un farol de aceite, y allí se juntaban a hacer pial, coser o más bien zurcir. La lana la llevaban pura a Tramacastilla, y del Batán se la traían ya para trabajarla. Y ya en otros tiempos a escuchar la radio en casa del Tío Angelón. Y qué bueno estaba el café de puchero mañanero… se hacía de malta o cebada tostada al horno y se le echaba un ascua para que se pusiera negro, si no era “agua clara y chupar el dedo”. Y allí estaba siempre en la cocinilla retestinándose y venga a añadir agua y ascuas. O el chocolate con el caldo de las remolachas y harina tostá. Cuando había poca harina para hacer pan, se cocía una olla de patatas y se escurría en la masa, “se pegaba más que la leche”. Y a ciertos embutidos también se le echaba la pasta de patata. Antes ni estatuto de trabajadores, ni convenios laborales… Iban de mozas a cualquier jornal que saliera, a lo mejor todo el día a coger bisaltos por un duro… y los días de las fiestas, al campo de madrugada hasta la hora de la misa. Pero esas comidas en el campo trabajando, qué buenas estaban… aunque fuera sopetas de vino con torta, y pasaba como a las gallinas lluecas, que en vez de ponerse en los huevos se puso patas arriba, o pollo que salía pollo que se comía. Alguna vez también pasó, que después de comer algo y beber vino, te tumbabas y a la que te despertabas era la hora de volver y ahí se quedaba el piazo empantanao.

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Esa olla de cocido, con el pan en lo alto para que no se saliera. Pero más de cuatro veces te venías sin comer, todo el día de sol a sol cogiendo hieros, pero o bien ibas a estajo para volver pronto, o más bien la tortera se quedó mal tapada y estaba lleníca hormigas, y el pan igual. Cuánto escuchamos ahora el uso de moneda social, volver a hacer trueques… pues antes esa era la forma de comprar, vender y pagar. Los vendedores que venían al pueblo traían naranjas, higos, ajos, uvas del Campillo, manzanas de Tramacastilla y se cambiaban por patatas. Lo más preciado era cambiar el trigo por judías secas de la Vega del Codorno. Hasta en la tienda, la gente bajaba cebada o lo que fuera y se cambiaba por azúcar o lo que necesitara. Y a por los replantes de la remolacha a Albarracín. Durante un tiempo, la moneda era el huevo, un huevo de tomate, un huevo de tabaco…. Actualmente la Organización Mundial de la Salud, reconoce el uso alimentario de insectos por ser una fuente de proteínas. Pues bien, antes ya alguno se los comía. Como aquellos que fueron a la Sierra, escullaron el cocido y la sopa muy bien pero la comida estaba llena de gusanos, “de algún hueso sería”. O aquel somarro con gusanos, pero con el ”hambre que tenía a mí me estuvo muchísmo bueno”. Y el puchero cociendo y cociendo y algún ratón que por catarlo dentro se fue. Y cómo decía aquel, “ya cocido se matan todos los males, que pa tirar estamos”. Qué bonito recuerdo el quién se casó a las 5.00 de la igual cabían ocho o nueve y se compensó, 20 días nada menos, los dejaron y con la maleta a hecho dos parejas se casaron a a limpiar y al siguiente, a coger chocolate con alguna pasta y res pollos y conejos que tuvieran.

de las bodas…, y ojo lo que cuesta prepararlas hoy en día. Hubo mañana, para poder luego coger el autobús que venía de Frías, que montaban dieciséis, unos encima de otros. Pero el viaje de novios a Zaragoza, de allí a Valencia, y de vuelta unos camioneros en Bucar cuestas hasta el pueblo. Más habitual era casarse para el Pilar, de la vez, hicieron el banquete en casa de la Honorina, pero al otro día patatas a la Vasequilla. Más aún, la mayoría se casaban, a la mañana algo de baile. Eso sí, las más pudientes hacían comida con los mejo-

Hablando de comidas, por aquellos tiempos ya existía el catering, recuerdan aquella en la que cantó misa un cura del pueblo, como había tanta gente y de etiqueta, llamaron a una cocinera de fuera, aunque parece que no era tan lejana que familia tenía aquí en el pueblo, con tan mala gaita que al día siguiente estaban todos malos y parece que salieron todos los curas con las sotanas arremangas por las regueras. Ahora nos llama mucho la atención que haya mujeres que se casen de diferentes colores, en las bodas civiles. Pero es el blanco, marfil, blanco roto u otras tonalidades lo típico para las bodas religiosas, pues bien, de blanco se casó la Gaspara, pero hasta esa boda ellas se casaban de negro. Y los noviazgos… Igualitos que los de ahora. Alguna sólo tenía tres días para ver al novio, el sábado, domingo y un día entre semana, pero eso sí, sólo un rato y sin descuidar las obligaciones. O con carabina o por medio el portón, y el roce por el argollón. Otras iban a por agua con los cántaros, para llevarla a casa, pero antes de llegar la vaciaban y volvían a la plaza a llenarlos para así ver a los mozos. Pero antes ya había de todo y como decía el Tío Flores: “La vida ha sido siempre vida y todo está inventado.” ”y si todo lo que nevara cuajara….” Cada vez más las mujeres de hoy quieren dar a luz a sus hijos de forma natural, en sus casas, sin epidural, vamos… como se hacía antes. A las parturientas las asistían las madres, primas, vecinas… quién pudiera en ese momento, porque a veces te pillaba en casa y otras en el campo. Hubo una época a la que se llamaba siempre a la Tía Mariquita, “que no tenía ni estudios ni ná, pero era la partera del pueblo”. Pero si querías a alguien con estudios, a llamar al veterinario que después de estar en el parto de la vaca o sacando las moñigas, te asistía. Y para la recuperación un buen caldo de gallina, vino quinado, sin levantarse y sin lavarse. Valga toda nuestra admiración a ellas: abuelas, madres, hermanas, tías, primas… ”No hay nada más confortable

que poder sentarte en el alda de una madre o una abuela” Ríoblanco

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Comer a rancho es todo un arte, ya que no es comer por comer, como los gorrinos en el tornajo. A la vez que es fácil y sencillo, tiene su intríngulis. Hoy en la cocina de vanguardia sirven la comida en platos muy grandes y comida escasa. Cosa que no hace tantos años en nuestras cocinas se saciaba el hambre y se callaba el gruñir de las tripas a “rancho”, todos los comensales comían gazpachos, gachas, migas, potajes en la propia sartén, caldero, fuentes o escullas. También se le podría llamar el método cuchará y paso atrás. Os daré unos pasos a seguir para conseguir unos buenos resultados y que no se os atore la comida en el gaznate, cuando os veáis delante de una sartén de gazpachos y no sepáis como meter mano y saciar esas ansias vivas de degustar tan rico manjar. Empezaré por decir, que una vez sacada de la lumbre la sartén llena de condumio y puesta en la mesa o trébedes, no sus estéis haciendo el canelo, ya que corréis el riesgo de que os den capote, y encontraros con el rabo de la sartén. Se empieza a mojar o comer desde el borde al medio y siempre a “corte parejo”. Si

veis que queman o pican mucho, tu chitón, no tienes que reconocer que la calor o el picante te afecta lo más mínimo, que hay que demostrar valor, aunque cambie el paladar y te quede la lengua acartoná to el día, haz como si te estuviera duce. Cuando cojas cuchará no te estés, directamente de la sartén a la boca y muy importante no sacudas, al que sacude se le corta la mano. De vez en cuando, refréscate con un buen vino en bota o porrón y cuidadín con el pitorro, pasando el vino siempre a derechas y en tanto te entre el vino por el garganchón pasa la bota ascape que si no el vino se recalienta. ”Qué el vino no pare” Muy importante es no quedarse delante de la sartén, como si estuvieses aplamplao. Cuando mojes o cojas cacho, pon la mano atrás, queda muy pitirriminí y es de buena educación. Te lo repito seguido para que hagas memoria: 1. Coge cuchara con la mano que vas a comer. 2. La otra mano atrás. 3. Paso p´alante.

4. Coges en tu lao y sin sagudir. 5. Paso p´atrás y te la comes. 6. Qué el vino no pare.

Si ves que no te sale practica en casa.

Mientras dure los gazpachos en la sartén, no espinchaques, ni escarbes, asegúrate de tener el rastro limpio, no seas zaparrastro, que nada dice bueno de una persona que lo tiene lleno de carrilás: del que deja carrilás… no te puedes fiar, viendo como tiene el rodal, imagínate como tendrá el patatar.

Si te llenas de pringue, ya sabes….al pial!

Una vez llenada la andorga y ya hartuzos de regoldar, tienes que fregar la sartén. Ahhh!!!, chispe untarle aceite pa que no se rumiente. Pachasco!!!!!

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y que no se te

“Comida de aldeanos, sin manteles, pero mucho, y sano”.

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Paisaje de montañas en la sierra Una gran belleza tiene mi tierra Lugar apartado de la ciudad Está mi pequeña localidad Ubicada debajo de un cerro Si cayese sería su entierro Un río pasa con poco caudal Pero famoso es su manantial De agua cristalina y clara Al pie de una montaña mana Tiene abundante vegetación Pues de pinos una exageración Mi tierra es chula y admirable De su campo y su gente amable Es una comarca acogedora Con todo lo que tiene esta zona Pues en estas breñas me he criado Con una pasión, la de mi ganado A mi tierra y gente yo quiero Pero vivir aquí tiene precio.

Dehesa Boyal, al pie de la muela de San Juan

Soy un amante de mis cencerros Que tengo en los machos y mansos Están para que suenen por los cerros Aunque me critiquen algunos gansos Cuando compro este artilugio Pues es, el dinero más sonado Que yo me gasto con mucho lujo Desde muy chico lo he soñado En cornialtos machos esquilero Llevan unas esquilas y cañones Porque son, unos buenos cencerros Y realizan unos recios sones Unos pilotes más las arrieras Suenan mis blancas y negras cabras De material llenan las colleras Que yo borde con unas palabras Los preciosos trucos boqui estrechos Que menean los mansos dibujados Está en la historia estos hechos De ser los carneros más adornados Chulos van estos con los fresnillos El cencerro que lleva sujeto Y los badajos tocan tranquilos Los sones de este instrumento Cascabeles y unas cencerrillas Abundan en las ovejas paridas Cuando son unas cuantas melguicillas Con el tilín las crías van unidas Le satisface al ganadero Que el ganado no pase hambre También que tenga un buen careo Y escuchar el son del alambre. Diego Foly

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La parte más delicada y mas sensible de cualquier negocio es a la hora de vender o comprar algo, ya que ahí es donde está la pérdida o ganancia. Aunque nunca hay feria buena o feria mala ya que cuando unos pierden otros ganan. Los hermanos Mansilla, los Barrabases, y los Campilleros fueron profesionales del trato, provenientes de una saga familiar toda su vida la dedicaron a comprar y vender mulos, caballos, burros, etc. Todavía recuerdo aquella riata de mulos arriatados con cabezadas de soga a la cola del mulo anterior llegando al pueblo y hospedarse en la posada de la Tía Olimpia. Al día siguiente, todo era un ir y venir de personas viendo y probando mulos para ver si surgía el trato. Romualdo González fue una persona dada al trato. Una vez hizo un viaje de cortesía al pueblo de Zafrilla en la provincia de Cuenca acompañado por su mujer y una yunta de mulos. Al llegar allí, uno de sus conocidos le propuso comprarle la yunta de mulos, cuando Romualdo entre un estira y afloja que si más que si menos le vendió la yunta. Con las mismas fueron a celebrar el trato a la cantina del pueblo vulgarmente conocido como echar el alboroque. Estando allí celebrando dicho trato apareció otro vecino del pueblo e integrándose a dicha celebración cuando este le compró allí mismo la yunta de mulos al otro por lo cual echaron otro alboroque. Más tarde llegó un tercero que este compro nuevamente la yunta al anterior revalorizando el producto. Así estuvieron durante dos días y dos noches y al final Romualdo volvió al pueblo habiendo comprado nuevamente la yunta de mulos al anterior y habiendo pagado más dinero que cuando la vendió. ``No se gana pero se trapichea´´. La llegada al pueblo de unos hojalateros de raza gitana, hizo a Marino Soriano y Mariano Navarro siendo unos jóvenes les despertó la curiosidad de acercase a aquella familia para ver si les acompañaba alguna moza. Para ello fueron con la excusa de comprarles una burra que llevaban pero he aquí cuando se vieron envueltos en el trato por el gitano y casi con la burra en las manos. Cuando uno de ellos tuvo la idea de que para cerrar el trato primero la burra debía ser revisada por el señor veterinario. Pero nuevamente surgió la paradoja de que en el pueblo no había veterinario y para ello tuvieron que recurrir a otro joven para que ejerciera en esa situación de veterinario. Fueron a hablar con José María Gonzalo y contándole lo que les ocurría les dijo que tranquilos que se fueran para allá que ahora después iría él. Al cabo de un rato asomó José María con una bata blanca y con endoscopio colgado al cuello para hacer el reconocimiento a la burra. La sometían a todo tipo de pruebas, pero como era invierno la metieron por ventisqueros de nieve ya que había una gran nevada y al pasar al reguero del Barranco la metieron el los charcos, cuando la burra al sentir la frialdad del agua para no llegar a la congelación no le quedaba más

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remedio que encoger las patas alternativamente, primero una y después la otra. Ahí fue donde se deshizo el trato ya que ``el señor veterinario´´ alegó en su informe que la burra tenía TA-RA-RA-TAS en las patas. -Ya es difícil engañar a un gitano... En los tratos intervienen el vendedor y el comprador pero en zonas del sur surge un tercero, el corredor. La función de este es buscar comprador y orientar al vendedor de quien le puede comprar y mediar a la hora del trato para que este se realice ya que así el pueda cobrar un porcentaje. Fue Isidoro, ``el serranillo´´, hombre experto, hábil como corredor y pícaro, aunque en el primer pronto siempre daba la misma respuesta: La cosa está muy mal. A finales de los años ochenta Isidro García, ``el chotero´´, pastor trashumante en el trato de los corderos intervenía Isidoro como corredor en el cual había un estira y afloja en el precio de los corderos, con la diferencia de una peseta. Cuando Isidoro dijo a Isidro que era muy cabezón por no querer dar los corderos a ese precio. Entonces Isidro contestó a Isidoro: -Si me regalas un sombrero como el que llevas trato hecho. -De acuerdo.-Dijo Isidoro. Así se cerró el trato. Transcurridos unos días después de cargar los corderos Isidoro le comunicó que se pasara por el pueblo y recogerle el sombrero. Yo mismo fui a recoger el sombrero a casa de Isidoro. Ya de vuelta al cortijo entregué el sombrero metido en su tambor a Isidro y el hombre lo sacó tan contento. Cuando al verlo observamos que el sombrero estaba usado. Isidoro compró el sombrero pero el nuevo se lo guardó para el y el viejo se lo mandó a Isidro. Pero si alguien fue dado al trato y todo tipo de apuestas hay que recordad a Wenceslao Almazán conocido como `` El Tío Uve´´. En sus reuniones y tertulias en casa de practicante del pueblo, don Ángel, y con sus colegas Domingo Lahoz, José Esteban, Joaquín Ibáñez y Florencio Romero raro era el día que entre ellos no surgiera el trato o alguna apuesta. En 1973 Wenceslao era poseedor de una yegua que en pleno invierno y a consecuencia de algún cólico equino murió. Llegada la primavera un día Wenceslao dijo a su mujer: -Voy a ir al pueblo de Calomarde para ver si compro alguna bestia que haga collera con el mulo que nos queda. A sí que para allá fue cuando a los dos días ya de vuelta asomó con una burra del ramal. Su mujer al verlo solo hizo que reprocharle que para qué querían una burra ya que la burra no haría buen juego con el mulo que debería de ir y devolverla. Ni corto ni perezoso al día siguiente Wenceslao nuevamente marchó con la burra a Calomarde. Cuando a los dos días siguientes su mujer no daba crédito a lo que veía ya que Wenceslao nuevamente había regresado de su marcha a Calomarde pero esta vez con dos burras. Josefa , su mujer, le reprochó con más razón lo de las burras si era poco una ahora dos cuando Wenceslao contestó con una rotunda afirmación:

-¡Josefa el trato es el trato...! Ismael el trashumante

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Arriata estas palabras, te decimos la definición de ellas y te ponemos la primera de muestra, las otras tienes que arriatar tu ,LA SIGUIENTE EMPIEZA CON LA ULTIMA silaba DE LA ANTERIOR. Así que apareja el macho y sujeta bien las amugas en la albarda. 1. Periodo corto de tiempo que ya ha pasado. ENANTES 2.Golpe dado con la cabeza o el testud, casi siempre de cara y en la frente. TESTARAZO 3.Persona poco habilidosa, opaca y sombría. (7 letras) 4. Borrachera que se suele coger y comúnmente se dice haber pillao una…… (7 letras) 5.Riña o pelea, que se arma casi siempre sin llegar a las manos y sin llegar la sangre al río. (10 letras) 6. Ni es manta ni chalina, "también bufanda", que cubre hasta media espalda y que resguardaba del mal aire, tapándose la boca con él. (10 letras) 7. Dícese de aquel que le pesa guardar un secreto. (10 letras) 8.Cardos que no son pinchudos, y que se cogían para cocer y picar en el tornajo a los gorrinos por ser muy nutritivos. (9 letras) 9.Residuos y restos de los pinos, y que seca es como una bomba para incentivar un fuego. (5 letras) 10.Persona sosa que hace las cosas “tontín tonteando” y casi siempre se sale con la suya. (7 letras)

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ENANTES

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LA

“TOPONEMIA” ESA

M

uchos son los parajes que conocemos en nuestro termino, los conocemos unos por llevar el nombre propio, tales como: Pinochá de Marianillo, los calzoncillos del Tío Paco, los caños del tío Bartolo, etc

Otros por sus apellidos: barranco de Civera, Corral de los Puertos, Hoya de los Toribios, los Aragonés, entre otros. Y otros por el apodo como: la Canaleja del tío Puchero, fuente del Peco o gamellones del tío Caraso, por nombrar alguno. Los que vienen a continuación a lo largo de la historia se han ido modificando sus nombres, basta cambiar una letra, para cambiar y dudar de su significado. Dichos parajes son los siguientes: 1- Cerro Santa Bárbara: Sito enfrente del pueblo, donde se encontraba una ermita dedicada a dicha santa, cuya festividad se celebra el cuatro de diciembre. Pero que solo se acordaban de ella cuando tronaba.

2- Peñón de la Morena: Nadie conoció a esta mujer, pero según las

Peñón de la Morena

últimas investigaciones llevadas a acabo por las agencias de noticias locales, esta señora rubio no tenía un pelo.

3- Cerro del Moro: Llamase así este pico, porque al situarse a la orilla de la rambla de la Hocecilla, cuando ésta era navegable desembarcaron en ella las primeras pateras con moros, los cuales poblaron este territorio. Ahora solo puebla uno.

4- Hoya Martinejo: Este Martín no debía ser muy alto. 5- La Esquilá: Paraje muy escueto y pobre de hierba, y como decía aquel:” del hacer de día al hacer de noche no consigues llenar un saco de hierba”.

6- La Poyadilla: Parecido a lo anterior y tan pobre de pasto que de ahí: ” Apuradilla”. 7- Los Guitarrales: Muchas fueron las malas caras, encaradas al azul del cielo por los labradores que labraban en este paraje umbrío, por que al dos por tres las hitas tronchaban el timón, porque este sitio es un puro hitarral.

8- La hoya del tío Aguazola: En la Umbría de la Mabria se encuentra. Lábralo mi bisabuelo Florentino Pérez, que de pequeño ceceaba y decía que él las sopas se las comía con agua-zola.

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9- Umbría la Mabria: El significado de este lugar todavía está en investigación. 10- Los Malenes: Cerros amarillos. 11- La Negralera: Después de muchos años de estudio y visitas al lugar se descubrió que en su rocha abunda el pino negral.

12- El Bercolar: Terreno llano, de madera blanda y secativo. Criase el marzuelo, el mizclo,, la cagurria y el porro. Muy abundante el matujo que lleva su nombre el berco, (cambrión).

13- Los Masegares: Cuando éramos muchichos cuantismas maitas cogíamos en este lugar, y las mujeres escobas, que hacían con la mata que da nombre a dicho lugar, (masegar).

14- Loma del Rayo: Para los que son supersticiosos, no es recomendable aconsejarles, que en dicha loma se resguarden de una tormenta.

15- Pinarejos: Pinar que desde el pueblo está allá lejotas o lejones. 16- Canillesta: En aquellos tiempos ya estaba de moda el correr y desde la plaza del pueblo a este lugar se hacía la carrera INIESTA.

17- Rentobar: Rento de tobas, y lugar donde dos vecinos discutieron por las tobas, tobas, tobas… 18- La Tejería: Era donde estaba instalado el polígono industrial de antaño y la industria que más predominaba era la fabricación de teja.

19- La Chifarrera: No es que se fuese allí a chiflar sino a hacer caleras y boliches los cuales echaban mucho humo, de ahí humareda o lo veis mejor chunfarrera, chunfarreras de humo.

20- Varondillo: Valle muy pequeño y donde se cría el hongo porro. 21- La Nevera: Paraje que lleva este nombre por que al ser terreno umbrío y no descansar el sol, en el invierno guardaban la nieve enterrada, para cuando hacía falta el hielo para los dolores, recurrían a este frigorífico natural y, “ ¡que subiesen la tarifa de la luz lo que se les antojase!”

22- Pozo Cal-

LA CALDERETA

derón: ¡Huy qué pozaco! Cuando bajaban aquellos riacos, nos metían miedo las abuelas y nos decían que no jugáramos a los pistoleros por allí ni por la Caldereta, porque allí se había ahogado el tío Matiotes. Ambos sitios tienen forma de caldera. POZO CALDERON

23- El Resomero: Rinconada muy abrigada del cierzo y de los demás aires malos y que cuando voceas te responde el eco, o sea que resuena.

24- Cerro Medio: Que también podría llamarse, el jueves, por estar siempre en medio de otros dos cerros.

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25- Cerro Manco: No se sabe a ciencia cierta, si era el derecho o el izquierdo, el caso es que un brazo al que referencia hace este lugar le faltaba

26- Cerro Capón: Éste no se yo……si era capón o no. 27- Cerro Poco Pan: Lugar que por las cosechas que en el se criaban, se veían correr las ligaternas.

28- Loma de la Semilla: Situado en la Nava donde las semillas de pipirigallo, eran netas, netas, y se dejaban para simiente para replantar en otros bancales.

29- Los calzoncillos del Tío Paco: Vaya nombre para este paraje! Pero es que el piazo sito en la Poyadilla tiene forma de calzoncillos, pero sin felpa.

30- Muela de San Juan: No es que por aquí pasara el santo, sino que su flor suele florecer para estas fechas, veinticuatro de junio, su festividad. Según nuestro equipo de investigación estos son los significados que a lo largo de muchos años de estudio hemos visto propicio.

Que cada cual saque sus propias conclusiones.

Primavera en la Dehesa Boyal

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Canciones para JUEGOS Infantiles La música y las rimas siempre han estado unidas a los juegos infantiles, unas veces en el mismo juego, como las canciones para saltar a la comba, o las de “paseíllo” y otras, antes de empezar para ver “con quien me toca” o “con quién voy”, es decir, para formar los equipos. Aquí van unos ejemplos de estas cancioncillas….

Pito pito gorgorito ¿Dónde vas? Tu tan bonito a la era, verdadera pin, pon, fuera. ¿Cuántas patas tiene un gato? 1, 2, 3,4 Zapatito blanco, Zapatito azul, Dime, ¿cuántos años tienes tú? Un pajarito va a la fuente Bebe agua y vete

Tengo un vaso, en mi vasar, No me lo rompas Que es de cristal. Botón, botella, Tabique y afuera. Una, dole, tele, catole, Quile, quilete, estaba la reina en su gabinete vino Gil, apagó el candil, candil, candilón cuenta las veinte que las veinte son.

En este bar, se rifa un pez ¿a quién le toca el número diez? También hay otros casos de juegos en los que, más que canción, lo que se repite es una retahíla a modo de diálogo entre dos de los jugadores, como el caso de “La mona” que aquí reproducimos: Madre: - ¿A dónde vas, mona? Mona: - A Pamplona Madre: -¿Qué traerás? Mona: - Cucas Madre: - ¿Me darás? Mona: -No las catarás. Y este juego que empieza tan “tranquilo” acaba con un poco más de “marcha”, pero… eso ya es otra historia. La Escuela de Guadalaviar

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Dándole vueltas a la parva, que igual tenéis que tornear, y tras algún que otro parón por culpa de los machos que la llenaban de moñigos, y viendo que al trillo le falta alguna piedra de pedernal, solamente podemos decir que cada cual aviente a su aire, pero que no sea aire del Collao, mejor que venga de “abajo” que siempre es más cálido y en estas breñas es de agradecer. Que si cae buena trocha de nieve y cuajan las siembras, podremos llenar el atroje de otro ejemplar de Ríoblanco. Darles las gracias a todos los piones que nos han ayudado a comernos las tajás del frito y a los muchichos ya les compraremos un chupo para las fiestas. Leer, añorar, recordar….y amasar en las artesas de vuestro corazón.

NOS VEMOS EN:

La Ana, la Inma y la Humi

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