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¿Cómo impacta el estilo de crianza en el desenvolvimiento escolar y social en mi hijo?

Los seres humanos aprendemos en gran medida a través de nuestras relaciones con los demás. Por medio de la interacción social, los niños y las niñas aprenden normas de conducta, actitudes, comportamientos deseados por la sociedad y aquellos instrumentos culturales necesarios para una buena adaptación al escenario socio-cultural en el que el niño o niña se encuentra inmersa.

La familia supone uno de los más importantes contextos de socialización y desarrollo del niño, las dimensiones de control y receptividad que en función de cómo se combinen configurarán los distintos estilos educativos de los padres. El control se refiere a lo restrictivo que son los padres y la receptividad se refiere al apoyo emocional que los niños reciben de sus padres.

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En este espacio, los docentes podrán trabajar estrategias pedagógicas centradas en la indagación y el desarrollo de habilidades de nuestros alumnos.

Teniendo en cuenta cómo se pueden combinar estos dos factores se definen los cuatro estilos de crianza:

Padres democráticos: Se caracterizan porque combinan un alto grado de control y de afectividad.

* Padres autoritarios: Padres muy rígidos con las normas y poco afectuosos.

* Padres permisivos: Se caracterizan porque en el hogar hay muy pocas reglas y tienden a mostrar bastante afecto a sus hijos.

* Padres indiferentes: Padres que no ejercen ningún tipo de control ni dan apoyo emocional a sus hijos.

Estos estilos educativos de los padres producen un impacto en el desarrollo de sus hijos. Es impor tante mencionar que ninguna conducta humana está genéticamente determinada, sino que esta va rela cionada por la experiencia vivida del individuo. Es por ello que el hombre que vive en sociedad es el único ser capaz de producir violencia, de sufrirla y de ser consciente de cuál es la causa.

El desarrollo de la agresividad se ha identificado en una serie de etapas. La agresividad en los niños-as de cuatro a siete años se caracteriza por mostrar celos y envidia a sus iguales y por la aparición de juegos violentos. Entre los seis y catorce años, los niños empiezan a pelearse físicamente y las niñas verbalmente, apareciendo los primeros síntomas de autocontrol y racionalidad con relación a la agresividad.

Existen múltiples factores que propician esta conducta como las relaciones familiares, la violencia en los medios de comunicación, sujetos con carentes estrategias no agresivas en su abanico de respuesta a situaciones aversivas o factores de personalidad relacionados con tendencia a tener rasgos psicóticos.

El estilo de crianza impactará en el desarrollo de conductas adaptativas y con ello existe una primera correlación entre el castigo que utilizan algunos padres como método de mantener en orden la casa y la agresión que posteriormente utiliza el niño en el aula como mecanismo de interacción social; otra correl- ación entre el rendimiento escolar del niño y sus conductas agresivas, cuanto menor es el éxito escolar, mayor es la aparición de conductas agresivas. La tercera correlación son los niños impopulares en el aula, es decir, aquellos con los que la mayoría no quiere jugar ni compartir tareas escolares son los que mues tran más alto índice de conductas agresivas. Es importante agregar que si las relaciones familiares son negativas es muy probable que el niño establezca el mismo tipo de interacción en el aula dando lugar a situaciones violentas.

En un estudio realizado en el que se clasificó las variables significativas a la hora de establecer correlaciones con la conducta agresiva resultó predominante el negativismo de los padres como la permisividad en los primeros años de vida de los niños, es por ello que en definitiva, una madre que se caracteriza por mostrar poco afecto hacia su hijo, tener actitud negativa y poca tolerancia y permisividad logra que el niño no sepa dónde están los límites de lo que se debe y no se debe hacer por lo que se está educando a un niño con alto grado de comportamiento agresivo.

En relación a las características de los agresores típicos se dirá que estos niños suelen ser muy impul sivos y tienen una imperiosa necesidad de dominar a los demás. Entre las características de personalidad de los chicos agresivos se destacan: alto nivel de ansiedad de agresividad y de asertividad, autoestima ligeramente alta y bajo control de sus relaciones sociales.

Las características de las víctimas típicas se caracteriza porque en principios niñas-os son muy ansiosos y con un alto grado de inseguridad personal, suelen ser prudentes, sensibles y con una baja autoestima que les hace sentirse fracasados y avergonzados de su propia situación, poca asertividad y son excesivamente tímidos, por lo que tienden a un aislamiento y retraimiento social.

Diferentes estudios indican que los niños que en su primera infancia y adolescencia se muestran acosadores y agresores de sus compañeros multiplican por cuatro el grado de delincuencia. En relación a las víctimas el panorama no es tan gris, son mucho más propensos a la depresión y puntúan más bajo en autoestima que aquellos sujetos que no son atacados durante la edad escolar.

Cada familia es diferente, es por ello que por cada estilo de crianza que se aplique y la combinación de estos, será la fórmula para la correcta capacidad de socialización del hombre, desde su primera etapa, y durante todo su desarrollo.

Las familias que mejor se ajustan a los cambios de la adolescencia son aquellas que ya tenían una relación cálida desde la infancia, es por ello importante que se mantenga un estilo de crianza con predominan cia en lo democrático en la que según el desarrollo del menor, exijamos expectativas razonables de comportamiento, respetemos la independencia y fortalezcamos el desarrollo emocional a través de la escucha activa y empatía, además de inculcar disciplina positiva esto dará a la sociedad individuos que cuenten con autocontrol, autonomía, conciencia emocional y capacidad para la resolución de problemas. Con toda esta información es importante entonces preguntarse ¿Qué estilo de crianza ejerzo con mi hijo?

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