La adolescencia y su interrelación con el entorno

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una parte (de la pulsión de muerte) se pone directamente al servicio de la pulsión sexual, aquí se halla el sadismo propiamente dicho. Otra parte permanece en el interior del organismo, donde queda ligada libidinalmente con la ayuda de la excitación sexual que la acompaña. Aquí reconocemos el masoquismo originario, erógeno. Freud, entonces, aplica el término pulsión agresiva para designar la parte de la pulsión de muerte dirigida hacia el exterior con la ayuda de la musculatura. El dualismo pulsiones de vida-pulsiones de muerte es asimilado a menudo por los psicoanalistas al de sexualidad y agresividad, y el propio Freud se manifestó en ocasiones en este sentido. Pero es necesario que hagamos las siguientes observaciones: Que los hechos invocados por Freud en “Más allá del principio del placer” para justificar la introducción del concepto de pulsión de muerte, constituyen fenómenos en los cuales se afirma la compulsión a la repetición, y ésta no se halla en relación electiva con conductas agresivas. Que si bien en el terreno de la agresividad, algunos fenómenos adquieren cada vez mayor importancia para Freud, son precisamente todos aquellos que indican una autoagresión, fenómenos que le conducen a hablar de “misteriosas tendencias masoquistas del yo”. Teniendo en cuenta los conceptos que estamos viendo como ser el de las pulsiones de vida o Eros distan de ser un nuevo nombre para designar lo que antes se denominaba sexualidad, ya que Freud, designa con el término Eros al conjunto de pulsiones que crean o conservan unidades, incluyéndose en ellas no sólo las pulsiones sexuales, sino las de autoconservación, dirigidas a conservar y a afirmar la existencia individual. En relación al concepto de pulsión de muerte, vemos que parte de lo que podría llamarse lucha por la vida pertenece al Eros, y, a la inversa, la pulsión de muerte recoge a su vez, de un modo más definido, lo que Freud había reconocido como específico del deseo inconsciente: su irreductibilidad, su insistencia, su carácter irreal, y desde el punto de vista económico, su tendencia a la reducción absoluta de las tensiones. Si nos preguntamos, en qué aspectos se modifica el concepto de agresividad a partir de 1920, a esto se podría responder que: Se amplía el campo de fenómenos en los que se reconoce la intervención de la agresividad. Por un lado, la concepción de una pulsión destructiva susceptible de desviarse hacia fuera o de retornar hacia dentro, orienta a hacer de los avatares del sado- masoquismo una realidad muy compleja, capaz de explicar modalidades muy complejas de la vida psíquica. Por otro lado, la agresividad no se aplica tan sólo a las relaciones objetales o consigo mismo, sino también a las relaciones entre las diferentes instancias psíquicas (conflicto entre el superyó y el yo). Es de señalar que Freud destruye la noción de agresividad clásicamente descrita como una manera de relacionarse con otro, como una violencia ejercida sobre otro, al localizar la pulsión de muerte, en su origen, en la propia persona y al hacer de la autoagresión, el principio mismo de la agresividad. Si tenemos en cuenta que la agresividad, en principio, no significaría otra cosa que cierta forma de actividad, en la medida en que Freud tiende a situar del lado del Eros todo lo perteneciente a los comportamientos vitales, nos preguntaremos qué es lo que define el comportamiento agresivo. En respuesta a esto podemos recurrir al concepto de fusión-defusión. Éste significa no sólo la existencia de uniones pulsionales en diversas proporciones, sino que comporta además la idea de que la defusión es en el fondo, el triunfo de la pulsión de destrucción y que mientras ésta tiende a destruir, el Eros tiende a crear y a mantener. Vista de esta manera, la agresividad sería una fuerza radicalmente fragmentadora y desorganizadora. Finalmente, si vemos la evolución que ha experimentado en psicología el sentido de los términos creados con la raíz de agresión, especialmente en el idioma inglés, donde vemos que el sentido de la palabra aggressivness se ha ido debilitando cada vez más, hasta perder toda connotación de hostilidad y convertirse en sinónimo de energía, actividad. En cambio, la palabra aggressivity habría experimentado una menor modificación de sentido, pudiendo incluirse mejor en la serie agresión.

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