Humanitas 89

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durante las últimas décadas, y en acordar los futuros nombramientos. A cambio, Beijing reconoce la autoridad del Papa. Asimismo, Greg Burke, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha declarado: “El objetivo del acuerdo no es político sino pastoral, permitiendo a los fieles tener obispos que están en comunión con Roma, pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas”. Se busca ayudar a las iglesias locales para que gocen de condiciones de mayor libertad, de mayor autonomía, de una posibilidad de mejor organización, y así se dediquen al anuncio del Evangelio y a contribuir al desarrollo integral de la sociedad y de la persona. De acuerdo con un comunicado de la Santa Sede, se espera que el acuerdo fomente un proceso de diálogo institucional fructífero y con visión de futuro, y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia Católica en China, para el bien común del pueblo chino y para la paz en el mundo.

Se busca ayudar a las iglesias locales para que gocen de condiciones de mayor libertad, de mayor autonomía, de una posibilidad de mejor organización, y así se dediquen al anuncio del Evangelio y a contribuir al desarrollo integral de la sociedad y de la persona.

El acuerdo no ha sido publicado puesto que tiene un carácter provisional o experimental, por lo que no se conoce el contenido de la fórmula que utilizará: si el gobierno o la Santa Sede escogerán un obispo entre una lista de candidatos presentada por la otra parte, o si el Papa tendrá poder de veto sobre los designados por la APCC.

Este, además de tratar el tema de los nombramientos episcopales, incluye la creación de una nueva diócesis, Chengdé (Hebei, al noreste del país), cosa que no se había podido hacer desde Pío XII, en 1946. Asimismo, el día en que se anunció el acuerdo, el Papa admitió a la plena comunión a los últimos ocho obispos consagrados sin mandato pontificio. El Papa justifica el acuerdo señalando que este responde a la finalidad de “sostener e impulsar el anuncio del Evangelio en China y de restablecer la plena y visible unidad en la Iglesia”. Y continúa, Todos conocéis que, lamentablemente, la historia reciente de la Iglesia Católica en China ha estado dolorosamente marcada por las profundas tensiones, heridas y divisiones que se han polarizado, sobre todo, en torno a la figura del obispo como guardián de la autenticidad de la fe y garante de la comunión eclesial.

El hecho de que se haya firmado este acuerdo da cuenta que el vínculo entre el Papa y la Iglesia en China es un vínculo religioso y no político, y no representa, por tanto, un peligro para la unidad y la paz en el país. Sin embargo, al ser un bien para la comunidad católica que vive en China, es también un bien para todo el país.

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