20151231 abel arcos 9550 pdf

Page 107

Caracol

Un curioso síntoma desde que llegué a La Sal: he dejado de soñar, dormir aquí es el cese absoluto de las imágenes. Es probable que se deba a que dormir cerca de Gu-gú implica una serie de ruidos y aspavientos extraños que vienen, por así decir, a sustituir los sueños. Paso, sin más, a enumerar algunos que me parecen significativos, aunque debo haberme perdido muchos otros episodios durante mis breves intervalos de sueño: En mi primera noche por ejemplo, intentó subirse al televisor encendido y no fue hasta que apagué el aparato que volvió, manso y sonámbulo, a la cama. Se me antoja creer que en sueños vio una luz blanca en medio de la oscuridad y no pudo evitar seguirla, preferí no preguntarle. Después, y en esta ocasión logró asustarme, me despertó zarandeándome por el cuello al tiempo que preguntaba obcecado: «quién eres, quién eres, quién eres, quién eres…», sin darme espacio para responder. Soy yo, logré articular finalmente, soy yo, y fue suficiente para aquietarlo. ¿Por qué no dije simplemente mi nombre? ¿Quién soy yo para este subnormal que comparte mi sangre? Otra noche escucho de nuevo su voz a mi espalda, un siseo semejante a un insecto muy grande que flota exclusivamente a mi oído. Al voltearme lo encuentro ovillado y temblando, pienso que habla con el estómago y no con los labios, que se ha tragado la lengua. Y me acerco sin tocarlo, es mi sombra la que lo cubre pero no le haré daño. Un rato de atención y logro desenredar su monólogo, cuatro palabras que se repiten mordiéndose la última con la 107


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.