Niños perdidos

Page 16

—De acuerdo —asintió Stevie. —No hay tantas personas realmente malas en el mundo —añadió Step—. No creo que debas preocuparte por eso. —De acuerdo. —¿Por qué has preguntado eso, a fin de cuentas? —Él tenía una pistola. —Claro que tenía una pistola, querido —intervino DeAnne—. Es policía. Tiene una pistola para proteger a la gente como nosotros de la gente mala. —Ojalá siempre tuviéramos un policía con nosotros —deseó Stevie. —Sí, sería maravilloso, ¿verdad? —dijo Step. Maravilloso como una hemorroide. Tendría que conducir a ochenta todo el tiempo. Al parecer Stevie había terminado con sus preguntas. Poco después, Step sintió que DeAnne le palmeaba el muslo. La miró de soslayo. —Lo siento —susurró—. No quise contradecirte. —Hablaste bien —murmuró ella. Step sonrió y le cogió la mano un instante, hasta que necesitó apoyar las dos manos en el volante para coger una curva. No pudo olvidar las preguntas de Stevie hasta que llegaron a Frankfort. Tampoco pudo olvidar sus respuestas. Había impedido que DeAnne enseñara a Stevie que Dios siempre lo protegería de la gente mala, pero luego había prometido que él daría su vida antes de que sus hijos sufrieran algún daño. ¿Pero era verdad? ¿Tenía ese valor? Pensó en los padres que en los campos de concentración habían presenciado con sus propios ojos la muerte de sus hijos, y sin embargo no pudieron hacer nada. Y aunque lo intentara, ¿qué podría hacer Step contra alguien decidido a usar la violencia? Step no sabía pelear, y estaba seguro de que no era una de esas cosas que uno supiera hacer porque sí. Cualquier matón idiota le daría una buena paliza, y sus hijos buscaban protección en él. Debería estudiar karate o algo. Kungfu. O comprar un arma. Para que cuando Stevie tenga catorce años la encuentre en su escondrijo y se ponga a jugar y termine matándose, o matando a Robbie o a un amigo. No, pensó Step. Nada de eso. No haré ninguna de esas cosas, porque soy un hombre civilizado que vive en una sociedad civilizada, y si los bárbaros llaman a mi puerta estaré indefenso. Llegaron a Frankfort y encontraron un Holiday Inn que anunciaba habitaciones libres. Step lo consideró un buen augurio. Oficialmente no creía en los buenos augurios. Pero qué diablos, se sentía mejor tomándolo de ese modo.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.