Cómo mejorar la educación: Ideas latinoamericanas y resultados asiáticos

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En Japón, el desempeño educativo es la preocupación principal de las familias con niños en edad escolar. Aproximadamente el 86% de estos niños asiste a clases de apoyo que se imparten en instituciones conocidas como juku. Esta cifra se eleva al 90% en las zonas urbanas. Según el cálculo del Ministerio de Educación, 1,5 millones de niños de la escuela primaria y 2 millones de la secundaria están inscriptos en cursos de apoyo. Una demanda tan generalizada ha creado una gran oferta. Hay entre 35.000 y 200.000 juku, que comprenden desde escuelas de una sola aula dirigidas por amas de casa hasta corporaciones gigantescas (esto explica la falta de estadísticas precisas). Juntas, las juku absorben unos 490 mil millones de yenes (US$4.600 millones). A partir de 1997, nueve empresas de juku se incluyeron en la lista de la bolsa de Japón (Russell, citado en Bray, 1999:23). En algunos casos, los padres asisten a estas instituciones para preparar mejor a sus hijos en casa. La esfera y el alcance de las mismas es tan impresionante que constituye un sistema de educación “fantasma” (Bray, 1999). Por lo general, en estos cursos se enseñan contenidos de un nivel superior a los que se incluyen en los programas de estudio estándar para cada grado. Como resultado, suele decirse que los estudiantes deben saber matemáticas de secundaria para aprobar los exámenes de admisión en escuelas secundarias de primera categoría. Algunas de las mejores juku hasta tienen sus propios exámenes de admisión; estos pueden ser más difíciles que los exámenes para los cuales estudian los alumnos que recurren a estas instituciones. Muchas de ellas poseen bases de datos con preguntas de los exámenes anteriores y demás información para ayudar a los jóvenes una vez que están inscriptos. Los estudiantes que aspiran a realizar estudios universitarios suelen rendir bien en la escuela y desarrollan una gran actividad académica y extracurricular. Entonces, las clases de apoyo los absorben y frecuentemente añaden estrés en donde ya se soporta demasiado. Casi el 18% de los jóvenes de Corea del Sur tuvieron que acudir a un psiquiatra para tratar el estrés que les causaba estudiar para los exámenes de admisión en la universidad. Un aspecto positivo de las juku es que su ubicuidad coloca la educación al frente y en el centro de la vida social de los niños. En Japón, por ejemplo, las clases de apoyo son tan comunes que los niños que no asisten a estas muchas veces se sienten excluidos. Para quienes concurren a las mismas, gran parte de su vida social gira en torno de ellas. El inconveniente de esto, consideran algunos observadores, es que las presiones de los exámenes son factores que generan altos niveles de suicidio entre los jóvenes de 15 a 21 años. Otros cuestionan la base de un sistema en que la educación normal y la educación “fantasma” pueden absorber nueve horas o más del día de un niño cuando la jornada laboral de los padres es de siete horas, en promedio (Mauritius, citado en Bray, 1999).

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EDUCACIÓN EN ASIA Y EN AMÉRICA LATINA 25


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