Revista Perspectiva abril 2014

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—¡Xavier, bienvenido al IDE! Muchos conocemos tu éxito en la adolescencia. ¿De qué manera influyó esto en tu visión acerca del dinero? —Fue muy importante. Cuando yo estaba en Menudo yo produje mucho dinero. Imagínate: lo que yo producía en un mes era lo que producía mi padre en un año. ¡Y que tenía una firma de arquitectura en ese entonces! Al producir mucho dinero, ese dinero se tenía que administrar y yo era menor de edad. Se le da a un bróker: primer error. No porque fuera bróker: no estaba preparado para manejar tal dinero. Y bueno… era un irresponsable. Este “Cantinflas financiero” lo que hizo fue especular en el mercado de valores. En inglés se llama “churning”. Es un término para describir una acción ilegal, que compras y vendes acciones por el simple hecho de generar comisiones. Eso me generó a mí pérdidas. Tal fue así que en un año perdí el 60% del portafolio. Descubrimos eso… bueno, mis custodios descubren eso. Entonces se demanda, se va a un proceso legal de cinco años, se tiene que pagar peritos —yo tengo que pagar peritos, porque salió de mi dinero— para analizar qué fue lo que pasó. Allí entonces, fue toda esa documentación. Lógico: al tú poner un caso legal, todo eso se tiene que documentar. Toda la información la tenía documentada. Eso me ayudó a mí a entender un poco qué había pasado. Quise estudiar el tema de las inversiones: instrumentos financieros, el tema de las acciones, en las compañías petroleras en que se había invertido... Por ejemplo, él ponía el dinero en instrumentos respaldados por el Gobierno de los Estados Unidos y eso lo usaba como respaldo para pedir prestado. Y con ese dinero prestado iba y compraba acciones petroleras, entonces la volatilidad… lógico, para él creaba dinero porque vendía y compraba, pero para mí era una pérdida. Resultado: perdimos. Tuve que meter una demanda y eso, yo diría, que fue lo que me marcó. Aparte, pues, todo el tema de lo que genera las consecuencias del dinero. Como un artista genera dinero, puede ser como un “cochinito” para los familiares, para el gobierno —tuve que pagar muchos impuestos—. Entonces allí me empiezo a adentrar en el tema de inversiones financieras. Y la otra parte es que había una preferencia por el tema eco-

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P E R S P E C T I V A /ABRIL

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¿Qué descubrí yo basado en mi caso? Que mucha gente no estaba educada en el tema financiero – económico. Hoy en día, en una sociedad tan monetizada como la que estamos viviendo, manejar el dinero es clave. El dinero viene con instrucciones. ¿Por qué no combinar ambas y hacer una “democratización financiera”?

nómico —sin saber, porque me gustaba mucho el tema del dinero—: ¿por qué ese papel se utilizaba? ¿Por qué yo iba a los países y tenías una moneda en Venezuela, otra moneda en Ecuador, una moneda en Perú? ¿Por qué cambiaba? Ya desde pequeño me empezaba a cuestionar esas cosas. Veía la inequidad. Yo decía, por ejemplo, ¿por qué cuando voy a un país yo no veo niños pidiendo plata pero voy a otros países y los veo? Era el tema de la inequidad. Entonces yo empezaba a cuestionar los temas macroeconómicos. Sin saberlo, lo cuestionaba. Ya cuando fui a la universidad estudié una maestría en economía y una maestría en administración de empresas con concentración financiera, que ya le da una forma a ese conocimiento. Entonces, por un lado la necesidad de saber un tema económico y la pérdida de ese inversionista fue lo que llevó a que haga lo que hago hoy. O sea, que yo te diría que sí, lo de Menudo fue un punto clave en esto que estoy haciendo ahora.

—¿Cómo descubriste tu transición al mundo de las finanzas? ¿Qué te atrajo de este medio? —Hay dos cosas: uno, era la necesidad de saber. Para saber hay que ir a la universidad y hay que estudiar… [Luego] ya hay un cúmulo de conocimiento —de otra gente que ha acumulado ese conocimiento— y en la universidad lo aprendes. ¿Qué pasa? La universidad te da ese “frame”, ese “marco” conceptual para poder entender toda esta información, te ayuda a procesar la información. Entonces con ese marco mental atacas la situación económica. La situación económica es muy compleja y tú no puedes tratar de conceptualizar un tema tan complejo en fórmulas. Pero las fórmulas te ayudan, de alguna forma, a visualizar el tema de tantas

variables. Entonces yo te diría que, por un lado, yo tenía que formalizar eso. Y eso me lo daba la universidad. Pero una vez que estuve en la universidad, me di cuenta que hay una serie de deficiencias en el tema comunicacional. En la sociedad, todos necesitamos tomar decisiones basadas en la información. Cuando tú estudias finanzas, ves que una de las claves, uno de los pilares de las finanzas es la información. Y tiene que haber información transparente porque si yo voy a estimar el precio de una acción o el precio de un bono, yo necesito tener información para poder saber si está sobrevaluado, subvaluado o valuado por el medio. Esas estimaciones están basadas en información: si yo no tengo información clave, no puedo estimar el valor en forma correcta. Y si yo no sé interpretar esa información ¡peor aún! ! ¿Qué descubrí yo —basado en mi caso— y después analizando? Que mucha gente no estaba educada en el tema financiero – económico. Hoy en día, en una sociedad tan monetizada como la que estamos viviendo, manejar el dinero es clave. O sea, el dinero viene con instrucciones. Entonces me di a la tarea: ¿por qué no ayudar a comunicar el tema del dinero? Tenía la habilidad que había aprendido con Menudo y el ambiente artístico de comunicar… son años, casi doce estando allí... Y además aprendí la parte teórica y técnica del tema… ¿Por qué no combinar ambas y hacer una “democratización financiera”? Y en eso es en lo que estoy ahora: tratar de hacer una democratización con el tema financiero – económico para que la gente lo pueda entender. Porque al final de todo, estamos tomando decisiones y a veces son decisiones válidas, correctas, y otras decisiones costosas. Entonces yo lo que quiero es aportar en eso a la sociedad: poder comunicar mejor el tema económico – financiero.


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