lazos de amor

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nuestros consejos... y también trabajamos como sanadores. Más que contenta, parecía realmente feliz. No estaba casada, de modo que su hermano era su familia. Traté de que avanzara de nuevo en el tiempo. Su rostro expresó de pronto una gran tristeza. Rompió a llorar y cuando se calmó, dijo: -Sé demasiadas cosas. Tengo que ser fuerte. N o temo el exilio ni la muerte, pero abandonar a mi hermano... ¡es muy duro! Otra lágrima se deslizó por su mejilla. -¿ Qué ha ocurrido? -le pregunté un poco sorprendido del repentino declive de aquella vida tan afortunada. -El hijo del gobernador cayó gravemente enfermo. Murió antes de que se pudiera hacer nada. El gobernador conocía nuestro trabajo de regeneración y nuestros intentos de reanimar a los que acaban de morir. Así que me exigió que devolviera a su hijo a la vida. Si no lo conseguía, iba a ser enviada al exilio para siempre. Nadie regresa del exilio jamás. -¿Y qué pasó con su hijo? -le pregunté dubitativo. -No pude devolverlo a la vida. No me estaba permitido. Por lo tanto, fui castigada -dijo entristeciéndose otra vez y con lágrimas en los ojos-. Es absurdo -añadió pausadamente-. Nunca me dejaron aprender nada sobre las varitas... Tampoco me permitieron que adquiriera conocimientos sobre la regeneración y la reanimación, Mi hermano me enseñó algunas cosas, pero no lo suficiente... Ellos no sabían lo que él me había contado. -¿ Qué le ocurrió a tu hermano? -Como estaba fuera, se salvó. Todos los sacerdotes estaban de viaje: Sólo quedaba yo... Él llegó a tiempo para verme antes de que me desterraran. No temo al exilio ni a la muerte, sólo me asusta abandonarle... pero no tengo otra opción. -¿ Cuánto tiempo estuviste en el exilio? –le pregunté. -No mucho. Sabía cómo salir de mi cuerpo. Un día lo abandoné y no volví más. Ésa fue mi muerte, pues sin el alma, el cuerpo muere. Ella ya había saltado a ese punto y me hablaba desde una dimensión superior. -¿ Así de fácil? -Cuando se escoge una muerte de este tipo no hay dolor ni interrupción de la conciencia. Por esta razón no tenía miedo a morir. Sabía que nunca volvería a ver a mi hermano y que tampoco podría trabajar en aquella árida isla. Era absurdo conservar el cuerpo físico. Los dioses lo entienden. Se quedó en silencio, descansando. Yo sabía que el amor que sentía por su hermano sobreviviría a la muerte física, al igual que el amor que sentía él por ella. El amor es eterno. ¿ Se habían vuelto a encontrar en alguna vida entre aquélla y la actual? ¿ Iban a reunirse de nuevo en el futuro? También sabía que este recuerdo la ayudaría a calmar su dolor. Se había vuelto a encontrar a sí misma en una lejana vida pasada. Su conciencia, su alma, había superado la muerte física y el paso de muchos siglos para resurgir de nuevo, esta vez como Elizabeth. Si ella podía sobrevivir a través del tiempo, su madre también podía hacerla. Todos podemos. No se había encontrado con su madre en el antiguo Egipto, pero había hallado a un hermano muy querido, un alma gemela que no supo reconocer como alguien de su vida presente, por lo menos hasta ese momento. Me gusta pensar que las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol. Las que penden de nuestro propio tallo están estrechamente relacionadas con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias con ellas, vivencias del alma. También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de nuestras ramas. Tenemos algo en común con ellas. Están cerca de nosotros, pero no tanto como lo están las hojas de nuestro tallo. De igual modo, conforme nos vamos alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con las otras hojas o almas sigue existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más cercanas. Todos formamos parte de un árbol y un tronco. Podemos compartir experiencias. Nos conocemos. Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos. En este bello bosque hay muchos otros árboles. Cada uno de ellos está conectado con los demás a través del sistema de raíces subterráneo. De este modo, aunque una hoja se encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro, seguiremos conectados a ella. Estamos conectados a todas las hojas, pero tenemos una relación más estrecha con las de nuestro árbol, todavía más íntima con las de nuestra rama y un vínculo que es casi una fusión con las de nuestro tallo. Es posible que nos hayamos reunido en vidas pasadas con otras almas que pertenecen al mismo árbol pero que se encuentran lejos de nosotros. Podemos haber tenido muchas relaciones diferentes con esas almas,

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