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LA INMISERICORDE VIOLENCIA
“PORCELANA” la llaman porque es una mujer delicada, con un fino rostro, aunque marcado por una cicatriz que le hace recordar un pasado violento, involucrado en bandas organizadas que asolaba la ciudad de Bogotá, Colombia, durante muchos años.
Si la mano misericordiosa de Dios no hubiera tenido un propósito en su vida, ella actualmente sería parte de las estadísticas delincuenciales como otros miles de personas que no pudieron escapar de ese mundo infrahumano.
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Las cifras del Insigth Crime para América Latina y el Caribe son alarmantes. Solo en el 2022 la cifra de homicidios ha aumentado considerablemente en relación a años anteriores. El narcotráfico, el tráfico de armas y la violencia de grupos armados y pandillas fueron las principales causas.
Los Mara Salvatrucha son las pandillas que más actos de violencia han perpetrado en las últimas décadas en América Central y otros países del hemisferio. Estos grupos delincuenciales incurren en delitos que incluyen violación, narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo y asesinatos por encargo, entre otros.
La mayoría de las pandillas están integradas por inmigrantes centroamericanos (salvadoreños, guatemaltecos y hondureños), así como de algunos mexicanos y se encuentran activas en zonas urbanas y suburbanas.
Los países más afectados por la Mara Salvatrucha son Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras; en menor medida Canadá, Estados Unidos y México. En Sudamérica se han reportado algunos brotes en Chile, Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela.
Los miembros de los Mara se distinguen por tatuajes que cubren el cuerpo y, a menudo, la cara, así como el uso de su propio lenguaje de señas. Son conocidos por su uso de la violencia y un código moral propio que consiste, en su mayor parte, en crueles actos de venganza.
Mujer sin miedo
“Porcelana” no perteneció a los Maras Salvatruchas, pero los grupos que intengró llegaban a similares niveles de violencia y delincuencia. Su nombre real es Gloria Castiblanco Beltrán, una mujer de frágil apariencia, pero que no se arredaba ante nadie.
En sus días de perdición absoluta fue una hábil falsificadora de dinero, asaltante de bancos y tiendas por departamentos. Pero sus mayores destrezas delictivas estuvieron en descifrar las claves secretas de diferentes cajas fuertes. Aun- que fue preparada para sicaria, nunca pudo quitarle la vida a alguien.

La facilidad que tuvo para el robo de cajas fuertes la llevó a obtener miles de dólares americanos, que luego de sus atracos era repartido entre los integrantes de la banda.
Durante su vida delincuencial estuvo siempre provista de su “mejor aliado”, un revólver Smitch and Wesson calibre 38. Ante cualquier amenaza o intento de violencia sacaba su revólver y mostraba su fiereza.
“Porcelana” no perteneció a los Maras Salvatruchas, pero los grupos que intengró llegaban a similares niveles de violencia y delincuencia. Su nombre real es Gloria Castiblanco Beltrán, una mujer de frágil apariencia, pero que no se arredaba ante nadie.
El 2 de abril del 2002 su banda, denominada “Los Marucas”, había hurtado una fuerte suma de dinero en el barrio de Manrique, en Medellín. Al ver el gran botín, los cómplices se quedaron inconformes con la parte que les tocó y planificaron la muerte de “Porcelana”.
En la noche, cuando ella descansaba, una serie de golpes fuertes en la puerta de su departamento interrumpieron su descanso. La mujer preguntó quiénes eran los visitantes y cuando reconoció la voz de los visitantes, optó por abrir sin sospechar nada.


Apenas franqueó la puerta, un fuerte empujón la tiró al suelo y, sin opción a defenderse, fue reducida.
“Te venimos a robar y luego te mataremos, pues no nos conviene dejarte viva, porque ya sabemos de lo que eres capaz”, le dijo uno de los atacantes, conocido como “El gato”, que tomó el arma de ella, lo rastrilló en su rostro y disparó. Al ver el charco de sangre, los atacantes pensaron que la mujer estaba muerta y huyeron con rumbo desconocido.
Minutos después Gloria se levantó lentamente y trató de reponerse; la bala no le había causado daños internos. La bala había ingresado por el maxilar derecho y salió por detrás del oído. Buscó auxilio en un hospital y los paramédicos y médicos consideraron su caso como un milagro.
Luego de varios días de hospitalización, se escapó del nosocomio y emprendió su plan de venganza. Se cambió de nombre y viajó a Ecuador, donde lejos de cambiar de vida, se involucró con otras bandas delictivas.

Luego de varios días de hospitalización, se escapó del nosocomio y emprendió su plan de venganza. Se cambió de nombre y viajó a Ecuador, donde lejos de cambiar de vida, se involucró con otras bandas delictivas.
Varios hombres y mujeres con las que convivió en el mundo delincuencial murieron pronto a causa de contiendas rivales. Solo ella pudo salvarse de la muerte y obtener la paz verdadera.

Encuentro con Dios
Durante su infancia, Gloria había tenido cercanía a Dios; sin embargo, la separación de sus padres y la muerte de un hermano a causa de las drogas, la llevaron a la perdición. En algún momento quiso ser profesional, pero se dejó tentar por la plata fácil.
A los 16 años salió de su casa y se mudó al noreste de la capital, a un barrio conocido como “Pueblo Quieto” que tenía un alto índice de ro- bos y atracos. Es ahí donde se involucró en las bandas organizadas y el robo agravado.

Establecida en Ecuador, le propusieron pasar cinco millones de dólares falsos por originales. Aquel ilícito trabajo le traería una jugosa ganan- cia de cien mil dólares y un pasaporte italiano para, luego de su venganza, huir a Europa.
En los días previos viajó a la ciudad de Montañita para divertirse en un “After party”, en el que la atracción pecaminosa serían diferentes drogas que entregaban gratis a los invitados.
Cuando viajaba rumbo a la fiesta de la perdición, se encontró con dos jóvenes cristianas que le compartieron la Palabra de Dios. “¿Eres feliz?”, le preguntaron; ella respondió con altanería: “Sí lo soy, tengo 25 años, soy joven, tengo dinero, soltera, no tengo hijos y, si me muero, se olvidarán pronto”.
“La verdadera felicidad la da Dios”, le dijeron las hermanas y se marcharon. Aquellas palabras impresionaron a “Porcelana”. No acudió a la fiesta y, por el contrario, se sumergió en sus recuerdos y su supuesta felicidad, pero solo encontró tristeza y dolor.
Al poco tiempo, se arrodilló y suplicó perdón a Dios por todos sus pecados y por vivir una vida falsa. En aquel momento, algo sobrenatural se dio, ese odio y sed de venganza contra sus transgresores desapareció. Sintió por primera vez el amor a las personas y confirmó que Dios existe.
Bastó unos días para encontrarse con la Obra del Movimiento Misionero Mundial en la ciudad de Esmeraldas, donde inició su camino de fe. Atrás quedó aquella tenaz asaltante y estafadora, ahora era la hermana Gloria Castiblanco Beltrán. Varios hombres y mujeres con las que convivió en el mundo delincuencial murieron pronto a causa de contiendas rivales. Solo ella pudo salvarse de la muerte y obtener la paz verdadera.
Junto a su esposo y sus tres hijos, Esteban, Jemima y Josué sirven a Dios. Ahora, acude al llamado en diferentes partes de Ecuador y del mundo para testificar su historia y hacer conocer a las juventudes actuales que el camino de las bandas organizadas y la delincuencia es una senda peligrosa, cuyo destino es la muerte y el infierno, pero que el camino del Evangelio es una senda de felicidad y vida eterna.
El testimonio de “Porcelana” es poderoso y es un ejemplo para muchos jóvenes, hombres y mujeres, que pueden salvarse y dejar ese mundo.
El Movimiento Misionero
Mundial (MMM) tenía cinco años de fundado y se había extendido a varios países del continente, sobre todo en Centroamérica, cuando realizó su primer congreso mundial. Fue una demostración de que la Obra estaba hecha para grandes desafíos.
