Ender 05

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Orson Scott Card

Ender en el exilio

Durante un momento Peter la creyó. Fue gratificante ver preocupación genuina en su rostro. Luego se relajó. —Papá y mamá no te lo permitirán —objetó. —Las mujeres de quince años no necesitan el permiso de sus padres para ofrecerse como voluntarias para ir a las colonias. Tenemos la edad ideal para la reproducción, y se supone que somos tan tontas como para ofrecernos voluntarias. —¿Qué tienen que ver las colonias con todo esto? Ender no se convertirá en colono. —¿Qué otra cosa podrían hacer con él? Es la única tarea que le queda a la F.I. y él es responsabilidad suya. Es por eso que lo estoy arreglando para que me asignen a la misma colonia que él. —¿De dónde has sacado esas ideas imasen? —Si ella no comprendía el argot de la Escuela de Batalla, que se fastidiara—. Colonia, exilio voluntario, es una locura. Tu futuro está aquí, en la Tierra, no en los lejanos confines de la galaxia. —Los mundos insectores se encontraban todos en el mismo brazo de la galaxia que nosotros, y no están tan lejos, en lo que a galaxias se refiere —dijo Valentine con formalidad, para pincharlo—. Y Peter, por el simple hecho de que tu futuro esté ligado a intentar convertirte en el gobernante del mundo no significa que yo quiera pasar todo mi futuro siendo tu ayudante. Has tenido mi juventud, me has utilizado, pero pasaré los años restantes sin ti, querido. —Resulta enfermizo cuando hablas como si estuviésemos casados. —Hablo como si estuviésemos en una película antigua —dijo Valentine. —No veo películas —dijo Peter—, así que no sabría decirte. —Hay tantas cosas que tú «no sabrías»... —dijo Valentine. Por un momento sintió la tentación de contarle la visita de Ender a la Tierra, cuando Graff había intentado utilizar a Valentine para convencer a un Ender ya quemado de que volviese al trabajo. Y de contarle a Peter que Graff conocía sus identidades secretas en la red. Hacerlo habría borrado la sonrisa de suficiencia de su rostro. Pero ¿qué ganaría? Lo mejor para todos era dejar a Peter con su inocente ignorancia. Mientras hablaba, Peter había estado realizando sobre la mesa algunos gestos desganados de apuntar y teclear. Ahora veía en su holo algo que le puso más furioso de lo que Valentine le había visto nunca. —¿Qué pasa? —preguntó, dando por supuesto que se trataba de alguna horrenda noticia de ámbito mundial. —¡Has cerrado mis puertas traseras!

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