Notícies
Els advocats de les Illes s’apunten al microrelat Eva Maria Cardona i Manuel Molina han resultat guanyadors d’alguna de les edicions mensuals del concurs del CGAE
54
REVISTA MISSÈR · gener - març 2013
A final de l’any 2008, el Consell General de l’Advocacia Espanyola es decidí a con· vocar per primera vegada un concurs ori· ginal ideat per afavorir el coneixement de l’advocacia i avançar en l’objectiu d’acostar la professió als advocats. Naixia aleshores la primera edició del Concurs de Microrelats, amb la particularitat que els treballs no havien de superar les 150 paraules i havien d’incloure necessària·
ment les cinc paraules que els organit· zadors del certamen seleccionaven. Des d’aleshores han estat molts els relats que s’han presentat a cada edició, una cada mes, i dos els advocats de les Balears que han aconseguit fer-se amb el primer pre· mi en alguna de les edicions. El primer va ser l’advocat Manuel Mo· lina, que el febrer del 2010 es dugué
la satisfacció de convertir-se en el guanyador mensual del concurs amb la seva proposta titulada Terremoto. Uns anys després, concretament el mes d’octubre del 2012, va ser la lle· trada exercent a Eivissa, Eva Maria Cardona Guasch, qui aconseguí con· vèncer el jurat amb el relat Apuntan· do al futuro.
“Apuntando al futuro” (Eva María Cardona)
“Terremoto” (Manuel Molina)
“Acababa el plazo para evitar cumplir condena. La
Frente al espejo del camerino se secó con una es·
pena: prohibido ver los dibujos animados de la so·
ponja el sudor provocado por los nervios. Esa noche
bremesa. El recurso de reposición ante mi madre
debutaba ante el público del cabaret al frente de
había sido desestimado. Mientras comía las últi·
“La Terremoto y sus Panteras”, el grupo de revista
mas croquetas valoraba mis opciones. Un recurso
que le permitiría desarrollar todo su talento ar·
de suplicación acabaría en represalias, por pesado.
tístico. Algo que su profesión habitual le negaba
¿Manifestación espontánea, con gritos y berreo?
día tras día, pero que por fin, aunque fuese anóni·
No, acumularía otro castigo. ¿Huelga de postre?
mamente, podría exteriorizar. Se atusó el pelucón,
No, tocaba flan y yo era un niño muy laminero. En·
apretó los labios fijándose el carmín, y se alisó el
tonces, sólo me quedaba olvidar la vía judicial y la
conjunto años sesenta -igualito que el de Massi·
alteración del orden público y acudir a una auto·
el- que le estilizaba ese tipazo que la naturaleza le
ridad moral respetada por todas las partes: el De·
había regalado. Oteó la rebosante platea a través
fensor del Niño, el bueno de mi abuelo, que siem·
de la disimulada ventanilla. Y seguidamente salió
pre conseguía el reintegro de la paz familiar. Aún
al escenario marcándose alegremente la ensayada
sentados a la mesa, le expuse el caso, los hechos,
coreografía. De pronto, la parálisis: en primera fila,
la pena exagerada; manifesté arrepentimiento y
a un metro de distancia, todo el personal de aquel
propósito de enmienda. Él escuchó, dio breve au·
odiado bufete celebrando el resultado de un juicio.
diencia a mis padres y dictaminó: ¡este niño será
-¡SEÑOR JUEZ!- aullaron todos al unísono, quedan·
abogado!”
do boquiabiertos.