El vino a libertar a los cautivos

Page 84

entonces ya yo era enfermera, y tuve que valerme de cuanto conocimiento tenía para poder sobrevivir. No podía buscar la ayuda de nadie porque no podía explicar lo que me había sucedido. Nadie se interesaba tanto en mí como para venir y averiguar lo que me pasaba y ayudarme. Cuando al fin mis heridas sanaron no quedaron cicatrices. Satanás se encargó de que así fuera. No dejó evidencia alguna que yo pudiera usar contra él en el futuro.

Fue entonces que comprendí más allá de toda duda que Satanás me odiaba y despreciaba y que no me amaba como me lo había dicho. Comprendí también que los demonios se estaban aprovechando de mí. Fue Mann-Chan y los otros los que denunciaron las pequeñas faltas que había cometido: muchas veces había encubierto cosas que ellos habían hecho para protegerlos de la ira de Satanás. ¡Me habían traicionado!

Resolví abandonar la secta si podía, aunque esto fue un par de años antes de que Dios me mostrara cómo hacerlo. Me sentía abrumadoramente atrapada. Estaba rodeada de demonios por dentro y por fuera. En aquel tiempo yo pensaba que podían leerme la mente. Apenas me atrevía a pensar en salir y ciertamente no podía hablar de eso porque los demonios se enteraban. No sabía dónde encontrar ayuda. ¿Dónde iba a encontrar poder para derrotar a Satanás y a los demonios, si es que vivía lo suficiente para siquiera intentarlo? Tenía que fingir que quería seguir en la secta. Sabía que al fin y al cabo Satanás y los demonios planeaban mi destrucción. Si Mann-Chan u otro demonio descubría lo que yo estaba pensando me costaría la vida en una muerte agonizante.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.