BALNEARIO

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El milagro del Balneario Si alguien nos contase que hace cien años, a principios del siglo XX, Marmolejo era el destino turístico de moda en la provincia de Jaén, posiblemente nos costaría creerlo. No obstante, ¡así fue! Gracias a un empresario emprendedor, Marmolejo conocería un desarrollo que marcaría para siempre su alma y estilo de vida. En el Balneario, Marmolejo conoció gente refinada, mucha de la cual se enamoró de nuestro pueblo y sus gentes; gracias al Balneario, Marmolejo experimentará un rápido desarrollo tecnológico: luz eléctrica, telégrafo, teléfono, estación ferroviaria, transporte urbano de tranvía, autocares, calles adoquinadas, hoteles de lujo, higiene y limpieza, etc. Sin duda, el pueblo de Marmolejo debe mucho de su idiosincrasia, temperamento y carácter a su famoso e internacional Balneario. A mediados del siglo XIX, ya se conocía el poder curativo de las aguas de Marmolejo, aunque la descripción que nos hace el Diccionario Geográfico-EstadísticoHistórico de España y sus posesiones de ultramar, de Pascual Madoz, en su tomo XI p.241, publicado en 1850, en nada hace pensar en el cambio que medio siglo después se va a operar. Nos dice así: “La orilla anterior del río Guadalquivir forma un pizarral que con sus innumerables desigualdades llena una considerable porción de la explanada; en ella y uno de los extremos que confinan con los arcos del puente medio arruinado de que hemos hablado (se refiere al puente sobre el río Guadalquivir llamado popularmente “romano”, aunque en realidad es renacentista), brotan muchos manantialillos envueltos en lodo, limazo, y despojos del río, que hacen el sitio incómodo y sucio; a la distancia de vara y media del río, entre la cavidad triangular de dos grandes pizarras, se descubre uno de esos manantiales que por ser más abundante, es del que se sirven los enfermos para curar sus dolencias, cuyo manantial es conocido con el nombre de Fuente Agria: el agua mineral

Situación del Balneario en el río Guadalquivir

Galería a los Manantiales

Típica foto de familia en el Balneario


brota con moderada abundancia, produciendo un ruido bien notable y arrojando continuamente a la superficie innumerables ampollitas que se deshacen al instante; no tiene color, está perfectamente clara y transparente, y su sabor es picante herrumbroso. Dejada en reposo por algún tiempo forma en su superficie una película dorada con ráfagas ligeramente azules, semejantes a las horruras que se ven adheridas al suelo y canal de su corriente. Conservada en una vasija destapada, se enturbia un poco, principalmente si es un lugar caliente, pierde su gusto picante que la hacía menos desagradable, y adquiere un color blanquecino, sin duda producido por la disipación del ácido carbónico, y precipitación de otras sustancias que por él estaban disueltas. Agitada fuertemente en una botella bien tapada, despide al destaparla un olor sensible a huevos podridos pero no se ennegrece una moneda de plata, aunque se conserve algún tiempo en la fuente, cuya circunstancia, y la de no manifestarse el gas hidrógeno sulfurado a la presencia del acetato de plomo hacen creer que su cantidad es muy pequeña y se disipa prontamente. Su temperatura es constantemente de 17 grados en el termómetro de Reamur; y su peso comparado con el del agua destilada en areómetro de Cartier es grado y medio menor. 25 libras de agua mineral contienen 92 gr. de ácido carbónico libre; 13 gr. de Hidroclorato de potasa; 11 de Sulfato de potasa; 51 de Subcarbonato de potasa; 34 de Subcarbonato de cal; 100 de Subcarbonato de magnesia; 18 de Subcarbonato de tritóxido de hierro; 5 gr. de Sílice; y 10 de pérdida. Total 344 gr. Estas aguas ferruginosas, usadas en debida forma, son sumamente eficacísimas para varias enfermedades, con particular para el dolor de estómago.” Desde 1818 hasta 1882, la explotación de las aguas minero-medicinales había corrido por cuenta del Ayuntamiento, que no sólo no había sabido sacarle rendimiento a esta mina de oro, sino que había llegado a convertirse en una pesada carga para las exiguas arcas municipales. Según José Santiago Gallardo (“Marmolejo y su Balneario: un estudio histórico. Siglos XIX y XX”. Córdoba 1985), las dificultades presupuestarias del gobierno municipal para afrontar una serie de reformas exigidas por las autoridades provinciales en la Fuente Agria, acabaron por acelerar la subasta pública, dado el lamentable estado del manantial. En octubre de 1882 el Balneario pasó a manos privadas mediante venta por subasta pública al

Interior de la Galería de acceso al manantial

Foto desde el Puente “romano”


empresario Eduardo León y Llerena, abogado y diputado del partido Liberal, bajo el nombre de "Establecimiento de Aguas y Baños Medicinales Naturales de Marmolejo", y la delimitación de un perímetro de protección de los manantiales cercano a los 600.000 metros cuadrados, dictado por Real Orden de 3 de Agosto de 1883. A pesar de que hubo algunos problemas jurídicos con vecinos colindantes que tenían intereses en explotar pequeños manantiales, el Balneario conocerá una mejoría que lo volverá irreconocible y en poco tiempo lo convertirá en motor de desarrollo y modernidad de toda la zona: se realizan tres nuevos sondeos (Fuente Agria, San Luis y Buena Esperanza), se edifica una galería de acceso y otros edificios, y se embellece con un grandioso jardín de más de 9 hectáreas. Es por esto que podemos dar a Eduardo León y Llerena el título de “creador del Balneario”, en palabras de Manuel Perales Solís. Bajo la propiedad de León y Llerena, el Balneario se empezó a consolidar como estación sanitaria de primer orden y sus aguas medicinales se hicieron meritorias de distintos premios en aquellas exposiciones donde concurrían: Barcelona 1888, Chicago 1892, Londres 1914... El Gran Premio de Honor obtenido en la Exposición Universal de París de 1900 representó, sin lugar a dudas, el mejor marketing para que el Balneario de Marmolejo fuese internacionalmente conocido. A nivel nacional no le faltó al Balneario acertada promoción en la prensa del país, dado el parentesco de León y Llerena con Torcuato Luca de Tena y Álvarez Ossorio, casado con su sobrina carnal, y gran empresario periodístico de la época, propietario de la revista "Blanco y Negro" y del periódico ABC, y al igual que Eduardo, senador del partido liberal (Cf. Manuel Perales Solís, La villa de Marmolejo en el reinado de Alfonso XIII, pp. 140ss). Tras el fallecimiento de León y Llerena, el 4 de Agosto de 1900 en Marmolejo, donde fue enterrado, se haría cargo de la empresa su esposa Luisa Serrano Serrano (natural de Arjona y sobrina del General Francisco Serrano y Domínguez, Primer Duque de la Torre, con vivienda y grandes posesiones en Arjona). En 1902 la propiedad del Balneario pasa a su vez a los sobrinos carnales de Dª Luisa Serrano. En septiembre de 1903 los hermanos Serrano la convirtieron en Sociedad Anónima de carácter familiar con el nombre de "Aguas mineroMedicinales de Marmolejo". Entre sus actividades,

D. Eduardo León y Llerena, creador del Balneario


1933. Anuncio en la prensa

Fuente Principal del Balneario (antigua)

Fuente Principal y antiguas dependencias del Balneario

Antiguo spot publicitario: Fuente Principal del Balneario. A単os 50

Si quieres llegar a viejo, bebe aguas de Marmolejo


además de la explotación y venta de las aguas mineromedicinales, distribuidas en botella de vidrio por toda la nación, destacarán dos de especial importancia para Marmolejo: -la plantación en 1883 de un grandioso jardín con una extensión de más de 9 hectáreas en la ribera del río Guadalquivir (dirigida por el jardinero del Jardín Botánico de Córdoba), y -la construcción en 1924-26 del Gran Hotel Balneario, un hotel de lujo con las últimas novedades de la época. El Balneario estaba en funcionamiento seis meses, aunque las Temporadas Oficiales eran Primavera (1º de abril al 15 de junio) y Otoño (1º de septiembre al 15 de noviembre). Imaginemos durante estos meses la vida de Marmolejo alterada por la llegada de cientos de personas de alta posición que demandaban servicios y entretenimientos de alta calidad: Hoteles, Fondas, Casas de huéspedes, Teatros, Cines, Salas de Baile, Casinos, Bazares… Seguramente hoy nos costaría reconocer este

Cine en Marmolejo en agosto de 1932

Años 20. Tranvía y trabajadores del mundo hostelero

Bailes con motivo del Carnaval de 1933


Marmolejo a la vanguardia nacional. Durante medio año, Marmolejo se convertía en el centro cultural y festivo de la provincia. Había incluso quien bromeaba con que venía cada año a Marmolejo más por su ambiente de fiesta y de moda que por propia necesidad de reposo o sanación. Por eso no nos extraña, por ejemplo, ver en el Semanario Independiente MARMOLEJO de agosto de 1932 el anuncio de varias películas para el domingo: “Salón Fernández: Hoy Domingo, 21 de agosto, la grandiosa película en 6 partes, LA ARREPENTIDA por Genoveva Félix, y una película cómica, en dos partes, titulada: A CAZA DEL INDIO. Gran Teatro: Hoy la emocionante película EL MOMENTO SUPREMO por William Desmond.” En el primer tercio del siglo XX, visitaron nuestra villa personalidades de la aristocracia de la talla de la Infanta Isabel de Borbón, el Conde de Romanones, el Marqués de Rozalejo y del Vado, la Condesa del Fresno de la Fuente, el Marqués de Valdefuentes, la Marquesa de Gandía, la Marquesa de la Peña de los Enamorados, la Marquesa de Caltojar, la Marquesa de Prado Lindo, la Marquesa de Cardeña, la Marquesa de Altamira, la Marquesa del Salar, el Duque de Almodóvar del Río, el Vizconde de Begíjar, el Ministro Yanguas Messia, el Sultán de Marruecos Moulay Abdelhafid; escritores importantes como Armando Palacio Valdés (cuyo primer capítulo de su famosa novela La Hermana San Sulpicio está ambientado en la Balneario de Marmolejo), los hermanos Álvarez Quintero, García Álvarez; actores de fama internacional como Charles Chaplin (Charlot) o Rodolfo Valentino (actor romántico por excelencia de los años 20, en películas como La dama de las camelias), y otros muchos del tipo del filósofo José Ortega y Gasset, el Premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal, el periodista Torcuato Luca de Tena, el compositor Francisco Alonso, el pintor José Moreno, etc. Casi todos ellos dejaron estampada su firma en el Libro de visitas de Francisco Vallejo. En poco tiempo Marmolejo se fue llenando de renombrados hoteles que prestaban servicios con una calidad desconocida en estas fechas en el resto de la provincia: -En 1875, el francés Pablo Rostaing abre la primera Fonda en Marmolejo, para hospedar a la cantidad de agüistas que comenzaba a llegar. Esta Fonda estaba situada en la Calle de la Estación, que con el tiempo se llamaría Calle de la Fonda, y a partir de 1924 en homenaje

Año 1920: El Sultán de Marruecos en el Hotel Las Cuatro Naciones de Marmolejo (C/ San Antonio)


al escritor que retrató a Marmolejo en la novela “La hermana San Sulpicio” se llamará Calle de Armando Palacio Valdés. Más tarde, su hijo Antonio Rostaing amplía esta fonda y crea el Hotel de Los Leones, dontándolo de un amplio jardín. Este hotel fue cerrado en el año 1976, y vendido por Don Claudio Rostaing, nieto del primer dueño, a la Caja de Ahorros de Ronda, actualmente Unicaja, que ha instalado una Residencia de ancianos. -En el año 1880, Don Antonio Ollero García inaugura la Fonda "La Española" en la calle Duque de la Torre, 6 (C/ Arroyo), que posteriormente tomará el nombre de Hotel Español. -También en 1880, Dª Isabel Casado abre otra Fonda en la Plaza del Amparo, que en el año 1918 la venderá a su hija Ángela Castilla. Una vez restaurada y

Parada del tranvía en el Parque del Balneario

Entrada del Balneario y Tranvía de raíles tirado por animales que unían el trayecto entre el Balneario y la Calle Central (Plaza de la Constitución), hasta la mitad de la Calle de la Fonda (Palacio Valdés)


mejorada será reabierta como el Hotel Castilla. Su actividad abarcará desde 1920 hasta 1936, año del asesinato de su hermano el sacerdote D. Julián Castilla. -En el año 1884, Don Antonio Ollero Peña inaugura en la calle Duque de la Torre (C/ Arroyo) el Hotel Madrid. Posteriormente lo heredará su hijo Don Juan Ollero. Cerró en el año 1955. -En el año 1886, Dª Manuela Muñoz, abre el Hotel Suizo, en la calle de la Fonda (C/ Palacio Valdés). Fue cerrado en la década de los 50, por sus descendientes. -Entre los años 1904 y 1905, Don Pedro Lozano abre el Hotel Central, en la Plaza Central (actual Plaza de la Constitución). En este lugar céntrico se instaló y bendijo la nueva Estación Telefónica el 27 de enero de 1926. En el anuncio del periódico de la época se lee: “Abierto todo el año. Situado en lo más céntrico de la población. Cuarto de Baño. Teléfono nº 15”. Este hotel lo hereda su hija Petra Lozano que lo venderá a la Caja de Ahorros de Ronda. Continuará funcionando hasta el año 1984 en que es vendido a una empresa constructora, para pisos y locales comerciales, en donde Unicaja instaló sus oficinas. -En la Casa de "Las Torres", en la calle San Antonio, propiedad de un Sr. llamado Don Adriano, que era natural de Mengíbar, se edificó en el año 1910, el Hotel Cuatro Naciones, por Don Pedro Perales Domínguez, Periquito Semana. Daban sus cocheras a la Plaza Central. Fue cerrado el 18 de Julio 1936. -Entre 1924-26 se construyó el Gran Hotel Balneario, un hotel de lujo que era el gran sueño de la Sociedad de Aguas. Esto produjo una fuerte protesta y reacción de los demás propietarios que hicieron una dura campaña en contra a través de prensa, carteles, pegatinas, etc., con el lema: “Dentro del Balneario no hay Hotel”. -En el año 1932 existía también el Hotel Iberia, que se encontraba en la calle Perales, donde actualmente habita Manuela Lozano Roncero. Sus padres habían arrendado el local a Juan Martínez y a Catalina Padilla, que posteriormente se trasladaron a la actual calle Arroyo, con el nombre probable de Hotel Español. En el año 1945, y en la calle Matias Vidal (C/Arroyo) se abrió el Hotel Zabala, por Don Benito Zabala Sáez. Se cerró sobre los años 58 al 60. También, y desde los años 20, existían oficialmente las siguientes casas de huéspedes: Casa Alvarez en calle Gamonal; Paquita la del Puesto, en la

Hotel Castilla en la Plaza del Amparo

Anuncios en la prensa de Hoteles de Marmolejo Año 1932

Gran Hotel Balneario, inaugurado en 1926


calle La Paz; Juanico Padilla, en la calle Perales; Hermanas Teresa y Lola Perales, en la calle la Fonda; Francisco Rocha, en la calle Jesús; Miguel Padilla, en la calle Duque de la Torre, 20 y 22; Joaquín el Portugués en la calle Ortí Lara; Paquita Flores en la Calle Hospital y Manuela Soriano Jurado en la calle Divino Maestro. Para atender a su propia población, y sobre todo al turismo de calidad, no debe extrañarnos que en el primer tercio del siglo XX Marmolejo posea numeroso comercio y empresas de servicios cualificados: tiendas de ropa, peluquerías, zapaterías, panaderías, confiterías, tiendas de ultramarinos, bares, bodegas… A modo de ejemplo, valgan estas cifras de la actividad comercial e industrial de Marmolejo entre 1900-1912: 6 Empresas de transportes, 4 Casinos, 21 Tabernas, 14 Carruajes de caballería, 1 Cafetería, 1 Paquetería, 2 Posadas, 8 Casas de huéspedes, 1 Relojería, 4 Carpinterías, 7 Zapaterías, 5 Barberías, 1 Confitería, 4 Panaderías, 2 Carnicerías, 1 Heladería, 3 Tiendas… Alrededor del año 1930, nos encontramos además de numerosas Tiendas de ropa, 1 Teatro, 3 Cines, 17 Molinos, 25 Tabernas, numerosos automóviles (Ford, Renault y Dodge), 4 Joyerías, 6 Droguerías, 4 Ferreterías, 15 Ultramarinos… Durante más de medio año la población marmolejeña recolectaba su “tercera cosecha”: la del agua y el aguanoso. En un pueblo que vivía principalmente de la agricultura (el olivo y el cereal), pensemos en la cantidad de puestos de trabajo que se creaban gracias al turismo de salud: cocheros, mozos de carruaje, botones y recaderos de hoteles, cocineros, camareros/as, sirvientas, lavanderas de ropa, costureras, peluqueras, barberos, sastres, limpiabotas… El gremio de los albañiles era muy numeroso por la cantidad de obras que debían hacer los hoteles, fondas y casas de huéspedes, propiciando también el nacimiento y fortalecimiento de sindicatos como la UGT, en defensa de los intereses del obrero. Incluso los hortelanos y ganaderos se veían altamente favorecidos por la demanda de productos frescos y de calidad que esta avalancha de turistas necesitaba. Como botón de muestra valga éste: la Sociedad de Aguas Minero-Medicinales llegaba a tener 100 empleados directos en algunos momentos del año. Lógicamente, esto significaba una gran oportunidad para muchas personas humildes que en poco tiempo, con su esfuerzo y trabajo, llegaron a ser nuevos ricos. El caso más ejemplar es el de Pedro Perales Domínguez, conocido como “Periquito


Semana”: pasó de humilde propietario de un coche de caballos, en el que realizaba el traslado de agüistas a la estación de ferrocarril, a ser propietario del mejor hotel del pueblo, “Las Cuatro Naciones”, en la calle San Antonio. Nunca olvidó sus orígenes humildes y por eso los días de fiesta y en el día de su Santo repartía en la puerta trasera de su Hotel panes, garbanzos y aceite, y una perragorda entre los jornaleros más pobres. Desgraciadamente, y a pesar de no haberse destacado políticamente, fue asesinado el 23 de diciembre de 1936, a la edad de 70 años, junto al Párroco D. Francisco de Paula Aranda Cabrera y otras cuatro personas más. También debe Marmolejo a su Balneario estar a la vanguardia en numerosos avances tecnológicos. En el año 1902, el Establecimiento de Aguas y Baños Medicinales Naturales de Marmolejo imprime un folleto con la siguiente publicidad: “Temporada desde primeros de abril al 30 de noviembre. Estación telegráfica. Alumbrado eléctrico público y privado. Estación férrea de su nombre, en la línea de Madrid a Cádiz. Alojamientos adecuados, para toda clase de posiciones sociales. Medalla de oro y plata, en varias exposiciones. Gran Premio de Honor en la Exposición Universal de 1900”. (Manuel Muñoz, Historia y Costumbres de Marmolejo, p. 16). Si lo pensamos detenidamente, la vida del aguanoso era bastante aburrida: levantarse y desayunar,


hacer cola para coger un tranvía que le lleve al Balneario, tomar las aguas, visitar al médico, volver al pueblo para comer, echar la siesta, y a esperar la tarde para buscar algún tipo de diversión o fiesta. Para este fin, fue naciendo una industria del ocio que llenara la vida aburrida de todas estas personas, muchas de ellas con medios económicos. Con este motivo, se realizan fiestas, cenas distinguidas, homenajes, bailes, conciertos de piano… Crece la oferta teatral, las salas de cine, e incluso espectáculos de varieté, entre los que no faltaban cómicos, vedettes, famosas cupletistas, ni actrices medio desnudas que llenaban la sala de hombres de toda clase y posición, con la consiguiente indignación de las señoras distinguidas. Hubo más de un marmolejeño que tuvo que dormir al raso. Una de las visitas obligadas del aguanoso/a es la Iglesia Parroquial, que se verá enriquecida con numerosas aportaciones de los agüistas, tanto en la época del Párroco Don Francisco de Paula Aranda Cabrera, como en la de Don Manuel Maroto Castro. Otra de las costumbres de los agüistas del Balneario era visitar el taller del famoso alfarero Francisco Vallejo Torres, como recuerda el antiguo refrán: “En Marmolejo, las aguas y Vallejo”. El Maestro Vallejo nació en Andújar en 1872. Con 12 años, su familia se trasladó a Marmolejo. De joven ayudó a su padre a “sobar el barro” que traían de su cantera en las Torrecillas. A los 25 años, se casó con la marmolejeña Manuela Padilla Casado. Instaló su taller de alfarería en su casa ubicada en la Calle León y Llerena, que corresponde con los números 4, 6 y 8 de la actual Calle Útica (Casa de Anita Casado, conocida popularmente como la Cacharrera, por haberse criado con él y su esposa). Fue concejal de Marmolejo durante la época monárquica. Murió en 1934, a los 62 años de edad. Como era bastante culto, los aguanosos solían pasarse por su taller a platicar, a verlo trabajar y a adquirir sus “cacharros”. Cierto día alternaba el trabajo con un sabroso discurso de corte intelectual con uno de los visitantes. Una vez que se marcho, le preguntó a su mujer: ¿Cómo he estado, Manuela? Extraordinario, Vallejo-, le contestó ella. ¿Viste la cara de “pirulo” que ponía el de la cabeza gorda?, comentó él. -Bueno, el de la cabeza gorda no era otro que el gran filósofo José Ortega y Gasset. En los años más duros de la República, a partir de la revolución de octubre de 1934 y durante el Gobierno del Frente Popular, el Balneario va mermando su actividad, y los agüistas dejan de venir. Con el desencadenamiento de la Guerra Civil, los hoteles fueron usados para fines

Horno y taller del famoso alfarero Francisco Vallejo Torres,en la actual Calle Útica.

El Maestro Vallejo charlando con señoras de alta alcurnia “ Nos ha asegurado un viejo que Santas Justa y Rufina, de alfareras claro espejo, por inspiración divina vinieron a Marmolejo, y su herencia de arte fina le dejaron a Vallejo. De Serafín y Joaquín Álvarez Quintero


militares. El Hotel Los Leones sería ocupado en enero de 1937 por la XIV Brigada Internacional. El Gran Hotel Balneario, por ejemplo, fue reconvertido en hospital militar y en sede del 318 Batallón de la 80 Brigada Mixta, hacia 1938. Este Batallón ocupó también el Hotel Central (requisado a su dueño Pedro Lozano Muñoz) y la Casa parroquial, convertida en Comandancia Militar y habitada por el Comandante Fernando Pérez. Hubo más Brigadas y Batallones que ocuparon los mejores y mayores edificios del pueblo, incluso las casas de los maestros. El 28 de marzo de 1939 las tropas nacionales entran en Marmolejo y Andújar sin encontrar resistencia. A nuestra localidad llegaba el 12 Batallón del Regimiento de Infantería Granada nº 6, mandado por el Capitán Pedro Fernández García. Como homenaje se colocó una Placa conmemorativa en la fachada del Ayuntamiento: “Marmolejo agradecido al muy glorioso Ejército Nacional por haberlo liberado del Ejército Rojo y muy especialmente al 12 Batallón del Regimiento de Infantería Granada 6 que fue con su Capitán Don Pedro Fernández García quien lo ocupó el día 28 de marzo de 1939 ¡Viva España!” La Comisión Gestora del Ayuntamiento, nombrada el 28 de junio de 1939, envió la siguiente memoria al Ministro de la Gobernación: "Asesinatos: En esta población durante la dominación roja fueron asesinados vilmente 17 personas de derechas. Edificios: Por haber tenido este pueblo el frente de guerra a unos cinco kilómetros de distancia por espacio de dos años y medio, el casco urbano ha sufrido perjuicios de la aviación y cañones, habiendo sido afectados 55 edificios, cuyos daños se calculan en 292.400 ptas. Agricultura: Esta fuente de riqueza, la más principal de este pueblo, ha sufrido numerosos daños, principalmente la parte de olivar, habiéndose talado unas 40.000 plantas con un valor aproximado de 2.000.000 de ptas. Industrias: Por tratarse de un pueblo con Balneario de fama mundial, la principal rama de la industria en el mismo era la hotelera que se hallaba en estado floreciente, habiendo sido saqueados totalmente la mayor parte de los particulares que se dedicaban a recibir enfermos en las temporadas oficiales; también han sufrido grandes desperfectos la mayoría de las fábricas de aceite de este término, calculándose los daños por todos los conceptos en unos 6.000.000 ptas.

Donde hoy se encuentra el Mas y Más, anteriormente estaba el Casino de Marmolejo. En esta foto se puede ver al Maestro Vallejo, apoyado en el bastón, junto a unos amigos. Detrás se puede contemplar la cartelera que anuncia: "Los chicos de la Escoria". La foto es de principios de los 30. Se puede apreciar el pavimento antiguo, razón por la cual los mayores lo conocen como "el enlosao".


Ganadería: Perjuicios valorados en 500.000 ptas. Comercio: no se valoran daños. Obras y Edificios Públicos: Las obras y edificios públicos de la localidad también han sufrido daños como son los Grupos Escolares, casa vivienda de los maestros, Casa Cuartel de la Guardia Civil y la Iglesia, habiendo destrozado esta última hasta el extremo de no quedar retablo ni ningún objeto de culto". (Manuel Perales Solís, La memoria rescatada, pp.203-4) Tras la guerra civil, , y gracias a la labor de Regiones Devastadas, se construyen nuevos barrios (Regiones y Belén), se acondicionan las calles y se establece la red de agua potable. Con ayudas del Gobierno, los empresarios adecentarán dignamente los hoteles, fondas y casas de huéspedes, pero el nivel de calidad decrecerá tanto en los clientes como en los servicios. A partir de los años 50, el Balneario conocerá una nueva época de esplendor, aunque en absoluto igualable a la primera. Sin embargo, como dato positivo, el pueblo de Marmolejo disfrutará más que antes de aquellos jardines y parques como lugar de recreo y paseo. La década de los 60 marca el máximo apogeo de la localidad, que alcanza más de 10.000 habitantes. En la década de los 70, con el desarrollo de la medicina y el envejecimiento de las instalaciones hoteleras, Marmolejo irá perdiendo paulatinamente esta gallina de huevos de oro, y como el resto de los pueblos españoles conocerá el drama de la emigración, principalmente hacia Cataluña. Las diferentes inundaciones de las instalaciones (es muy famosa la de febrero de 1963, porque en ella murió el niño Ramiro Lara, conocido como “el Pastorcillo”), la desidia de los herederos del Balneario y la falta de inversiones dejarán caer en el olvido este gran tesoro de Marmolejo, por el que ha sido mundialmente conocido a lo largo del siglo XX. En la década de los 80, Marmolejo asistirá impasible a la destrucción de su rico patrimonio inmobiliario: la fachada del Hotel Central, el Hotel Suizo, el Hotel Castilla… Tan sólo se salvará de esta barbarie artística el Gran Hotel & Spa Marmolejo, en C/ Calvario 101, que ha sabido reorientar, no sin dificultades, su oferta de calidad. La planta de embotellamiento de Aguas de Marmolejo ha seguido funcionando hasta hace pocos años. Recientemente el Ayuntamiento de Marmolejo ha adquirido los terrenos del Balneario, pero, a pesar de las ilusiones despertadas y de los proyectos de construcción de varios hoteles, en mi modesta opinión, será difícil que el Balneario recupere su primera magia.

Parque y Jardines del Balneario


Años 30. Grupo de amigos en el Balneario 1955. Empleados del Balneario (Pedro Reca, Molina, Francisco, Augusto y Miguel Palomares, Paca, Anita, María Antonia y Mari Paz)

Años 50. Los Jardines del Balneario se convierten en el lugar de paseo y encuentro de los jóvenes

Oficinas de administración en el centro. A la derecha, se levantaba la sala de hidroterapia con su tribuna para duchas móviles, sus duchas dorsal, de lluvia y regadera y gran ducha circular, y dos gabinetes anexos: en uno de ellos se hallaban los baños de asiento y en el otro una pila destinada a las personas que habían de combinar el uso de la ducha con el baño. A su izquierda, se encontraba la otra sección balnearia, constituida por cuatro elegantes cuartos para baños generales y una salita para las pulverizaciones.


Los tranvías de Marmolejo Dado que las instalaciones del balneario están situadas a unos 2 kilómetros del centro del casco urbano, es fácil intuir que la Sociedad que lo explotaba se plantease dotar a los usuarios de un medio de transporte cómodo y eficaz. La solución adoptada sería la de instalar un tranvía de tracción animal. El proyecto encargado por la Sociedad de Aguas de Marmolejo está fechado en Madrid un 18 de octubre del año 1909. No obstante, hasta el 3 de junio del año 1914 no es otorgada, mediante Real Orden, la concesión del tranvía, que establecía un plazo de seis meses para su construcción. A pesar de todo, el tranvía no se inaugura hasta después de dos años, en el año 1916, con el siguiente recorrido: Plaza Central, calles Arroyo, Jesús y Calvario hasta llegar al balneario. Al cabo de algunos años, se amplió la línea desde su punto inicial de partida, hasta el hotel Los Leones, en la calle La Fonda (actual calle Palacio Valdés) con el objeto de dar más facilidades a los agüistas, pues en esa calle, aparte del referido hotel, existían muchas pensiones en las casas particulares. La tracción empleada en los tranvías era la animal, consistente en dos caballerías (generalmente mulas) que tiraban de los coches y que en el trayecto de regreso (en rampa ascendente) debían ser reforzadas con otras dos, hasta un total de cuatro. En los años treinta, las caballerías fueron sustituidas por unos camiones que tiraban de los coches de tranvía. El cese de la actividad tranviaria coincide también con el inicio de la guerra civil, periodo en el cual la actividad del balneario se hace prácticamente inexistente. Al terminarse la contienda, se reanuda la explotación del balneario, pero el servicio de tranvías habia quedado ya definitivamente abandonado. La circulación de los tranvías no se efectuaba durante todo el año, sinó que solo funcionaban durante las temporadas en las que el balneario estaba abierto, es decir cinco o seis meses al año, estando sus horarios adaptados a las necesidades del balneario. Generalmente había dos viajes por la mañana en ambos sentidos y otros dos por la tarde. Los precios que regían era de 0,30 pesetas la ida, resultando el trayecto completo de ida y vuelta algo más económico, a 0,40 pesetas. Según el mencionado

proyecto el tiempo necesario para recorrer los 2,5 km. del trayecto era de 39 minutos y se calculaba una velocidad media de 10 kilómetros por hora en la población y 12 kilómetros por hora en la carretera. El sistema de señales era muy simple, aunque efectivo, ya que frente al Gran Hotel Balneario había un poste muy elevado en el que se izaba una bandera roja o verde para dar paso a los tranvías que subían desde el balneario. Las cocheras estaban emplazadas en el actual Paseo del Calvario y situadas a la izquierda de la vía en sentido balneario. Según el proyecto original estaba prevista la instalación de carril tipo Phoenix de un peso de 19,5 kilogramos por metro lineal, pero lo cierto es que, según se desprende de las fotografías de la época y del testimonio de varias personas, el tipo que finalmente se adoptó fue el carril Vignole con un peso de 12,5 kilogramos por metro lineal aunque es posible que en algunos tramos adoquinados se emplease el tipo de carril originalmente proyectado. El ancho de la vía era de un metro. Existían seis paradas principales: - 1) Hotel Los Leones (C/Palacio Valdés) - 2) Frente a la Iglesia Parroquial en Plaza Central (Constitución) - 3) Gran Hotel Balneario (en donde estaba situado el sistema de señales) - 4) Cocheras - 5) Santo Cristo - 6) Balneario. Los vehículos que finalmente se adquirieron fueron cinco coches cerrados del tipo Falcon (foto de arriba), cuya caja presentaba seis ventanas a cada lado y una capacidad algo mayor que la proyectada (hasta 26 personas). También se adquirieron dos coches descubiertos tipo jardinera (foto de la izquierda). El personal que atendía la circulación de los coches estaba formado por un conductor que contaba con el auxilio de un cobrador. El resto del personal estaría formado por los encuarteros (en cargados del enganche y desenganche de las caballerías) un mayoral y un mozo de cuadra. (Tomado del artículo de Andrés Padilla Cerón, El tranvía de tracción animal en Marmolejo. Linares 2.003.)


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