plan "jefes y jefas de hogar desocupados en argentina" (2002-2003): un estudio de caso sobre la f...

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Respecto a las actividades de formación, además de la poca experiencia con que contaba el Ministerio de Trabajo en este campo, algunos aspectos suscitaron pujas entre los Ministerios de Trabajo y Educación, retrasando su implementación y diseño. En efecto, debido a que el Ministerio del Trabajo consideró que no era de su competencia el aspecto vinculado a la “terminalidad educativa” (concluir los estudios formales básicos), presionó al Ministerio de Educación para que asumiera la financiación. Esta disputa, si bien resuelta durante el mismo 2002 al quedar en manos del Ministerio de Trabajo la financiación de toda la contraprestación, implicó un bajo desarrollo de la misma durante la implementación del Programa en los años 2002 y 2003. No obstante un funcionario del área de Trabajo aporta otro acontecimiento que, si bien menor, también influyó en la escasa injerencia de esta contraprestación: “El problema fue que el Programa comenzó a instrumentarse en mayo de 2002, y bueno, a partir de julio o agosto nos dimos cuenta que había componentes vinculados con la educación formal y que había que implementarlos... pero el ciclo escolar estaba muy avanzado en tanto se extiende de marzo a noviembre. Igual, se implementó en agosto de 2002, pero debido a la época del año fueron muy pocos los beneficiarios que realizaron esa contraprestación -creo que 50 mil beneficiarios aprobamos en Capacitación ese año...” (entrevista No. 2).

Por su parte, la contraprestación definida como “productiva”, si bien se constituía en el eje central del Ministerio de Trabajo dada su competencia, también representaba los mayores desafíos, en tanto era escasa y negativa la experiencia acumulada, como lo manifiesta un alto funcionario de dicha cartera: “El tema “productivo” y de “reinserción laboral” estaba menos definido... era más bien una incógnita: en la actividad Productiva, porque nunca habíamos hecho el intento en serio, y la actividad de Reinserción Laboral, habíamos hecho varios intentos y nos había ido mal. Los programas de subsidio al empleo privado del Ministerio, en realidad, no fueron buenas experiencias, nunca fueron el eje de las políticas del Ministerio en la década del ’90, en términos de subsidio a la contratación, en torno a un programa; sí estaban en ese momento la reducción de costos, es decir subsidios en las contribuciones... Y esas experiencias no fueron buenas” (entrevista No. 2).

El diseño e implementación de este componente de contraprestación no sólo requería los esfuerzos de los equipos técnicos del Ministerio, sino también de acuerdos políticos y económicos con el sector privado. El Ministerio de Trabajo comprendió enseguida que las condiciones socioeconómicas no configuraban un buen marco para desarrollar durante el 2002 los aspectos de dicho componente en tanto “la actividad económica no daba para hacer esto en ningún lugar” (entrevista No. 2). Optó entonces por seguir el camino inverso,

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