Jóvenes y juventudes indígenas: Vivencias y tensiones en el Chile contemporáneo

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Capítulo 4  Jóvenes indígenas de la zona norte

Es así como estas oposiciones muestran un proceso reflexivo que se realiza en torno al buen vivir, y que permite pensar sobre las eventuales diferencias que pudiesen existir entre la mirada de los jóvenes indígenas y no indígenas a este respecto. Tanto para el grupo likanantay como aymara (especialmente) existe una idea de vivir la vida que, con ciertos matices, los posiciona como distintos de aquellos no indígenas. Sobre este punto, se marca una distinción respecto a la identidad indígena que interpela, constantemente, a la tensión entre las identidades individuales y aquellas colectivas. 1.2.  La

importancia de “estar tranquilo” en el concepto del buen vivir

Como ya se ha esbozado anteriormente, se pueden identificar algunas diferencias asociadas a los distintos grupos indígenas consultados, y la atención del rol que juega la “comunidad” en el concepto de buen vivir para unos y otros. Para los consultados aymaras, la construcción del concepto de buen vivir siempre es parte de una construcción conjunta. Sin embargo, para aquellos atacameños jóvenes entrevistados, el buen vivir es también una construcción propia e individual, la cual no se opone necesariamente a otras reflexiones sobre el lugar del comunitarismo en las formas de conceder buenos vivires indígenas. Como se ha señalado, parte de esta forma de entender el buen vivir atacameño podría tener raigambre en las nuevas formas de trabajo de la zona. Al iniciar la conversación con estos jóvenes, muchos verbalizan sus asociaciones espontáneas a la buena vida como construcción propia en la idea de “cada quien tiene su propio camino”. Pero, como se ha dicho, esto se hace sin desconocer el rol de la naturaleza, tal como se caracteriza en el imaginario andino bucólico de la vida pastoril y agricultora. Aparece como punto en común la importancia de “estar tranquilo”. ¿Qué implica, entonces, 104

“estar tranquilo” en la mirada de los jóvenes atacameños? Desenvolverse en un ritmo pausado, relacionarse armónicamente con la naturaleza, acceder a una sana alimentación y tener presentes los valores culturales de la etnia. Pero, al igual que otros jóvenes indígenas, la conciencia al respecto se da con la llegada a la ciudad. Por lo mismo, esta idea se hace mucho más presente en el grupo etario de entre 20 y 29 años, puesto que ya algunos son parte de un tránsito migratorio, en razón de sus estudios. “Para mí, el buen vivir es estar acá, la tranquilidad, la naturaleza, no salir de lo que uno es. Porque, ponte tú, cuando yo llegué a la ciudad a lo primero que me ligué fue a esto, acá uno no vive con esto, al cable. Entonces para mí el buen vivir es estar acá y aprovechar esto, la tranquilidad, la forma de vida, la forma de alimentarse. Porque, ponte tú, yo iba a Iquique y el McDonald’s lleno, Doggi’s lleno, el patio de comida del mall, lleno. O sea, para mí, eso no es comida” (Mujer, 20-29, Región de Tarapacá, Entrevista).

1.3.

Buen vivir como llamado a la transmisión identitaria

En general, la discusión sobre el concepto de buen vivir implica necesariamente una reflexión, tanto respecto a la identidad de cada uno de los pueblos indígenas como a la de cada una de las personas que adscribe a dicha reflexión. Por ello, abre una discusión imbricada en el origen, la vuelta a los antepasados y a la cosmovisión cíclica del mundo. O bien, la misión de preservar aquello que dejan los abuelos. Esto se encuentra en sintonía con la visión de identidad como aquella progresiva, construida y no dada por sentado. La identidad es algo con lo que se nace, pero que también se construye y se descubre. Especialmente en el caso de los aymaras, el ambiente del campo es fundamental en la visión de buen vivir y el llamado es —siempre— a recordar el origen de cada cual.


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