Molinos de duero (1)

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Molinos de Duero

Nombre: María Rodríguez Martín Curso: 2ºB


ÍNDICE

O. Introducción 1.1. Historia 1.2. Fiestas 1.3. Tradiciones 1.4. Alrededores 1.4.1. Laguna Negra 1.4.2. Picos de Urbión 2. Conclusión


INTRODUCCIÓN Molinos de Duero es un pueblo soriano situado en la zona noroeste de la provincia, en plena Comarca de Pinares, aproximadamente a 39 kilómetros de la capital. Limita al norte con los términos de Salduero y Covaleda, al este Vinuesa y al sur con el Pantano de la Cuerda del Pozo. Se encuentra a unos 1100 metros sobre el nivel del mar. Su clima es continental peninsular, con temperaturas medias anuales inferiores a los 10ºC: inviernos fríos y prolongados con precipitaciones de nieve y/o agua relativamente intensa, y veranos cortos y relativamente suaves con temperaturas máximas entorno a los 30ºC Su paisaje está dominado por las formaciones geológicas que conforman el valle del río Duero. Su vegetación es intensa, caracterizada por bosques tupidos de coníferas, alternando con roble, prados y otras especies arbóreas. En cuanto a la fauna, abundan jabalís, corzos, ciervos así como conejos, liebres, perdices… Teniendo en cuenta la superficie de sus montes, su economía está basada en la ganadería con explotaciones de ganado bovino y en mucha menor medida el ovino y caprino, y en los aprovechamientos forestales; aunque también dispone de servicios, manufacturas, comercio y construcción. En los últimos años el turismo ha dado un vuelco a la comarca, con la construcción de varios establecimientos hosteleros, campings y locales dedicados a la restauración.

1.1.Historia

Los asentamientos neolíticos y romanos , en concreto en Molinos, no están confirmados (sí en poblaciones cercanas como Vinuesa, antigua Visontium, a unos 4 km. ). En la época visigoda y de la invasión árabe este territorio debía estar prácticamente despoblado. Es durante la Reconquista, sobre todo a partir del s. XII, cuando se produce una repoblación de castellanos, aragoneses, navarros, vascos y otras gentes del norte. La bondad de los pastos crecidos en la cabecera del Duero y la abundancia de ganado vacuno, unidas a la categoría de ser zona maderera y comarca vecina de las sierras productoras de lana, hicieron de los pueblos pinariegos de Soria y Burgos los núcleos más importantes de la carretería peninsular.


Entre 1485 y 1489, los carreteros de los pueblos soriano-burgaleses, ya constituían La Hermandad de Carreteros Burgos-Soria. Posteriormente, en 1497 reinando los Reyes Católicos, se creó la Real Cabaña de Carreteros. Gozaba desde 1599 con una jurisdicción especial, incluyendo un juez, miembro del Consejo Real, que defendía los privilegios. El privilegio, del que se beneficiaron muchos pueblos por los que transcurrían sus itinerarios, fue conocido como ‘’desyunta”. Por él, el pueblo se obligaba a ceder los pastos a los bueyes carreteros durante su estadía nocturna, a cambio de una determinada indemnización.

Otros privilegios afectaban a su derecho de paso por puertos de montaña y caminos. En sus desplazamientos, transportando lana y madera, llegaban los carreteros sorianos a atravesar los puertos cantábricos hasta alcanzar el sur de Francia, o a cruzar gran parte de la Península Ibérica hasta las campiñas andaluzas y Portugal. Además de la madera y la lana, también se transportaban suministros para la corona (salinas, artilleros…). Al servicio del Estado, o de particulares, traían a su vuelta grano, vino y manufacturas diversas. Es así como en 1753, Molinos se convierte en el centro más importante de España en cuanto a este tráfico, llegando a tener una cabaña de 2617 bueyes que tiraban de 872 carretas. Con la invasión napoleónica, guerra carlista y, posteriormente con la llegada del tren, fueron disminuyendo el número de viajes de la carretería y, a comienzos del siglo XX, las carreteras pinariegas ya solo se usaban para trasladar la madera sacada del monte dentro de la comarca soriana. Alrededor de la carretería de bueyes aparecieron múltiples formas de artesanía destinadas a elaborar las diferentes partes del carro. El ruedero era uno de estos


artesanos. Se encargaba, como su propio nombre indica, de fabricar y reparar las ruedas. Para ello debía contar con una fragua. Primero confeccionaba el cilindro de hierro a través del cual se insertaba el eje metálico fijo a la carreta, luego este cilindro se rodeaba de una corona de madera de la que partían los radios de madera y, finalmente, se dotaba a la rueda de una llanta de hierro, traída al rojo vivo de la fragua, que se colocaba sobre una gran piedra y se ajustaba a golpes con un martillo.La carreta se construía de pequeña altura para facilitar la colocación de los pesados troncos y las maderas levantadas desde el suelo. Estaba formada por tres grandes tablones paralelos. Sobre esta base se disponían varias tablas que soportaban directamente la carga y, para evitar el desplazamiento de la misma, se colocaban varios palos verticales a ambos lados de la plataforma.

La Real Cabaña no solo afectó a la actividad económica de la zona, sino que fue determinante en sus construcciones . La casa típica era la casa pinariega. Estaba formada, generalmente, por muros de mampostería hasta la altura del primer piso y, a continuación, ladrillo con entramado y de madera a la vista, tejado amplio bastante inclinado y con tejaroz (alero), y chimenea cónica. Es como si la casa se hubiese construido en torno a la chimenea, que abarca casi toda la cocina, en la que, por otra parte, trascurre la vida familiar. Junto con estas viviendas coexistían las casonas de piedra, muchas de las cuales se conservan actualmente. Suelen tener la entrada principal con dintel recto en dos piezas y, las restantes, con arco de medio punto. La grandeza del dintel de la casona se corresponde con las proporciones del zaguán de la misma, puesto que las carretas penetraban en él para ser descargadas bajo el techo. Desde el zaguán se distribuían el resto de habitaciones: cocina y cuadra en la planta baja y dormitorios en la superior. En Molinos, uno de sus edificios más emblemáticos es su Iglesia Parroquial de San Martín de Tours, patrono del pueblo. Data de finales del siglo XVI. Es la única gótica soriana con planta de cruz griega junto con la existente en un pueblo relativamente cercano, Montenegro de Cameros. En su interior encontramos un coro con órgano neoclásico (1808), bóvedas de crucería con combados y retablos en su mayoría barrocos. Además de la iglesia, otro edificio a visitar sería el actual ayuntamiento, construido en 1789 y que, antiguamente era un pósito comarcal (depósito de cereal de carácter municipal, cuya función principal consistía en realizar préstamos de cereal en condiciones módicas a los vecinos necesitados).


1.2. FIESTAS

Como ya se ha indicado anteriormente, San Martín es el patrón de Molinos de Duero. Pero, sin duda, por las fechas en las que tienen lugar (mejor tiempo y mayor número de participantes), las fiestas más celebradas son las realizadas en honor del Apóstol Santiago, el veinticinco de julio. El día previo, a las ocho de la tarde, tiene lugar el pregón en el balcón del ayuntamiento. Suele darlo una persona del pueblo o muy vinculada a él. Desde ese momento, la gente ya está en la calle. La juventud se reúne para cenar en el Salón de Actos de la casa consistorial. Tras la cena, se desarrolla un baile de disfraces que termina con una chocolatada con churros y el inicio del repique de campanas que ya no parará hasta el amanecer. Ésto simboliza el inicio de las fiestas.

A las nueve de la mañana se desarrolla la habitual “Diana Floreada”. Consiste en, acompañados por un grupo de gaiteros y dulzaineros, recorrer las casas de los representantes municipales (concejales y alcalde), donde éstos tienen el honor y el deber de ofrecer pastas y bebidas a las personas participantes en la misma que así lo deseen. Cabe decir que todos los actos de las fiestas van precedidos por el lanzamiento de cohetes. Una vez finalizada, la gente se prepara para asistir a la procesión y posterior misa en honor a Santiago. Durante este día y el posterior, en la Plaza Mayor y aledaños, se ubica un mercado medieval donde, entre otras cosas, encontramos puestos con artículos naturales, de artesanía, de comida y bebida, además de actividades como tiro con arco, paseos en poni, concursos de dibujo, exhibiciones de aves rapaces, … Por la tarde, en el frontón -todos los pueblos de la zona tienen uno-, tiene lugar la competición de frontenis y pelota a mano por parejas y en distintas categorías, en función de la edad de los concursantes. Estos juegos son muy populares desde hace muchos años en esta comarca, como ocurre en otras zonas del norte de España, principalmente en País Vasco, Navarra y La Rioja. Una vez concluida la entrega de premios se inicia la verbena, que ya no parará (salvo pequeños descansos), hasta la madrugada. El día veintiséis, también conocido como Santiaguito, después de la Diana, se produce una exhibición de trabajos autóctonos, en concreto de actividades relacionadas con el corte de la madera. Por la tarde, se celebra el Certamen de Música y Danza Tradicional. Este Certamen cumplirá su vigésimo aniversario este año. En él participan grupos de la región o


limítrofes a ella. Además de la música, también hay demostraciones de bailes folclóricos, como la rueda, danza tradicional de la zona. En ella participan numerosas parejas que forman dos círculos concéntricos, los chicos fuera y las chicas dentro, que van bailando de forma rotatoria. Es un baile de masas sencillo y elegante. El tamborilero comienza con brío un redoble avisador y el dulzainero lanza vibrantes notas de atención; los mozos buscan sus parejas, colocándose en corro y comenzando la rueda. Lentamente, poco a poco, la danza se anima: el gaitero aligera algo el ritmo, el cerco se hace más tenso, el giro más rápido –nunca apresurado-, y la rueda forma un espléndido y pintoresco carrusel. Obviamente este baile precisa de grandes espacios para poder llevarse a cabo. No obstante el baile más generalizado en Soria es la jota y, como ocurre en otras regiones, toma su propia fisonomía y carácter. La jota que se baila aquí, como en el resto de la provincia, se hace a saltitos, un poco picada, y es menos movida y airosa que la de Aragón. Tanto los participantes como la gente del pueblo que así pueda y quiera, se viste con los trajes típicos. Para las mujeres de pinares, es el conocido como traje de “piñorra”. Este traje está provisto de un corpiño de seda o terciopelo negro en su parte inferior, delantal ricamente bordado corto al talle, medias blancas con calados y zapatos de pana o terciopelo negro con punteras y talones de charol respunteado. Todo este conjunto se acompaña con mantones de Manila. En el cuello, se colocan el llamado “siguemepollo” (cinta negra que cuelga por la parte de atrás y que sujeta un colgante por delante que suena con el movimiento). Se llama así porque el tintineo del objeto que cuelga parece pedir a quién va detrás que la siga. Por último, el pelo se lleva recogido. Por la noche, como es habitual durante todos estos días, continúa la fiesta con la consiguiente verbena. Esta noche es la última en la que el Mercado Medieval permanecerá en el municipio. Desde el año pasado, el cuarto día –y después de la Diana Floreada-, se celebra el descenso del río Duero. Los participantes construyen “artilugios flotantes” a partir de cualquier tipo de material ( tablas de madera, bidones, garrafas, poliespán, plásticos….) que les permita mantenerse a flote. Es imprescindible la habilidad de los concursantes para evitar el hundimiento. De esta manera se recorre el tramo del río más cercano al núcleo de población. El chapuzón está garantizado. Una vez finalizado este descenso “especial”, hay un concurso de juegos infantiles. Entre las actividades que se desarrollan se introducen juegos tradicionales, algunos de ellos prácticamente olvidados, al menos entre los más jóvenes, y que se han recuperado gracias a las aportaciones y la memoria de las personas más mayores. Típicos juegos que se pueden compartir con los abuelos y que encandilan a los más pequeños: bolos, tanguilla, rana, calva, etc.


La tanguilla es un juego que, parece ser, ya se practicaba en tiempo de los romanos y que viene del latín “tangere” que significa tocar. Se compone de una tanguilla (pedazo de hierro hueco de unos diez o doce centímetros de altura y dos o tres de diámetro) y unos tejos (discos de metal de unos diez centímetros de diámetro y un centímetro más o menos de grosor). Unas monedas, que se colocarán encima de la tanguilla, serán el tercer elemento necesario para el juego. Se establece una distancia de tiro que generalmente es a veintiún pasos y, a partir de aquí, cada participante irá tirando por turno intentando derribar la tanguilla el primero para ganar las monedas. La calva parece ser que fue un deporte practicado por los íberos y los celtas y que lo más probable es que haya llegado hasta nuestros días gracias a la práctica de los pastores que, para matar el rato, se dedicaban a tirar piedras a las astas de las reses o a algún tronco que encontraban por el camino, con el fin de ver quién tenía más puntería. El nombre procede del sitio donde originariamente se practicaba, el “calvero”, un terreno libre de maleza que permitía lanzar bien el calvo sin peligro de que se perdiera. El calvo es un cilindro de unos veinte centímetros de largo por seis de diámetro y de un kilo largo de peso. Al principio eran de piedra, después de madera y actualmente de hierro. La calva suele ser de madera de encina o de cualquier otro material duro para que aguante los golpes a los que va a estar sometida. Tiene forma de ángulo obtuso, formado por un brazo y una pata. La pata es plana para que se adapte bien al terreno y el brazo, que es el que cae hacia atrás y soporta las buenas punterías, es algo más delgado en el extremo. La pata suele medir unos quince centímetros y el brazo unos veinticinco aproximadamente. El objetivo del juego es darla o derribarla cuanto más veces mejor. La distancia entre la línea de tiro y el lugar donde su ubica la calva suele ser de unos veinticinco metros, aunque ésta puede variar. El juego de los bolos solía ser practicado más por las mujeres que por los hombres. Consta de nueve bolos de aproximadamente treinta centímetros de alto, y dos bolas de madera de unos diez centímetros de diámetro. Se colocan piramidalmente: dos en la primera fila, tres en la segunda y cuatro en la tercera separados por unos ocho o diez centímetros de distancia entre sí. El lanzamiento se efectúa desde una distancia de unos veinticinco metros aproximadamente, dependiendo de la fuerza o potencia de quienes lanzan. Se puede jugar de forma individual o por equipos, pero en ambos casos se realiza por eliminación. El jugador lanza la bola procurando tirar el mayor número posible de bolos y dispone de una segunda bola para rematar la jugada (en el supuesto de que no haya conseguido derribarlos todos a la primera). Al final se suman lo bolos derribados y quien haya tirado más, es el ganador. El origen del juego de la rana parece ser que se encuentra en los egipcios. Consta de una mesa de madera o hierro con nueve agujeros, algunos de ellos con obstáculos: una rana en el centro, un molino en la parte anterior de la rana, dos puentes en los laterales del frontal y finalmente, cinco agujeros sin obstáculos. Además,


necesitaremos diez fichas o discos de hierro. El objetivo del juego es introducir el mayor número posible de fichas en los múltiples agujeros de la mesa, teniendo en cuenta los obstáculos que dificultan la precisión del lanzamiento. Las partidas se suelen celebrar a diez tiradas. Este juego, con diferentes nombres, se practica también en numerosos países de Sudamérica: juego de sapo en Perú y Argentina, tiro al sapo en Bolivia o simplemente sapo en Colombia. Todos estos juegos, la tanguilla, la calva, los bolos o la rana, nos ayudan a identificar las raíces ancestrales de este pueblo soriano (como ocurre en otros muchos puntos de España).

El quinto día, último de los festejos, se desarrolla casi exclusivamente en torno a la caldereta. Es costumbre, y no solo en Molinos sino en el resto de pueblos pinariegos y sorianos, que un día de las fiestas se dedique a esta tradición: el ayuntamiento se encarga de preparar un guiso de novillo que es repartido entre todos los asistentes. Los ingredientes de este guiso, además de la carne, son ajos, cebollas, laurel, tomate, pimientos, pimentón, perejil, pimienta, azafrán, brandy, sal y aceite(puede añadirse algún otro), todos ellos cocidos lentamente. El origen de esta receta está en el pasado merinero de la zona aunque, en este caso, el cordero u oveja son sustituidos por el novillo y, por tanto, es un plato fuerte y consistente que ayudaba a soportar las duras condiciones climatológicas de la zona. Esta caldereta, sufragada por el consistorio, es preparada habitualmente por vecinos del municipio. Aunque, como ya se ha comentado antes, se reparte entre todos los asistentes, no faltan otros manjares que, eso sí, ya preparan y disfrutan a nivel particular los que así lo deseen. Una vez finalizada la comida, la sobremesa continúa durante varias horas, que son acompañadas nuevamente por juegos, tanto para adultos como para niños. Desde el inicio, un grupo de músicos ( gaiteros, dulzaineros,…), ha ido alegrando de forma intermitente todo el acto. El lugar elegido para celebrar la caldereta se encuentra a unos doscientos metros del núcleo del pueblo, en un bello paraje conocido como “La Fuente el Cojo “. Allí, rodeados de montes y, como no, de pinos, podemos resguardarnos del sol y disfrutar, además, de un estupendo paisaje. Y así concluyen las fiestas de Molinos de Duero en honor al Apóstol Santiago. Pero no podemos concluir con este apartado sin dedicar tiempo a hablar de las “peñas”. Éstas están formadas por un grupo de personas que se unen con la finalidad, en este caso, de celebrar y compartir juntos las fiestas. Unas semanas antes de su inicio, se reúnen y planifican su participación en las mismas. Se decide que cantidad económica se va a necesitar para poder mantenerse durante los días de celebraciones y, esa cantidad, se divide equitativamente entre todos los miembros de la agrupación. Con ese dinero se comprará la bebida y comida que prevén necesaria. Es costumbre la


preparación de zurracapote y/o limonada, bebidas que serán compartidas no solo entre los integrantes del grupo, sino también entre todos aquellos que así lo deseen, vecinos o no del pueblo. El zurracapote es una bebida consistente en una mezcla de vino (rebajado en este caso con un poco de agua), al que se le añaden frutas (pueden ser naranjas, limones,…), azúcar y canela. Una vez mezclados en grandes recipientes, se dejan macerar, con lo que el resultado será una bebida más fuerte que la limonada o sangría. Cada peña cuenta con un lugar de reunión propio, que sirve de punto de encuentro.

1.3 TRADICIONES

Molinos de Duero cuenta con diversas tradiciones, unas con más antigüedad que otras, que contribuyen a que tenga un notable interés cultural y artístico. Para empezar, y siguiendo un orden cronológico, desde hace varios años se viene representando el Viernes Santo un Vía Crucis viviente. Como ocurre en toda Castilla y León, la Semana Santa en la zona es una de las celebraciones más profundas y arraigadas que se lleva conmemorando desde hace siglos, conservando costumbres sobrias y austeras, que la diferencian de las realizadas en otros puntos de la península. Pero además, estos días se convierten en una cita para todos aquellos que, aún teniendo sus raíces en el pueblo, no viven habitualmente en él por motivos laborales. Junto con el verano, son los días más concurridos, aunque sea en un breve espacio de tiempo. El Vía Crucis se representa en el exterior, a pesar de que algunos años, como éste, la nieve haya acompañado todo el acto. Desde el ayuntamiento salen todos los participantes, actores por un día , y después de pasar junto a la iglesia, donde el cura estará esperando, se inicia la representación propiamente dicha. El recorrido sigue por el camino peatonal que conduce hasta Salduero, localidad que se encuentra a menos de un kilómetro. No se llega hasta el final, nos quedaremos a la mitad aproximadamente, en el Ermita del Santo Cristo. Mientras nos dirigimos a ella, a la izquierda, se encuentran las cruces de piedra que sirven para marcar las estaciones del Vía Crucis. Una vez de vuelta ,en la plaza , frente a la puerta de la iglesia, tiene lugar la Crucifixión. Esta actividad ha ido sumando visitantes en los últimos años, convirtiéndose en un buen atractivo turístico que se va arraigando con el paso del tiempo. La siguiente tradición que vamos a relatar es la conocida como “pingada del mayo”. Es una costumbre propia de esta zona pinariega (incluyendo los pueblos lindantes de la provincia de Burgos). Si tratamos de indagar sobre su posible origen, hay opiniones


varias. La mayoría vincula su celebración con teorías mágicas de la Prehistoria. Otros, son partidarios de una procedencia clásica, del mundo greco-romano. Tampoco faltan quienes lo asocian a la religiosidad de los pueblos celtas. Lo cierto es que el carácter trascendental de tales rituales están unidos a la celebración de la llegada de la primavera, el rejuvenecimiento de los campos, el renacimiento de la vegetación y, como no, a una incitación a la fertilidad. El día uno de mayo los mozos del pueblo realizan lo que podríamos llamar una “reimplantación ritual” de un pino. Los días previos ya se han encargado de buscar el mejor ejemplar (cuanto más alto, recto y fuerte, mejor). Ellos son también los encargados de trasladarlo desde el monte hasta la Plaza Mayor. Pero ésta es la parte más fácil, ahora comienza la más dura: pingar el mayo. Para ello se ayudan exclusivamente de maromas y horquillas o escaleras, además de sus propios brazos. Tienen que conseguir la verticalidad del palo, encajando su base dentro de un hoyo previamente realizado en el suelo y fijándolo mediante cuñas de madera que permitan su estabilidad. Es un arduo trabajo que requiere la fuerza de unos y la experiencia de otros.

Este mayo continuará en este lugar hasta la finalización del verano, cuando los mozos se encargarán de retirarlo . En el mes de agosto, en pleno periodo vacacional para muchos, se celebra la Semana Cultural. Pocos días después de las fiestas de Santiago, cuando el ambiente ya está más tranquilo y relajado, se llevan a cabo diferentes actividades: exposiciones, charlas, exhibiciones, competiciones, juegos… Cada año varía el contenido, aunque el objetivo sea siempre el mismo: enseñar o recordar cuestiones, oficios, costumbres, etc,


relacionados con el pueblo, sus gentes y su entorno, buscando la participación y la implicación del mayor número de personas. Se ha pedido colaboración a los vecinos solicitando prestadas fotos antiguas o utensilios y aparejos relacionados con el campo y la ganadería, artículos de artesanía, vestimenta folclórica, etc, con el objetivo de compartirlos en exposiciones realizadas en el Salón de Actos. También se han llevado a cabo a lo largo de estos años charlas sobre micología, leyendas, oficios y muchas otras más. Los juegos también están presentes. Concursos de ajedrez, parchís, juegos de cartas… En ocasiones también se les ha explicado a los más pequeños a qué jugaban nuestros abuelos, cuando no disponían de juguetes y, unos huesos o unos alfileres bastaban para poder distraerse.

1.4. ALREDEDORES

1.4.1 A unos dos mil metros sobre el nivel del mar y situada en el municipio de Vinuesa, a tres kilómetros de Molinos, se encuentra uno de los lugares más bonitos de España: La Laguna Negra, fruto de la acción del hielo durante las glaciaciones del Cuaternario. Lo que más destaca es su color oscuro y el aspecto tenebroso de su paraje. Está encajada entre rocas y rodeada de pinos, hayas y helechos. Dicen que no tiene fondo y algunos han sido testigos de las olas que llegan a la superficie porque, se supone, las corrientes marinas se mezclan con sus aguas heladas. Hay numerosas leyendas sobre esta laguna, como la que escribió Antonio Machado, que narraba la Historia de Alvar González, asesinado por sus dos hijos mayores y arrojado a la laguna. 1.4.2 Los Picos de Urbión son un sistema montañoso perteneciente al Sistema Ibérico. Sus cimas se sitúan por encima de los dos metros siendo el Monte Urbión su pico más alto(dos mil doscientos veintiocho metros),que da lugar, unos cien metros más abajo, al nacimiento del río Duero. Su relieve fue modelado por glaciares, originando lagunas como la de Urbión o la Laguna Negra.

2. CONCLUSIÓN Por todo lo dicho anteriormente este pequeño pueblo llamado Molinos de Duero se convierte en un destino perfecto, tanto por su propia belleza como la de sus alrededores. Poetas como Machado, Gerardo Diego y Bécquer ya escribieron sobre esta provincia, solo queda animaros a visitarla, os encantará.


BIBLIOGRAFÍA


-http://es.wikipedia.org/wiki/carretería -www.molinosdeduero.es -http://es.wikipedia.org/wiki/Molinos_de_Duero -Soria, albúm de tradiciones. Madrid, Edit.Aurym para la Caja Rural provincial de Soria, 1983 -www.danzatradicional.com -www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm -www.elmundo.es/elmundo/2011/07/24//castillayleón -http://soria-goig.com/Etnología/juegosquintanilla2 -http://es.wikipedia.org/wiki/Rana_(juego) -http://soria-goig.com/pg_0200.htm -http://www.soria.es/?id=306 -http://es.wikipedia.org/wiki/Zurracapote -http://soria-goig.com/Etnología/pag_0841.htm -www.sorianos.org/portal/index.php?option -www.escapadarural.com/blog/laguna-negra/ -www.sobreturismo.es/2008/06/05/la-laguna-negra-un-lugar


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