JORGE LOOR GILER : Irreverente & Provocador

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Conceptualización y Dirección Ejecutiva: Sonya Algosaibi Prólogo: Humberto Robles Diseño, Diagramación y Reconstrucción Digital: Güido Âlvarez Edición Limitada. Cuenca, Ecuador 2017 Imprenta Monsalve Moreno ISBN 978-9942-28-940-7




PRÓLOGO


lugar en su medio, constantemente cuestionando los valores que van desde la presunta belleza de su ciudad, Portoviejo, hasta la ética social y política establecida por una rancia tradición que la esfera pública se encarga de certificar. Frente a cotidianos empotrados en usos y costumbres, las aspiraciones del individuo acaban en ineludibles desencuentros. El lector puede seguir las páginas de “Irreverente & provocador” por medio de las declaraciones que el sujeto hace acerca de su derrotero a lo largo de los años. Humberto E. Robles. Fotografía: Mercedes Robles ©

Jorge Loor Giler. Irreverente & provocador es el nombre del libro que el lector tiene en sus manos. El subtítulo propone que se trata de “Textos, testimonio e imágenes”. Difícil es clasificar un libro sin género. Tampoco es esa la intención aquí. Se trata de un respetuoso homenaje de su hija mayor a la presencia personal y profesional de su padre. Inevitable que corra por el libro una cariñosa nota de nostalgia y de melancolía, particular que sale a flote en los textos y en las imágenes reproducidas. Así, en primer término, tenemos aquí una suerte de biografía que arma la silueta familiar y profesional de la trayectoria de Jorge Loor, desde sus años mozos hasta este 2016. El perfil que surge de las imágenes y comentarios del agasajado remiten a una persona fuera de

Habla allí de su intereses: el periodismo, la cámara, el verbo. Esos comentarios no son baladíes. El buen lector podrá recuperar de esos diálogos con un interlocutor anónimo la intrahistoria de un individuo, sí, pero también del medio en que a éste le tocó nacer y vivir. Información hay allí sobre revistas, diarios, el inglés, la modernidad, y sobre la manera en que las crónicas que constituyen “En las calles” adquirieron forma y responsabilidad. Publicadas día a día en Diario Manabita a lo largo de unos 20 años, hoy uno lee esos artículos pensando en que la suerte del ser humano, en cualquier ámbito, es un constante recomenzar. En el fondo sentimos el desacuerdo del autor con el sentido de valores económicos, sociales y políticos que causaban en él un sentido de asfixia y desacuerdo frente a un mundo provinciano, anclado en intereses y reglas, incapaz de sortear barreras que lo colocaran en un

verdadero camino al progreso. Rezuma de esos escritos la lucha a favor de la modernidad. Las experiencias de Jorge Loor por latitudes otras –-Corea, Japón, Estados Unidos-– lo ubican en ese umbral que invita a dar el paso más allá de proverbiales maneras de ser y pensar. Que unos lectores se identifiquen con esa perspectiva y otros no tanto, no debería de sorprender. Mucho se ha hecho, para bien o para mal, por defender eso que se lla ma progreso. En el Ecuador y en Manabí se viene librando esa lucha desde al menos la época de Eloy Alfaro. Unos la ven como un simple cotejo entre el cultivo y lo yermo; otros se oponen, pensando que para que haya verdadero cambio es necesario revolucionar la manera de ser y comportarse de un pueblo. En algún momento, Jorge Loor se refiere a su provincia natal como “no civilizada”. Esos juicios, seguro, han de causar reacciones muy duras de partes de los defensores de patriotismos provincianos. Pocos le han de perdonar que califique a Portoviejo como una ciudad “fea”. Desde ya me pregunto la reacción de los que piensan en esa urbe como un “París chiquito”, conforme años ha algunos solían denominarla entre veras y burlas. Los textos provocarán al lector. Quizás acusen al autor de “perverso”, cual su pareja, madre de sus hijos, lo prorrumpe en algún momento. La mayoría de las imágenes, sin embargo, le darán al lector otro punto de mira, constituyen un testimonio que coincide con la



opinión de lo feo y lo no civilizado que uno que otro texto alude. Hacer un registro de imágenes, me refiero a las que no tienen que ver con el lado íntimo y familiar de Jorge Loor, es ver un montaje de contrastes en que figuran el retraso, la incomodidad, lo proverbial, la ceremonia, la presencia de lo cotidiano. Ver esas imágenes es reconocer las capacidades del fotógrafo, de su mirada en busca de lo no familiar, pero que a la vez es familiar. Valga el oxímoron. Hay varias fotografías hacia las cuales remito al lector. Una que capta un sepelio en que en andas va un número de ataúdes compartiendo el espacio con una especie de delta imaginario, de zaguán que trasunta expectativas y penas, donde cuchichean dos niñas púberes llevando un ramo de flores. Las sonrisas inmaculadas y eróticas de las colegialas, yuxtapuestas al fondo fúnebre, burbuja el encuentro de la muerte y de la vida, de la tradición y el tácito empuje hacia nuevos horizontes. Hay otras fotos que aún hoy también resuenan. He allí los niños viviendo su alegría elemental, especialmente aquel saboreando algún gusto, con una duna y un perro al fondo. También está la de los jóvenes cubiertos de limo, quienes, entre bromeando y reclamando, proyectan una imagen de audaz solidaridad y soberbia frente al lente intruso del fotógrafo. Y qué pensar del montaje de imágenes de un líder político, repitiéndose y repitiendo, vaya analogía, virtuales arengas en las que en el fondo hasta

un poco de desprecio hacia su pueblo quizás esconden, pero que, no obstante, charreteras y acólitos insisten en colocarle al caudillo y al corego el sombrero blanco de los castos. Caso aparte, la testa de una vaca sorprende por su humanidad y tristeza. ¿Y qué decir de las labores, vestir y sonrisas de los campesinos? ¿Acaso no contrasta la indumentaria de éstos con la del amigo fotógrafo, subrayando así, a pesar de cualquier empatía, las distancias entre el uno y “el otro”? Tradición, repetición y cambio están por doquier en esas imágenes. Ninguna resulta tan eficaz como la de ese Suzuki atascado en el fango, importada “hormiga roja”, patinando en una ruta que no se sabe ni de dónde viene ni para dónde va. Por lo demás hay balandras, hay fotos de pesca, de playa y de olas, de sirenas y aguardiente, de pelícanos en flor y de gallinazos cebados, en espera, mirándolas bañarse desde su parapeto maléfico y voraz. “Juventud divino tesoro” decía el poeta. ¿Dónde estarán esas sirenas ahora? ¿Dónde estarán los que babosos las miraban retocadas en la página central de Gregorio, la revista que fundó y llevó por largo tiempo, con comité editorial internacional, Jorge Loor. Éste de vez en cuanto se chantaba su sombrero de embustero. ¡Bien hecho! Su incisiva picardía estaba en eso. Su cariño a su gente figura en las fotos también. Pocos sabrán quién



es quién. No son los campesinos. ¡No! Hay fotos en que hay ternura, familia íntima, hay fotos en que brotan las generaciones de retoños verdes, hay otras en que los que alguna vez presentes se han ido, memoria son; y, hay otras en las que los que brillo fueron los ha ido carcomiendo el tiempo. “Textos, testimonios e imágenes” es el subtítulo anunciado de los “irreverentes” relatos y cuadros de Jorge Loor. Algo hemos sugerido sobre esos dos avisos. Queda por comentar la referencia a los “testimonios”. Todo el libro es un testimonio a una época, a una comunidad, a una familia y al recorrido del autor de las páginas de Irreverente & provocador, libro en que colindan imagen y letra. El lector por uno u otro sendero podrá entrar a las relaciones que trae de por sí la memoria, los trucos de la memoria. Cada lector irá arreglando y desarreglando lo que encuentra en esas páginas. Así, téngase en cuenta que Jorge Loor nace en 1935. Ese año, he allí un enlace, se publica una novela importante de Jorge Icaza titulada En las calles. No viene al caso decir más, salvo que el alegato implícito en la novela de Icaza y en las páginas de este libro indica que ha habido una inquietud profunda, al borde de la ira, respecto a la realidad inmediata ecuatoriana, solventada acaso por el sentido de solidaridad familiar que pareciera protegerla de imprevistos estallidos. Sentido de familia particularmente fuerte en Manabí, evidente en las imágenes que recogemos del libro de Jorge Loor.

Por último, pensando en trabazones, cuando me acerqué a este libro, no pude menos de recordar fragmentos de la primera oración de una célebre novela, Cien años de soledad (1967), donde se pronuncia que un personaje: “Muchos años después […] había de recordar aquella tarde remota en que […]. El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre …” Al repasar las páginas de Irreverente & provocador, con sus viñetas y sus letras, el lector sabrá apreciar las alusiones al tiempo en la frase arriba citada, reconocerlas a su manera. Por un lado un historial de enlaces; por el otro, no menos, la manera en que funciona la memoria cuando nos encontramos ante experiencias que de alguna manera conjugan pasado, presente y porvenir: añoranza y melancolía, lo estático y lo temporal. La historia de una pequeña ciudad, de una provincia pujante, y de toda una familia recorre los folios de este libro-álbum-crónica. Humor y sentido de lo ridículo hay allí. Amor por el mundo expuesto también. Años vendrán y todo esto se convertirá en “recuerdos del porvenir”. Humberto E. Robles Brickell, septiembre, 2016


TRIBUTO


Este libro es un tributo a mi padre, las raíces de esta obra son el resultado de memorias de la infancia al ver a mi padre crear. Memorias que constituyen la fuente de inspiración que alimenta mi evolución como artista hasta el presente. La primera vez que consideré publicar un libro sobre la obra periodística y artística de mi padre sucedió hace más de treinta años. Hoy, finalmente tengo el honor de presentarla como contribución al desarrollo cultural Manabita y a su historia. Los años formativos son parte de mis memorias más felices pues nuestra casa estaba poblada por objetos que él mismo diseñaba y fabricaba a mano; desde esculturas, pinturas, fotografías hasta objetos de uso cotidiano. Objetos que eran el resultado de su incesante capacidad creativa. En alguna ocasión, por ejemplo, mi padre pintó el vestido que modelé para un evento. Yo quizás tendría alrededor de siete años. Fue este período de mi vida el sustento de mi desarrollo como artista así como mi fuente de inspiración y energía creativa. La puesta en escena de esta obra documental tiene como actor principal el hecho de haber conocido a mi marido, Tarek. Nuestro matrimonio ha sido la tierra fértil para ambos tanto como artistas cuanto como personas y pareja. Nuestra vida en Los Ángeles es una inmensa y gratificante experiencia que nos ha dado la vida para dedicar nuestras energías a crecer como gestores culturales, artistas, exploradores de la creatividad, y sobre todo como personas quienes aprecian las artes como sustento de vida, como lo hizo mi padre durante la suya. Esta obra es nuestro reconocimiento para él, quien entre sus muchos artes, oficios, y emprendimientos fundó

“Editorial Gregorio” en Portoviejo, Manabí. Una experiencia que marcaría la vida de mi padre y nos proveería de una incalculable fuente de contenidos para crear esta obra. Qué maravillosa oportunidad poder presentar una selección de sus creaciones, de sus punzantes, claros, y frontales editoriales. De sus sensibles imágenes, y de sus fragmentos de vida expresados en pequeñas anécdotas que contextualizan al lector para proveer de una mejor comprensión del contexto donde fueron capturadas y su temática. De la misma manera el matrimonio de mis padres y la abnegada y cuidadosa dedicación de mi madre a su marido por la dulce calidad de mi propio matrimonio. El matrimonio de mis padres y su devoción por su relación han sido mis lecciones de vida más valiosas. Lecciones que me ha servido para mantener a mi familia unida con responsabilidad, profundo respeto, y amor que me honran al ser la mayor de la progenie de mis padres. Finalmente, trabajar con Guido y observar su respeto al trabajo del legado de mi padre han generado en mí un profundo agradecimiento hacia él y su trabajo. Esta obra es el resultado de la confluencia de todos estos factores mencionados en la primera, y ciertamente no la última, obra que honra el legado de mi padre a la cultura de mi amado, y su amado, Manabí. Sonya Loor Algosaibi Venice, California. Julio 2017.




DISEÑA LENTO Ejemplo de una de las imagenes originales sin restauración digital. El proceso de restauración y reconstrucción digital tomó aproximadamente seis cientas horas de laborioso trabajo. En una nota más técnica el lector podrá observar que la fuente escogida para los textos de esta obra es de gran tamaño (12 puntos). Una decisión de diseño pensada en facilitar la lectura a los callejeros lectores de mente sabia y ojos experimentados.


En la cultura China no se acostumbra decir “salud” cuando alguien estornuda, de la misma manera que nadie dice “perdón” para ponerse al frente o “buen provecho” cuando entra o sale de un restaurante. Sin embargo, la gente educada dice “Màn man chī“(慢慢吃) que significa “coma lento” en un afán de simbolizar la importancia de tomarse su tiempo y hacer las cosas con calma. Dejar la vida fluir a su propio ritmo. Esta idea viene muy en contraste con la forma como el mundo occidental se mueve al otro lado del planeta donde tanto la velocidad cuanto la urgencia son considerados valores dentro de una sociedad que vive apurada. Cuando me aproximé al diseño de este libro creí, equivocadamente, que sería un proyecto de corte rápido. Es un libro de fotos con textos me dije. En un par de meses a lo mucho estaría impreso pensé. Este pensamiento data de hace ya un par de años, o más. La versión que el lector tiene en sus manos es la quinta iteración de un proyecto que se convirtió en parte integral de mi vida. Siempre presente, siempre en el pendiente. Casi casi que otra disertación de Ph.D. pero sin diploma al final del camino pero con mayores gratificaciones. Un proyecto que ha ido mucho más allá de las fronteras del diseño para encontrar tierra fértil en los campos de las lecciones de vida. Ha sido gracias a este libro que he logrado conocer un poquito de la vida de un personaje de realismo mágico, un Davinci Ecuatoriano de verdad. Conocí a un patriarca de una familia con historia quien, gracias a su impetú y a su mente clara, ha logrado sembrar innumerables historias, mitos, y leyendas en su prole que crecerá con la bendición de contar con documentación de fuente primaria sobre la historia de su familia.

La recolección del material para esta obra incluyó varios viajes por los aires cambiando hemisferios de norte a sur y de sur a norte. Inclusive con cambios de husos horarios, lenguajes y culturas, y hasta veinte y cuatro horas en tren desde Richmond a Fort Lauderdale para así completar una entrevista en un centro de recuperación para gente de la tercera edad donde Don Jorge estaba internado durante unas semanas. Allí tuve el privilegio de escuchar sus historias, la vida detrás de cada imagen y así observar de primera mano como la mirada de Don Jorge volvía a llenarse de vida mientras sus ojos pícaros revivian las emociones que debió haber experimentado justo el momento de capturar cada foto. Sin pensarlo el libro se fue convirtiendo en parte esencial de mi vida y Don Jorge en la figura granpaternal que nunca tuve. De pixel en pixel y luego de meses de reconstrucción digital de material deteriorado por el tiempo empezaron a emerger las images seleccionadas de entre miles, literalmente miles, de parte de las fotos y negativos que Don Jorge produjo durante su vida como periodista, artista, y contador de historias.

Jorge así como su energía. Trabajar con Sonya ha sido otro privilegio que he podido vivir durante el proceso de diseño de esta obra y un ejemplo de vida sobre como honrar el trabajo del padre. Finalmente, desde la perspectiva de educador de diseño, comunicación, y artes plásticas puedo asegurar que este libro con el paso del tiempo constituirá un referente seminal en la construcción de la historia de Portoviejo, convirtiéndose así en una herramienta de investigación esencial para comprender la realidad de la provincia de esa época para las generaciones que vendrán. Por ello creo que la expresión “diseña lento” resume de manera óptima el proceso que permitió la puesta en escena de Irreverente & provocador. Largo proceso que se tomó su tiempo para culminar en una obra llena de significado además de constituir una entrañable historia personal que utilizaré una y otra vez con mis estudiantes cuando tenga que hablar sobre la importancia de conectarse emocionalmente con el proyecto que uno diseña para así generar un producto cultural de valor y trascendencia. Dr. Guido Alvarez, PhD, MFA Wenzhou, China. Abril 2017

Por otra parte, el trabajo con Sonya, la mentalizadora de este proyecto, fue esencial. No sólo desde la perspectiva de producción ejecutiva sino por el contagioso empuje --léase exigencia de excelencia-- para lograr que esta obra se convierta en una realidad tangible. Sonya es evidencia tácita de que gran parte de la personalidad de los padres, así como su inteligencia, creativad, e ímpetu son hereditarios. En ella, en sus ojos, se puede volver a vivir la mirada de Don






Foto tomada con la cámara chiquita, yo seguramente tenía 21 años. N ací el 25 de abril de 1935. Tenía un amigo, hijo de un comerciante de apellido García, quien tenia un almacén. El hijo se sacaba las películas del almacén de su padre. Los químicos los hacíamos nosotros mismos, iguales a los que usan los fotógrafos del parque. Casi tenía que ser muy estático, muy lento porque las películas eran de baja velocidad.





Fui periodista desde los 17 o 18 años y siempre me gustó. Tenía un periódico mural que lo hacía totalmente. Para que se vea más profesional, tenía que ponerme diferentes seudónimos y así la gente piense que había varios periodistas. Yo siempre andaba con mi cámara y publicaba en Vistazo, en el diario Universo y en el diario Manabita también. Después tuve mi propio período. Para ello compramos la primera imprenta offset que llegó a Manabí y ahí publicábamos diferentes folletos y la revista Gregorio. Teníamos la enorme ventaja de que la tipografía se hacía en una máquina IBM, se fotografiaba y se hacía en la plancha. Al contrario, de los tipógrafos tradicionales, nosotros lo hacíamos todo muy rápidamente, ellos tenían que armar de letra en letra la página. Al inicio hicimos un préstamo al banco, pero luego se lo vendí todo a mi hermano pues yo era más soñador; no me importaba gastar cien para ganar cincuenta, lo que me interesaba era el resultado, tubos de agua. Y si los dividen en cuatro se obtienen cucharones para cocinar el arroz. Yo no escribía en máquina sino a mano y generalmente tenía dos secretarias quienes se encargaban de transcribir los textos, así generaba el material para el periódico o el suplemento. A partir de este material, el director escogía los

contenidos de cada edición. Yo tenía una columna que se llamaba EN LAS CALLES, ésta se publicó por 22 o 23 años, todos los días, ¡sin falta! Al dueño del periódico le gustaba que trabajemos así, él tenía un “file” o archivo de donde sacaba el material listo, le encantaba mi estilo de escribir que era medio “campechano”. Yo mismo era una máquina de escribir y fotografiar. Era muy amigo de la gente alta del mundo mediático; pero nunca me pudieron conquistar para dejar mi mundo. Todos los artículos comenzaban de la misma manera con las palabras: EN LAS CALLES NUESTRAS... e iban acompañados de mis fotografías o ilustraciones. A la gente le gustaba porque era un texto más íntimo, más personal, sarcástico e irreverente. Era un estilo pegajoso que daba ganas de leer. A mi mujer nunca le intereso ese asunto, porque el tono de mis escritos me metía en líos sociales toda la vida. En la oficina personal, que a su vez, era mi estudio y la imprenta, no había muchos que hablen inglés. Yo lo hablaba muy bien, por todos los años que viví en los Estados Unidos; es por ello, que cuando iban delegados del cuerpo de paz, por ejemplo, los llevaban directamente conmigo para discutir temas de toda índole: de política, de negocios, de cultura. De esa forma, yo lograba mantenerme al frente del quehacer informativo de la ciudad.



puerta de atrás del Jeep, saqué los periódicos y se los regalé. Así me los gané y me contaron su problema. En esos tiempos, Manabí todavía era agreste, no civilizado. Una vez me toco hacer un reportaje en la montaña y me decían: “no vaya porque hay gente mala”. Sin embargo, así aprendí el secreto de la montaña. –Mire -me dijeron- vaya con un niño y donde sea que llegue, deje que el niño vaya primero. Efectivamente, los criminales respetan al niño, nunca tuve problemas.

Yo tenía un Jeep Suzuki rojo, al que le bautizamos como LA HORMIGA COLORADA, tenía la costumbre de invitar a subir al carro a quien sea que me encontraba en el camino. Así podía conversar de cosas que jamás habría conversado, así como también experiencias desagradables, como un señor que apestaba como el mismísimo infierno. En otra ocasión recogí a una viejita; vieja, vieja, vieja la señora. De repente veo que la viejita me miraba y me miraba, cuando finalmente le pregunté, qué tanto me veía, resultó que fue la cocinera de mi papá. Lindo era mi carrito, yo tenía mucha prolijidad en su cuidado. Tenía un amigo mecánico con

quien llegamos a un convenio, en donde yo le pagaba una mensualidad para que me revise y mantenga el carro diariamente, para que estuviera en óptimas condiciones todo el tiempo. Efectivamente me lo cuidaba tanto que yo podía llegar a sitios donde otros carros no entraban. Alguna vez, recogí una señora que dio a luz en el carro. En otra ocasión, me vi en aprietos porque en la zona por la que estaba cruzando había habido varios robos de ganado y de repente llegó un momento que me rodeó mucha gente con machetes. Felizmente, yo solía llevar en mi carro montones de periódicos; al ver que me rodeaban, bajé del carro, abrí la

Yo escribía todos los días y producía muchos artículos en varios temas. Un día, el gerente se aproxima y me dice: Jorge, yo le ofrezco un puesto donde usted sea su propio jefe, hace lo que quiera, dice lo que quiera y no le voy a poner barreras salvo las evidentes. Así iniciamos una relación comercial donde hicimos cosas magníficas, incluidos programas de desarrollo social. Yo había conocido en el Japón a agricultores que tenían parcelas pequeñas del mismo tamaño de las que habían en Portoviejo, pero mucho mejor cultivadas, porque tienen la tecnología apropiada para ello. Comencé así a formar cooperativas donde aplicar mis observaciones sobre agricultura y así hicimos cosas muy buenas para la provincia. Incluso creamos todo un pueblo, que ha tenido mucho éxito con la artesanía de Tagua, es el pueblo de Sosote.



La revista GREGORIO tenía un tiraje de 3000 números. Era interesante, monotemática y agotábamos el tema. Su desarrollo era completo con investigación de primera fuente. Si era sobre el café, por ejemplo, la revista cubría el tema desde el café en su estado salvaje hasta su máximo desarrollo posible.







GENIOGRAMA EN LAS CALLES : Junio, 1980.

En las calles nuestras, sin andar largo rato, usted se topa con alguien que guste jugar con las palabras y resolver crucigramas o geniogramas. Pero no todos participamos en hacer estos acertijos, por más ejercicio mental que representen. Hay algunos que preferimos no jugar con las palabras y más bien aceptarlas como principalmente son, una manera de comunicarnos. De allí, que resulta un Geniograma, esto que motiva el simple hecho de bombear agua desde las vertientes de nuestra zona nororiental para alimentar la Presa de La Esperanza y luego la de Poza Honda. Si la memoria no me traiciona, la Ley establece que las aguas superficiales y profundas, dentro de todo nuestro País, pertenecen al Estado y se las encomienda manejar al INERI, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.

Luego otra ley o decreto, parece que traspasa esa obligación al CRM, dentro de la jurisdicción provincial. Siendo así, el CRM es la entidad que tiene que ver con los recursos hídricos de Manabí para administrarlos. Y sí el CRM, así investido como amo y señor de las aguas de Manabí, determina que es conveniente hacer un trasvase de nuestra cuenca del Daule para entregarla en la Presa de La Esperanza, en buena hora que se haga y no se ha infringido en la Ley. Pero como ya dijimos antes, esto del trasvase ya cayó en las manos de la politiquería y el paliducho y afiebrado, Prefecto Provincial nuestro, lo ha tomado como bandera de hecho para fines escondidos. En primer lugar, construido el embalse de La Esperanza, por su gran capacidad y por el aumento de camarones en Simbocal, tendremos agua de sobra aún en los años secos. La Presa de La Esperanza almacenaría

más agua de la que se puede eficientemente aprovechar en sus zonas de riego. Lo crítico es alimentar a la Presa de Poza Honda para llenar su vaso o entregar a través de las lomas del Junco y regar el valle de Rocafuerte. En todo caso, este es un problema bajo la jurisdicción del CRM y no es fundamental si se analiza como lo venimos haciendo, el problema nuestro no es precisamente la falta de agua, sino la desaprensiva manera como la venimos administrando. Entonces, queda claro que este Geniograma en el que estamos envueltos no es otra cosa que un instrumento político para que nuestro paliducho Prefecto saque partida a sus inconfesados proyectos políticos. El trasvase es un sencillo problema técnico que por ley le compete al CRM.


El Concejo Provincial y su amarillentado Prefecto no pueden tomarlo como pretexto para oscuras maniobras políticas, sino más bien, dedicarse a sus acostumbradas acciones. Mire a la foto, callejero lector y le recordará que la carretera Manta a Portoviejo tiene un tráfico tan nutrido como cualquiera de nuestras calles principales. El Consejo Provincial es el papá y mamá del millonario equipo que permanece inactivo parqueado en las afueras de Portoviejo. Usted me dará la razón, callejero lector, que antes de formar una alharaca en esto del trasvase y dejar que el CRM cumpla con la ley, mejor sería que el paliducho y afiebrado medicucho, Jefe Provincial, se dedique a administrar eficientemente los valiosos recursos que tiene, antes que pretender quitarle las obligaciones del CRM y hacerse una plataforma política con el trasvase.

Antes que al Geniograma, confundiendo las opciones que tenemos los manabitas para lograr nuestro desarrollo integral, le consulto a usted, callejero lector, sobre la conveniencia de que cada uno ocupemos nuestro puesto y eficientemente lo realicemos.


BELLO PORTOVIEJO EN LAS CALLES : Junio, 1980.

En las calles nuestras, la gente conoce el dicho de que la belleza está en los ojos de quien la mira. Pero cuando se trata de la belleza urbanística de Portoviejo por más buena voluntad y esfuerzos que se tengan, poco es lo que se puede lograr. Perdóneme, callejero amigazo chupamango, pero hay muchos que pensamos que Portoviejo como ciudad, está carente de belleza. Portoviejo es una ciudad fea. No me deja mentir, callejero lector, y dígame solo tres lugares con belleza en nuestra ciudad. Si no encuentra tres, dígame por los menos de un sitio de Portoviejo que pudiera considerarse como bello, como hermoso. Déjeme darle una mano: La glorieta del Parque Central El parque Forestal de los Rotarios El Centro Comercial

No perdamos el tiempo, callejero lector, pero ninguno de estos lugares se acerca a lo que pudieran ser sitios hermosos de nuestra ciudad. La glorieta del Parque Central está casi destruida y en sus alrededores hay una verdadera masacre de plantas y árboles que la desmejoran. El Parque Forestal es un buen sitio de reunión, cuando su laguna tiene agua, pero en aras a la belleza natural allí, poco o nada se ha hecho. Es un lugar artificial y artificioso en el que no se destacan los toques del arte o el buen gusto. El Centro Comercial, no es más que una gigantesca mole de cemento sin ninguna concesión estética. Y como yo, no más recojo el sentir de las gentes, sí estoy equivocado, hágase presente, callejero lector.

A lo que voy es, sencillamente, que nuestra ciudad está descuidada en su aspecto estético y realmente, aunque me duele, tengo que admitir que como está, es una ciudad fea. No digo que es desagradable, porque a la falta de belleza estética tiene la amistad de sus gentes, que lo compensa. Pero, definitivamente, no es una ciudad que agrada a la vista o que le saca partida a sus elementos naturales. No tenemos un solo monumento que merezca ese nombre. Y los mocarros de la avenida Manabí, el Pacheco, las caricaturas de la Avenida Universitaria y la alegoría, al empuñe, al entrar al Puente Velasco, son tomaduras de pelo a la sensibilidad nuestra que de diversas maneras ya los han rechazado.


La única obra de arte público con que contamos es el mural de Jorge Sweet, en el Banco Comercial de Manabí. Todo esto porque nuestro quehacer cultural ha sido débil y no se ha tomado en cuenta la opinión de nuestros artistas gráficos. Somos una ciudad en manos de los políticos, en su parte administrativa y de los poetas, en su parte espiritual. De allí el canto a Portoviejo, que es una gran contradicción a nuestra realidad y los premios al ornato, que desde hace rato se han venido revelando. Esta lamentable situación no debemos dejar que continúe, para que nuestra ciudad se convierta en una montonera de cosas irreverentes al buen gusto.

Que le parece, callejero lector, que si usted está de acuerdo en lo que aquí decimos, se da un tiempo para conversar con sus amigos en el Consejo Municipal para que se forme un comité, Patronato o que se yo; para que entre la rabiosa gente con que contamos y se forme un organismo que tome a su cargo la belleza de la ciudad. Sin que a nadie le cueste plata, con un poquito de persuasión y algo de maña se podría formar un equipo de gente competente, a la que se le encargaría la tarea de embellecer a esta ciudad de forma permanente. A lo mejor de esta manera, cambiaríamos a este Portoviejo insípido y común, en una hermosa ciudad con rinconcitos especiales, que harían posible que las gentes del país vengan aquí para gozar.

La cosa es difícil, porque en cuestiones de arte y buen gusto no hay leyes escritas, pero es fácil lograr si se usa todo y grandes cantidades de tolerancia, para encomendar a los artistas nuestros de esta valiosa acción. No hay razón para que Portoviejo no sea una ciudad hermosa y bella. Y en sus manos está, callejero lector, para que esto no se quede en el papel y se ponga en práctica. Nuestra ciudad jamás se puso a la altura en que la ubicó Vicente Amador Flor y los premios de ornato que se han entregado, generalmente, carecen de fundamento salvo que se entregue a lo mejor y eso es poquito.


LA LEVADURA EN LAS CALLES : Abril, 1978.

En las calles nuestras, por tanto tiempo apabulladas, aplastadas, achicharradas contra la parte de afuera de la pelotita en que vivimos, ahora causa una grata sorpresa la inusitada manera en que la ciudad está creciendo hacia arriba. Mejor y tan rápido que con levadura FLEISHMAN las construcciones de Portoviejo están comenzando a rascar el cielo de esta cuadricentenaria ciudad. Y nadie se hace ilusiones de que aquí tendremos un Empire State, las torres gemelas de Chicago o la de Eiffel, nada de eso callejero lector, pero si le digo que el pajarito Menéndez, nuestro bombero estrella, que cuando había fotógrafos presentes, acostumbraba saltar desde el techo de la casa que se estaba quemando, en heroico y deslumbrante gesto, ahora va a pensar dos veces antes de lanzarse techo debajo de los edificios que aquí se están construyendo.

En primer lugar, porque son tan altos, que sí se tira del techo del Centro Comercial, por más que apunte a caer en la esquina de la Agencia Victoria, el viento y la ilusión óptica, seguramente que lo convierten en una hamburguesa cruda en el portal de Comercial Lozada o de Vifesa. Y aunque ambos locales comerciales le darían un descuento a quien lo intente, es difícil encontrar a alguien que, con el riesgo de convertirse en pastilla, acepte una comisión del diez por ciento en una mecha de Kerosene o en un arete de plástico. Además, las construcciones que como espuma en Portoviejo están creciendo para arriba, no van a quemarse tan fácilmente para permitir estas acrobacias, puesto que son de concreto y ladrillos que no se encienden. Pero hay otros problemas, que en este crecimiento vertical de la ciudad, deberían ser tomados en cuenta.

De vez en cuando y sin aviso previo, como al tumbar naranjas, alguien o algo nos remece fuertemente, los edificios se desparraman y las calles se agrietan en los terremotos y temblores que aquí tenemos. Pregunto yo, y por supuesto usted callejero lector, ¿el Departamento técnico de la Municipalidad está exigiendo que estas construcciones sean antisísmicas? Con lo tanto que cuesta hacer una construcción chata o espigada, cada constructor o propietario intenta ganarle espacio al espacio y hay construcciones nuestras que son solo para personas que se alimentan con fideos cabello de ángel, uno delgadito y largo cada día. Porque si se come dos y en la escalera se encuentran con un vecino que hizo lo mismo, al subir y bajar de dos de ellos, habrá tal refriegue de grietas como al envasar mondongo en tubos de pasta de dientes.


Y las gentes nuestras que las ocupen, poco más o menos, tendrán que dormir de pie pensando que la pensión Cristal era una cancha de Fútbol. Pese a todo esto, que son cosas de las calles nuestras que deben ser chequeadas por el departamento Técnico de la municipalidad de Portoviejo, aquí nos llena de gusto y orgullo que la ciudad crezca por cualquier lado. Y si este espectacular crecimiento, es como levadura que dentro del molde, se infla para arriba; en buena hora. Porque con tantos gorditos pausados, o como quiera que usted desee nominar a los portadores de amplios cinturones, subir escaleras es un espléndido ejercicio y trepando es una buena manera de progresar. No más hay que dejarse marear por el hecho de que está subiendo


EL BALANCE EN LAS CALLES : Julio, 1980.

En las calles nuestras, por balance, se entiende cómo andan las cosas. Si bien, mal o mas o menos. Pero para los Bancos, el balance es algo que parece ser más complicado y serio. Tanto, que le ponen a las cosas, maniobras que no cuajan en nuestra imaginación. Por lo menos en la mía, callejero lector y pensando que alguien debe ser, entre ustedes, a quien yo me le parezca, espero tener el gusto de que sea usted y siendo así lo invito para ver si desciframos el Balance de nuestro Banco. El Balance del Banco Comercial de Manabí. Mírelo en la página 13B del Diario Manabita en la Edición del domingo 6 de julio. Este es un Balance Consolidado y Condensado, lo que debe entenderse que, en efecto, tienen plata reunida y por razón de espacio la tienen en billetes de mil y no en reales, ni pesetas, condensado. Luego lo dividen en Activo y Pasivo, que de nada les sirve porque a la final ambos total y son igualitos. Pero en el intermedio hay dos cosas importantes de destacar.

En el Activo, se dice que prestamos firmas y esa es una de las cosas buenas de nuestro Banco, porque deja ver que también los dan sin firma o con huella digital. Una gran medida que identifica al Banco nuestro con esta Provincia, donde tantos somos analfabetos y tenemos que dictar lo que pensamos. En el pasivo, resalta otra cosa que debe llamar la atención de usted y del más empinado Banquero. Muestra en Utilidades, exactamente ciento diez y ocho mil seiscientos setenta y tres sucres son setenta y cuatro centavos. ¿Qué fue lo que pasó para que no se puedan ganar los veinte seis centavos que faltan para redondear la cifra? Seguramente causará un gran problema entre los empleados del Banco y por lo menos se buscará, por todas partes, a una peseta que rebaje la cuenta a seis centavos, que ya casi no es nada. Pero mirándolo bien, el hecho que un negocio cualquiera o precisamente un Banco Nuevo produzca ganancias tan grandes en apenas dos meses de operación, es algo que llena de inmensa satisfacción y orgullo. Teníamos entendido que hay que comenzar perdiendo.

Pero fuera de esto, el resto del Balance, poco o nada dice, para nosotros, callejero lector. Cosas raras y números con la frialdad de hielo seco que no nos llegan, pero que por estar firmadas por tres amigos nuestros deben ser verdad y bastante han de significar para ellos. Con lo que vale pena, que usted y yo le saquemos el Balance a nuestro Banco Manabita para que lo entendamos bastantes. Y allí entramos con viada, recordándole que todo lo que aquí habíamos dicho sobre la creación de nuestro Nuevo Banco no solo que fue realidad, sino que se pasó de nuestras mejores predicciones. Decíamos que este era un Banco Manabita creado por los esfuerzos de gente nacida o residente aquí y que por lo tanto debería merecer el respaldo de nosotros, esperando que algunos apoyaríamos a la naciente Entidad. La realidad nos ha demostrado que esto llegó a la fibra misma de los manabitas y en vez de algunos, muchísimos han sido los manabitas que escucharon el llamado y han abierto sus cuentas en nuestro Banco.


Tanto, que se duplico con creces la más optimista predicción del número de cuentas corrientes y el monto de los depósitos. Le habíamos dicho que este Banco nuestro tenía una nueva mentalidad, en que el cliente era lo que más le importaba al Banco, puesto que no le hacían un favor al atenderlo, sino al contrario, que el cliente le hacía el favor al Banco por permitirle hacer negocio. Esto ha sido comprobado con la actuación del Banco Nuestro en las operaciones que dentro de estos dos meses ha realizado, no solo que se han atendido las solicitudes para solucionar los problemas planteados, sino que se los ha examinado y resuelto para que resulten en un justo beneficio de los clientes primero. Y digamos una cosa, de mucho riesgo, al referirnos al personal mencionando, que habían sido especialmente escogidos y preparados en cursos intensivos para reafirmar que en este Banco el mejor recurso son los clientes. Esto pudo ser una estratagema para ganar confianza.

Pero luego de dos meses y más de ponerse a prueba, los miembros del Banco, desde el abridor de puertas para arriba, toditos han demostrado que el Banco Comercial de Manabí es un Banco diferente. Acicaladitos y sonrientes a diario han estado cumpliendo efectivamente su función. Que han metido la pata una, dos o tres veces, solo demuestra que son humanos, pero enseguidita han agotado esfuerzos para corregirse. Y todo esto, se ha hecho dentro del más estricto marco de respeto a la persona y con gran desbordamiento de cortesía. De tal manera, que el verdadero Balance del Banco Comercial de Manabí que nos gusta, que nos sirve y al que solo le falta que usted, callejero amigazo, le favorezca siendo también parte de nuestro Banco. Si esto lo hacemos bastantes, sería el mejor premio a este primer Balance, que muestra lo que somos capaces los manabitas.


TRATO CON MUERTOS EN LAS CALLES : Junio, 1980.

En las calles nuestras, la gente sabe que la muerte ocurre de dos maneras. Cuando se pela el bollo y cesa toda la función del organismo y en verdad se muere. O cuando, aparentemente, se muere porque no se vale nada, no se hace nada, ni se va, ni se viene. La primera clase de muerte se dice que ocurre a los animales y vegetales. La segunda a las cosas naturales, o creadas por el hombre, que alguna vez tuvieron actividad y luego no la tienen. Este es el caso del Consorcio de Centros Agrícolas de Manabí. No hay que hacer historia, callejero lector, porque aquí no tenemos espacio, pero haga usted una simple prueba

y pregunte a dos o tres de sus amigos sobre qué cosa mismo es este organismo y le aseguro que no le darán una detallada explicación. Pero si tiene paciencia y se encuentra a uno de los politiqueros antiguos, cada uno le dará su versión particular, dependiendo al tiempo en que el Consorcio fue de su bando o del Contrario. La verdad más o menos es ésta. Cuando en Manabí los técnicos agropecuarios eran contados con los dedos de las manos, fue creada esta organización para ayudar al sector agropecuario. Y gracias a aportaciones del Gobierno, esta esperanzada acción comenzó a florecer, principalmente, ayudando a los ganaderos con servicios veterinarios.

Pero algo paso, de repente, alguien se dio cuenta que esta organización podía ser utilizada como arma política. Y en efecto, a poco rato de nacida la prometedora acción para adelantar la gestión agropecuaria, se convirtió en el plato favorito de los partidos políticos. Quien ganaba control del Consorcio tenía asegurado los votos del amplio sector Agropecuario. Claro está, esto no fue del agrado de los agricultores ni empresarios agrícolas puros. De allí, que poco a poco, el Consorcio comenzó a ser cada vez menos, hasta que hace rato se quedó muerto. Queda solo el nombre, deudas, fotos y papeles viejos y una mini burocracia, sin nada que hacer.


De allí, que nos causa enorme sorpresa que ahora, con este muerto, se pretenda realizar un convenio para Reforestación entre el M.A.G y este esqueleto.

Mas bien, habría que aprovechar la oportunidad y definitivamente arreglar los papeles del difunto, para que legalmente descanse en paz.

A usted le consta, callejero lector, que tratándose de Reforestación, de repoblar nuestra tierra con especies vegetales, como las teníamos antes, nosotros hemos sido los primeros en aplaudir cualquier gestión en este sentido, por pequeñita que sea.

Y en lo que realmente nos importa, la Reforestación de Manabí, la Delegación del MAG tiene en sus manos todo lo que requiere para llevarla adelante, dinero, especialistas, personal complementario, equipos y servicios con los que desde hace rato cuenta.

Pero esto de hacer trato con muertos, nos sabe cómo a una nueva espina que tendremos que aguantar. El Consorcio de Centros Agrícolas, no solo que murió en manos de nuestros Politiqueros, sino que fue enterrado por el pueblo que no llego a sentir sus beneficios. Entonces, ni manera que vale la pena remover cenizas.

Que pese a todo esto, no hayan podido levantar un solo bosque o reforestar una pilche cuadra, es otro problema, del cual ya nos hemos ocupado y seguiremos machacándolo. Pero definitivamente, no se resuelve nada haciendo tratos con piezas arqueológicas de nuestro museo Institucional.




LA GUERRA EN LAS CALLES : Septiembre, 1980.

En las calles nuestras, el que menos está pendiente de lo que pasa entre Irak e Irán. No tanto por lo que interese, por lo espeluznante de la pelea y sus repercusiones sino que lo vemos a cada rato en los diarios y la televisión. Y claro está, callejero lector, que a cada uno de nosotros se le pone la piel de gallina al darse cuenta de la horripilante manera como esa gente se mata. De golpe y porrazo perforado por una bala o una esquirla de metal. Fulminado por concusión de una explosión o achicharronado por su calor. Simplemente por un aplastón bajo los escombros. Lentamente desangrándose o muerto por miedo o por susto. O por recoger un vistoso juguete, las últimas novelerías bíblicas. Bombas antipersonales muy pequeñas, con detonación retardada que disfrazadas como juguetes o cosas comunes son lanzadas en grandes cantidades sobre las ciudades, no estallan al impacto, sino después cuando alguien la recoge.

Muerte de mil maneras, pero muertes que a todos nos horrorizan. El holocausto de la guerra que TODOS detestamos. Horripilante hecho que desdice de nuestra condición humana. Y ya que cogió viada, siga usted solito de largo, lagrimero lector, pues yo aquí me descuelgo ya que todo eso es mentira. Mentira grandota de siete letras mentirosas. Pues la guerra, la pelea o ese litigio por la vida o la muerte comienzan desde el primer momento en que nacemos, cuando dejamos la seguridad y comodidad del vientre maternal para, berreando, lanzarnos a la inclemencia del mundo nuestro. Sigue cuando de niños jugamos a la guerra y con un simple palo por metralleta lo apuntamos y TATATATA. ¡Ya estás muerto!, gritamos.

Se adora la cosa, cuando a mano tenemos mil y un juguetes de plástico que detalladamente reproducen las armas reales. Y de jóvenes, por ley, tenemos que aprender a guerrear. Por alguna razón, nunca suficientemente explicada, entramos a los cuarteles y raspándonos el coco, comenzamos a ser soldados. Ya de grandes la cosa es completada. Casi que no hay nada en nuestra actividad diaria que no haya sido perfeccionado o que tenga alguna relación con la guerra. La hoja de afeitar con ese filo que dura tanto, la olla de aluminio que no se quema, la tela del blue jeans que resiste tanto, los plásticos y casi, casi todo lo que tenemos como materiales de uso diario han sido perfeccionado en las guerras.


Y las guerras son motivos de atención para nuestros intelectuales, poetas, pintores, artistas e historiadores que con motivo de la guerra nos han dado fabulosas obras de arte: Guernica de Picaso, Los hermanos Karamazov y Apocalipsis ahora son obras de artes originadas por la guerra. Industrias y comercios se han nutrido de la guerra. El carro Volkswagen, el escarabajo, el supositorio de camiones, uno de los más duraderos, versátiles y apreciados vehículos para movilizarnos, lo diseño Ferdinad Porsche, un ingeniero al servicio de Hitler, en su afiebrada intentona de conquistar al mundo.

Y a usted, ama de casa, que salva una emergencia cuando llegan inesperados comensales y en vez de echarle agua al caldo, simplemente le pone agua hirviente, un cubito de sopas y presto sale un gustoso caldo, sin darse cuenta se ha beneficiado de un logro conseguido en la guerra: los alimentos comprimidos. Y como esto, podemos hablar de un montón de cosas que nos ocuparían aquí por largo rato. Pero que se resumen en la desgraciada realidad de nuestra humanidad. Yo no puedo asegurar que andamos para adelante o para atrás. Es más, teniendo el dato de que más muertos han ocurrido en accidente de tránsito que los ocurridos en guerras, realmente que me quedo lelo.

Pero haciendo falta llegar a una conclusión, por lo que queda dicho, callejero y aguerrido lector, cado uno de nosotros podríamos examinar a fondo este aguerrido problema de la humanidad de sacarle provecho a la pelea. Y aquí lo dejo, callejero lector, porque ya mismo comienza la pelea del box por el campeonato de Peso Pluma entre Sánchez y Foral.




UN NUEVO AMANECER EN LAS CALLES : Abril, 1978.

En las calles nuestras, la gente montubia de la cual venimos, se levantaba temprano porque tanteando el despunte del amanecer sabían cómo aprovechar el día. Yo vengo de aquellos legendarios montubios nuestros, que pese a tener que sacarse las niguas con un machete, cultivaron en sus hijos ideas de superación manejando diestramente un bisturí o la palabra dicha o escrita, para comunicar ideas propias y ajenas, pero luchando siempre por la vida nuestra como pueblo. Por esto, en este matutino abrevadero que me he impuesto compartir con usted, callejero lector, le anuncio que según el viento sopla, empujando fragancia de flores recién paridas y de hojas caídas que comienzan a descomponerse para reciclarse en nueva vida. Según las sinfonías de sonidos que, armónicamente, se arreglan entre el imperceptible rodar del terroncito de tierra, empujado por el brote de una planta nueva; el trinar de los pájaros mayores cantando, luego de satisfacer con alimentos el runrunear de sus pajaritos; el despertarse, sacudirse, menearse y corretear libre y graciosamente de terneros, turrengas y ardillas;

el vendedor de los sauces, el amoratarse de las ceibas promocionando sus bototos y las sonrisas mañaneras y confiables que yo encuentro en todas las gentes nuestras que madrugan, me anuncian y les cuento sobre un NUEVO AMANECER. Es que me acabo de enterar, callejero lector, que ayer, en una forma que nunca se esperaba, se adjudicó la construcción de la Presa Carrizal Chone a la firma Coreana Daewoo. No se esperaba porque la Daewoo tenía los precios más bajos y porque las otras compañías intervinientes en la licitación andaban que movían el cielo y la tierra para conseguir el trabajo a precios más altos. Hubo una que pedía más del doble de lo que los técnicos del CRM habían calculado como costo, pero los miembros del Comité de adjudicación, en una acción ejemplar y deslumbrante, se decidieron por la oferta que más convenía a los intereses de Manabí y no particularmente a los de ellos. Le adjudicaron la hora del Carrizal Chone a la Daewoo, compañía coreana que presentó la oferta más baja con todos los informes técnicos a su favor.

Los coreanos se comprometen a hacer la Presa con todas las garantías del caso, a un poquito menos de lo que los técnicos del CRM habían calculado, 793´100.000. Por lo que conozco, el Directorio no está equivocado en escoger esta oferta. La Daewoo, no ofrece la construcción más barata al cobrar menos de lo que calculaba el CRM por la construcción y la mitad de lo que pedían las compañías más caras, nada de eso. La Daewoo ofrece y se compromete a trabajar con los precios más equitativos y justos. Hacen la obra exactamente de acuerdo a las especificaciones y cobran lo que se considera el valor real de la construcción y sus gastos de administración y de garantía. Y lo pueden hacer a menor precio y con la misma o mejor calidad de las otras, porque es un grupo de gente consciente y obediente a una clara metodología humanística. Ellos proclaman que en la historia de la humanidad nunca ha habido milagros, ni se han aceptado las maravillas. Daewoo prefiere el sacrificio de cada uno, el interés de cada miembro de la organización, trabajos duros antes que fáciles y progreso antes que retroceso;


para participar activamente en la formación de un ambiente creativo para la humanidad. Daewoo ha comprendido que está haciendo todo lo posible para ganar una justa y equitativa cantidad de dinero para sus miembros, mientras se enfrentan con los grandes problemas de la humanidad, de forma responsable. Y lo están consiguiendo admirablemente. En menos de diez años, la Daewoo logró con esta filosofía de trabajo, convertirse de un grupo de cinco personas a otro de 35.000. Ahora pasan de los 40.000. Son la compañía más grande de Corea y se igualan al café o banano del Ecuador porque constituyen la mayor fuente de ingreso del gobierno coreano por impuestos. En esos primeros diez años, Daewoo logró un incremento de su capital en 2.400 veces, de 5 millones a 12 millones. Y no solamente que hacen represas u obras de Ingeniería Civil, son una maravilla del ingenio humano, que gracias a un fundamento de no perder la viada que el hombre tiene en su mundo, aceptar las responsabilidades y desafíos que a cada rato aparecen, tienen la manía de examinar minuciosamente el menor detalle

de cualquier operación bajo la vista de un grupo de expertos, que luego de muchas discusiones pasa la voz al más indicado para ejecutarla. Un sistema de administración que ha sorprendido al mundo de los negocios, pues se da el caso de que la Daewoo compra fábricas y negocios que están quebrados y presto, en pocos meses los convierten en operaciones rentables. Todo esto me entusiasma, porque puedo atestiguar al reconocimiento de un pueblo que realmente resucitó de sus cenizas, pero me hace brincar de contento porque aquí se sabe que los miembros del Comité de Licitación del CRM y sus técnicos han sido sometidos a enormes presiones por parte de otras compañías, sin embargo, escucharon el llamado de sus tierras y escogieron lo que más conviene a Manabí.

Este es el más claro indicio de que hay un nuevo amanecer, que debemos aprovecharlo y es mejor que nombremos a los autores de este hecho para que quede sentado su nombre en la lista de buenos manabitas. General retirado Agustín Mora Bowen Dr. Medardo Cevallos Balda Dr. Jacinto Khon Loor Sr. Cesar Rupperty Ing. Manuel Sarmiento Sr. Gustavo Uscocovich. Y este Pegaso montubio y callejero amigo suyo, transcriptor de todo lo que en las calles se dice y comenta, que de agache estuvo presente. Le ruego poner debajo su firma o rúbrica para significar que pasó a limpio este callejero comentario, pero por favor no mueva rápidamente su cabeza, porque me atarraya con su espléndida penumbra.




DESESPERANZAS EN LAS CALLES : Septiembre, 1980.

En las calles nuestras, luego de que la Charca del Dr. Loor como así la calificó un periodista de antaño, tomó firma y se convirtió en el esplendente ejemplo de conquista de la tecnología, aparentándose con la naturaleza, la gente cayó en cuenta de la conveniencia de guardar el agua. Y así, sentadas las bases y casi logradas las realizaciones ofrecidas en Poza Honda, cuando aparecieron las posibilidades de nuestra segunda gran represa, con cinco veces más capacidad de embalse, el que menos se congratuló en lo apropiado de su nombre: Presa de Esperanza. De dónde vienen esos nombres tan decidores, le confieso que no lo sé. Supongo que de un recoveco del río Portoviejo o ciertamente de la confluencia de los esteros Punta de Peje,

La charca, Mineral y Plata de Pájaro, se lo llamó Poza Honda y de allí el nombre porque pozas más o pozas menos, en ese sitio el Legislador Loor concretó su afiebrado decreto para dar agua potable a la zona central de Manabí. Sobre esto hay datos concretos que están claritos. Pero sobre todo de La Esperanza no los hay o yo no los conozco. En todo caso el nombre cae como anillo al dedo. Algunas cuadras arriba de la Parroquia Quiroga hay una doble encañonada que pareció se la ampara para almacenar las aguas de los ríos y esteros, Chinco, Julian, Seferino, Tierna y otros innombrables porque no los recuerdo a todos.Pero de alguna manera se llamó al futuro sitio como a la Presa de La Esperanza.

Y siempre, partiendo de la experiencia inicial del embalse de Poza Honda, el futuro embalse de La esperanza creció. A diferencia de Poza Honda, no hay un claro gestor de la idea como lo fue el Doctor Loor. Y desde su inicio, el proyecto ha estado con la más grande mala pata contravía a su nombre. La Presa, por cierto, si algún día logra terminarse en vez de Esperanza debe llamarse Desesperanza, un nombre adecuado a lo que pudo haber sido y no fue. La desesperanza de una obra que ha adolecido de los males mayores de toda obra pública: El título de la burocracia.





ESTUDIANTES EN LAS CALLES : Agosto, 1980.

Los estudiantes universitarios de la Provincia, conscientes de nuestro papel en el desarrollo de Cultura, comunicamos a la ciudadanía, que se intenta asaltar a la casa de la Cultura por parte de Dumar Iglesias Mata. Este sujeto, desde su niñez, se ha dedicado a explotar una forma de vida repudiable, so pretexto, de la cultura. Su natural andar, su perseverancia y olfato para encontrar encantos lo llevó a cometer fechorías por todos los pueblos de Manabí; vendiendo Diplomas al mejor Padre, mejor Ciudadano; solicitando dinero para programas culturales que nunca se realizaban o los realizaba él con otros enmascarados sinvergüenzas; promoviendo giras culturales con dinero solicitado a personas e instituciones pero usados para subsistir.

No se sabe cómo pasó la escuela, pero en el Colegio Olmedo, fue un pésimo estudiante y logró escalar los cursos gracias al descubrimiento del gran poder de tolerancia de las personas. Se inventó agrupaciones de nombres rimbombantes como la Asociación de Artistas Manabitas, de la cual fue su Presidente y en la que además de permitirle terminar su secundaria, realizó verdaderas hazañas de audacia como la de robarse un piano de la Casa de la Cultura. Llegado a la Universidad, lo hace en Guayaquil, costea sus estudios, gracias a otra falsa organización que fue una ofensa para los estudiantes manabitas, la Asociación de Estudiantes Manabitas de la cual siempre fue su Presidente y único miembro activo.

Con esta fachada, descubre la mina de los homenajes y explota con mucha habilidad la afectividad humana derrochando homenajes a quienes lo merecían, gratis o con modestas ayudas económicas y a quienes no lo merecían pero lo deseaban cobrándoles directamente o engañándolas con el cuento de que había que hacer gastos. Es imperdonable que por tantos años se tomara nuestro nombre para explotarlo en provecho propio. Y a cada paso su audacia se equipará únicamente con sus deseos de figuración llegando al colmo de auto homenajearse mediante engaños.


Luego, por cansancio, obtiene su título de Abogado y muchos pensamos que ya teniendo una herramienta de trabajo se iba a dedicar a desarrollar honradamente una carrera profesional. Pero lamentablemente no es así y regresa a Portoviejo a reeditar sus negociados en escala cada vez mayor.

También recurre a su probada modalidad de ganarse la vida parapetado en una organización y forma la Sociedad Jurídico Literaria de Manabí, de la que como siempre es su Presidente y único miembro activo. Ella es su disfraz para llegar a intentar su más audaz atraco: la presidencia de la Casa de la Cultura de Manabí.

Por todo esto y la larga cadena de ofensas a nuestra Cultura que este audaz sujeto ha realizado, lo denunciamos ante la opinión publica como un explotador de nuestra tolerancia. Y apelamos a los miembros de la Subdirección de la Casa de la Cultura en Manabí para que no permitan que tan nefasta audacia se consuma.

Encapuchado como periodista de una Agencia de Prensa, consigue contratos de varias Instituciones para difundir sus actividades, pero su avaricia e inmoralidad le hacen morder la mano de su amo.

Para intentarlo, pacientemente ha procedido a dividir a los miembros de la Casa con intrigas, homenajes y condecoraciones.

Si el Dr. Ángel Amen Palma, un honrado caballero sin la menor tacha y con inmensas cualidades y méritos profesionales, culturales y científicos, ha aceptado el pedido de la mayoría de los miembros de la Casa; nosotros, los estudiantes universitarios, creemos que eligiendo al Dr. Amen se estará haciendo justicia a la Cultura Manabita y se evidenciará claramente a un falso, repugnante, explotador y negociador de nuestra actividad cultural.

Y recientemente, falsificando las firmas de once personas que, supuestamente, pedían a la matriz que sean admitidos como miembros.





EL TUNEL DEL AMOR EN LAS CALLES : Agosto, 1980.

En las calles nuestras, no hay mejor manera de llamar la atención que metiendo la pata. Cosa que se explica porque, por naturaleza, los hermanos estamos predispuestos a criticar antes que a aplaudir. A señalar, antes que meternos dentro del campo del Spot light para que nos señalen.

Tenía en mente la nueva manera de presentación de un periódico, con la magnífica forma de sacar provecho al espacio, escogiendo titulares y sacándole el jugo a las fotos. Pero nadie me dijo nada, hasta que encontraron motivos para señalar donde metieron la pata. En el Túnel del Amor.

Hace rato, callejero lector, que yo he estado pendiente de una reacción de los callejeros amigos nuestros para darle la bienvenida a ese pujante y esperanzador esfuerzo que significa nuestro colega vespertino La tarde.

En la sección Instantáneas se quiere decir y en efecto se dice que, está mal que la gente nuestra que se enamora, se citen en los rincones del Parque Central, o lo que queda de él, para abrazarse y darse un callejero beso. Y se va más lejos, invitando a los padres de familia para que por allí se den una vuelta, puesto que a lo mejor allí encuentren a una de sus hijas y siendo así, derechito se la lleven al Registro Civil para formalizar un casamiento, se entiende. Me acojo, callejero lector, a quienes indican que ésta es una tremenda metedura de pata, con la que se empina nuestro colega La Tarde llamando nuestra atención.

Pero, o están nublados mis lentes, o nada realmente aparece. Yo pienso que es un gran esfuerzo y bien logrado para darnos mas asideros a esta gran necesidad de comunicarnos. Y pienso que La tarde es un remanso fresco para lograrlo, cuando con excelente presentación y contenido nos trae, antes de que se acabe el día, informaciones y noticias importantes y además un buen caudal de cosas escritas o descritas con las que, en la tarde, nos completaríamos.

El amor es un hecho ineludible, que nada ni nadie lo puede detener, felizmente, porque es espontáneo. Y un varón y una mujer, tarde o temprano, se encuentran en cualquier parte.

Entonces, qué mejor que esto ocurra a la vista de todos, en nuestro Parque Central. Allí, precisamente en el túnel del Amor, cobijados por las sombras acogedoras de centenarias veraneras. Qué mejor sitio para que ocurra el primer cauteloso beso o las palabras mayores de un formal compromiso. Le cuento, callejero lector, que por razones de trabajo, yo tengo que cruzar el Parque Central antes de la entrada de los Colegios Nocturnos y específicamente la del Olga Vallejo, que funciona en la Escuela Tiburcio Macías colindante del Parque. En efecto hay muchas parejitas conformadas por estudiantes de este Colegio que se contorsionan en el acto del amor explorándose y amándose.


QUIEN CON MUCHACHOS SE ACUESTA EN LAS CALLES : Agosto, 1980.

En las calles nuestras, todos conocemos el poder de los refranes. Son pildoritas de vida que, en dos o tres elocuentes frases recogidas por la experiencia, dicen igual o más que un enjundioso libro. Y esto se nos hace presente cuando, a pocos días, el Diario recogió una inquietud compartida por algunas personas, sobre la inactividad del Comité pro Trasvase del Daule Peripa, gestado por estudiantes de nuestra UTM. Riesgosa manera de abordar un delicado tema, pero que esperamos se la comprenda como un medio para aclarar las cosa. En otras palabras, paciente lector, nuestros estudiantes Universitarios ya tienen sus alforjas llenas con el enorme problema de educarse dentro de una Universidad carente de un decisivo apoyo del Estado. Un Alma Mater abandonada a su propia suerte, sin recursos suficientes para cumplir con las exigencias de nuestra realidad socioeconómica. Centenares de estudiantes que, a más de lidiar los problemas que su formación académica representan, tienen que ayudar de alguna manera a llenar el canasto familiar y que su natural espíritu y vitalidad no les permite quedarse quietos ante los graves

problemas de la comunidad. Su participación en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas de desarrollo, tiene, por aquello, que ser recibida como una generosa intención, pero en ningún momento debe ser una obligación ni un compromiso. Bastante hacen modelándose para ser nuestros futuros conductores y tanto necesitaremos de ellos mañana que es prematuro exprimirlos hoy. Tenemos que destacar y agradecer su presencia y predisposición para ayudarnos en la búsqueda de nuestras soluciones, podemos exigirles o responsabilizarlos de aquello. Pero, además hay otra cosa, callejero lector, que me arriesgo a enunciarla y espero que la tome simplemente como una opinión. Es una linda causa pelear por los intereses de Manabí, cuando la razón nos asiste, pues gran parte de las aguas del Daule Peripa se originan en las tierras manabitas. Aguas arriba de San Victoria y San Ramón, todo el Río Daule es nuestro y como río limítrofe, la mitad del Peripa nos pertenece. Esto nadie lo puede negar. Y con justicia podemos reclamar esas aguas como nuestras.

Pero hay un asunto de fondo, callejero y cívico amigazo. Fuera de la cosa natural y espontánea de pelear por lo que nos pertenece, no existe, que yo conozca, ninguna clara y cimentada evidencia que sustente técnicamente la necesidad del trasvase de esas aguas. Averigüe usted cuántas hectáreas de tierra pueden ser cultivadas con riego en los valles del Portoviejo y Carrizal Chone y luego divida la cantidad de agua que contienen los embalses de Poza Honda y la Esperanza. El resultado de esta operación, quitándole lo que se usa en agua potable que es mínimo y lo que se pierde por evaporación e infiltración, le dará una clara idea de la verdadera situación del problema de agua en Manabí. Tenemos cien millones de metros cúbicos en Poza Honda y cuatrocientos en la Esperanza. Quinientos millones, de los cuales podemos descontar cien millones que se pierden por evaporación e infiltración. De los cuatrocientos que nos quedan saquemos diez para agua potable, que es bastante y tenemos trescientos noventa millones de metros cúbicos de agua para regar nuestros cultivos.


En el valle de Poza Honda, se estima que hay doce mil hectáreas a regarse por gravedad y en el Carrizal Chone dieciocho mil hectáreas. Un gran total de treinta mil hectáreas aptas para el riego por gravedad. Divida usted, callejero lector, los trescientos noventa millones de metros cúbicos de agua, que tenemos para las treinta mil hectáreas que puedan cultivarse y le quedan? metros cúbicos por hectárea. Un verdadero diluvio que perdería cualquier cultivo. Entonces, queda claro que realmente no necesitamos el trasvase del Daule Peripa puesto que con nuestros dos embalses nos sobra el agua que se demuestra con cifras. De allí, que afirmemos callejero lector, que el trasvase no es necesario o por lo menos hasta este momento no ha sido justificado por ningún estudio apropiado. Con lo que resulta, que la valiosa iniciativa de los jóvenes estudiantes es esplendorosa y es buen indicador de su interés y patriotismo, pero se sale de la realidad nuestra.

Mas, como en realidad se pueden hacer dos cultivos al año, digamos que hay que dividir para sesenta mil hectáreas. Lo que da seis mil quinientos metros de agua por riego por hectárea. Una verdadera inundación, que no permitiría ni siquiera cultivar arroz. Pero usted, que es avispado, ya se habrá dado cuenta que ésta, es solo una manera de hacer las cuentas y lo que ocurre con la experiencia de varios años de riego de Poza Honda es que se desperdicia el agua en los canales. Por cada diez litros aflojados en la Salazar Barragán, solo uno alcanza a pasar por Portoviejo. Y el sistema de riego por surcos, que es el que más usamos, consume diez veces más que un riego por goteo, que es el que menos agua desperdicia. Esa mala administración de las aguas es la que justificaría el trasvase. Pero aquí viene la gran decisión. Si no cambiamos esta manera de derrochar el agua nuestra de aquí a diez años, en que puede entrar a funcionar el trasvase, o sería demasiado tarde para rehabilitar nuestros desiertos o ya no nos alcanzaría ninguna cantidad de agua. Entonces por qué me pregunto yo, no cogemos al toro por los cuernos y encaramos de frente

nuestro verdadero problema y comenzamos a administrar bien nuestras aguas. Consulte usted con un técnico o con un agricultor experimentado y pregúntele cuántos metros cúbicos de agua se requiere para sacar un cultivo por aspersión, multiplique esto por las treinta mil hectáreas regadas dos veces al año y se dará cuenta lo que le quiero probar. Por mi parte, yo he consultado con expertos Israelitas, que son quizás los mejores administradores de aguas para riego en el mundo. Ellos me han dicho que los quinientos millones de metros cúbicos que tendríamos en los dos embalses, bien administrados y con un trasvase de La Esperanza a Poza Honda o directamente por Danzarín o El Guarango, aumentarían las áreas regadas y con tal de que, por una sola vez se llenen los embalses, nos alcanzaría para regar dos y tres veces al año por lo menos seis años consecutivos.



Es la vaca de un señor Alemán, eran vacas excelentes, animales finos. Me acuerdo que alguna vez cuando era el cumpleaños del viejito Karl, del dueño. Y yo escribí en cartelitos pequeños “HAPPY BIRTHDAY KARL” y se las amarré al rabo de la vaca. El no veía muy bien por lo que se acercó a la vaca, se quedó viendo la letra, giró a verme y sonrió.


DESGRANANDO VIDAS EN LAS CALLES : Abril, 1978.

En las calles nuestras, el desgranar es cosa conocida porque, tarde o temprano, a los nativos de aquí nos tocó desollarnos las manos desgranando maíz. No hay nadie que sea manabita de cepa que no haya desgranado una mazorca o un fruto. De allí que cuando decimos, desgranando vidas, en las calles se entiende que nos referimos a lo facilito con que se descuajan las vidas de la gente nuestra, desgranándose de la mazorca que viene a ser nuestra sociedad. Y como el dedo pulgar que es el más importante aprendiz de la mano en el desgranar de granos, los carros son los principales medios por donde se desgranan las vidas de la gente nuestra. Hoy existen estadísticas a nivel mundial que comprueban que los carros, y en general, los vehículos motorizados, han sido el medio o instrumento más mortal de la tierra. Más gente ha muerto dentro o fuera de un carro, por su uso o abuso, que atravesado por balas de la más rápida y mortífera amortajadora gama inventada.

Como andan las cosas aquí y en cualquier parte, embarcarse en un carro es tan peligroso como encender un cigarrillo. Es difícil asegurarse, que en vez de una chispa, le salga un tiro y rapidito lo desgranen de la pelotita de tierra en que vivimos. Por eso, callejero lector, me tomo el tiempo para proponer juntarnos en este sentido y resolver el caso del desgranarse de vidas que estamos soportando. Tenemos que movernos más organizadamente y ahorita es el momento para pensar en la Comisión de Tránsito de Manabí. Tenemos una nueva autoridad del tránsito en Manabí, pero solitico, no puede lograr nada. Qué le parece entonar, si nos juntamos con este caballero para conversar y ver si sacamos algo de provecho. Es imperiosamente urgente que entre las autoridades de policías que están obligadas a controlar el tránsito y entre nosotros los desgraciladores, mortales pagadores del parto con esas pistolas que parecen encendedores de cigarrillos.

Lamentablemente, no existen localmente estadísticas confiables, para mostrar el número de victimas causadas por o en vehículos motorizados, pero parece que no hay día en que a un callejero lector nuestro no le toque el turno de irse frio y tieso, columpiándose, en un ataúd sobre los hombros de sus amigos hasta el cementerio. Y como en los carros, casi siempre, va más de una persona, de cuando en cuando los carros se nos llevan gente de bastante. Y sin embargo, qué estamos haciendo para evitar o disminuir este mortecino desgranarse de importantes y queridas vidas nuestras. NADA que se note NADA que de resultado. Y no existe, siquiera, la remota posibilidad de pedirle al Sr. Jefe de Tránsito que actúe, porque no lo puede hacer efectivamente aún si así lo quisiera. Este es un problema tan complejo, que nos abarca a todos. TODOS los ciudadanos tenemos la culpa en este desgranadero de vidas. De allí, que los remedios y las recetas definitivas tienen que


comenzar tanto de nosotros como personas, como de nosotros como Instituciones. Pero, ¿cómo convencernos de que ha llegado la hora de actuar para frenar la muerte sobre ruedas? Cómo puedo pedirle a usted, callejero lector, que no se embarque en un carro si no es estrictamente necesario. Cómo pedirle que, en distancias cortas, es más saludable y económico que camine. Cómo pedirle que antes de embarcarse a conducir un carro, hay que tener el hábito de conducirlo bien. Porque manejar un carro de manera segura, es un proceso largo de acondicionamiento psicomotor que se convierte en una actuación casi automática el conductor. Cómo hacerle ver, que antes de embarcarse a un carro hay que darse cuenta de que ofrece seguridad; de que sus mecanismos están en buen orden de funcionamiento

Sabe usted que en Suecia, uno de los países que tiene menores accidentes de tránsito, un conductor puede perder su licencia de manejo, sin el cinturón de seguridad, si fuma mientras maneja o si sus luces están empolvadas. Aquí se meten debajo del asiento los cinturones de seguridad, no solo que se fuma mientras se maneja, sino que se toma y quién diablos se preocupa de limpiar las luces de nuestros carros. Cómo decirle, callejero lector, que en las escuelas se deben enseñar a los niños la manera de comportarse en las calles. Cómo se puede apelar, ante el Sindicato de Choferes, para que en la MINI-LAICA de aprender a manejar profesionalmente se tengan profesores que sepan manejar bien. Cómo podemos interesar a nuestros Concejales Cantonales para que exijan, que en las calles nuestras se observe la ley de tránsito, tanto por los conductores como los transeúntes.

Cómo se puede intentar, siquiera, pedirles a los mecánicos de nuestros carros, para que tengan la valentía y entereza de reparar nuestros carros seguramente, antes que remendarlos para que funcionen momentáneamente. En este rosario de CÓMOS, que aquí le planteo, callejero lector, solo queda el único al que yo puedo responder. CÓMO evitar que este callejero amigo suyo, escribiente y relator de lo que se dice y comenta en las calles nuestras, se achicharre dentro de un carro o fuera por culpa de él. Simple y sencillamente, como a los toros, yo los veo desde lejos, pero me preocupa y me duele vivir con una amenaza sobre ruedas. Así que, a más de mantener una prudencial distancia de los estados mecánicos, estoy listo alerta y dispuesto a hacer lo que pueda para evitar este desgranarse de valiosas vidas nuestras, si usted me hace, callejero lector.


Alguna vez escribí una poesía con la que gané el primer premio, en un concurso que se llamaba POEMA MURAL ILUSTRADO. El título propiamente de la poesía era HERMANO MONTUBIO y hacía alusión a la añoranza del retorno de los que se fueron. Decía algo así como: te estoy llamando desde el fondo de mi desesperanza, pero se me escapa ahora. Había una señora, una profesional de bastante calibre, quien trabajaba para la ONU, ella se la sabía de memoria. Nancy recítame le decían y ella la recitaba muy bonito



INVADIENDO TERRENOS EN LAS CALLES : Junio, 1979.

En las calles nuestras, la gente sabe que las cercas que limitan nuestros terrenos se cambian por muchas razones. La más espinosa y difícil de resolver, es que las piñuelas crecen del otro lado en que las cortan. Callejera expresión, que denota el hecho que un terreno bien cuidado fácilmente se agranda cuando los vecinos descuidan sus tierras. En muchos otros casos, no hay cercas y quien las pone primero tarde o temprano tiene más tierra. Callejera manera, para tocar el caso de la desesperante manera como aquí venimos luchando para que se mejore nuestra agricultura y que motivó la reacción de un amigo ingeniero agrónomo nuestro, cuando a raíz de nuestros escritos sobre mejores maneras de riego, visiblemente preocupado, se aventó a decirnos que nosotros al hablar sobre técnicas de riego estamos invadiendo terrenos que no nos competen.

De frente y botando al suelo las trancas del sentido común, un rubicundo y abultado burócrata nuestro sacó la cara por sus colegas y nos puso una raya, anotando que estábamos invadiendo sus campos de acción. Invadiendo terrenos que no nos competen, con justicia y aparente razón, el abultado ingeniero agrónomo de marras, callejero lector nuestro, anotaba una gran verdad que en las calles se resume en el dicho de zapatero a tus zapatos. Gran cosa que, si fuera puesta en práctica entre nosotros, sería fabulosa si cada uno cumpliéramos cabalmente con lo que a cada uno nos toca hacer responsablemente. Pero, por diez mil razones, hube de responderle a mi amigazo interlocutor que no es el caso de que aquí se pretenda invadir terrenos que no nos competen, cuando hablamos sobre técnicas de riego.

La gran verdad y realidad nuestra es que estamos tratando de incentivar o despertar inquietudes sobre nuevas prácticas de riego, como en campos vírgenes o abandonados por la falta de interés de los técnicos nuestros. Cualquier persona que pueda leer y escribir y mejor, si lo hace en más de un idioma, que tenga paciencia y dos sucres para suscribirse a Agricultura de Las Américas, Servicio de Información Técnica de Cendes, Times, Bussines Week, Farmers Journal, International Trade, Intermedia Technologies, Selecciones o Vistazo al primer mes de recibir estas publicaciones ya se da cuenta que agrícolamente andamos muy atrasados.


Pero si a más de eso, luego de digerir tanta información, todos los días en el campo o en la ciudad, por motivos de su ocupación, reverentemente escucha el vía crucis de nuestros agricultores que, con pesada cruz, se quejan de cargar la falta de asistencia técnica y no atinan donde dar el próximo paso. Esa persona, que puede ser usted o yo, callejero lector, tiene sobrado derecho para tratar de hacer algo donde otros que, a costa de nuestro bolsillo, fueron entrenados para hacer algo y no hacen nada o muy poco. El país gasta enormes cantidades de dinero suyo y nuestro para darles instrucciones muy costosas a nuestros técnicos agropecuarios y entregarles el saber que les permita producir más y mejor en la agricultura o enseñarnos a hacerlo.

Correspondía pensar, que cada uno de los técnicos nuestros, armados de tanta costosa instrucción, se iría a los campos nuestros y a medias, o a como dé lugar, pondría en práctica sus conocimientos para ganar plata y elevar nuestra producción agrícola. Pero ese no es el caso y en Manabí nuestros costosos Ingenieros agrónomos no salen de la universidad a poner en práctica sus conocimientos para mejorar nuestra producción. No calzan en una mano, los ingenieros agrónomos nuestros que se hayan dedicado a explotar su profesión, poniendo en práctica sus conocimientos y hayan tenido éxito. Casi todos están de profesor o calentando puestos burocráticos. Entonces, quién puede increparnos que estamos invadiendo campos que no nos competen, si ellos por ningún lado aparecen.

Y si acaso, llegan a la tronga de la propiedad de un agricultor, tal cual lo ha dicho el más eficiente y autodidacta agricultor nuestro Sr. Héctor Álava, hasta allí no más llegan. No se si me explico bien, callejero lector, que entre nosotros son tan baratos los cartones que otorgan títulos, que cualquier persona les da largo a los titulados. Por eso yo le respondo a mi callejero y gordote titulado amigo agrónomo, que no se trata de invadir terrenos que nos competen, se trata de aprovechar terrenos que ustedes no los han tomado en cuenta, de angustiosamente y a como dé lugar sacarle provecho a nuestros terrenos, que aún no han sido tomados en cuenta por los técnicos nuestros. No ve, callejero lector, que ellos ni rajan, ni prestan el hacha.




ATROPELLO CULTURAL EN LAS CALLES : Septiembre, 1980.

En las calles nuestras, la cultura es realmente lo único de valor que tenemos. Cosa fácil de decir pero difícil de explicar porque la CULTURA, es un rimerón de cosas sin forma, color, ni sabor, que las sentimos en menor o mayor grado según nuestra capacidad de percepción y entendimiento. Una cosa grandiosa que ha sido atropellada mañosamente. No se me adelante, callejero amigazo, pensando que voy a referirme a lo que sabemos ocurrió aquí en Portoviejo hace pocos días. No, pese a que no nos faltan ganas, no podemos referirnos a un hecho que es parte de un proceso natural.

Debo referirme al caso concreto de un anuncio televisado mediante el cual CEPE promociona la gasolina de 92 octanos de la manera más ofensiva. Para convencernos a los ecuatorianos que esta nueva gasolina es mejor y debemos consumirla, nuestra empinada Corporación Petrolera escoge a un personaje extranjero. Un sujeto totalmente ajeno a nosotros, por su apariencia, acento y manera de comportarse, nos habla de carbón en los pistones y cabezote y no destruye el escape.

Piense usted, callejero lector, por qué no se usa, para hacernos comprender algo, a usted o a mí, que nos curtimos aquí y somos nuestros. A cualquiera de nosotros, que mal o bien, pero sudando la gota gorda por centurias hemos forjado una cultura nuestra, que tiene valor equis para cualquiera pero infinita para nosotros. En vez de ello se recurre a la dependencia extranjera, que pensábamos hace ratos había desaparecido, por lo menos en el aspecto Cultural. Se me arruga como pasa el alma, callejero amigazo, que de tan soslayada manera se nos ofenda usando a un personaje extranjero para que nos diga algo tan sencillo y fácil de comprender.


Es más; como esta gasolina por su precio y calidad no es para uso de la gran mayoría sino de un sector, que se supone, en parte a sus recursos económicos, a sus conocimientos, destreza o lo que quiera que sea necesario puede comprar y mantener un vehículo de calidad. Es decir, que el anuncio no va dirigido a los que tenemos que caminar a pie, o hincar con una hoja de piñuela a un burro para que se anime, encaramarnos en una bicicleta o pagar la inflada tarifa de un transporte urbano o interprovincial. Va dirigido a gentes, que se supone, son más leídos y educados que nosotros. Y contra ellos, de frente, se les lanza semejante atropello cultural y de parte de una Entidad al más alto nivel.

Esto no puede ser pasado por alto, callejero lector, ya que es realmente una cuestión de fondo que atenta a nuestro patrimonio Cultural y demuestra que no hay solidez ni consistencia de parte del Gobierno del Descambio. Si doña Martha sale en TV y nos dice, en su confianzuda y contagiosa manera, que vale la pena que ayudemos a Jaime usando la nueva gasolina, se lo juro, callejero lector, que enseguidita por lo menos yo me compro uno de esos encendedores Zipo, que con una buena gasolina en su mecha se encienden en el más fuerte ventarrón o, si el miércoles me saco la lotería, de hecho me compro un mechita para alimentarlo solo con la nueva gasolina, invitando a usted para dar vueltas por la ciudad. Pero si CEPE nos ofende y apabulla con este mentado

comercial, ofensivo a nuestro patrimonio cultural, suponiendo que más caso le hacemos a un extranjero, entonces de verdad le digo que me da coraje. Me hincho, trastabilleo, me incómodo y no estoy a gusto. Entonces, callejero lector, si a usted le ocurre lo mismo o similar, porque no coge el teléfono y llama a uno, o a todos nuestros Representantes en la Cámara para que ese atentatorio y ofensivo aviso televisado se lo corte y no se repita este vergonzoso atentado a nuestra ecuatorianidad. Hágalo. Por favor hágalo, callejero amigazo




LOS PROBLEMAS DE POZA HONDA EN LAS CALLES : Junio, 1979.

En las calles nuestras, afloró nuevamente el rumor de que la Represa de Poza Honda se puede venir guarda abajo, con lo que el que menos de los callejeros lectores nuestros, desde Ayacucho hasta Crucita, quedaría empapado y muy asustado y solo Dios sabe a dónde irían a dar. Más, no se asuste ni se suba al techo de su casa, amigo nuestro, peor comprarse un bote o comenzar a encaramarse en las lomas, porque las bolas que están rodando se originan en problemas de mantenimiento que tiene solución. Con todo y por si acaso, para estar súper seguro, ya se ha notificado a la Strabag Ban que venga y le dé el manteamiento que requiere normalmente. Así que aguántese donde está, callejero lector, que falta bastante para ir dando tumbos agua abajo.

Pero esto, no quiere decir que Poza Honda, o lo que fue Poza Honda, nuestro querido Organismo propulsor de esta gran obra y de su aprovechamiento por la gente del valle, el gran hijo mayor del CRM y la eficiente y orgullosa Comisión de Poza Honda, ahora desmejorada y desheredada en un simple departamento, no tenga problemas. Los tiene bastantes y son grandotes. Todos vienen a raíz del CAMBIO; de la reorganización del CRM que encabezada por un cantarín y bailador Gobernador nuestro, ha venido a desmembrarla, minimizarla, enredarla y confundirla. Asuntos netamente personales y mezquinos pesaron más que los elevados fines que, en todos los miembros de La Comisión de Poza Honda eran carne: Elevar el nivel de vida del hombre de la Región. Ese es el comienzo de todos los graves problemas, que el Sistema Poza Honda ahora está sufriendo.

Le pisa los pies la falta de habilidad de los Directivos del CRM para conseguir suficiente fondos o la incapacidad del Gobierno para lograrlos oportunamente. Estas dos cosas, han resultado en un montón de graves problemas cuyas consecuencias ahorita tenemos que soportar. El embalse no está lleno y en este año de sequedad, nos faltará agua para regar los cultivos, porque se botó agua al mar, pensada o impensadamente en diferentes ocasiones.


La acción de Asociaciones Agrarias que comenzó con dos personas, apodados Los Mormones, por la corajuda y persistente manera para promover el lema de la difunta Comisión, ahora está abultada de burócratas empeñosos y capacitados, pero carentes de los chispazos de ingenio y fortaleza que la mística de una función confiere al ser humano. La fabulosa ayuda del Gobierno Alemán que pudo haber sido la ATA, Asistencia Técnica Alemana, realmente que nos está dejando pocos beneficios, porque no se fijaron bien desde el ,principio los objetivos y metas para trabajar. Y por razones del CAMBIO y reorganización del CRM, después de tantos meses de trabajo, ahorita sigue siendo un costoso chocolear de pareceres sobre lo que pudo haber sido y no fue o de lo que podemos hacer mañana.

No tengo el menor indicio de la falta de capacidad de los técnicos Alemanes y de sus contra partes, técnicos nuestros, que realmente se han formado trabajando en la extinta Comisión, pero a diario les veo que no dan pie con bola, por falta de criterios gerenciales. Todo esto resulta, en mi callejero parecer, de que en eso de la tan mentada Reorganización de la Comisión de Poza Honda, la gente del valle nos hemos quedado huérfanos de toda ayuda organizada, eficiente y productiva. Porque el golpe de timón que se dio al CRM para reorganizarlo, fue mal dado y sin buena fe y ello ocasiona los actuales graves problemas, cuyas consecuencias recién comienzan a aparecer.

Es preciso, urgente y estimulante que definitivamente se aclaren y resuelvan los problemas humanos, producidos por reordenamiento de jerarquías en el CRM y que sus directivos, desde el amoratado Presidente, el ojialmendrado Director Ejecutivo, su boconudo guardaespaldas, el Bob Hope nuestro, con nariz de resbaladera o tobogán que haciendo homenaje a su nombre de FABIO, calmosamente paga la plata y todos los cerremizados amigos nuestros, se den cuenta que los manabitas estamos pendientes de ello como cucarachas en la cocina. Porque resolver nuestros problemas, es el gran problema del CRM en Manabí.








ARROZANDO EN LAS CALLES : Julio, 1979.

En las calles nuestras, ya estamos errados de espanto y las cosas que en las calles se ven, por insólitas que sean, a nadie le arriscan las cejas. Pero es función periodística llevar a conocimiento del público estas cosas, para hacer el intento de cambiarlas. Está mañanera ocasión de conversar con usted, la vamos a aprovechar desmenuzando el problema que la foto claramente demuestra. La camioneta de placas MO1352 está parqueada con su tren delantero sobre la vereda y el rabo en la calle, de tal manera que impide el tráfico de los peatones sobre la vereda y dificulta el tráfico de los vehículos en las calles. Todo esto pese a que, como se puede ver claramente en la foto, hay suficiente espacio en la calle como para parquearla correctamente y no molestar a nadie, pero merece la atención de este recadero del cambio.

Pero es el caso, que como todas las cosas en las calles nuestras, ésta también tiene una explicación que a continuación se la cuento. Pocos, muy pocos entre nosotros nos damos cuenta, que el vehículo motorizado, sea este automóvil, camioneta o camión, ha sido el medio para que muera más gente que todas las que han sido muertas por armas o artefactos construidos para matar gente. La gente muerta por accidentes automovilísticos en todo el mundo, de largo se pasa a la gente muerta por balas o en conflictos bélicos. El carro es una arma mata gente, más mortífera que una ametralladora y allí están las estadísticas para comprobarlo.

De hecho, un vehículo motorizado es un instrumento más peligroso que un arma de fuego. Pero en nuestro medio, tener una camioneta o carro es un símbolo de jerarquía y tan fácil de adquirirlo, que hasta por sorteos se lo entrega y obtener matrícula y licencia para conducirlo es cosa de plata o ser amigo del Sindicato de Choferes o sus dirigentes. Es clarito y evidente que se ha cometido una falta a la ley que reglamentó el estacionamiento de vehículos y sobre todo, que se molesta y pone en peligro a muchas personas. Pero eso no es todo, a la foto le faltan dos cosas que agravan este callejero caso: La persona que estacionó tan abusivamente está camioneta ¡es una mujer!


El sitio donde ocurrió este estacionamenticidio está muy cerca del cuartel de Policía y a poco rato de ocurrido el caso, dos policías que regresaban al Cuartel, la vieron, le dieron la vuelta con grandes muestras de curiosidad, menearon la cabeza, fruncieron el ceño, se sacaron el casco para rascarse el cráneo e inmediatamente se fueron. Quince minutos más tarde, la conductora del vehículo tranquila y diestramente sacó del mal rato a la avergonzada camioneta. Y allí terminó el asunto. Salvo la preocupación que se ha quedado conmigo y aquí se la paso a usted, callejero lector. Estadísticamente, o sacando las cuentas con los datos que se tienen, más gente ha muerto por consecuencia directas o indirectas del uso o abuso de “carros” que cualquier arma de explosión.

En los Estados Unidos, donde se tiene la preocupación por anotar, este País, muertos en acciones de guerra, luego de la Independencia y hasta los muertos en Vietnam, comparada esta cifra con los ciudadanos muertos en accidentes de tránsito dentro del país, la gente muerta en la guerra son menos que las matadas por los carros o a consecuencia de ellos. De lo que resulta que un carro es más peligroso que un fúsil. Cosa que, a más de las estadísticas o datos que antes le indico, empíricamente puede ser comprobada llevando la cuenta de lo que aparece en la última página del Diario. Allí casi todos los días, desgarradoras fotos y textos dan vivida cuenta del montón de gente que, impensadamente, se amontonan sangrientamente para abandonar este planeta como consecuencia del uso o abuso del carro.

Por todo esto, yo entiendo que este caso que puede ser tomado como insignificante, a lo mejor puede ser la gota que llenó el vaso del caótico sistema de tránsito nuestro y a lo mejor contribuya para que alguien que tenga acción directa en estas cosas, intervenga. No estamos pensando, de ninguna manera, en acciones correctivas porque es demasiado tarde y no hay lugar a encontrar los remedios. Pero sí EXIGIMOS y estamos dispuestos a colaborar en cualquier acción tendiente a prevenir perjuicios a la vida humana o a la propiedad por el mal uso o abuso de los carros. Es más, ya lo hemos hecho y con éxito. De esto, el Jefe Máximo de la Policía, Gral. Zaldumbide tiene conocimiento porque con él lo hicimos.




DOS MUJERES EN LAS CALLES : Septiembre, 1980.

En las calles nuestras, cuando ya se empina la noche de los domingos, el que menos de nosotros se pega a la cajita boba de la TV y conecta un programa de interés nacional. Una hora por Teleamazonas. Y especialmente, en el domingo pasado, cuando dos apreciadas y distinguidas damas nuestras aparecieron en tan distinguido programa nacional. El tema fue la jubilación de la mujer a los veinticinco años. Y allí, estuvieron presentes, la Sra. Flor Chancay como Presidente de UNE y la Srta. Elva Gonzales como miembro de nuestra Cámara de Representantes, dos distinguidas y apreciadas damas de nuestra sociedad frente al Dr. Pinto del IESS. Dos contra uno, pensaría usted, callejero lector, pero la realidad no fue así. El interesante programa no llego a tomar ninguna conclusión clara, sino más bien que se echó más leña al fuego. Pero antes de participar en esta quemazón, cabe destacar y aplaudir la actuación de dos apreciadas damas nuestras en

este problema y concretamente en este programa. Se portaron a la altura esperada. Pero, con respecto, a lo que en las calles se dice, la situación era muy clara. Ante el Estado todos los ecuatorianos somos iguales y no hay distinción entre hombre y mujer. Pese a que es evidente que, físicamente la diferencia es clara, la constitución dice que somos iguales y punto. Pero todos los hombres estamos de acuerdo en que las mujeres nuestras tengan un trato preferencial, por simple caballerosidad, tradición y gesto no discutido ni examinado, sino como cosa de hecho. Y de forma caballera, todo lo que a nuestras mujeres favorece de largo campante si pasa. Pero cuando, como gestión política se lo entregue para sacarle provecho a una situación turbia, allí, callejero lector, tenemos que salir al frente. La movida no es una intención clara y bien intencionada para favorecer a la mujer ecuatoriana de manera efectiva. Fue y sigue siendo una maniobra política para conseguir simpatías, lograr

palanca de la ciudadanía femenina, que representa un jugoso paquete electoral. Y es que de otra manera, no se explica cómo en forma tan ligera se apruebe una ley sin estudios previos, que ahora resulta imposible de aplicar. A más del espontáneo deseo, que todos nosotros tenemos para favorecer a nuestras madres, nuestras mujeres y nuestras hijas, nada más de ello ocurrió. Y así salió el decreto, que se convirtió en Ley que ahora no puede aplicarse, no solo porque no hay dinero suficiente para ellos, sino porque hay serias dudas de que a la larga favorezca a la mujer ecuatoriana. En la libre empresa, generalmente, ocurre que lo más importante es el capital humano y cuanto más en él se invierta, mucho mejor porque a la final más se gana. Siendo así, la mejor inversión se haría con alguien a quienes la ley les permita estar el mayor tiempo trabajando en la Empresa.


El darles una menor cantidad de años de trabajo a las mujeres, de hecho, les reduce el mercado ocupacional y la calidad de sus puestos. Habría que pensar dos veces para dar un buen empleo a una mujer. Si se piensa que esta ley es una manera de favorecer a nuestras mujeres, jubilándose a los veinticinco años de trabajo, este es un anzuelo para trastornar la sociedad, pues se desperdiciaron los años más preciosos y productivos de nuestra mujer, incitándola a que comience a trabajar a temprana edad para que se jubile lo más pronto. Y por unos millones de cosas o servicios sociales para contrarrestar la falta, imposible de remediar, de una madre a sus hijos, tendríamos a generaciones de hijos con madres cansadas para atenderlos cuando más las necesitaban y con tiempo libre y dinero cuando están crecidos y ya no las necesitan. Predeciblemente, una situación de crisis hogareña, alcoholismo, juegos de azar y prostitución o amor libre.

Qué ocurrirá con una mujer que comienza a trabajar cuando tiene de diecisiete a veinte años, por allí se casa y tiene hijos que no puede atender bien y al llegar a los cuarenta y cinco ya no tiene que hacer nada, pues sus hijos, bien o mal, ya están crecidos; su esposo tiene que seguir trabajando y ella tiene una entrada facilita de dinero. Muchas, sin dudar, abrirán una tienda o construirán negocios. Pero la duda me queda de que muchas, unas luego de despachar al marido a su trabajo y sin nada que hacer, se dedicaran a cosas poco constructivas y porque no decirlo, callejero lector, a cosas impensadas. Finalmente, callejero lector, lejos estamos de aquellos tiempos en que la mujer se ocupaba solo de las cosas del hogar y ningún marido que valga la pena cambiaba un pañal.

No sé cuál sea su experiencia, callejero lector, pero fuera de parir y darles el seno a nuestros hijos, con mi mujer hemos compartido y hasta disputando toda acción para criarlos de la mejor manera que somos capaces. Entonces, en la vivencia diaria llegamos a lo que dice la ley. Si en verdad, biológicamente somos diferentes, en la práctica somos igualitos y ambos compartimos la carga y responsabilidad de agarrarnos corajudamente a la pelotita de tierra donde habitamos. Entonces no hay lugar a esta ley que nos maltrata, nos divide y de la que sus únicos y verdaderos ganadores son nuestras políticas. Gracias, tenemos que decirle a nuestras dos empeñosas damas, aparecidas en una hora por sus valientes, pero instanciadas, defensas a la ley que quita derechos a nuestras mujeres y más bien los invitamos para que, conjuntamente, hagamos exhaustivo examen de nuestra realidad, tendiente a acotejar las cargas sin ninguna presión sentimental o política.




A los 17 años, cuando estaba en el colegio, ya trabajaba. Mi papá era legislador y creo, que por deferencia a él, me contrataron como director técnico de las festividades en Portoviejo. De esa manera, me comisionaron diseñar los escenarios, los carros, los carros alegóricos y la planificación del espectáculo en sí mismo. Tenía asignado un buen equipo de trabajo. Sucedió una vez que tuve que diseñar la presentación de las candidatas a Reina. Ellas entraban y hacían su recorrido y se sentaban. Yo quería que la presentación sea más interesante y se me ocurrió tener unas cien bombas de varios colores para que, de repente, salgan al mismo tiempo y llenen el espacio de una forma controlada. Intentamos de todo, pero la tarea resultaba casi imposible. Hasta llegué a consultar con un profesor de física de la universidad, con el afán de calcular la salida de las bombas. Sin embargo, nunca pudimos lograrlo. Un día, uno de los empleados pudo solucionar la compleja tarea, con algo tan sencillo como una caja con una salida al frente donde se colocaban todas las bombas y con el uso de una plancha de playwood soltada desde atrás, lograba generar una corriente de viento constante. ¡Las bombas salían preciosas! En otra ocasión, diseñé una rampa de madera de donde salían las reinas como si se elevaran del piso. La gente no sabía cómo hacía eso, era mágico. Un señor rico de la zona, me contrató para que decore un hotel en Manta, luego de decirme: ¿Si sabe para que lo contraté? No, le dije, así me reveló que era para que le cuente como hacía “aparecer” a las reinas en el teatro.



MISS UNIVERSO EN LAS CALLES : Julio, 1978.

En las calles nuestras la gente, nominalmente enriquecida por el hecho de ser país, petrolero, nos dimos el lujo de pasarnos de agache otro día sin trabajar. Nadie sabe a ciencia cierta, cuanto mismo nos cuesta o representa un día sin trabajar. Pero de seguro que si se arruman los billetes que todos nosotros hubiéramos logrado, trabajando el pasado día lunes, una nueva y productiva montaña habría aparecido en el Ecuador para el contento de geógrafos y economistas que tratarían de ubicarla y analizarla.

Pero en vez de trabajar y aprovechar esa montaña, dejamos el campo aplanado donde nos movemos tal como está y mas bien nos ocupamos en mirar en la TV, la abominable cajita boba que nos domina; para con rostros azulados enterarnos de la elección de Mis Universo, supuestamente la selección de la mujer mas hermosa, atractiva, inteligente y deseable en el mundo entero. En mas de dos hora de precioso tiempo y jugoso negocio para los organizadores poco a poco se desgranaron las ilusiones de muchísima gente que por diversas razones apuntaba a tal o cual candidata.

Finalmente quedaron como escogidas doce finalistas y luego cinco para que de entre ellas una cargue con los honores y problemas de ser llamada la mujer mas linda del mundo Miss Universo 1978. Dentro del marco espectacular de los escenarios maravillosos de México y viendo tanto derroche de mujeres hermosas, de seguro que si usted o yo hubiéramos sido los jueces, a toditas les dábamos el título para compartirlo. Y en todas las regiones del mundo, aparecía la mujer ideal. Pero, con computadoras, tras largo examen y después de mucho tiempo de entre casi


un centenar de muchachas se escogieron doce, de entre estas cinco; y una muchacha de Sudáfrica recibió el cetro y la corona como la mujer mas hermosa del mundo. La muñeca de nuestro Universo. Inolvidable hecho de nuestra tecnología de comunicaciones y nuestra insaciable tendencia a comercializarlo todo. Pero que nada tiene que ver cuando al pisar los dos pies sobre la tierra y darnos cuenta de la realidad en que vivimos, Miss Universo, la mas hermosa, graciosa, inteligente, bondadosa y mas apetecida mujer del mundo resulta ser, sorpréndase usted callejero lector, su amiga, su

novia, su mujer o su mamá. Visto con comerciales de por medio todo lo que se vió en la TV, dígame con quien mismo usted se queda callejero lector. Miss Sudafrica, esplendente y magnífica en el tuvo bobo, o su amiga, pariente, mamá o mujer, que a mas de ser hermosas inteligentes y divinas lo aguantan a como de lugar. Espero que comparta mi criterio callejero lector, porque hay mil mujeres hermosas en todo el mundo, pero la mas bella, inteligente y generosa, es la que yo tengo a mi lado y usted tenemos a nuestro lado confortándonos para que mañana pese a todo será un día mejor.

Espero que comparta mi criterio callejero lector, pero la Miss Universo suya o mía, hace rato que por votación unánime y con mas y mejor fantasía que en México, ya la tenemos a nuestro lado ameritando su título. Bonitas, esplendorosas son todas las muchachas venidas desde lugares tan distintos y una de ellas ha sido escogida como la mejor. Pero en nada se comparan al dinámico y esplendoroso montonerito de vida que usted y yo tenemos aquí. Las mujeres nuestras punto por punto hace ratos que ganaron el concurso.


Este es un grupo de candidatas a reina de Manabí que iba a fotografiar y generalmente del resultado de esa sesión aparecía quien sería fotografiada para el afiche que iba en el centro de la revista, tipo “centerfold” de Playboy pero vestidas.. Las muchachas son de Manabí, estaban esperando que yo las fotografiara. Las señoras amigas de la familia me decían: “Jorge usted sí que hace un daño a esta sociedad”, obviamente semejante acusación demandaba una respuesta inmediata. ¿Por qué Marina?, le dije, si no hago daño a nadie. ¿Cómo es posible que habiendo tanta niña de “sociedad” usted no las fotografía? Y además, como si esto no fuera poco, en su lugar fotografía a cualquier hija de cocinera para que se vean como reinas.



ESCRIBIENDO LA HISTORIA DE MANABÍ EN LAS CALLES : Junio, 1979.

En las calles nuestras, el que menos se acuerda con nitidez de sus antepasados cerquita. Como en fotografía podemos contar la vida de nuestros padres y abuelos y exagerando el cuento, algo podemos decir de nuestros viejos. Pero cuando de nuestra historia se trata, cuando hay que referir el cuento de la vida de los manabitas, allí nos quedamos alelados sin nada que decir. Porque sobre la Historia de Manabí, es muy poco lo que conocemos y en muchos casos lo que sabemos está distorsionado por la falta de fuentes autorizadas de información. En la historia antigua, yo no sabía por ejemplo, que el Cacique Guale llevó nuestro problema de propiedad de las tierras hasta las Cortes de España y que les ganó la partida a los españoles que querían apropiárselas. En la moderna, nunca se me ocurrió, el hecho de que Bahía, después de la Segunda Guerra mundial, comenzó a desmejorarse y ahora hay más gente de Bahía de Caráquez afuera que dentro de ese otrora muy activo puerto. En la cosa de actualidad, no había manera de darme cuenta,

que de cada cien estudiantes que ingresan a nuestra Universidad para estudiar ingeniería, solo cuatro salen graduados. Una grave falta de información, que a más de mi pequeña capacidad para conocer los hechos de nuestra historia, denota una falla en nuestros sistemas de comunicación y enseñanzas.

Sigifredo, como a secas lo llamamos al calcetinado amigo nuestro, no escondió su enorme satisfacción de conocer y hablar con su coterráneo, el Dr. Loor, de quien tenía casi todos sus escritos sobre la historia nuestra y que en gran parte han servido para que su departamento de investigación tome sus notas previas.

Pero algo de esto se está cambiando, por lo que he podido deducir, cuando me tocó estar presente en un casual encuentro entre el más grande, notorio y persistente historiador de Manabí y el jefe del Departamento de Planificación Regional del CRM. Dos personas oriundas de Calceta, se dieron un caluroso apretón de manos para hablar de nuestra historia y su importancia y necesidad de conocerla.

El jachudo y arrugado historiador nuestro, que para sorpresa de muchos no habla ni gota de alemán, pero tradujo al español las cartas de Shumaker, desde el alemán y de tan buena manera ha escrito nuestra historia se descuajó en elogios ante la evidencia de los documentos que Sigifredo le entrego y dijo: Toda mi vida la he dedicado a escribir la historia de Manabí, pero con lo que ustedes están haciendo me ganan lejos.

Con ochenta y siete años encima pero vivito, vivaracho e inquisidor, el Doctor Wilfrido Loor Moreira, nuestro más grande historiador, conversó con el Juvenil y velludo Arquitecto Sigifredo Velázquez, emprendedor funcionario del CRM, para que nuestra historia quede clara.

Emocionada y generosa expresión de un hombre, que es un auténtico valor nuestro, para dar un sincero y justo espaldarazo a la labor de un ejecutivo del CRM, de sus seguidores como José Rodríguez, que es la Pantera Rosa que le pone condimento y sapiencia a estas publicaciones y de los Directivos de la Entidad que las producen.


Estamos hablando, callejero lector, de cuatro documentos sobre Manabí, que originados en el Departamento de Planificación Regional del CRM e impresos por la Editorial Gregorio de Portoviejo, son una radiografía de nuestro pueblo. Cuatro enjundiosos y nutridos documentos que valen la pena conocer, a como dé lugar, porque son fotografías de usted y yo como pueblo y que valen tanto para conocernos mejor, que en una generosa y Calceteña expresión de nuestro más grande historiador manabita, el Dr. W. Loor a su coterráneo le dijo: “Toda mi vida la he dedicado a escribir la historia de Manabí, pero eso es poco en comparación de lo que ustedes están haciendo en tan pocos años”. Palabras textuales de un grandioso Manabita, por su calidad de gente y su enjundioso pensar, casi que me hace escurrirme de la silla en que estaba sentado, ya que yo pienso y exijo que los técnicos del CRM, recién están escarbando lo mucho que pudieron hacer por Manabí. Pero que, en el caso del

Departamento de Planificación Regional, con la publicación de estos cuatro documentos, ya está cumplida y se pasa de largo. Queda únicamente el hecho de hacer llegar estas publicaciones a la gente que mayor provecho pueden sacarles. Mientras tanto, nos acogemos a la sesuda y meditada opinión del acalcetinado historiador nuestro de Mayor Nombre, Dr. Wilfrido Loor, para decir que lo que se está haciendo para ayudar a escribir nuestra historia, por parte del CRM, realmente que vale la pena. Entonces, realmente nos sacamos el sombrero reverenciando a estos señores y a toditos, desde el amoratado Presidente, el ojialmendrado Director Ejecutivo, el dientudo genetista que le sigue, Fabio, el Bob Hope nuestro con su nariz de tobogán, Sigifredo, chileno de imbalanceado caminar y a todos los demás amigos nuestros del CRM y de Gregorio que han hecho posible esta Manabitización. Qué lindo es conocer la realidad de hoy y de ayer de Manabí, sabiendo que allí hay detalles de la vida nuestra que a cada uno le pertenece.

Página siguiente: José Mendoza, sacerdote. Y las otras, estudiantes.Él las entrenaba para hacer campamentos ejemplares, pero nunca entrenaba a nadie para que cumpliera las funciones que estaban asignadas a él. Era una “vaca sagrada” a quien nadie podía tocar. Cómo yo siempre he dicho lo que siento y he sido frontal, escribí una serie de artículos críticos de la organización y ocurrió lo que tenía que ocurrir, vinieron a mi casa a protestar. Venían que porque sabían que en mi podían confiar y que siempre les decía la verdad.




SIGUE EL VELASQUISMO EN LAS CALLES : Julio, 1979.

En las calles nuestras, todavía hay callejeros lectores nuestros que afirman que sigue campante el Velasquismo. Uno de ellos, claro está, es el callejero amigo nuestro Ricardo Bowen, el único candidato del Velasquismo, que repañando votos, logró ser electo en el país y que ahora le toca el dubitativo título de TACHITO BOWEN. No tanto por lo de TACHO Zamoza, sino porque es el último de la Dinastía Velasquista que nos quedó. Pero como el mismo ha dicho, y en efecto aquí lo confirmamos, por lo menos en Manabí parece que el Velasquismo sigue campante, arropándonos con sus sofocantes sábanas. Políticamente, sólo queda Ricardo, como el último portaestandarte de la calavera. Pero por similitud de nombre, tácticas y resultados el Velasquismo sigue campante entre nosotros. Ahora tenemos el Velasquismo del SERM o INECEL.

Por un lado, igualito que el difunto comendador del Dedo, allí donde no había un puente, locuazmente lo ofrecía, aunque para que el puente sea preciso, había que construir un río. El Velasquismo, que se ha apoderado de nuestro sistema eléctrico, ha tendido redes eléctricas por toda la provincia para llevar la energía a los más apartados rincones de Manabí. Y como esperanzadores de nuestro progreso, millares de postes se empinan sosteniendo los cables de la energía eléctrica que nos sacarán del subdesarrollo. Porque en verdad, la mayor parte de la gente nuestra viene de los campos o áreas rurales. Como ellos son nuestra fuerza mayor de producción, está bien que hasta a ellos les llevemos la energía eléctrica que es más barata. Y así tenemos redes de conducido hasta Canoa, Crucita y un montón de sitios en la provincia.

Una gran conquista del SERM para llegar a todos los pueblos de Manabí. Otro dedo, que a manera del Velasquismo y con un titular del mismo nombre, se nos mete y lo aguantamos, porque si bien el SERM ha extendido sus líneas de conclusión enormemente, su capacidad de generación en vez de aumentar has sido disminuida. Y de la forma más absurda, para darle luz a una cantina en Canoa, se le quita o apaga el servicio a un sector comercial de Portoviejo.



Velasco Ibarra era loco, decía por ejemplo: “Quiero que el pueblo sepa que les voy dar un puente para que puedan comunicarse”. Y alguien por ahí decía pero señor presidente, ¡Aquí no hay río!, y el respondía: ¡No importa, yo les doy uno! Velasco Ibarra era de sangre noble, creído, arrogante. No le gustaba conversar. Estuvo cinco períodos. Era un demagogo fogoso que daba unos discursos furibundos. Muy amigo de mi tío, pero no me gustaba que lo sea. A mi me daban paso para tomar las fotos, me estimaban mucho y me daban preferencia para que yo pueda entrar y tomar fotos al presidente desde más cerca.





EL RETO DEL CAMBIO EN LAS CALLES : Julio, 1978.

En las calles nuestras, pupitas de gente, que comportándose como tales es bien difícil saber por qué lado disputan, después de doblar y depositar las sábanas con que cumplimos nuestra obligación electoral, el que menos recibió con sorpresa los resultados, y el que más y yo adelante, votamos por los triunfadores. Pero de todos, lo que de esta cita ciudadana se puede decir, nos parece que vale la pena destacar tres cosas. Primera: Los militares que nos desgobiernan desde hace rato, cumplieron con su promesa de escuchar al pueblo ecuatoriano y si no se alocan en los próximos treinta días, bastante de la confianza perdida, será devuelta a ellos.

Segunda: El ciudadano ecuatoriano tiene conciencia de su derecho y obligación, aprovechando ordenada y calinadamente la oportunidad de opinar sobre su destino. Tercera: Rompiendo todos los moldes de comportamiento tradicionales, la mayor cantidad de gente nuestra, expresó su deseo de CAMBIO en la manera de conducir al País. Tres maneras evidentes, de que el beneficio o desperdicio de la riqueza petrolera han producido un valioso efecto en la conciencia de usted y yo callejero lector.

Los militares tienen que haberse dado cuenta, que no lucen bien encima de un camello en Arabia Saudita o tratando de manejar las cosas civiles, en que el cuadrarse o golpear de tacos de nada vale. Los civiles, por fin, nos enfrentamos al hecho de que cada cual tiene voz propia y lo que cada uno quiere, para bien o para mal, hay que decirlo clarito sin temor a las consecuencias. Y finalmente, la gran mayoría no hizo caso a la propaganda millonaria de los partidos tradicionales y prefirió buscar una nueva solución en las promesas del cambio a otras estructuras del poder que bollantes por su juventud, y sinceridad y persistencia se hicieron presentes.


En todos los rincones de la Patria, fuertemente, ha sido remecido el árbol tradicional de nuestra política y ahora estamos con el cargo de conciencia de lo que hemos hecho. Evidentemente, que queremos cambiar muchas cosas y lo primero es la obediencia a nuestras fuentes tradicionales del Poder y lo hemos logrado. Pero ahora tenemos por delante, el reto del cambio. Hemos remecido el edificio de nuestra estructura política, desechando el andamiaje tradicional, aceptado por la inmediata conveniencia de bastantes, para escoger la agorera posibilidad de una corajuda promesa de cambios sin violencia.

Un reto singular que, más o menos, significa que en el camino igualamos las alforjas para compartir las cargas. Pero que, realmente, es un desafío físico y mental para seguir viviendo en la pelotita de tierra nuestra a la que tan fácilmente nos hemos acostumbrado. Su voto, recién es el mandato para que mañana sea el primer día del resto de sin vida y la maneje como tal.




EL HOMBRE DESNUDO EN LAS CALLES : Noviembre, 1980.

En las calles nuestras, que se inician en nuestro parque central y se estiran hacia fuera en carreteras, caminos y trillos no es nada difícil encontrar a un hombre desnudo. Porque en el campo, de donde siete de cada diez de nosotros vivíamos tempranito o al atardecer, cada cual nos damos mañas o maneras, para tal cual venimos al mundo, bañarnos. Si según tengamos tal cantidad de agua, desnuditos nos metemos en el remanso de una poza para fregarnos con jabón prieto o con un tarro nos lavamos principalmente los huecos y bisagras del cuerpo. Pero en la ciudad, las cosas cambian y parece que hay un ojo seco tras cualquier hendija o el modernismo nos ha inculcado hábitos.

Lo primero refuerza lo segundo y en el hombre de ciudad nuestra, la pijama es la prenda de vestir acostumbrada que cubre o descubre al hombre desnudo. No sé dónde se origina esta vestimenta, pero está claro que es la que se usa entre baños y para dormir, puesto que los baños ocurren antes o después de trabajar y antes o después de descansar, que coinciden con los momentos de desnudismo. En otras palabras, en el campo el hombre desnudo no tiene problemas, en la ciudad su problema es la pijama, bata o ropa de dormir. Quién no ha dormido desnudo y disfrutado de ello, pero así mismo estando dormido desnudo corrió el frío y le abrieron la puerta del cuarto.

La costumbre o la experiencia de cubrirnos con el ropaje nocturno antes o después del baño. La bata de dormir fue una gran solución puesto que durmiendo lo arropaba y suplía a la colcha y en caso de necesidad fácilmente se arremangaba. Pero el comercialismo estableció que las batas eran para mujeres y los pantalones para los hombres, sin lograr una clara definición, puesto que hay gran número de mujeres que usan pantalones. Una gran conquista del bello sexo, diría yo, pero no ocurrió lo mismo para los varones y nadie las usa. Apareció la pijama, pantalones, camisas de tela ligera, que la mayoría de nosotros usamos pero que tiene exquisiteces o extremos que hay que mencionarlos. Esta prenda de vestir o atuendo entre baño y baño, para cubrir al


hombre desnudo, se produce comercialmente en la forma de un elemental taparrabo hasta una complicada vestimenta para lucirla en un teatro. Toda una gran gama de vestidura que arropa al hombre desnudo en telas, botones, cierres y corchetes fuera el alcance de cualquier afiebrada imaginación. Y resulta en tremendas sorpresas. El elástico que permite que la ropa se le ajuste a la cintura, tarde o temprano, se agota y por cansancio de este material los pantalones se le bajan. Los botones se resquebrajan, descosen o debilitan y en el momento menos pensado, no están para sujetar un suspiro, peor una pujanza.

Los zipers se enredan y se traban con ropas y pelos y no falta alguien que confiese remordimiento por la rápida bajada o subida de un ziper peñizcador. Y quien le tiene confianza a un corchete, si habemos muchos empijamados que nos quedamos calatos cuando el bendito cuasiremadre, por oxidación, nos deja desnudo. Y hasta aquí, en este cansino relato usted nos acompaña, callejero lector, ojalá que le den ganas para preguntarnos a dónde queremos llegar y enseguida se lo digo.

Quiero compartir el dolor de una nariz hinchada, la pérdida de un poco de sangre que además ensucio el piso y un tremendo chibolo que me abulta la frente. Todo esto, porque soñando que Róldos había aprobado el trasvase y teníamos que correr a felicitarlo por haber hecho justicia a Manabí, salí sobresaltado de mi cama y echando a correr el pantalón de mi pijama se me bajo a los pies. Le anticipo mis agradecimientos por su simpatía, pero no me sugiera usar suspensorio, que ya nadie lo vende en Portoviejo y ni tampoco el dormir desnudo me salva con lo cara que esta la vida.






UN MAL AGÜERO EN LAS CALLES : Julio, 1978.

En las calles nuestras, apretujadas de gente que al remecer su árbol genealógico, tarde o temprano le cae un fruto con semilla auténticamente montubia, todos sabemos reconocer lo que llamamos un MAL AGÜERO. De una o mil maneras, que por corazonada, nos hacen presentir que algo malo nos espera. El cantar de las Valdivias, la súbita aparición de un gato negro, el pasar debajo de una escalera, un martes trece o una cucaracha blanca-albina son signos de mal agüero, que por el peso de nuestras costumbres, nos asustan porque anuncian que estamos sentenciados a recibir un mal y sus consecuencias.

Cotejando nuestro ancestro de gente de hacha y machete con las cosas que están ocurriendo en todo el resto del mundo, el estallido de una bomba en el domicilio de uno de los candidatos a la Alcaldía de Portoviejo, es un claro signo del mal agüero que tenemos puesto encima la gente de esta ciudad. La manera chabacana, aguardientosa y grosera como los seguidores de un candidato están empañando su elección, hasta la inevitable consecuencia de este procedimiento que produjo la pérdida de una inocente vida, son lamentables, pero no nos llaman mucho la atención, porque son cosas de esperarse cuándo, en circunstancias similares, ya las hemos sufrido aquí.

Pero el hecho de que se ponga una bomba de alto poder explosivo en la casa de uno de los candidatos a la Alcaldía, por sus propios seguidores o por los contrarios, es una señal de mal agüero que aterra, avergüenza y por qué no decirlo da miedo. Una bomba de este tipo no se la compra en Vifesa, La Norma o en la Mueblería de Jorge Loor y tampoco las venden en Guayaquil o Quito. Hay que armarlas con conocimiento, paciencia, destreza y sigilos tan especiales que en nuestro medio no son comunes, porque no las necesitamos y si de querer quitarle la vida a una persona, mucho mas fácil y seguro es utilizar el instrumento que, bien manejado, permite sacarnos una nigua o derribar un árbol. De un certero machetazo y una corta carrera se consumaba el hecho.


Pero, por cualquier motivo y quien quiera que armó y colocó la bomba, se ha dado el primer paso para destruirnos entre nosotros de la manera moderna. Y esto da pena, avergüenza y da miedo. Peor que la aparición de un gato negro, este signo de mal agüero que se nos ha echado encima, debe llamarnos la atención a todas los portovejenses para prevenirnos contra sus consecuencias. Comenzamos con las intolerables, pero acostumbradas, acciones nuestras de insultarnos golpearnos y lanzar disparos al aire. Casi siempre, un inocente espectador muerde la tierra y tarde o temprano la cosa se olvida.

Pero una bomba de alto poder explosivo, colocada sigilosamente en un hogar central y al medio día, ya son palabras mayores, que no podemos ni debemos tolerar los habitantes de esta ciudad. A esto se suma toda una serie de actos reprochables por su mala conducta y su vulgaridad que a diario hostigan a la familia de uno de los candidatos. Es verdad, que desde un principio el Sr. Vicente Mendoza, con justas razones, manifestó sus deseos de ser Alcalde de Portoviejo y que el Dr. Eduardo Izaguirre, obligado por sus amigos y en aras de sus principios ideológicos aceptó contender, pero nada de esto significa que tenemos que pasar por alto las ideas para aniquilarnos con bombas.

Yo creo, callejero lector, que si Don Vicente Mendoza está tan decidido y ambicioso de ganar, a como dé lugar, debería llamar por teléfono a su contrincante, Dr. Eduardo Izaguirre, haciéndole conocer que a bala o bombas quiere la Alcaldía; sería suficiente para que todos votemos por él, con el compromiso de que si en los primeros treinta días no aprende a hablar y escribir bien, renuncia al puesto y Portoviejo tendrá como Alcalde al Dr. Eduardo Izaguirre Vélez.




EL CAMPOSANTO EN LAS CALLES : Julio, 1980.

En las calles nuestras, se reconoce lo bien puesto que está ese nombre para designar al sitio donde enterramos los muertos. Porque por más malos que seamos en esta vida, enseguida que nos descolgamos del planeta se olvida nuestra parte negativa y sólo se destaca lo bueno. Ese es un lugar de buenos recuerdos y como allí nos quedamos quietitos, que mejor que Campo Santo. Cosa que se me viene en mente, cuando hemos visto que, por fin, se ha comenzado a ponerle a nuestro Cementerio, ampliándolo.

Ante esta situación, un Romántico Concejo, presidido por un PUETA, tuvo la peregrina idea de hacer un nuevo cementerio, comprando más hectáreas de preciosa tierra en el corazón del Valle, casi al frente del Parque Forestal. Le llego a escoger un nombre romántico y levanto incluso una horrible cerca en su parte frontal. Pero semejante disparate, por razones evidentes, no prosperó y el sitio fue un buen criadero de quinquiguas por algún tiempo.

Desde hace tiempo veníamos temiendo que, por razones de espacio, allí tendríamos que ir a pasar parados.

Pasaron los años, vino un nuevo grupo al Concejo y allí donde se había metido la pata, metieron toditas las extremidades con un atentado que no tienen nombre. Esas tierras se las repartieron a los empleados de Concejo.

Como un silencioso ejército, allí estarías de pie hasta las últimas consecuencias, en que poco a poco, nuestros santos restos se desmoronarían hasta amontonarse en el fondo. Cosa impensable porque perderíamos estatura muy rápidamente.

Una cosa para replay, callejero lector, aquí donde apenas tenemos un dos por ciento de tierra fértil y plana fácilmente de cultivar y producir alimentos, primero se quiso hacer un cementerio y luego se la regaló a la burocracia municipal.

Error tremendo, que aún se lo puede rectificar creando, por ejemplo, una Empresa Agroindustrial, ser los principales beneficiarios, pero que generaría riqueza y actividad. Y esta es una sola de las muchas posibilidades en que se podría actuar en función de País y corregir errores. Más, lo que ahora tratamos es, de con tiempo, hacer presente un problema, de incitar a la búsqueda de soluciones. Por alguna razón, que por más que la busco no se me aparece, Portoviejo le ha dado poca importancia a la belleza. Somos indudablemente el Patito Feo de las ciudades ecuatorianas. Y esto, callejero amigazo, no viene conmigo, ni con bastantes de ustedes que saben de lo importante que es la belleza. Pienso en esto cuando, a tiempo y recogiendo sus ideas, hago un callejero y desesperado llamamiento a nuestro actual Concejo Cantonal, para que las obras de ampliación de nuestro


Campo Santo contemplen este importante aspecto de las cosas: La belleza. Está bien que se solucione el problema de falta de espacio de nuestro Cementerio, ampliando su capacidad trepándose a la loma en sus espaldas. Es la única solución y en muchas partes se ha hecho así. Guayaquil por ejemplo. Y en Corea toditos los muertos se los entierran en las puntas de la loma y laderas abajo.

Ese sagrado lugar, donde al final, columpiándonos sobre hombros de amigos y parientes, todos llegaremos debe y tiene que ser un paradero hermoso. Allí tienen que diseñarse zonas que permitan, con comodidad y belleza, realizar nuestra costumbre de despedir a nuestros muertos, tanto con la pomposa oración fúnebre o un sobrio y humilde lloriqueo.

La razón práctica es que en esas lomas es difícil cultivar.

Allí tiene que haber no solo mausoleos o tumbas y calles para llegar a ellas; hay que pensar en árboles frondosos, arbustos de grata presencia, flores de mucho colorido, fuentes que escurran cantarines sonidos y sitios donde meditar.

Aquí ocurre lo mismo y por ello decimos que nuestro Concejo esta actuando, en esto, de la mejor manera.

Porque la muerte no es cosa fea ni mala. Nadie ha sentido en carne propia y regresado para contar el cuento de como es.

Pero aspiramos que no se descuide la parte estética y en la ampliación del Cementerio no se aproveche la oportunidad de darle un poquito de belleza a nuestra ciudad.

Pero pensamos que debe ser algo muy especial cuando se culmina la vida y se descansa. Cuando luego de tanto trajinar, uno tiene que sacar cuentas y con gusto a todos se les muestra que hay un saldo favorable.

La razón espiritual es que así están más cerca del cielo.

Morir debe ser algo tan bello como el nacer. Las circunstancias lo avientan en una aventura desconocida, donde solo los que la emprenden con gusto y entusiasmo triunfan. Todo esto indica que el campo Santo, nuestro cementerio, no debe de ser feo. Todo lo contrario, tiene por sobradas razones, que ser el lugar más hermoso de la ciudad; un rinconcito inolvidable. Algo que todavía lo podemos realizar.


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LAS HORMIGAS EN LAS CALLES : Agosto, 1980.

En las calles nuestras, casi que no hay nadie que no sepa, o se dé cuenta, lo que son las hormigas. Porque este bichito, perteneciente a la clase mayoritaria de los habitantes de esta pelotita de tierra de la cual colgamos, a cada rato se hace presente. No solo porque las vemos en todas partes o porque alguna vez nos causaron escozor con sus afiladas mandíbulas, sino porque estos fabulosos vecinos cohabitantes de la tierra que decimos nuestra, son tantos y tan importantes, que su quehacer ocupa desde hace rato todo el

tiempo disponible de científicos e investigadores para estudiarlos y el trabajo va para largo. Pero en lo que queremos ocuparnos, es en el hecho de que ha tomado el hombre de hormiga a un tipo de vehículo que, siendo pequeño y económico, tiene capacidad para ir rápidamente a todas partes. Igualito tututea, cómodamente, dentro de la ciudad como en las más empinadas lomas del campo y así mismo como trepa, airoso cruza arena y lodazales llevando a sus ocupantes con seguridad y presteza a través de todo terreno.

Hay pruebas, callejero lector, de que extendiéndoles la toma de aire para el carburador y alargándoles el escape, estas hormigas pueden cruzar ríos totalmente sumergidas. Cosa que no recomendamos a nadie y peor a los inspectores del Banco de Fomento, que han recibido dieciséis hormigas para el desempeño de sus funciones. De lo que se trata es destacar que gracias a las gestiones del Economista Bajaña, Gerente del Banco de Fomento, ahora los Inspectores del Banco tienen un moderno y eficiente medio para realizar sus funciones.


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Ahora ya será historia antigua la del inspector, que a lomo de mula o a pie, tenía que pasar largos días para llegar hasta la sede de trabajo de nuestros agricultores, su propia finca. Será historia antigua el que, con los Saud Roved, se llegue hasta la tranca donde termina el camino y comienza el trillo. Nuestros Inspectores del Banco de Fomento ya no tendrán que quedarse en la tranca de caña y pedir que el agricultor venga a ellos.

Ahora, gracias a las dieciséis hormigas logradas por el nuevo Gerente, no habrá ninguna tranca que los detenga y con el extraño ronquido del motor y la trasmisión a las cuatro ruedas podrán llegar a los más recónditos lugares de Manabí para realizar cómodamente la fructífera labor del Banco de Fomento. Lejanos están con esto, los inolvidables días en que Júpiter y Benigno, entre otros, caminando largos trechos y pidiendo posada muchas veces en casas con problemas de bendita y sin poder dormir realizaban las gestiones de nuestro Banco de Fomento.

Ahora, gracias a la tecnología moderna y a estas dieciséis hormigas conseguidas por el Gerente del Banco, los inspectores del Banco llegan a todas partes por más recónditas que sean. Esta cosa nos complace y se la contamos a usted, callejero lector, para que le saque provecho, pues nuestro Banco Nacional de Fomento sigue siendo nuestro Gran Banco.




PASE CANTANDO EN LAS CALLES : Marzo, 1978.

En las calles nuestras, cuajadas de antenas que espinosamente hinchan el cielo para emponzoñarnos con telemanía amodorrante, ya pocos recuerdan el juego del florón. Este es un entretenido juego de gente que quiere pasar un buen rato, cantando, bailando, riendo, entreverándose para conocerse mejor. Es el juego que Panchito Moreira jugaba en Bahía de Caráquez, cuando en sus años mozos, recién comenzaba a mover la mano transmitiendo puntitos y rayas en clave MORSE para comunicarnos buenas y malas noticias.

De ese tiempo acá, ya han corrido algunas lunas y ahora a Panchito solito le tiembla la mano, por experiencia y por edad y parece que al inscribir la candidatura para Alcalde de su aventajado co ideario Vicente Mendoza, se acordó del juego del Florón y le dijo “QUE PASE CANTANDO”. Vicente, ni corto ni perezoso, se vino con un montón de choferes y taxistas; en coro con fondeo de pitos, bocinas y cláxones, le cantó ruidosamente su condición de candidato populista a como dé lugar.

Ante tan sensitiva canción, y sin tumbarle la mano ni la voz, el Presidente del Tribunal Electoral no pensó dos veces y le dijo, “QUE PASE CANTANDO” y supuestamente Vicente Mendoza, ya es alcalde de Portoviejo. Cosa que no estaría mal en otras circunstancias, porque Vicente Mendoza con Panchito han sido manufacturados en nuestras universidades y en vez de ostentar un cartón fácilmente conseguible, tienen el respeto y admiración de la ciudadanía por su valor confirmado en la Universidad de la vida, que es la que asistimos usted y yo callejero lector, sudando la gota gorda todos los días y dando exámenes a cada rato para mantenernos colgados de la pelotita de tierra en que vivimos.


Las circunstancias actuales de desgobierno y caos económicos indican que el nuevo alcalde deberá tener el visto bueno del duradero Rey Mango Mayor, para poder recoger las migajas que en Quito sobren. Y por lo que yo conozco, a Vicente no le gusta nadita apañar sobras. Además, a nadie le admire que la decisión del Tribunal de Panchito de un solo plumazo sea revista en Quito y Vicente se pasó de largo sin chance a sentarse en el sillón mayor de la Alcaldía de Portoviejo.

Si esto no ocurre, en hora buena y Vicente tendrá la única oportunidad de su vida de actuar como David contra Goliat y vale la pena intentarlo. Pero lo que no está bien y nos disgusto es la populista y pajera cola que nuestro amigo arrastra. Sí cada vez que Vicente Mendoza, como candidato a Alcalde, tenga que intervenir, va a hacerlo con la ruidosa, aguardientosa e indisciplinada horda de choferes para respaldarlo, estamos mal. Porque a nadie le gusta que le griten, que lo empujen, que lo apabullen que lo minimicen arrollándolo con el bulto de carros a escape libre y arrozantes.

“El PASE CANTANDO” dado a Vicente por Panchito, bajo presión, hay razones para pensar que no es el definitivo. Es más bien como lo que aquí decimos, en este callejero rincón, salsa y salprieta para ponerle gusto a la sazón nuestra de vivir en un País Petroamarrado por los militares.




ECOS DE UN GRAN MOMENTO EN LAS CALLES : Agosto, 1980.

En las calles nuestras, las cosas grandes se demuestran con cosas chiquitas. De allí, que me nazca contarle los detalles de un gran momento, para ver si es que estos encuentran un eco en usted y más personas los compartimos. Se trata de la ceremonia de celebración de los cincuenta años de fructífera vida, cumplidos por el Cristo Rey el pasado 16 de Agosto de este año. Un sábado a las cinco de la tarde, en los patios de la Escuela de este plantel Educativo. Desde el comienzo, al entrar, empeñosos estudiantes nos contagiaron de alegría y orgullo al conducirnos, entusiasmadamente, de las puertas hasta los asientos dispuestos frente a la mesa de dignatarios.

Un blanco estrado salpicado de hermosos jarrones, conteniendo llamativos puñados de flores rojas y empinados niños sosteniendo la bandera y estandarte.

El Padre Hermidas, Primer Rector del Colegio, a la izquierda y a la derecha uno de los fundadores del Cristo Rey, el hermano Humberto Maldonado, completaban la mesa directiva.

Al centro, el Padre José Mendoza, actual Rector del colegio y a su diestra y siniestra nuestros regidores en Educación, Religión y Civismo.

Se cantó en gran coro nuestra canción nacional y le tocó al padre Rector dar su discurso de orden. Esbeltas palmeras, columpiándose, le hacían un marco de fondo acompañado de una sinfonía de hojas azuzadas por el viento.

Nuestros amigos, Profesor Artemidoro Cevallos, Monseñor Carvajal, Profesor Lozano, Presidente de los Ex alumnos, nuestro Alcalde Vicente Mendoza y su esposa, Presidente y Director Ejecutivo del CRM, la madre Rectora de las Marianitas, entre otros y finalmente, de punta a punta dos forcejudos propulsores del Cristo Rey.

Y en el cielo límpido azul coloreadas cometas volaban claritas, como pulgas en taza de leche, mientras un leñador bajaba la loma del Cristo Rey con rastrojos a cuestas para dar calor a su hogar.


Habló el Padre Rector, evocando el mensaje de las bodas de oro, Recordar, Vitalizar y Concientizar, todo un cofre repleto de maravillas que debemos aprovechar. Tomó la palabra el Padre Hermidas y nos dijo en forma precisa cómo se fundó el Colegio Cristo Rey. Siguió Vicente Mendoza, que como Alcalde de la ciudad y ex alumno del plantel, estableció su agradecimiento para la Institución e inclusive mencionó los amistosos piñizcos del hermano Humberto. El que menos de los presentes, alumnos y alumnas del Cristo Rey, nos sentimos comprometidos por tan sinceras palabras. Y vino el momento en que habló el Hermano Humberto. Este caballero, desafiando el paso de los años, se irguió tal

como lo hizo en sus recordadas clases y destacó la historia del Plantel dentro de la historia de Manabí, justificando plenamente lo que todos conocemos: Él es el pequeño Gran Gigante del Cristo Rey. Hubo otros discursos e intervenciones, que por falta de espacio no alcanzamos a reseñar, pero no podemos destacar dos. El Gobierno Nacional dictó un Decreto Condecorando al Pabellón del Colegio, con una hermosa medalla de Oro. Y a Candencio, el más antiguo servidor laico del Colegio, se lo honró con elocuentes frases y significativo pergamino. Un corto circuito impidió que la elocuente ceremonia se desarrolle como estaba

programada, pero esto, lejos de restarle efecto, la hizo más significativa, pues demostró que desde hace cincuenta años, como ahora, quienes hacen Cristo Rey han tenido que enfrentarse a gigantescos problemas pero jamás dieron su brazo a torcer. Al contrario, callejero lector, con profunda Fe Cristiana, paciencia y decisión inquebrantable, durante fabulosos cincuenta años, de la nada, realizaron una grandiosa obra que en números es elocuente. 1930, diez alumnos 1980, mil ciento diez alumnos Pero espiritualmente rebasa y desborda lejos el más ambicioso sueño de quienes intervinieron en su creación.


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MIAMI

EN LAS CALLES : Agosto, 1978.

En las calles nuestras, la gente con pies de plomo ya casi que ni se notan y mas bien, la gente nuestra, de pronto como Mercurio, se ha puesto alitas en las corvas y están que viajan por todas partes. De estas, donde primero apuntan es Miami, el puerto puerta de Estados Unidos, para los Latinoamericanos. Tarde o temprano, con fondos propios sacados de los acumulados debajo del catre, escondidos en el baúl o prestados a la quinceañera abrileña, para allá se enfila la gente nuestra por una o más de estas razones. De negocio, de salud o para descansar o divertirse, que son muy pocos. Para ir a Miami y contar el cuento, que son los más. Y aventurándose en algo, que

son los menos, pero que a la final son los que más llaman la atención. De este grupo minoritario, la prensa se encarga de promocionar a los que trafican con marihuana, roban o hacen noticia y la mayor parte pasan de agache tranquilos porque sus aventuras en Miami son privadas y a pocos afectan. De estos últimos, con punto y coma, nos vamos a ocupar aquí dándole paso a la historia de Virginia. Si la ve, me da la razón, porque contándole no me cree, puesto que Virginia es una muchacha que pelo maní en Lodana hasta que se dio cuenta de lo que llevaba entre sus piernas, o mejor dicho le hicieron ver el potencial que tenía en ese vértice.

La propia Madrina de Virginia la llevó a Guayaquil, su pretexto de conocer al gran puerto y la vendió. Virginia no era ajena a las cosas del sexo, porque había visto como el gallo se come a la gallina dándole vueltas para luego montársele encima y más claro, cuando a la perra en celo la persiguen, perros venidos desde lejos, hasta que se traban con un nudo, de lo que después resulto llamarse verga dentro de la chucha de la perra. Y lo mismo ocurría con todos los animales de la casa, que tarde o temprano, de una forma u otra se unían entre macho y hembra.


Es mas, el desfloramiento de Virginia en un platanal por parte de su tío medio borracho, no calzaba bien en su mente, hasta que compartió los quinientos sucres entregados por un mecánico, en una fiesta organizada por la tía y compartidos por ella. Con este y otros cinco hombres conseguidos en la fiesta de aquel primer viaje a Guayaquil, Virginia pagó la entrada en la compra de un televisor y se dio cuenta cabal de lo que tenía entres sus piernas, lo que se le llevaba su madrina y de lo que se le ofrecía por delante. En su viaje de retorno a Portoviejo, cada bache de la Reina en el camino, machacaba la idea y esclarecía las cosas, el hueco que yo tengo entre las piernas vale plata y encontrándolos, hay hombres que lo pagan a cualquier precio.

Virginia, una inocente y primitiva muchacha de campo, había descubierto el principal factor que mueve a la gente nuestra, la ley de la oferta y la demanda. Virginia tenía algo que ofrecer y había gente que ansía eso a precios discutibles. En varios intentos, los muchachos del vecindario se le amelcochaban como para hacer parecer que era amor, pero invariablemente apenas había una oportunidad, a Virginia la arrecostaban contra cualquier parte tratando de agarrarle la montañita de pelos que tenía entre sus piernas.

Cuando uno puede ofrecer una cosa y encuentra demanda, tiene resuelto el problema del dinero. Cuando se tiene algo en suficiente calidad y cantidad y hay personas que puedan pagar un buen precio, se ha resuelto, en parte, el problema del dinero.




LA LIMPIEZA EN LAS CALLES : Julio, 1979.

En las calles nuestras, cochocitas como pocas otras, empolvadas, empapeladas, repintadas, ensuciadas de mil y un maneras, de vez en cuando se hace un intento para cambiar esta callejera situación.

Todo esto está bien, porque por lo menos denota una preocupación para resolver el problema. Pero está muy mal, porque son soluciones angustiosas que intentan corregir el mal y de manera incorrecta.

Todos los Consejos Municipales han tratado afanosamente de encontrar la solución al problema de la basura.

En una anterior entrega y antes de que se consuma el hecho, aquí conversamos sobre la inútil medida de raspar la propaganda política pegada a las paredes y dejar que caiga al suelo, porque presumíamos que de esta manera solo se estaba cambiando la basura de lugar. Medio se la sacaba de la pared para que se quede en las aceras.

Ningún callejero amigo nuestro, puede acusar a ningún cuerpo Edilicio de no haber hecho grandes esfuerzos para mantener a nuestra Ciudad con traje blanco, oloroso, reluciente como recién almidonado. El Vicenteado Consejo medio choferil que nos regenta, no es distinto a los otros que lo precedieron y ya ha hecho dos intentones en este sentido. Hacer limpiar la propaganda electoral e iniciar una campaña de limpieza y comprar más maquinaria para recoger la basura.

Una ligera inspección a las calles nuestras le hará ver, callejero lector, que nos sonó la flauta.

En lo que respecta a la adquisición de una volqueta para la limpieza de la ciudad ocurre algo similar. Fíjese en la realidad y dese cuenta que pasa con las volquetas que cargan basura, entre más las llenan, más basura se desparrama en las calles por efecto del viento. Se dice que se ha iniciado una campaña de limpieza y afanosamente, en efecto, los encargados de efectuarla sacan la basura de ciertas partes y la llevan regándola hasta los basureros en la entrada de la ciudad. Pero nada se hace para limpiar o sacar los terrones, los mocarros que en sus pedestales o desparramados en el asfalto, están afeando a la ciudad al comienzo de la Avenida Manabí. Es decir, que se está andando por las ramas, se está como en ocasiones anteriores dando pasos en falso, golpeando con un bastón de ciego, recetando calmantes o pildoritas para aliviar el mal.


Pero hasta aquí nada se ha hecho para PREVENIR el problema. Hasta este momento, nadie le ha hecho caso al Dr. Macías, que desde hace rato sabe que contra cualquier mal una onza de prevención vale más que mil remedios. Nuestro problema de la basura o la limpieza de la ciudad, no es como recogerla. Y la prueba está en que pese al equipo mecanizado de modernos recolectores, seguimos cochocitos apestosos. El problema de nuestras calles sucias es fundamentalmente como evitar la suciedad y basura. Prevenir antes que tratar de componer. Esto significa, conversar con la gente nuestra para que se haga menos basura y la que es inevitable se la disponga ordenadamente para facilitar su evacuación.

Significa una gran promoción para que los estudiantes, desde Kindergarden hasta los de Universidad tengan plena conciencia de la situación y colaboren a resolverla anticipadamente.

El Municipio debe tratar de sacarle provecho a este problema, intentando una recuperación de la basura como se está haciendo en otras partes. Cosa que es bastante y difícil, pero de ninguna manera imposible.

Significa que debemos pensar con criterios de mayor transcendencia y, por ejemplo, en vez de contratar depósitos de basura que cuestan poco dinero pero enseguidita se destruyen, a la larga, mejor nos convienen depósitos para la basura que aunque cuesten más duren mayor tiempo.

Con lo que solo queda pedirle a Vicente, que si dedica una partecita del esfuerzo que hizo para ocupar el sillón mayor de la ciudad, de seguro que puede hacer de la Ciudad nuestra, una de las ciudades más limpias del Ecuador.

Es decir, que en este callejero problema, no hay que darle vueltas sino dar en el centro del asunto. Tenemos que hacer menos basura. Debemos ponernos de acuerdo para disponer de manera más organizada nuestra basura.

La crisis económica que estamos soportando, ya sería una gran ayuda en este sentido.




Esta chica en realidad estaba desnuda, era un cuento de una sirena que estaba desnuda. Don Jorge, me decía, usted me fotografía desnuda pero no me saca la cara verá. Recuerdo haber usado una fotografía de esta serie, para una campaña publicitaria de un aguardiante que se llama AGUARDIEN TE CEILMACA o algo así; era la abreviatura de la empresa embotelladora.

















La costa ha cambiado mucho, en principio era un puerto vivo, no había nada que contenga la erosión y los barcos llegaban tan cerca que si venía de Bahía, por ejemplo, cuando llegaba había estibadores que cruzaban las manos para formar un “asiento” y así transportaban a los viajeros a la playa sin que se mojen.













Hubo un crimen en el río, entre Picoazá y Portoviejo. Era en un pueblito notorio porque la población indígena se ha conservado bastante pura. Los picoazos son muy reconocibles. Así fui a tomar la fotografía del crimen y ví un grupo de niños que estaban en la otra rivera jugando en el lodo. Se podía ver que estaban divirtiéndose al máximo. Yo les dije: ¡Hey, hey! agrúpense que quiero tomarles una foto. Mi grito y pedido les llamó la atención, pararon de jugar pero todavía estaban muy acelerados. Entonces les dije: Háganse a la idea de que yo les iba a tirar lodo y ustedes tienen que defenderse. Entonces como por arte de magia, cada uno decidió posar. Fue un momento mágico, yo tuve el privilegio de capturarlo con mi cámara. Nota de producción: un afiche tamaño A2 impreso en edición limitada se encuentra en disponible en este libro.



Pelícanos frente a La Isla de la Plata, una isla privada de los Estrada. Cuando se despeja la neblina, se ve la isla al otro lado. Mi papá nos enseñó a nadar desde muchachitos de la manera más práctica posible, él nos amarraba con una soga larga y nos botaba a la corriente, y claro, si nos estábamos hundiendo simplemente halaba la cuerda y nos sacaba.









Mi papá fue un hombre muy especial, el fue médico. Se llamaba Dr. Oswaldo Loor Moreira y recibió la condecoración más alta que el país otorga a un civil. Fundó varios hospitales y fue alcalde de Portoviejo, trabajaba en las montañas de Calceta a lomo de caballo. Tenía uno para él, un mular para cargar las medicinas, y otro mular para un enfermero. Cuando trabajaba para el ejército lo atacó una bacteria que comía carne, que le sacaba tajadas y lo dejaba pelado. Comenzó en el brazo y luego pasó a la nariz. Logró curarse pero le quedaron las cicatrices. Mi padre era muy agradable. Ambos fuimos presidentes del Club Rotario y después de todos los clubes que habían en Portoviejo, uno tras de otro. Mi padre fue el autor del proyecto de Poza-Honda, que fue la primera represa hidráulica del país. Papá defendía el agua, la llamaba “la charca del doctor parrandero”. Cuando regresé de Estados Unidos al Ecuador llevaba una cosa que era ya rarísima. Era una foto de mi papá a colores y era la primera vez que se veía eso en Portoviejo. La gente iba a ver la foto a colores. Había muchos mal llamados “estudios fotográficos” que competían entre ellos, pero conmigo ninguno. Todos eran “minuteros”, es decir con cajón y trípode (lora). En cambio, yo puse un estudio y era una novelería, porque era la primera vez que se podía tomar fotos de una manera más controlada. Así incorporé el “Sonya Studio” con la experiencia de haber estado en Corea y como en el ejército no había como tener cámara era un asunto reservado para los fotógrafos oficiales yo tenía que estar escondiendo las mías.






Mi esposa es la de la foto. Ella es de Manta. Siempre fue una cosa conflictiva, porque ella pertenece a una familia de nobles intocables y yo los acababa. Para mí tenían sus cosas y yo se las decía. ¿Pero cómo vas a decir eso de tal y cual?, me decía. Yo era un provocador, irreverente. Pero así mismo he hecho muchos amigos, eso sí nunca trate de ofender ni de insultar a nadie, sólo era duro y firme en mis opiniones. Yo conocí a mi esposa en el Ecuador y la volví a ver cuando vine acá, a los Estados Unidos. Entonces, fue cuestión de meses para que nos casemos. La casa donde yo vivía era enorme, le alquilaba a una prima. Ahí vivíamos algunos primos, cada uno tenía su propia habitación. Los sábados hacíamos bailes en el sótano. Yo vine como todo emigrante a trabajar acá. Yo tenía varias enamoradas gringas, pero siempre las costumbres son diferentes, por eso cuando me enamoré de mi mujer, fue amor de verdad. Nos casamos aquí. Ambos estábamos en los Estados Unidos y mi mamá vino al matrimonio.




Esta imagen es de la luna de miel en las cataratas del N iagara. Ella no cambió la llanta sino que aprovechando que mi mamá estaba presente las puse a posar para la foto. Era un carro Mercury y nosotros ya vivíamos acá (en EEUU). Yo tuve ese carro por algunos años. Lincoln Mercury, ¡de doce cilindros! Había que ponerle gasolina cada vez que se daba la vuelta al parque.





Mi mamá hacía collares con piezas de tagua. Ella me enseñó el oficio y el amor a la tagua, hemos diseñado piezas en tagua para presidentes, embajadores y hasta para guitarristas españoles famosos. Mi Mamá fue ama de casa dedicada a sus hijos pero integrada de lleno con el mundo social de la ciudad. Vivió hasta los 99 años, y mi papá hasta los 94. Tuvo seis hijos, cinco viven y el mayor murió en el 2015. Yo terminé el bachillerato y me compré un libro que se titulaba EL GIGANTE DEL NORTE sobre Estados Unidos y luego de leerlo le dije a mi papá que me quería ir. Era un libro maravilloso sobre Estados Unidos. En ese país tenía un tío que llegó a ser Ministro de Economía, él me fue a recibir al aeropuerto y me dijo: “sobrino de aquí a mi casa (en New Jersey a 40 minutos) tiene para hablar en español conmigo pero cuando lleguemos a la casa sólo se usa Inglés”. En dos meses ya hablaba inglés. Mis hijos viven en San Francisco, Illinois, Los Ángeles, Virginia y mi hija Silvia en el Ecuador.

































Sonya, mi niĂąa, con los lentes de mi esposa. Ha ido empeorando con los aĂąos.




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