Juan Francisco Sánchez Madueño, Francisco José Iglesias Rodríguez
V
ivimos tiempos en los que los principios y valores personales quedan recluidos en las fronteras que los partidos políticos imponen, asumiendo sus clichés como algo estanco en el que las propias ideas o convicciones pierden toda capacidad de libertad. La Tauromaquia hoy, como parte de la propia sociedad, tampoco es ajena a esta nueva dictadura de pensamiento, quedando al igual que cualquier otro ámbito, simplificada a si estás en un lado o en otro. Partiendo de que cualquier persona que se considere demócrata debería estar en contra de la prohibición, cuando nos referimos a la Fiesta de los Toros lo que en realidad defendemos es la libertad individual de elegir. La mayoría de los políticos actuales manejan la Fiesta con una sola intención: la rentabilidad electoral. La Fiesta no tiene ideología, ni entiende de política, pero la Política si quiere entrar en la Fiesta. Encasillar la Tauromaquia en una ideología solo muestra una enorme ignorancia. El rito taurino se pierde en la noche de los tiempos, en la prehistoria, pasando por Grecia y Roma, la Edad Media y llegando al siglo XXI. La Fiesta solo ha pertenecido al Pueblo. Las corrientes animalistas imponen su ética, la mayoría de las veces de forma violenta, olvidando que la principal Ética es respetar a las demás. Su idea de equiparar los seres racionales con los irracionales tiene el peligro intrínseco de la deshumanización del hombre. Este hecho es apreciable a diario, cuando personas pasean a sus mascotas vestidas como humanos, mientras ignoran a las personas que sentadas en la acera imploran una limosna vestidas con harapos. La Fiesta ha sido declarada Patrimonio Histórico Cultural, como expresión relevante de la cultura tradicional del pueblo español. Por tanto, debería así de quedar desligada de la política. Personajes como Alberti y Picasso, máximos exponentes de nuestra cultura españo-
la, fueron grandes aficionados impregnando sus obras con constantes matices taurinos. Federico García Lorca, acusado de ser “espía de los rusos”, fue amigo íntimo de algunas figuras taurinas de su generación. Es célebre su frase: “Los toros son la Fiesta más culta que hay en el mundo”. El Llanto por la muerte de Sánchez Mejías está considerada por muchos como la mejor elegía escrita en lengua castellana, “Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena...”. Lo fusilaron de madrugada dos días más tarde, junto a un maestro de escuela y dos banderilleros anarquistas. El mítico Orson Welles había apoyado a la República y temía la represalia franquista, pero decidió venir a España. Sé del ambiente de las ferias de Sevilla y Jerez, el flamenco, y los toros, que serían el embrujo que le atrapase de por vida, hasta el punto de confesarle al maestro Antonio Ordóñez, que le gustaría enterrar sus cenizas en el pozo de su cortijo; “Un hombre no pertenece al lugar donde nace, sino a donde escoge morir”. Y así fue. Pero no solo intelectuales y artistas mostraron su fascinación por la Tauromaquia, desde Charles Chaplin a James Dean, pasando por Ava Gardner y hasta el Che. Es muy conocida la foto del guerrillero cubano en la barrera de la plaza de toros de Vistalegre, a la que acudió con los hermanos Dominguín. Pero tampoco debemos caer en el error de dar por hecho que otros al encontrarse en las antípodas ideológicas de los prohibicionistas, por ello, sean los salvadores de la Tauromaquia, porque no es la realidad. Que quede como ejemplo el oportunismo de los dos grandes partidos que aprobaron juntos la ley que prohibía televisar corridas de toros en Televisión Española. La Fiesta siempre ha contado con el apoyo o la negación de las Administraciones Publicas, y así seguirá siendo. Deseamos que los aficionados superen el corsé ideológico que las siglas políticas establecen para dar paso a su libertad de elección y decisión en beneficio de un arte único. n FERIA Y FIESTAS DE SAN ROQUE 2018 I DOS TORRES 75