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Alejandro Beltrán (MBA ‘98)
“Tendremos que reinventarnos cada 4 o 5 años”
E
l nuevo presidente de la IESE Alumni Association, Alejandro Beltrán (MBA ‘98), nació en Madrid en 1972, en el seno de una familia de empresarios de la construcción. El negocio familiar volvió a cruzarse en su camino tras concluir sus estudios de Ciencias Económicas en la Universidad de Navarra. Beltrán eligió el mundo que había conocido desde pequeño, cuando iba a la obra junto con alguno de sus nueve hermanos. El empeño duró muy poco, apenas un año. Aquel no era su sitio. El MBA del IESE, primero, y, más tarde, McKinsey Iberia le abrieron otras puertas. Casado y con cinco hijos, actualmente es senior partner y presidente en España y Portugal de una de las firmas de consultoría más prestigiosas del mundo. A nivel internacional, es miembro del consejo de administración de la firma, de su comité operativo global y, además, su global chief talent y people officer. ¿Qué han significado en su vida la Universidad de Navarra y el IESE?
Siempre fui un niño muy inquieto, un estudiante regular en una familia de gente muy lista —apostilla con humor— y nunca tuve las ideas muy claras sobre qué estudiar y qué no. Me gustaba mucho el dibujo e intenté dedicarme a la arquitectura, pero, finalmente, la opción que se abrió paso con más fuerza
fue la economía, ámbito en el cual la Universidad de Navarra tenía y tiene un enorme prestigio. ¿Qué aprendió en Pamplona?
Navarra fue, en realidad, una prolongación de lo que había vivido en mi familia desde la infancia. Percibí lo que antes había visto en casa. El valor del esfuerzo, la obligación de aprovechar las oportunidades que la familia y la vida te ofrecen, así como la exigencia de ser buena persona. Además, allí conocí a mi mujer —sonríe—, y hoy tenemos cinco hijos. También muchos de mis mejores amigos son antiguos compañeros de facultad. Somos lo que somos por lo que la vida nos va deparando, pero también por lo que elegimos. Y después llegó el IESE…
Terminé la carrera y trabajé durante un año en el departamento financiero de la empresa de mi familia, pero pronto comprendí que mi sitio no estaba allí. Quise embarcarme en un doctorado y trasladarme a Estados Unidos, pero, de nuevo, la vida me llevó por otros derroteros. El MBA del IESE era una excelente alternativa y decidí quedarme en España. Todavía recuerdo con nostalgia el proceso de selección. El profesor Javier Santomá me recibió y charlamos durante un par de horas. Cuando estábamos terminando la entrevista, me propuso participar en un estudio sobre la Bolsa que estaba preparando.