Definiciones y precisiones de enfoque La segregación social del espacio urbano, también nombrada como segregación residencial, es un fenómeno espacial con complejas conexiones con las diferencias y desigualdades sociales, complejidad que suele mover a confusión. Por ello es importante precisar qué entendemos por segregación y qué dimensiones distinguibles presenta el fenómeno, lo que haremos a continuación.
Las dos primeras son las dimensiones objetivas de la segregación. Pueden registrarse en planos temáticos de la ciudad, lo mismo que a través de índices estadísticos, como el índice de disimilaridad, señalado antes como el más usado internacionalmente para medir la segregación. En los planos temáticos las áreas son coloreadas para marcar la localización de los distintos grupos; y los índices miden el grado en que la importancia numérica de cada grupo social en el conjunto de la ciudad presenta variaciones al analizar los barrios y áreas internas.
DEFINICIÓN GENERAL En términos generales, la segregación residencial corresponde a la aglomeración en el espacio de familias de una misma condición social, más allá de cómo definamos las diferencias sociales. La segregación puede ser según condición étnica, origen migratorio, etaria o socioeconómica, entre otras. En América Latina la atención ha estado centrada en la segregación socioeconómica, y los pocos estudios empíricos realizados se circunscriben a ella, pasando por alto otras formas de separación social del espacio urbano. Es un ángulo comprensible considerando que las fuertes desigualdades sociales, de ingreso y de rango o clase social, representan tal vez la característica más saliente de la estructura social de los países de América Latina –más que la pobreza, en todo caso.
La tercera dimensión, relativa al grado de prestigio de los barrios, es de carácter subjetivo. Se refiere a las imágenes, percepciones, reputación y estigmas territoriales asignados por la población de la ciudad a algunos de sus vecindarios. En un extremo, el prestigio social de los barrios suele ser base de negocios inmobiliarios para los promotores y capitalización de plusvalías (rentas del suelo) para sus residentes; y en el otro extremo de la escala social, la estigmatización de los barrios contribuye a formas variadas de desintegración del cuerpo social. “NUEVA POBREZA” UNA TENDENCIA CRUCIAL La dimensión subjetiva de la segregación es central en algunos de los procesos actuales más importantes que están afectando a las ciudades contemporáneas, incluidas las de América Latina: • Por una parte, en el crecimiento del sector inmobiliario urbano, un hecho internacional que encuentra explicación en la liberalización de los mercados urbanos, tradicionalmente regulados, y en la afluencia de importantes capitales hacia ellos. La segregación figura como condición importante en muchos de los negocios inmobiliarios residenciales. • Por otra parte, la “nueva pobreza” que está creciendo en las ciudades (según la denominación en uso en Europa) está claramente asociada al surgimiento o reforzamiento de los estigmas territoriales: barrios donde campea el
DEFINICIÓN COMPUESTA En términos más específicos, la segregación requiere una definición compuesta para dar cuenta de aspectos diferenciables que tienen distintas implicancias, tanto en términos de sus impactos sociales y urbanos como en lo relativo a la política pública. Diferenciaremos tres dimensiones en la segregación: • El grado de concentración espacial de los grupos sociales; • La homogeneidad social que presentan las distintas áreas internas de las ciudades; y • El prestigio (o desprestigio) social de las distintas áreas o barrios de cada ciudad.
7