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22 Años del crimen mafioso que acabó con la vida de José Luis Cabezas

Aunque su asesinato es bandera para quienes defienden la libertad de expresión en Argentina, es sorprendente que aún hoy, no se profundice la investigación del crimen de José Luis Cabezas y el hilo se cortara por lo más delgado: los ejecutores

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José Luis Cabezas tenía 35 años y una cámara de fotos con la que contaba más de lo que se podía contar en palabras.

El 25 de enero de 1997, fue asesinado con dos balazos, uno en la sien y otro en la nuca.

Su cuerpo fue encontrado esposado al volante del auto Ford Fiesta que usaba. El auto había sido prendido fuego. Su reloj, marcaba las 5 15.

El lugar de su aparición, tampoco es un dato menor: en una cava de Pinamar a pocos metros del camino que Eduardo Duhalde, entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, usaba para ir de su casa a la playa cuando iba a pescar.

Desde los medios de difusión masiva, rápidamente asociaron el asesinato, con la foto que un año antes le había sacado a Alfredo Yabrán y que había salido publicada en la primera plana de la revista Noticias el 3 de marzo de 1996.

Los periodistas de todos los colores, asumieron que “La Foto”, era el móvil, el motivo por el cual habían asesinado a José Luis Cabezas en enero de 1997. La pregunta del millón, es por qué esperó un año para “vengarse” …

¿Qué ganó Alfredo Yabrán, un hombre cuya actividad le exigía mantenerse con el perfil más bajo posible, mandando matar a un fotógrafo porque el año anterior le había tomado una foto?

¿Por qué es más fácil creer que un mafioso mandaría a mandar a matar al fotógrafo un año después, y de una manera brutal, en el mismo lugar donde le tomó la fotografía, en lugar de hacerlo parecer un “accidente” cualquier otro día del año en CABA y ante muchos testigos para que no puedan vincularlo?

Y es más: por qué vengarse cuando pudo haber ordenado a sus custodios, los que lo acompañaban discretamente en sus paseos por la playa, con sus armas escondidas en los toallones, que lo detuvieran y le quitaran la cámara en el mismo momento en que lo fotografió

cuerpos no han podido ser recuperados. ¿Por qué mandaría a su jefe de seguridad a contratar a policías bonaerenses para que contraten a lúmpenes de poca monta, torpes y sin recursos económicos para tapar sus huellas?

Lamentablemente, nunca conoceremos los motivos del asesinato de José Luis Cabezas ya que todos los participantes guardan silencio. Y no es para menos, luego de ver la espantosa muerte que le proporcionaron al fotógrafo, y la que terminó con la vida de Alfredo Nallib Yabrán en el pueblo de Larroque, Entre Ríos: con una escopeta calibre 3.57 se voló la cabeza. ¿Se voló solo la cabeza? El poder judicial dice que sí. ¿Inducción al suicidio? Jamás se investigó.

Los medios vendieron muchas revistas y diarios e instalaron el crimen de José Luis Cabezas como el más grave antentado contra la libertad de prensa en Argentina.

Mario Bonino había sido asesinado en 1993 de una manera brutal. Era alguien que investigaba y denunciaba los ataques a compañeros periodistas que se sufrían en todo el país durante los años nefastos del menemato porque consideraba que el silencio era la trampa del miedo.

Había organizado en 1993 una de las más grandes manifestaciones de personal de Prensa frente a la Casa Rosada.

Lo desaparecieron, lo asesinaron y lo tiraron al Riachuelo.

Luego, uno a uno los dirigentes de UTPBA – Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires fueron amenazados de muerte, golpeados algunos de ellos.

El crimen de Mario Bonino permanece impune. A pesar de que un cabo de la Bonaerense (otra vez!) Adrián Montenegro, declaró como “arrepentido” e inculpó a dos comisarios de esa fuerza cuyos nombres están bien guardados. A pesar de que en una entrevista Alfredo Astiz dio detalles sobre cómo habían tirado al Riachuelo a Mario Bonino, algo que no figuraba en la prensa y que ni siquiera estaba a la vista en el expediente.

¿Por qué este brutal crimen no fue catalogado por la prensa y los medios masivos de difusión, como un ataque a la libertad de página 10

expresión, con el mismo énfasis que el de José Luis Cabezas?

Tal vez porque los hilos de la trama que envuelven al caso Bonino, toca los mismos intereses que tocarían los hilos de la trama Cabezas, si se investigara correctamente. Tal vez porque no hubo una operación de prensa tras su desaparición y asesinato.

Los autores materiales del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas fueron apresados, juzgados y condenados. No así los autores intelectuales

Tampoco se hizo demasiada referencia a que Alfredo Yabrán estaba decidido a financiar la campaña electoral Duhalde – Ortega, esa en la que Sergio Massa sería el agente recaudador, aún cuando Menem insistía con la Re Re elección que le prohibía la Constitución. El mismo Duhalde dijo “me tiraron un muerto”. ¿Por qué Cabezas era un muerto que le tiraron a él, y no Mario Bonino, un activista sindical de prensa de la Provincia de Buenos Aires?

Los ejecutores fueron un grupo de lúmpenes que se denominaban la banda de “Los Horneros” porque vivían en “Los Hornos” provincia de Buenos Aires. Fueron contratados y llevados a Pinamar para encargarse del secuestro y asesinato.

José Luis Auge recibió una condena en el juicio que se llevó a cabo en 2004 pero, cuatro años más tarde, quedó en libertad.

Sergio Gustavo González, tras ser sentenciado a prisión perpetua, recibió una reducción de su condena. Salió de la cárcel en 2006 y, en 2018, se le declaró la extinción de la pena.

Horacio Braga quedó en libertad condicional diez años después del crimen y, a mediados de 2018, cumplió su condena con la Justicia.

Miguel Retana, sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió de sida en la cárcel, un año después.

Los policías bonaerenses que los contrataron y alojaron en Pinamar:

Gustavo Prellezo: fue condenado a reclusión perpetua en febrero de 2002, pero sólo pasó tras las rejas 13 años. Alguien devolvió el favor y hoy está libre.

Aníbal Luna, condenado a prisión perpetua por el asesinato de Cabezas, está bajo libertad condicional desde septiembre de 2017, tras cumplir durante dos años un período de salidas transitorias. ¿Perpetua? Te la debo. El comisario Mario “la Liebre” Gómez, condenado por haber liberado la zona en la que ocurrió el crimen, recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires.

Sergio Cammaratta, otro de los policías implicados en el caso y sindicado por la Justicia como responsable de haberle hecho “un seguimiento” a Cabezas cuando trabajaba en Pinamar

en el verano de 1997, murió en 2015 en el penal de Dolores.

Gregorio Ríos fue condenado a perpetua como instigador del asesinato, pero en 2008 resultó beneficiado con la libertad condicional. Era el jefe de la custodia de Alfredo Yabrán.

El silencioso Gregorio Ríos sabe demasiado. Él recibió una llamada de uno de los custodios de Alfredo Yabrán Roberto Archuvi a las 5,24 de la madrugada del 25 de enero, minutos después de que le prendieron fuego al auto con José Luis Cabezas en su interior.

Roberto Archuvi, hizo otra llamada un minuto después: a Eugenio “Pipo” Ecke. El entonces jefe de seguridad de la empresa Segar SA, del grupo Exxel.

Casualmente, el grupo Exxel compró todas las empresas del Grupo Yabrán luego de la muerte del “Papi Mafi…”

Eugenio Ecke, era en los últimos años, junto a Fabián Picón, dueño del Audi que manejaba el fiscal Natalio Alberto Nisman.

Una larga sucesión de personajes funestos, vinculados entre sí de maneras que parecen aleatorias…

Como en una ruleta rusa, secuestros, asesinatos brutales, suicidios anunciados, “empresarios”…

A Alfredo Yabrán se lo menciona como “empresario postal” porque entre sus activos, estaba la empresa OCA, Edcadassa, Villalonga Furlong e Interbaires. Lo que no se dice, es que desde 1995, era socio de Nicolás Ciccone y de Mauricio Macri.

Hubo algunos presos que ni por asomo, expiaron sus culpas. Y muchos culpables que ni siquiera figuraron en los expedientes judiciales. Grandes cantidades de dinero se movilizaron, y la rueda siguió girando.

En este museo de grandes novedades, el tiempo no para. Como decía Juan Gelman, “El tiempo pasa con su escoba de olvidar y algunos la agarran. No es difícil barrer los recuerdos que las circunstancias tornan molestos”

Los carteles dicen “No se olviden de Cabezas”. Desde alli, los ojos de José Luis Cabezas, cada 25 de enero, siguen reclamando Justicia.